Hola. Quiero aclarar primero que nada, que estos son dos capítulos. Uno será narrado desde el punto de vista de Hinata y el otro desde Naruto.
Espero que no me odien porque va a estar bien intenso el capítulo. Mejor dicho el fic desde ahora.

El tema que escogí es memories de Super Junior.
Gracias a la gente que se toma el tiempo de comentar.
Besos.

Han pasado dos días del ataque.
Ya llegaron las carrozas que nos llevarán al reino del Remolino. Este lugar queda a pocos kilómetros pero no nos pudimos mover antes porque debíamos estar seguros de que los heridos no morirían en el translado.
Veo hacía la casa en donde estábamos, la gente fue realmente generosa, ya que es un pueblo bajo el liderazgo de los Uzumaki.
Naruto,con ayuda de los aldeanos, subía a los heridos a las carretas. Algunas doncellas nos acompañarán ya que saben como tratar a los enfermos.
Suspire. Ir al reino significaba conocer a los padres de Naruto después de todo lo que ocurrió. No me dará la cara para poder verlos a los ojos luego de las muertes que se produjeron.
Algo así como Naruto no voltea a verme. Traté de consolarlo y me ignoró. Nunca me había sentido tan sola en mi vida, mucho menos tan despreciada.
La manera de comportarse de él me daba a entender que creía que yo tenía la culpa.
Lo mismo que creía yo.
Si él no hubiera ido a buscarme para rescatarme del idiota de Sasuke, nada de esto habría ocurrido.
Es demasiado peso para mis hombros. En este momento no es tan importante pero:¿Qué sucederá conmigo ahora? ¿Él me dejó de querer?
-Hinata-oi su dulce voz luego de tantos días-Tenemos que irnos-y entró a la carreta. Me despedí de los aldeanos con una reverencia y entré también.
Me senté frente a él y me dispuse a mirar hacía afuera. No paraba de pensar en que ocurriría cuando llegáramos. De seguro van a odiarme.
Poco a poco cerre los ojos. Realmente no dormí mucho luego de lo que ocurrió.
En parte por culpa, en otra por miedo.
Tenía miedo de que nos volvieran a atacar mientras dormiamos.
No sé bien cuanto tiempo pasó pero cuando abrí los ojos de nuevo, estaba tapada con el saco de Naruto. Lo miré pero él me ignoró.
-Lo siento-dije bajando la mirada. Otra vez fingió que no oyó cuando le hablaba- Cuando lleguemos a tu reino, yo enviaré una carta para volver al mío-con eso llamé su atención, sin embargo, volvió a mirar por la ventana.
-Haz lo que quieras-mi corazón se rompió en mil pedazos.
-¿No dirás nada?-estaba indignada. El héroe que me imaginé sólo era un idiota.
-Quieres volver a tu reino, por mí esta bien. Ir a buscarte allá y creer que podía llevarme a todos por delante fue la peor tontería que pude hacer. Por eso mucha gente murió y yo me siento responsable-quise abrazarlo pero sabía que él no quería lo mismo-A decir verdad tengo cosas más importantes que hacer que preocuparme porque vuelvas a tu casa. Yo ya te dije lo que es Sasuke y el enfermo de su padre, así que puedes avisarle a tu padre y dejarme en paz- aguanta las ganas de llorar y abofetearlo Hinata. Maldito insensible, no puedo creer que me enamorara de un imbécil de tal magnitud como este.
¿Acaso cree que no me duele?
¿Qué no me siento culpable por lo que pasó?
¿Qué no sufro por las muertes?
Pedazo de basura. Le daría una lección sobre que no deben decir las damas si no sería porque ya llegamos.
-Toma tu saco. Yo no tengo frío-se lo di pero él no lo tomaba, así que lo dejé en el asiento de la carreta. Miré por la ventana.
¡Por Kami! Este lugar es bellísimo. Está todo muy cuidado y limpio.
Y el castillo era una verdadera belleza. Creo que tenía unas 20 habitaciones más que mi castillo.
Cuando entramos por la muralla y pasamos a los guardias, vi a los reyes esperarnos rodeados de lo que parecían ser médicos.
Naruto bajó y yo esperé un poco para hacer lo mismo. Él era abrazado muy fuerte por la señora de cabello rojo mientras el hombre negaba con la cabeza.
-Kushina vas a asfixiarlo-comentó ganándose una mala mirada.
-Nunca le pongas límites al amor de una madre Minato-ella me vio y soltó a Naruto, provocando que se caiga. Su rostro era de sorpresa y caminaba despacio hacia mí, poniéndome nerviosa.
De la nada, saltó y me abrazó frotando su mejilla con la mía.
-Eres tan tierna-espero que mis pulmones aguanten un poco más- Te pareces tanto a Hana-ya me estaba mareando por la falta de oxígeno.
-Kushina déjala que vas a matarla-de reojo pude ver a Naruto hablando con una de las criadas- Mi nombre es Minato-saludó el hombre. Era condenadamente atractivo. Si Naruto iba por ese camino...
No. Deja de pensar en cosas como esas cuando no sabes que va a ocurrir.
-Señora-la chica con la que hablaba Naruto se acercó-El joven Naruto me pidió que fueran a hablar con él y que yo llevará a la joven Hinata a la recámara que está al lado de la suya- ¿Dormir al lado de este idiota que me trató mal? Este chico tiene problemas en la cabeza si piensa que voy a hacer eso.
-Esta bien. Preparenle el cuarto que yo voy a hablar con mi hijo y preguntarle donde está Konohamaru, que no lo he visto desde que llegaron, siendo que jamás se separan. Hinata hablaré contigo después-me dejó y la chica me llevo por muchas escaleras para llegar al cuarto que me habían asignado. Este daba al frente, al lugar donde estaban las carrozas y los reyes.
Pude ver a Naruto hablar con sus padres y abrir una carroza.
Jamás en vida escuché un grito tan desgarrador como el que salió de la garganta de Kushina.
Tal vez, aquella ocasión,cuando mi tía vio a Neji muriendo; o cuando papá se enteró de la muerte de mamá.
Pero estoy segura de que nada quitará esto de mi mente.
-¡Mi bebé! ¡Mi niño!- ella entró a la carroza llorando. Se seguían oyendo sus gritos.
Minato abrazaba a Naruto afuera. Ambos lloraban.
No pude más y me aleje de la ventana.
Jamás me había sentido tan triste y tan mal por algo. Sólo quiero sentarme y llorar pero se que ahora estoy sola.
Nadie me iba a tratar de reconfortar si los reyes o el joven principe estaban mal.
-Señorita-la joven que me llevó me veía extrañada- Por ordenes del joven Naruto, yo soy su nueva dama de compañía ¿Desea algo?-ella parecía ser una buena mujer y era muy educada.
-No. Gracias-negué pero al mover la cabeza sentí que todo me daba vueltas.
-¿Se encuentra usted bien?-sujetó mi mano y me llevó hasta la cama. Me acosté y ella dijo que iría a preparar un té.
No sé si volvió, ya que me quedé dormida.
Para cuando me desperté el sol entraba por la ventana. Eso significa que dormí toda la tarde y la noche.
Era un nuevo día.
Uno nuevo para sentirme miserable.
Cuando me di vuelta, note que no estaba sola en el cuarto.
-Era hora que te despertaras-por primera vez estos días, él me miraba a los ojos-Te traje esto-mire el lugar que él señalaba. Había un bonito vestido con encaje...todo negro-Es para los funerales. Bañate y luego baja-y se fue. No aguante más y comencé a llorar mientras apretaba los puños sobre la sábana, me siento tan sucia.
Entré a bañarme, no dejé que la dama de compañía entrara.
Tomé el jabón y comencé a resfregrarlo fuerte sobre mi piel.
Dejé que él me besara antes del matrimonio.
Que me tocara.
Que me hiciera falsas promesas.
Cuando logré reaccionar, mi mano sangraba.
-Mi señora-la dama se acercó, y luego de ayudarme a vestir,curo mi mano.
Como era de esperar, al bajar vi una enorme cantidad de rosas de todos los colores adornando el lugar, principalmente blancas. También lirios, crisantemos y petunias.
La reina tenía un vestido completamente negro y llevaba en su mano un pañuelo azul, que creo que era de Konohamaru.
El rey les daba el pésame a los padres o conocidos de los chicos fallecidos.
El padre de Shino observaba una mariposa, que estaba posada sobre una rosa blanca. No me pude acercar a hablarle, ya que creo que me culpara, como lo hacen Kiba y Naruto.
Ninguno me habla o me mira.
Al ver a toda esa gente destrozada. Al ver como se tiraban sobre los cajones que tenían los cuerpos de sus hijos, tomé una decisión.
Llamé a mi dama y le pedí las cosas necesarias para enviar una carta. Me aleje de todos y llegué a un bonito jardín.

Estimado padre:
En algunos días volveré a casa.
No pregunte por favor donde he estado ni con quién. Sólo le diré que me enteré de algo muy malo y que debe usted alejar a mi hermana y alejarse usted también, de los Uchihas.
Ellos sólo quieren nuestras tierras y están realmente dementes. Por favor aléjese de los mismos y no deje que Hanabi se acerque a ellos.
Volveré a casa padre. Sólo déme unos días para tratar de arreglar un par de cosas.
Lo ama. Hinata Hyuuga, heredera al trono.

Terminé de escribir pero guarde la carta entre mis ropas. Aún no me decidía si mandarla pero estaba siendo egoísta al concentrarme en mi propio dolor y no ver la realidad de los otros.
No tengo muy claro que hacer, así que me quedaré aquí viendo las flores hasta que salga el cortejo con los muertos hacia el cementerio.
Se dictaron 7 días de duelo en todo el reino. Hay chicos de otros lados, de otras aldeas, que deben ser llevados con sus familias.
-¿Hina?-una chica me hablo. Era Temari. Ella estaba muy lastimada porque una madera se le incrustó en el brazo y tenía varios cortes-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar acompañado a los chicos?-empecé a llorar, y me abrazó.
-Traté de hablar com Kiba y me trató horrible. Me dijo que si Naruto no se hubiera obsesionado conmigo, Shino seguiría vivo-ella abrió sus ojos sorprendida-Y Naruto me dijo ayer que le daba lo mismo si volvía a mi casa, y que el mayor error que pudo cometer fue ir a buscarme-seguía llorando y Temari acariciaba mi pelo-La gente que tengo cerca siempre se muere o termina herida de gravedad-
-¿Vas a volver a tu casa?-me tomo por sorpresa, sin embargo asistí con la cabeza-Pero Sasuke está allí. Recuerda que ni bien pises el reino, te tendrás que casar con él-
-Me siento egoísta al pensar en otra cosa que no sean los chicos que murieron y los que quedaron heridos. Sin embargo, considero que luego de que pasen los días de duelo, lo mejor será volver a mi reino y cumplir con lo que me corresponde: alejar a esos idiotas de mi familia y trataré de seguir mi vida luego...creo-Shikamaru se nos acercó.
-Señoritas, el cortejo iniciará en un instante y ustedes deben ir-nos ayudó a levantarnos y nos subimos a la carreta.
Los reyes y Naruto iban en la primera carreta, creo que nosotras ibamos en la quinta.
Luego de un corto trayecto, caminamos hacía donde enterrarian a los chicos.
El lugar estaba lleno de gente llorando. Flores y palabras de agradecimiento eran las maneras de despedir a los chicos.
La madre de Naruto y su padre lloraban abrazados en una esquina. Naruto no estaba muy lejos de ellos, desde que ocurrió todo esto no se quiere acercar a mí, haciéndome sentir peor de lo que ya me siento.
Alguien se paró frente a una de las tumbas. Cuando él comenzó a hablar todos se callaron.
-Sabes, te conocí cuando tenía cuatro años y jamás pensé que cambiarias mi vida de esa manera-sus ojos estaban llenos de lágrimas-Pasamos por tantas cosas juntos, hicimos muchas travesuras e inclusive nos ganamos algunos vetos por ser tan revoltosos ¡No tenías el más mínimo derecho de dejarme así! ¿Cómo se supone que podré vivir luego de esto? ¿Cómo calmare a mi corazón destrozado cada vez que escuche tu nombre? Explícame que hago con los planes que teníamos, con cada sueño que ahora quedará por la mitad ya que no estás-ahora él lloraba- ¡¿Cómo hago para sanar mi corazón después de esto?! ¡Quiero que vuelvas! ¡Por favor!-sus gritos fueron desgarradores. Él se tiró sobre la tierra que cubría el cajón llorando-¡No tenías que estar ahí, pero insististe en cambiar de lugar y todo se fue a la mierda! ¡¿Cómo voy a hacer para vivir con tanta culpa!? Siento que moriste por mí y eso jamás me lo voy a perdonar-una mariposa se posó sobre una de las rosas que sostenía la persona que hablaba-Te quiero mucho y siempre te voy a querer-después de diez discursos más, volvimos al reino. Está vez yo iba con Naruto.
Nunca creí que alguien como él sería tan silencioso. No quería mirarlo porque aún me dolía lo que me dijo ayer pero tenía unas inmensas ganas de abrazarlo y decirle que todo estaría bien.
Ni bien llegamos, bajé y luego fui a "mi" cuarto. No quería comer.
Sólo quería dormir un poco más y poder soñar con los momentos lindos que pase con esa hermosa tripulación.
Recordar los buenos momentos antes de tener que volver a mi tierra.
Me quedé dormida. Sentía mucho calor así que probablemente tenía fiebre.
Cuando desperté tenía la garganta seca y me dolía todo el cuerpo.
Quise levantarme para tomar agua, pero casi me caí. Digo casi porque Naruto me tomó antes de que tocara el suelo.
-Tendrías que quedarte quieta. Tu fiebre es muy alta-él me dio de beber y cambió el pañuelo de mi cabeza.
-¿Qué haces aquí?-mi voz era bastante ronca.
-Venía a pedirte explicaciones sobre un par de cosas y te encontré así-volvió a cambiar el trapo.
-Yo no tengo que explicarte nada. Además, no tendrías que estar cuidando a otra persona-
-Mamá se quedó cuidandolo cuando supo que estabas enferma. Ahora-me miró con sus grandes ojos azules realmente furiosos-¿Qué es eso de que volverás a tu reino?-
No supe que responder.
Nunca lo sabía cuando se trataba de Naruto.

En otro lugar:
El sonido del agua me despertó.
Estaba tumbado en la arena, me senté y note que este no era el lugar en donde nos habían atacado. El agua era más cristalina, la arena más blanca y el sol más fuerte.
Caminé despacio y al mirar hacia atrás me di cuanta de que no dejaba huellas. Pise con más fuerza pero nada ocurría.
Me estaba asustando.
Empecé a correr pero no llegaba a ningún lado. Me senté tratando de calmarme.
¿Dónde está Naruto? ¿Y Hinata? ¿Los chicos?
-¿Dónde estoy?- pregunté con todas mis fuerzas. Grité un par de veces los nombres de la gente de la tripulación, el de mi hermano y todo lo que se me venía a la cabeza pero nada pasó.
Hasta que a lo lejos lo vi...
Un chico vestido de blanco, sentado en el suelo admirando una mariposa.
No podía distinguir bien sus facciones y decidi acercarme.
El cielo se empezó a nublar.
Poco a poco aparecieron más chicos, alrededor de unos 11, todos vestidos de blanco.
Pero había alguien que captó toda mi atención.
-¿Shino?-él me miró. Tenía los ojos llorosos y susurró algo que me congeló por completo: "Yo aún no quería morir"
El cielo se puso negro, amenazaba con llover.
-No-negué con la cabeza-Yo no puedo estar muerto. Es más, yo no estoy muerto.
-No lo estás pero tu vida prende de un hilo muy delgado. Básicamente no puedes elegir si quedarte o irte-no, esto no puede ser cierto. Abracé a Shino y ambos lloramos. Los demás chicos desaparecieron.
Sólo quedamos nosotros y no lograba entender el por qué.

Chan chan. Konohamaru no murió pero está con un pie acá y el otro allá. El que hablo en el funeral era Kiba
Ojalá no odien a Naruto y a Hinata por sus actitudes pero me gusta el drama.
Espero que les gustara el capítulo. El próximo será la misma situación narrada desde el punto de vista de Naruto y el momento en el que encuentran a Konohamaru.
Espero que les gustara.
Besos.