¡¿Qué tal familia?!

Antes que nada quiero disculparme por mi letargo, he estado ausente un buen rato, el mayor causante de mis problemas se deben a tareas, proyectos y algunas que otras cosas personales.

Pero ya he vuelto y vine para quedarme… o eso espero.

Espero disfruten del capítulo.

Capítulo 13- El viejo Joey.

Finn estaba arreglando los preparativos de su mochila.

No podía creer cómo las cosas se tornaron de éste modo. Finn tuvo que tomar una drástica decisión: seguir adelante con la búsqueda o retroceder e ir a un hospital para tratar las heridas de Fionna.

Fionna había salido sumamente herida en la batalla contra aquella serpiente de roca, producto de la magia negra de Zhang. El humano optó por continuar con el viaje y encontrar al viejo Joey, encontrarlo era la única posibilidad que tenía Fionna de sobrevivir, porque con la sangre que perdió y el veneno corroyendo por sus venas no va a aguantar el viaje de regreso a la Ciudad de los Duendes Herreros.

Aún así, el humano tenía muchas dudas en su cabeza. Según Pipher, el viejo Joey se encontraba a tan solo kilómetros de donde estaban, si se apresuraban, podían encontrar su casa y pedirle ayuda, pero… ¿va a ayudarlos? ¿Qué les aseguraba de qué el viejo Joey iba a ayudar a cinco jóvenes que nunca antes había visto? Además, se supone que él es una leyenda, y no todas las leyendas son ciertas. Un viejo de trescientos años no parece muy realista que digamos.

Finn agitó la cabeza. No… debía ser real, Fionna solo dependía de ello. Finn debía encontrar al viejo Joey, no podía fallar a la humana, no quería fallarla. Ya la falló permitiendo que se hiriera de gravedad, no la fallaría dejándola morir.

—¿Estás seguro de todo esto?

Finn sonrió, luego siguió con los arreglos de sus provisiones.

—Supongo que sí, no tenemos de otra—. Finn dejó de guardar los objetos y entrecerró los ojos—. ¿Dese cuando estás aquí?

Marshall estaba recostado por un árbol, succionando una manzana que de a poco deja de ser roja. El vampiro se encogió de hombros.

—Desde que pusiste esa cara tonta de preocupación—. Se rió y dejó de hincar sus dientes a la manzana, luego la arrojó—. Cómo si preocuparse arreglaría las cosas.

—Hasta hace poco estabas muy preocupado— dijo Finn sonriendo burlescamente.

—¡Cállate!— vociferó el vampiro sonrojado—. Y lo sigo estando, no puedo creer que confíes en Pipher.

Finn se detuvo por unos segundos, luego cerró la mochila y se la llevó en su hombro.

—Cuando nos suplicó que continuáramos, realmente vi en sus ojos remordimiento. No sé lo que hizo Pipher en el pasado, pero intenta remedarlo, en serio quiere ayudarnos Marshall—. Dio la vuelta y lo miró directamente a los ojos—. Confío en ella tanto como confío en tí.

Marshall observó seriamente al humano por unos segundos, luego chasqueó la lengua.

—Haz lo que quieras— dijo dándose la vuelta—. Sólo espero que no te equivoques.

Finn vio como el vampiro se alejaba del lugar, luego apretó el puño con frustración.

—Yo también…

… … … …

Pipher estaba sentada encima de una caja llena de provisiones. Estaba encorvada, tapándose la cara con las manos. Pipher no sabía por qué, pero en el momento en que Zhang contó aquello a Finn y los demás, en realidad se sintió fatal.

Pipher había cometido varios errores en su pasado, pero quería comenzar de nuevo, por eso se convirtió en una Maga Cazadora. Pasó cuatro años en soledad, alejada de todo contacto humano, no necesitaba de amigos o familiares para ser feliz, prefería estar sola, trabajar sólo para ella. No le importaba lo que los demás pensaran de ella, se convirtió en una Caza recompensas justo para eso, pero… desde que conoció a Finn, Gumbal, Fionna y Marshall, ese concepto cambió por completo.

Pasaba momentos divertidos con ellos. Se sentía como parte de una familia, tenía sentimientos encontrados, por eso, cuando ellos se enteraron de aquello, la forma en la que la miraban cambió, ahora la trataban con recelo, y eso, era algo que le dolía y mucho.

Confío en ella, había dicho Finn. Pipher no pudo evitar sonreír ante esas palabras. El humano realmente la trataba de una forma amigable, ella la respetaba, pero, ¿realmente Finn confía en ella? Ellos no se enteraron de todo lo sucedido en realidad, sólo sabían que había traicionado a sus amigos, ¿qué harían si se enteran de todo lo que ha hecho?

—Si sigues preocupándote de ese modo, te saldrán arrugas— dijo Gumbal sonriéndole. En sus manos tenía dos tazas con café.

—Eso no es normal viniendo de las bocas de un chico— contestó Pipher esbozando una sonrisa—, ¿eres una especia de metrosexual?

Gumbal se encogió de hombros y le pasó una taza. Pipher la aceptó y el príncipe movió otra caja para luego sentarse a su lado.

—Gumbal… ¿confías en mí?

El príncipe se sorprendió por la pregunta. Miró a Pipher a la cara, los ojos de la maga miraban a Gumbal inquisitivamente, esperando una respuesta. Gumbal suspiró y luego dio un sorbo a su café.

—Sería hipócrita de mi parte decirte que sí—. Pipher bajó la cabeza, decepcionada—. Pero… todos cometemos errores, ¿no? Ni siquiera yo soy perfecto, ¡ja!, y eso es mucho decir.

—Vaya, gracias, supongo— dijo Pipher rodando los ojos—. Ten cuidado que tu ego no nos aplaste, ¿sí?

—Lo que quiero decir es que no todos somos perfectos. Cometí muchos errores en el pasado, errores del que no estoy orgulloso, pero me arrepentí e intenté reivindicarme—. Miró seriamente a Pipher—, ¿estás arrepentida de los tuyos?

Pipher miró fijamente a Gumbal, luego agachó la cabeza, cohibida.

—No hay ni un segundo en el que no me arrepienta.

—¿Entonces por qué te preocupas?— preguntó el chicloso levantándose—. Ve, guía a Finn y Marshall. Eres la única que conoce el camino, Finn confía en ti.

Pipher miró a su izquierda, Fionna estaba recostada en un saco de dormir. Ya no estaba tan pálida. Su brazo herido dejó de desangrarse y estaba vendado.

—Cuidaré de ella— dijo Gumbal guiñándole el ojo al ver la preocupación de la cazadora—. También sé defenderme.

Pipher sonrió. Se levantó más animada y le dio un beso en la mejilla a Gumball. El príncipe no pudo evitar sonrojarse.

—Gracias Gumbal, en serio.

Luego salió de la carpa.

… … …

Marshall estaba recostado por un árbol, mirando fijamente la carpa cuando Pipher Salió. El vampiro no confiaba en la Maga Cazadora. Por su culpa, Fionna había salido gravemente herida, al borde de la muerte. Pipher sabía del peligro que corrían y no dijo nada, no les advirtió de aquél sujeto.

Pipher se dio cuenta de la mirada recelosa que tenía Marshall. Suspiró y decidió evitarlo, cosa que molestó al vampiro.

—¿Estará así todo el día?— le preguntó al humano, acercándose a él.

—Posiblemente— contestó Finn, con una gota cayendo de su sien.

—Eso me temía— dijo en un suspiro la chica.

—No hay tiempo que perder— dijo Marshall comenzando a partir—. Sí es cierto que ése anciano decrépito existe, entonces guíanos hacia él.

Pipher miró seriamente a Marshall. El vampiro no dudó en demostrar su desprecio hacia ella, su tono de voz lo delataba todo. Pipher no dijo nada, luego dio la vuelta e hizo un ademan para que la siguiesen.

Finn miró hacia atrás una vez más. Gumbal estaba parado en la entrada de la carpa y asintió. El humano comenzó a caminar, debían encontrar a Joey, por el bien del mundo que conocían y por Fionna.

Caminaron en línea recta, siguiendo a Pipher todo el tiempo. A penas podían ver su alrededor debido a la oscuridad, su única iluminación era la tenue luz de la luna. Los árboles frondosos no ayudaban mucho que digamos, de día ayudaba a dar sombras, pero de noche no hacía más que empeorar la visibilidad. El olor a muerte que desprendía el bosque era cada vez más notorio a medida que se adentraban más a él y el halo de misterio que lo rodeaba daba un aire tétrico. Las nubes de tormentas se acumulaban más y más. El viento tormentoso hacía más trémulo el ambiente y en el aire se notaba cierta estática.

—Finn, ¿no podrías encender tu mano o algo así? Ya sabes, para darnos más luminosidad— preguntó Marshall. Hace unos segundos estuvo a punto de caer y torcerse el píe por culpa de una raíz del tamaño del grosor de una consola de videojuegos.

—Podría hacerlo, si quieres a veinte bestias encima de nosotros— advirtió Pipher—. Prender fuego sería como dar nuestra localidad a todos los monstruos a kilómetros.

—No me digas que tienes miedo— dijo Marshall con una sonrisa burlesca—. Creía que eras una «Maga Cazadora», ¿no me digas que unos monstruos inofensivos te dan miedo?

Pipher puso los ojos en blanco, luego sacó una flecha de su carcaj, la colocó en su arco y tensó la cuerda apuntando al vampiro, todo en cuestión de segundos. Marshall solo se la quedó mirando, con la flecha rozándole la nariz.

—Puedo atravesar tu cuello si lo deseo sin que te des cuenta, ¿qué te asegura que no puedo hacer eso a veinte Lobos Carniceros?

—Ya basta— dijo Finn bajando el arco de Pipher con una mano y apartando a Marshall con la otra—. Marshall, Pipher tiene razón, tenemos que encontrar a Joey lo antes posible. Fionna está muy herida y pelear contra monstruos sólo nos retrasará.

Marshall hizo aún lado la mano de Finn, el cual estaba posada encima de su pecho.

—Cómo quieran. Muramos de frío o tropecemos y partámonos el cuello si quieren.

Luego se alejó dando zancadas. Pipher guardó la flecha en su carcaj.

—No deberías provocarlo— dijo Finn seriamente—. Si es igual a Mrceline no querrás verlo enojado.

—¿Marceline?— preguntó arqueando las cejas.

—N-nada— dijo Finn dándose una palmada en la frente—. El punto es que no lo hagas enojar.

—Él tampoco querrá verme enojada, y créeme, está irritándome—. Pipher suspiró, intentando recobrar la calma—. Aunque tal vez me lo merezca.

Pipher llevó su arco en su hombro y comenzó a caminar de nuevo. Finn se rascó la cabeza, luego comenzó a seguirla pero escuchó un ruido atrás y miró por sobre los hombros.

El humano abrió los ojos de par en par y logró sacar su espada de oro a tiempo para protegerse de una flecha que revotó entre su espada.

—¿Pero qué?— dijo sorprendido.

Frente a él estaba Pipher, solo que muy diferente. Su piel y toda su ropa estaban grisáceos, solo que parecía que tenía grietas en las cuales salían un resplandor rojo parecido al magma. Sus ojos brillaban con el mismo resplandor.

—Pipher, ¿qué está sucediendo exactamente?— preguntó Finn retrocediendo un poco.

—Zhang…— contestó la maga tensando la cuerda de su arco— es uno de sus hechizos. Son marionetas de basaltos, toman la forma de sus contrincantes y… sus habilidades.

El suelo comenzó a volverse trémulo y al lado de la marioneta el suelo comenzó a romperse, saliendo de él otra marioneta, esta vez con la forma de Finn.

La marioneta de Finn sonrió maniacamente y estiró la mano. Las rocas alrededor comenzaron a levantarse y a unirse, creando una copia en pidera idéntica a la espada de Finn.

—Mierda— dijo Finn apretando los dientes—. Esto no me gusta.

… …

Marshall caminaba aún dando zancadas. No podía creer que Finn esté del lado de Pipher, la causante de todo este problema. Pero tal vez el humano tenga algo de razón, tenían que apurarse y encontrar al viejo Joey para salvar a Fionna… pero no quería seguir a la Maga Cazadora.

Marshall no estaba seguro si era terquedad u obstinación, pero aún así no iba a seguirla ni a hacerla caso, suficiente tenía con seguir al humano. No tenía nada en contra de Finn, pero él es el rey Vampiro, el increíble e invencible Marshall, el Rompe Corazones, el Rey del Rock y miles de títulos tontos e inservibles.

Marshall se detuvo a medio camino y suspiró, luego se dio una palmada en la cara.

—Voy a arrepentirme de esto, de eso seguro.

Dio la vuelta en el momento preciso en el que algo lo derribó, cayendo en el suelo de culo. Marshall se levantó lo más rápido que pudo. En su antebrazo tenía la marca de tres garras las cuales estaban comenzando a sangrar.

—Mierda—se quejó al comenzar a sentir el dolor—. ¡¿Quién anda ahí?!— vociferó con sus ojos tornándose rojos.

De entra las sombras, un murciélago Desmodontinae aterrizando en el suelo para luego comenzar a crecer hasta tomar la forma de Marshall.

—¿Qué…?— preguntó el vampiro mirando la escena sorprendido—. Oh no…

El Marshall grisáceo se lanzó al ataque.

… …

Finn logró detener un tajo con su espada a duras penas. El humano no podía creer la velocidad con el que el otro Finn lo atacaba y la dureza de su espada hecha de roca. La potencia con el que atacaba obviamente era inhumana.

Finn hizo aún lado a la espada del otro Finn con su codo y dio una estocada en el pecho de su contrincante pero no hizo más que una pequeña grieta.

—¡Finn!— gritó Pipher.

El humano rodó a la izquierda evitando por los pelos una flecha de cobalto el cual le rozó la cabeza. Pipher estaba luchando contra su otra yo, pero en una de sus lluvias de flechas una se desvió y fue directo a los Finns.

—¡Esto no me gusta!— gritó Finn apretando los puños.

Las irises de Finn comenzó a tornarse blancas y en su puño comenzó a rodearle un aura gélida. De un segundo a otro se formó un guante de hielo con nudilleras.

Finn dio un puñetazo en la cara de la marioneta, en el preciso instante el guante se partió en miles de pedazos. El Finn grisáceo sonrió maniacamente, su cara seguía igual de intacta. Sujetó al humano del brazo y lo arrojó contra un árbol, partiéndose en contacto con el contacto de Finn.

— ¡No!

Pipher intentó ir junto a Finn, pero fue detenida por la otra Pipher la cual intentó cortarle el cuello con un cuchillo de caza.

— ¡Ahg, ¿no puedes dejarme en paz?!— vociferó esquivando el tajo, cargando a su arco con una flecha mágica.

La flecha fue directa a la frente de la marioneta, detonando en el instante, envolviendo en un mar de llamas a la marioneta.

—Auch…— dijo el humano friccionándose la espalda—, esto va a dejar marcas.

—¡Finn!— gritó Pipher a lo lejos.

—¿Qué tiene Zhang contra nosotros?— preguntó Finn limpiándose la sangre de la boca—. Este lugar ya me irrita.

Finn se levantó con la ayuda de su espada, escupió un poco de saliva en el suelo e hizo un tajo al aire, estaba retando al otro Finn a que lo atacase. Pero para la sorpresa del humano todo pasó en cuestión de segundos. La marioneta lanzó un tajo, pero no fue directo a Finn, fue junto al brazo de Pipher, partiéndolo a la mitad.

—Pipher…— dijo Finn en un hilo de voz.

Pipher abrió los ojos de par en par, miró a su brazo el cual comenzaba a desangrar, la visibilidad de la maga comenzó a ser borrosa y Pipher cayó al suelo. Escuchó al humano llamarla dos veces antes de caer inconsciente.

Continuará…