HOLA CHICOS! ya después de 1 semana más o menos nuevamente traigo este cap :) espero que les guste como a mí me gustó, porque esta cap es más calmado y menos intenso que los demás, pero OJO de los más importantes en la historia jojojojojoj

Espero que el cap anterior les haya gustado y sé que parece que ya todo se solucionó, pero recuerden, soy yo :v y pues siempre termino haciendo de las mías jojojojo no se preocupes, la historia no va rápido ni nada, les puedo asegurar que faltan muchas cosas interesantes. Además esta historia posiblemente llega a las 200,000 palabras :) por lo que si se dan cuenta, hay un largo camino por delante jojojo

AGRADECIMIENTO.

Nightmare96: muchas gracias por tu bello review jojojo 3 no te preocupes y verás que aquí se resuelven algunas dudas sobre la relación de jellal y erza. Así que espero que este cap te guste mucho y muchas gracias nuevamente jojo

bueno chicos, los dejo con el siguiente cap.

Pecados justificados.

Recuerdo que cuando era niña, soñaba con ser una princesa con grandes y hermosos vestidos de todo tipo de colores.

Era una niña de familia humilde. Mis padres no tenían a veces para darnos de comer a mí y a mi hermana, pero aún así podía asegurar que era completamente feliz. Completamente feliz de poder pasar el invierno con ellos a lado de una caliente chimenea, tomando chocolate caliente y siendo abrazada por los tibios brazos de mi hermosa madre.

Antes de cumplir quince años, poseía más dinero del que podía desear, y usaba grandes y hermosos vestidos que me hacían sentir incómoda. Sentía la chimenea de una fría mansión, tomando sola chocolate caliente, mientras que mis brazos eran los únicos que podían brindarme el calor que tanto añoraba.

Cuando era aún una niña, soñaba ser una princesa; tiempo después, tenía en mis manos el trono de un gran Reino.

¿Era demasiado cruel el destino conmigo? Había cumplido gran parte de mis sueños, en pesadillas.

Recuerdo también cuando jugaba con mi hermana en las praderas, lejos de casa y lejos de la ciudad.

-¿Se encuentra bien, Señorita?

Llevé mi vista al frente, viendo a una niña de doce años de edad.

Su cabello era tan rojo como el mío y sus ojos obscuros como la noche.

Había pasado tanto tiempo, más del que quería reconocer. Inclusive había olvidado a Ellie, pero creo que era lo justo. No podía manchar un recuerdo tan puro, con mis pensamientos llenos de odio y maldad. Ella no merecía que yo manchara su recuerdo en vida, menos viniendo de una basura como yo.

Daría hasta mi vida entera para volver a verla.

Alcé mi mano, tocando las blancas mejillas de aquella niña pelirroja.

Si mi petición había sido acertada, entonces seguramente me encontraba muerta. Muerta después de aquel ataque de Jellal.

Lo último que había visto era como un hechizo era lanzado hacía nosotros, proveniente de él. Era tan fuerte que seguramente ambos moriríamos en el intento, aunque tenía una gran duda antes de morir, ¿por qué Jellal se había sacrificado junto a mí? ¿En verdad tanto era su amor hacia mí para incluso morir antes de que mi corazón se llenara de completa obscuridad? Al parecer era cierto, su amor era tanto que sacrifico de igual manera su vida, para poder salvar mi alma.

Era lo mejor que podía haber hecho y se lo agradecería siempre.

Por fin podría estar con mis padres y con Ellie. Después de tantos años, por fin podría verlos nuevamente y abrazarlos.

Estaba preparada para morir.

-Prometo que la salvaré.

La voz de mi hermana parecía preocupada.

Ya no tienes que hacer nada, Ellie. Yo estoy feliz de estar contigo, eso es lo que verdaderamente quiero.

Mis ojos poco a poco se oscurecían y mis fuerzas desaparecían. Mis manos cayeron por los lados y antes de que éstos tocaran algo, sentí como una fuerza me obligaba a alzarme nuevamente.

Abrí los ojos sorprendida, sintiendo el frío del día, al igual que las gotas de la lluvia caer en mi desnudo cuerpo. Mi cuerpo se estremeció ante tal sensación, para lograr enfocar con claridad a la niña que había acariciado, mostrándome a una pequeña niña de doce años de edad, de cabello azulado y ojos marrones, mirándome con una pequeña sonrisa cansada.

Me levanté de inmediato, dejando caer el pequeño cobertor que se había encargado de mantener mi cuerpo caliente, mostrando que en realidad me encontraba desnuda.

-Yo…lo logré.-Comentó con una sonrisa cansada, la pequeña niña.

No entendía que era lo que pasaba.

Miré a mi alrededor para saber qué demonios sucedía, para darme cuenta que me encontraba en una pequeña cabaña, con techo de paja, por el cuál entraba la lluvia. La casa era de aspecto pobre, ya que lo único que tenía era una pequeña cocina, un pequeño cuarto que parecía ser el baño y una cama individual que era donde me encontraba acostada, minutos atrás.

A pesar de ser una casa muy pobre, se encontraba más limpia de lo que podía imaginar.

-¿Quién eres?-Pregunté seria.

La niña se veía realmente agotada. Se paró del piso e hizo una reverencia ante mí.

-Soy Wendy, Señorita.-Su voz era tan dulce.-La encontré ayer en la noche en el bosque herida a gravedad, así que decidí traerla a mi casa.

Alcé una ceja.

Era claro que una niña tan pequeña no me había traído totalmente.

Miré sus manos y pude ver cómo estas se encontraban raspadas. También podía sentir como esa pequeña niña desprendía magia de su cuerpo.

-¿Por qué tus manos están lastimadas?-Pregunté, sentándome al no soportar el fuerte mareo que me había provocado pararme tan de golpe.

La niña con timidez escondió sus manos atrás de ella y bajó la mirada con nerviosismo. Parecía que no quería hablar, por lo que la invité a sentarse conmigo, tratando de que tomara más confianza y me contara.

-Yo…-Parecía dudar de lo que diría.-Usted desprendía una magia maligna que estaba consumiendo su verdadera pureza.-Terminó de decir.-He purificado su cuerpo y su alma, y para eso necesité algunas hierbas y flores que son difíciles de alcanzar.

¿Purificado mi cuerpo y mi alma? ¿Magia maligna?

Miré las palmas de mis manos y noté que era cierto. Mi magia se encontraba tan estable como siempre lo había estado, e incluso podía manipularla a mi antojo como estaba acostumbrada.

¿Esa pequeña niña me había curado?

-¿Qué magia posees?-Ella pareció sorprenderse al escuchar mi pregunta.-He sentido magia dentro de ti, sin contar que has curado mis heridas y me lograste purificar. Eso solo lo pueden hacer magos dedicados a la medicina, pero incluso dudo que ellos pudieran curar mis heridas con tanta facilidad. Las heridas que recibí eran críticas, no hubiera sobrevivido sin un verdadero especialista en el tema.

Sus mejillas se sonrojaron de manera tierna, bajando la mirada y tomando sus manos para jugar entre ellas.

Sonreí al ver la actitud tan tierna que estaba tomando.

Parecía ser una niña demasiado buena, por lo que me alegraba haber caído en sus manos. Inclusive la había confundido con Ellie.

No tenía nada de qué preocuparme.

-Soy una Dragón Slayer.-Dijo, con pena.

Ensanche los ojos al haber escuchado eso.

Esa niña poseía una magia similar a la de Natsu, por lo que era seguro que ella también había sido criada por dragones, no hace muchos años.

-Soy la sacerdotisa del cielo, es por eso que he podido purificar su cuerpo y su alma de una magia maligna que yacía en usted.-Me explicó.-Usted era la más dañada entre los dos, por lo que el caballero de cabello azul me ayudó a traerla a mi casa y me ayudó a buscar las plantas que lograron hacerla despertar.

Eran tantas sus palabras que no lograba procesar toda la importante información que me había dado. Pero comenzando; ella era una sacerdotisa. Algo yacía en mi cuerpo y no sabía qué era lo que lo había causado, y lo más importante, ¿caballero de cabello azul? ¿Acaso Jellal estaba aquí?

Busqué alrededor de la casa buscando a Jellal, más sin embargo sólo nos encontrábamos nosotras dos solas.

-Él ha salido hace horas atrás.-Respondió con tristeza.-Él está más herido que usted, pero se ve que usted es una persona muy importante para él, ya que sin importarle sus heridas, ha salido a buscar comida para cuando usted despierte.

Mis mejillas se sentían tan calientes, que incluso tuve que bajar la mirada ante la pena que había provocado tales insinuaciones.

-¡Lo siento tanto!-Exclamó apenada, escondiendo su rostro con sus manos.-La he hecho sentir incomoda, a pesar de que usted es mi invitada.

Bajé mi mirada hacía ella y le dediqué una sonrisa, mientras que mis manos tocaban las suyas.

Mi vida se la debía a ella. Yo era la que me tenía que disculpar por haberle causado tantos problemas.

-No me hables de usted.-Dije, tomando con mi mano su cabello.-Soy Erza. Erza Scarlett.

Sabía que era una mala idea revelar mi verdadero nombre, pero ella lo merecía. Ella merecía que le hablara con la verdad desde un comienzo, sin ninguna mascara puesta en mí, sólo mostrándole mi verdadera identidad y mis verdaderos sentimientos.

-Es un bello nombre.-Habló en voz baja.-¡Combina con su color de cabello!

Ensanché los ojos con sus palabras.

En un instante, pude ver en el cuerpo de Wendy a Ellie. Como si se tratase de ella. Después de todo, Ellie sería un poco mayor que Wendy, pero estoy segura que sería igual de amable que e igual de bondadosa.

Extrañaba a mi hermana y esa pequeña niña había hecho que trajera su memoria nuevamente a la vida, después de haber pasado tantos años negando su muerte.

Era la misma razón por la que quería vengar la muerte de Lissana. Porque sabía lo que era perder a las personas que más quería; eso mismo que sentí yo, lo sintió Mirajane y Natsu. Por eso estaba tan enojada, porque a ella también le habían arrebatado a su familia, sólo por poder y soberbia.

-Gracias, el tuyo es aún más hermoso, Wendy.

Ambas nos miramos y reímos, pero algo calló nuestras sonoras risas, y era el hecho de que la puerta se había abierto, dejando no solo entrar el frío que había en el exterior, sino la figura de un hombre que conocía muy bien.

Entró a la casa tan rápido, que me había sido imposible cubrir mi cuerpo desnudo.

Su semblante se veía de completo asombro, mientras que su rostro se tornaba de color escarlata y su mandíbula se aflojaba.

-¡Joven Jellal!-Gritó apenada, Wendy.

Me encontraba tan avergonzada, que un círculo mágico se colocó arriba de mí, para que mi magia hiciera aparecer una falda corta, una blusa blanca y unas botas negras. Similar a como estaba acostumbrada a vestir cuando estaba en los cuarteles de Grimoire Heart.

Mi aspecto cambió, pero al instante en que había invocado aquel círculo mágico, mi cuerpo se había debilitado, al punto en que mi vista se había nublado y mis piernas habían perdido la fuerza para sostenerme de pie.

Iba a caer al piso, pero sentí la magia de Jellal elevarse, para que en un instante lograra tomar mi débil cuerpo entre sus fuertes brazos.

Mis ojos y los suyos se encontraron, logrando ver nuestros reflejos en ambos.

Él se encontraba más débil que yo y aún así había sido capaz de reaccionar tan rápido al ver que iba a caer.

Me sentía feliz de verlo vivo, no me importaba quién era y cuál era su verdadero nombre. Lo único que quería era abrazarlo y estar con él así todo el tiempo que fuera necesario. Mirar sus ojos y verme reflejada en ellos, así como también mirar sus finos labios y desear que los míos estuvieran unidos a ellos.

-No deberías hacer esfuerzo, Erza.-Me dijo en voz baja.

Su voz era mi mayor satisfacción.

-Tú igual, Jellal.

Al fin podía pronunciar su nombre, porque sabía que ya no había mascaras entre los dos. Que finalmente el que se encontraba en mi era un Jellal Fernandes totalmente diferente del que el maestro me había hablado. Y yo, Erza Scarlett y no Erza McGregor era la que podía finalmente abrir mi corazón a la persona que se encontraba en frente.

No sabía que había hecho Wendy con mi cuerpo, pero lo sentía tan limpio. Sentía que podía dejar todo con tal de seguir mis sentimientos y descubrir por mí misma la verdadera identidad de Jellal Fernandes, sin dejarme manipular por nadie, sólo siguiendo lo que mi mente decía y en especial, lo que mi corazón exigía.

Era un poco ironico lo que decía, ya que Jellal me había atacado con un hechizo que si no hubiera sido por Wendy, hubiera muerto. También él era el principal acusado de matar a Lissana y sin contar que se había infiltrado en la mansión McGregor.

Me alejé de él al recordar eso último.

¿Por qué razón se había infiltrado a la mansión McGregor? No lo había pensado hasta ahorita, y era algo demasiado importante.

No me había dado cuenta cuando Wendy había salido de la pequeña cabaña, dejándonos a Jellal y a mí solos.

-¿Pasa algo?-Preguntó preocupado, Jellal.

Ese era el problema, que pasaba todo.

-Dime la verdad de todo, Jellal.-Voltee mi rostro para que él no pudiera verme.-Dime absolutamente todo. ¿Por qué casi nos matas? ¿Tú eres responsable de la muerte de una de las nuestras en el encuentro que tuvimos en el barco? ¿Por qué te infiltraste en la mansión McGregor? ¿Por qué le estás ayudando a Wendy?

Quería saber todo finalmente.

No sabía si estaba preparada para tantas respuestas, pero creía que podía ser objetiva en lugar de destructiva. Después de todo, ahora que sabía que ellos eran de Crime Sorciere, era seguro que no nos delatarían con el Rey Vermilion; ya que ellos estarían en los mismos problemas que nosotros. Ambos grupos teníamos en común el silencio del enemigo para sobrevivir.

La vista de Jellal se perdió en un punto fijo de la habitación, impidiendo a que me pudiera adentrar a su mente.

-Te quería matar por todo lo que habías dicho, Erza.-Me respondió de manera molesta.-¡No podía permitir que iniciaras una guerra en Fiore y mucho menos que te casaras con el Príncipe Zeref!-Su voz me sobresaltó.-Ibas a envenenar tu alma por poder y venganza y no podía dejar que eso te pasara a ti. No sabiendo que tu vida podría peligrar con todas esas decisiones.-Poco a poco nuevamente su irá se iba controlando, mostrando al Jellal calmado de siempre.-Pero también era incapaz de cargar la vida de la persona de la cual amo, por eso mismo, iba a dar mi vida inclusive para que tú no cumplas con tus cometidos. Así que Erza, ¿aún piensas tomar el trono de Freesia?

Sus ojos mostraban decisión, esperando escuchar una respuesta positiva a lo que me había preguntado.

Bajé la mirada apenada.

Era cierto que estaba envenenado mi alma y que incluso me había importado muy poco la vida de los civiles. Me había convertido una persona insensible con tal de cometer mi cometido y lo peor es que no me hubiera importado, si él no me hubiera ayudado a ver la verdad después de tantos riesgos que estuve a punto de tomar.

-No pienso ser una amenaza para Fiore, pero tampoco me quedaré con los brazos cruzados si Adrien Vermilion se convierte en una amenaza no sólo para Grimoire Heart, sino para el Reino completo.-Dije sin miedo a mis palabras.-Y sobre tomar el trono, soy incapaz de hacerle eso a Mavis.-Jellal me miró sin entender, por lo que simplemente dejé escapar una pequeña risa.-Ellos tienen una historia que ha estado inconclusa durante varios años, no soy tan egoísta para hacerle eso a Mavis…

Iba a decir algo que no quería admitir en frente de él, pero decidí callar.

No parecía muy feliz con mi respuesta, pero se acercó a mí para abrazarme, mientras que sus manos acariciaban mi cabello.

Era la primera vez que me sentía tan ligera. Donde por fin había quitado el gran peso que cargaba sobre mí y podía hablar con la verdad, porque después de todo lo sucedido, sabía que Jellal no me traicionaría, fuera quién yo fuera.

-Me alegra escuchar eso de ti, no podría soportar verte junto con otra persona que no sea yo, porque sé bien que estás ocultando tus sentimientos y que me amas tanto como yo te amo.-Una sonrisa coqueta salió de sus labios, tomando una de mis mejillas con su mano.-Porque yo estoy perdidamente enamorado de ti, y no dejaré que tomes ningún peligro y que estés compartiendo tus exquisitos labios con otra persona que no sea yo.

Desvié mi mirada de la suya, evitando que mi rostro se tornara de un color rojo.

Tenía mucho miedo de entregarme a la persona equivocada, y él era claro que era la persona correcta. Sólo él podía hacer que mi corazón se alocara con su tacto y que con sus firmes palabras me calmaran.

Nunca había sido una persona dependiente. Crecí con el fin de ser una persona poderosa e inteligente, pero con él sentía la necesidad de estar toda la vida a su lado, sin contar que siempre dejaba mis pensamientos volando por su manera de expresar sus sentimientos sin miedo. Envidiaba eso de él.

Tomé su mano que sostenía mi mejilla, sintiendo lo tibia que se encontraba.

-¿Tú mataste a alguien la noche que saqueamos el barco?-Tenía que saber eso principalmente antes de continuar.

Me seguía doliendo la muerte de Lissana, al igual que la muerte de Ellie, por eso mismo no podía ignorar la razón principal por lo que me había llevado odiar a Jellal Fernandes.

-No.

Mis manos temblaron ante su respuesta, mientras que mi vista se nublaba.

Él pudo sentir eso, ya que miró con preocupación mi reacción ante su respuesta.

-Yo soy incapaz de matar a mujeres y niños, Erza. Lo siento tanto, pero la persona que te dijo eso te mintió por un motivo en especial de ensuciar a tal grado mi imagen.

Me sentía más débil de lo que me sentía anteriormente.

Estuve a punto de matar a Jellal por una idea equivocada, una idea que me hubiera hecho vivir en la miseria.

El maestro era la persona que me había dicho acerca del responsable de la muerte de Lissana y era claro que me había mentido, así que antes de juzgar al maestro, quería suponer que todo eso se debía a que no me desviara de mi verdadero objetivo acerca de Crime Sorciere y obtuviera mucho más poder gracias a eso. Había sido muy cruel de su parte llenar mi mente con mentiras con tal de guiar mi camino hacia el poder.

Veía con claridad los errores que estuve a punto de cometer, por lo que no había vuelta atrás.

Tenía un remolino en mi mente. Me sentía inmensamente feliz de saber que Jellal no había sido el asesino de la muerte de Lissana, pero me sentía miserable por el hecho de que el maestro me había mentido con algo que había afectado tantos años de mi vida.

Me lancé hacía Jellal por la euforia que me había provocado el saber que estaba bien, y que gracias a él había evitado el peor error de mi vida.

Éste me miro sorprendido, quedando debajo de mí. Antes de que pudiera hablar, me apoderé de sus labios para besarlo con desesperación. Mis lágrimas caían en su rostro, mientras que sus labios correspondían a los míos. El trataba con cuidado mi cuerpo, tomándolo con delicadeza y besándome con amor y pasión.

Él succionaba mi labio inferior, mientras que yo succionaba su labio superior. Ambos habíamos cerrado nuestros ojos, dejando como únicos sentido nuestro tacto y nuestro gusto, sintiendo a la perfección el calor que emanaba el uno por el otro.

Paré poco a poco, para separarme de él y mirar sus hermosos ojos verdes.

-Te amo tanto, Jellal Fernandes.

Por fin podía decir con libertad esas palabras. Palabras que a él le habían sorprendido, pero de igual manera correspondía con euforia, ya que una enorme sonrisa salió de sus labios al haber escuchado eso de mí.

Me abrazó nuevamente, besándome con más intensidad que antes.

Él era lo que necesitaba en mi vida, y ahora que lo tenía no podía perderlo ante nada. Tenía que tomar decisiones importantes y entre ellas era abandonar Grimoire Heart. No quería dejar a mis amigos, pero no podía arriesgar mi vida a la miseria y al odio que me hacía sentir el hacer misiones que no eran para mí. Lo único que deseaba era compartir mi vida con él.

Había encontrado el verdadero motivo por el cual vivir.

No abandonaría a Natsu jamás, así que tenía pensado animarlo a que escapara también. Que escapara con la persona que lo había vuelto a sentir humano, porque si yo había sido capaz de aclarar mis ideas, él también era capaz de iniciar de nuevo.

-Parece que eso nos convierte en pareja oficialmente, ¿cierto?-Preguntó Jellal, después de aquel deseado beso.

Asentí con una sonrisa en mi rostro.

-No tenemos por qué ocultar lo nuestro nuevamente, no me importan los días que queden en Freesia y mucho menos que las personas se enteren. Estaré contigo y tú conmigo hasta que lleguemos a Fiore.

Su sonrisa se intensificó aún más.

-¡Dejaré Crime Sorciere!-Exclamó emocionado.-Tú y yo podemos abandonar Fiore y comenzar con una nueva vida fuera de asesinatos y de robos. ¡Podemos escapar a las tierras del norte o del sur! Conocer el mundo y vivir como personas normales.

Ambos estábamos emocionados por los futuros planes que podíamos hacer juntos.

No sabía qué pasaría al momento de pisar Celosia, pero no podía mirar hacia atrás.

Era tanta la felicidad que emanábamos, pero de pronto eso se esfumó al momento en que sentí una anomalía en la magia de Wendy, que había estado a los alrededores desde el momento en que Jellal había llegado.

Me paré de inmediato para salir corriendo. Jellal me imitó, sintiendo él también que algo estaba pasando con Wendy.

Sentí el aire fresco en las partes descubiertas de mi piel. Fruncí el ceño al sentir una presencia junto con Wendy.

Corrí sin importar el dolor que me provocaban las heridas, e hice aparecer una espada en mi mano, sintiendo un fuerte mareo provocado por la debilidad excesiva.

-¡Déjame, por favor!-Gritó Wendy, llorando con fuerza al ser jalada de su cabello por un hombre de tez morena.-¡Prometo que le pagaré!

Mi rostro mostró un coraje incontenible al ver como aquel hombre tomaba a Wendy.

Antes de que yo pudiera hacer algo, Jellal se adelantó, golpeando con una increíble fuerza al hombre, obligándolo a soltar a Wendy.

Me sorprendí por su velocidad, pero sobre todo por cómo veía con inmenso odio a aquel hombre.

Wendy al haber sido soltada, corrió hacia mí para abrazarme con fuerza, mientras que gruesas lágrimas salían de sus ojos y sus sollozos se intensificaban. Estaba asustada, demasiado asustada.

-¿Qué te hizo este hombre, Wendy?-Pregunté abrazándola, mientras que cuatro espadas rodeaban al hombre, que se encontraba tirado en el suelo.

El hombre miró con miedo el cómo Jellal lo había golpeado y el cómo era amenazado por mis espadas.

Su aspecto físico era muy peculiar; era delgado, demasiado delgado y con marcas en el cuerpo que parecían ser cicatrices. Podía asegurar que era un simple ladrón, ya que no sentía nada de magia en su interior.

-¡Ustedes no entienden!-Gritó con miedo el hombre.-¡Esta niña me debe demasiado dinero y se ha estado escondiendo de mí durante hace varios días!

Wendy agachó la mirada, mostrando pena ante las palabras de aquel sujeto.

-¿Te ha lastimado este hombre?-Le pregunté en casi un susurro a Wendy, ella negando con miedo a mi pregunta.

Era tan bondadosa que incluso no quería que lastimara a esa persona, después de todo el daño que le había provocado éste hombre y el miedo que provocaba en ella.

Jellal estiró su mano, directo para golpearlo y noquearlo con su magia, pero antes de que lo hiciera hice aparecer en frente del hombre un saco con monedas de oro. Retiré mis espadas, siendo observada por Jellal, que parecía no entender por qué lo dejaba ir tan fácilmente.

Ciertamente no lo hacía por mí, lo hacía por Wendy. No quería que viera el cómo podíamos dejar sin vida a esa persona; ella no merecía presenciar eso.

-Toma eso y lárgate.-Dije con una voz intimidante, usualmente como solía mostrarme cuando tenía que hacer un robo o una infiltración.-Con esto la cuenta de Wendy queda saldada, por lo que espero no volverte a ver en mi vida…o juro que yo misma te mataré.

Ante mis palabras, Jellal pareció tranquilizarse, por lo que antes de que este tomara el dinero, le ofreció una patada en el estómago, para dejarlo inclinado de dolor y acercarse a nosotras.

-Agradece que ellas te han salvado, porque yo no te hubiera dejado ir tan fácil, imbécil.-Comentó, caminando hacía nosotras y dándole la espalda al hombre.

Sonreí en mi interior al ver esa faceta tan ruda de Jellal.

Me encantaba saber que podía ser el hombre más dulce de todos, y también uno muy temido.

Wendy abrazó a Jellal al ver que lo había dejado con vida, logrando ver como el hombre chasqueaba la lengua y tomaba el dinero para dirigir una mirada amenazadora a Wendy, marchándose de inmediato del lugar a pasos torpes causados por las heridas hechas por Jellal.

Al parecer él sabía la vida que tenía Wendy y sabía que nosotros no éramos nada de ella, por lo que no se quedaría tranquilo después de la humillación que lo habíamos hecho pasar.

Conocía a esa clase de criminales a la perfección.

Me incliné a la altura de Wendy para quitar de sus ojos unas rebeldes lágrimas que salían sin querer.

-¿Dónde están tus padres, Wendy?-Pregunté lo más calmada posible.

No quería que se sintiera incómoda, pero no podíamos irnos y dejarla ahí si no se encontraba nadie que pudiera protegerla y cuidarla.

Ante mi pregunta su semblante había cambiado por uno mucho más triste.

-Yo…yo no tengo padres.-Admitió con dolor en sus palabras.-Me abandonaron hace pocos años, por eso le debía dinero a aquel hombre, porque el invierno se está acercando y es imposible para mí recolectar comida en esas épocas del año, Señorita Erza.-Me explicó con mucha pena en su mirada.-¡Yo le iba a pagar! Es sólo que nadie me contrata por mi edad, y mucho menos confían en mí como médico para poder ayudar a los curanderos de la ciudad.

La vida de Wendy había sido muy similar a la mía antes de llegar a Grimoire Heart.

No tenía dinero y constantemente mis padres debían dinero a los bancos o a gremios para poder mantenernos. Era una presión horrible el hecho de que yo no podía hacer nada para ayudarlos, pero tan siquiera yo los tenía a ellos. Después el maestro se encargó de mí y me trato como a una hija, nada me falto en lo que estuve en Grimoire Heart; más sin embargo, Wendy estaba sola y no tenía el apoyo de nadie.

-Tenemos que regresar a la mansión, Jellal.-Dije con autoridad.-Nos deben de estar buscando y no podemos quedarnos más tiempo aquí, la Reina Rosella espera una respuesta de mi parte.-Wendy agachó la mirada al escuchar que era momento de despedirnos.-Vendrás con nosotros, Wendy.

Alzó la mirada sorprendida, dejando ver un pequeño rayo de ilusión.

Jellal sonrió de medio lado al haber escuchado mi orden, por lo que tomó a Wendy de la mano para indicarle que parara, que era momento de irnos.

-¡Yo no puedo ir con ustedes!-Exclamó sorprendida, Wendy, provocando que alzara una ceja ante su declaración.-Yo no quiero ser una carga para ustedes, por favor, yo estaré bien. Sé defenderme muy bien, no quiero que ustedes se preocupen por mí.

-Yo te debo la vida, Wendy, es mi turno de ayudarte a que tengas una mejor vida. Ese hombre no quedará tranquilo y te volverá a buscar. No estoy dispuesta a exponerte en este lugar.-Me voltee para comenzar a caminar.-Juntos encontraremos una solución, pero olvida el hecho de que te deje aquí sola.

Era una gran responsabilidad el llevar a Wendy conmigo, pero la ayudaría a buscar una familia y un hogar. No podía dejarla atrás sabiendo que estaba en peligro.

En mi espalda sentí un fuerte abrazo, proveniente de la pequeña niña.

Sonreí y tomé sus manos, para obligarla a tomar las mías. Comenzamos a caminar a donde se suponía estaba la entrada de Celosía.

Podía suponer que habíamos estado a fuera de Celosía durante probablemente dos días, por lo que nuestra desaparición llamaría la atención si no regresaba de inmediato. También tenía que cubrir a la perfección los hematomas que tenía, ya que me podría meter en problemas si algún noble se enteraba que había estado involucrada en una pelea.

El nublado día había cambiado por un gris atardecer, que en pocos minutos se convertirían en una obscura noche.

Llevábamos caminando durante horas, sintiendo el frío del lugar, dando a conocer que el invierno se acercaba más pronto de lo que creía. Jellal y yo no mostrábamos problemas al caminar largas distancias sin comer, pero Wendy se veía cansada, hambrienta y con frío.

La noche finalmente se había presenciado, y nuestro destino aún quedaba lejos.

Ultear nos había transportado más lejos de lo que creía.

Escuché como la marcha de un tren se encontraba cerca, por lo que Jellal entendió a la perfección que teníamos que aprovechar, así que sin consultar a Wendy la tomó entre sus brazos y aplicó su magia para que lográramos llegar al tren. Yo igual cambié mi ropa por la armadura de velocidad, permitiendo llegar a los rieles donde se encontraba el tren.

Ambos nos miramos al mismo tiempo para saltar a un vagón que se encontraba abierto; sin ningún problema nos adentramos, viendo que el tren en el que estábamos se encargaba de transportar frutas seguramente a puntos cercanos a celosía.

-¿Estará bien si tomo una?-Preguntó dudosa, Wendy.

Me acerqué a una caja y tomé varías manzanas para dárselas a Jellal y a Wendy, por lo que sin pensarlo ambos comenzaron a comer.

-Freesia es más frío que Fiore.-Comenté, sentada en la entrada del vagón, sintiendo ligeras gotas de lluvia en mi mano.-Me gusta este lugar.

Era la primera vez que me comportaba como Erza Scarlett. Logrando sobrevivir por mi cuenta, sin las grandes montañas de dinero y las amenazas para conseguir lo que quería. Me hacía bien el ver las montañas que se encontraban a lo lejos, y el cómo mi rostro era salpicado por pequeñas gotas de lluvia, como los árboles se ondeaban sin sus hojas en ellos y cómo el aire congelaba mis huesos.

Me hacían sentirme viva.

-¿Quién es usted, Erza?-Preguntó con curiosidad Wendy, estirando su mano para darme otra manzana.-Perdone mi observación, pero usted es una noble y sabe pelear con su magia. Eso es algo que nunca se ve en el mundo de la nobleza.

Suspiré fuertemente para morder la manzana y mirar a lo lejos.

-Yo fui criada en un gremio.-Le contesté sin mirarla.-He sido una maga desde hace muchos años atrás, por lo que mi maestro me enseñó a luchar y a vivir por mí misma. Creo que veía potencial en mi magia, ya que él me enseñó hechizos muy poderosos, que iban fuera de lo común. Me enseñó a ser una persona muy fría y sin compasión.-Jellal se acercó a lado de nosotras, para escuchar con más atención mis palabras.-Tiempo después me involucré a la nobleza. Tuve muchos profesores que me enseñaron pintura, danza, piano, economía y finanzas. Me dieron conocimientos, lo único que necesitaba para saber vivir en el mundo del dinero y sobresalí junto con mi hermano. Nos hicimos poderosos en el mundo económico. He vivido dos vidas mucho tiempo, Wendy. Por eso conozco mucho sobre el mundo, porque he visto todo. He visto la bondad de las personas, y su lado más cruel. Esa soy yo.

Mi comentario hizo que su semblante cambiara a uno atento, a uno sorprendido. Volteó su vista a donde yo dirigía mi mirada, para sonreír tiernamente.

No sabía cómo reaccionaría al saber superficialmente un poco de mi historia, pero no quería hablarle con mentiras a ella. Podría hacerlo con todo el mundo, pero no a una niña que tenía tanta pureza en su ser y en su corazón.

-Estoy segura que usted sigue siendo la misma Erza, estando en el gremio o estando rodeada de nobles, puedo asegurar que su esencia es la misma.

Sus palabras hicieron que volteara a verla de golpe, abriendo mis ojos lo más posible, al igual que mis labios se abrían ligeramente.

Me habían sorprendido sus palabras.

¿Yo seguía siendo la misma Erza estará donde estará? Eso no lo creía posible, ya que ambos mundos eran tan diferentes. La situación me estaba obligando a ser otra persona en ambos casos, nunca podía ser yo completamente, ¿o sí?

No sabía responderme eso.

Bajé mi mirada lentamente para ver mis manos.

Esas manos que habían estado bañadas en sangre, eran las mismas manos que ofrecía su propio dinero a las personas que se encontraban en bancarrota por la mala economía manejada en Fiore. Eran las manos que habían desmembrado y cortado a criminales, pero también eran las manos que tocaban con delicadeza la fragilidad de la vida de las personas que amaba.

Sonreí al descubrir que en realidad no era tan dura y tan mala. Que tal vez dentro de mí había bondad y amor.

No dije nada, pero agradecí internamente el hecho de que Wendy dijera esas simples palabras que habían significado demasiado para mí.

Poco a poco, la niña de cabellos azulados se quedó dormida en mis piernas, mientras que ambas nos habíamos quedado observando el horizonte que nos ofrecía Freesia.

Jellal se encontraba a lado mío, acariciando el largo cabello azul de Wendy.

-Es increíble, ¿verdad?-Me preguntó, viendo con cariño a Wendy.-Nos encontró en medio de la nada, lastimado y moribundo y nos salvó a los dos. Me ofreció su poca comida y una cama a pesar de que se encontraba agotada. Me ayudó a curarte, sin descansar.

Era increíble el cómo esa niña se estaba ganando mi corazón tan rápido; algo dentro de ella me hacía pensar que si Ellie estuviera viva, sería como ella.

-Sí, es increíble.

Jellal dejó de tomar el cabello de Wendy, para tomar mis manos y acariciarlas. Me recargué en su hombro, sintiendo su suave respiración y si cálido cuerpo.

-Quisiera que este momento durara para siempre.-Su voz era suave y calmada.

-Yo también quisiera eso.-El viento golpeaba nuestras mejillas amablemente.-Ahora sé lo que es verdaderamente amar a alguien y justo ahora, siento como si tuviera todo en mis manos.

Sólo faltaba que Natsu estuviera conmigo para que todo fuera perfecto.

¿Natsu?

Quería saber qué era lo que pasaba con él. Qué era lo que había sucedido después de que Jellal y yo habíamos desaparecido.

Confiaba en Natsu y sabía que él era una persona más sensible que yo. Si él en verdad amaba a Lucy, trataría de arreglar con Crime Sorciere los malentendidos y buscaría paz entre bandos, por nuestro bien y por el de Lucy, que sin darse cuenta lo estaba enamorando poco a poco.

Jellal y yo no hablamos más, nos encontrábamos cómodos con el silencio que se había propagado alrededor.

Podía notar como a lo lejos se veía Celosía, que se encontraba a punto de ser bañada por el resplandeciente sol.

Antes de que este desapareciera.

-Regresaremos a Fiore y de ahí tú y yo nos iremos muy lejos.

Asentí para sentir sus finos labios sobre los míos.

Nos separamos al instante, para que él me ayudara a cargar el cuerpo dormido de Wendy. No quería despertar su sueño, ya que parecía tan cansada que incluso con algunos movimientos bruscos que hacía Jellal de vez en cuando, ni parecía inmutarse por ellos.

Bajamos con agilidad del tren y nos adentramos a Celosía.

Ambos con nuestra magia éramos impulsados para llegar mucho más rápido a la mansión donde Natsu y yo nos quedábamos.

Lo más prudente es que nadie nos viera con Wendy, ya que podríamos ser acusados de secuestro si la situación se daba, y sin contar que yo seguía siendo una noble que estaba haciendo acto de su magia.

No quería llegar a la mansión a decir verdad.

Sabía que el momento en que volviera a pisar el lugar, sería regresar a mi cotidiana vida, teniendo que fingir en todo el transcurso en el que nos quedábamos en Freesia, así que sólo tenía que esperar unos días más y llegando a Fiore escaparía…con Jellal.

En gran parte me sorprendía que dejara todo por alguien que parecía ser mi enemigo, pero sentía su corazón y él sentía el mío. Jellal era una buena persona y yo quería arriesgar todo por primera vez.

Miré a un lado viendo su calmado rostro, como si de fuera no tuviera miedo, pero sentía las perturbaciones que presentaba su magia, por lo que sabía que sólo era una apariencia esa faceta tan calmada. Después de todo, él estaba abandonando todo por mí y los dos nos estábamos arriesgando a estar juntos, a pesar de ser personas importantes para nuestra organización.

Se dio cuenta que me encontraba mirándolo, por lo que me dirigió una calmada sonrisa.

Sentía cada vez más cerca la presencia de Natsu, por lo que estábamos demasiado cerca de la mansión.

El sol había salido, mientras Jellal y yo nos adentrábamos a la mansión. Las puertas fueron abiertas, dejando ver el cómo Lucy caminaba para luego comenzar a correr al lograr divisarnos mejor. Natsu me miraba sorprendido de vernos, más sin embargo su semblante era de completa tranquilidad y seriedad, como si le molestara levemente el hecho de que Jellal estuviera conmigo, pero también dejaba ver una muy pequeña sonrisa.

-¿Dónde han estado?-Preguntó preocupada, Lucy, llegando a con nosotros.-¡Hemos estado inventando un montón de excusas por la desaparición de la Señorita Erza!

Sus ojos se veían cristalinos, como si estuviese a punto de llorar.

-Lo siento, Lucy.-Contestó con simpleza Jellal.-Pero ya no hay nada de qué preocuparnos.

Natsu se posicionó a lado de Lucy, para abrazarme sin pensarlo.

-He estado muy preocupado por ti, tonta.-Susurró en mi oído, sintiendo como pequeñas lagrimas caían por sus ojos, algo totalmente desapercibido por Jellal y Lucy.-No quiero que te vuelvas a separar de mí y menos en una situación así, de verdad no sabes lo asustado que he estado.

Mi mirada triste fue en dirección a la nada, para abrazarlo con mucha más fuerza y abalanzarme hacía él.

No sabía cómo reaccionaría por mi decisión, pero no podía dejarlo excluido de algo tan importante.

-Estoy bien, ahora los dos estamos bien, ¿verdad?

Ambos sentíamos el cariño que teníamos el uno hacía el otro. El verdadero amor que sentíamos el uno hacía el otro. Después de todo, él y yo habíamos crecido juntos, y él era mi única familia.

Jellal y Lucy no dijeron nada, sólo vieron el cómo ambos nos confortábamos en los brazos del otro.

Después de estar unos momentos así nos separamos, para dedicarnos una sonrisa.

-Eso espero.

Al haber sido el centro de atención para Lucy, esta cambió su vista a un nuevo objetivo, y era la pequeña niña que Jellal traía cargada.

-¿Quién es ella?-Preguntó al ver que la niña no respondía.-¿Está bien?

Me acerqué a Wendy para tomar su frente con mi mano, sintiendo muy poca magia en ella, por lo que estaba demasiado agotada para despertar pronto.

-Es una amiga.-Respondí cogiéndola con mis brazos.-La llevaré a mi habitación, quiero que cuando ella despierte haya todo tipo de comida y postres. Ordena a las sirvientas que preparen el baño para cuando yo lo diga y que me traigan los mejores vestidos de Celosía; su magia se está recuperando de manera normal, por lo que para la noche ella ya habrá despertado.

-¡¿Magia?!-Exclamaron en unísono Lucy y Natsu.

Asentí simplemente a su pregunta para adentrarme a la mansión junto a Jellal.

-Tomaré un baño y cuidaré a Wendy mientras despierte, quiero hablar con todo Crime Sorciere esta noche.-Dije sin parar de caminar.-Los espero a todos en mi habitación.

Jellal caminó conmigo todo el camino, hasta que llegamos a mi habitación.

No sabía exactamente qué justificación daría al tener a Wendy en la mansión. Sería un gran problema el que me podría meter esto con la Reina, pero tenía que devolverle el favor. Así que mientras estuviera en Freesía, me encargaría de cuidar a Wendy inclusive si mi vida depende de eso. Viviría para ella y le buscaría una familia que sea totalmente de mi agrado, claramente ellos estarán recibiendo suficiente dinero para que a Wendy no le falte nada de aquí hasta que ella decida qué hacer con su vida.

Wendy tenía demasiada potencia respecto a la magia, sin mencionar que su magia fue enseñada por un dragón. Era una niña que llegaría lejos con un excelente maestro. Tal vez y dejarla en un gremio de magos era una buena opción.

La acomodé en mi enorme cama y me senté en la orilla de ésta, logrando ver su calmado rostro.

-Creo que es bueno que vayas a descansar, Jellal.

Su rostro se veía intacto, pero algo que sabía hacer muy bien era leer el flujo de magia de las personas, por más mínimo que fuera, por lo que sentía a la perfección como la magia de Jellal se esforzaba por no hacerlo caer rendido.

-Tú también deberías de descansar, puede que tus heridas se hayan sanado, pero has reprimido magia durante demasiado tiempo que todavía no puedes controlarla totalmente para ocultarla.-Me aconsejó, tomando mi cabello con sus grandes manos.

Tenía un poco de razón en sus palabras. No podía ocultar de todo mi magia, ya que era como si esta tuviera vida propia, pero tampoco quería controlarla. Quería dejar como advertencia que era una maga, en especial a la Reina. Quería advertirle que no solo era poderosa en cuanto a terreno y oro, sino también en poder, así que la decisión que yo tomara lo mejor para ella era no tenerme como enemiga.

Iba a ser una larga noche y largos días, así que también tenía que descansar un poco.

Cerré la puerta de mi habitación por dentro, para que nadie se atreviese entrar mientras Wendy descansaba y llevé a Jellal al balcón para darle a entender que saltaríamos al próximo balcón a la izquierda, que era una habitación vacía.

Él pareció entender, por lo que me tomó de la cintura y se impulsó levemente con su magia para transportarnos a nuestro objetivo.

Abrí la puerta y vi que era una habitación similar a la mía.

-Podremos descansar aquí tú y yo, así dejaremos a que Wendy se recupere.

Asintió a mis palabras, por lo que se adentró conmigo.

Se quitó el saco negro que tenía, dejándome ver su espalda, que tenía heridas debido a mis espadas.

Me acerqué a él, tocando las heridas frescas.

Aunque esas heridas eran superficiales, el verdadero daño que le había hecho era interno. Estaba más que sorprendida al ver que jamás le había dado en un órgano interno; creo que algo dentro de mí me hacía incapaz de matarlo.

-No te preocupes por eso.-Me dijo con una pequeña sonrisa.

Quería sonreír como él lo hacía, pero me sentía sumamente culpable de que si en verdad mi voluntad hubiera sido el matarlo, lo hubiera logrado. Inclusive utilizando sus verdaderos sentimientos hacía mí, después de todo, tenía la ventaja que Jellal a pesar de ser tan fuerte como yo, nunca tiró a matarme –exceptuando el ataque donde nos quiso matar a los dos-

Acerqué mis labios a su herida, logrando besarla.

Había hecho en el pasado también.

Jellal se estremeció al haber sentido mis labios en sus heridas.

-Perdóname.

-No tengo nada de qué perdonarte.-Dijo con una sonrisa en su rostro.

¿No tenía nada de qué perdonarme? Tenía prácticamente que perdonarme por todos mis errores y por casi matar a sus compañeros y a él mismo.

Eran pocas las veces que luchaba a muerte, pero algo que incluso yo sabía era que podía descontrolar mi mente y mi cuerpo cuando mis sentimientos gobernaban. Me volvía un arma de destrucción cuando lograba cegarme por el odio, un estúpido odio injustificado.

Tenía después de todo un inmenso odio hacía mí después de no haber podido salvar a mis padres y a Ellie. Por eso, quería purificar mis pecados y vivir sin ser una amenaza para las personas.

Por eso, usaría todo el odio que corría por mí para vivir por las personas que amaba. Para cambiar el rumbo que tenía mi vida y para proteger en lugar de matar.

-Te amo, Jellal.-Decirlo se me estaba haciendo una costumbre.

Rodee su cuerpo con mis brazos, quedando mi rostro en su espalda. Cerré mis ojos y concentré parte de mi magia para transferirla a él.

-¡Er…-No terminó de decir ya que fui mucho más rápido.

Caí en la cama mirando hacía el techo.

Había logrado transferir algo de mi magia a él, logrando que sus heridas internas sanaran, aunque las externas seguían igual, pero ese era un trabajo demasiado difícil para mí, así que sólo me limitaría a interactuar los residuos de magia mía que anteriormente tenía él en su cuerpo.

-¿Por qué eres tan imprudente?-Preguntó con suma molestia.

Sonreí para cerrar mis ojos levemente.

No iba a contestar a su pregunta, simplemente iba dejar caer mi cuerpo por el cansancio que sentía, pero al igual que yo, su peso cayó a un lado mío para abrazarme. Después de ahí, mis ojos se cerraron para dormir lo más que pudiera en ese día.

-Te encomiendo mi nuevo cuerpo, Erza.

Pues como les dije, este cap fue muy tranquilo y llegó un nuevo personaje :O Esa Wendy salvó el JERZA 3 gracias a ella los dos estan bien vivitos.

Espero que les haya gustado este cap y a pesar de que fue tranquilo y no hubo acción, les puedo decir que no se preocupen, que estoy preparando capitulos muy muy jojojo

por cierto, voy a crear otra historia JERZA, sólo que esta historia será un poco más fuerte que todas las que he escrito. He tenido esta idea en mente desde hace mucho, pero sí tendrá temas algo fuertes y la trama será más obscura que las 2 historia sque he escrito.

bueno muchas gracias por haber leido este cap :3 espero que les haya gustado y si tienen un poco de tiempo decirme qué tal lo estoy haciendo ? u.u lo que pasa es que después de tanto tiempo que no escribía, no sé si he ignorado cosas en la narración o de plano si algo parece raro en la historia

bueno sin más muchas gracias por su atención

con amor

IleyBriseo