Esta historia pertenece al universo de Magia Olvidada

Los personajes que aquí se muestran son propiedad y creación de J. K. Rowling

Este fic participa en el minireto de octubre para "La Copa de las Casas 2014-15" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

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No tiene sentido, su cabeza le da vueltas, le nubla el juicio y la vista, le entorpece el movimiento. Su mente le enturbia los sentidos, le acelera el pulso y agarrota sus músculos haciendo el acto de respirar una agonía. Ella, precisamente ella, no debería temer a lo que no conoce, debería abrazarlo para comprenderlo. Estudiarlo, analizarlo.

Pero es inútil, Rowena está frente a un pozo sin fondo, escasos segundos atrás ha visto como la antorcha se consumía con una inesperada bocanada de aire frío procedente de ese lugar oculto en una profunda caverna. Se extiende infinito, como si llegara al centro mismo del mundo y ella no es capaz de ver nada más que ese abismo sin fin de tinieblas donde sombras galopan por sus retinas como embrujos baratos de plebeyos sin magia.

Ni siquiera se le ha ocurrido buscar entre sus bolsillos y sacar la varita, todo su cuerpo se ha quedado estático menos sus manos, de forma incontrolable tiemblan y se abren dejando caer la antorcha, aun resplandeciendo por las brasas, hacia la sima sin fin que engulle como un monstruo primigenio y hambriento que parece rugir esperando ser alimentado de nuevo. Rowena lucha contra sigo misma, pero solo consigue arrastrase aún más en su inmovilidad, sintiéndose alienada por su propia presencia y lanzada fuera de su cuerpo para contemplarse desde fuera

Una estatua, temblando de puro miedo sin ningún motivo. Escucha sonidos, gruñidos y chasquidos agudos de gran intensidad provenientes del pozo, pero no siente miedo de ellos, quiere conocer al ser que produce esos sonidos. Sueña con la posibilidad de que sea un Caenebraes, pero no teme que lo sea.

Entonces lo entiende. Se siente enclaustrada, prisionera de su propio cuerpo porque la antorcha se ha apagado. Porque lo que antes estaba oculto en tinieblas, ahora no es más que boca de lobo negra. No ve nada.

La oscuridad se ha llevado consigo de un plumazo toda su entereza. Y por primera vez en su vida siente pavor de algo y se da cuenta de que teme a la oscuridad, no por lo que pueda ocultar o por lo que su mente turbada por el temor pueda inventar moviéndose y arrastrándose en sombras sin límites, donde le negro se ha convertido en toda una gama infinita de tonalidades. Teme la propia esencia de la oscuridad.

Teme el desconocimiento. Teme no saberlo todo.