Era un caluroso día de verano en Ciudad Engobe, pero a Hyu y Mei parecía no importarle. Tenían 13 y 12 años respectivamente, y corrían por el bosque jugando a ser Pokémon. El vestido celeste y volados blanco de ella se alborotaba a cada paso. Él, que vestía una remera roja de algodón con lineas blancas a los lados, le arrojó un puñado de hojas secas al grito de "Hojas Navaja". Ella le devolvió el ataque golpeándolo con una delgada rama en la pierna izquierda. Justo donde el pantalón bermuda negro no le cubría.

- Auch! - Dijo Hyu observándose la pierna. Tenía un pequeño corte a causa de una espina en la rama - Qué fue eso?

- Látigo Cepa - contestó ella con una inocente sonrisa mientras se encogía de hombros. Y tras levantar una gran roca de entre el verde césped agregó:

- Ahora Hyu-kun, te voy a capturar... - El rostro de Hyu empalideció.

De repente, escucharon un fuerte rugido bosque adentro, y una bandada de Pidove sacudió las copas de los árboles al emprender el apresurado vuelo.

- Qué fue ese ruido? - preguntó Mei un tanto asustada, dejando escapar la roca entre sus dedos.

- Vino del lado del río - respondió Hyu apuntando hacia el este - vamos a ver! - agregó y se adentró en el bosque corriendo. Ella le pedía que la espere al tiempo que se sumaba a la carrera.

No estaban a medio camino del río, cuando de pronto, un Samurott saltó de entre los árboles frente a ellos. Hyu cayó sentado por la impresión de ver semejante Pokémon aterrizar a tan solo unos pasos delante de él.

- Sosténganlo! Que no se suelte esta vez! - Ordenó un hombre a los gritos e inmediatamente lanzó una especie de correa metálica al cuello de Samurott. Otros tres hombres le imitaron, logrando atrapar cada uno de ellos una pata del Pokémon, que forcejeaba sin tregua para escaparse. Todos vestían un singular uniforme negro con una especie de escudo rojo dibujado en el pecho. Hyu quedó paralizado. Le recordaban al Equipo Plasma, quienes tiempo atrás le habían robado el pequeño Purrloin a su hermana menor. Las imágenes de ese momento estaban frescas en su memoria.

- Aléjense! - ordenó el mismo hombre al tiempo que tiraba con fuerza - es muy peligroso!

- Los pokémon no son peligrosos - contestó Mei sabiendo que algo no andaba bien. Al hombre que daba órdenes eso no le agradó.

- No pensarías eso si uno tan grande te atacara - retrucó con tono irónico, pero Mei sabía que decir.

- Ellos no atacan, se defienden, y sólo si alguien los molesta lo suficiente.

- tsk. No tengo tiempo para esto - pensó el hombre y activó el dispositivo con el que tenía cautivo al Samurott. Lo que causó una severa descarga eléctrica que dejó al Pokémon en el suelo y casi sin fuerzas. En ese momento Hyu y Mei notaron que llevaba un pequeño huevo en su boca. Se dieron cuenta inmediatamente que solo trataba de proteger a su cría. El Samurott dejó rodar el huevo suavemente por el césped hasta detenerse a centímetros de los pies de Hyu, que miró sorprendido al Pokémon, intentando descifrar que significaba ese movimiento. Sus miradas se conectaron por un instante que pareció durar más que eso, sin embargo, antes de que pudiera sacar conclusión alguna, una nueva descarga azotó violentamente la escena.

- Bastaa! - Gritó Mei con ojos vidriosos - Lo van a lastimar!

- Un Pokémon viejo y lastimado no vale nada, pero ese huevo puede ser una gran recomp- Antes que pudiera terminar de pronunciar palabra, el Samurott se giró con sus últimas fuerzas y disparó un Rayo Hielo contras sus cazadores, que quedaron parcialmente inmóviles y confundidos. Finalmente dirigió un último rugido hacia Hyu que entendió exactamente qué quería decir.

- Hyu-kun vamos! - dijo Mei tirándole de la remera. Él levanto el huevo a toda prisa y ambos emprendieron la huida, sin poder evitar mirar atrás, y ver la tristeza en los ojos de aquel debilitado Pokémon.

Hola a todos. Mi nombre es Kazu y este es mi primer fan-fiction, así que espero que les haya gustado. No duden en dejar un comentario, ya que eso es la nafta del que escribe. Saludos. Y lean mucho que los libros ( ni los fan-fiction ) muerden...