¡Ciaossu!
Después de mucho tiempo...Estoy de regreso nwn
Sé que me extrañaron de alguna manera o3o, lo sé. Ya estoy en la época de la preparatoria y cada vez es más difícil...Pero aquí estoy. Bueno, esta vez les traigo un proyecto que ya tenía pensado desde hace mucho tiempo. Un conjunto de One-shots relacionados con los pecados capitales :D... Seh, este tipo de ideas se te ocurren cuando miras un programa de televisión y hablan de dicho tema ,en el cual personas se disfrazan de los pecados y bla-bla-bla...Por cierto, eran muy buenos disfraces.
Y pensé... "¡Los haré con Detective Conan!" Un anime muy querido por mí.
El título se lo puse recordando la canción de "Nanatsu no ko", creativo, ¿no? :v
Pecado: Envidia.
Personajes de DC: Shiho Miyano/Ai Haibara.
Raiting: Normal, nada raro.
Declaración: Detective Conan no me pertenece, todos los derechos de autor van para su creador Gosho Aoyama.
¡Disfruten!
"Envidia"
.
.
.
Era sábado por la noche.
Shiho Miyano vestida con abrigo verde, falda café y zapatillas negras. Salió a caminar, hoy no era un día muy preferible para ella.
Miró el cielo nocturno.
Era inmenso, como una cortina de terciopelo negro con pequeños puntitos brillantes. Y así, siguió recorriendo por largos ratos las calles de la ciudad de Beika y la inundaba la nostalgia. Entonces se dirigía a un bar, que no recordaba cuando fue la primera vez que fue ahí, sólo sabía que lo visitaba seguido, convirtiéndose en una cliente frecuente y se pasaba todo el tiempo a tomar Ginebra.
Mucha, mucha, mucha Ginebra.
El profesor Agasa y el ex novio de su hermana Akemi, cuyo verdadero nombre era Akai, le recordaban de forma constante que era sumamente perjudicial para su salud, pero ella, testaruda y obstinada como era, las palabras no llegaban a ser escuchadas por sus oídos sordos. También le comentaban que se parecía a Kogoro Mouri, pero ella seguía ignorando. Continuando así con su rutina. Comúnmente, se quedaba seis o siete horas en aquel bar, tomando en tranquila soledad una botella tras otra sin parar. Los demás clientes del bar no se atrevían a acercarse o molestarle. Y más, si aquel sujeto de gabardina negra, estaba afuera del bar, cuidándola.
Podrían estar ebrios, pero no estúpidos.
Pero Shiho nunca se dio cuenta de la presencia de ese hombre, estaba demasiada concentrada en beber… Inclusive cuando se sentía más deprimida de lo normal, entonces se quedaba por mucho más rato. Casi al amanecer del día siguiente. Y hoy era una de esas ocasiones, en las que se sentía sumamente mal. El bar siempre era el mismo, todos la conocían. Cuando entró, una chica de cabello azabache recogido por una coleta, le saludó con un ademán. Shiho respondió con un ladeo de cabeza y se fue hasta la última mesa del rincón.
La más alejada de toda las demás. Esa era su mesa.
La chica se acercó a ella con familiaridad, y sonreía teniendo entre manos una libreta y un lápiz.
—Buenas noches, Shiho-chan. —le saludó— ¿Qué vas a ordenar hoy?
—Sabes que es lo de siempre. —respondió Shiho con tono seco, pero cordial.
—¿Ginebra? — preguntó.
La joven Miyano asintió
—¿1895?
Shiho ladeó la cabeza en negación. Apoyó su cabeza en su muñeca reclinada y suspiró. Necesitaba algo fuerte para esta noche, algo sumamente fuerte.
—Gordon´s.
La camarera la miró con curiosidad y después con asombro. Hacía ya un tiempo que esa chica frecuentaba su bar, aunque no tenía aspecto corriente y rebelde —como todos los demás clientes—, era lo contrario: rasgos finos como el de una muñeca, cabello claro y ojos que eran como dos esmeraldas, parecía de una familia adinerada…Entonces, ¿Qué hacia aquí? Todas las noches bebía mucho, grandes cantidades de alcohol y nunca problemas.
También el dueño del bar lo había pensado, esa chica no era alcohólica sino hasta que llego a su bar. Conocía muy bien a ese tipo de personas. Sus años de experiencia no eran en vano. Teorizó que esa joven estaba pasando por una profunda e intensa depresión, tenía esa mirada llena de tristeza y vacía. Y la camarera se sorprendió, esta vez había pedido una marca de Gin verdaderamente potente.
Suspiró.
Ella no tenía que entrometerse en la vida de sus clientes, no era parte de su trabajo.
—Está bien —dijo la camarera de cabello negro y anotó la orden en la libreta—. Te la traeré en breve.
Se marchó, dejando a Shiho sola con la amargura que la rodeaba por completo. En esa noche se sentía como una verdadera mierda andante. Olvidó aquello y se concentró en la demás gente del bar. Eran personas corrientes, los muchachos eran indecentes al igual que las muchachas que les acompañaban.
Se escuchó un carraspeo. La científica se giró y vio que su orden ya había llegado y la mujer estaba esperando el pago. Sonrió nerviosa y le colocó los billetes en la charola y nuevamente se marchó. Los ojos le destellaron al ver la botella. Tomó la Ginebra, la destapó sin esfuerzo alguno y la levantó hacia el vacío.
En un gesto de brindis…
—Feliz cumpleaños, Kudo-kun. —dijo con un horrendo nudo en la garganta.
Dio el primer trago de la noche. La bebida se deslizo ardiente por su garganta y después llegó un sabor amargo, dejando su paladar seco como un desierto. Ya estaba acostumbrada al sabor, y lo que le esperó fue una enorme satisfacción.
Era sábado, cuatro de mayo. En que se conmemoraba el cumpleaños veintisiete de Shinichi Kudo, su mejor amigo y que fue su compañero, al único que había amado y amaría. ¡Por supuesto! Había sido invitada a la mencionada celebración, pero no tenía valor suficiente para resistir verlo feliz con ella.
Con Ran Mouri.
Entonces prefirió largarse a un bar para ahogar sus penas. Digno, ¿no? Se preguntó si aquella mujer tan parecida a Akemi, le estaría tratando bien, si sería feliz. Lo más probable era que sí, y lo sabía. Que en estos momentos estaría divirtiéndose, lleno de lujos que se merecía, siendo tratado como un rey que era y siendo feliz como siempre, siempre se lo había merecido.
Y Ran estaría con él, haciéndole el hombre más feliz de la tierra.
Tomó otro trago… largo. Ya lo había aceptado que esa constante amargura que sentía en la boca, le hacían llenarse de ira y le hacía perder el control, era inmensa envidia.
Enorme y pura envidia.
Envidia de Ran Mouri.
Envidia de que ella lo tuviese, que tuviese todo su amor, entrega incondicional, preocupación, devoción sólo para ella.
Que él sufriese, riese, incluso llorase y se alegrará únicamente por ella. Sus pensamientos, sentimientos y palabras sólo estuvieran dedicados a ella. Que su felicidad dependiera de lo que ella dijera. Shinichi era todo para Ran…y…Ran…todo para Shinichi. Exactamente, eran como dos piezas de un puzzle hechas para encajar. Aunque le doliera admitirlo. Kudo había nacido para ser el consejero, amigo, novio y marido de Ran durante toda su vida. No tenía nada qué hacer en esa maravillosa relación.
Tomó otro trago más largo que el anterior.
Hoy era el día de su cumpleaños. Era irónico, ella no podía dejar de pensar en él…En lo mucho que lo extrañaba, en lo mucho que dependía de él, en lo mucho que lo amaba… Y Shinichi ya no estaba con ella, y el único lazo que los unía era lo que fue la "Organización de los Hombres de Negro" que ya hace diez años atrás ya había sido aniquilada en manos de la ley. Lo que quedaba era que sólo eran amigos.
Tomó otro trago y luego otro, y otro.
¿Por qué demonios se tenía que enamorar de la persona que casi le arruina la vida? Pudo haber sido su asesina. Con aquella maldita droga, APTX 4869. Su propia creación. La botella ya estaba llegando a su fin y enseguida pidió la otra. Como ya se esperaba, se encontraba mareada, el cuerpo le pesaba. Pero aún no se sentía mejor. El alcohol te hace olvidar y ella lo necesitaba.
Olvidarlo… Olvidar a Shinichi Kudo.
"Te mataras si sigues tomando de esa forma..."
Recordó las gruesas palabras de Akai. Sonrió de forma amarga, tal vez eso sería lo mejor.
Morir…
Esperar que el veneno que corría por sus venas, proveniente de la envidia acabara por intoxicarla. Porque de todas formas no podría olvidarlo. Lo amaba, no se creía capaz de dejar de hacerlo y hasta el día en que su vida llegara a su fin, lo extrañaría. También todos los días de su vida blasfemaría hacia Ran Mouri y su suerte y la odiaría de la manera más terrible de todas. Apartó la botella vacía a un lado, quedando espacio suficiente para la siguiente. La noche era joven y apenas iniciaba y los brindis sería en honor a él. Por la felicidad de su imposible amado.
No se había dado cuenta, pero…Estaba bebiendo Ginebra. Bebía Gin, el alias del individuo que casi le jodió la vida a él. Se echó a reír y su risa hizo eco en el bar.
«Me odio». Pensó a la hora que seguía riéndose. Ese día aprendió que la envidia tenía el sabor de la Ginebra…
La envidia sabia a alcohol.
¡Espero qué les haya gustado! Y no odio a Haibara...Bueno, sí, un poquito...no mucho. Supongo que se habran dado cuenta del AkaixShiho...Disculpen, pero es mi Ship culposa UvUr. Por ultimo quiero disculparme con mis amigas que hice llorar al recordarles su ex... pero era necesario y gracias a ustedes pude hacer este Shot nwn.
¡Primer Shot! ¡Faltan 6! Y seh, el próximo será la "lujuria"...y sí habrá lemom, así que lemoneros... ¡Prepárense! Que se vendrá lo ácido...Creo que no hace falta que diga el pairing qué voy a utilizar para el próximo...fu-fu-fu-fu ¡Reviews si no es molestia! Me harían muy feliz.
¡Nos leemos pronto!