Disclaimer: Esta es una creación basada en la conocida saga de Suzanne Collins: Los Juegos del Hambre.


Año 0

Ciudad Capitolio

Demian Crane – 17 años.


Nuestra sociedad es joven, su historia se remonta hasta hace poco más de cien años, levantada entre los escombros y restos de una nación conocida como Norteamérica. Panem. Conformada por trece distritos y un corazón, llamado Capitolio, cuyos habitantes solían luchar codo a codo por forjarles un futuro mejor a sus hijos, sin embargo hace tiempo ya que esa colaboración dejó de funcionar, pues el Capitolio está viciado, se cree superior a los demás y los explota. Es por eso que los distritos se levantaron en armas para pugnar por sus derechos.

Hace apenas tres meses que finalizó la guerra y una cruenta realidad se ha establecido a raíz de "nuestra" victoria. Dicha victoria supuso la aniquilación de un distrito entero y el sometimiento absoluto de los otros doce.

Ambos bandos hemos sufrido en los últimos dos años. Nosotros por la escasez, pues todas nuestras necesidades se satisfacen gracias a la producción de los distritos, pero por nuestra afortunada geografía los rebeldes no lograron penetrar en el Capitolio, siendo la guerra sólo el rumor de cosas horribles que ocurrían muy lejos de aquí. En cambio en los distritos hubo sendos destrozos, producto de invasiones y ataques con misiles o con mutaciones. Nuestros más brillantes estrategas e inventores se hicieron con la victoria definitiva tras el ataque y posterior exterminio del distrito 13, televisado a todo el país, lo cual minó la determinación de los combatientes restantes, quienes depusieron las armas. Así terminó la guerra. Pero tengo el presentimiento de que sus secuelas tardarán en desaparecer.

Mis padres, Lavender y Thiago Crane, prominentes ciudadanos del Capitolio, forman parte del Consejo que se conformó para decidir las sanciones para traidores y rebeldes. A pesar de ello, ambos tienen ideas diametralmente opuestas:

Ella, una idealista de la libertad, está convencida de que cada hombre tiene derecho de luchar para forjarse el futuro que desee, por lo cual en los distritos ya tenían suficiente castigo con las imposiciones de un orden pensado desde el Capitolio, que a su juicio los explota y los reduce a meros esclavos.

Él, en cambio, convencido de la naturaleza superior del Capitolio, veía en las acciones de los rebeldes un crimen más allá de todo castigo, ya que atacaron a quienes tomaron la iniciativa y las acciones que permitieron la supervivencia de la humanidad. A quienes se dedicaron a organizar el caos que generaciones anteriores dejaron, precipitando el fin del mundo como se conocía. Y, al igual que muchos en el Capitolio, creía que había que darle a los distritos un escarmiento tal que jamás olvidaran su posición ante el Capitolio.

Los miembros de ese Consejo se vieron obligados a tomar medidas drásticas, tanto a lo externo como a lo interno del Capitolio. Todo Panem estaba en sus manos, lamentablemente para todos, la mayor parte pensaba como mi padre.

Fue así que, tras ejecutar a los principales cabecillas de la rebelión, se eliminó a toda la disidencia dentro del Capitolio, condenando a todos aquellos que propugnaran en la igualdad de los habitantes de Panem, negando la superioridad del Capitolio, a la mutilación de sus lenguas y la pérdida de su status como ciudadano. Todos fueron reducidos a simples esclavos, mudos, destinados al servicio de los que antes fueran sus semejantes, sirvientes que a partir de entonces se conocerían como: Avox. Ése fue el destino de mi madre, a quien no veo desde que fue apresada. Para ser sincero, no deseo volver a verla, pues me duele la idea de que alguien tan noble e inteligente, haya sido condenada tan injustamente.

Como si los horrores que hasta ahora he descrito no fueran suficientes, al Consejo aún le faltaba ajustar cuentas con los distritos: Y la medida tenía que ser colosal. Decidieron que para exaltar la supremacía del Capitolio por sobre los doce distritos sobrevivientes, se crearía una competencia que se daría a conocer como los Juegos del Hambre, en virtud del hambre y la escasez que se vivió en el Capitolio durante la guerra (periodo al que se le dio el dramático nombre de "Días Oscuros") jamás considerando la perspectiva de los distritos. Para la misma, cada uno de los distritos enviaría anualmente a un chico y una chica, entre los doce y los dieciocho años, a una lucha, en la que sólo uno resultaría vencedor, al ser el único superviviente. Es todo cuanto sé, pues no quise enterarme de más, pese a la insistencia de mi padre de que es mi deber involucrarme...

Después de todo esto no sé cómo vivir en un mundo devastado por la guerra y rematado por quienes tienen la firme idea de que unos hombres son superiores a otros, de que son dueños de la vida de los demás… No sé si lograré recuperar algún día la paz mental, pues pienso exactamente como mi madre, pero callaré, pues temo correr su misma suerte.


Este es mi primer FIC de los Juegos del Hambre.

La idea la he tomado de Alphabetta y consiste en narrar en cada capítulo un hecho ambientado en cada una de las 75 ediciones de los Juegos del Hambre "celebrados" en Panem.

Espero que la suerte me acompañe...