AVATAR THE LEGEND OF KORRA NO ME PERTENECE
Bueno, el tercer libro ha terminado y el final me ha dejado impactada, como a todos. Decidí comenzar con este fic, situado a partir del ultimo capitulo. Es mi primer Korrasami, asi que no se como repercutirá esto. Básicamente tratara de Asami salvando a Korra de su depresión. Agradecería mucho sus comentarios, opinando lo que piensan.
Gracias por leer y ¡Disfruten!
Capitulo I
Terminó de enganchar la pequeña hebilla en su pelo, sosteniendo así el tocado de su cabello.
Asami observo su creación y sonrío.
-¡Allá vamos! - comentó - Todo listo para una apariencia formal de Avatar. Echa un vistazo..
Apenas terminó de decir eso alzó un espejo, lo suficientemente grande para que vea todo su rostro.
Observó la mirada de la morena en el reflejo. Podía notar la tristeza en sus ojos.
-Es genial - respondió ella con una mirada ausente - gracias.
No aguantaba más. No soportaba verla así de débil.
Se colocó delante de ella y se agachó, para poder mirarla a la cara.
-Solo han pasado dos semanas - dijo con una voz dulce - necesitas tiempo para recuperarte.
No hubo respuesta alguna, sólo un silencio que parecía eterno.
-Quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites - prosiguió hablando, mientras posó su mano sobre la de la morena. Necesitaba demostrarle su apoyo - si necesitas hablar en algún momento, o lo que sea...
Ella calló y el silencio apareció de nuevo. Cerró los ojos durante dos segundos, concentrándose en darle todo su apoyo en un gesto tan pequeño como tomar su mano.
Cierta parte de ella esperaba que al abrir sus ojos, encuentre a la Korra fuerte tanto física como mentalmente. La Korra que conocía. Pero eso no sucedió. Tan solo halló la misma mirada perdida que tenía desde hace dos semanas.
-Tratemos de disfrutar este día. Por Jinora- cambió de tema, levantándose.
-Tienes razón - contestó la morena, a lo que ella tomo la silla de ruedas y la dirigió hacia donde estaban los demás.
Durante la ceremonia, mientras que todos no dejaban de observar boquiabiertos la semejanza entre Jinora y su abuelo Aang, los ojos de Asami solo se posaron en Korra.
Se veía tan seria, creando una barrera entre ella y los demás. De pronto, creyó ver como unas lágrimas caían por la mejilla de la morena. Korra estaba llorando.
Un sin fin de preguntas habitaba en su cabeza.
¿Por qué esta llorando? ¿Es alegría? ¿Tristeza? ¿Había algo que ella pudiera hacer?
Volteó a mirar a Mako y Bolín, quienes estaban disfrutando de la ceremonia. Definitivamente no habían visto lo que ella.
Observó una vez más su cara. Debía estar segura. Pudo sentir la angustia apoderarse de ella cuando finalmente notó que esas no eran lágrimas de alegría.
Cuando la ceremonia finalizó, todos quedaron conversando en el jardín.
Tenzin no dejaba de decirle a su pequeña lo orgulloso que estaba. Mako hablaba con Lin y Bolín no dejaba de presumir su capacidad de hacer lava-control. Casi era una postal típica del equipo Avatar y sus conocidos. Solo faltaba una cosa, una persona para ser más específicos.
Asami notó a lo lejos a la morena, observando el agua que rodeaba la isla.
Suspiró y se acercó lentamente a ella.
-¿Te molesta si te acompaño? - susurró.
Entendía que Korra necesitaba tiempo a solas, pero por otro lado no soportaría su rechazo. Ella solo quería ayudar y para eso necesitaba acercarse a la morena.
-No, adelante - respondió ella.
Asami sonrió para sus adentros y se sentó en una banca, a su lado.
Miro por dos segundos a Korra, quien tenía puesta su mirada en el horizonte, admirando el paisaje.
Volteó su vista, para no incomodar a la joven.
Todo estaba en absoluto silencio. No sabía que decir. Algunas veces abría su boca para iniciar una conversación, pero se arrepentía y volvía a callarse.
Así estuvo varios minutos, hasta que finalmente su boca soltó varias palabras.
-Linda ceremonia ¿No?
De acuerdo. Eso no era lo mejor que se le ocurrió, ni lo que quería conversar con ella en ese momento, pero por algo se empieza.
-Estoy feliz del progreso de Jinora - solo se limitó a responder.
-Tenzin dijo que se ocuparía de la Ciudad y todo lo demás, ya sabes – comento nerviosa, debía encontrar las palabras indicadas – hasta que termines de recuperarte.
Miro a la morena y encontró la misma expresión de la cual ya estaba cansada. Notó que la joven se esforzaba en no derramar una lágrima más.
-Korra, yo – intento decir mientras acercaba su mano a la de ella.
-Estoy bien – se apresuro a interrumpir – solo necesito descansar ¿Crees que podrías llevarme al cuarto?
-Por supuesto – dijo a medida que se levantaba y tomaba el control de la silla de ruedas.
Entró a la habitación de la joven y acercó la silla de ruedas a la cama.
-Te ayudo a subir a la cama - ofreció mientras se acercaba a ella.
-No - contesto rápidamente Korra, a lo que la joven retrocedió, dándole su espacio - puedo sola.
Ciertamente tenía razón. Le tomó mucho más tiempo, pero logró subirse a la cama.
-¿Necesitas algo más? - preguntó suavemente, tratando de ayudarla en algo, por más mínimo que sea.
-No - respondió ella, mientras se acomodaba en su cama - gracias.
Asami solo se levantó y salió de la habitación de la morena.
La hora de la cena se estaba acercando. Todos ya estaban reunidos para comer, solo faltaba la morena.
Asami no estaba muy hambrienta. Ya había comido algo durante la ceremonia de Jinora.
La joven se dirigió a la cocina, donde estaban Pema y Tenzin.
-¿La comida esta lista? - preguntó.
-Ya esta lista ¿Tienes hambre? - comentó dulcemente Pema.
-No, pensaba llevarle la comida a Korra, ya que no creo que salga de su cuarto - se explico ella.
A Tenzin le pareció buena idea aquello. Depositó en una bandeja un plato con sopa, un pedazo de pan y una taza con un poco de té y se la entregó a la joven.
Asami abrió suavemente la puerta de la habitación de la morena. Notó que ella seguía dormida, así que sin hacer ruido dejó la bandeja en la mesa de noche.
Se sentó en la punta de la cama y admiró a Korra mientras dormía. Se veía muy pacífica.
Sonrió, mientras acercaba su mano peligrosamente a la mejilla de la morena, deseando acariciarla.
Sacudió su cabeza alejando su mano. ¿En que estaba pensando?
Había algo que Asami deseaba decirle a Korra, pero no se atrevía. Se había enamorado de ella.
Al principio intentó recordar cuando fue que eso sucedió, pero no lo logró. Luego de mucho meditarlo, entendió que no hay un momento exacto en el que uno se enamora. No hay una fecha, una semana o una hora siquiera. Entonces Asami comenzó a preguntarse cuando fue que se dio cuenta de su enamoramiento. Cayó en la cuenta de que una parte de ella siempre lo supo. La primera vez que la vio, ya notó la belleza de Korra, aunque nunca pensó que llegaría a ese punto.
Suponía que tuvo un indicio cuando Korra les dijo que iba a entregarse a Zaheer.
Sintió como la desesperación se apoderaba de ella. Aun recordaba sus palabras.
"No puedes esperar que te entregues a Zaheer y no hagamos nada para evitarlo"
No pudo acotar nada mas, no querían que los demás sospechen por su repentina preocupación.
Fue cuando vio a Korra tirada, en los brazos de su padre, a punto de morir, cuando aceptó sus sentimientos.
Se maldijo, deseando no haberlo hecho tarde y prometió a los espíritus que si Korra sobrevivía, haría lo posible para luchar por ella. No permitiría que este lejos de ella.
Sintió su alma volver cuando le sacaron el veneno del cuerpo y ella abrió los ojos.
Había funcionado. Debía cumplir con lo dicho.
Unos sonidos alejaron sus pensamientos. Miro a la morena y notó por sus movimientos y sus balbuceos que estaba teniendo una pesadilla.
-Korra - dijo apoyando su mano en el hombro de ella.
La morena se sentó en su cama en un segundo. Su respiración estaba algo agitada.
-¿Asami? - preguntó con la voz ronca - ¿Qué haces aquí?
-Te traje la cena - respondió suavemente sin preguntarle acerca de su pesadilla.
-No tengo hambre - dijo ella, desviando la mirada hacia el costado.
-Korra - hablo Asami, tomando la mano de la joven - debes alimentarte, es importante.
La morena miro los ojos verdes de la joven y suspiro.
-Esta bien
Ella no sabía si había aceptado por ella o para no comenzar una discusión.
Se levantó y acercó la bandeja a la morena, quien miro la comida sin muchas ganas.
-Te dejare para que comas - dijo Asami para luego retirarse de la habitación.
Sabía que debía darle su espacio. Si en verdad quería conquistar a Korra, debía ir más lento que nunca.