Comentarios iniciales:
¡Hola a todos!
Este es el primer fanfic que escribo, el cual está dedicado a mi saga de videojuegos preferida, "The Legend of Zelda".
Para ser sincera, esta historia ya estaba terminada, pero por el hecho que haya sido la primera la hacía más imperfecta y con errores. Con la práctica he mejorado y es por eso que traigo a ustedes una trama muchísimo más decente, y MUY distinta a la conocida, la cual espero les guste más que la anterior (para los que la leyeron) ^^
Mi pareja favorita en este juego está conformada por Link y Zelda, y esta historia relatará hechos posteriores a los acontecimientos de Twilight Princess.
Habrá varias escenas románticas e intensas entre la pareja, pero ninguna de estas serán explicitas. El lime abarcará el amor, la pasión y la sensualidad, dejando de lado la sexualidad. Por ese motivo, la historia está en clasificación "T".
La imagen de portada es creación de Saiba (Henrietta).
…
Antes de comenzar la historia, tomar en cuenta lo siguiente:
- Los dos primeros capítulos estarán relatados desde los puntos de vista de la pareja, a partir de estos, todo será en tercera persona.
- Los cambios de escena se darán con la barra que posee el editor de esta página.
- Los pensamientos estarán en cursiva.
- Los flashbacks se abrirán y se cerrarán con el siguiente símbolo: *.*.*.*.*
- Los sueños serán relatados en primera persona. Se iniciarán y finalizarán con tres puntos: …
Disclaimer: The Legend of Zelda y sus personajes pertenecen a Nintendo.
LAZOS ETERNOS
Capítulo 1: Despertar de emociones
Link's POV – tres meses antes
La calidez de las tonalidades del ocaso se encuentran presentes en el firmamento que cubren los áridos terrenos del desierto, anunciando que el día está a punto de cobijarse con el manto estrellado de la noche; de la misma manera que simboliza el fin de una época oscura y el inicio de una nueva y próspera etapa.
Luego de destruir el espejo del crepúsculo, Midna se despidió del reino de la luz. Siempre la recordaré, porque con ella aprendí el valor de la amistad, del perdón y sobre todo me ayudó a encontrarme a mí mismo.
Ahora que la princesa Zelda y yo nos encontramos solos, me he dado cuenta que algo me ha ocurrido y eso me ha impactado enormemente.
Ella aparece en mis recuerdos, unos que en la actualidad no he vivido, sin embargo, sé que estos pertenecen a mis vivencias pasadas.
La princesa no sólo ha estado a mi lado luchando contra el mal que amenaza al mundo… sino que también ha sido mi compañera de vida, la mujer que las Diosas designaron para mí, para que viva el amor a plenitud junto a ella.
Fue en ese momento, que un sentimiento, que creí completamente inexistente para mí, había nacido, o en otras palabras, había renacido para llenar mi corazón de inmenso regocijo.
Muchos pensarán que es una locura que exista este tipo de amor y que uno no se puede enamorar de la noche a la mañana, pero esto es diferente, pues la princesa y yo estamos unidos por un lazo muy fuerte, que a pesar de desconocer si ella percibe lo mismo, yo lo siento presente de manera intensa en mi alma. Por algo se dice que el primer amor nunca se olvida, mucho menos si este ha sido capaz de derribar las barreras del tiempo.
Ambos nos encontrábamos en el Patíbulo de Desierto. La batalla contra Ganondorf nos ha debilitado tanto física como espiritualmente; pero ahora no hay tiempo para descansar, pues el reino está en ruinas, todas las personas que lo habitan necesitan ayuda para salir adelante después de este amargo momento.
Estoy dispuesto a ayudar en lo necesario, no voy a permitir que la princesa esté sola con esa carga. Ya no deseo que sufra más porque… quiero protegerla para siempre, como antes.
- Señor héroe, no es necesario que ayude, ha luchado demasiado por nuestro reino. Necesita descansar y reponerse de sus heridas. – me dijo, demostrándose sumamente seria.
- Princesa, no la quiero dejar sola en esto, todo lo que tenga que ver con Hyrule es de mi incumbencia, pues ahora que descubrí que yo siempre he pertenecido a este lugar, voy a colaborar para que este se recupere.
- Pero, señor…
- Tengo otra petición. Con todo respeto, le pido que no se dirija a mí con tanta formalidad. Llámeme simplemente Link, por favor. Me haría un gran honor. – le dije, mostrándole una sincera sonrisa.
Al inicio, su serio semblante me preocupó un poco, pero luego pude ver que su fría mirada cambió por una más cálida. Al parecer mis palabras la han convencido.
- Se lo agradezco. Su nobleza va más allá de todo lo inimaginable. Referente a llamarlo de manera más informal, sólo tengo una condición para que eso ocurra.
- Indíqueme cuál es, por favor. Estoy dispuesto a cumplirla. – dije, mostrándome dispuesto.
- Sólo lo llamaré por su nombre, si usted me deja de llamar "princesa".
Cuando me pidió que la llame por su nombre, lo hizo con una sonrisa en los labios, la más hermosa de todas, la única que ha sido capaz de derretirme el corazón; sin embargo, no puedo aceptar tal condición, pues ella es una princesa, una futura reina y soberana de esta nación… en cambio, por más héroe que sea, simplemente soy un plebeyo. No soy nadie.
- No me pida eso, una cosa es que usted se dirija a mí por mi nombre, pero otra muy distinta a…
- Link, de alguna manera usted y yo no somos desconocidos y no lo digo precisamente por la conversación que estamos llevando a cabo. El que me daría un gran honor de llamarme por mi nombre, es usted, pues ha sido el salvador del reino, de la vida del pueblo y de la mía. Hace tiempo que nadie me llama "Zelda" si no es acompañado por algún título. Así sea cuando estemos solos, hábleme de esa manera, por favor. – me pidió, manifestando profunda sinceridad en su mirada.
No pude evitar estremecerme con sus palabras, de esa manera era imposible que yo pudiera negarme.
- Está bien prince… digo, Zelda. Lo que tú digas.
- Te lo agradezco mucho, Link.
Sé que es una locura lo que estoy pensando, o más bien, lo que estoy sintiendo, pero no puedo evitarlo ahora que la tengo tan cerca de mi…
*.*.*.*.*
El día que Midna me liberó de los calabozos del palacio y fuimos a buscar a la princesa, quien estaba prisionera en la torre más alta del sitio, me sentía completamente confundido y desorientado, pues no sabía en qué lugar me encontraba y me costaba asimilar mi nueva transformación de lobo.
Cuando la encontramos, ella estaba mirando la ventana a espalda nuestra, cubierta por una capucha negra con unos símbolos extraños. Nos acercamos hacia donde yacía y empezó a contarnos todo lo ocurrido con el mundo del ocaso.
Una vez que terminó su relato, mostró su rostro, y fue entonces que me quedé completamente impactado…
Era la mujer más hermosa que había visto en mi vida, sorprendiéndome enormemente por un singular rasgo que poseía, pues era la primera persona con orejas idénticas a las mías, luego de mis difuntos padres, que veía en años. Su forma de hablar parecía fuera de este mundo, como si de una Diosa se tratase.
Pero a pesar de ser dueña de tan increíble belleza, me dolió ver sus hermosos ojos embargados por el dolor y la incertidumbre.
Debido a mi nueva forma, no podía comunicarme con ella, pero a partir de ese momento, me propuse a acabar con su sufrimiento. Ahora mi misión no iba a ser sólo rescatar a mis amigos secuestrados, sino que lucharía sin descanso por devolverle la sonrisa a sus labios.
En ese entonces, no tenía idea de que más adelante se sacrificaría por salvar a mi compañera, y que inexplicablemente ese hecho causaría en mí un profundo dolor, el cual no comprendía con exactitud…
*.*.*.*.*
¿Amor a primera vista o simplemente el despertar de mis recuerdos pasados? ¡Qué absurdo y fascinante!
Por más nexos que tengamos en común como elegidos por las Diosas, sé que es imposible que un campesino de veinte años, como yo, esté con una mujer como ella. Es inalcanzable, como una estrella en el firmamento, pero sólo con verla de lejos y protegerla con mi vida, es suficiente para sentirme dichoso.
- Link, debido a tu gran labor como héroe de nuestra sagrada tierra, quiero que me indiques cómo deseas ser recompensado. Una vez que el palacio esté en su cauce, te otorgaré lo que sea. Sin limitaciones. – me dijo con solemnidad.
- Yo no deseo que me recompenses con nada, para mí ya es suficiente ver a las personas de este reino sanas y salvas, sobre todo a ti, Zelda. – dije, sintiéndome un poco apenado con mi última frase.
No sé si fue mi imaginación debido a las emociones, pero me pareció ver que se sonrojó un poco. Espero que no se moleste con mi atrevimiento.
- Una vez más, me has sorprendido. Tu bondadoso corazón va más allá todo lo creíble. De todas maneras, si no deseas ser recompensado, voy a hacer un solemne acto en tu honor, pues pienso nombrarte Primer Caballero de Hyrule. Es algo que no pienso dejar desapercibido bajo ningún concepto.
- Muchas gracias, será un honor para mí ser nombrado Primer Caballero de tu reino. – respondí, sintiéndome completamente maravillado.
- Deseo también que pongas tu espada al servicio de mi palacio. Me gustaría que seas el nuevo Capitán de la Guardia Real. Mis soldados necesitan tener a un líder como tú para fortalecerse, tanto física como espiritualmente.
- Gran oferta que no puedo rechazar. Una vez más, gracias por tantos honores, Zelda.
Otra vez me había dejado impactado con su petición, no sólo sería nombrado Primer Caballero del reino, sino que también sería el capitán de la guardia del palacio. Ahora estaría mucho más cerca de ella para resguardarla de todo mal.
- Gracias, Link, me siento dichosa de que hayas aceptado. – dijo, sonriendo.
- Juro por las Diosas y por el fragmento de la Trifuerza con el que fui bendecido, que protegeré la sagrada tierra de Hyrule por sobre mi propia vida.
Luego de aquel decreto, por medio de su magia, la princesa nos teletransportó de regreso a Hyrule. Estaba decidido a empezar lo más pronto posible con los preparativos para establecerme en mi nuevo hogar.
Una semana después de haber regresado del Desierto Gerudo, les anuncié a los habitantes de Ordon que me iría. Reconozco que fue muy difícil despedirme, pues en ese sitio viví con maravillosas personas a las que consideré como mi familia, y siempre será así.
Ilia se decepcionó mucho con mi ida, pero luego entendió que mi nueva aspiración y responsabilidad era servir al reino. Le manifesté que siempre seriamos buenos amigos sin importar la distancia y que apenas haya oportunidad regresaría con Epona para visitarla.
Una vez que arreglé mis asuntos con el pueblo, me retiré en dirección al palacio. La ansiedad por llegar a ese sitio crecía de manera inmisericorde dentro de mí, pues la necesidad estar cerca de Zelda era inmensa. No sólo tenía deseos de protegerla, también quería que se sienta orgullosa de mí por el puesto que desempeñaré.
La noche que llegué al palacio, Impa, la consejera principal de la princesa, me recibió y me enseñó los rincones del lugar, el cual a pesar de estar en mal estado, no perdía su magnífico esplendor.
Asignó un puesto muy acogedor para mi fiel Epona en las caballerizas, cosa que me contentó mucho, pues así podría hacerse amiga de otros de su especie, cosa que en Ordon no pudo hacer ya que no habían otros caballos habitando el rancho. Una vez acomodada en su nuevo hogar, Impa y yo nos retiramos.
Impa, aparte de agradecerme una y otra vez por mi labor, asunto que me incomodó un poco ya que no estoy habituado a tantas atenciones, me contó cosas sobre ella.
Me relató que pertenecía a una antigua raza de guerreros de las sombras llamada Sheikah, la cual ha servido a la familia real de generación en generación. Incluso me confesó que la señora Impaz, aquella anciana que conocí en el Poblado Olvidado, era un familiar lejano y que ambas eran las únicas mujeres de su clan que seguían con vida.
Contó también que se empezó a encargar de la tutoría de Zelda desde que era recién nacida, sobre todo a partir de que murieron sus padres. La instruyó en el uso de la espada y el tiro con arco, aunque en este último no tuvo que participar mucho, pues la princesa era, sin duda alguna, una experta innata en la materia, y eso a mí me constaba mejor que nadie.
Otro asunto que me comentó, fueron los sombríos momentos que vivió en la invasión del crepúsculo, pues ella fue encerrada en los calabozos por los esbirros de Zant y no pudo salir de allí hasta que derroté a Ganondorf. No cabía en la felicidad de saber que Zelda se encontraba con vida, pues cuando se enteró que el Rey del Mal tenía su inerte cuerpo capturado, sintió que su alma se destrozaba. Por suerte, todo resultó bien cuando la esencia de la princesa, la cual estaba fusionada con Midna, regreso a su lugar original.
Cuando nuestro recorrido terminó, la Sheikah me mostró mi habitación, la cual era sumamente elegante y acogedora, cosa que me gustó y me sorprendió un poco, pues no estoy acostumbrado a este tipo de lugares.
- Desde ahora esta será su habitación, capitán. – dijo, con seriedad.
- Impa, le pido de favor que no me llame de esa manera. Usted puede dirigirse a mí por mi nombre si lo desea.
- Está bien, Link. Así lo haré. En el armario están los uniformes que usarás a diario.
- Gracias, lo tendré en cuenta.
- Otra cosa más. Mañana no sólo será tu primer día como capitán, sino que en la noche la princesa realizará el acto en donde se te nombrará Primer Caballero. Por favor, entrégame tus ropajes para que las sirvientas los reparen y laven, pues como Héroe Elegido por las Diosas debes mostrarte al mundo como tal.
Ese acto me ponía sumamente nervioso, siempre me he caracterizado por ser una persona tranquila y de pocas palabras, pero si Zelda deseaba realizarlo en mi honor, nunca lo iba a rechazar.
Le entregué a Impa el sayo y se despidió de mí con una reverencia, acción que le devolví de la misma manera.
Una vez solo, entré al baño para prepararme para dormir temprano. De ninguna manera iba a pasar la vergüenza de quedarme dormido en mi primer día de trabajo. No iba a dar pie para que Zelda piense mal de mí, cuando lo único que deseaba era ganarme su admiración.
Comentarios finales:
Como sabrán todos ustedes, las almas del héroe elegido por las Diosas y la Princesa del Destino, siempre han estado unidas. Sólo con verse, supieron que en sus pasadas vidas entre ellos existió un nexo sumamente especial.
Sé que muchos pensarán que "el amor a primera vista" es algo inexistente y una cursilería barata, pues en lo personal no creo eso, pues hay parejas que se enamoran con sólo verse, se aceleran sin pensar en nada y al final de todo viven felices por el resto de sus vidas; como otros, que se tardan meses o años en enamorarse, en conocerse y cuando deciden formar una vida en común, se separan de manera abrupta. Obvio que en el caso contrario sucede lo mismo, por eso pienso que todo depende de la calidad personal que posea cada uno y de las situaciones que ocurran en ese proceso.
El amor es algo subjetivo que se da de maneras especiales en los seres humanos y no existe una ley que indique que uno para enamorarse debe tomarse un tiempo o cosas parecidas. Cada cual sabe cuándo ese hermoso sentimiento invadió su alma.
A medida que vayan leyendo se van a dar cuenta como se expresarán los sentimientos entre los personajes.
Espero que lo leído haya sido de su agrado. Saludos cordiales.