Disclaimer: No me pertenece Cómo Entrenar a Tu Dragón, fue idea de Cressilda Cowell y animado por el estudio Dreamworks.
Advertencias: Pareja Dragón/Humano. OoC Leve.
Pareja: Ruffnut/Cloudjumper. Menciones Toothless/Hiccup, Eret/Stormfly, Snotlout/Tuffnut, Camicazi/Astrid.
Aclaraciones: Este fic responde al Reto #2 "Inspiración musical" de Caldo de Toothcup para el alma, en Facebook.
Lilith: ¡No pude evitar escribir un fic de ellos dos con esta canción! En serio, se quedó grabada en mi mente. Así que quiero dedicárselo a Asmos, porque ella fue quien dio con la canción y me etiquetó para que la escuchara (yo ni en cuenta de que era de Rihanna xD). Creo que es la primera vez que haga cantar a un personaje… pondré la canción en inglés, porque en español no me gustó :B. Como sea, espero que les agrade.
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Capítulo Tres
Only girl
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"Quiero que me hagas sentir como si fuera la única chica en el mundo
Como si fuera la única que alguna vez amarás
Como si fuera la única que conociera tu corazón
La única chica en el mundo…".
—Rihanna, Only girl.
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Ruffnut sabía lo quería. Lo supo desde que su topó con esos enormes ojos con la claridad del topacio, esa mirada imperturbable, con el brillo tentador de la experiencia. Lo supo al ver la magnificencia de su cuerpo, de músculos fornidos con aquellas apetecibles escamas. Estaba perdida, perdida en una tormenta de vorágine pasión y anhelo.
Era nuevo, sí. Porque por nadie había sentido algo similar, ni se acercaba a lo que sentía frente a Cloudjumper.
Cualquier flechazo del pasado perecía ante el poderoso sentimiento que la invadía de pies a cabezas cuando pensaba en él. Húmedos sueños la acompañaban cada noche, en que el abrigo de cuatro alas y besos de una boca no humana devoraban sus pensamientos, constituyendo la única idea en su mente. La consumía, noche tras noche, bañándola en sudor, haciéndola suspirar. Los días eran peores, viéndolo de lejos, haciendo lo posible para llamar su atención, para que la considerara digna de él, así como lo consideraba digno de ella.
Había hecho lo posible, sin caer en la decadencia de la desesperación. Había leído en una semana, lo que no leyó en toda su vida. Mejoró sus habilidades de entrenamiento, así como su manejo de armas y su condición física. Ya no se limitaba al mostrar que también merecía el título de la más fuerte y ágil vikinga de Berk. Todo para sobresalir, para llegar al punto en que no podría obviarla más, dejarla con la mera etiqueta de Mujer Thorston.
Porque quería que la llamara Ruffnut.
Pero nada funcionaba como esperaba. Lograba admiración de los demás, no que no fueran valiosos, pero no significaban mucho (aunque oír a Valka halagarla, era algo que nadie más que ella había obtenido). Sin embargo, Cloudjumper seguía indiferente, con la misma expresión ilegible, como si los esfuerzos humanos no perturbasen su hacer cotidiano.
Y eso colmó la paciencia de la gemela, quien había decidido usar su última arma. Algo a lo que juró no acudir de nuevo, porque había tenido horribles consecuencias (de ahí que Fishlegs y Snotlout hayan tenido un flechazo por ella).
En Berk, desde hace cinco años se celebraba el Festival de Flores. Nada espectacular, simplemente aprovechaban la única semana en la que flores crecían en la parte sur, cerca de una pequeña planicie con laderas rocosas y montes divididos. La tradición había sido impuesta por Heather, como una forma de unir más a los dragones con los humanos (y porque quería comprobar cierta teoría respecto a Hiccup y Toothless). Los rituales indicaban que las mujeres debían vestir prendas blancas, con un cinturón de color particular; negro para las viudas, rojo para las casadas, amarillo para las comprometidas, blanco para las niñas, y azules para las solteras. Entonces, ataviadas con hermosos vestidos de tela exclusiva de lejanas tierras, cantaban desde el ocaso hasta el anochecer. Cantaban para su pareja, hombre, mujer, dragón o dragona. Bailaban en el candor del campo colorido, sacando provecho de la hermosa vista y llenando el aire de risas y melodías.
Ruffnut había dejado de participar hace cuatro años, pero ahora puso empeño en su arreglo personal, colocando sus atributos en un vestido de falda suelta hasta las rodillas, tirantes trenzados y el cuello sin su collar de hueso. Amarró sus trenzas de manera que fuera fácil deshacerlas (una de sus principales armas) y sin maquillaje. Tuffnut se burló de ella, como siempre, pero de igual forma fueron al sur de la isla, donde comenzaban a oírse el coro de voces femeninas, siendo acompañadas de vez en cuando por los hombres.
Muchos se sorprendieron de verla, algunos lucieron emocionados y otros estaban expectantes, preguntándose quién sería el afortunado que había logrado que Ruffnut volviera al festival. Ruffnut busco a Cloudjumper entre la multitud, ansiosa por presentarse en determinado momento. El éxito dependía de eso. Vio a Astrid y Camicazi bailar en los campos de begonias, amapolas y hortensias, sus voces de soprano componiendo una melodía suave y encantadora. A Tuffnut cerca de Snotlout, acompañando la gruesa voz con su estridente chillido, ninguno de los dos cantaba bien, pero no les importaba. A Stormfly componiendo una canción con ronroneos y gorgoteos lentos para Eret, que aplaudía a su musa. A Valka sentada sobre una piedra, rodeada de magnolias, observando divertida a Toothless enviar sonidos de baja frecuencia hacia Hiccup, una canción que sólo él podría disfrutar.
Siguió buscando, atravesando la masa de vikingos y dragones, rechazando las ofertas con rotundez y elevándose a tierras mal altas. Casi pierde la esperanza, cuando, recostado en el suelo cubierto de lycoris rojos, Cloudjumper miraba la puesta de sol.
—Te encontré —susurró con calma, una ancha sonrisa extendiéndose por su rostro.
Cloudjumper elevó la mirada al escucharla, casi al instante. Miradas que se cruzan, latidos que se conectan. El momento había llegado. Ruffnut lo sabía. En aquel pedazo de tierra elevada, estaban solos. La privacidad le daba más valor, porque quería que él la escuchara solamente.
El dragón lució confundido cuando se acercó con la palma alzada, sin embargo, también se leía ansiedad en sus pupilas. Y Ruffnut, más segura que nunca, sonrió más. Porque ahora notaba, en ese pequeño gesto, que no era indiferente. El tacto de su delgada manita contra el pecho de la criatura tuvo una reacción inmediata. Estremecimiento. Una expresión que ya no mostraba imperturbabilidad. Ojos atentos a cada uno de sus movimientos.
—Escucha y sorpréndete.
Se retiró sin dejar de mirarla, tomando una distancia considerable, percibiendo la atención que ahora recibía. Apreciada y orgullosa, Ruffnut cerró los parpados, su expresión se suavizó y respiró profundo. Comenzó con notas bajas, sin llegar al susurro, calibrando su tono, saboreando la diminuta reacción de sorpresa al escuchar su voz al cantar.
—La la la la… la la la la… la la la la…
Tomó la cinta azul de su cintura, desanudándola de un tirón y botándola al suelo. Su declaración era directa. Desde ese momento, usaría otro color.
"I want you to love me, like I'm a hot guy…"
Su tono contralto era atractivo, sutil para ser el inicio. Ruffnut daba pasos rítmicos, tenues, jugando con sus trenzas, sin dejar de observarlo. Cloudjumper sintió opresión en su pecho, la misma que lo asedia cada vez que esta humana osaba interrumpir su tranquilidad con su impertinente y apetecible presencia.
—So boy forget about the world cuz it's gon' be me and you tonight… —lo señaló con el dedo anular, atrayéndolo, marcándolo.
Sus pasos se transformaron en pequeños y libres saltos con gracia, calculados, pero a la vez, espontáneos.
—I want to make you beg for it, then imma make you swallow your pride —pasó el mismo dedo por sus delgados labios, seducción leyéndose en cada particular gesto, significativo hasta en la más insignificante línea.
Ruffnut no era tonta. Quería lucirse. Quería obtener a Cloudjumper. Que supiera que era suyo, que se pertenecían mutuamente. No era tonta, claro está, por eso había elegido el instante perfecto del festival, donde ocaso y anochecer colisionaban, sin saber si era uno u otro.
"Want you to make me feel like I'm the only girl in the world
Like I'm the only one that you'll ever love
Like I'm the only one who knows your heart
Only girl in the world..."
Agitándose con elegancia, ella bailó entre los Lycoris desprendiendo los pétalos, jugando con las brisas y moviéndose en vueltas coordinadas y delicadas, levantando los brazos como si esperara un regalo del cielo.
"Like I'm the only one that's in command
Cuz I'm the only one who understands how to make you feel like a man."
Fuego y oscuridad, eso es lo que vio Cloudjumper cuando los últimos rayos se filtraron por la piel humana, prodigándole una belleza que podría pertenecer sólo a las Valkirias, como si la acompañaran en su canto. Hipnótico. En trance. Cloudjumper no podía moverse, preso de las cualidades de esa humana (esa impertinente, impertinente humana) que lo sacaba de su zona de confort.
Ni siquiera se habían dado cuenta que todos los aldeanos había callado, y disfrutaban del espectáculo de la mejor voz en el Wilderwest. Hasta Toothless la encontraba agradable.
La canción llenó con su eco las montañas de Berk, impactando con su tono al impresionado corazón del Stormcutter. ¿Cuándo esta humana (de nuevo, impertinente humana) dejaría de impresionarlo? ¿Qué no le era suficiente con ganarse su respeto silencio por sus proezas? ¿Qué más deseaba, cuando se había ganado algo más que su afecto, algo que no muchos humanos recibirían de un dragón? Impertinente y deseada humana.
"Baby I'll tell you all my secrets that I'm keepin', you can come inside…"
Ruffnut tenía un as más bajo la manga. Había atado sus trenzas ligeramente, para que cualquier movimiento brusco las deshiciera.
"And when you enter, you ain't leavin', be my prisoner for the night."
Una sacudida planeada, un giro ágil de sus pies, y entonces, un océano de oro inundó los irises dragonianos. La larga cabellera rubia, bañada con los últimos rayos, dando la bienvenida a la noche, se agitó con el viento, siguiendo el curso trazado del baile de Ruffnut.
"Want you to make me feel like I'm the only girl in the world
Like I'm the only one that you'll ever love
Like I'm the only one who knows your heart
Only girl in the world..."
Y ella comenzó a contonearse de una forma tan deliciosa, tan perfecta, que Cloudjumper tuvo que retenerse para no interrumpirla, pues agradecía ser testigo de algo tan preciado y único.
Ruffnut sonreía, reía, elevaba la voz, acariciaba su cuerpo con sus manos, lo seducía, jugaba con el vuelo de su vestido, brincada, giraba, volvía a reír, volvía a cantar. La noche había llegado, la luna apareciendo en la cumbre del oscuro firmamento. Aquella bola blanca, maldita endemoniada, hacia lucir a Ruffnut (no más impertinente humana) como una diosa, como una ninfa. Perfecta. Diabólica. Amazona. Invencible. ¿Desde cuándo una frágil humana parecía más fuerte que cualquier dragón?
"Let me make you first
Make it last all night."
Ella estaba frente a él, esperando su respuesta, aunque ya la predecía. Seguía cantando, mientras ambas mano se recargaban en su pecho. Cuatro alas la cubrieron como en un sueño, y ella bajó el volumen para completar la privacidad.
"Only girl in the world...
Girl in the world..."
Distancia que se acortó. Piel que tocó piel. Calor. Sabor a sal, sabor a Lycoris. A ocaso. A anochecer. A locura e imperturbabilidad. Fue electricidad pura la que los recorrió, anhelo. De pronto, el aire se hizo necesario. Maldito interruptor. Cloudjumper se mantuvo cerca del rostro de Ruffnut, sus alas manteniendo el cobijo de la privacidad. La humana rió cuando él quiso besarla de nuevo. Era obvio que se ofendió, pero ella se disculpó con una ráfaga de sublimes besos en la barbilla, ganando un ronroneo.
—Uhm, quien diría que el cara de piedra de Cloudjumper, podría ponerse así por unos simples mimos.
«No tengo la cara de piedra», gruñó, pero la instó a más caricias, «Eres impredecible, inusual en ocasiones. No comprendo tu naturaleza, aunque tengo el doble de tus años»
—Gracias por los elogios —sonrió, iniciando otro beso, esta vez más lento, superando la adrenalina de la canción—. ¿Sabes? Estaba a punto de rendirme. Sin importar lo que hiciera, tu atención estaba enfocada en otras cosas no en mí. Odiaba eso, saber lo lejos que estabas de mí.
«Tonta Ruffnut. Eres el cielo que nadie podrá conquistar. Indomable, tú sí eres lejana».
Ruffnut se acurrucó en su pecho, conmovida con las palabras y por el hecho de que la llamó por su nombre.
—Tonto —dijo ella, acariciando la escamosa piel—. Porque el único que puede volar en la inmensidad de mi locura, eres tú, Cloudjumper. Pero, en este momento, soy feliz sabiendo que soy la única en tu mundo. Nada mal para el comienzo, ¿no crees?
Un resoplido resignado. Las alas apretándose más.
«Impertinente, impertinente humana».
Y volvió a besarla.
Lilith: Es mi primer RuffCloud y estoy orgullosa de como quedó. Bueno, también lo hice debido a otro de mis fics "Synchronicity", donde Ruffnut está destinada a cantar y a morirse *nadie ríe por su pésimo chiste*. Y los lycoris son conocidos como "Flores del Infierno" o "Flor de los muertos", y no sé por qué, pero le queda a Ruffnut.
Sinceramente, Abel Lacie Kiryû.