Nota: Este es mi primer fanfic, espero que sea de su agrado. Si les ha gustado, haganmelo saber. Y si tengo algún error, igual quisiera saberlo.
Los personajes no son míos. Disfruten el fic \('u')/
Al otro lado de la puerta se escuchó la pregunta que llevaba repitiéndose durante años:
-¿y si hacemos un muñeco?
La voz de Anna había cambiado, se escuchaba más madura, aunque igual de hermosa, la cual reconfortaba a Elsa y la hacía sentirse menos sola. Pero, como de costumbre, Elsa no contestó.
Al caer la noche, Elsa se armó de valor y decidió salir de su habitación para encontrarse con su hermana.
Ahí estaba en su cama, descansando para el día siguiente que sería su primer día de preparatoria. Se había vuelto hermosa. Elsa se arrepintió de haberla evitado tantos años ¡su hermana era preciosa! Se podía ver que ya no era la niña antes. Su imagen hacía juego con su voz. Se podía apreciar que ya era una señorita.
Elsa no pudo evitar la tentación, y se recostó a su lado. Escuchaba su acompasada respiración, mientras acariciaba su mejilla.
No podía continuar así. Tenía que proteger a su hermana de ella. La admiró una vez más y salió de la habitación.
Anna despertó con la ilusión de encontrarse a su hermana a su lado. Tuvo un sueño en el que Elsa se recostaba a su lado y dormían juntas como solían hacerlo de pequeñas.
-Elsa...
Anna ya se había alistado para su primer día de clases, se emocionó mucho, pues al fin podría estar más tiempo con su hermana pues asistirían al mismo colegio.
Salió a la cocina y se encontró con su hermana. Desayunaron en silencio hasta que Elsa le dedicó una hermosa sonrisa.
-Hola.
Anna se ruborizó ¡estaba hablando con ella!
H-Hola ...
-Luces preciosa en uniforme.
-Gracias, aunque no demasiado como tú.- Al decir esto, Anna se ruborizó y bajó la cabeza.
¡Qué emoción! Pensó.
-Preparé chocolate caliente. – Dijo Elsa mientras le servía a su hermana en un vaso.
-Gracias…
Vaya que sabía cómo volverla loca.
Cuando hubieron acabado de desayunar, salieron para ir hacia el colegio.
Anna se emocionó aún más.
-Espero que así sea todos los días, realmente quiero poder pasar más tiempo contigo…
-Sólo hoy te llevaré.
-Mañana yo iré sola.
Anna, desconcertada, continuó todo el camino en silencio.
Elsa se sentía muy mal, deseó no haber tratado tan mal a su hermana. Pero no quedaba de otra, debía protegerla.
Llegando al colegio, Elsa se dirigió a su hermana:
-¿Ya sabes en qué aula te toca?
-Si
Elsa besó la frente de su hermana.
-E-espero verte en el descanso.
Entonces totalmente ruborizada cortó la conversación y se dirigió a su aula.
Después de cuatro clases, Anna estaba emocionada por ver a su hermana.
Se dio cuenta que su hermana era bastante popular con los chicos, varios la invitaban a pasar el descanso con ellos.
Elsa rechazó a todos, y al ver a su hermana, corrió hacia ella.
-¿Qué tal van tus clases?- dijo ruborizándose y desviando la mirada.
Estaba avergonzada, quizás Anna notó su emoción al verla.
-Bastante bien, los módulos se ven divertidos… ¿a ti qué tal te va?
-Bien- Dijo cortadamente la rubia.- Vamos a sentarnos.
Anna siguió a su hermana a un pequeño parque ubicado detrás de los salones. Era hermoso, lleno de flores y árboles, en el cual reinaba mucha calma.
Anna se ruborizó, no pudo evitar pensar que ese lugar era muy romántico, y deseó que Elsa le declarara su amor ahí.
Pero, en qué pensaba. Era su hermana, además alguien tan hermosa como Elsa nunca se fijaría en una pelirroja tonta como ella. Sus esperanzas se desvanecieron.
-Te he preparado tu almuerzo, hermana.- Dijo Elsa, alcanzándole un toper.
-No te hubieras molestado…- Anna se sentía inmensamente feliz.
Elsa se sintió avergonzada. ¿Qué sucedía? Ella recibía muestras de afecto y admiración todos los días ¿Por qué con Anna era distinto? ¿Por qué Anna la hacía sentir de esa manera? ¿Sería que…? No, imposible, era su hermanita, además dudaba que su hermana se fijara en ella de esa manera…
-L-lo hice... porque me sobró mucho almuerzo a mí- y se volteó para que la pelirroja no viera su rostro colorado.
De nuevo se quedaron en silencio, de vez en cuando cruzaban miradas ocasionales que solo conseguían ruborizar a las hermanas.
-Creo que ha acabado el descanso.- Dijo Elsa.- Debo volver a clases. No me esperes a la salida.- Besó a su hermanita en la frente y se fue corriendo hacia su aula.
Anna no dejó de pensar en Elsa durante las clases siguientes.
Al final de clases, un chico apuesto se acercó a Anna.
-Hola, ¿Cómo te llamas?
-Anna ¿Y tú?
-Hans, espero que nos vaya súper en este año escolar, y quiero decirte que será un placer ser compañero de una chica tan bella como tú.
-Gracias- dijo Anna ruborizándose, era un tipo lindo, aunque amara a su hermana, podía permitirse quizá salir con ese sujeto algún día, dado que las posibilidades con su hermana eran totalmente nulas.
Después de charlar un rato con Hans, Anna salió de la escuela y se encontró en la entrada a su hermana.
-N-no creas que te esperé, es que acabo de salir… Pero, así podemos ir a casa juntas, digo por si no recuerdas el camino de regreso. Pero, mañana no te esperaré.
Anna caminó junto a su hermana hasta llegar a casa.
Una vez allí, Elsa se encerró en su habitación.
Estaba tan avergonzada. "vamos, Elsa, Anna nunca te verá de esa manera" pensó. Se puso a jugar un poco con pequeños copos de nieve que emanaban de su mano.
Debía protegerla de su magia, ya le había hecho daño una vez y no quería volver a repetirlo. Anna era todo su universo, no podía perderla.
Al ver que Elsa ya no saldría de allí hasta mañana, Anna decidió llamar a Hans.
-¿Diga?
-Hola, Hans. Soy Anna, de tu Clase.
-¡Anna! Qué gusto que llamaras, creí que sólo guardarías mi número por compromiso.
-Para nada.
-Me alegra tanto que llamaras, Anna.
Elsa, al escuchar que su hermana hablaba, se asomó discretamente. Anna hablaba por teléfono, y al ver que se refería a un tal "Hans" se puso furiosa.
Elsa, muerta de celos, se dirigió a su hermana.
-¿Me permites el teléfono un momento? Debo hacer una llamada.
A Anna no le quedó de otra más que colgar, aunque estaba feliz de que su hermana haya salido de su habitación.
-¿A quién llamarás?
-A nadie. Solo no quiero que hables con ninguna persona.
-¿Porqué?
-Debería bastar conmigo, tu hermana, yo sólo te tengo a ti.
Elsa volvió a su habitación.
Anna después de terminar sus deberes y ver la televisión, se decidió por estar con Elsa.
Se armó de valor y tocó la puerta.
-¿Elsa? ¿Puedo…?
Por alguna razón la puerta no tenía seguro, entonces Anna entró en la habitación de Elsa que estaba helada.
-¿Elsa?
-No, Anna, sal de aquí
-Pero…
-¡Fuera, Anna!
Elsa la empujó y cerró la puerta.