N/A: Hola, hace mucho tiempo que no actualizaba este fic, pero la verdad es que si lo quería hacer y como la noche afecta -Decir eso me trae recuerdos del foro *Sonrisa melancólica*- la nostálgia me atacó, entonces me puse a releer viejos reviews de este fic y me sentí bastante bien, todo por el solo hecho de recordar cuando llegué a FF y que este fue un uno de mis primeros fics, el cuarto para ser más exacta, además de a los primeros usuarios que conocí en este fandom, que resulta ser el primero donde me animé a publicar.

En fin, ellos me dieron la bienvenida y volver a leer las palabras que se tomaron un momento de escribir solo para mi me hiso revivir esos momentos y por eso, más que nada, me animé a escribir esta continuación porque se la merecen y no estoy segura de que todos los de aquél entonces estén leyendo esto, incluso lo dudo, pero aún así siento que se los debía y pues, aquí está :')

Se les quiere y agradezco profundamente cada review, tanto en esta como en todas mis historias. Gracias por ello. Espero puedan disfrutar esta continuación.

Si, lo sé, soy muy sentimental.

Inazuma Eleven no me pertenece...


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Los chicos terminaron sus citas, al parecer a todos les había ido bien, ahora se encontraban en la casa del chico de rastas, estos días se estaban quedando allí, pasando el tiempo como amigos que eran, la mayoria había llegado sólo faltaban Genda y Nagumo.

— Oigan, ¿qué tal les fue en sus citas? —rompió Fubuki el silencio.

Comentarios como "bien" o "nada mal" y uno que otro "fue divertido" fue lo que se escuchó, ninguno quería dar más información de la que se debía.

— Vamos no sean nenas y ya suelten los detalles —habló Fudo.

— Si tanto quieres saber ¿por qué no empiezas tú? —propuso Kido a lo que los otros asintieron.

— Bien, estuve todo el día en lo más alto de un edificio, mojando con globos de agua a todo aquél que pasara frente a este —respondió el chico con tranquilidad.

Los presentes lo miraron como si fuera una especie de lunático, pero como ya lo conocían bien lo dejaron pasar.

— De acuerdo, parece que encontraste una chica divertida —decía Kido algo perplejo— Kazemaru ¿qué tal te fue a ti?

— Bueno... —miró a Terumi— Estuvo bien —intentó no decir mucho.

— No seas aguafiestas, suelta la sopa —ordenó Midorikawa.

— Pues, estuvimos caminando por el centro comercial y...

— ¿Y ...? —preguntaron curiosos.

— A ella... le gusta el anime y el manga.

— Eso me suena —decía Terumi pensativo.

— E-eso le puede gustar a cualquiera, a mi tambien me gusta —dijo eso para que no sospechara.

— ¿En serio? eso no lo sabía —cuestionó Endo.

— P-pues ya ves que si —soltó algo nervioso.

— ¿Y cuál es tu favorito? —curioseó Midorikawa.

— ¿Mi favorito? —una sonrisa forzada adornó su rostro, además de las gotas de sudor que empezaban a caer.

— Si, si te gusta debes tener un favorito —siguió el peliverde.

— B-bueno... —intentó recordar alguno de los tantos mangas que habían en aquella tienda— ... —algo se le vino a la mente— ¿Cómo se llamaba ese...? era... era... ¡Ya sé! —se aclaró la garganta — Mi favorito es Sailor Moon —dijo ya más tranquilo.

— Ya veo... bueno continuemos con el interrogatorio, digo, con la conversación, Hiroto.

— Este... estuvo bien, fuímos a la feria —el pelirrojo tenía un leve sonrojo, pues recordó lo que había pasado.

— ¿Seguro que sólo fue eso? —cuestionó Midorikawa pícaro notando el nerviosismo de su amigo.

— ¡Claro que si! —exclamó algo sobresaltado.

— Bueno está bien, pero no te pongas así.

Mientras en la cocina, Suzuno se encontraba revisando el refrigerador de Kido.

— ¿Qué tendrá de bueno? —dijo observando de allá para acá.

— Esto está mejor, no espere que eso pasara —decía alguien yendo a la cocina, pero el albino no se molestó en revisar quién y siguió en lo suyo.

— Esto servirá —tomó unas galletas.

— Que hambre tengo —dijo el otro chico entrando a la cocina, luego se percató de que dentro había alguien— Ese es Suzuno —dicho esto guardó algo que traía en su espalda.

— ¿Nagumo? —habló el albino al notarlo— Llegas temprano. ¿Acaso ya te cortaron? —tomó una galleta y se la comió.

— ¡No digas idioteces! —el pelirojo sonrió— A mi nadie me corta, yo las corto.

— ¿Qué tienes ahí? —dijo mirando lo que el otro escondía.

— ¿Eh? no, no es nada —empezó a retroceder.

— Dime que estás escodiendo —ordenó acercándose.

Nagumo miró a todos lados, estaba casi acorralado... casi.

— ¡No! —le gritó al momento de salir huyendo. Suzuno no se quedó atrás y lo persiguió.

Ninguno de los dos estaba acostumbrado a la enorme casa de Kido, por lo que Nagumo sólo corría por donde creía que debía, sin pensar a donde iba. De momento nada más que pasillos era lo que habían transitado, hasta que al pelirojo se le ocurrió entrar a una de las habitaciones. Pensó que quizás si corría un poco más rápido llegaría antes que su perseguidor, cerraría la puerta, el otro quedaría afuera y él podría fácilmente escapar por la ventana, en caso de ser necesario. Como lo planeó lo efectuó, aunque para su mala suerte esa era la habitación en la que se encontraban los demás, sólo bastó que uno de ellos abrierá la puerta con intención de salir para que Nagumo cayera al suelo, justo dónde termina la habitación y empieza el pasillo.

— ¿Pero qué demonios? —articuló Kido.

— ¿No ibas al baño? —le recordó Endo a Midorikawa, quién fue el que abrió la puerta.

— Luego, esto está interesante.

Suzuno, quién apenas había llegado, sonrió victorioso y, sin importarle el dolor del pelirrojo, le pasó por encima y le quitó lo que con tanto esfuerzo intentó esconder.

— ¿Un libro? —cuestionó arqueando una ceja— De ¿Harry Potter?

— Devuélvemelo —suplicó aún desde el suelo.

— ¿Te gusta leer? —preguntó Terumi tomando el libro.

— ¡Jajajajajajaja! —rió Fudo y agarró el libro — Así que al "Gran Nagumo" le gusta leer. ¿Harry Potter? ¿Qué tonterías son estas?

Nagumo se levantó y tomó su libro de las manos de Fudo.

— ¡Maldito moggle! —expresó Nagumo con un lápiz, usándolo como si fuera su varita— ¡Te arrepentirás!

— ¡No se qué demonios dijiste, pero no me sonó nada bien! —dijo Fudo enojado.

Estaban a punto de comenzar una pelea, pero antes de que algo pasara Midorikawa se paró en medio de ambos, poniendo sus manos frente al rostro de cada chico.

— ¡Esperen!

— ¡¿Qué?! —gritó Nagumo.

— Es el turno de Tobitaka —dijo con una gran sonrisa.

Ambos suspiraron rendidos, con personas como el peliverde si estabas enojado con alguien tu ira cambiaba rapidamente de direción hacia él, no quedó más, se sentaron y siguieron con su plática.

— Bien, mi cita y yo fuimos a patinar —respondió el chico.

— ¿Sabe patinar? —pregunta Toramaru sorprendido.

A Tobitaka le dio un tic.

— No —soltó medio obligado.

— ¿Y entonces como...? —no pudo terminar Utsunomiya ya qué las risas de Fudo y Nagumo no se hicieron esperar.

— Estoy seguro de que tu cita quedó impresionada contigo —se burló Akio.

— Se me cae la cara de vergüenza, Seiya —dijo Nagumo resaltando la palabra "cae".

Tobitaka estaba a punto de darle su merecido a cada uno, sin embargo, el sonido del timbre sonando llamó la atención de todos.

— Voy ir a ver quién es y ustedes dos —Kido señaló al mohicano y al pelirrojo— Ya dejen de molestar —sin más cerró la puerta.

— Fíjate bien, no vaya a ser que te caigas y...

Kido iba bajando las escaleras cuando un sonoro "auch" llegó a sus oídos, al instante negó, pero no pudo evitar reír.

— Ay, Fudo —al poco rato ya se encontraba abriendo la puerta— Hola, ya empezaba a creer que no ibas a venir.

En la habitación los chicos seguían hablando de sus citas, Midorikawa se aseguraría de que cada uno mencionara al menos una cosa al respecto; justo ahora la atención le pertenecía a Suzuno.

— Fuimos a una cafetería y tomamos unas malteadas —respondió comiendo una de las galletas que había tomado de la cocina.

— ¿Algo más? —pregunta Nagumo.

— No.

— Se nota que te divertiste.

— De hecho, si hubo algo más —Suzuno sonrió al recordar a la chica mientras cantaba y tocaba el piano.

— ¿Y qué fue? —se impacientó el pelirrojo.

— Eso no es tu asunto —ignoró el enojo de Haruya y le lanzó el empaque de las galletas a la cara.

— Desgraciado —soltó Nagumo con cara de perro.

De pronto la puerta se abrió y la figura de Kido apareció.

— ¿Quién invitó a tu gemelo? —comentó Fudo con nada de educación observando al chico detrás del de goggles.

Kido suspiró.

— Fui yo, es mi casa y puedo traer a quién quiera —le dejó en claro al semi-calvo para que no siguiera preguntando.

— Bien, ya que acabas de llegar, entonces tu sigues —sonrió Midorikawa.

— ¿Yo sigo? ¿de qué hablan? —preguntó Strada con los brazos cruzados.

— De que Midorikawa es un entrometido alcahuete que quiere meterse en la vida de todos —respondió Nagumo sin tacto alguno.

— Oye —se quejó el peliverde— Igualmente sigue Demonio.

— Cuida tu bocavulario, jovencito.

— Pero Fudo, yo me refería a...

— Meh.

— Quise decir...

— Meh.

— El chico...

— Meh.

— Mejor cuéntanos de una vez tu cita, esto puede seguir toda la tarde —le sugirió Goenji a Strada.

— Bueno, fui a un parque con ella y jugamos un poco de fútbol.

— ¿Dónde están los detalles jugosos? —reclamó el peliverde.

— Midorikawa déjalo en paz, tampoco es que deba contarte cada cosa que hizo en su cita.

— Oh, Kido, nuestro querido estratega, ¿por qué no dices qué tal te fue?

— Si, cuéntanos de tu cita, querido Yuuto —comentó el semi-calvo mientras se le acercaba.

— Está bien, pero mantén tu distancia —dijo alejando al otro— Fuimos a la ribera del río, conversamos y...

— Y estuvieron haciendo cosas indebidas en el agua —terminó Sakuma.

— ¡No! ¿Cómo se te ocurre? —preguntó indignado.

— ¿Dónde quedó el salseo? —se lamentó el del parche.

— ¡Ya llegué! —anunció Genda al entrar.

— ¡A nadie le importa! —respondió Fudo imitando el tono de voz del pelirrojo.

Kojiro le lanzó una banana.

— No sabes cuánto te extrañé.

— ¿Qué hacen? —preguntó Genda uniéndose al grupo.

— Investigación —respondió Akio mientras comía la banana.

— ¿Investigación? —repitió el pelirrojo.

— Si —dijo el peliverde— ¿Te nos unes?

— ¿Qué hay de ti, Midorikawa? no haz dicho sobre tu cita —comentó Hiroto y varios de los chicos le dieron la razón.

— Bueno yo... —el chico empezó a recordar aquella película que había visto. De pronto estaba en posición fetal, meciéndose y con un aura oscura rodeándolo.

— Oye ¿qué te pasa? —preguntó Nagumo, picándolo con su lápiz.

— 1, 2, 3. Freddy ya viene... —cantaba el chico en susurros.

— Seguro comió helado y ya —se encogió de hombros Fudo y los demás le dieron la razón.

— Sigamos con Fubuki —aconsejó Goenji.

— Bueno, nosotros fuimos a comer helado —contestó el de cabellos plateados con una sonrisa.

— ¡Pero que buena cita! —se levantó Midorikawa de golpe y Fubuki rió nervioso por el cambio de actitud repentino del chico.

— ¿Y tú Nagumo? —preguntó Sakuma.

— ¿Yo qué?

— ¿Cómo te fue en tu cita? —completó Suzuno.

— Pues...

— ¡Ja! no me digas —interrumpió Fudo— Fuíste a una biblioteca.

— ¡C-claro que no! Nosotros... fuimos a observar aves —contestó con la peor excusa que se le pudo ocurrir. Maldijo por mucho los estúpidos documentales que veía Fuusuke.

— ¿Y ya? —preguntó extrañado Terumi.

— ¿Qué eres policía?

El rugido de los estómagos de varios de los chicos se pudo escuchar.

— Bien —dijo Fubuki— Ya es algo tarde, deberíamos ir a comer algo.

— Pero todavía no hemos terminado —detuvo Midorikawa a los chicos, eso hasta que la ausencia de comestibles en su interior se hiso presente— Pensandolo bien, Toramaru —llamó al chico, quién había estado leyendo un diccionario de inglés— ¿Qué hiciste en tu cita?

— Fui al zoológico.

— Suficiente, Terumi.

— Academia de arte.

— Endo.

— No quieren saber.

— Goenji.

— Restaurante y fútbol.

— Sakuma.

— Descubrí el tiramisú —mencionó con cierta ilusión en su voz.

— Y por último, Genda.

El nombrado miró a Sakuma.

— No importa.

— ¡Como digas! —exclamó restándole importancia al nerviosismo del pelirrojo por culpa del hambre que tenía.

Ninguno de los chicos quería cocinar así que se decidieron por ordenar una pizza y el buen Genda dijo que se encargaría de hacerlo.

Ding Dong...

— Ya voy —dijo Endo al escuchar el timbre— Gracias —decía recibiendo la pizza.

— ¡Llegó la pizza! —gritó Midorikawa corriendo hacia el castaño.

— Por fin —tomó Sakuma la pizza para luego abrirla y olerla— Un momento —aquellos que también se dirigían como estampida a su presa se detuvieron— Esta pizza... es vegetariana —sentenció cerrando la caja.

Todos lo analizaron un par de segundos.

— ¡Genda! —reclamaron al culpable.

— Es deliciosa —fue su respuesta.

— ¡Muerte al pelirrojo! —gritó el peliverde y Genda tragó en seco.

— Bueno, no creo que sea para tanto —comentó Kido.

— Hay que colgarlo —siguió el chico.

— Si la probaran... —trataba de decir Genda.

— ¡Qué le corten la cabeza! —gritó Sakuma.

Y justo así comenzó una entretenida persecución entre amigos. Definitivamente no volverían a dejar que Genda ordenara su comida nunca más. Y para mañana, una divertida fiesta les esperaba a todos.


N/A: Y... ¿quedó muy mal? no, mejor no respondan.

Pasemos a mis condenadas preguntas:

¿Les gustó el capítulo?

¿Quién les pareció más entrometido en cuánto a saber sobre las citas? ¿Fudo o Midorikawa? ¿Alguien más?

¿Cuál de todas las respuestas en general a la pregunta "¿Cómo te fue en tu cita?" les gustó más?

¿Alguna parte les dio risa, les sacó una leve carcajada o al menos los hiso sonreír?

¿Genda será asesinado por sus amigos come carne?

¿Me tardaré menos en actualizar la próxima vez?

¿Reviews?

Gracias por leer :3

Que tengan un lindo día, tarde, noche, -madrugada xD- Sayo.