Capítulo 4
— No entiendo nada
Afrodita apretó sus labios con cierta confusión mientras frente a él estaba casi a escondidas el mayor de los gemelos antiguos, sintiendo que deseaba tener una muerte rápida, súbita e indolora, pero pronto.
Realmente no podía creer lo que había sucedido horas antes.
¡Su preciado cabello!
Por otro lado, desde uno de los sofás Albafica observaba de manera expectante e inmutable el inesperado peinado de Aspros, quien lucía como si se hubiese arrancado mechones de cabello de un jalón. Sin embargo, ninguna imagen mental asociada a eso podía recrearse en su mente, incluso su imaginación rechazaba algo tan burdo como eso.
— Solo recórtame el cabello y emparéjalo
El sueco menor ya se había resignado a no saber la razón del estado de ese cabello, antes frondoso y bien cuidado.
— Si hago eso el cabello no te llegará más debajo de los hombros— Advierte con cierto tacto, esperando su respuesta mientras comenzaba a buscar sus tijeras y a acomodar una silla.
Afortunadamente no parecía haber nadie más que los Piscis en el templo.
El cambio iba a ser rotundo y solo dos personas sabrían la razón de su cambio de estilo, ni siquiera se permitiría contárselo a su hermano. Ya podía escuchar las risas durante años si aquel llegaba a enterarse.
— Solo hazlo—Responde en un tono más suave, resignado a perder gran parte de su cabellera.
Dicho esto Aspros procedió a tomar asiento en una silla con bastantes detalles de madera, quedando curiosamente de frente al sofá en donde reposaba Albafica. El peliceleste mantenía su mirada fija, como si estuviese buscando alguna explicación creíble a lo que presenciaban sus ojos, sentía como si fuese el mismo Asmita quien estaba ahí sentado y eso le ponía los pelos de punta.
Maldijo internamente ese momento en que él y sus amigos se quedaron pegados contra el pavimento.
Maldijo también el momento en que el sonido de las tijeras se hizo más que audible, mientras grandes mechones de cabellos caían con gracia al suelo. ¿Cuánto tardaría en crecer de nuevo?
Afrodita pareció leer sus pensamientos, porque mientras emparejaba su flequillo con el resto del cabello le ofreció una sonrisa tranquilizadora.
— No te preocupes, en la actualidad hay productos para el cabello que ayudan a que crezca más rápido
Coro de ángeles.
Aspros parecía tener la solución justo frente a sus ojos y el muchacho de Piscis no le pudo resultar la más adorable y amable persona. Incluso pareció ver cierto destello emanar de su rostro.
— Aspros, eso no te lo hiciste tú
Esa simple frase lo tensó por completo y destruyó momentáneamente su embobamiento. Rodó sus ojos hacia la expresión serena de Albafica y se mordió las mejillas desde el interior de su boca. ¡Claro que no se lo hizo a propósito!
—Son solo cosas que suelen suceder..
Esa sería toda la explicación que daría.
Albafica suspiró y se puso de pie, recibiendo un asentimiento por parte de Afrodita. Para cuando el mayor de los Piscis estuvo de vuelta traía un frasco entre sus manos.
— Este es el producto que ayuda a que el cabello crezca—Explica. Unos días atrás Afrodita le había mostrado y detallado cada uno de los productos que había en el templo, destinados más que nada, siempre a la estética y el cuidado personal.
Aspros en ese momento no solo vio un ángel, sino que vio dos.
Albafica parecía querer decir algo y Aspros, con su nuevo ánimo le invitó a hablar con un gesto.
— Así como estás ahora, me recuerda a cuando era un niño, solías utilizar ese corte.. Aunque fueron pocas las veces que logré verte—Menciona, mientras le hace entrega del producto.
El movimiento de las tijeras se detuvo y Afrodita inspeccionó su obra de arte satisfecho.
— Supongo que si..
Ese día, Aspros supo que en el doceavo templo vivían dos ángeles… O padrinos mágicos.
Desde ese día, tuvo que soportar las constantes preguntas de todos respecto a su cabello corto.
Desde ese día, tuvo que silenciar a Sisyphus y a Hasgard.
Porque lo de su cabello era un secreto que se llevaría a la tumba, cueste lo que cueste.
Pero de momento, procuraría utilizar bien el producto que le habían obsequiado los de Piscis cuando se duchase, guardándolo recelosamente del posible uso que podría darle Deuteros o cualquiera de los gemelos menores.
— ¿Supiste por qué Aspros de repente se cortó el cabello? —Pregunta un interesado Kardia a su compañero, mientras mordía una jugosa manzana roja.
— No ha querido decirme nada, pero no planeo cortarme el pelo para parecerme a él—Deuteros se encoge de hombros, algo frustrado por no saber la razón luego de pasar días insistiéndole para que le dijese.
Para Kardia era fácil, si Deuteros no sabía, entonces nadie lo sabía.
— Que extraño, siempre pensé que le agradaba el cabello largo
— Le agrada—Corrobora el moreno
— En fin —Mira de reojo al castaño quien les iba acompañando en un profundo silencio a un costado— Supongo que tu tampoco sabes nada—La atención de Deuteros también recayó sobre Sisyphus.
Los labios de Sagitario simplemente se curvaron en una tenue sonrisa complaciente, bastante bien fingida como para no ser notada por el otro par.
— ¿Cómo sería posible?