¡Hola hermosuras! Nueva historia :3 Léanla y disfrútenla :D

Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a Hiro Mashima y los kaminekos me pertenes a mi WaterJuvia, ok no xD los quiero. Bye


Abro los ojos lentamente e involuntariamente se cierran con el deseo de seguir durmiendo, ya salió el sol, siento como esos rayos acarician mi cara y sé que no tardarán en venir a despertarnos, mis ojos se abren de nuevo con la necesidad de conocer la hora, volteó mi cuerpo para ver el reloj en mi mesita de noche, son las 7:30, en media hora vendrán a llevarnos, además apunta la fecha "4 de diciembre X791" ¿Diciembre? El tiempo paso muy rápido y todas le temen a este mes, en nuestro sistema estamos en el 2014 pero eso ya no se usa desde que llegaron ellos, al menos no era mi diciembre y me muevo más contra el colchón y mi almohada tratando de conseguir una posición cómoda para seguir con mi preciado sueño, pero al hacerlo veo a mi amiga a punto de caerse de la cama y con las cobijas por todas partes, desde acá se le alcanzan a ver todos sus generosos pechos y si alguno de ellos la viera de seguro la castigaría por usar esas pijamas tan corticas. Me rio un poco sé que la extrañaré y aunque sea una loca la quiero demasiado, el tiempo con ella es corto así que agarró mi almohada y con una sutil "delicadeza" se la lanzó a toda la cara.

— ¿Eh? ¿Qué? ¿Ya es hora? - Balbucea medio dormida y asustada, no aguantó la risa siempre se despierta diciendo tontadas.

— Juv, eres una maldita - Me dice al escuchar mis carcajadas, luego llevó las manos a mi boca fingiendo sorpresa - Esa no es la forma de hablar de una chosen one -Habló esperando su peculiar reacción.

— Tampoco la forma de actuar, "Una chosen one jamás debe ser violenta" - dice imitando a la perfección a Polyusica, eso me arrancó unas cuantas carcajadas y me levanté rápido de mi cama corriendo por toda la habitación con mis pies descalzos. Esperaba que Lucy (Cabello rubio, medidas perfectas, largas piernas, hermosos ojos color chocolate y alegre personalidad) volviera a imitar a nuestra maestra con esa gracia que la caracterizaba. — Esta rotundamente prohibido correr ¿Saben lo que pasaría si se lastiman? Además andar descalza no es propio de una chosen one. -Y lo hizo de nuevo, debería ser comediante esa rubia.

— Báñate Juv, déjame seguir durmiendo - se botó en su cama como un bulto y se tapó completamente con su cobija rosa, no sé cómo hace eso, si yo lo hiciera moriría ahogada y acalorada. Me quite mi camisón azul y el short por el camino y vi mi reflejo en el enorme espejo al entrar en el baño, no entendía como yo era una chosen one, ¿Por qué yo? No me comparo con Lucy, ni con Erza Scarlet, ¿Acaso se equivocaron conmigo? mi piel es tan blanca, mi cabello tiene un color muy raro, mi cuerpo no es perfecto y soy...bueno...tan extraña que creo que cometieron un error conmigo. Mierda solo quería ser una chica normal, no quiero esta vida, no quiero oír lo que dirán cuando me vean, me basta con lo que esas tontas de Cana y Evergreen dicen de mí. Recordé que quedaban menos de treinta minutos para que ambas nos arregláramos y si seguía discutiendo con el espejo lo fea que era, nos regañarían por la eternidad que se demora Lucy alistándose. Puse un pie dentro de la ducha, luego el otro y cerré la puerta de cristal quitándome la coleta que sostenía mi largó cabello, configure los botones de la ducha y esta automáticamente hizo su trabajo, ni siquiera podemos tocarnos cuando nos bañamos por esto están estas cosas, ellos temen que lo hagamos nosotras mismas antes que nuestro kamineko. Es tonto nunca lo haríamos ya que si la prueba que nos hacen todos los meses por medio de nuestra orina muestra que ya no somos vírgenes nos matarían delante de todas. Ese es nuestro destino y queramos o no tenemos que aceptarlo, tampoco nos permiten tener ningún contacto físico con las demás chosen one, ni siquiera un abrazo en la Navidad. Pero bueno ¿Quién quiere un abrazo cuando se van todas las chicas que están listas? Me pregunto si Lucy siente este vacío en el estómago como yo.

Salí del baño y me puse mi nada sexy ropa interior, me coloque el uniforme y rebote en la cama muchas veces para que Lucy despertará. — ¿Ya es hora? - habló entre dormida. — Tienes menos de veinte minutos Lucy. — ¿ah? - Me empujó de la cama y salió corriendo al baño pataleando para quitarse las cobijas en el camino, tendí mi cama y la ayude con la de ella, después de unos quince minutos salió, no entiendo porque si la ducha está programada para cinco minutos. A ella definitivamente le quedaba mejor ese estúpido uniforme que a mí, cada vez que la veía mi autoestima viajaba directamente al piso.

— ¡Siéntate! Te voy a peinar - le obedecí y me senté en el tocador enfrente al espejo, la veía por medio del reflejo y mis palabras salieron solas de mi boca

— ¿Cómo te sientes? - La mire con un poco de tristeza, aunque ella me decía que no me preocupará que todo iba a estar bien no dejaba de sentir ese nudo en mi garganta.

— Estoy bien, Juv. Para eso estamos acá y por fin conoceré el mundo bueno ese mundo - Me respondió con una sonrisa fingida, la conocía desde que llegue acá y no me podría engañar. Me término de trenzar el cabello y yo solo quería decirle cuanto la apreciaba, que no quería que eso nos pasara pero no podíamos hacer nada.

— ¡Juvia, Lucy! Makarov-sama ya llegó - sentí como todo mi estómago se revolvió, mi corazón no respondía y mis ojos se llenaron de lágrimas.

— Ya vamos Macao-san - Contestó esa rubia con tranquilidad, a quien le importa las estúpidas reglas la abrace mientras ella correspondió a mi abrazo. Ese era el principio de la partida, el discurso de ese pequeño y luego todos los preparativos. El ruido se comenzó a reunir en el patio y si no salíamos ahora nos castigarían. Abrí rápidamente y salimos "caminando" hacia el patio, pero ahí estaba esa peli castaña creo que iba a disfrutar haciéndome sufrir el poco tiempo que le quedaba en la escuela.

— Miren si es la tonta de Juvia y además tiene una trenza como la campesina que es - Se rio a carcajadas y como siempre no pude decir nada.

— Jajajajaja tienes rabia de Juvia porque sabes que vino de Inglaterra y es la hija del rey, Cana – Lucy, se burló viéndola de arriba a abajo, su tono sarcástico inundo el corredor — ¿Y tú de dónde eres? Mmm tu si eres hija de unos simples cantineros ¿No? - No sé cómo podía enfrentarla de esa manera yo me estaba muriendo del miedo, me aterraba esa Cana Alberona, una vez me encerraron en el agujero por su culpa.

— De nada le vale ser hija de un estúpido rey si al final la van a vender como un pedazo de carne -me vio por lo bajó — y ya que eres tan fea solo un kamineko horrible querrá tenerte - eso me llego hasta el corazón, sentí como si alguien lo atravesara con una lanza. Era cierto, creo que lo peor me esperaba.

— Solo le tienes envidia, vámonos Juv - me haló de la manga y me llevó hasta el patio, yo solo quería llorar y gritar todo lo que estaba sintiendo.

— Tú eres hermosa, Juv y sé que ningún kamineko dudaría en escogerte.

— Y ¿si un kamineko horrible escoge a Juvia? - unas cuantas lágrimas salieron de mis ojos.

— Claro que no Juv, verás que son los indicados para ambas - toco mi cabeza con su mano para darme ánimos. Me sentí un poco mejor y nos fuimos a reunirnos con las demás, al llegar Polyusica nos vio con desaprobación y nos hizo formar. Al estar todas perfectamente alineadas subió Makarov-sama al escenario y comenzó su discurso de todos los años, cada vez que lo veo ese kamineko solo recuerdo una frase "olvídense de que tienen una hija" acompañada del llanto de mi madre. Él fue uno de los que ayudo a conquistar la tierra y si nuestros gobernantes hubieran sido más inteligentes y menos codiciosos hubiéramos podido combatirlos. Mi padre no era codicioso, era la persona más honesta y sabía que hubiera conocido pero después de que Japón, Estados Unidos y Rusia cayeron, Inglaterra no tuvo nada que hacer en su contra. Ellos en "su extrema bondad" le dejaron a los humanos tener su propia autonomía con la única condición de cada año entregarles un grupo de chicas vírgenes (las chosen one) para convertirlas en mujeres de sus hijos. Prácticamente somos objetos y nos entregarán a ellos cuando cumplimos dieciocho años el 24 de diciembre. ¿Somos los regalos de Navidad? No, yo diría que somos el pavo de noche buena. En lo que respecta a los kaminekos no son tan diferentes a los humanos, excepto por sus orejas y cola delgada y peluda exactamente igual a un gato. En cierta manera ese anciano se veía tierno con esas orejas pero nadie que te encierre en este lugar desde los siete años quitándote a tus padres es tierno...nadie! Cumplo los dieciocho en febrero así que me llevarán hasta el próximo año, pero Lucy desafortunadamente ya tiene la edad. Daría lo que fuera para que no se la llevarán, para que el que la escoja la traté bien, para que sea gentil cuando la marque pero en un año yo estaré en su posición y de solo pensarlo hace que mi corazón se detenga.

El viejo término rápido y nos envió directamente a las clases, acá nos enseñan desde cocina hasta cálculo, nos tienen en una burbuja, claro nuestros dueños no desearían que tuviéramos ni la más mínima cicatriz y por eso no nos dejan salir por miedo a que nos lastimemos o más a que nos escapemos. De nuevo después de que todos se durmieron salí a mitad de la noche al cuarto de Levy, no sé cómo demonios hacía para conseguir libros, pero a mí me encantaba leerlos y ella me los prestaba gustosa, cualquiera que la viera diría que no es una chosen one por ser bajita y plana pero su inteligencia superaba todas esas características físicas por eso no dudo del porque la escogieron, ella viene de Italia y Erza Scarlet viene de España, es la más hermosa de las chicas de este lugar, la admiro porque es una mujer tan fuerte y hermosa, siempre nos anima cuando todo va mal.

— ¡Juv, están haciendo inspección de sorpresa! -Lucy entró en el cuarto y me sacó, salimos corriendo por todos los pasillos y gracias a Dios no habían entrado a nuestra habitación, me metí bajo las cobijas y me hice la dormida.

— Lucy Heartfilia está lista y Juvia Loxar estará lista para el diciembre próximo -Habló Polyusica a Makarov.

— Creo saber quién querrá a la rubia, pero todo depende de él.

— ¡Maravilloso! -Polyusica cerró la puerta y pude sentir que Lucy estaba temblando.

— No te preocupes todo va a salir bien

— Lo sé, Juv -después de eso los días se fueron muy rápido, había llegado el día de que ellas se fueran y no podía dejar de llorar.

— ¡Cuida a Wendy! ¡No llores más, Juv. Yo voy a estar bien! -Lucy me abrazó, me acarició el cabello y escuche como golpearon la puerta.

— ¿Lucy ya estas lista?

— Sí polyusica-sama -la anciana entró y me vio llorando, trate de limpiarme rápidamente para que no me regañara, pero me vio como nunca lo había hecho, había bondad en su mirada.

— Lo siento chicas pero es lo que tenemos que hacer -las dos nos sorprendimos mucho, nunca nos había dado una palabra de ánimo, ni siquiera nos había dicho que nos quería en todo el tiempo que habíamos vivido ahí, pero ella se había convertido en la madre de todas nosotras y nos ayudó a superar la tristeza.

— Dame tu brazo, Lucy -Vi como sacaba una pistola y le disparaba en el brazo, Lucy hizo un gesto de dolor y ella le puso una curita en la herida.

— Con esto te van a localizar, no intentes escapar, Lucy -Ella asintió y agarró su maleta.

— ¡Adiós Juv! -No quise ir de tras de ella, sabía que si iba al patio me iba a subir en la nave y la iba a sacar de ese lugar. No iba a ser capaz de ver a Erza ni a Levy sin quebrarme y comenzar a llorar.

Me acosté y seguí llorando. Después de media hora aún no se habían ido — ¡Aún falta una! ¡Búsquenla! -Escuché un grito en la ventana y decidí salir, no vería a Lucy en todo un año y sabía que me iba a arrepentir. Abrí la puerta y salí corriendo, temí que fuera tarde.

— ¡Juvia! ¡Ayúdame! -Vi a Minerva recostada en la pared del corredor al sótano y me asusté mucho, tenía sangre en su brazo y trate de ayudarla...grave error.

— Es tu turno, ve bonita -me agarró el brazo fuertemente y me puso el chip en el mismo lugar que se lo pusieron a Lucy, chille de dolor y salió corriendo, dejándome sola en ese lugar.

— ¡Acá estabas, imbécil! -Un kamineko rubio con un traje extraño y un tatuaje en su cuello que decía Mirajane Strauss me agarró de la muñeca bruscamente y entendí lo que Minerva acababa de hacer, cambio su lugar con él mío.

— ¡Espere, aún Juvia no tiene la edad! Esto es un error.

— ¡Cállate, tonta y camina! -Me resistí, no iba a permitir que me subieran a esa nave.

— ¡Ayúdenme, no se queden viendo imbéciles! -Otros tres kaminekos me cogieron de los brazos y me llevaron empujándome.

— ¡Le dejan un solo rasguño a esta mujer y los mato! -Todos le tenían mucho respeto, le dijeron Laxus-sama y recordé que era el nieto de Makarov.

— ¡Polyusca-sama! ¿Dónde está? Juvia aún no tiene la edad-Todas en el patio se quedaron viendo la escena pero nadie podía hablar sin autorización porque ese acto ameritaba un castigo. Me entraron a la nave a la fuerza, Lucy a penas me vio se levantó y se fue a ayudarme.

— Ella aún no tiene dieciocho ¿qué hacen? -Polyusica no apareció y Laxus se fue hacía Lucy — No nos mientas, imbécil. Todas dicen lo mismo todos los años -la electrocuto con algo, me dio mucha rabia y salí para golpearlo pero a mí también me electrocuto con esa máquina y caí al suelo, mi lengua no se movía y no pude hablar durante todo el viaje. Con cuidado me pusieron en el asiento y Erza me veía impotente, ella no podía hacer nada sin que la perjudicaran — Algo haremos, no te preocupes -leí en sus labios y me quede dormida algo debió haber tenido esa cosa.

Cuando desperté habíamos llegado y estaban despertando a Lucy.

— Es hora, ¡alístense! –Nos bajaron y nos metieron en un grande edificio blanco y elegante, a todas nos llevaron a habitaciones diferentes y vi un vestido muy cortico negro que me habían preparado encima de la cama. Durante todo el trayecto trate de hablar pero mi lengua no se movía, mi diciembre llego un poco antes y me sentía demasiado nerviosa. Todo es por culpa de la perra de Minerva, ahora debe estarse riendo encima de su cama o tal vez se debió haber escapado. Recordé todo lo que nos habían dicho, al momento de escogernos, los kaminekos tienen algún tipo de contacto físico con nosotras, nos agarran la mano, el cabello, algo, nos pueden ver todo lo que quieran pero sin el contacto físico no somos de su propiedad y cuando lo hacen tenemos que devolverles el gesto con una sonrisa o con una reverencia.

Dos chicas kaminekos entraron, jamás pensé que hubieran chicas kaminekos ¿Entonces para que nos necesitan a nosotras? las mire de arriba abajo, eran muy hermosas. Tenían el mismo traje de Laxus y de los que tuvieron contacto con nosotras.

— Mira, está una monada -Me toco la cara con un guante y la otra me vio de cerca.

— Es verdad, todas las mujeres de la tierra son hermosas, además mírale ese par de... -me sonroje al ver su mirada en mis pechos. — El que te tenga va a estar muy feliz, puede jugar con ellas todo el tiempo que quiera -me sentí incomoda con ese comentario para ellas era algo normal, hablaban como si nada estuviera pasando.

— ¡Báñate! -obedecí y me entre a bañar, esas máquinas eran más actuales que las de la tierra. Salí y ellas me secaron. Me untaron cremas que no tenían ningún olor y me maquillaron. La maldita depilada me dolió demasiado, luego me ayudaron a vestirme y me vi en un espejo, no creía lo que veía, esa mujer que se reflejaba no era yo.

— ¡Que hermosa quedo!

— Lo sé ¿Quién creas que la elija?

— No sé, tal vez ¿Natsu? No no, ¡Ya sé! parece del gusto de Jellal, pero si nos ponemos a pensar detenidamente puede gustarle mucho a Loke.

— jajaja A Loke le gusta todas y ¿Gray? -Sentía un vacío en mi estómago, claramente ellas los conocían y me sentía en desventaja.

— Nadie puede saber lo que piensa Gray, esta muñeca estaría mejor con alguien que no sea tan serio como él.

— Ya es suficiente, la estamos poniendo nerviosa -respire de nuevo y ella comenzó a hablar.

— Bueno princesa, no te hemos dicho nada de nosotras, hablaremos mientras te vienen a buscar ¿vale? -moví mi cabeza y escuche a esas mujeres hablar como cotorras, lo más importante que capte fue que sus trajes estaban diseñados de un material especial para que no se mezcle nuestro olor, por eso todos los que tuvieron contacto los tenían puesto, desde esa noche sería el juguete sexual del que me escogiera y le daría un hijo en cinco años. Me darían los beneficios proporcionales a la riqueza de mi dueño y que la primera vez me iba a doler pero que luego rogaría para que lo hiciera conmigo. Eso último definitivamente no lo creía ¿Cómo iba a rogar para que me violaran?

— ¡Listo! ¡Sal mujer! -golpearon la puerta, respire profundo.

— Buena suerte linda -Camine justo a mi muerte como ganado a punto de entrar al matadero, me bajaba el vestido ya que se me subía con cada paso que daba, era totalmente horrible, entre a un salón enorme donde ya casi todas estaban formadas en dos hileras y haciendo un camino para que los kaminekos entraran y caminaran observándonos a todas, Lucy estaba diagonal a mí, estaba hermosa con un vestido rosa que era igual de cortico al mío, me sentí como una prostituta, quería llorar. Todas estaban nerviosas y estaban temblando, la única que estaba fuerte era Erza Scarlet, con una postura digna de admirar y tome su ejemplo, deje de temblar y la puerta se abrió entrando el primero, tenía un tatuaje en su cara, cabello azul y era un kamineko fuerte, yo solo trague saliva. Nos miró a todas y cuando paso al lado mío respire, sin duda iba por el premio mayor, mis labios empezaron a temblar y los mordí para no llorar, toco el cabello rojo de Erza con delicadeza y ella le sonrió devolviéndole el gesto.

— Jellal Fernandez.

— Erza Scarlet -dijo ella y él salió de la sala, los que estaban supervisando la situación le dijeron que tenía que salir con él, ella me regalo una sonrisa y también miro a Lucy. Salió y mi alma abandono mi cuerpo, ya no estaba ella para darme fortaleza, estaba muy asustada. El siguiente en entrar me dio mucho miedo, era enorme, con piercings en toda su cara y tenía una melena larga y negra, cuando paso me miro con sus ojos rojos y trate de disimular mi miedo. Siguió caminando y se detuvo para ver a la chica que me prestaba los libros con mucho amor. Le toco la cabeza dándole golpecitos, delante de él ella parecía una muñeca, ese kamineko era como un gigante aterrador. — Gajeel Redfox.

— Levy McGarden -dijo con una reverencia y ya estaba... me estaba muriendo de los nervios, se estaban llevando a todas mis amigas, faltaba Lucy. Entró un kamineko con el cabello negro atado y ojos rojos, podría jurar que estaba borracho y se fue hacía donde estaba Cana, le toco el estómago — Parece que eres de las buenas -no entendí porque dijo eso pero Cana le sonrió falsamente.

— Bacchus Glow.

— Cana Alberona, si soy de las buenas -¿Tendría algo que ver con que Cana tomaba alcohol a escondidas? Bueno, no lo sé, pero al salir me miro horrible. El siguiente que entró tenía una sonrisa hermosa, su cabello era rosado y ojos verdes, empezó a mirar a las chicas detenidamente y se movía negando. Cuando estuvo enfrente mío, duro más tiempo que con las otras, ladeo su cabeza y vi como movió su nariz ¿Me estaba oliendo? — No, tú no eres -dijo suavemente y me sentí demasiado confundida. Cuando llegó donde Lucy soltó una celestial sonrisa.

— Tú si eres -se agachó como un caballero y tomo la mano de mi mejor amiga, le beso la mano y ella le sonrió.

— Natsu Dragneel.

— Lucy Heartfilia -habló un poco incomoda y me miro cuando salió — Suerte -leí en sus labios. Ya no podía más, mis piernas me estaban traicionando y sentía como caía al piso, vi muchos kaminekos pasar y no entendía porque mi corazón se detenía, si no me escogían rápido iba a tener un ataque cardiaco en ese momento.

Elfman Strauss se fue con la tonta de Evergreen y después de un tiempo pensé que ya no me iban a elegir. No era mi diciembre, era lógico que no me iban a escoger porque no había un kamineko para mí en ese momento, sonreí y solo espere que se acabara esa tontada. Escuché de nuevo que se abrió la puerta y vi un kamineko de cabello negro, piel morena y ojos grises, sus manos estaban dentro de los bolsillos y tenía una cara de arrogante y fastidiado. "Imbécil" pensé al ver que no veía a ninguna y al percibir una actitud orgullosa, "pobre de la que le toque con él" sonreí estaba totalmente convencida que no me tocaría con él ni con nadie.

Al pasar al frente mío se detuvo, me erguí enseguida cuando posó sus ojos en mí, sus ojos grises y penetrantes me dejaron paralizada. No podía ser posible. Se acercó a mí y mi respiración comenzó a fallar. Levantó su ceja y me inspeccionó con su mirada. "No me toques, no me toques" pensé, si me tocaba sería su juguete sexual e hizo un contacto físico que ninguno de los otros hizo, no pude reaccionar con una sonrisa o con una reverencia, solo jugué con su lengua mientras me apretaba de la cintura hacía su cuerpo.

— ¡Es suficiente, Gray! -un kamineko mayor le dijo horrorizado mientras un hilo de saliva había quedado en mi barbilla.

— ¡Esta noche podrás hacerle eso! compórtate.

— Tsk -pronunció y se alejó, no se presentó, ni siquiera me dejo decirle mi nombre. ¿Qué había acabado de pasar? ¿Cómo es que me había gustado lo que hizo? duramos más de diez segundos en eso y no lo detuve. Salí detrás de él, obediente y Makarov estaba en el despacho por donde todos habían pasado ya.

— Espera, está niña no estaba en mis registros, aún no tiene la edad, tu eres Juvia Loxar, la que estaba durmiendo con Lucy la rubia.

— ¡Por fin alguien escucha a Juvia! Eso era lo que ella estaba tratando de decir, fue engañada por Minerva y su nieto la obligo a venir acá sin escucharla.

— ¡LAAAXUUSSS! -vi a mi dueño a la cara y tenía el ceño fruncido, estaba tan enojado que pensé que los iba a matar a todos. Laxus dijo que pensó que yo estaba diciendo mentiras y por eso me había traído.

— Ya la escogiste, no hay nada que podamos hacer y además le quitaste la virginidad de sus labios -me sonroje al recordar ese momento — Hubiéramos podido darte otra mujer si no hubieras hecho eso. Pero si te agrado su olor es porque ella es la indicada, algo inusual por la diferencia de edades pero posible.

— ¡Cállate viejo! no es para tanto, ella es mía al final de cuentas.

— Sabes que no puedes quitarle la virginidad hasta que no tenga dieciocho, la mataríamos a ella y te mandaríamos a la cárcel a ti.

— ¿Preciosa cuando cumples la mayoría de edad? -me preguntó el viejo.

— En inicios de febrero.

— ¿Podrás esperarla? Es decir, sin… -bajo la voz — …sin penetrarla.

— Ni que fuera una bestia salvaje, además sabes que no estoy de acuerdo con esta práctica de mierda, ni siquiera la conozco y la voy a hacer mi mujer. ¡Que estúpido!

— Pues tampoco es que Juvia este acá por su voluntad -lo dije con rabia, pues ambos íbamos a estar juntos por pura obligación. El peli negro me vio al instante y baje la cabeza, no podía hablar sin permiso. Nos dejaron salir y él tonto no pronunció palabra, al menos no me iba a hacer suya esa noche. Me metieron en una máquina y en este planeta eran los carros, esa cosa se movió a una velocidad increíble y no habían ventanas, el solo tenía sus puños apretados y me hizo gracia verlo enfadado, ¿Se veía guapo? pero que mierdas estaba pensando, solo sonreí y él me vio de lado.

— Hablas como una niña ¿No te enseñaron a hablar bien?

— No, a Juvia no le enseñaron a hablar bien y que lastima... bueno para usted -me estaba ganando un castigo por hablarle así, tenía que ser toda una dama y siempre complacer a mi kamineko. El carro se detuvo violentamente y pegue un gritico.

— ¡Bájate! -Me baje y vi una mansión enorme, la casa estaba flotando y cuando mire hacia abajo no había final, me dio mucho miedo, al entrar vi a una mujer un tanto parecida a Gray, él evitó que me saludara y le contó todo lo que había pasado.

— Tienes que marcarla -mi sonrisa desapareció ¿Qué acababa de decir esa mujer?

— Lo sé, mamá.

— Contrólate Gray, lo que menos quiero es que te lleven -me asuste, no podía penetrarme pero cuando un kamineko y un mujer tenían relaciones por primera vez a eso se le llamaba "marcar". ¿Qué demonios iba a hacerme entonces?

— Luego te presentare ante todos, !Vamos!...No quiero que nos interrumpan –la última frase se la dijo a su madre y me halo por las escaleras, su cuarto era enorme, estaba lleno de espejos en cada pared y la cama era muy grande. Yo estaba demasiado asustada, nunca había sentido tanto miedo en la vida.

— ¡Acuéstate en la cama!

— Sí –Me acomode lentamente en la cama, se quitó su camiseta muy rápido y sentí una cosquilla en mi vientre, era muy fuerte y cada línea estaba perfectamente marcada, sus músculos me hacían una invitación a tocarlos y solo lo veía como hipnotizada. Suspiró y se puso encima mío sin aplastarme, empezó a pasar su nariz por mi cuello y todo el odio que sentía por él empezó a desaparecer a medida que sentía sus labios en todo la extensión de mi piel. Me maldecía por gustarme eso, toda la vida pensé que esa noche me daría asco pero no sabía que me estaba pasando con ese kamineko, volvió a repetir lo de hace algunos minutos pero ese beso fue suave, me beso despacio y luego fue aumentando la intensidad, mordisqueando mis labios y jugando con nuestras lenguas, hizo un movimiento en mi lengua que me hizo sentir un cosquilleo en mi parte baja, cerré mis piernas para ver si se me pasaba, todo eso que estaba sintiendo era nuevo para mí.

— ¡Relájate! -me dijo acariciando mis piernas ¿Cómo demonios quería que me relajara? jamás me habían tocado de esa manera, paso sus labios por mis muslos, mis rodillas y me saco los tacones para besar mis pies y mis dedos, mis piernas se abrieron levemente en contra de mi voluntad y el aprovecho para abrirlas con sus fuertes brazos y capturar mi braga con sus dientes, me estaba sintiendo muy rara, estaba empezando a sentir mucho calor, veía como movía su cola negra de un lado a otro y sentí como me quitaba mi ropa interior, me avergoncé y trate de bajar mi vestido, él se rio y quitó mis manos suavemente, me levantó todo el vestido hasta dejarlo en mi cintura, me acarició suavemente el vientre con la yema de sus dedos y sentí algunas extrañas sensaciones. Me sentí mojada y él me sentó en la cama, sentí rico al rozar el material de la cobija en mi zona intima, se subió a la cama y se hizo detrás de mí. — Apóyate en las rodillas -me susurró en el oído y yo me levante temblando para arrodillarme en la cama haciéndole caso, me bajo la cremallera del vestido y yo levante los brazos para que terminara de sacármelo, me quitó el sostén y en ese momento apoye mi espalda en su pecho y sus manos bajaron directamente a mi zona intima. Me tocaba por todas partes, masajeaba mi botón rosa y me estaba volviendo loca de placer, lo veía por el espejo de su pared tocarme y eso me excitaba más, nunca me había visto desnuda en esa pose y jamás imagine poder ver a alguien tocarme de esa manera, mi cara de placer era algo increíble y todo su cuerpo estaba totalmente concentrado en lo que estaba haciendo.

— Son grandes -una de sus manos dejo de acariciar mi zona íntima y la paso a uno de mis pechos, me apoye más en su cuerpo, no tenía fuerzas para seguir con eso, fue demasiado para mí, sentí una gran bocanada de aire caliente cerca de mi oído y luego una respiración agitada acompañada de una frase — Ya estas mojada -me mostró sus dedos que tenían mi líquido y dejo que me cayera de nuevo a la cama.

— No quiero que hagas ruido -¿Ruido? ¿Por qué iba a hacer ruido? Me corrió a la orilla de la cama y se arrodillo en el piso, abrió mis piernas y pasó su lengua profundamente en mi zona intima, tuve que agarrar su cobija, no quería gemir pero a medida que su lengua se movía era más certera en encontrar mis zonas de placer — Aaahhh ...Gray-sama -se me salió y el movió levemente sus orejas, fue hermoso, esas orejas las quería tocar, se veían tan suaves y — aahhh -de nuevo hizo que gimiera, apreté mi zona íntima con su boca para que fuera más rápido, él alzo mi cadera y pensé que era todo un animal, esa sensación jamás la había sentido en toda mi vida. No dejaba de gemir y de repetir su nombre — Gray-saaahh -En un momento pensé que me iba a orinar. — No Gray-sama, Ju-Juvia ti-tiene que ir al baño.

— Tonta, te vas a venir -¿entonces estaba bien que lo dejara salir? hubo un momento en que mi cabeza se desconectó de mi cuerpo, no podía pensar absolutamente nada y sentí algo asombroso, algo que no puedo describir con palabras, sentí como un corrientazo se apoderaba de mí por todo el cuerpo como por diez segundos y un líquido salir de mí que él empezó a lamer y a beber.

Se tomó todo lo que había salido de mí y mis piernas estaban temblando, aún me estremecía moviéndome en la cama. Cuando se bebió la última gota mis muñecas empezaron a arder, era un dolor horrible, empecé a gritar y a revolcarme de dolor. Había una especie de luz saliendo de mis muñecas, como si me estuviera desangrando — Duele, duele mucho –Él, rápido me agarró y me dio un beso en cada muñeca, el dolor desapareció y vi lo que lo había causado, mi muñeca izquierda tenía escrita Gray y la derecha Fullbuster en letra cursiva. — ¿Estás bien? -Él apretaba su cuello y asentí — ¡Bien! ¡Ahora bésame tú! -quitó la mano y su cuello también estaba brillando como mis muñecas segundos atrás, me levante y me demore mucho besando su cuello, pasaba mis labios por toda su piel y al final dejo de brillar y apareció mi nombre en él "Juvia Loxar".

— Vístete te voy a presentar -Levantó su camisa del suelo y se la puso.

Y así fue como a la edad de diecisiete años el 24 de diciembre del X791 pase a ser propiedad de Gray Fullbuster, un kamineko que aún no me había hecho suya completamente.


¿Bueno que les pareció? Escribí esto después de inspirarme en una historia que tenían que esperar para estar juntos pero bueno lo de los kaminekos lo saque de mi imaginación y NO ESTABA FUMADA. Los quiero hermosuras y bueno su opinión es importante, ámenme y denme reviews Si no me dan reviews no me aman, bueno no los quiero acosar con lo de los reviews ni nada de eso pero es un factor importante para seguir y conocer sus ideas, no siendo más me despido.

¡Los quiero, bye :D!