Disclaimer: Fairy Tail es propiedad intelectual de Hiro Mashima.

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Rain drops

por Onmyuji


IX. Here comes the rainbow


Erza llegó a Fairy Tail después de lo que pareció un largo mes ausente en el gremio. A decir verdad, nadie en ese momento la esperaba y, aunque algunos de sus nakamas, como Natsu o Wendy, ansiaban poder verla, Erza llegó a medio día de un martes; justo un día después de que el equipo de Natsu (considerablemente reducido temporalmente) partiera en una misión a Hargeon.

—¡Erza! Bienvenida a casa. —Saludó alegremente Mirajane a Titania, mientras Lisanna, en la barra junto a su hermana, giraba el rostro para ver a la siempre segura y sonriente Erza encaminarse hasta ellas y sonreír en señal de alegría por verlas—. ¿Qué tal estuvo la misión?

—Tan sencillo que me cuesta mucho creer que demoré un mes en regresar. Fue un viaje muy largo.

—¿Eh? Escuché que te fuiste a Bosco a desmantelar una red de tráfico de mujeres. –Comentó Lisanna con admiración.

—Es fácil desmantelar una red así cuando tienes las herramientas adecuadas —El orgullo con que Erza se refería a su preciada armadura era palpable, visible a kilómetros de distancia. Mirajane y Lisanna soltaron risillas a su lado, mientras Erza se acomodaba en la barra, casualmente—. ¡Pero qué frío que hace aquí! Realmente extrañé estar en Fairy Tail. ¿Hay novedades? ¿Dónde está Natsu?

—Natsu salió ayer de misión con Happy, Lucy y Wendy a Hargeon. Parece que regresan para el fin de semana. —Apuntó Mira mientras servía una taza con algún líquido caliente a Erza, que lucía entretenida con la conversación.

—¡Oh! Y parece ser que Levy-chan y Gajeel-kun han comenzado a salir.

—¡Salir! –Erza le dio un trago a su bebida con sorpresa, buscando con la mirada a la pareja mencionada por Lisanna, encontrándolos unas mesas en el fondo. Levy rodeada de libros, aparentemente explicando con paciencia a Gajeel cosas que sólo a ellos les interesaba—. Bueno, no es de extrañarse, Gajeel siempre lució interesado en ella, desde que se unió al gremio. —Pareció reflexionar un poco sobre la pareja en el instante en que recordó algo más—. ¿Y qué hay de Gray?

Lisanna y Mirajane se miraron por unos instantes mientras Erza fruncía el ceño al verlas, sin entender qué estaba ocurriendo, cuando una voz atrajo su atención por completo.

—¡Gray-sama! ¡Espera, no me dejes atrás! —Una figura con el torso desnudo apareció caminando hacia su dirección; tras él, una dulce y paciente Juvia corría mientras cargaba un par de abrigos, un gorro y una bufanda.

—¡Bienvenidos, Gray, Juvia! —Saludó Mirajane amablemente.

Gray sonrió autosuficiente mientras reparaba en Erza y le dedicaba una mirada de esas profundas y maduras que solían dedicarse todo el tiempo.

—¿Volviendo de una misión?

—De tres días. ¿Qué tal tu viaje a Bosco? —Erza abrió la boca para responder esa pregunta, cuando la maga del agua les dio alcance y se paró junto a Gray, respirando profundo y agitado.

—¡Gray-sama, eres muy cruel! —Se quejó Juvia mientras hacía un puchero ante Gray y se refunfuñaba entre las ropas que cargaba en sus brazos. Gray respiró pesado y la observó, con ese semblante de fastidio que solía usar todo el tiempo.

—Tch, te dije que no me pondría nada de eso. ¡Estoy bien y tengo tolerancia al frío! Soy un mago que manipula el hielo, ¿lo olvidas?

—¡Pero si pillas un resfriado de nuevo, será Juvia la que te cuidará de nuevo! —Gray quiso contener la risa, pero aguantó las ganas para responder.

—¿No dijiste que te gustaba cuidar de mí?

—¡Eso fue hasta que Juvia descubrió que Gray-sama es insufrible cuando está enfermo! —Juvia volvió a su puchero, provocando las risas de Erza, Mirajane y Lisanna y la creciente vergüenza de Gray.

—Tch. –Y resignado, le arrebató uno de los abrigos y se refundió en él.

—Erza-san, ¡Bienvenida de nuevo! –Juvia dedicó renovada atención a la recién llegada mientras se concentraba en su bebida caliente y aguardó a que la maga del agua terminara de hablar—. ¿Qué tal su viaje a Bosco?

—Caluroso sin dudas. Realmente extrañé estar de vuelta aquí, en este ambiente tan familiar y cálido. —Se inclinó ligeramente hacia Juvia y susurró en su oído, de forma que Gray no pudiera escucharlas—. ¿Las cosas andan bien con Gray, se ha portado bien contigo?

—¡Oh, Erza-san! —Juvia se sonrojó mientras escondía una parte de su rostro en los abrigos en sus brazos, incapaz de articular nada más.

—Gray y Juvia son pareja desde hace casi un mes. —Juvia parecía demasiado privada en medio de alguna fantasía y Gray demasiado mosqueado al tener que usar abrigo como para prestar atención a lo que Lisanna explicó a Erza, quien sonrió satisfecha mientras intercambiaba miraditas con Mirajane y dejaba su taza sobre la barra. Luego, estiró tanto a Juvia como a Gray junto a ella y los abrazó con todas sus fuerzas (poniendo a Gray azul por falta de oxígeno).

—Estoy muy alegre por ustedes dos, ¡los felicito! Espero que se lleven mejor ahora. Y les deseo mucha felicidad.

—Oh, Juvia le agradece muchísimo, Erza-san. —Juvia se sonrojó con violencia antes de que la mujer de cabellos escarlatas la soltara y ella pudiera finalmente saltar hasta Gray, prendándose fieramente de su brazo, contra toda la voluntad de Gray.

—Tch.

—¡Gray-sama!

—No te preocupes, Juvia. Gray es un poco necio y reacio al cambio, pero poco a poco se portará mejor. Puedes contar con mi apoyo para amaestrarlo sino. —Y enfatizando su punto, Erza apuntó el filo de su espada contra el mentón de Gray, que saltó de horror al sólo imaginar la clase de masacre que habría con él a manos de Erza, y más considerando que lo contaba como un animal y no un ser humano.

—¡Oh, Erza-san! ¡Le prometo que cuidaré bien de Gray-sama! —Anuncio la maga de cabellos azules mientras se colgaba del cuello del mago de hielo, sonriente y feliz como nunca. Gray la dejó estar, a regañadientes; Erza notó como él le permitía aquello sin mucho rechistar, consciente de lo mucho que había cambiado la dinámica de su relación en un mes; y luego captó cómo el mago ladeaba el rostro para ocultar una especie de sonrojo que ya le adornaba las mejillas.

—¡Oh! En ese caso y dadas las circunstancias, ¿Cuándo será la boda?

—¡Erza! —Chilló Gray con el rostro rojo de la vergüenza mientras Mirajane y Lisanna comenzaban a reír y luego Juvia se derretía completamente roja en sus brazos producto de la enorme fantasía que Titania había plantado en su cerebro.


Gray se sacó la bufanda al abrir la puerta de su departamento, sintiendo que estaba a poco de sufrir asfixia. Encendió las luces más próximas a él y terminó por ingresar, sintiendo el alivio de estar de vuelta a casa después de una misión (y lejos de Erza como para ponerlo en situaciones incómodas).

Tras él, Juvia entró al inmueble cargando de nuevo todas las prendas que el mago de hielo se había ido quitando a lo largo del camino de Fairy Tail a su hogar, hasta quedar en ropa interior. Cerró la puerta despacio, maniobrando con las ropas en sus brazos y al girarse, descubrió a Gray encarándola. Instintivamente tembló, apegándose a la puerta mientras él la acorralaba sin escapatoria alguna.

—¿Gray-... sama?

—No puedo creer lo que dijiste a Erza en Fairy Tail. Dime la verdad, ¿lo que dijiste es cierto? —El azabache se inclinó contra su rostro con la mirada perspicaz y curiosa, y su cálido aliento golpeó las mejillas de Juvia, quien enrojeció por el acercamiento de su compañero.

—Lo que dije... —Meditó ella mientras sentía que sus brazos se debilitaban bajo la mirada insistente de él. Le tomó un poco de esfuerzo evocar aquello a lo que se refería y luego ella volvió a hablar, muy despacio—. Oh, ¿eso? Gray-sama es como un niño pequeño cuando está enfermo.

Gray no dijo nada más mientras devoraba visualmente sus ojos y adentrándose en las profundidades de su alma. Continuando en el mismo silencio, se inclinó ligeramente contra ella y se refugió entre su oído y su cuello, aspirando el fresco aroma de la maga de agua.

—Tal vez necesito que me cuides siempre. No-... No quiero que te vuelvas a ir, ¿de acuerdo? —Y deslizó sus brazos tras la espalda de Juvia y la pegó a su cuerpo, muy despacio.

Juvia sintió que su corazón se aceleraba con el tibio contacto de Gray, lo rodeó con sus brazos al tirar la ropa, hundiendo la cabeza en su torso y relajándose al contacto. Porque entendía a lo que él se refería, porque podía sentir su inseguridad saliendo de sus labios.

—No me iré, Gray-sama. —Frotó su espalda despacio con sus largos y finos dedos.

Porque después de que él se había confesado, cuando ella lo abrazó y se rindió ante su amor; Gray no había descansado hasta que la sacó de Fairy Hills, bajo el tímido argumento de que ya no quería pasar ni un solo momento sin ella. Por esa razón, desde casi un mes atrás, Vivian juntos, en el apartamento de él.

Soltándola muy despacio, Gray observo el rostro emocionado de la maga del agua, sonriente y relajado. Toda ella brillaba, como brillan los arcoíris luego de la lluvia, al salir el sol. Ella era verdaderamente un caso. Porque no le prometió que las cosas serían copiosamente distintas, pero se dedicaría a hacerla feliz con toda su voluntad y su fuerza. Y sabiendo aquello perfectamente, lo aceptó y le abrió aún más el corazón.

Sólo no quería volverla a saber lejos de sí, porque había descubierto que ella era entonces una parte tan vital como valiosa de su propia existencia, y la sola idea de estar sin su presencia dolía como la muerte misma.

—Juvia... —Ella abrió los ojos oscuros para atender al llamado de su compañero, cuando sintió que la distancia entre sus rostros se eliminaba rápidamente y una mano masculina retiraba algunos mechones traviesos de su rostro; para luego unir sus labios entreabiertos en un beso suave y corto. Los labios de él se abrieron despacio a ella, descubriendo lo dulces que eran y además, que se amoldaban perfectamente a los suyos.

Todo en ese momento fue perfecto.


Recostado sobre la cama, observó a Juvia de pie frente al gran espejo que la maga había colocado en una de las paredes de la habitación, cepillándose cuidadosamente el cabello. Al sentirse observada, ella le observó a través del reflejó y le envió una dulce sonrisa; provocando que la parte racional de su cabeza se contentara consigo mismo por el impulso que su corazón le había dado para tener a Juvia a su lado.

La aludida dejó su cepillo a un lado y bien refundida en un pijama blanco con motivos azules, caminó hasta la cama y se acostó junto a él, de manera que quedaran frente a frente. Por enésima vez en el día, le dedicó una alegre sonrisa a Gray, quien estiró su brazo para quitarle unos mechones traviesos del rostro y verla mejor.

Los ojos de ella brillaban, como si fueran dos estrellas dirigiendo su total atención a la cosa más preciosa que sus ojos verían jamás. Juvia por su parte, sintió los ojos profundos y curiosos del mago de hielo hurgando en lo más profundo y oculto de su ser, dejándose empapar de amor.

—¿Qué sucede?

—No quiero dejar de verte, Gray-sama. No voy a dejar de hacerlo. —Ella largó su mano hasta él y acarició despacio su mejilla—. Porque el día que lo haga, sentiré que todo esto es un sueño y entonces tú te habrás ido.

—Yo no me iré, Juvia.

—De cualquier forma, no voy a dejar de verte. Estaré aquí todo el tiempo, Gray-sama, a tu lado.

—Lo sé. Ya lo sabía. —Sonrió él, sin dejar de verla con las mejillas arreboladas y el cabello cayendo travieso por su rostro de nuevo.

—Gray-sama, te amo.

—Eso también lo sé. —Y estiró sus brazos despacio y se movió en la cama hacia ella para atraparla en su abrazo, contentándose con tenerla cerca, acariciando su cabello para provocarle el sueño—. Yo-... tambi-...én... t-t-te-a-...am-..m...o. —Murmuró él, tímidamente.

—¡Oh! —Juvia se acurrucó más en su lugar, mientras unas lágrimas traviesas cargadas de felicidad le llenaban los ojos. Adoraba escucharlo decirle lo que su corazón estaba sintiendo en esos momentos, sintió que las emociones le desbordaban el alma—. Gray-sama, ¿lo dirías otra vez para mí? —Juvia sentía una extraña opresión en su pecho de simplemente imaginar que las palabras se convertirían en fantasías, cosas que su cabeza llenaba con la imaginación y apretó despacio su mano en un puño, sobre el torso desnudo de Gray, a quien pudo jurar que escuchó sonreír en ese momento.

—No tienes qué preocuparte más porque sea un sueño. Tendremos toda la vida para esto.

—¿Toda? —Y fue como si algo en la cabeza de Juvia hubiese hecho combustión en ese preciso instante, alejándose de Gray enrojecida hasta las orejas, observó al mago sonreírle de lado, de una manera misteriosa antes de bostezar—. G-G-Gr-Gray-sama... ¿Qué quiso decir con eso?

—Oh, estoy cansado, ha sido un largo día. Deberías descansar tú también, Juvia. Buenas noches. —Y conteniendo la risa, Gray se dio la vuelta para darle la espalda y enfocarse en dormir, mientras la maga del agua se levantaba de la cama y lo movía suavemente por el hombro, para llamar su atención, desesperada y roja como nunca.

—Gray-sama, eres malo. Oh-... ¡Gray-sama, no seas cruel con Juvia y despierta! ¡No puedes esperar que Juvia duerma después de decir cosas como esas! —Él se movió ligeramente, pero no deshizo su posición y no hizo más esfuerzos por levantarse o despertar—. ¡Gray-sama!

Porque tampoco podía esperarse que todas las cosas cambiaran.


Fin del capítulo IX. Here comes the rainbow

Fin de Rain drops.


PS. ¡Chan chaaaan! Pues nada, que hemos llegado al final de Rain Drops, les dije que al final todo se solucionaría :D me gustó porque este capítulo, el final, me quedó mucho más largo, que era mi intención desde un principio. Y venga, que lo logré sin mucho esfuerzo XD! Como les comenté, hay una secuela de este long fic, su nombre es "Melted", y también es longfic, al estilo de Rain Drops. Pronto estaré publicándole también :D mientras tanto, les agradezco que se hayan tomado el tiempo de leerme, así como les invito a leer mis otros fanfics del fandom (tengo mucho Gruvia para rato todavía :P)

Sus comentarios siemrpe son recibidos con mucho gusto :D espero leerles pronto :D

Onmi.