Disclaimer: Victorious y sus personajes no me pertenecen.
—¿Hablaste con ella cuando yo dormía? —me pregunta Tori mientras vemos a Jade descansar arrimada a la pared de la banca de enfrente. Se quedó dormida poco después de que Tori despertó. Estaba muy cansada, Pero no más que yo, soy la única que no ha cerrado un ojo toda la noche.
—¿Hablar de qué?
—Ya sabes, Cat. Sobre lo que sucedió en el karaoke... Sobre el beso.
—No.
—Mhmm, entonces no piensas hacerlo.
—Lo haré… cuando estemos solas. —Deja salir un bufido frustrado, moviendo la cabeza de lado a lado—. Tori, sé que estás enojada, pero yo no le pedí a Jade que me besara.
—Lo sé Cat, pero ella es tu amiga, tú eres la que tiene que poner los límites —me dice acusándome. Por supuesto, la culpa de todo la tengo yo, porque yo decidí besarme en el baño, y yo decidí también no besarme en el baño—. Es por su culpa que estamos aquí.
—No, no la es.
—¿Cómo puedes decir eso, si ella no hubiera entrado en esa granja ninguna de las tres estaríamos aquí?
—No Tori, no la culpes. Pudo haber hecho mal muchas cosas hoy, no lo voy a negar, pero ella está aquí porque decidió entrar en la granja, yo porque decidí que no dejaría que lo haga sola y tú porque decidiste que tenías que protegerme de mi mejor amiga. Cada una tiene su propia culpa, no puedes solo decir que es la suya y ya.
—Y tú no puedes seguir defendiéndola todo el tiempo.
—No lo hago.
—Entonces, ¿por qué no le dijiste nada? ¡Yo soy tu novia! ¡Ella te besó y tú no le has dicho nada!
—Y no voy a hacerlo hasta que estemos solas.
—¿Por qué?
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué no le has reclamado? ¿Estás esperando a que yo no esté para que puedan reírse juntas de la cara de estúpida que puse al verlas?
—¡¿Qué?! No Tori, y no quiero seguir hablando de esto aquí.
¿Cómo puede creer que yo me burlo de ella a sus espaldas? ¡Aj! Esto es el colmo.
—Jade está dormida, que diferencia tiene.
—Porque no es el lugar y tú estás molesta en este momento.
—¡Con justa razón! Pero como quieras, no le digas nada, igual ya no importa.
—¿Y qué se supone que significa eso?
—¡Qué no lo harás! No tienes intensiones de hablar con ella, no te incomodó y por eso no reclamarás lo que hizo —dice cruzándose de brazos.
—¡No, no lo voy a hacer porque ustedes no tienen un límite en hacerse daño y usan todo lo que pueden en contra de la otra! —respondo muy molesta—. No voy a darles armas para que se sigan atacando, además, lo que yo le diga a Jade, no tiene nada que ver contigo.
—Por supuesto que sí, yo-soy-tu-novia.
—Exacto, tú eres mi novia y ella es mi amiga. Tú no eres ni su novia, ni su amiga y ella no es ni tu amiga, ni tu novia —Vaya, eso fue un trabalenguas, espero que me haya entendido, yo me perdí.
—Eso lo sé.
—Déjala Vega, Cat me mandará al diablo cuando estemos solas, como siempre —dice Jade, que al parecer estuvo escuchándonos todo este tiempo, genial—. ¡Ah! Y no te preocupes, también te dirá sus cuatro cosas cuando ustedes dos estén a solas.
—¡Perfecto! —reclama Tori, callándose otra pelea más con mi amiga— ¿A dónde vas? —me pregunta viéndome levantarme y caminar hacia el otro lado de la celda.
—Voy a intentar dormir un poco.
—¿Y por qué no lo haces aquí, podrías apoyar tu cabeza sobre mis piernas? —pregunta un poco triste de verme partir al lado de Jade. Hace dos segundos estaba tan enfadada, ahora tan apenada, algo le pasa, no sé que es pero… no quiero seguir discutiendo, ya no.
—Creo que por el momento prefiero la pared, pero gracias por el ofrecimiento. —Me acurruco y antes de cerrar mis ojos veo la sonrisa de Jade marcada en sus labios. Es el colmo, la amo, pero también es el colmo—. Más vale que se te borre ese intento de sonrisa, Jade.
—Ya, está bien, tranquila —me responde poniéndose más seria—. ¿Dónde quedaron las reglas?
Las reglas, precisamente la razón por la que no he dicho nada toda la noche.
Cuando Beck y Jade se pusieron de novios habían "momentos" en los que se ponían a pelear peor que papás a punto del divorcio y luego Jade me preguntaba si estaba de acuerdo con ella; Beck no se quedaba atrás y aseguraba que él tenía la razón, siempre queriendo que me ponga de su lado, y todo siempre terminaba en un gran caos de gritos.
Así que un día la cité en mi casa y le dije que no quería volver a ser parte de sus peleas, que Beck era mi amigo también y no me gustaba verlos como gatos y perros, mucho menos tener que ser la que estaba en medio de los dos.
Si tenía que reclamarme algo, lo haría cuando estemos a solas y si quería pelear con Beck se encerrarían en algún lugar, lejos de mi y harían lo que quisieran. ¿De dónde creen que nacieron sus famosas peleas por mensaje de texto? Por lo menos así me dejaban a un lado, a menos que yo entre en medio de una de sus discusiones por accidente, como sucedió una vez en el armario del conserje.
Así fue que nacieron las reglas y dicen así:
Regla número 1. Los problemas entre dos personas no se solucionan entre tres. (Es decir que si son peleas de pareja, solo la pareja puede pelear, si son entre amigos, la pareja no se mete).
Regla número 2. Nada de hablar cosas malas a espaldas del otro. (Podemos contarnos cosas que nos hayan pasado, pero no para burlarnos o humillar a alguien más).
Regla número 3. Todo lo que se hable es confidencial. (Exacto, como en las películas de suspenso, Top Secret, eso quiere decir que si yo le cuento algo a Jade sobre Tori, ella no puede usarlo para hacerle una broma o para conversarlo con Beck, es entre las dos nada más).
Y la última regla, la número 4. Somos mejores amigas y nunca nos dejaremos otra vez, estamos sobre cualquier otra persona, las dos, siempre, sin preguntas. (Esta la puso Jade, quería asegurarse de que, ni ella ni yo, pasáramos nuevamente lo de antes, ya saben, cuando dejamos de hablar y nos distanciamos).
Esta es la regla por la cual no la dejé sola con lo de Herbert, por la cual no voy a empezar una discusión con mi novia frente a ella, porque si las cosas se ponen feas y Tori me pide escoger… No quiero pensar. No quiero admitirlo, pero… No, no quiero.
Mejor sigo contándoles como fue que terminamos aquí.
Salimos del baño con mi mejor amiga a la cabeza, Tori en medio y yo siguiéndolas. Quería hablar con ella ese momento para asegurarme que estaba bien (bueno, no soy ingenua, sé que no lo estaba), pero… quería saber que entre las dos... las cosas, por lo menos, no estaban mal.
—¡Vámonos! —Escuché a Jade decir a los chicos cuando los vio en la puerta del centro comercial.
—Pero... Tenemos que hacer el reto incómodo... —dijo Beck pero se vio interrumpido por Tori que le aclaro que Jade ya se había encargado de aquella tarea—. ¿Qué pasó?
—No quiero hablar de eso, ¿si? Vamos a buscar una estúpida gallina y terminemos con esto —dijo mi novia, algo molesta y desanimada, siguiendo con un paso rápido, no tenía intensiones de parar o regresar por mi.
—Cat, ¿qué pasó? —Beck volvía a preguntar, todos los chicos estaban ya a unos diez pasos en frente.
—Jade me beso y mando el video. Tori esta muy enojada.
—Jaaade. ¡Aj! Debí suponerlo. Lo siento Cat, por... todo.
—No es tu culpa. No deberías disculparte tanto en su nombre.
Ambos suspiramos y él puso su brazo por sobre mis hombros, dándome un poco de apoyo. Lo necesitaba y se lo agradecí.
—No sé de dónde vamos a sacar una bendita gallina, mucho menos a esta hora —me dijo Beck.
—Si no fuera tan tarde, podríamos conseguir un cerdito en la pequeña granja del señor Biggelow —le dije, era cualquier animal de granja vivo, no necesariamente una gallina.
—¿Quién es el señor Biggelow?
—Es un viejito que tiene una mini granja en medio de la ciudad. Tiene varios animales y cosechas caseras. Íbamos allá en la primaria, en las salidas del club de ciencias —le contestó Jade, al parecer nos escuchó hablando— vamos allá igual. Podríamos saltar la cerca y pedir prestado uno de sus bichos.
—Pero él no va a querer a estas horas de la noche. Tú sabes como cuida a sus amigos.
—Es una gallina o un cerdo pequeño, lo tomamos y ya, luego lo devolvemos, no tomará más de veinte minutos. —Insistió y se apresuró a desencadenar la bicicleta, al parecer, en ese momento, ya no le importaba nada más que ganar.
—¡No voy a ir a robar un cerdo! —dijo enérgicamente Tori.
—Nadie va a robar nada, simplemente lo tomaremos prestado —respondió Andre.
—Sin permiso del dueño no es tomar prestado, ¡es robar! —aclaró Tori irritada—. Mi papá es policía, no lo voy a hacer. ¡Este juego se acaba ya!
—¿Ah, sí? ¿Y quién eres tú para tomar esa decisión por todos, eh? —preguntó Jade regresando para enfrentarla.
—¡Soy la imbécil que acaba de ver como besan a su novia en el baño de un centro comercial!
Andre y Robbie se quedaron con la boca abierta cuando escucharon lo que había sucedido y Beck solo bajo la mirada, negando con la cabeza, por la actitud de su novia.
—¡Ah, de eso no tengas dudas! ¡Eres una idiota, Vega!
—¡JADE! —gritamos Beck y yo al mismo tiempo.
—Falta un estúpido reto, ¡uno! Vamos a ir y a terminar esta ridiculez, porque me rehúso a aceptar que todos pasamos la noche entera, en este jueguito inútil, gracias a tus tontos miedos por Cat, y nada de lo que pasamos valió la pena —le dice mirándola a los ojos a menos de diez centímetros de distancia—. Si quieres quedarte aquí, hazlo. Nosotros nos vamos.
Vi como Beck se apresuró a alcanzarla para hablar con ella y en el camino les hizo una seña a Andre y a Robbie para que nos dejaran a solas.
—Tori, terminemos esto, ya falta poco.
—¡No Cat! No vamos a ir, si Jade quiere arruinarse la vida que lo haga sola.
—En esto estamos todos juntos, yo creo que debemos seguir a Jade y...
—¡Jade, Jade, Jade, Jade, Jade! ¡Basta! ¡¿Por qué tienes que hacer todo lo que te dice?! ¡Por Dios, ten algo de personalidad Cat, pareces su perrito adiestrado!
No podía creer lo que mi novia acababa de decirme, mi novia entienden, ¡mi novia!
Agaché la mirada y estuve a punto de llorar pero paré, hay algo que Jade siempre repite, es como su lema: "si alguien te lastima, jamás permitas que te vea llorar". Es la primera vez que vi a Tori perder la paciencia conmigo y decirme cosas hirientes. No fue agradable y entiendo que le ganó su frustración, sin embargo, Jade tiene razón, llorar no borraría lo que dijo, ni arreglaría las cosas.
—Maldición —susurró arrepintiéndose inmediatamente—. Lo siento Cat, de verdad, perdón. No sé ni por que lo dije... Bueno… Miento, si lo sé pero...
—Tori, si quieres quedarte está bien. Yo te lo dije en la tarde, cada uno de nosotros tenía que decidir esto por si mismo, no voy a dejar a Jade sola ahora —le respondí con la mayor calma que pude encontrar—. Sé que estas enojada y te entiendo, yo también lo estoy, pero ya habrá tiempo de hablar. —Y así nada más, comencé a caminar en dirección a mis amigos que llevaban las bicicletas a un lado mientras caminaban hacia la esquina para tomar la calle principal.
No regresé a verla, sé que se quedó pensando en que hacer y le tomó largo rato decidir unirse al grupo otra vez. Los cinco estábamos ya planeando como entrar por Herbert cuando la vimos llegar y estacionar su bici al lado de las demás.
—...entonces, voy yo y tomo al cerdo, se los paso por debajo de la reja que da a la calle principal y regreso aquí para salir —explicaba Jade al todos antes de entrar a la propiedad.
—¿Y por qué no sales por donde nos vas a pasar al cerdo? Sería más rápido —preguntó Robbie.
—Porque son rejas verticales, no puedo escalar por ahí.
—¿Estás segura de que no te vas a perder ahí dentro? —preguntó Beck preocupado.
—No es un lugar tan grande y no creo que haya cambiado mucho...
—Si cambió, los establos de los cerdos estás del otro lado de la laguna de patos.
—¿Hay una laguna de patos? —preguntó Jade, al parecer le sorprendía que hubieran más que gallinas, cerdos y conejos, como cuando éramos niñas.
—Sí, vengo seguido con Derek, el es amigo del señor Biggelow.
—Entiendo, explícame por donde ir.
—Será mejor que vaya contigo, así podremos regresar más rápido.
—Okey, vamos entonces.
—¡No! Cat, te lo suplico, no vayas, explícale como llegar y punto.
—¡Diablos Vega! ¿Por qué te metes? ¿No dijiste que no querías seguir haciendo esto? ¿Qué haces aquí?
—¡Sí, lo dije y aun creo que es estúpido!
—¡Entonces, Lár-ga-te!
—Yo soy su novia, tengo derecho a preocuparme por ella y aconsejarle mejor que "su mejor amiga".
—¡Basta chicas! —dijo Beck, poniéndose en medio.
—¡No, ya es suficiente! No fuiste tú quién dijo esta tarde, que debía ser más enérgica con mi novia —respondió Tori, dejando saber que hablaron de mi. Perfecto, las dos mujeres que más quiero en el mundo peleándose a mis espaldas, ¿no bastaba con que lo hicieran frente a mi?
—¿Y lo hiciste? No...
—¡Silencio! —grito callándolas—. Tori, espéranos aquí, apenas salgamos de la granja, hablaremos tú y yo.
—¡Uy, miren a quien la van a retar! —dijo Robbie con la voz de Rex, sin darse cuenta de que ni siquiera lo tenía en brazos, a veces me pregunto si solo usa ese muñeco para decir lo que en realidad está pensando.
—Cállate Rob —murmuró Andre queriendo mantener la discusión al mínimo. Ya era suficiente con las dos mujeres alfa, como para que nos peleemos todos los demás.
—Vamos Cat, no perdamos más el tiempo. —Se dirigió a la pared y empezó a escalar el empedrado.
Yo la seguí muy de cerca, quería de una vez terminar todo y volver a casa, nada más importaba. Al pasar mi pierna por el filo de arriba de la pared, vi que Tori escalaba también. No quise detenerla, si ella se siente más tranquila viniendo con nosotras, que lo haga.
Una vez abajo, encendí la linterna de mi teléfono celular y tomé la delantera, dirigiéndome hacía los establos, pero como era de imaginarse se armaría una discusión más cuando Jade la vio adentro con nosotras.
—¡Oh por Dios, no entiendes!
—Ya está Jade, vamos por Herbert.
—¿Creías qué iba a dejarla sola contigo? Ni loca —responde Tori mientras seguíamos caminando. Prefería no entrometerme más, no ayudaría en nada.
Llegamos pronto y como lo supuse los dos cerditos bebés dormían a un lado de su hermano mayor. Amo los cerditos, son unas perfectas bolitas deformes con una cola de resorte y se ven tan tiernos al dormir.
—No tomes a los más pequeños —susurré para no despertarlos—. Herbert es el de ahí —le dije apuntando.
Jade asintió y pasó por sobre la pequeña cerca del establo, caminó despacio y tomo al cerdito en manos. Él es mi favorito, siempre es muy tranquilo y casi nunca llora o hace ruido, por eso era perfecto para pedirlo prestado.
—Sostenlo Cat.
—No, espera, tú tienes la linterna, yo lo tomo —dijo Tori acercándose a Jade, pero ya que ambas estaban tan tensas, el cambio de manos no fue de lo más sutil y Herbert empezó a revolotearse en sus brazos.
—¡Tómalo fuerte Vega! —gritó Jade molesta sin darse cuenta de que estaba despertando a todos los demás animales.
Los bebes empezaron a llorar, su madre también despertó y empezó a quejarse. Jade se apresuró a salir de ahí antes de que le hicieran algo los animales y Tori… ella se puso tan nerviosa que Herbert se escabulló de su abrazo y salió corriendo por la granja.
Estaba todo tan oscuro que ni con la linterna pude ver a donde se fue.
—¡Eres una inútil! No sé ni para que viniste…
—¡Para que no metas a Cat en problemas, por eso vine!
…Seguían peleando, cada vez más alto, ya ni se daban cuanta de que no solo estaban despertando a todos los animales, sino también al señor Biggelow, que encendió las luces de afuera de su casa para salir a ver que sucedía.
En ese momento, ambas se asustaron y se callaron pero ya era demasiado tarde. Aparentemente, activamos alguna alarma sin darnos cuenta porque pronto escuchamos como las patrullas estacionaban frente al portón principal y oficiales se apresuraban a abrirlo para buscarnos.
Tratamos de escondernos, pero de que sirve hacerlo cuando un murmuro de acusaciones nos delataba. Finalmente los policías nos encontraron y nos pusieron las esposas.
El señor Biggelow me vio antes de que nos subieran a la patrulla y se acercó para preguntarme:
—Por Dios, mi pequeña, ¿qué haces aquí?
—Es un malentendido… no estábamos haciendo nada malo —le dije esperando que me creyera.
—Tranquila hija, llamaré a tu hermano para que te encuentre en la comisaría y aclaremos esto.
Sin más partimos en el auto y llegamos aquí.
Vaya noche, jamás debí haber aceptado ir al parque; arrastré a todos conmigo y terminamos tras las barras de una celda. Estoy de acuerdo con Jade, tengo mucho talento… para arruinarlo todo.
—¿Cat Valentine? —Escucho a uno de los guardias llamarme y me pongo de pie de inmediato—. Tienes visita. —Me acerco a las rejas, junto con Jade y Tori.
—¡Derek!
—Hola princesa. —Me saluda como siempre, mi hermano es dulce, me cuida y me mima mucho. Yo lo amo—. Mira, seré rápido —dice viendo a los lados y bajando la voz—. El señor Biggelow no presentará cargos, logré convencerlo de que saltaron a su propiedad para esconderse de unos ladrones que las estaban siguiendo.
—¿Y cómo lograste eso? No estuviste ahí.
—Le dije que recibí tu llamada a unas cuadras de la granja y yo les di la idea de saltar la cerca —nos cuenta, tranquilizándonos un poco, por lo menos no tenemos que preocuparnos por eso—. ¡Oh! Por cierto, felicitaciones en lo que sea que estuviesen haciendo.
—¿A qué te refieres? —le pregunta Jade.
—Cuando llegué, Beck me explicó lo de los retos, encontré a Herbert cuando entraba a la granja y se los pasé. Hicieron lo que sea que tenían que hacer y me lo devolvieron después de unos minutos. Cuando el señor Biggelow lo vio en mis brazos se tranquilizó y me aseguró que se encargaría de rechazar cualquier culpa que quisieran atribuirles, así que tranquilas por eso.
—¡Gracias a Dios! —dice Tori, respirando con alivio.
—Tranquilas, la policía llamó a nuestros padres, así que solo están esperando que den las nueve de la mañana para dejarlas ir con ellos.
—Papá me va a matar —Tori se lamenta, y no es para menos, su papá es oficial de policía. Todo esto le traería problemas no solo a Tori, sino a él también.
—No te preocupes, tu papá está en realidad bastante agradecido de que hayan encontrado un lugar seguro de esos "ladrones" —dice citando con los dedos—. Estarán bien, ahora me voy, que me dejaron entrar como un favor. Conozco mucho a los guardias de aquí.
Nos despedimos y finalmente se marchó con mucha tranquilidad, saludando a sus tan conocidos "amigos".
—¡Bien! Ganamos entonces, seguro que ganamos.
—¡¿Eso es lo que más te importa?! —le grita Tori—. ¡Pudimos haber estado en graves problemas, por tu necedad! ¿Y festejas que ganamos el estúpido desafío?
—¡Okey, ya me hartaron las dos! —grito e inmediatamente trato de tranquilizarme para hablarles—. Han pasado peleando toooda la noche, culpándose, insultándose, faltándose al respeto y todo en mi nombre.
Ambas me miran sin decir una palabra porque creo que tengo una cara muy enojada… no, no, no, ¡estoy enfurecida!
—Ya que ninguna de ustedes puede respetar a la otra lo suficiente como para que llevemos la fiesta en paz, es hora de escoger entre las dos.
—¿Qué? —preguntan al mismo tiempo.
—Sí, lo siento, pero no puedo más con todo el estrés, esto se ha vuelto una pesadilla y ya no quiero volver a escuchar una sola pelea. Si eso significa que me quedo con una de ustedes, pues que así sea.
—Lo siento Vega, pero Cat y yo tenemos reglas.
—No Jade, al diablo las reglas —digo enérgica, no me gusta maldecir pero como dice mi hermano: «todo en la vida tiene, al menos, una excepción».
—Tori le sonríe creyendo que ya elegí y ella ganó.
—Y Tori, no festejes tan pronto. —Ambas regresan a verme preocupadas, sin saber que haré, pero lo he pensado toda la noche y estoy segura de que esta es la única forma de hacerlas entrar en razón.
—¿A quién eliges entonces? —pregunta Jade, mirándome nerviosa.
—Yo no elegiré… lo harán ustedes mismas.
—Disculpa, ¿qué? ¿Cómo se supone que haremos eso? Las dos queremos quedarnos contigo —me pregunta Tori.
—Pues, analícenlo juntas. Vean quién de ustedes es la que más me necesita, quién es la que más me quiere, pero sobretodo quién es la más egoísta.
—¿Egoísta? —responden las dos, parece que solo ahora es que se ponen de acuerdo.
—Sí, quién de ustedes es la que no puede, por un momento, imaginar que yo las necesito a ambas en mi vida… Decidan a quién es a la que menos le importa lo que yo en realidad siento, o lo que yo quiero —les explico y ellas se quedan heladas—. Piensen bien, porque a la que elijan será la única en mi vida, la otra… es una pena, pero no volveré a cruzar palabra con ella.
—¿Cat Valentine? —dice el guardia nuevamente—. Ven conmigo, tus padres están esperándote afuera.
—Key, key —le digo al oficial y regreso a verlas—. Espero que sepan elegir y me den su respuesta a más tardar hoy noche. Sino me olvido de las dos —digo y sacándome la chaqueta de Jade se la entrego. Tomo mi saco y salgo de la celda con el encargado.
Lo último que veo de ellas es sus caras de duda, por lo menos ya no estaban peleando.
El viaje a casa es corto, mamá y papá estaban preocupados y me insistieron que no salgamos a comprar comida en la noche con mis amigas, que para eso está el servicio a domicilio, pero no me castigaron, solo me recomendaron que use mejor mi sentido común. Si tan solo supieran que su hija pasó la noche recorriendo la ciudad, porque quería vivir una aventura, no lo creerían, aunque pensándolo mejor, lo creerían, pero me castigarían de aquí al más allá.
Entro a casa y mamá me pide que tome un baño y me acueste a dormir. Sabe que no tuve una buena noche por las grandes ojeras que tengo. Me lo dijo en el camino:
—Amor, pareces un fantasma.
Sí, lo era, necesito dormir.
...
Son las seis de la tarde y pasé en cama desde que salí de la ducha.
—Hija, Jade está aquí —menciona mamá, abriendo la puerta de mi alcoba.
Perfecto, es hora de la verdad, veamos si entendieron el mensaje.
—Hola —dice entrando a mi habitación y cerrando la puerta.
—Hey… ¿entonces? —le pregunto. No tiene una cara muy animada, está triste… Creo que esto no salió como lo tenía planeado.
—¿Amigas?
—¿Amigas?
—Sí, amigas —dice ya sin preguntar, al parecer ganó Jade. No entendieron nada, ¡nada!
—Estás jugando conmigo, ¿verdad?
—No Cat. Lo siento.
—Esto no era lo que tenía que pasar —susurro desalentada.
—Lo sé, te entendí perfectamente cuando diste el sermón del egoísmo, pero Tori no.
—¿Y tú ni siquiera trataste de explicarle? —digo sentándome en mi cama, con una gran pesadez en el estómago.
—Sí, lo hice, aunque no me creas. —Hace una pausa grande como tomando valor para continuar—. Jamás pensé que Tori dudara tanto de…
—¿De mí?
—De su relación.
No digo nada, no lo entiendo, pero sí… yo sabía que algo le pasaba cuando fui a recostarme contra la pared. Lo vi un segundo en sus ojos, fue como si estuviera confirmándose a si misma, que la dejaría, que de esto no salíamos bien juntas.
—Cat, Tori piensa que… que tú sientes algo más por mí.
—¡¿Qué?!
—Lo sé, me tomó por sorpresa también. Claramente lo viene pensando desde hace tiempo, no sé, el beso debió confundirla más —dice tomando asiento a mi lado—. Pero fue muy clara, apenas saliste de la celda y cerraron la puerta, empezó a llorar y me dijo que olvide lo del egoísmo, que ella sabe que soy más importante en tu vida, que tú me "amas" sin saberlo y que me necesitas más que a ella.
—¡Es una boba, como voy a amarte así! Tú eres mi amiga, por supuesto que te amo, pero como una hermana, no como una chica. —Bueno, Jade es una chica pero ese no es el punto.
—Traté, lo juro, de explicarle que lo que querías es que intentemos encontrar un punto en el que nos puedas tener a las dos en tu vida, sin que sea la tercera guerra mundial. No que en realidad elijamos a alguien por ti —dice con tanta pena que hasta me sorprende después de la noche que acabamos de pasar. Jade puede dar a entender que la odia y la detesta, aún así, sé que comprende cuanto quiero a Tori. Lo sabe, porque lo hemos hablado en muchas ocasiones y ella me ha dicho (la mayoría de veces sin querer), que me ve más feliz desde que estamos de novias—. Tori no quiso hablar más, sus padres vinieron por ella y la llevaron, dos minutos después vinieron los míos.
—Así que no lo discutieron más.
—Acabo de venir de su casa, pero ni siquiera quiso recibirme… ¿Cat? Siento lo del beso, fue estúpido… Te falté al respeto y… Yo provoqué esto.
—Jade, hablemos las cosas como son ahora que, por fin, estamos solas.
—Te escucho —dice resignada, no es la primera vez que tenemos discusiones de amigas, aunque nunca es tan... fácil hablar con ella. Seguro es por lo mal que se siente, pero yo debo concentrarme y decirle las cosas que quiero aclarar.
—Tori es mi novia, te guste o no, mi novia, no tienes decisión en eso, así como yo no la tuve cuando elegiste a Beck o a Lalo. —Lleva sus labios adentro de su boca haciendo una mueca de resignación y mirando hacia sus botas rojas—. Nadie me besa aparte de ella, entiendes, nadie. Si tenemos una obra en la escuela es una cosa, pero nadie tiene derecho a robarme un beso, ni siquiera tú, ¡nadie!
—Lo sé.
—Yo no estoy gritándole a Beck y diciéndole cosas desagradables, ¿por qué no puedes darme el mismo respeto? No estás gritándole a la Tori de antes, ¿sabes? Le estás gritando a mi pareja, estás tratándome mal a mi, a Tori le resbalan tus comentarios, a mi no.
—Lo sé.
—¡No, no lo sabes! Porque si fuera así hace semanas que hubieras parado tus juegos… Tú y yo tenemos reglas Jade, nosotras sobre cualquier otra persona, las mejores amigas, pero si te vas a comportar como mi enemiga, entonces las reglas cambian.
—Entiendo… y lo siento. Sé que tienes razón, fui… lo siento Cat.
—Ya no importa, esta charla la teníamos pendiente y tú lo sabías, solo espero que cambies, porque yo no quiero perder a Tori.
—¿Y qué hacemos entonces?
—Por favor, llévame a su casa.
—Vamos —dice poniéndose inmediatamente de pie—. En realidad lo siento y... trataré de cambiar... No, lo haré, cambiaré —Me asegura. Eso espero, sino tendré que en realidad escoger y tal vez me quedo sin ninguna—. ¿Quieres saber algo?
—¿Qué?
—Adivina quienes eran los SPFS.
—Ya lo sé.
—¿Qué? ¿Quién te lo dijo? Yo me acabo de enterar por Beck en la mañana.
—Es un poco obvio, lo entendí cuando compré los uniformes de niñas exploradoras y me fijé en la etiqueta de las camisetas. Eran las iniciales de la marca... —digo tomando mi suéter y caminando hacia la puerta junto a ella—. Su Profesor Favorito Sikowitz, SPFS.
—Pudiste decírmelo antes.
—Todavía no se arruinaba la noche… tanto, y la aventura hubiese perdido el gusto.
—¿Quieres saber otra cosa?
—¿Qué?
—Soy muy afortunada de ser tu amiga… y... te quiero.
—Vámonos ya, no vaya a ser que se acabe el mundo —le digo entre risas, me agrada cuando me lo dice, así sea en muy pocas ocasiones, siempre es lindo escuchar que te quieren, siempre.
—Cállate — se ríe conmigo.
—Es que tu dulzura es como una señal del anticristo o algo así —le digo subiendo a su coche y partimos para casa de mi… no sé si novia todavía.
—¿Quieres que te espere? —me dice apenas parqueamos.
—No, ve a casa y descansa, yo tengo que arreglar esto con Tori a solas.
Bajo del auto con un «¡buena suerte!» de mi mejor amiga y me dirijo pronto a la puerta.
—Hola Cat —dice Holly invitándome a pasar.
—Buenas noches, señora Vega, ¿podría hablar con Tori?
—Está dormida, pero sé que le alegrará verte —me contesta muy amable, esto es raro, sobretodo con sus problemas aceptando que su hija tiene novia—. Pasó muy decaída todo el día, me imagino que la asustó mucho su noche en el retén policial. Lloró todo el camino a casa y creo que se durmió todavía haciéndolo.
—Lo siento tanto.
—¿Tú, como estás?
—Un poco mejor después de dormir.
—Me alegra que hayan estado las tres juntas anoche, no sé que hubiese hecho si alguien le hacía daño a mi hija —dice sin saber que probablemente, no, definitivamente yo soy la razón por la que su hija está tan mal—. Gracias Cat. Puedes subir a verla y… no se preocupen por dejar la puerta abierta.
Wow, eso es un avance enorme… nunca tenemos permiso de pasar a solas tras puerta cerrada. Tal vez hoy en la mañana, en la comisaría, volvió a hablar con mis padres.
Subo y recorro el pasillo, todo está tranquilo ya que el papá de Tori y Trina salieron a entrenar, siempre lo hacen los sábados por la tarde.
Abro su puerta y la veo ahí, hecha bolita en la cama cubierta con la frazada violeta que le regalé por su cumpleaños hace un par de semanas.
Cierro la puerta y me quito los zapatos para recostarme suavemente a su lado. No quiero despertarla aún.
La observo por unos minutos y veo que su almohada está mojada, y no es saliva, aunque eso suele suceder, a veces te duermes con la boca abierta y pues… babeas, pero estas son lágrimas porque esa humedad está justo debajo de sus ojos.
De repente los abre y me mira, no dice una palabra, solo me contempla.
—Eres un poco boba, ¿sabes?
—Cat…
—No, vamos a hablar de algunas cosas y quiero que me escuches sin interrumpirme. —Ella cierra los ojos y asiente. Odio verla así, siento una punzada en el pecho viéndola tan triste.
—Antes que nada, no siento algo por Jade, somos amigas y nada más, yo no estoy enamorada de ella.
—Pero…
—No, sin interrupciones… —la corto de inmediato—. Yo… —¿Lo digo? Sí, tengo que hacerlo, tengo que hacerle entender la verdad, además lo siento, lo sé, no es la primera vez he querido decírselo, lo he pensado hasta el cansancio. Bueno aquí vamos—. Yo te amo, Tori —digo y ella abre los ojos con sorpresa—. Sé que es apresurado decirlo, pero de verdad, sé que te amo. No quiero a nadie más como novia, no quiero a nadie más contigo tampoco. Te quiero a ti, nos quiero a las dos juntas, pasear por el malecón tomadas de la mano, o jugar a una pelea de almohadas, o tomar helado mientras vemos las estrellas desde tu jardín... todo, lo quiero todo contigo —le aseguro mirándola a los ojos.
Paso mi brazo por sobre su cuerpo y me acerco más a ella. Me gusta sentir su calor, trazar líneas en su espalda, aunque ahora no es el momento para hacerla saltar sin control.
—No me gusta que discutas tanto con Jade. Ella es mi amiga, la mejor, la persona en que más confío después de mamá y… nunca la voy a abandonar, ¿entiendes? —Asiente liberando más lágrimas de sus ojos—. Al parecer no lo haces, porque lo que les dije hoy fue un plan para que ustedes se den cuenta de que las quiero a las dos y que no es justo que me pongan en medio haciéndome sentir como si en realidad tuviera que elegir.
—Pero… ella es tu mejor amiga, yo jamás podré siquiera compararme con lo que ella significa para ti.
—Pero yo no las comparo, no tengo por qué hacerlo, tú eres mi novia y ella mi amiga, son cosas distintas. Además, las dos tienen todo mi corazón, ella ocupa el lado de la amistad y tú el del amor.
—Pero Jade y yo jamás nos entenderemos…
—Lo harán, lo sé, porque las dos me quieren y les gusta verme feliz. Así que encontrarán la forma, tal vez tome tiempo pero lo harán.
—Entonces… ¿No escoges a ninguna?
—Las escojo a las dos, tontita —le digo con cariño, acercándola más a mi—. Tú eres mi Tori, ella mi Jade... —¿Que acabo de decir?—. Pero no le digas que le dije "mi Jade", porque me saldrá con su discurso de que ella no le pertenece a nadie y que la libertad y todas esas cosas que no quiero escuchar. —Suelta una risa que me ilumina el rostro, así me gusta verla, tenerla a mi lado. Así sé que ella también me quiere, que tal vez…
—Te amo, Cat.
Me acercó y le robo un beso… salado, pero un gran beso sin duda.
—¿Estamos bien entonces? —me pregunta abrazándome también.
—Sí, y no quiero que vuelvas a pensar que siento algo por Jade. A mi el incesto no me gusta, ¿okey?
—Está bien —responde riendo—. Así que ganamos los retos, ¿se puede saber que pasa ahora?
—Ahora, nos olvidamos de eso. El lunes lo hablamos con los chicos —le digo cambiando el tema, ya tuvimos bastante de todo eso.
Como dice mi hermano «Ya lo pasado, pasado». No, esperen, creo que ese no fue Derek… pero no recuerdo dónde lo he escuchado, en fin, no importa.
—Creo que debería ir a casa y descansar, mañana tenemos una gran cita y no quiero quedarme dormida en medio espectáculo.
—Es verdad, nuestra celebración de mesesario.
—Sí, llamaré un taxi.
—No, no todavía, quédate unas horas, todavía es temprano y estoy segura de que podemos pedirle a papá que te lleve a casa después de merendar.
—Está bien —digo acariciando sus mejillas—. ¿Dormiste algo?
—No, no pude conciliar el sueño. Me la pasé pensando en ti.
—Bueno, ahora hagámoslo juntas, yo también estoy agotada, aunque dormí toda la mañana y la tarde.
—Seguramente no lo harás en la noche.
—No importa, mejor así. Podré escribir el ensayo de Sikowitz.
—Yo ya lo terminé, pero creo que con este nuevo final, tendré que reescribirlo...
—Espera. —La interrumpo porque acabo de recordar algo—. Te traje un regalo.
—¿Qué es? —Busco en el bolso de mi suéter y saco un papel doblado que tomé del velador antes de salir de casa—. ¡Tú cielo estrellado!, te quedó muy bonito, en realidad tienes mucho talento, bebé.
Sí, tengo talento para arruinarlo todo, para volver a arreglarlo, pero más que eso, tengo suerte.
Hay dos mujeres en este mundo que me quieren tanto, que están dispuestas a arrancarse los pelos por mi, una familia que me acepta, un hermano que me protege y amigos que me consideran lo suficientemente importante como para atreverse a ir a una aventura conmigo sin importar lo que pueda pasar.
Realmente soy afortunada y como un gran pensador dijo un día «La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en quien menos lo espera» y vaya suerte que tengo, que justo me encontró a mi.
Nota de autor:
No me culpen si esto acabó meloso, dulce y super Disney. Culpen a la suerte que ayer y esta noche me dejó escribir sin cansancio.
(Yo amé su final porque siempre fue como quise terminarlo y tengo suerte que no cambió en medio del camino).
Espero que les haya gustado la historia. Aunque seguro muchos de ustedes se concentraron más en el juego que en las relaciones de Cat, siempre fue la intensión explorar las dificultades de sobrellevar una gran amistad con una gran relación, sobre todo cuando ambas chocan y que mejor que crear una situación que esté llena de problemas.
Me gustaría leer sus opiniones. Si necesitan maldecirme porque no les gustó, adelante; si quieren decirme que les gustó o que tal vez no tanto, pero quieren dejarme un comentario, será bienvenido y si no quieren perder el tiempo con letras, qué tal una ":)" o una ":(". Todo será bien recibido.
Gracias por leer, siempre. Su tiempo es oro y espero no haberlos hecho perder mucho aquí.
¡Suerte siempre y adior!