Capítulo beteado por Flor Carrizo, Beta de Élite Fanfiction
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Capítulo 6: Eric, ¿demonio o salvador?
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Son pequeños momentos de la vida los que hacen grandes cambios. La vida nos crea grandes cosas tomadas de pequeñas decisiones. Conocer a alguien puede suceder en cualquier momento, siempre hay que estar lista porque no sabes cuando esa persona cambiará tu ser para siempre.
El día que conocí a Eric cambió mi vida para siempre, pero yo no lo entendería hasta mucho después. Su encantadora sonrisa y sus ojos cautivadores me deslumbraron desde ese momento que tropezamos en el pasillo, su mandíbula cuadrada, sus ojos coquetos con sus largas y espesas pestañas, su cabello medianamente largo con su incipiente barba de varios días. Jamás lo había visto en mi vida, pero sabía que quería tenerlo ahí para siempre.
—¿Estás bien? —preguntó mientras me ayudaba a pararme, mientras yo no sabía dónde había quedado mi voz para poder contestarle, pero esos hermosos ojos color miel me habían deslumbrado completamente, que debía hacer lo posible para saber más de él.
—Hola, claro, sólo fue un accidente —respondí mientras soltaba su mano. Era inmensamente guapo. No pude evitar soltar una pequeña risita que tenía cuando estaba nerviosa.
—¡Eric! ¿Qué rayos haces aquí? Se supone que no ibas a venir si no hasta la salida —gritó Angela mientras nos alcanzaba en la mitad del pasillo, pero me sorprendió que ellos se conocieran, aunque un hombre así debía estar ocupado con las chicas.
—No, enana, papá me dijo que viniera ahora porque después de venir por ti iré al campus a terminar de llevar papeles y ver lo de mis clases.
¿Campus? Joder, era universitario, con toda la razón del mundo era tan jodidamente caliente.
—Bueno, ya veo que conoces a mi compañera de cálculo, Isabella. —Amaría a Angie por el resto de mi vida por eso—. Isa, él es mi hermano mayor, Eric.
Lo volteé a ver y pude ver como sonreía encantadoramente al mismo tiempo que me comía con la mirada e internamente me regocijaba por haber elegido el día perfecto para usar falda.
—Hola, Eric, un placer conocerte —dije utilizando la voz más suave y dulce que pude sin sonar demasiado obvia frente a Angela. Le extendí la mano mientras le sonreía esperando su reacción.
—Un placer, Isabella —fue su saludo y despedida, ya que salió justo por donde vino; pero por la manera como dijo mi nombre pude ver claramente que no le era indiferente y decidí que debía usar eso a mi favor y pondría en práctica las mejores tácticas que tuviera.
—Hey, Isa, ¿qué te pareció mi hermano? —preguntó Angie.
Internamente quería decirle que me derretía por su hermano, pero sólo me encogí de hombros como si le restara importancia al asunto.
—Angela, iré a buscar a Jazz, nos vemos después.
Seguí a mi objetivo principal mientras planeaba en mi cabeza qué debía hacer con Erick y mis acercamientos. Iba tan metida en mis pensamientos que la campana para el segundo periodo sonó y me exaltó. Joder, iba tarde a clase y no había visto a Jasper ni en mi casillero ni en ningún otro lado. Dejé eso en un cajón en mi mente y seguí con el resto del día.
Finalmente llegó el almuerzo con los chicos. Recogí mi bandeja, tomé una porción de pizza del día, una CocaCola de dieta y de postre pastel de fresas. Me fui a sentar con los chicos y vislumbre a Angela, así que le hice señas para que se nos uniera y enseguida se sentó con nosotros.
—Chicos, ella es mi nueva compañera de cálculo, Angela. Angela, ellos son mis amigos y equipo de béisbol. —Ella sólo sonrió, se acercó a cada uno y les dio un beso en la mejilla, logrando que yo riera a carcajadas ya que ellos no estaban acostumbrados a eso a menos que fuera de las tipas lagartonas que se intentan trepar en ellos siempre para follar.
—Díganme Angie, Angela es demasiado largo, aunque mi hermano ama demasiado mi nombre porque él lo escogió. —Solté una risita graciosa y ella me dio un codazo juguetón, mientras volteaba y veía atónita mi bandeja de comida—. Isa, ¿en serio te vas a comer toda esa comida tu sola?
Sólo me encogí de hombros y asentí porque en realidad no sabía qué tenía de malo mi elección. Ella sólo suspiró y siguió conversando con todos normalmente, como si llevaran años de conocerse.
—Jaqueline, pensé que te sentarías con chicas de verdad y no con ratas de laboratorio y su sequito de hombres. —Joder ya sabía que toda la mañana sin verla debía ser demasiado bueno para ser verdad.
—Rosie, tus palabras sobran, y estamos ocupados celebrando que ya no tienes más excusas para estar con nosotros si Emm ya no está más contigo. —Era cruel lo que dije, pero de verdad ella lo merecía.
—Pequeña, como si no supieras la razón por la que terminamos. —Su sonrisa burlona fue lo que me desconcertó, pero no dejé que lo viera.
—Rose, ¿de verdad piensas que voy a creer tus patéticas excusas? —Tuve que hacer la mejor de mis sonrisas burlonas frente a ella para que no notara mi actitud acerca de lo que sucedió con Emmett el sábado.
—En fin, como quieras creerlo. Jaquie, dice mi mamá que te regresaras con nosotras a Bel-Air después de la escuela porque no pueden venir a recogerte. —Dicho esto se dio la vuelta y se fue a su territorio de la cafetería con su sequito de zorras dejándome anonada con varias cosas. ¿Jaquie?
—Angela, ¿de dónde salió el Jaquie? —Ella sólo suspiró resignada y bajó la cabeza diciendo.
—Mi segundo nombre es Jaqueline. Mis padres pensaron que era prudente que llevara el nombre de mi madre ya que soy su única hija, es un poco desagradable la verdad.
—Está bien, pero no tienes nada que ocultar, yo llevo el nombre de mi abuela Marie, ella era realmente linda y estoy orgullosa de llevar su nombre. —Cada vez que recordaba a mi abuela Marie me sentía triste, porque recordaba que mi abuelo sufrió mucho con su perdida y jamás había vuelto a ser el mismo sin ella.
—Sí, lo sé, el nombre no está mal, pero pienso que si le pones un nombre a tu hijo en honor a alguien le pones un estigma y unos zapatos que llenar y es demasiada presión para uno. —Decidí mejor dejar ahí la conversación por un lado y seguir como si nada en la mesa.
El almuerzo fue divertido, y decidimos Angie y yo que al día siguiente se iría conmigo a casa después de clases y tendríamos una tarde de chicas ya que martes y jueves no había practica.
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Al salir de clases debía cambiarme ya que tenía práctica con los chicos, ese momento del día en que descargaba las tenciones y frustraciones del día. Era, aunque relajante, un poco frustrante porque a esa hora del día entrenaban todos los equipos de la escuela. El que más me disgustaba eran las porristas en el que dirigía mi queridísima amiga, Rosalie Hale, alias zorra mayor. Me puse en los vestuarios mi uniforme de entrenar y mis spikes*, mientras sacaba mi casco de bateo y salí a la cancha donde ya me esperaban todos.
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Salía de la cancha completamente cansada y sólo pensaba en poder llegar a las duchas, cambiarme e irme a casa a hacer las toneladas de tarea que tenía para el día siguiente. Pude ver como Angie estaba fuera de las canchas esperando a Rosalie, ella también me vio, sonrió y me saludó a lo lejos antes de que saliera Rosalie y su madre para que se fueran a su amado Bel-Air. Igualmente, no presté atención pues tenía toneladas de tarea y debía apresurarme para irme con los chicos a casa, y todavía debía hablar con Jasper.
El camino a casa fue bastante divertido, a excepción de Emmett que aún no sabía cómo debía actuar alrededor de él, lo único que quería era no perder a uno de mis mejores amigos por un sentimiento no correspondido. Además, aunque no lo quería reconocer, él y Rosalie eran una pareja muy adorable. Ella no era una zorra completa cuando estaba con Emm, nunca lo había engañado como todos esperaban y tenía esos delicados detalles de niña, como comprarle dulces y detallitos que Emm amaba. Enamorarme de mi amigo sería lo mejor que podría tener, pero realmente no estaba preparada para el nivel de compromiso que él merecía y no quería que una cosa de una noche nos lastimara como amigos. Lamentablemente, él no pensaba lo mismo y quería intentarlo conmigo.
Al llegar a casa todos se bajaron del auto de Edward, ese era nuestro tiempo de calidad como amigos. Todos los días después de la práctica íbamos a casa, cenábamos y hacíamos deberes juntos como grupo de estudio, aunque normalmente era Edward ayudándome con biología y clase de salud, yo ayudando a Jasper con Cálculo y Emm con Matemáticas o él a todos con literatura y así íbamos. Así habíamos crecido desde que me mudé con Phil y Renée y entré a su escuela donde Phil era entrenador, nos habíamos vuelto los mejores amigos.
—Jasper, dime lo que sucedió hoy en Cálculo. —Estábamos sentados trabajando pero a veces ellos eran como mujeres contándonos chismes del día.
—La perra de Hale descubrió que nos copiábamos todo porque nos puso exámenes diferentes la semana pasada y me hicieron un examen para reajustarme en nivel, mañana me dirán dónde quedare yo.
Esa maldita perra lo hizo por venganza, ella me odiaba porque jamás le ponía atención y sus clases eran tan malditamente sencillas como aburridas.
—Hale es una perra, ¿y por qué nadie me dijo nada de que nos descubrió copiando en un examen? —Joder estaba a punto planear la tercera guerra mundial contra las malditas de las Hale.
—Isabella, relájate, en realidad yo dije que no me habías ayudado, que yo me fijé en tu examen y copié todo sin fijarme lo que venía en él.
Jasper y su habilidad para calmar mis instintos homicidas con ciertas rubias de exuberantes curvas.
—En fin, Jasper, sabes que si necesitas ayuda siempre estaré aquí. —Volteé a ver al otro par de ineptos que tenia de amigos buscando apoyo para Jasper y esperando que entendieran la indirecta.
—Jasper, sabes que al final del día nosotros somos tus amigos y siempre te apoyaremos, aunque seas un tonto con los números pero un genio en historia y lenguas. —Edward siempre sabía cómo levantar el ánimo de Jasper y esa vez no fue la excepción.
—Jazz, sabes que pase lo que pase nosotros estamos unidos, siempre será así y nada va a evitar que esto se rompa por cosas que pueden ser mejoradas. —Las palabras de Emmett reconfortaron a Jasper, pero pude sentir que al mismo tiempo eran una indirecta para mí acerca de lo sucedido los días pasados.
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Había pasado un par de semanas desde lo de Jasper, y desde que Emm y yo habíamos acordado hacer las paces y dejar que las cosas fluyeran entre nosotros. Yo no le negaría nada a mi amigo y él debía aclarar sus sentimientos antes de intentar algo conmigo. Mientras tanto, Angie y yo nos habíamos unido cada vez más como amigas, pasábamos mucho tiempo juntas, incluso la había incluido en nuestro grupo de estudio y ella me esperaba todas las tardes mientras tenía mi práctica de béisbol. Por lo general ella leía un libro o avanzaba su tarea. En fin, ambas nos estábamos convirtiendo en grandes amigas.
Un día en la escuela, Angie me contó que su hermano tendría una gran fiesta en su casa, con chicos universitarios y todo el asunto; así que me invitó y acepté sólo si me podía quedar a dormir en su casa, ya que Beverlly Hills estaba retirado de mi casa.
También pasaba mucho tiempo hablando con Angie por Skype, nos enseñábamos lo que usaríamos al día siguiente mutuamente y en las mañanas como nos maquillábamos y peinábamos y, mientras lo hacíamos, platicábamos de todo y de nada a la vez. Amaba el internet con toda mi alma y adoraba que mi abuelo me hubiera dado de regalo de cumpleaños hacía un año mi computadora, ya que Phil se negaba a comprarme una porque alegaban que eran poco económicas y que yo no debía pasarme horas sentada en frente a la pantalla perdiendo tiempo que debía utilizar entrenando para mi futuro.
Y cuando comencé a ir a su casa no pude evitar ver a Eric y coquetearle sin que Angie lo notara. Él era un total mujeriego, porque respondía a mis coqueteos todo el tiempo y otras veces él era el que iniciaba ese juego que traíamos.
Para la fiesta quería verme realmente sexy, para ver qué podía obtener de Eric. Me quería aprovechar de que él iba a ponerse borracho como todo universitario en una fiesta. Además, Angie y yo habíamos decidido que podíamos beber hasta perder la conciencia esa noche, así que si lograba pasar algo podría alegar mi estado de ebriedad después.
Al llegar a casa de Angie puse mi camioneta hasta el fondo para que no le pasara nada mientras estaba la fiesta. Llegué temprano en la mañana porque pasaríamos el día tomando el sol en su piscina y después nos arreglaríamos juntas. Había traído mi hermoso vestido plateado de Forever21*, ese que le había ganado a Rosalie en la tienda, junto a otras opciones de vestuario para que mi amiga me ayudara a decidir qué ponerme. Toqué la puerta y Natasha, el ama de llaves de la familia, me recibió y me dijo que Ang estaba en el patio trasero esperándome; la seguí para que me llevara con ella mientras le daba mis cosas para que las pusiera en la que sería mi recámara.
Lo que más me agradaba de la casa de Angie era que me sentía de nuevo una niña en la gran casa de los abuelos, donde todo giraba alrededor de mí y sus múltiples empleados se dedicaban a mimarme; todo eso antes de que Phil y mi madre tuvieran esa maravillosa idea de vivir en familia. Quité esos recuerdos de mi cabeza ya que no quería ponerme triste y toda emo cuando tenía esperanzas de que esa fuera una gran noche.
—Isa, al fin llegas, pensé que tendría que esperar toda la mañana por ti —me reclamó Angela. Ella y su desesperación eran sin duda el mejor remedio para mis recuerdos dolorosos.
—Cállate, Angie, no todos tenemos un hermoso Audi como regalo de dulces 16 de parte de papi para simplemente hacer mandados —contraataqué mientras nos reíamos.
Empecé a quitarme mi diminuto short de mezclilla y mi blusa de encaje para dejar a la vista mi diminuto bikini de Forever21 color azul y negro. Angie volteó a verme con una mirada escéptica.
—Isa, ¿no crees que ese traje de baño no es adecuado para tu masa corporal? —Volteé a verme en el reflejo sobre las ventanas de cristal de su casa y pude ver como una ligera pancita se asomaba sobre mi bikini.
—Ang, sólo es músculo, sabes que tengo que hacer demasiado ejercicio… —Mi excusa sonaba tan pobre y por primera vez en mi vida comparé mi cuerpo con el de Angela, ella estaba tumbada boca arriba en un camastro lujoso, pero en su cuerpo no se notaba un gramo de musculo, grasa o cualquier cosa que no fuera piel y sus notorios huesos de la cadera y un tanto de sus costillas que hacía que su bikini se viera espectacular.
Yo me sentí mal al ver la ligera panza que tenía en mi abdomen y la vergüenza de mostrar mi cuerpo me embargaba, incluso me daban ganas de cambiarme y dejar el asunto del bikini por la paz.
—Isa, no lo tomes a pecho, yo te digo las cosas porque te quiero… ¿cómo vas a conseguir algún folleo si no tienes un cuerpo de infarto?
Me encogí de hombros como única respuesta a lo que dijo y me senté en el camastro a tomar el sol.
Después de un rato escuché un carro llegar y varias voces, volteé a ver Angie para verla levantarse del camastro e ir a recibir a su hermano, el cual venía con suficiente dotación de bebidas para una fiesta épica. Ellos estaban hablando, así que decidí quedarme tumbada en el camastro dejando que el sol me diera un poco más. De repente, sentí como una sombra me tapaba y alcé la vista para encontrarme con Eric viéndome de forma poco decente.
—Hola, Isabella, veo que mi hermanita te ha invitado a mi pequeña fiesta —dijo con una sonrisa socarrona en sus labios.
—Sí, lo hizo, y espero tener un poco de diversión esta noche. —Le lancé la primera indirecta de lo que quería mientras me fijaba de reojo, buscando a su hermana sólo para ver como revisaba los paquetes de diferentes tipos de alcohol que había traído su hermano para la noche.
—Oh, Isabella, espero que puedas divertirte como Dios manda —dijo y me guiñó un ojo, dejándome sola en el camastro mientras Angie regresaba a mi lado.
—Isabella, ya es hora de ir a ponernos bellas si queremos cazar algún espécimen delicioso esta noche. —Mi amiga me guiñó un ojo y jaló mi mano para llevarme directo a su recámara.
Inmediatamente luego de entrar a su cuarto, me metí a bañar sin lavarme el cabello ya que lo tenía demasiado largo y tomaría horas secarlo, además me lo había lavado temprano y estaba brilloso y sedoso. Al salir del baño Angela entró y yo me puse un conjunto de lencería de encaje color rosa con unos toques negro realmente hermoso que me sentaba muy bien. Me estaba mirando en el espejo, viendo mi cuerpo en ropa interior, buscando alguna imperfección, pero no sabía ni siquiera qué buscar.
No escuché a Angela salir del baño, ella estaba envuelta en un albornoz de seda con una toalla sobre sus hombros y se me quedó viendo por el espejo y yo volteé al momento en que se acercaba a mí. Se paró detrás de mí, mientras señalaba un pedazo de mi estómago que salía de mi cadera.
—Esto está demás en tu cuerpo, aunque si no comieras como lo haces no estaría ahí. —Ella subió sus manos entre mis brazos y mi torso, apretando con sus dedos lo que yo consideraba músculos—. Esto también sobra, ves como mis manos no cierran en tus brazos y como aquí… —susurró y señaló entre mis codos y mi torso— aquí debería haber un espacio para que se note la cintura.
Bajó sus manos hasta mis caderas presionando hasta que sintió donde estaban los huesos de mi pelvis.
—En esta parte tus huesos deberían estar marcados lo suficiente para que tus bragas se levanten. —Se agachó un poco y apretó con un poco de fuerza mis muslos—. Tus piernas están demasiado gruesas… —murmuró y metió sus manos entre mis piernas y apretó el interior de mis muslos, a ese punto yo estaba conteniendo todo el aire en mi interior y moría por dentro viendo cada imperfección en mi cuerpo que nunca había notado antes—. Aquí debería haber un espacio entre las piernas en el que se marque el arco de tu sexo. Es por eso que nunca como nada que sea chatarra y que contenga demasiadas calorías ni grasas trans.
Angela se dio la vuelta, se quitó el albornoz y se sentó en su silla para empezar a secarse el pelo con una toalla. Yo me quedé viendo en el espejo y expulsé todo el aire que estuve conteniendo del asombro. De pronto, por primera vez en mi vida, no me sentía cómoda con mi cuerpo. Rosalie se la vivía molestándome con mi cuerpo de atleta, pero yo jamás le hice caso hasta ese momento en el que me di cuenta cuánta razón tenía.
—Isabella no te lo dije porque tu cuerpo sea horrible, tienes un buen cuerpo, sólo que aún no es perfecto… —Suspiró y yo sentía mis ojos aguados—. Estás cerca de obtenerlo, pero esa es tu decisión, no la mía… Y no llores que si no los chicos lindos no notarán lo linda que estás por los ojos rojos.
Respiré hondo y me di la vuelta dispuesta a empezar a arreglar mi cabello y maquillarme. Aun era nueva en eso pero con los miles de tutoriales que había visto ya me estaba volviendo muy buena.
Había escogido un vestido blanco con aberturas en los costados de Forever21*, era realmente entallado y corto, con un escote de infarto que hacía que se viera el nacimiento de mis pechos. Angela había escogido unos jeans de cuero negro muy monos y una blusa de un estilo tejido en colores negro y gris y, como toque final, unas sandalias de tiras con un tacón muy fino.
Después de unas cuantas horas ya estábamos listas, se oía la música por toda la casa, ya habíamos visto varias personas llegar y la fiesta estaba tomando forma. Decidimos bajar juntas para impactar al doble, caminamos por sus largas escaleras mientras muchos nos miraban como perros tras una perra en celo. Yo sólo sonreía coqueta a todos los que me quedaban viendo.
—Mira que chula dejaste a Isabella, Angie… —Eric llegó a nosotras—. Chicas, hay alcohol, comida y chicos para divertirse. Angela sólo recuerda que nada de acción arriba para ti. —Con eso último prácticamente le dijo a su hermana que no tuviera sexo con nadie y se fue dando una risa escandalosa.
Entramos a la cocina y empezamos con lo que sería la mejor fiesta de todas.
QUIERO PEDIR PERDON POR LA ENORME TARDANZA CHICAS Y A TODAS A LAS QUE SIGUEN AQUI GRACIAS, NO PODRE RESPONDER COMENTARIOS POR QUE PUBLIQUE EN 1 MINUTO Y ME VOY PERO LOS RESPONDERE EL CAPITULO SIGUIENTE QUE YA ESTA EN EL HORNO. LAS AMO Y ENTREN AL GRUPO DE FB Y PLATIQUENME DE USTEDES, A MENOS QUE SEAS VERO A TI NI ME BUSQUES HASTA QUE ME DES EL JUGOSO ADELANTO. POR CIERTO LAS AMO A TODAS UN BESO Y PROMETO QUE ACTUALIZARE MAS.
P.D. NO ACTUALIZABA PARA LAS QUE NO SABIAN POR QUE NO TENIA COMPUTADORA Y AHORITA ME PRESTARON UNA EN MI TRABAJO. LA AMO BESITOS.