Ya era hora que actualizara xD y adivinen que, volví a dedicar el capítulo a… ¡La Semana Kataang! ¡Yeih! ¡Gracias al Foro "¡El Cometa de Sozin!" por su constante apoyo! En verdad que ellos son los que me ponen las baterías para acordarme de poner mis fics al día, nunca encuentro el momento en el cual actualizar, tengo que trabajar en mi propia confianza para hacerlo, no puedo ser tan dependiente, o actualizaré una vez cada año xD (no, no, no tienen por qué asustarse, no lo haré) Actualizaré en menos de lo que esperan, al fin estoy de vacaciones de verano :3 Mis esfuerzos académicos han dado sus frutos.

Como siempre, acepto sus críticas, felicitaciones, ¿abrazos? Mas no ofensas ni nada por el estilo, por favor igualmente avisen si mi trabajo es copiado, al igual que todos, tengo un corazón y es el que pongo en cada palabra del siguiente FANfic. Por ende también he de aclarar:

Disclamer: Todos los personajes y ambientes, entre otros elementos, de Avatar El Último Maestro Aire, pertenecen a sus respectivos propietarios, Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko. Entre sus otros contribuyentes; por lo cual, no se busca infringir los derechos de autor, listo todo aclarado.

Disfruten!

Semana Kataang

Libre y Feliz

Capítulo II

Familia.

Escrito por Marianna B.

Gran-Gran oyó la puerta principal de la casa abrirse y cerrarse junto al tintinear de unas llaves, el sonido del aceite caliente cocinando los vegetales sobre el sartén no pudo impedir que sus buenos sentidos de abuela detectaran a la menor de la casa entrando como un radiante rayo de luna. Sonrió para sí misma, ella había sido tan hermosa a su edad, y la sombra de lo que había sido aún estaba en su cutis, eso sí que sí, se carcajeó por dentro.

Verdaderamente animada, recibió el beso en la frente de su nieta antes de que ella hiciese lo mismo con su pequeña morena, acomodó un poco su uniforme, sin importarle que al subir a su habitación se lo quitaría tirándolo a un rincón antes de tener ganas de guindarlo en el perchero como se debe. Le dio su bendición, y observó con gracia como Katara se dedicaba a asustar a su hermano por detrás apretando su cadera con fuerza antes de que él la escuchara en la cocina.

Su nieto, viva imagen de su padre, amaba cocinar con aquellos aparatos llamados audífonos y un delicado delantal bordado que ella misma usaba cuando no tenía dolores en los pies o en cualquier parte de su cuerpo en realidad, al cocinar; la pieza que Katara había hecho ella misma un par de años atrás decía Cook Is Love, y aunque tuviese flores, corazones, gatitos y pollitos, Sokka adoraba portarlo.

Como abuela, conocía perfectamente que era por el olor de su fragancia preferida, Anaís Anaís, con la cual los pequeños se habían criado, durmiendo con ella y siendo mimados sin límites, y que estaba impregnada en la tela desde siempre. Se sintió verdaderamente bendecida con los pequeños que los dioses le mandaron. Deseó con todo su corazón mejorar en su salud, poder ayudarlos, y hacerles compañía y de guía por muchos años más.

— ¡Gran-Gran! Katara no me deja cocinar… — Sokka intentaba darle con la espátula a su hermana en la frente, ella estaba guindada a su cintura mientras robada el pan tostado que él tenía en una bolsa, en los bolsillos de su delantal de cocina, que se suponían que eran para picar y añadir a la salsa que estaba preparando el muchacho de cola de caballo.

— Katara, tu hermano está cumpliendo su turno en la cocina, déjalo ser… — Dijo con calma, notando los ojos brillantes de su nieta al dirigirle la mirada, Gran-Gran supo que algo había ocurrido, y no algo malo, de hecho, de seguro Katara había experimentado algo demasiado bueno.

Recordaba sus ojos así cuando conoció al abuelo de sus nietos. Con voz anciana, preguntó — ¿Ocurrió algo nuevo en la Universidad? —

En sus años, el que quería ser médico aprendía inicialmente de su propio padre, el cual debía ser médico, para luego especializarse en alguna institución privada, además, si no eras hombre, ocurría como le pasó a ella misma: limitada a ser partera y asistente, aunque se hizo fama en algún momento con ayuda de unos cuantos tips de herbología y cualidades como persona sensitiva en lo que el paciente necesitara. Se sentía realmente orgullosa de que su descendencia siguiera por esa rama y quisiesen ayudar a los que más lo necesitaran, teniendo mejores posibilidades que las que ella tuvo en su época.

— ¡Todo fue culpa de Sokka! — Chilló de repente Katara, como si hubiese probado un pimiento y adoptado el color de las manzanas en sus mejillas. — Se fue, no me avisó, y un grupo de sus amigos tuvieron que buscarme para ponerme al tanto. — Gran-Gran supuso que el chico que tenía a su nieta así debía de estar dentro de ese grupito.

— ¿Y eso qué? Todos ellos son geniales. — Sokka refunfuñó mientras se deshacía del amarre de su hermana.

— De hecho. — Dejó su bolso en la silla al lado de la puerta de la cocina, una silla que nunca era ocupada. — Sólo conocí realmente a Aang. — Desde el inicio de la oración hasta el final su tono de voz fue disminuyendo gradualmente.

— Él es un poco hippie, pero tiene excelente calificaciones. — Sokka metió los ingredientes a la licuadora, junto a los tomates picados y preparó la salsa con una sonrisa de orgullo y hambre en el rostro; en verdad que el medio día había corrido hacia sí, se decidió que inmediatamente después de saborear su almuerzo, haría la cena para no tener que cocinar con el hambre encima.

— ¿Hippie-Hippie? — Preguntó Gran-Gran preocupada por si el joven tenía algún tipo de inclinaciones poco saludables.

— No, Gran-Gran, Aang no es hippie-hippie. Es tipo hippie monje, todo es para el amor y paz, meditación y perdón. Esas cosas. — Sirvió una deliciosa pasta en un plato medio hondo. — De hecho, creo que nunca ha golpeado a alguien, todo lo resuelve con el don que tiene para hablar. — Katara se sonrojó al escuchar eso, sí, lo recordaba, él hablaba, pero como un niño, y remataba las estupideces de los demás, dejando al descubierto detalles que les cerraban el pico. Intentó continuar la conversación, no podía ser, por amor al cielo, que con tan sólo hablarle cara a cara durante menos de veinte minutos le dejase una impresión tan fija de gallardía.

Interruptor de distracción, activado, objetivo: hermano mayor.

— Cosa que a ti te falta.

— No es verdad, Katara, yo soy un genio apaciguando a las personas.

— O terminar de hacerlas explotar.

Con cara de puchero, Sokka tomó un poco de la salsa que quedaba en su cuchara de servir y la lanzó a su hermana, le cayó en la punta de la nariz.

— Ja-ja. — Se burló él con ironía.

Gran-Gran observó como una de esas riñas bobas se desarrollaban en el comedor, no les llamó la atención, después de todo, habían comenzado luego de servirle a ella el almuerzo, así que era como tener entretenimiento en vivo y en directo.

Katara ganó, eso le arrebató una sonrisa.

Que tu día a día este lleno de detalles. Eso es Familia.

Gran-gran sentía un inmenso amor, devoción, orgullo y dedicación por su familia, así mismo, sintió en sus huesos, que algunas otras personas se les unirían a la hora de comer, le pareció bien, ya hacía falta sentir algo más de presencia en la casa.

A veces, tres, no son multitud.

Esperó, que al menos, el numero aumentara a cinco o seis.

La familia y los verdaderos amigos siempre se la llevan bien.

Fin del Capítulo Familia

Continuará…


Este capítulo está dedicado a todas aquellas personas que participan en mi vida diaria. Recuerden que escribo drabbles, tienen un límite de 1200 palabras, no llegue a tantas, pero sí que me esforcé por presentar una de las situaciones que más amo escribir y la cual Aang más va a valorar a lo largo del tiempo en el cual vaya conociendo a Katara: la familia.

No olviden que si bien soy una muy vieja lectora, no soy una escritora profesional, poco a poco, mejoro gracias a sus críticas. Les pido piedad. Además de sus opiniones, consejos, etc (¡REVIEW!) No acepto tomates a domicilio ni ofensas a mi persona o el fruto de mis esfuerzos, por favor, me he esforzado bastante para nuestro mutuo disfrute y poco a poco se aprende a ser cada vez mejor, algún error, solo señalen, yo lo anoto, y una vez todo listo, se toma en cuenta y se arregla.

Los Amo un Montón chicos! Gracias por leerme!

Con sueño, flojera, quehaceres de la casa, hambre, y… bueno, más hambre… y sueño, no olviden el sueño…

Pero… ¡Estoy de vacaciones!

Marianita–chan =3