HOLA! Estoy de regreso, espero que todos gocen de muy buena salud y que el COVID-19, no afectara a nadie cercano a ustedes, por fin les tengo este capítulo, el penúltimo o antepenúltimo de esta historia, espero les guste y puedan comentar. ¡Disfrutenlo!
Capítulo 56. Tú no eres como él.
El viento silbaba con fuerza, arrastrando con fuertes ráfagas todo a su paso, infiltrándose entre los grandes nubarrones negros que sobrevolaban el cielo, en aquella noche eterna, ni la luz de la luna o el sol surcaban los cielos. La lluvia se desplazaba de lado golpeando con fuerza todo aquello con lo que se ponía en contacto, mientras el fuego en la tierra se avivaba, negándose a desaparecer, generando grandes cantidades de vapor en compañía de la lava que continuaba ardiendo en el suelo, como si se encontraran sobre las fauces de un volcán.
De vez en cuando un rayo iracundo impactaba contra el suelo, rugiendo con fuerza y despedazando, como una explosión de cosmos todo lo que tocaba. Si los habitantes del santuario hubiesen salido en aquel momento, ni siquiera podrían reconocer en qué lugar se localizaban sus villas o que aquel fuese el glorioso santuario ateniense.
La vegetación estaba completamente extinta, la poca que quedaba se encontraba ardiendo en esos momentos en llamas, los ríos se habían evaporado y en su lugar grandes torrentes de lava brotaban del piso, pocas edificaciones se encontraban parcialmente de pie, la mayoría solo tenía un muro levantado.
Pero si alguien se atrevía a alzar la vista hacia los doce templos, el contraste era aún más, en aquel sitio se perdía la esperanza, los templos estaban todos dañados, desde Aries hasta Piscis, unos en mayor proporción que otros, pero las casa de géminis, virgo y sagitario estaban completamente colapsadas, ni sus fachadas se mantenían siquiera en pie, el templo de Piscis estaba golpeado por su parte posterior y tanto el templo patriarcal como el perteneciente a Athena estaban reducidos a escombros, aunado a la ausencia de la estatua de Athena, lo mostraba a quien le mirase que aquella guerra había hecho sucumbir a los temibles doce santos de oro y obligado a Athena a estar al frente de la batalla.
…
-¡Maldición! – Su puño se impacto con fuerza sobre el suelo, reventándose ante la impotencia los nudillos, la sangre no tardo en resbalar por el guante de su armadura, hasta el suelo, sin importarle el dolor que experimento por ello, se tiro al suelo, escondiendo sus ojos entre su cabellera y mordiéndose los labios para reprimir desesperadamente las lagrimas que se agolpaban en sus ojos. - ¡No podemos hacer nada! ¡No podemos salvarla!
-Saga. – Aioros se dejodejó caer sin aliento al lado de su mejor amigo, dando rienda suelta a sus lagrimas que brotaron como fuego, sus ojos ardían, mientras las cristalinas gotas barrían el polvo y la sangre del rostro del arquero dorado, que clavaba su vista celeste en aquella plataforma. – Llegamos tan lejos…
Y aunque el castaño no termino su frase, ambos sabían lo que seguía; habían defendido a Pegaso en vano, al final el japonés continuaba unido a su destino de salvar a Athena a costa de su vida y tampoco importaba cuanto se hubiesen esforzado por proteger a su deidad, al final ella misma había tenido que luchar para defender todo aquello que le importaba, sin un glorioso caballero dorado que le defendiese y no era que no entendieran las piezas claves que fueron para aquella guerra, sus compañeros uno a uno, habían detenido a cuanto titán y gigante trataron de ir contra Athena, las consecuencias de sus cosmos estaban plasmadas en el paisaje y su sangre mostraba el esfuerzo que ello significo, sin embargo el dolor desgarrador que partía sus almas, era continuar aún con vida, mientras sus compañeros, sus amigos, su familia había sido destrozada en cada batalla y ellos aún de pie, eran incapaces de ayudar a su diosa.
-Aún podemos pelear… - Saga golpeo repetidamente el suelo hasta dejar un boquete en él. – Aún debemos hacer algo…
Mascara de la muerte abrió pesadamente los ojos y miro el ennegrecido cielo, su cuerpo estaba completamente despedazado, no dudaba que moriría en cualquier momento, no importaba la promesa que le había hecho a Aioros, sin embargo más que el dolor físico, le partió el alma ver a sus dos héroes llorar, aquellos que admiro tanto en su juventud, que envidiaba tanto que quería alcanzar y a los que los dioses separaron por temor; con la muerte y la locura. – Dilo por ti. – Le contesto a Saga.
-Eres un estúpido. – Repuso el gemelo mayor, mirándolo de soslayo, sus miradas se encontraron por un segundo y fue un golpe tan duro para el italiano, ver a Saga, el gran gemelo de géminis llorar desesperadamente.
-Lo sé. – Mascara de la muerte volvió a cerrar los ojos, sin ser capaz de retenerle la mirada al mayor, entonces tanto Aioros como Saga vislumbraron una lagrima que corrió por la mejilla del peli azul. – Soy un estúpido, tanto como ustedes, pero eso no quita el dolor que los tres sentimos.
El silencio se hizo total entre los tres, Aioros reafirmo una vez más cuanto había crecido el guardián de cáncer, mientras Saga comprobaba que fuese la influencia de Shion o no, Mascara de la muerte, había madurado, desde que habían revivido. Pero ¿Quién no? Desde Mu hasta Afrodita, todos y cada uno de ellos, habían aprovechado aquella vida para sanar, crecer y perdonarse a sí mismos. Todos había dejado de ser los orgullosos y temidos santos de oro, para transformarse más en humanos al servicio de Athena, habían dejado el aislamiento confinado en los doce templos para vivir, tal y como Athena lo había deseado.
Pero la tragedia elegida por su destino, les encontró y desato la guerra entre ellos, mientras la muerte les buscaba con desesperación.
Mascara de la muerte trato de incorporarse pero le fue imposible siquiera mover sus manos, entonces parpadeo y dirigió su mirada hacia las gruesas columnas de humo de los doce templos, Saga suspiro pesadamente y arrodillado, sintiendo como la desesperación lo asfixiaba, miro hacia el cielo, mientras Aioros se tronaba el brazo fracturado tratando de reacomodarlo en su sitio, se recargo de espaldas sobre una pila de escombros, fatigado, mientras su vista se clavaba en uno de los ríos de lava.
La imagen era desoladora por donde se observara, pero ver aquellos guerreros, destrozados, con los cuerpos magullados y heridos, con la fatiga y el dolor marcado en el rostro, despedazaría a cualquiera.
Todos habían entregado su corazón y cosmos en aquella batalla, sus templos de pie o derrumbados eran un recuerdo tangible de sus cosmos, sus armaduras estaban despedazadas por todo aquel sitio y su sangre estaba entremezclada con aquella tierra. Y ese acumulo de sentimientos y recuerdos era el que rompía más el alma de aquellos tres santos.
Mu, Kanon y Dokho habían salvado a varios santos de bronce y plata, del terrible poder de Hyperion, quien enfurecido, había arrasado contra todos aquellos que conocía como enemigos de Cronos, poniéndosela difícil al trió de santos, que demostró que no importaba la experiencia de Dokho, ni la estrategia de Kanon, mucho menos que el guardián de Aries lo hubiese enfrentado previamente, al final, el trió había sido orillado a lanzar la primera exclamación de Athena de aquella guerra para frenar de forma desesperada un enemigo potencialmente peligroso, para cualquiera de ellos, tanto como el mismo Cronos. Y aún al terminar su batalla, Mu envió su armadura a su maestro, con el fin de seguir protegiendo a Athena, Kanon por su parte había dado sus últimos rastros de cosmos para alentar a su hermano y despedirse de aquel a quien siempre considero un padre, al tiempo que sucumbía ante la gloriosa exclamación de Athena al lado del hombre que considero su guía; Dokho, quien había utilizado el escaso cosmos que le quedaba para dejar un mensaje de aliento para todos los caballeros.
-Les encomendamos el resto, manengansemanténganse firmes ante nuestros enemigos, sin importar el riesgo que eso conlleve, más vale llevar una existencia valiente y morir dejando una gloria imperecedera y un futuro abierto para nuestros sucesores, asiasí como las generaciones pasadas no lo encomendaron a nosotros. Recuerden que todos compartimos el mismo dolor, asumimos el peligro en partes iguales y obtendremos la recompensa de ver a Athena alzarse victoriosa una vez más… -
Sin duda aquellas palabras rondaba una y otra vez la cabeza de aquellos guerreros, que contemplaban con la vista perdida todo lo que habían experimentado y perdido en esa guerra.
…
-¡Seiya! – Athena sonrió al verle, jamás creyó que de una u otra forma Pegaso se las ingeniaría para llegar hasta ese sitio.
Scatha se apoyoapoyó en sus brazos, aún sin lograr ponerse de pie y clavo sus ojos zafiros en Ares.
-¿Qué haces aquí? – Acoto, pero en ese instante Cronos aprovecho la distracción que habían generado los recién llegados y se fue contra Seiya.
-¡Meteoro Pegaso! – El castaño apareció su armadura divina en un segundo y su cosmos estallo en una flama celeste que propulso desde su puño, cientos de golpes a una velocidad que supero a la de la luz, en forma de multiplesmúltiples y grandes meteoros de luz dorada, logrando que varios de ellos tomaran desprevenido a Cronos y lo golpearan.
-¿Seiya? – Athena rebusco la jovial mirada del niponnipón, porque aquella inmensidad de cosmos desplegada de forma tan abrupta le hicieronhizo dudar de su propio caballero y no era por queporque este no pudiera alcanzar el cosmos de un caballero divino, pero la forma en la que lo hizo fue tal, que no solo tomo a Cronos con la guardia baja, si nosino también a ella.
-Primera vez que te equivocas, Athena. – Contesto risueñamente, mientras se rascaba la nuca y ampliaba su sonrisa. – Pero soy yo, el verdadero Pegaso de la época del mito, aún estoy aquí para protegerte.
La pelinegra no pudo ocultar su emoción, sus ojos se llenaron de lagrimas, mientras sonreía como una niña, no podía creer que realmente frente a ella, se encontrara aún él.
-Pero ¿Cómo? – Fue tan solo un instante aquella conversación, pero para ambos fue como si se encontraran en el pasado en un sutil entrenamiento. - ¿Cómo es que sigues aquí?
-Gracias al .cosmos de tu caballero de cáncer. – Repuso el castaño, mientras volviavolvía a encender su cosmos en una clara amenaza a Cronos quien se estaba poniendo de nuevo de pie.
-Debi desacerme-Debí deshacerme de ese maldito santo. – Se arrepintió el titan. – De haberHaber destrozado el cuerpo de ese miserable, y esta batalla ya hubiera terminado.
-Esto estaestá comenzando apenas. – Siseo Ares, se teletrasportoteletransportó hasta donde se encontraba Scatha.
-Mi señor yo… aún puede pelear en el estaestado de berserkers yo podría... –
-No. – InterrumpioInterrumpió el pelirrojo, se agacho frente a ella, sintiendo una extraña felicidad de verle aún con vida, la misma que Athena estaba sintiendo por pegasoPegaso, enrollo un mechonmechón de cabello tras la oreja de la pelirroja y la tomo entre sus brazos. – Tus peleas ya terminaron, Scatha. – Ares esquivo un ataque que el titan le lanzo de sorpresa. – Athena ¿Puedes encargarte unos segundos? Ahora mismo regresare. – El dios de la guerra desapareció, sin más dejando a sobre aquella plataforma a la diosa de la guerra y su caballero más leal.
-¿Ese es Ares? – Pregunto extrañado Pegaso, viendo divertido como asentía Athena a su lado. - ¡Vaya! – Silbo sorprendido.
Justo en ese momento Cronos lanzo un rayo en su dirección, Pegaso tomo ágilmente a Athena con uno de sus brazos y desplego sus alas, alzando el vuelo, sus ojos marrones vislumbraron lleno de odio al titán, entonces sobrevoló por el aire. - ¡Meteoro Pegaso! – Los cometas parecieron arder en el cielo, pues cayeron sobre la plataforma como inmensas explosicionesexplosiones de cosmos que obligaron al titan a retroceder y ponerse a la defensiva.
La pelinegra se teletrasporto hasta quedar a espaldas de cronosCronos, entonces se planto firmafirme en el suelo, separo levemente sus manos, mientras una esfera dorada comenzaba a formarse, desprendiendo grandes cantidades de cosmos, la cual fue aumentando en magnitud, la cual y lanzo a Cronos. El despliegue de dicho poder desprendió varias ondas, resquebrajo el suelo y genero potentes ráfagas de aire, logrando impactar al titan, su armadura se fragmento rápidamente, su abdomen se despedazo ante el impacto, lanzando una inmensa cantidad de sangre, sus sentidos fueron casi destruidos al instante, cayendo pesadamente al suelo.
-¡Eso fue increíble Athena! – Festejo desde el aire el pegasoPegaso, pero justo en ese momento el cosmos de Cronos genero una especie de bruma oscura que se exparcioesparció por toda la plataforma, envolviéndolos a ambos.
Seiya comenzó a toser al sentir como aquel vapor negro comenzaba a quemar su viavía aérea y comenzaba a asfixiarlo. - ¡Athena! – Se introdujo aún más a aquel vapor, rebuscando en su interior a su propia diosa.
-¡Pegaso! – Le escucho gritar desde el interior, sin embargo no lograba verla, la bruma era tan espesa que las explosiones de cosmos que causo, no lograron dispersarla y de repente frente a él apareció Cronos, como si de un demonio se tratase, sus ojos estaban llenos de rabia y su cara estaba desfigurada por el odio.
-¡Conoce la furia de los elementos, Pegaso! – Un inmenso torbellino se genero de la mano de Cronos asendiendoascendiendo hasta los cielos, que le envolvió en su interior, destrozando parte de su armadura divina, sus musculosmúsculos comenzaron a ser cortados por inmensas ráfagas de aire que le impedían respirar, entonces de las nubes pareció brotar un inmenso incendio que se combino con el torbellino, que le lanzo entre llamarasllamaradas de vuelta a la plataforma, para que una vezcontra la que se impacto contra esta explotoimpactó, despedazando parte de la misma.
Seiya estuvo a punto de desmayarse ante el impactogolpe de cosmos, sin embargo, logro medio recuperarse para sostenerse de la plataforma y no caerse, apoyo su antabrazoantebrazo con demasiado esfuerzo, justo para ver a Cronos frente a él, con una lanza de luz rojiza, sin embargopero esta fue partida en dos por Nike, junto al cuerpo de Cronos.
-¡Athena! – Pegaso observo el cuerpo de Cronos desvanecerse en cenizas en el aire, rodeado de una inmensa bruma negra, entonces la pelinegra se agacho para tomarlo del brazo y ayudarlo a incorporarse, sin embargo el cielo resplandeció sobre sus cabezas, como si el sol estuviera tras el colosal muro de nubes, las cuales se dispersaron hacia los lados para mostrar una gigantesca esfera de fuego.
…
-Debe haber una forma de ayudarles. – Aioros murmuro quedamente, sin embargo, el silencio de sus dos compañeros le mostraron que eran incapaces de hacerlo, ni siqueirasiquiera eran capaces de saber que era lo que estaba ocurriendo haya arriba. – Al menos tu estasestás haciendo algo, Mascara de la muerte.
-Yo solo mantengo su alma en este mundo, el resto depende de Seiya y de él. – Respondiorespondió quedamente el italiano. – Pero fueron ustedes dos, los que mantuvieron a salvo a Seiya, cuando yo fui incapaz.
-Solo seguimos con el plan lo mejor que pudimos. – AdmitioAdmitió Saga. – Todos lo hicimos.
Y fue tan fue asiasí, que Aioria y Milo, se las ingeniaron para enfrentar ellos dos a Koios, tratando de defender lo mejor posible a Arles y el resto de santos de plata y bronce que acudieron a su apoyo, después de todo, los titantestitanes parecieron siempre conocer sus planes, sin embargo Leo y EscorpionEscorpio estallaron sus cosmos una y otra vez hasta que sus técnicas fueron capaces de pulverizar al titan, mostrando la capacidad de ambos santos como equipo y que el limitelímite de sus cosmos aún eran desconocido, pues la aguja ardiente Antares y la explosión de fotones aumentaban desu fuerza destructiva cada vez que eran lanzadas, hasta que lograron vencerle, apenas y tomaron un respiro para recuperar sus cuerpos con ayuda de sus cosmos, acudieron a ayudar al grupo de Shaina quienes enfrentaban a Gration, donde decierondecidieron dividirse, mientras Milo vencia al gigante, Aioria acudió a ayudar a AldebaranAldebarán.
La ayuda que Milo aporto a aquellos que enfrentaron a Gration fue reconfortante, permitiéndole a Shaina ver por ultimaúltima vez al escorpión dorado y contrastar de forma tan abrupta a aquel MIloMilo que comúnmente se encontraba relajado, jovial y alegre en su día a día en las doce casas, portando orgulloso su armadura y ostentando con dignidad su rango a verle tan desesperado, lleno de odio y furia, con una seriedad que reflejaba el estrés que estaba llevando a su cuerpo y mente y con bromas que abandonaban sus labios a duras penas tratando de amenizar el ambiente a sus compañeros, se despierondespidieron de una forma tan corta y apresurada, simplemente tratando de plasmar el contacto físico revelara todo lo que realmente querían decirse en ese momento y aúnaun así Milo tuvo que irse para cumplir con su misión.
Aioria por su parte solo encontró la desesperación extendida en todo el campo de batalla que habiahabía dejado AldebaranAldebarán deteniendo cada embate de poder y estallando su cosmos para proteger lo mejor posible a todos sus compañeros y aldeanos que se encontraban tras él, SIENDO EL MAYOR ESCUDO DE LOS DORADOSsiendo el mayor escudo de los dorados, por lo que Aioria no la tuvo fácil, trato de enfrentar a los dos gigantes restantes, sin embargo su cosmos mermado y el poder que ostentaban Porfirion y Alcioneo le hicieron imposible derrotarlos el solo, HACIENDO AUN MAS GRANDE LA PROESA QUE ALDEBARAN HABIA REALIZADO SOLO, YA QUE por lohaciendo aún más grande la proeza que aún cuando elAldebarán había realizado solo, ya que a pesar del apoyo loque recibió de Radamanthys lo agradeció mentalmente, sin embargo sintió que aquella situación se le escapoescapó de las manos continuamente, siempre pareciendo que todo aquello les superaba, incluso cuando el ejercito de la guerra llego en su auxilio, tanto él como Milo estaban a punto de desfallecer de cansancio, sus cuerpos no daban para más y de no encontrar una salida rápida, todo aquello iba a terminar muy mal, sin embargo cuando vio llegar a Shura supo que tenían una oportunidad.
La cual fue destruida cuando vio a Milo caer y ser atravezadoatravesado por docenas de lanzas de hielo, sus emociones estallaron en su interior, pero la situación le apremiaba tanto que ni siquiera pudo expresar la tristeza de ver asesinado a uno de los suyos ante sus ojos, la aparición de Shura fue tardiatardía, pero no podía exigírsele más cuando elél ya habia atravezadohabía atravesado su propio calvario, asiasí que a duras penas aceptaron seguir el plan de Milo ye introdujeron a la exclamación de Athena a Orfeo, realmente creyeron que iban a lograrlo, después de todo sus cosmos buscaban desesperados sincronizarse, pero cuando Shura fue impactado por aquella roca, Aioria supuso que todo llegaría rápidamente a su fin, pues la exclamación de Athena les estallo en las manos, pero aposto todo por la decisión de Milo así que interpuso su cuerpo para proteger a Orfeo, quien al final logro terminar con todo.
-Todos han dado su mayor esfuerzo. – Aioros pensó por unos segundos en su hermano menor, que se encontraba lejos de donde él y que había dado todo de sisí mismo para proteger a su diosa y a sus compañeros. – Aún no podemos rendirnos, Saga.
Aioros se incorporo, encendioincorporó, encendido su cosmos haciendo brillar su armadura, la cual resonaba en sincronía con geminisGéminis y lo que quedaba de cáncer, mientras buscaba en los escombros.
-¿Qué haces? – Saga observo que mascara de la muerte hacia rato que se habiahabía quedado de nuevo sumido en un sopor, su respiración era entrecortada, habiahabía largos periodos que parecía que dejaba de respirar, teniatenía que hacer algo rápido de lo contrario el santo de cáncer iba a morir a su lado, mientras el solo lo observaba, perder a Mascara equivalía a perder a Pegaso, pero en aquel momento el sanatorio estaba completamente abatido por la batalla que Afrodita habiahabía librado solo ahí.
-Aioros ahora vuelvo. –
-¿Qué? – Apenas el castaño se giro, el cosmos de Saga destello en un haz dorado, desapareciendo frente a sus ojos, en compañía de Mascara de la muerte y Shion.
El destello de su cosmos apareciendo frente al sanatorio, asustoasustando a varios curanderos y sacerdotisas que soltaron un grito al aire, pero elél se quedoquedó asombrado al ver aquel inmenso campo de rosas, rastro de la batalla de Afrodita contra Rea, las cuales soltaban un vapor carmesí, como una bruma sangrienta, pero lo que le impresiono más fue escuchar el llanto, de aquella voz entrecortada que reconociareconocía tan bien, después de todo, habiahabía visto esas lagrimaslágrimas de frente en la guerra santa.
En medio de aquel colosal jardín de flores, con matices tan perfectos de un hermoso color carmesí, se encontraba su hermosa diosa de piel nívea, su cabello lila cubriacubría su espalda y cobijaba sus brazos, mientras su flequillo cubriaescondía sus ojos, pero las lagrimas resvalabanlágrimas resbalaban hasta su mentón, desde donde se desprendían y caiancaían como rocioroció sobre la tierra, entre los brazos de aquella joven reposaba el cuerpo ensangrentado de Afrodita de Piscis.
-Afrodita… - Solo alcanzo a murmurar, la ultimaúltima vez que habiahabía visto al santo de las rosas, fue cuando se intercambiaron las urnas para sellar a los dioses, desde entonces desconocía la batalla colosal que habiahabía tenido que enfrentar prácticamente solo Afrodita, sus ojos recorrieron la destrucción del bosque de Athena, los cuerpos de los animales mitológicos, que el guardianguardián de Piscis habiahabía tenido que derrotar antes de hacerse cargo de la misma reina de los titanes y se asombro más al ver aquel capullo creado para resguardar a las personas que se encontraban dentro del sanatorio, eso le mostro que aquel cruel Afrodita de Piscis habiahabía quedado en el pasado.
-Se levanto una y otra vez, hasta que logro derrotarla. – El curandero mayor se acercó a él, contemplando la trágica escena de Athena llorando sobre un campo de flores a la muerte. – Nosotros nos encargaremos de curar al santo de cáncer y al patriarca, antes de que se haga tarde.
Saga apenas asintió a lo que le pareció un suave susurro, mientras observaba anonadado a Saori llorar desconsoladamente, sin que aquel veneno le afectara, como si Afrodita al final hubiese deseado que alguien estuviera a su lado hasta el final. QuizoQuiso entrar aquel campo de rosas pero en su estado, no soportaría el veneno que las rosas expedían y moriría al instante, asiasí que observo en silencio por unos segundos más a su diosa llorando y fue ahí que comprendió a Athena, su alma se estaba rompiendo y lloraba desconsoladamente la muerte de sus santos, la destrucción de su santuriosantuario, la injusticia que se cometiacometía siempre contra ella y ese dolor estaba siendo trasmitido directamente a Saori, mientras la Athena de la época mitológica señiaceñía frente a la amenaza, se levantaba valientemente cada vez que caiacaía, lanzaba ataques colosales para destruir el cuerpo de Cronos y le haciahacía frente una y otra vez, con la finalidad de terminar todo aquel dolor.
-Mi señor. – Una joven sacerdotisa le tendiotendió un frasco de un brebaje anaranjado, invitándolo a tomarlo. – No sanara sus heridas, pero al menos ayudara a mitigar el dolor.
Saga apenas y despego la vista de Saori, se llevollevó el liquido a los labios y se lo paso de un trago. –Gracias. – Susurro. SabiaSabía que el dolor de sus muertes hacia llorar a Athena, pero elél no habiahabía deseado verla llorar, no de nuevo, no como en la guerra santa, porque verla asiasí destruía todo para lo que ellos servían, todo para lo que habían sido preparados, sus entrenamientos, su esfuerzo, todo se veniavenía abajo cuando de esos ojos salía una lagrima. Encendioencendió su cosmos en una clara amenaza que hizo retroceder a todos, el aura dorada resplandeció con inmensidad, fue en ese momento que los ojos llenos de lagrimaslágrimas de Saori chocaron contra los de él que supo que el debía cobrar venganza y justicia por todos sus compañeros caidoscaídos y por el dolor que le habían provocado a Athena.
Se teletransporto hacia donde se encontraba Aioros que le esperaba recargado en una pilastra mirando con seriedad hacia los cielos y se torno aún más serio cuando sus ojos se reencontraron.
-¿Paso algo? –
No le respondió, tomo el brazo de su compañero que para su sorpresa habaihabía recuperado su arco y sus flechas y elevo su cosmos cada vez más sin importarle cuando su cuerpo le decía que habiahabía llegado a su limitelímite y entonces las piedras a su alrededor y partículas pequeñas comenzaron a desaparecer, mientras su cosmos continuaba ascendiendo a los cielos, hasta que su cosmos supero la opresión que Athena habiahabía impuesto sobre él, logrando teletrasportarse hasta aquella plataforma.
…
El cielo resplandeció de un color anaranjado como si estuviera a punto de amanecer, mientras las columnas de nubes se abrían para darle paso a una colosal esfera de fuego, tan ardiente como si se tratara del sol, la cual iba a impactar directamente sobre la plataforma, Athena pensó en teletrasportarse a tierra pero eso no detendría el impacto de aquel ataque, que sin duda borraría del mapa su santurariosantuario, ayudo a Pegaso a subir a la plataforma e intercambio una mirada insegura con él, pero elél se mantuvo a su lado con firmeza.
Athena levanto sus brazos hacia los cielos, mientras de sus manos emitiaemitió una gran cantidad de cosmos dorado que comenzó a crear sobre sus cabezas una barrera de ondas que apenas y era perceptible, cuadnocuando se deslizaba un poco, emitiendo un destello dorado, el escudo generado por la deidad era una especie de muro dorado que recibió el primer impacto de lleno, el suelo bajo los pies de Athena se resquebrajo hundiéndola en el suelo, haciéndola caer de rodillas, mientras sus brazos crujieron ante el peso de aquel poder.
-¡Athena tienes que soltarlo! – Pegaso se agacho a su lado, viendo como la sangre brotaba de uno de los poros nasales de la deidad. – ¡De lo contrario ese ataque te va a golpear de lleno!.!
-No. – Acoto a decir, mientras hacia un esfuerzo enorme para volver a ponerse de pie. – Si este ataque golpea la tierra, el santuario y sus alrededores serán destruidos.
-Ese es el plan. – Cronos reapareció en la plataforma, balancenadobalanceado su espada de una mano a otra.
-Maldito. – Pegaso se interpuso entre su diosa y el titan, quien se acercaba peligrosamente a ellos.
-Aplastamiento infinito. – Aioros apareció casi frente a Cronos y en cuanto su cuerpo se termino de materializar golpeo de lleno el rostro del titan con su puño, cargado de su resplandeciente cosmos dorado, quien sorpresivamente estaba paralizado. El cosmos de Aioros se intensifico al máximo materializando millones de flechas liberadas en forma de torbellino que comenzaron a atravesar sin misericordia el cuerpo de Cronos, haciéndolo un ataque omnidireccional, aunado a que Cronos estaba completamente paralizado, el y su cuerpo de Cronos comenzócomenzaba a ser desintegrado.
Aioros había lanzado en cuanto apareció una flecha a la sombra de Cronos, una flecha invisible, que clavaclavo la sombra del oponente al suelo e impideimpidió que este pueda moverse, lo cual parelizoparalizo al titan y lo que le permitió darle de lleno con su ataque.
-¡Otra dimensión! – Saga apareció tras Athena, extendió sus brazos como su diosa lo haciahacía e invoco una gran dimensión negra con una inmensa presión negativa, que comenzó a succionar lentamente aquel ataque, hundiendo en su oscuridad aquella claridad otorgada por el fuego.
-¡Saga! ¡Aioros! – Athena miro al intrépido par de santos doradsdorados, que parecían no darse por vencidos.
-Pegaso. – Aioros le lanzo su arco y flecha al castaño que miro extrañado aquellas armas. – Lanza una flecha para destruirlo, así Saga lo absorberá con mayor facilidad. Y ahora tú. – Los ojos celestes del noveno santo resplandecieron con rabia, su cosmos desplego como una antorcha aquella noche, mientras el titan continuaba frente a él. – No voy a perdonarte todo lo que has causado, Cronos.
-¿Crees que puedas detenerme por mucho tiempo, santo? – Aioros observo asombrado como el titan comenzaba a mover sus manos con lentitud e incluso parte de su torso, entonces observo rápidamente de reojo la sombra del titan la cual estaba siendo absorbida por el cuerpo de este. - ¿Crees que no iba a darme cuenta? Si no tengo una sombra no, eres incapaz de retenerme.
-MaldicionMaldición. – Aioros por unos segundos realmente temió porque el titan fuese a atacar a Athena o Saga que estaban tras él, así que decidió jugarse todo en ese momento, corrió hacia el pelinegro y lanzo un puñetazo a la cara de este, quien lo esquivo, entonces Aioros sintió como una de las manos de Cronos se clavaba en su abdomen, Aioros lo tomo del antebrazo y comenzó a empujarlo hacia el vacio, al tiempo que incendiaba su cosmos. Cronos trato de sacar su mano del abdomen del santo, pero le resulto imposible volver a moverse. – Ahora eres parte de mi sombra, asiasí que use mi propia técnica en mi.
-Entonces te desespedazaredespedazare, como debió ser en un principio. – Cronos hizo varias explosiones dentro del abdomen de Aioros, la sangre rápidamente broto de sus labios, pero aún asiasí se dibujodibujó una sonrisa.
-No es la única técnica que puedo usar sobre mi.–mí. – Aioros se tiro al vacio junto a Cronos e imito al titan clavándole su mano cargada de su cosmos y de una poderosa carga eléctrica al titan.
-¡Aioros! – Athena miro al griego desaparecer al filo de la plataforma en compañía del titan.
Entonces elEl cielo cimbro, como si se tratara de un temblor y una inmensa luz celeste ilumino todo, entonces miles de rayos comenzaron a descender a la velocidad de la luz hasta la mano de Aioros, golpeando el interior de Cronos sin piedad, una y otra vez, cientos de golpes a la velocidad de la luz como si se tratara del Keraunos mismosmismo.
Cronos miro lleno de dolor al santo de Sagitario, sin comprender en quequé momento habiahabía ingeniado aquella técnica que le permitiapermitía coordinarse con el medio ambiente y la gran carga de energía eléctrica en su mano, llamaba sin parar aquella danza de rayos, que entrenabaneran lanzados a su cuerpo, como si el mismo Urano en venganza los estuviera dirigiendo hacia él.
-MuereteMuérete de una vez, santo. Tu alma será sellada por la oscuridad. – Cronos utilizo su única mano libre y genero una inmensa espina negra, la cual clavo sin piedad, justo por debajo del centro de las costillas del santo en dirección hacia su corazón, el cual fue atravezadoatravesado, el cuepocuerpo de Aioros se tensotensó ante el dolor y su mano perdió la carga eléctrica que invoncabainvocaba aquella lluvia de rayos, mientras su cosmos era inmediatamente sellado y sus ojos eran rodeados por una inmensa niebla, entonces el impacto ocurrió y el cuerpo de Aioros se estrelloestrelló sin piedad contra el suelo, en compañía de Cronos.
La tierra se partió en dos, dejando un impresionante boquete en la misma, como si un asteroide hubiersehubiese impactado en ese momento, la sangre del santo le salpico el rostro y parte de su cuerpo resulto dañado por la caída, los ríos de magma fueron entrerradosenterrados por los escombros de tierra que se desplazo a causa de la caída de ambos.
El titan tuvo que volver a utilizar gran cantidad de su cosmos para recuperarse de la caída y del ataque de ese santo, jamás creyocreyó tener que sellar a otro ser que no fuera un Dios, pero los santos de Athena habían demostrado ser tan letales como uno, miro el rostro del santo de sagitario con atención y reconoció a un enemigo digno tras aquella falsa tranquilidad.
Su cuerpo se encontraba más que dañado y apenas le quedaba cosmos para seguir enfrentando a Athena y los suyos, de momento consideraba más oportuno retirarse, así que alzo su vista hacia los cielos para observar como su inmenso meteoro de fuego habiahabía sido despedazado por la flecha que Sagitario habiahabía entregado a Pegaso, el resplandor de la destrucción alumbro todo el santuario, mientras la oscuridad volvia avolvía reinar a medida que la otra dimensión absorviaabsorbía por completo aquellas llamaradas.
De repente una espada atravezoatravesó de nueva cuenta su pecho, por lo que se maldijo por haberse olvidado de aquel que habiahabía jurado tomar venganza.
-¿Vas a algún lado, Cronos? – La gruesa y siseante voz del dios de la guerra murmuro complacido a su espaldasespalda.
-Vas a arrepentirte de apoyarlos. – Cronos sintió como el filo de la espada del dios comenzó a arder quemando la carne dentro de su cuerpo. – Cuando Athena les tenga de su lado, los pondrá de nuevo contra ti.
-¿Crees que le temo a la furia de los dioses? – Ares rodeo su espada de un aura oscura que comenzó a convertir el cuerpo de Cronos en cenizas.
-Athena y tú pecan de insolentes, ¿Qué no lo entienden? Nadie ha podido destruirme. – Ares revanorebano por la mitad el cuerpo de Cronos de un tazajo, justo cuando de dentro de las entrañas del titan brotaron cinco garras gigantescas de color negra que aprisionaron al dios por sus extremidades, mientras la quinta atravesaba el pecho del dios. – Estoy harto de esta guerra.
-¡y YoY yo de ti! – Ares apenas y pudo mover levemente su mano izquierda, fue suficiente para que una ola de lava se levantase del piso y quemase aquellas malditas garras.
- DeberiasDeberías esperar a Athena. – Amenazo Cronos, pero el dios de la guerra lo ignoro olímpicamente, corriendo hacia él, Cronos le planteo una ferreaférrea resistencia en aquella lluvia de golpes, cada puñetazo o patada era esquivado o detenido, no importaba su esfuerzo o velocidad parecía que cada vez que destruían el cuerpo del titan este se perfeccionaba aun mas.
Ares lanzo su espada al cielo para teletrasportarseteletransportarse arriba del titan, entonces apareció una esfera de fuego ardiente que golpeo como un meteorito al titan, sin embargo a cambio recibió un inmenso torbellino que le lanzo hacia los cielos, solo para recibir cientos de espinas negras que atravesaron su cuerpo.
De repente Cronos apareció frente a él y le dio un puñetazo en el rostro, Ares logro tomarlo por la armadura y arrastrarlo con él, impactándose con brusquedad en el suelo, dejando un enorme boquete, le pateo con fuerza para alejarlo de él, pero Cronos creo un lazo negro que le tomo por el cuello y comenzó a ahorcarlo.
-Estoy harto de ustedes, de ti y Athena. – Cronos apretó aun más el cuello de Ares, quien a pesar de la asfixia que estaba sufriendo corrió para encontrarse cara a cara con el titan, invoco a su espada y la lanzo hacia el titan, quien la detuvo con su mano por el filo, entonces cuando Ares estuvo demasiado cerca a él, el agua que se encontraba acumulada en el subsuelo broto como un tornado el cual comenzó a congelarse inmediatamente, el dios estallo su ardiente cosmos tratando desesperadamente, pero justo en ese momento sintió como aún el lazo se encontraba fijo a su cuello y este mismo comenzó a congelar su cuerpo.
Ares estallo su cosmos, sin embargo la corriente helada de aquel torbellino quemaba aún más que el fuego sagrado, aquel hielo sobrepasaba por mucho a las llamas del mismo infierno, no solo descendiadescendía la temperatura, si no que estaba deteniendo cada particulapartícula y atomoátomo de su cuerpo a la velocidad de la luz, no importaba cuanto elevase su cosmos aquel frio deteniadetenía cualquier energía proveniente de su cuerpo.
Ares, trato de teletrasportarse hasta donde se encontraba su espada, pero le fue imposible por aquel lazo que sosteníaamarrado su cuello y, que estaba asfixiándolo, sus piernas y brazos se congelaron por completo y fue entonces que descendió su mirada hacia Cronos quien teniatenía una mirada vaciavacía y su rostro estaba desencajado.
Justo en ese momento Athena corto con Nike aquel lazoaquella cuerda, lo que le permitió teletrasportarse hasta quedar frente al titan, entonces trato de golpearlo con uno de sus brazos congelados, pero una inmensa presión le aplasto contra el suelo, al igual que a Athena, Saga y Seiya.
-No…puedo…siquiera…respirar. – Jadeo Pegaso jadeo.
Ares, ni Athena fueron siquiera capaz de moverse, ni un milímetro para ver que tanto Seiya como Saga estaban suficiendosufriendo serias complicaciones por el aumento de gravedad que el cosmos de Cronos estaba generando, era una fuerza tan aplastante que no solamente hacia sucumbir a sus cuerpos, si no que, para cualquier ser humano sosmetidosometido a esta, sus pulmones no podían lograr expanderseexpandirse, ni su corazón bombear sangre.
-Cro… - Ares ni siquiera termino de hablar cuando cronos tomo su espada y se la clavo en el cuello despedazando sus cuerdas vocales.
-Ustedes dos van a pagar el dolor de mis hermanos. – Cronos invoco el cosmos que Rea le habiahabía otorgado, entonces cientos de ramas llenas de espinas y veneno se enrollainicialmenteenrollaron en las muñecas y tobillos de Athena, pero poco a poco fueron ascendiendo por todo su cuerpo, generando que el cosmos de la diosa comenzara a ser sellado, mientras su cuerpo se desangraba, entonces la alzo hacia los cielos, donde hizo que una inmensa rama atravezaraatravesara su estomagoestómago frente a la vista desesperada y agonizante de ambos caballeros.
-voyVoy a inmortalizar su dolor. – Un inmenso sello apareció a los pies de Cronos, sus ojos se volvieron completamente negronegros y su cosmos se elevo como nunca antes lo habiahabía hecho, incluso despertó cierto temor en ambos dioses, quienes nunca le habían visto asiasí. – Han perdido. ¡Todo este mundo estaestá perdido! –Jadeo fuera de si el titán.
El suelo comenzó a temblar con una inmensidad no precedida antes, toda edificación de pie se vino abajo, los doce templos sucumbieron, los arboles seárboles cayeron y una gran cantidad fue tragado por la tierra, mientras inmensas grietas se formaban de diversos sitios del santuario las cuales se fueron acercando hasta coaleser donde Ares se encontraba formando un inmenso abujerohoyo del cual no se veía un final, entonces varias ramas aprisionaron el cuerpo del dios de la guerra, mientras un los ríos de lava se juntaban por debajo del dios, formando cascadas sobre aquel inmenso mar de magma.
-Esta será la ultimaúltima vez que se ven, hermanos de la guerra. – Cronos comenzó a reírse fuera de sisí mismo. – Yo te condeno Ares. – Las raíces atraverzaronatravesaron sin piedad el cuerpo de Ares, quien en vano trato de safarsezafarse, mientras un centenar de piedras se aconglomerarona conglomeraron en torno a su cuerpo, como un sacofragosarcófago y aquellas inmensas lianas lo hundían en aquel inmenso averno, la tierra volvió a cimbrar como antiguamente lo habiahabía hecho y esta se sellocerró, aprisionando al dios.
-¡Ares! – Athena sintió como las raíces comenzaron a atravesar e incrustarse más en su cuerpo, haciendo que su sangre y la lluvia cayeran por igual, entonces los ojos de Cronos chocaron contra los de ella.
-Es tu turno, Athena. – Saga se asusto, por primera vez en su vida, realmente tuvo miedo y pudo ver que los ojos de Seiya reflejaron lo mismo.
-¡A…the…na! – El alma de Pegaso se revoloteo en el interior de Seiya, aún teniatenía el arco y las flechas de Sagitario, pero si para un dios era imposible moverse, para un semidios o un humano era imposible hacerlo físicamente.
El cielo se volvió inmensamente anaranjado y docenas de meteoros rompieron la oscuridad para impactarse sin misericordia en toda la tierra, despedazando cuando rastro quedaba del santuario a pesar que Athena trato de crear una barrera para protegerlos, sin embargo aquellas raíces aprisionaban su cosmos y esta fue fácilmente destruida, el cielo vibro una vez más y cientos de rayos impactaron sin piedad el cuerpo de Athena.
La sangre del primer impacto salpico la armadura de Saga y Seiya por igual, mientras fue imposible para la deidad no exclamar un grito de dolor, pues cada vez que la descarga iba a terminar un nuevo rayo le golpeaba, mientras la lluvia se tornaba en numerosas espinas afiladas que se incrustaban en su cuerpo.
-¡Saga debemos hacer algo! – El pegasoPegaso trato en vano de montar la flecha en el arco, sin embargo, la presión sobre él aumento, al grado que su brazo derecho se luxo. Las lagrimas se agolparon con desesperación en los ojos del niponnipón, mientras luchaba por incorporarse en vano.
-¿Qué demonios puedo hacer? ¡¿DemoDebo hacer algo?! Soy un santo dorado, no puedo permitir que todo fuese en vano… - Sus orbes vibraron con desesperación, mientras trataba de forma desesperada reunir la mayor cantidad de cosmos posible. - ¡Athena! – La sangre de la deidad salpico el rostro de Saga que gruño con desesperación.
Cronos sonriosonrió complacido al ver la desolación y la angustia en el rostro de ambos caballeros que ni siquiera podían mover su pecho para respirar, era tan solo cuestión de tiempo para que ambos santos observasen hasta su muerte, ver gritar de dolor a su diosa.
-¡MaldicionMaldición! – Saga desviodesvió la vista como enhacia las doce casas, no deseaba ver a su diosa sufrir, pero era imposible que elél o pegasoPegaso se movieran, la gravedad de la tierra era aplastante. Pero cuando sus ojos volvieron a chocar contracon los de Seiya lo supo de inmediato, que tenían una sola oportunidad, solo una y que él debía darle esa oportunidad. -¡Otra dimensión! –
Cronos observo como el cuerpo del santo de geminisGéminis desapareció, asiasí que supuso que solo seriasería cuestión de tiempo para que tratara de atacarlo o intentase rescatar a Athena, cualquiera que fuera su vano intento, jamás funcionaria, las partículas de agua esparcidas por todos lados servían como un radar de cosmos, era imposible que ese santo moviera un dedo sin que elél lo supiera.
-¡ImplosionImplosión cósmica! – El magnánimo cosmos de Saga se expandió sobre la otra dimensión que reapareció por encima de Cronos quien observo con los brazos cruzados como gigantescos meteoros, planetas y estrellas aparecieron sobre él, ardiendo en un intenso color escarladaescarlata, mientras se acercaban a él. - ¡Vamos cosmos arde! – Saga empuño su mano destruyendo toda aquella maravillosa costelacionconstelación en el cielo, que genero una columna amarilla rojiza en dirección a el titan que se teletrasporto a espaldasatrás de Saga, coloco su dedo a espaldas del caballero de geminisGéminis y lanzo un proyectil de su dedo, como si se tratara de una bala que atravezoatravesó el pechocorazón del caballero justo en el sitio donde se encontraba su corazón.
-¡A…the…na! – El cuerpo de Saga se desplomo frente a los ojos de la deidad y Seiya.
-¡Saga! – Gritaron ambos al unisonorounisonó, Saga golpeo duramente contra el suelo, mientras su sangre se esparcía por el suelo.
-Ese será el resultado de todos tus santos. – Cronos sintió un inmenso escalofrioescalofrío y percibió como dos manos le tomaron por los huecos de las axilas apresándolo en una llave.
-¡Explosión de galaxias! – Un inmenso universo se formo sobre las nubes que baño a la tierra en un espectáculo luminoso, mientras el cosmos de Saga explotaba con inmensidad, como si un meteoro dorado tratara de tragarse la oscuridad que expediaexpedía el cosmos de Cronos. – FundamonosFundamentos en el fragor de una destrucción galáctica. –
-¡Saga! – Athena comprendió todo en ese preciso momento, aquella era la misma técnica que Kanon habiahabía utilizado en el inframundo para sacrificarse junto a Radamanthys. - ¡Saga no! –
Saga apretó con fuerza a Cronos por detrás, mientras su cosmos comenzaba a formar una inmensa estela dorada que los hacia elevarse hacia aquella galaxia en plena destrucción que se alzaba en los cielos.
-¿Cómo osaste engañarme? – Cronos sintió que el cosmos del santo comenzaba a quemarle, pero aun continuaba sorprendido, el santo habia utilziadohabía utilizado una ilusión, para preparar aquel ataque sorpresa.
-¡Soy el mejor ilusionista entre los caballeros de Athena! – Saga incendio su cosmos, para inmovilizar a Cronos momentáneamente, quien dirigió todas sus espinas hacia el santo, quien fue atravezadoatravesado sin piedad, dejando una estela dorada escarlata, Saga sintió todo aquel dolor, sin embargo se aferro aún más a su objetivo.
-Ahora Seiya, es nuestra única oportunidad. – Seiya respiro hondamente, al sentir como la opresión de Cronos sobre el disminuía, se incorporo aun con dificultad, pero sabia a que se refería Saga, tomo el arco de Aioros y poso dudoso una flecha bañada con la sangre de Athena en la cuerda de este.
-Saga… - Lanzar esa flecha significaba…
-Seiya salva a Athena… no desperdicies nuestro sacrificio. – Saga cerro los ojos esperando que el niponnipón entendiera que ese era la única solución y que por primera vez trabajara siguiendo el plan como lo hacían los santos de oro. – Vamos Seiya, todo estaestá bien…
Seiya grito con desesperación, sus manos temblaban mientras apuntaba hacia Saga y Cronos, no habiahabía una forma en que solo golpeara a uno de ellos, incendio su cosmos a pesar del dolor que estaba experimentando, las lagrimas salianlágrimas brotaron de sus ojos con desesperación.
-¡No, Seiya! ¡NO! – Athena se retorció entre sus ataduras al ver a Pegaso apuntando directamente hacia GeminisGéminis. - ¡No!
-¡PerdonamePerdóname, Saga! – SoltoSoltó la flecha sin pensarlo demasiado, pero al liberlaliberar una ola de desesperación y arrepentimiento se agolpo en el pecho de Pegaso, quien observo como su cosmos dorado sobrevolaba hacia su compañero, escucho los gritos de desesperación de Athena, al tiempo que el cosmos de Saga llegaba a su nivel máximo y estallaba en los cielos, haciendo un halo horizontal como si fuese un flashazo del sol, en medio de aquellas tinieblas y que fue seguido de una explosión de cosmos dorado, que impacto el epicentro de aquella destrucción celestial proveniente del ataque de Pegaso.
Seiya observo como las raíces y espinas que sostenían a Athena se secaban hasta romperse, entonces se apresuro hasta ella y la tomo entre sus brazos, para depositarla con cuidado en el suelo, ambos se observabaronobservaron agotados unos segundos, llorando por igual, la lluvia se detuvo y el cosmos del caballero de GeminisGéminis se apagoapagó, al tiempo que una estela se desprendía hacia la tierra.
Athena sintió como su corazón dio un vuelco, Cronos seguía con vida, no importaba quien se sacrificara, ni los golpes provenieranprovinieran de un humano, semidios o dios, estos resultaban inefectivos contra el rey de los titanes, se limpio las lagrimas con el torso de su mano, le arrebato el arco a Seiya y apunto directamente hacia aquella estela de luz, su cosmos ardioardió enfurecido haciendo que su cosmos comúnmente blando destellara en fragmentos de un color rojizo, sus ojos estaban enrojecidos por las lagrimas, sin embargo no importo el dolor físico o emocional que estaba sintiendo, se evocoevocó como una cazaroracazadora sobre su presa y apunto sin pensarlo hacia Cronos.
-No tienes porquepor qué hacerlo sola, Athena. – Pegaso se posiciono tras ella y le ayudo a apuntar directo hacia el titan, mientras el cosmos de ambos se fundían como uno solo. La deidad de la sabiduría estaba cejada en aquel momento por el odio que no escatimo en el cosmos que tuviera que utilizar, soltosoltó la flecha de entre las yemas de sus dedos y el impacto fue inevitable.
Su cosmos detono de nuevo en gran escala, primero sobrevoló el aire como un pequeño hilillo dorado, pero cuando alcanzo el cuerpo herido de Cronos, estallo en una inmensa esfera dorada que se expandió entre el cielo y la tierra, las nubes se replegaron en torno a ella, mientras un inmenso cráter se formo a sus pies y grandes ráfagas de viento se desplazaron cortando todo a su paso.
Athena llamo a Nike con apenas un suave desliz conde su mano y se teletrasporto junto a Seiya hasta el lugar del impacto, su cosmos dorado estaba ardiendo y sus manos temblaban a causa de la ira, sus nudillos palidecían por la fuerza con la que apretaba a Nike e incluso sus ojos grises parecían haber adquirido una tonalidad negra.
-Athena. – Pegaso le tomo del brazo para tratar de sosegar su ira, pero la deidad le miro enfurecida desprendiéndose de su agarre, entonces Nike comenzó a brillar con intensidad de un color dorado, hasta que su tamaño se redujo trasformandosetransformándose en una espada bañada de oro blanco, con retoques dorados.
La peli negra camino apresuradamente hasta aquel boquete donde el cuerpo de Cronos se encontraba en parcialmente despedazado, su sangre se ceñia en torno a él como si fuera una rosa, entonces se acerco hasta elél apuntándolo con su espada la cual resplandecía de su cosmos.
-Ahora si pareces la diosa de la guerra. – Cronos ni siquiera abrió los ojos, pero podía sentir el odio que expediaexpedía Athena al respirar, la furia con la que sostenía su espada y el enojo inyectado en sus ojos, incluso podía sentir el temor que ello le producía a su caballero.
-Cronos. – Athena acerco su espada al pecho del titan, quien sonriosonrió al sentir la cercanía del arma de la diosa de la sabiduría.
-Te he dado tanto dolor, que pareces otra deidad. – El pelinegro sonriosonrió burlonamente e incluso una risilla escapo de sus labios.
-Cronos, yo… -
-Athena. – Seiya le tomo de la mano y a pesar de las heridas, del dolor y de lo despedazada que estaba en su alma, le sonriosonrió, trato de hacerla sentir seguro y ella mismasegura, no habiahabía porque demostrar alguien quien no era, ahí a sus pies tenían al rey de titanes derrotado, por el sacrificio y el amor que el resto de sus comapñeroscompañeros habían entregado para salvarla, para demostrar que por lo que luchaban eran lo justo. –Ya ha acabado todo. – Suspiro. La pelinegra le miro sorprendida y asintió.
-Gracias, Pegaso. – Athena sonriosonrió tristemente, sus facciones se relajaron cuando sus ojos negros chocaron contra los de Pegaso, siguiéndose por una fracción de segundos la vista. – Me alegra que estesestés aquí conmigo, como en el pasado. - La pelinegra suavizo el agarre sobre Nike el cual volvió a ser su acostumbrado baculobáculo, miro con tristeza y pena a Cronos, mientras el cosmos de la deidad de la sabiduría rodeaba al trio.
-Cronos, el odio en tu interior fue el que te llevo a ti y a los tuyos a las tinieblas del tártaro y mientras no puedas alcanzar el perdón esta guerra se repetirá. – Athena atravezoatravesó con Nike el pecho del pelinegro al tiempo que un gran sello dorado escrito en griego apareciaaparecía en el suelo y el alma del rey de los titanes comenzaba a ser sellada. – Tu sacrificio no será en vano y tus acciones serán juzgadas de acuerdo a tus pecados.
-Tu castigo no será eterno, me liberare Athena y… - La joven deidad sonriosonrió ante la amenaza, lo que silencio al titan, quien la miro extrañada.
-Tampoco lo será tu ira, duerme con los tuyos Cronos. –
-PerdonenmePerdónenme… hermanos…Hyperion. – El alma del rey de los titanes fue sellada y su cuerpo comenzó a trasformarsetransformarse en cenizas que se dispersaron en el uluarulular del viento, ante la mirada agotada de Athena que se quedoquedó viendo la mancha de escarlata en el suelo.
-Athena… -Pegaso se acercoacercó a ella, la tomo con sus manos con firmeza por los brazos y sus ojos marrones chocaron contra los grisáceos, siguiéndose con intensidad. – Me dio mucho gusto volver a verte, pero ya todo ha terminado… - Pegaso miro en torno a ellos, no era el mejor panorama, ni siquiera era esperanzador, pero confiaba en que ella saldría adelante, siempre lo hacía, vio como sus lagrimas se agolparon en sus ojos, mientras trataba vanamente en retenerlas. – Tengo que volver, no pertenezco a este tiempo, ¡ni siquiera estoy vivo! – rioRio nervioso, pero la mirada de la pelinegra se apago aún más ante ese comentario, se autoreprendioauto reprendió golpeándose la frnetefrente con la palma y entonces la abrazo, por primera vez. – Me ha dado mucho gusto verte Athena, sigue haciendo lo que me prometiste aquel día y yo siempre estare a tu lado, para proteguerte… estaré a tu lado, para protegerte… - El castaño limpio las lagrimas de la deidad con el dorso de su mano y le planto un beso en la frente.
-Pegaso. – La pelinegra rompió a llorar, hundió su cara en el pecho del santo de Pegaso, sintiendo que con aquel semidios era capaz de expresarse como lo que siempre anhelo ser; una humana, capaz de sentir dolor y alegría por igual, poder mostrar sus sentimientos sin repriendasreprimendas, en el pasado Pegaso le demostró que ella no era una humana, pero aún así era capaz de sentir como ellos, mientras ella siempre le apoyo para que se volviera más fuerte y de esa confianza, nació la unión de la reencarnación de uno al lado del otro. – Gracias.
Los rayos del sol golpearon de lado su rostro produciéndole un cosquilleo, entonces alzo su rostro buscando las proyecciones de luces que se abrían paso entre las montañas y miro el inicio del amanecer en silencio, mientras la tormenta cedia el paso a los primeros haces solares y el alma de Pegaso se iba dispersando, hasta que, en aquel silencio compartido, ambos volvieron a separarse.
El cuerpo de Seiya se desplomo en sus brazos, removió algunos mechones de cabello que cubrían su frente y sonrio con melancolía al caballero, al final él era el vivo ejemplo que Pegaso, siempre se mantendría a su lado, no importaba las reencarnaciones, ni las guerras que enfrentaran, le deposito con suavidad en el suelo, mientras le reconfortaba con su cosmos.
-Athena. – Una gigantesca presencia se manifestó debajo de ella, sin que pudiese siquiera persibirla, miro asustada bajo ella, solo para ver como caia en un inmenso vórtice negro, que la trago por completo. Estaba segura de que ese comos no pertencia a Cronos, era aún mayor al del titan ¿Acaso podría tratarse de…?
Observo que bajo ella apareció el resplandor de una luz, que se transformó en una inmensa laguna subterránea, su cuerpo se hundió en aquella agua cristalina que expedia desde su interior una luz blanca, sus heridas fueron sanadas al instante e incluso no necesito salir a tomar aire, pues pudo respirar a la perfeccion bajo aquella agua misteriosa, miro alrededor y pudo observar a escasos centímetros de ella un cofre que permanecia suspendido en el agua, sus ojos rápidamente lo reconocieron al ver el sello de los titanes en su cubierta y el cosmos de los dioses se manifestó en su interior, le tomo con cuidado y propulso su cuerpo fuera de aquella agua misteriosa.
Dio una grande bocada de aire, mientras depositaba el cofre a su lado y observaba unos destellos zarcos que sanaban sus heridas y restablecían su cosmos, los cortes y heridas sufridas en la batalla contra Cronos ya no estaban, entonces alzo por primera vez la vista de aquel lugar, para encontrarse que aquella gigantesca cueva era iluminada por las partículas blanquecinas del agua e inmensos ríos de lava que descendían por los muros pero su paz fue truncada cuando observo el cuerpo de Camus colgado en medio de aquella laguna, se encontraba inconsciente y su cosmos habia sido sellado, pero rápidamente sus ojos distinguieron los cuerpos de su hermana; Persefone y varios semidioses apresados en aquel sitio.
-Muéstrate. – Sabia que no estaba sola y aunque fuese imposible reconocer aquel cosmos, estaba segura de que pertenecía a una deidad superior a la de los dioses y titanes.
-Athena. – Una silueta femenina, delgada broto de entre la lava y dio sus primeros pasos en aquel manantial que acepto a la lava como si agua se tratase no se produjo ninguna reacción, ni onda del contacto de entre ambos elementos. –Venciste a mi hijo, Cronos y fuiste capaz de sellarlo en el tártaro, eres una digna diosa guerrera.
-Gea. – Los ojos azules de Athena observaron con fiereza a la deidad suprema quien se abria paso hasta ella, sin embargo, fue hasta que estuvo frente a frente que sintió el gigantesco cosmos de aquella que formo el universo, era tan abismal, que le abrumaba, vencer a Cronos habia sido toda una odisea, no imaginaba lo que signidicaria vencer a la deidad frente a ella.
-Yo soy la creadora de todo lo que tu conoces, de mi ha brotado toda la energía de este universo, pero también soy culpable, de haber permitido que Urano devorase a mis hijos y que maldijera a Cronos con el mismo infortunio de ser derrotado y encerrado por su descendencia. – Gea no mostro su cuerpo, simplemente siguió manifestándose por aquel cuerpo de lava, se acercó a ella y se agacho hasta tomar aquel cofre en sus manos, donde el cosmos de los dioses revoloteó en su interior. – Amo a mis hijos, desde Océano hasta Cronos, pero a pesar de ello, sé que han cometido incalculables crímenes y errores, tantos o igual a los dioses. Es por ello Athena, que ahora que eres una de las ultimas deidades sobre este universo te entrego este cofre en tus manos y te pregunto ¿Qué harás ahora? ¿Mantendrás a los titanes encerrados y liberaras a tus iguales? ¿O acaso has considerado aprisionar también a los tuyos? Piénsalo, Athena…
La pelinegra tomo con cuidado el cofre entre sus manos, escuchando con atención las preguntas que la deidad suprema le estaba dirigiendo a ella, jamás pensó que ella tendría la decisión final sobre liberar a los dioses o aprisionarlos al igual que a los titanes, después de todo, tenerlos en aquel confinamiento, solo le garantizaba el fin a las guerras santas, no tendría que preocuparse por el capricho de los dioses y su acoso constante sobre los seres humanos. Significaba el fin de todo, la paz absoluta.
-El confinamiento eterno de los titanes y los dioses permitiría a los humanos vivir en paz. – Susurro Gea. – Tú tendrías el poder absoluto.
La deidad de la sabiduría miro el cuerpo a Gea, mientras en sus ojos grisáceos se reflejaba aquel destello rojizo, como si estuviera hipnotizada por lo que la deidad estaba mencionando, aquella era la única manera de poner fin a todas las guerras, todo el mal se extinguiría, todo terminaría.
-¿Sabías que este momento llegaría, no es así, Cronos? – Athena tomo entre sus manos el cofre y sintió el revoleteo de cosmos de sus iguales en su interior, permitiendo unos segundos que su cosmos se conectara al de ellos, luego alzo su mirada y observo a Persefone y al resto de semidioses colgados frente a ella. – Me advertiste de tu propia maldición, Cronos.
- Athena ¿Cuál será tu decisión? – Gea regreso sobre sus pasos hacia el lago, donde se mantuvo de pie sobre él, mirando con curiosidad a su bisnieta.
-Cronos me advirtió de este momento. – Sonrió con cierta tristeza. – Me dijo que fue maldecido por Urano, pero que el también dejo caer la misma maldición en mi padre, jamás pensé que yo sería a quien se le ofrecería darles la espalda a los míos. - La lava dentro del interior de Gea se sacudió, incluso su cosmos vibro, lo cual llamo la atención de la diosa de la sabiduría, pero la otra deidad no menciono nada.
-¿Y qué decisión tomaras? ¿Seguirás deteniendo el odio de tu raza o frenaras todo, comenzando un nuevo inicio con los humanos?
-Voy a liberarles, les enfrentare y hare justicia. – Athena vislumbro como la silueta de Gea expreso una leve sonrisa y entonces la observo trasformar su cuerpo en aquella agua cristalina.
-Que tu sabiduría te guie hija de Zeus. – Gea creo una onda sobre aquella agua cristalina y a medida que se expandía, Athena, los cuerpos de los semidioses, Persefone y del caballero de acuario retornaron hacia la superficie. Entonces la deidad giro su rostro hacia una de las orillas de aquella cueva y sonrió. – Me alegro volver a verte, parece que Cronos eligió bien entre los hijos de Zeus para frenar la línea de odio esparcida por Urano.
-Eso ya lo veremos. –
…
El sol comenzaba a iluminar la tierra, entonces Athena tomo el cofre y lo puso al lado de Seiya quien seguía inconsciente, como todos aquellos liberados del sueño profundo de Gea.
Sin embargo a pesar de que agradecía que Gea no fuese una amenaza y no pudiese percibir ninguna en la cercanía, no podía dejar de experimentar un inmenso temor, tenía miedo a encontrar todas las bajas en su ejército, todo el daño a su alrededor mostraba un panorama desolador sin precedentes, aquella era la primera vez que el santuario estaba completamente destruido, incluso los pueblos vecinos estaban en ruinas, aquella seria la primer guerra en la que realmente enfrentara los estragos que habían dejado las batallas en su totalidad.
-Todo se ha terminado. – Se agacho al lado del caballero de Pegaso, junto sus manos sobre el pecho del castaño y canalizo parte de su cosmos blanco que lanzaba pequeños destellos dorados en un ligero orbe que resplandeció hasta en sus ojos, su cabello comenzó a revolotearse a su alrededor, mientras aquella esfera de cosmoenergia comenzaba a crecer y no solo cubrió en su totalidad el cuerpo del caballero, si no que continúo canalizando su cálido cosmos para rodear a todos los santos a su alrededor.
La esfera de energía continúo expandiéndose haciendo que la naturaleza dañada por el cosmos de los titanes y los ataques de sus santos comenzara a restablecerse, sus santos experimentaban el amor que podía ser infundido por su cosmos, mientras sanaban algunas heridas.
Aquella gigantesca esfera de luz continúo expandiéndose hacia cada parte del santuario, envolviendo en su aura nívea los doce templos, el templo de Meridia, el coliseo, las barracas, el refugio, el bosque ateniense, los pueblos aledaños y Cabo Sunion.
Su cosmos comenzó a lanzar destellos dorados que se alzaron por los cielos, mientras seguían aquel inmenso orbe blanquecino que se expandía, llevando calidez y sanando a sus guerreros, la lluvia comenzó a dejar de caer sobre ellos, mientras los inmensos nubarrones comenzaban a dispersarse, permitiendo que los rayos solares crearan un rayo que se expandía en conjunto con el cosmos de Athena, dispersando la oscuridad y la sombra de aquella sangrienta noche.
-¡Athena! – Seiya despertó sobresaltado, mientras el calor producto de los rayos del sol le golpeaban en la cara. – Ya ha amanecido. – Se irguió sorprendido, su cuerpo vibraba ante el contacto del sol, parecía como si tuviera meses sin mirarlo, sin que su piel sintiera aquel calor reconfortante, mientras sentía que sus fuerzas se recuperaban, se llevó las manos por todo el cuerpo sintiendo que la gran parte de sus heridas había desaparecido. - ¡¿Qué paso?! – Sabia que de un momento a otro había perdido el conocimiento y no podía recordar gran parte de aquella batalla.
-¡Ya todo termino! – Athena sonrió, pero su sonrisa se torció en una mueca y sus ojos se volvieron vidriosas, parpadeo un par de veces pero sus ojos dejaron escapar un torrente de lágrimas, se cubrió la cara con las manos, ocultando entre ellas el dolor que estaba experimentando, mientras su cosmos seguía sanando a todos aquellos que habían sobrevivido al combate y les reconfortaba, pero su pecho parecía incapaz de soportar tantos sentimientos encontrados en su interior.
Había ganado, pero a base de muchas perdidas y eso desgarraría el alma de cualquiera, hasta la de un dios.
…
Gracias por sus comentarios y por continuar fieles a esta historia.
Continuara…
Comentarios:
Jazsmith: Lamento mucho lo mal que la has pasado con el COVID, parece que ningún país estaba realmente preparado para esto. Pues por fin derrotaron a Cronos y esta guerra termino, sin embargo, se hicieron muchos sacrificios para lograrlo.
ShadowKeyGhost: Perdón por el retraso, pero a veces no escribo porque quiero que ningún detalle se me escape, pero cada vez se acerca el final, esta vez ya fue derrotado Cronos y todo ha terminado, sin dejar un giro al hacernos pensar si ¿Cronos no fue solo una víctima de la maldición de su padre? Alguien que termino con esa cadena de odio al seleccionar a Athena. ¿No se te hace raro que Gea despertara justo al final? Digo de haber sido consciente desde un inicio pudo haber interferido desde antes, por lo que solo queda decirte, que alguien la trajo de regreso. En fin, te deseo que estés de lo mejor.
Lilith71: Tanto Ares como Athena sabían que Cronos significaba un reto, así que solo como equipo pudieron hacerle frente. Gea detuvo todas las ayudas posibles, porque quería que los dioses ganaran por su cuenta, sin la intervención de los semidioses o la liberación de los dioses, porque quería tentar a Athena con esa opción de la paz absoluta y por fin fragmentar la maldición de Urano.
Pyxis and Lynx: Ya! Por fin derrotarón a Cronos, a pesar de todo los heridos y muertos tras su ataque al santuario. Aunque aún tendrás que esperar un capitulo para saber como termina todo, ¿Quiénes habrán sobrevivido? ¿Athena liberara en realidad a los dioses? ¿Y quién fue aquel con el que Gea estaba?
Andy:Jajajaja nada perdida la Gea, pues es alguien simple, nada más y nada menos, que la creadora de todo, la madre de los titanes y aquella con la que Urano procreo todo. Discúlpame la espera, pero a veces entre mi trabajo y querer imaginar todo, tardo algo, pero aquí tienes este nuevo capítulo. Gracias por acompañarme en esta osadía.
Camilo navas: Gracias, gracias, por siempre estar ahí esperando cada capítulo, que tardo en escribir, espero que siga siendo épico y sobre todo que te siga gustando. Pues que puedo decir, al fin acabaron con Cronos a pesar de que el estuvo a punto de ganar, casi al final, habia logrado neutralizar a Athena y Ares, de no haber sido por aquellos temidos por a los dioses (Saga, Aioros y Seiya), todo hubiera acabado mal. Te digo la misma pregunta que les he hecho a la mayoría, ¿Por qué Gea no intervino antes y quien era aquel con quien hablo al final?
Atte: ddmanzanita.