DISCLAIMER: Los personajes en esta historia no me pertenecen ni me pertenecerán. No gano dinero con ella y nunca lo haré.
ADVERTENCIA: Por favor, no leer si tu mente es sensible a escenas MUY subidas de tono. Si ya has leído mis lemons, eso NO ES NADA en comparación. Te lo aseguro, no es por crear expectativa pero creo que he llegado a mi límite y pueden culpar a GABY (Mi beta) por incitarme ya que es su regalo de cumpleaños XD . No leerme tampoco si son sensibles al slash y a estas ondas un poco mucho sado. Dicho eso, leen bajo SU RESPONSABILIDAD.
Vamos, están a tiempo de irse de aquí…
¿No?
No digan que no se los advertí.
ESCLAVOS
Capítulo Uno
"Bienvenido a la Mansión Malfoy"
POR: TlalGalaxia
La jaula era muy pequeña para estar de pie. Le dolían las rodillas porque solo "a gatas" se podía estar a gusto sin sentir que alguna extremidad chocaba con los barrotes. No muy lejos de su jaula alguien había encendido una chimenea y ya no se sentía el aire tan helado. Creyó que podría recostarse un poco pero dio un brinco al comprobar que el suelo todavía no absorbía el calor.
-¡Despierta!- había dicho una mujer golpeando los barrotes de su jaula con un palo,- el amo te llama.
Salió de su jaula todavía encorvada. Pensó en ponerse de pie pero el recuerdo de la última vez que lo intentó le indicó que estaba bien caminando en sus cuatro extremidades. La mujer se acercó a ella y le colocó una cadena en el collar que llevaba en el cuello y la condujo escaleras arriba.
Para cuando llegó a la habitación del amo, le dolían las rodillas y las palmas de las manos. El piso estaba tan frío en el resto de la casa como en "las perreras".
"El amo" estaba sentado en su silla de descanso. Su tamaño y forma eran muy parecidos a la de un trono y su mirada fría le dio más escalofríos que el suelo debajo de ella. Dio un golpe seco sobre su pierna con la palma de la mano y ella supo lo que tenía que hacer. No se atrevió a ponerse de pie, como si fuera un gato caminó en su dirección y trepó a su regazo.
-¿Te has portado bien?- le preguntó acariciando su cabello.
Ella asintió sabiendo que no podía contestar con palabras.
-Claro que te has portado bien,- respondió él acariciando el resto de la espalda desnuda de la chica,- ¿Pero sabes quién no se ha portado bien?
"El amo" dio un chasquido con los dedos y la puerta no tardó en abrirse. Era magia, claro, nadie podía haber escuchado el chasquido al otro lado de la habitación.
Una joven entró jalando una cadena y detrás de ella entró él, desnudo, con las manos cubriendo su virilidad como último recurso.
-¡Hermione!- gritó al verla recostada en el regazo del amo.
El amo se llevó un dedo a la boca sin inmutarse.
-¡Shh!-le dijo, luego miró a la joven que guiaba la cadena,-¿Qué hace de pié?
-No ha querido obedecer.
-Pero obedecer no es cuestión de voluntad ¿En dónde estaría la gracia de ser así?
-Te voy a matar, Malfoy,- le dijo apretando los dientes.
-Ah, Potter… no creo que estés en condiciones de amenazarme ¿Sabes lo que hace el collar alrededor de tu cuello? Se aprieta a mi voluntad. Y justo ahora, mi voluntad es que camines en cuatro patas.
-Sucio desgraciado hijo de…
No puedo terminar su frase cuando el collar alrededor de su cuello ya lo estaba asfixiando. Tuve que descubrirse para intentar quitarlo pero no hubo mucho que pudiera hacer, aun así no quiso ceder a las peticiones del rubio.
-¡Harry, no!- gritó la chica en el regazo del amo.
-Oh, no,- declaró Malfoy con la voz más casual en su repertorio al escuchar la voz de Hermione y propinándole una nalgada al hacerlo,- no olvides tus modales,- le advirtió dándole una segunda nalgada,- no puedes simplemente olvidar las lecciones que de tan buena gana te he dado hasta ahora,- y entonces le dio una tercera.
Hermione sintió el tan familiar ardor en sus posaderas y empezó a sollozar. Para entonces Harry ya estaba de rodillas pero no terminaba por rendirse.
-Todavía tienes mucho que aprender, Potter,- le dijo acariciando el mismo lugar donde le había atestado los golpes a Hermione,- no eres tú quien está en control de la situación ¿Hermione?
La chica emitió un sollozo, seguía trepada como un gato en el regazo del amo. Él volvió acariciar a lo largo de su espalda hasta llegar de nuevo a sus glúteos. Hermione contuvo el aliento sabiendo que quizá su castigo no había terminado.
Y no había terminado.
La mano que primero la había azotado y luego la había acariciado, ahora introducía un par de dedos en sus partes femeninas. Hermione emitió un chillido y Malfoy aplicó el correctivo tirando de su cabello hasta hacerla arquear la espalda.
-¡Déjala!- gritó Harry nuevamente.
Malfoy introdujo un dedo más en Hermione y tiró con más fuerza pero ésta vez ella supo reaccionar mejor y se limitó a contener el aire esperando que el castigo terminara pronto.
-Me parece que no estás en condición de poner condiciones,- rió mientras jugueteaba sus dedos dentro y fuera de la chica en su regazo.
Las palabras de Malfoy tuvieron el efecto esperado. Harry se detuvo en seco y bajó la parte superior de su torso hasta sostenerse en el suelo con las palmas de las manos. Estaba desnudo salvo por el collar en su cuello, así que la humillación era todavía peor al no saber lo que su archienemigo tramaba. En todos los años que lo había conocido, jamás se había imaginado de algo por el estilo en la mansión Malfoy. Pero conociendo el tipo de gente que eran, no estaba seguro si debía sorprenderse o no.
Malfoy soltó entonces el cabello de Hermione pero decidió mantener la otra mano donde estaba, haciendo círculos con los dedos, riendo para sí cuando sus dedos comenzaron a humedecerse.
-Has aprendido bien,- le dijo acariciando su cabello con la misma mano que antes había tirado de él.
-Sí, amo.
Hermione escondió el rosto en el regazo del amo. Sabía que Harry estaba mirando pero al mismo tiempo sabía que si se negaba a responder al estímulo, el castigo sería mucho peor. Ya lo había hecho al principio, ya se había ausentado de los castigos y se había negado a participar. Y entonces, al ver que ella no mostraba señas de placer, Malfoy había decidido utilizar técnicas todavía más insistentes. Nudos especiales alrededor de su cuerpo que la habían inmovilizado mientras una de sus sirvientas lamía sus partes. Y las nalgadas no habían sido simples nalgadas con las manos. Estaba segura que tenía marcas por todos los juguetes que había utilizado para golpearla hasta dejarla hinchada, hasta hacerla sangrar.
-¿Por qué haces esto?- preguntó Harry demasiado apenado para mirar lo que pasaba así que estaba con la mirada clavada al suelo.
-¿Disculpa?- dijo Malfoy deteniendo su juego de pronto,- las mascotas aquí solo hablan para obedecer órdenes.
Dicho eso se puso de pie tomando a Hermione por la cintura y levantándola como si no fuera más que eso, una mascota. Malfoy era más alto que ella así que al sujetarla tan fuertemente contra su cintura, los pies todavía lo colgaban. Harry levantó el rostro y divisó entre los mechones azabaches de su cabello, la cara de Hermione hundida en el hombro de Draco. Él era el único con ropas en esa habitación. Ni siquiera la sirvienta que lo había traído ahí llevaba más que el collar de cuero de la misma forma que Hermione.
Harry tragó saliva cuando Malfoy puso a Hermione de vuelta en el suelo y alcanzó a escucha el susurro en la oreja de su amiga "de rodillas". Hermione obedecía con un nerviosismo palpable pero no atreviéndose a llevarle la contraria. Cuando la cara de la chica estuvo frente a la entrepierna del rubio, Malfoy tiró del cordón que mantenía su pantalón blanco de lino en su lugar y le dio a Harry la más fría de las miradas.
-Tómalo,- le ordenó a Hermione y ella apresuró a subir sus manos y rebuscando entre la ropas del amo su masculinidad que sujetó con ambas manos,- con la boca.
Esa última frase la dijo tirándole en cabello para hacerla mirarlo a los ojos. De reojo observaba la reacción de Harry y sonrió complacido cuando Hermione abrió la boca para introduciendo toda su longitud casi de golpe.
-Como te enseñé,- le dijo tirando nuevamente de uno de sus mechones.
Hermione sintió las lágrimas correr por sus mejillas aunque no estaba segura si era por vergüenza o por el estímulo en la parte de atrás de su garganta. Lo que sí sabía era que el ruido que escuchaba detrás de sí era la inconfundible respiración entre cortada de Harry cuando estaba en una situación de impotencia. Sabía que Malfoy estaba haciendo todo eso para obligar a Harry a obedecer, pero al mismo tiempo estaba poniendo a prueba su obediencia con el chantaje de obligar a Harry a cosas peores de las que ya le había hecho a ella.
-¿Lo ves, Potter? Es cuestión de obediencia y disciplina. La sangre sucia lo sabe muy bien.
De pronto Harry sintió algo duro en la garganta, como una bola de saliva petrificada abriéndose paso. Escuchó las dificultades de Hermione y se preguntó por primera vez desde que lo habían despojado de sus ropas por el plan que Malfoy tenía para él. "El amo" pareció leer sus pensamientos y le dedicó una mirada sombría. Su camisa era blanca al igual que sus pantalones, pero al igual que los mismos, no tenían un aspecto moderno. Era una camisola de seda sin botones y de manga larga mientras que los pantalones eran del tipo medieval que carecían de cierre y en su lugar solo se ataban con listones. Solo que en este momento estaban desatados y lentamente haciéndose camino a sus muslos y la cabeza de Hermione se movía cadenciosamente frente a su entrepierna.
-¿Tienes curiosidad?- le preguntó sin cambiar esa sonrisa siniestra y esa mirada de hielo.
Harry se apresuró a negar con la cabeza, lo que le arrancó una carcajada al "amo".
-No es lo que piensas, idiota,- le dijo tronando los dedos y al hacerlo, la chica que había traído a Harry a la habitación, la misma que había observado la escena desde la puerta sin moverse y sin decir nada, tiró a Harry del collar y lo puso de espaldas contra el piso.
Y antes de que Harry pudiera protestar, la boca de la chica ya estaba en su miembro, trazando círculos con su lengua mientras que su cabeza imitaba los movimientos que antes había visto en Hermione.
-Ah,- fue todo lo que Harry pudo decir mientras que la chica mantenía el ritmo en su tarea que evidentemente sabía cómo hacer.
Quizá sería más digno decir que Harry puso resistencia, que se quitó a la chica de piel canela y ojos tan negros como su cabello de encima. Pero dicho ha sido antes, la chica tenía buenas habilidades y persuadió a Harry en cuestión de instantes. Su única distracción era el eventual gemido de Malfoy y los sonidos de Hermione cuando parecía estar a punto de asfixiarse o devolver el estómago.
-Yas, de pie,- dijo Malfoy luego de un rato de placentero convencimiento.
La chica se había puesto de pie casi al escuchar su nombre y miraba su amo sin pudor. Sin molestarse en cubrir sus partes como Harry sintió la urgencia de hacer cuando se sintió desnudo y de pronto recordando que su archi némesis estaba en la habitación al igual que su mejor amiga y no sabía por cuál de los sentía más pena.
-Granger, de pie.
Era la primera vez que Harry la veía de pie. Así que supuso que si él quería estar de pie, Malfoy tenía qué ordenarlo.
Él estaba expuesto, su pantalón desabrochado y su camisola blanca caía sobre su miembro ahora erguido. Harry tragó saliva cuando vio las botas cafés de equitación, lo único más oscuro de su indumentaria, acercarse a él. Con una risa fría puso un pie sobre su pecho y Harry apretó sus partes con más fuerzas, temiendo que quizá él se aprovecharía de su vulnerabilidad.
-Yas,- volvió a decir tronando los dedos y apuntando en dirección de Hermione.
La chica caminó en esa dirección sin chistar y se puso de rodillas frente a Hermione. Sus labios pronto encontraron ese punto de placer, y Hermione apretó los ojos mientras su mandíbula caía sin decir nada.
Harry tuvo el instinto de ponerse de pie pero recordó de inmediato que el pie de Draco seguía sobre su pecho y se quedó yaciendo ahí, con las manos todavía cubriendo la poca dignidad que le quedaba.
Malfoy volvió a sonreír.
-¿Tienes miedo?- le dijo quitando el pie y permitiendo que Harry recobrara el aliento que no se había dado cuenta que había perdido instantes atrás,- no deberías,- le dijo alejándose de él.
Caminó en una dirección que Harry no podía ver sin girarse y decidió que lo mejor era quedarse inmóvil hasta recibir nuevas indicaciones. No muy lejos de ahí, Hermione empezó a gemir.
-Ponte en cuatro patas, Potter,- dijo Malfoy de pronto con una voz que expedía una autoridad que nunca antes le había escuchado.
Sabía que no tenía opción. Su varita ya no estaba con él, la había perdido cuando lo habían atrapado. Y no es que pudiera hacer mucho con ella de todas formas. Se había enterado muy tarde que la mansión Malfoy tenía un bloqueo y que ahora solo las personas con sangre Malfoy en sus venas, podían hacer magia debajo de ese techo. Desde que había decidido poner un pie en ese lugar, Harry era tan muggle como los Dursley al igual que seguramente había ocurrido con Hermione cuando había llegado.
Una vez sostenido con sus extremidades, Harry tuvo que apretar los ojos. Esa posición lo había obligado a descubrirse una vez más y además estaba a merced de lo que fuera que a Malfoy se le ocurriera. El collar, como bien le había dicho al principio, se apretaba cada vez que desobedecía y al parecer más de uno de sus sirvientes estaban vinculados a ese collar pues Yasmin, la chica que ahora continuaba con ahínco el beso de Hermione que no era precisamente en el rostro, también había logrado que se apretara cuando él se había negado a caminar en la dirección que ella le había indicado.
-No se trata de lo que crees,- le afirmó Draco caminando a su alrededor,- esto no se trata de dolor ni de tortura.
Harry sintió algo puntiagudo acariciándole la piel. Como una vara o un palo muy delgado. El olor le indicó que era algo de piel, algo casi nuevo como las botas de Malfoy. Sintió escalofrío y se contrajo ante la incertidumbre. Hermione volvió a gemir y se sorprendió al sentir un pinchazo en la entrepierna. Sabía que seguía duro y los gemidos de Hermione…
Un dolor electrizante, como una picadura de un insecto en sus glúteos lo distrajo de lo que había estado pensando. Malfoy caminó a su alrededor de nuevo y tan pronto lo perdió de vista, volvió a sentir el mismo dolor. Cuando Malfoy volvió a rodearlo, Harry miró hacia arriba y notó que lo que estaba utilizando para golpearlo era un fuete. De esos que se utilizaban en las carreras profesionales de caballos. En ese momento razonó lo de las botas y el tipo de pantalón que él vestía. Era un pantalón de equitación al igual que la camisola. Lo único que le faltaba era el saco y el chaleco además del gorro, pero quizá los había descartado antes de que él llegara.
-Mi padre era fanático de las carreras de caballos,- le dijo como notando el razonamiento de Harry,- es fácil ganar dinero muggle en los hipódromos cuando eres mago. Y para cambiar el dinero muggle a dinero de magos solo se necesita ir a un banco y pagar un buen soborno para que se hagan de la vista gorda con la regularidad de los cambios.
Harry sabía de estas actividades. De hecho, había sido su idea investigar a los Malfoy y ponerles cargos por enriquecimiento ilícito. Siendo Harry parte de la flota de Aurores, no podía entrar a la Mansión Malfoy sin invalidar sus investigaciones y por el mismo motivo, Ron tampoco podía hacerlo. Así que había sido tarea de Hermione investigarlo pero tres noches atrás había desaparecido. Harry había temido lo peor pero al aceptar ayudarlo, Hermione le había pedido que no se lo mencionara a Ron y era también por eso que el rescate había corrido solo por su cuenta.
-Odio a los muggles y todas sus actividades,- continuó el rubio que en sus más de treinta años estaba en el auge de esa belleza frívola tan típica de su familia,- pero los caballos son otra cosa. Son una cosa fascinante, Potter ¿No te parece? Ellos aprenden rápidamente y una vez bien entrenados solo basta…- Harry sintió otro golpe en sus glúteos y no pudo evitar gemir al saber que siendo en el mismo lugar, comenzaba a dejar marcas,- un correctivo. Solo basta una orden y hacen lo que se les pide. ¿Alguna vez has montado a caballo?
Harry no supo qué responder, o si debía responder. Ya antes le había dicho que él no podía hablar y ahora le hacía una pregunta. Era difícil saber si se trataba de una trampa.
Malfoy respondió todas sus preguntas con un solo golpe.
-Te hice una pregunta.
-No,- respondió Harry con el poco aire que le quedó luego de emitir un gemido.
-¿No?- dicho eso volvió a golpearlo,- ¿No qué?
Un golpe más hizo que Harry se moviera un poco hacia adelante lo que ocasionó tres golpes más hasta que Harry volvió a su posición original.
-¡No, señor!- exclamó Hermione a pesar de sí misma.
Malfoy pareció sorprendido con lo que Hermione acababa de hacer y se detuvo en seco perdiendo el interés en Harry y caminando a zancadas en su dirección. Tomó a Yas por el cabello extrayéndola de su tarea y descartándola como si fuera una muñeca vieja. Harry se distrajo al verla aterrizar no muy lejos de él pero volvió su atención a Malfoy cuando escuchó el golpe seco e inmediatamente notó la mejilla roja de Hermione.
Harry no pudo hacer otra cosa que seguir su instinto e intentar ponerse de pie para abalanzarse a él. Pero sus movimientos fueron frenados antes de poder realizarlos.
-Abajo,- le dijo apuntando un dedo en su dirección y sin voltear a verlo. Al hacer esa señal había perdido el fuete, pero había perdido interés en eso también. Sus ojos eran intentos sobre los de Hermione que parecía como un perro apaleado.
Harry sintió la presión del collar en su cuello y no cesó hasta que colocó el pecho sobre el suelo. Como si fuera la postura obediente de un perro.
Hermione volvió a gemir pero ésta vez no se había escuchado ningún tipo de golpe. Los dedos de Malfoy estaban apretando sus pezones y Hermione hacía lo posible por que sus gemidos no fueran ni gritos ni sollozos.
-No olvides tu entrenamiento,- le susurró el amo bajando su mano derecha a lo largo de su abdomen mientras la otra seguía castigando uno de sus pezones.
Cuando la mano derecha llegó a la entrepierna, introdujo un par de dedos que la hicieron gemir de nuevo. Había humedad en sus adentros y Malfoy sintió su masculinidad responder de inmediato al percibir su aroma. Automáticamente olvidó la presión en los pezones y la sujetó dela cintura con fuerza atrapándola en un beso lleno de lujuria y deseo. La mano derecha de Malfoy seguía ahí, en la entrepierna de Hermione, la otra alrededor de su cintura y el beso de Draco parecía dispuesto a probarlo todo de ella.
Harry sintió la presión del collar cesar al mismo tiempo que su mandíbula cayó al presenciar la escena.
Luego de varios minutos y justo cuando Hermione parecía no poder resistir al placer que estaba sintiendo, Malfoy se alejó abruptamente mientras luchaba por recobrar al aire. Hermione no hizo más que seguir de pie donde él la había dejado y él, todavía agitado, se inclinó para recoger el fuete que momentos antes había perdido.
-Demonios, Granger,- dijo Malfoy con la voz entre cortada,- un día de éstos no sabré de mí y terminaré por…
Hizo una exhalación de aire sonora y sacudió la cabeza apretando los ojos. No terminó su frase. En lugar de eso caminó alrededor de Hermione y cuando estaba detrás de propinó un golpe con el fuete, tan rápido y breve que cortó el aire antes de impactase en contra del glúteo de la castaña.
Hermione no gritó.
-Inclínate.
Hermione obedeció.
-Así me gusta,- le dijo propinándole otro golpe con el fuete,- ahora te tomaré ¿Quieres que lo haga?
-Sí, amo,- dijo con las palmas contra el suelo. Harry ya no podía ver su rostro. Solo podía ver a Draco que dejaba el fuete colgar de su muñeca antes de inclinarse sobre ella. Antes de embestirla de un solo golpe haciéndola gritar por primera vez. Antes de tomarla del cabello y hacerla casi reincorporarse a pesa de que él seguía asiduo a su trabajo.
Los ojos de Malfoy se clavaron en los de Harry. De pronto una risa burlona iluminó su rostro mientras permitía a una de sus manos volver a castigar uno de los pezones de Hermione.
-¿Te gusta lo que ves?- le preguntó si dejar de moverse. Sin dejar de entrar y salir de ella con ímpetu.
Harry negó con la cabeza y al hacerlo se dio cuenta que las lágrimas habían corrido por su rostro desde quién sabe qué momento.
-¿Preferirías que te lo hiciera a ti?
En ese momento sintió una oleada fría recorrerle el cuerpo ¿De qué estaba hablando Malfoy? Quizá su expresión fue lo suficientemente cómica pues soltó una carcajada a pesar de que no dejaba de castigar a Hermione.
-¿Esperabas que te ofreciera hacerlo en mi lugar?- ofreció con un poco más de trabajo quizá empezando a sentir la reacción de su cuerpo con la humedad y el calor de Hermione,- ¿Desde cuándo has querido tirarte a la sangre sucia?
Harry entornó los ojos quizá más que cuando Malfoy ofreció hacérselo a él. Malfoy volvió a reír pero menos sonoramente que la primera vez quizá debido a que estaba cada vez más cerca del clímax.
-Si te soy sincero yo desde siempre,- continuó con su monólogo a pesar de que su voz comenzaba a enronquecer.
Tiró del rostro de Hermione y volvió a besarla largamente mientras le daba las estocadas finales. Se vació dentro de ella sin miramientos y Hermione no pudo contener ese pequeño grito que se escapó de su pecho al sentirse inundada y llena de calor. Malfoy sonrió con malicia en sus labios, pero la sostuvo en esa posición por unos momentos más hasta que dejaron de contraerse involuntariamente, como solo curre luego de un gran orgasmo.
De quién era el orgasmo, Harry no podía saberlo. Pero cuando por fin la soltó y ésta cayó al suelo, sintió una enorme oleada de alivio que no pudo explicarse. Hermione estaba ahí tirada, con la mirada perdida y no había consuelo en eso. Ella había sido violada, o por lo menos doblegada a tener sexo con él y eso no se podía deshacer. Pero sentía alivio de que hubiera terminado y se encontró preguntándose si ella había sentido placer a pesar de lo perversa de la situación.
-Tu turno,- dijo tronando los dedos en dirección de Harry.
Harry tragó saliva y lo miró a los ojos sin saber a lo que esa orden se refería. Malfoy volvió a soltar una carcajada mientras volvía a atar los cordones de su pantalón.
-Me halagas,- le dijo terminando su labor y acomodándose la camisola como si solo se hubiera arrugado por algún motivo sin importancia,- pero esto es para que no digas que nunca te tuve una consideración. También la deseas ¿No es así? Además, sigues duro… mírate ¿Te excitó verla así?
Harry negó con la cabeza. Hermione seguía en el suelo pero de pronto su mirada estaba en él. Harry volvió a negar enérgicamente. Malfoy no se tomó el gesto de buena gana.
-Es una orden,- le dijo tronando los dedos y el collar volvió a apretarse.
Harry adoptó la postura de sumisa de nuevo pero eso no ayudó a disminuir la presión del collar. Sabía lo que tenía que hacer para detenerlo pero no podía. No podía hacerle lo mismo a Hermione ¿Cómo la iba a mirar luego a los ojos? ¿Cómo iba a mirar después a Ron?
A pesar faltarle el aire, Harry volvió a negar enérgicamente con la cabeza.
-¡No lo haré!- exclamó.
Hermione pareció reaccionar al grito de Harry y adoptó la misma posición sumisa en un claro gesto de súplica por piedad para Harry.
Malfoy pareció razonar la escena un instante y terminó por chasquear los dedos nuevamente liberando a Harry de su castigo.
-Te diré qué,- dijo acercándose a él, poniendo sus finas botas lustrosas frente a sus narices,- si no se lo haces a ella, te lo haré yo a ti.
Harry apretó los nudillos y castañeó los dientes. Nunca había hecho nada de ese tipo, tampoco tenía ningún interés especial en hacerlo pero tomar a Hermione ahí, frente a Malfoy y quizá terminar haciendo cosas que nunca antes había hecho… con ella… no podía. No podía hacerlo así.
Harry volvió a negar con la cabeza y esperó apretando los ojos, el chasquido de Malfoy que presionaría su collar de nuevo.
Pero eso no pasó.
-Pues bien, entonces…
Malfoy emitió un largo y sonoro suspiro y se inclinó para tomarlo de la argolla del collar. Harry se puso de pie siguiendo sus movimientos. Las piernas le temblaban y por un momento pensó en salir corriendo pero sabía que de hacerlo, si no bien antes lo asfixiarían con el collar, Hermione terminaría pagando por esa estupidez.
Su nuevo amo se detuvo frente a la silla amplia muy parecida a un trono donde había estado sentado con Hermione en el regazo cuando recién había llegado. Se sentó con descaro y descansó una de sus piernas en el posa manos de la gran silla. Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro quizá divertido al ver la expresión de Harry de pie frente a él, con el reflejo de cubrir su erección tan pronto se sintió observado.
-No es tan malo como crees,- le dijo en un tono conciliador.
Si Harry no conociera a Malfoy mejor, pensaría que se lo decía para tranquilizarlo.
-Desata mis pantalones,- le dijo tronando los dedos.
Harry se puso de rodillas frente a él sintiendo un poco de alivio al sentir que él no vería su total desnudez cuando quitara sus manos de ahí.
-Hazlo rápido,- lo urgió el rubio mirándolo duramente con esos ojos de hielo.
A pesar de su torpeza, a Harry no le tomó más de dos segundos más.
-¿Qué esperas? ¿Lo vas a dejar ahí dentro?
Harry tragó saliva. Además de sí mismo, nunca había tocado a otro hombre ahí…
-Yas, ven aquí,- le dijo a la otra chica de quien Harry se había olvidado por completo y que seguía en el suelo en posición de sumisa desde quién sabe cuándo.- toma éste fuete. Quiero que castigues a la sangre sucia cada vez que él se demore demasiado en hacer lo que le pido.
Yasmin asintió y obedeció al instante. Harry apretó los ojos e introdujo la mano en el pantalón de Malfoy. No estaba erecto, así que logró extraerlo con facilidad. Esos clarísimos ojos grises se clavaron en los verdes de Harry quien temió la siguiente petición tanto como un nuevo castigo para Hermione. Malfoy apretó los ojos y emitió un largo suspiro como considerando lo que pasaría después. La mano de Harry seguía cerrada en él.
-Siéntate en mis piernas,- le ordenó finalmente enderezando su postura y sentándose con ambas piernas en el asiento.
Harry se puso de pie nuevamente, el instinto cubriendo su erección ahora menos prominente, y procedió a sentarse en las piernas del amo. Malfoy lo tomó por la cintura y lo movió un poco hasta sentárselo en una sola pierna. Harry apoyó su cadera con la orilla del trono y vio su propia rodilla siendo atrapada entre las dos rodillas de Draco.
Entonces Malfoy le tomó la mano y la colocó en su entrepierna y Harry no supo más que hacer, salvo sujetar donde suponía que él quería ser sujetado. Casi como reflejo, sintió la mano de Malfoy sobre su decadente erección que extrañamente pareció reavivarse con el tacto. Eso no podía ser posible, Harry tragó saliva y sintió la caricia leve, la mano que se cerraba en él y recorría su longitud hacia adentro y hacia afuera.
-¿Qué esperas?- le dijo incrementando un poco la frecuencia de las caricias.
Harry hizo lo mismo. Empezó a acariciar a Malfoy lentamente, poco a poco, logró imitar el ritmo que el otro llevaba. No tuvo tiempo de pensar en lo extraño que esa era. O si era bueno o si era malo. Solo supo que para cuando sintió a Malfoy reaccionar en su totalidad, él mismo se sintió igualmente duro.
Tampoco supo en qué momento empezaron los besos. Solo los sintió de pronto en su espalda y poco a poco fueron viajando hasta llegar a su cuello y finalmente en sus labios. No pensó en que era la lengua de Malfoy la que hurgaba con fiereza, ni tampoco detuvo la mano izquierda, esa mano que, ahora la sabía, tenía como único hobbie buscar un par de pezones para castigar. Sentía ese dolor insistente en su pecho, pero la presión en su miembro era tan perfecta y regular, que no tuvo tiempo de recapitular en eso. Además, ese beso lo estaba devorando en vida y se encontró a sí mismo buscándolo cada vez más, usando su mano libre para sostener el rostro de Malfoy en su lugar.
Lo que fuera que se suponía que él debía hacer después, no lo sabía. Y la verdad, no le importaba. Sentía el calor intenso en su entrepierna y sabía que no estaría lejos del éxtasis. Y a juzgar por los gemidos constantes de Draco mientras lo besaba, tampoco lo estaba él.
Fue Harry quien terminó primero. La explosión lo hizo temblar con tanta fuerza, que fueron sus propios reflejos los que mantuvieron el movimiento en su trabajo sobre Draco y que de último minuto lo hicieron terminar un poco después. Harry sintió el calor en sus manos pero estaba demasiado mareado y confundido con lo que acababa de pasar como para pensar o reflexionar si era asqueroso o lo más increíble que le había pasado. Además, el beso apenas se rompía con las contracciones de Draco.
Cando quedó claro que todo hubo terminado, Malfoy tomó el rostro de Harry entre sus manos y volvió a besarlo ésta vez brevemente. Harry no sintió deseos de apartarse pero tampoco estaba seguro de estarlo disfrutando. Simplemente estaba tan confundido que reaccionó de manera automática.
Luego del beso, Malfoy lo tomó de los hombros y empujó un poco de él. Harry entendió la orden sin palabras y se puso de pie. Seguía confundido y al mismo tiempo, aunque todavía no podía admitirlo, estaba un poco decepcionado de que todo hubiera acabado tan pronto.
-Yas,- escuchó el familiar chasquido de Draco luego de hablar,-llévalos a su jaula.
La chica todavía tenía el fuete en su mano, así que lo devolvió a su amo antes de tomar a Harry por la argolla del collar y obligarlo a ponerse en "cuatro patas". La obediencia de Harry fue mecánica. Todavía seguía aturdido, así que tampoco reparó en que estaba caminando usando sus cuatro extremidades hasta que pasó al lado de Hermione y Yas chasqueó sus dedos haciéndola reacciona de un visible estupor. Ella obedeció de la misma forma que Harry y justo en la entrada de la habitación, a ambos les colocaron una delgada correa dorada que hacía juego con su argolla.
Y así caminaron a lo largo del pasillo, conducidos por las correas de las que tiraba Yas y de regreso a la misma habitación oscura donde Hermione había despertado varias horas antes. Ella conocía el lugar, estaba familiarizada, así que entró automáticamente en la jaula que le correspondía luego de ser despojada de su correa. Harry no fue muy lejos, entró a la jaula de al lado de la de Hermione observando lo mismo que su amiga había observado la primera noche ahí. No había manera de estar de pie ahí. Su única solución era acostarse con las piernas recogidas con el cuerpo desnudo sobre el piso frío.
Acostados en la misma posición como si fueran reflejo el uno del otro, se miraron largamente sin decir palabras. Lo que acababa de ocurrir en esa habitación no era nada de lo que se podía hablar a la ligera. Ni siquiera porque habían sido ellos mismos quienes lo habían vivido. Pero alguien tenía que hablar.
-Tenía que hacerlo,- dijo Harry por fin con voz ronca,- yo…
-La próxima vez no me hagas favores,- lo cortó ella de tajo con un enojo tangible en su tono.
Luego de eso, no dijo más. Se giró sobre sí y prefirió dormir dándole la espalda.
Se los vuelvo a dejar por acá. Pasó que alguien dejó una liga de mis historias en mi página personal y me dio miedo que alguien pudiera leer esto con mi nombre real. Ojalá viviera en un mundo donde una mujer no tuviera que esconder estas cosas, pero no es así. El mundo a mi alrededor es retrógrado y por poco menos que esto, a las mujeres se nos juzga. Espero sepan comprender y les agradecería su discreción. Gracias.