BEWARE THE FROZEN HEART

CAPÍTULO 17

El ruido proveniente del campamento enemigo en la entrada del castillo de Arendelle causó que el hielo sobre el fiordo temblara, y el eco del mismo duró varios segundos.

-¿Qué fue eso?- preguntó Regina de pronto, volviéndose a Bastian.

Bastian se encogió de hombros. Parecía una explosión común y corriente de sus atacantes. Sin embargo, ésta se había producido en el campamento enemigo, y había causado un fuerte remolino y levantamiento de nieve.

"Espero que Elsa esté bien", pensó Regina.

-Elsa y los demás estarán bien, Regina- dijo el emperador Philipp, adivinando sus pensamientos, mas deseando que así fuera que estando convencido, y se volvió a su comandante- Steiner, prepárate para atacar. Müller, recuerda lo que acordamos- añadió mirando a Bastian, quien asintió.

No pasó mucho tiempo cuando las tropas enemigas llegaron frente a ellos, liderados por Michael y Mahaut. La segunda tenía una mirada interrogante y furiosa. El príncipe bávaro no parecía preocupado por la presencia de las tropas enemigas.

-Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí?- dijo Michael en tono burlón pasando su vista de Philipp a Regina y luego a Bastian, con una sonrisa completamente irreverente- no pensé que los vería alguna vez a los tres reunidos. Philipp, su majestad- añadió con sarcasmo- Regina y su fiel comandante Müller. Solo falta su querida amiga Elsa. Lamentablemente, ya no está en este mundo para unirse a ustedes-

Regina tembló, pero mantuvo la compostura. Sabía que Elsa estaba bien, pero no debía dejar que ellos se dieran cuenta, o perderían la ventaja. Solo frunció el entrecejo, ya que Philipp habló primero.

-Michael de Baviera, eres un rebelde y un traidor- dijo el emperador alemán- como príncipe de Baviera, estás bajo mi dominio. Te ordeno que detengas el ataque inmediatamente y vuelvas con nosotros a Alemania a ser juzgado por alta traición- acentuó su mirada furiosa- no puedo prometer que tu vida será perdonada, pero salvarás la vida de muchos de los soldados que ni siquiera son tuyos-

Michael lo escuchó, fingiendo seriedad, pero se echó a reír casi de inmediato.

-¿Sabes, emperador Philipp? Quizá te tomaría más en serio- dijo Michael en tono burlón- pero te ves tan joven, su majestad, que es imposible-

Philipp utilizó todo su autocontrol para mantener la calma.

Mientras Philipp y Michael intercambiaban esta conversación, Regina notó que Mahaut parecía estar pensando en otra cosa, distante de las palabras de su esposo.

-¿Cómo lograron escapar de Mormoth ustedes dos?- dijo Mahaut de pronto, ignorando el intercambio entre Philipp y Michael, y dirigiéndose a Regina- ¿que es lo que hicieron?¿Mormoth está…?-

Regina, sabiendo a que se refería, bajó la mirada.

-¡Es cierto!- exclamó Mahaut, mirándola con odio y adivinando el destino que había sufrido su hermano, ya que era lo único lógico- ¡mataste a mi hermano! Tú eres la responsable de esta desgracia, tú…-

Las manos de Mahaut despedían humo, y Bastian, dándose cuenta, se colocó delante de Regina antes de que la malvada mujer pudiera hacer algo

-Déjala en paz, Mahaut- dijo Bastian- tratamos de evitarlo, pero tu hermano se lo buscó. Detén el ataque ahora mismo, o sufrirás el mismo destino que Mormoth-

Mahaut creó una bola de fuego, furiosa, y la lanzó contra ellos. Bastian quitó a Regina del camino, y ambos salieron ilesos.

-¡Malditos sean!- exclamó Mahaut- ¡malditos los dos! No descansaré hasta que todos ustedes estén muertos-

-Que así sea- dijo Philipp, zanjando la conversación, y se volvió hacia Steiner- prepárense para el ataque…-

Mahaut y Michael asintieron y se retiraron para reunirse con su ejército.

-Philipp…- dijo Regina.

-Recuerda el plan, Regina- dijo Philipp en voz baja- tenemos que darle tiempo y una distracción a Elsa para que pueda rescatar a Evilyn, detener este invierno eterno y tomar el control de las fuerzas de Arendelle para que vengan en nuestra ayuda…-

x-x-x

Elsa parpadeó varias veces mientras se dispersaba el vapor provocado por la explosión. Se miró las manos, y conjuró sus copos de nieve con gran facilidad. Sonrió ampliamente al ver aquello. Había recobrado el control sobre sus poderes por completo. Miró a su lado, de reojo, y vio a Evilyn intentando incorporarse del suelo, y la ayudó a levantarse.

-¿Estás bien?- dijo Elsa.

-Lo estaré cuando salgamos de aquí- dijo Evilyn fríamente- esa explosión que causamos no pasará inadvertida-

Apenas Evilyn terminó de hablar, una flecha incendiara se clavó en uno de los postes de madera junto al rostro de la reina de las nieves. Ambas se volvieron hacia el sitio de donde provenía la flecha, y notaron que se trataba de los guardias que vigilaban la tienda donde estaba Evilyn, la cual se había convertido en trozos de tela y madera tras la explosión.

-Elsa- dijo Evilyn, tratando de ocultar el tono de apremio en su voz.

-Voy- dijo Elsa, y golpeó el suelo con una patada. Una capa de hielo se formó sobre la que ya existía en el suelo de la explanada frente al palacio de Arendelle, y se dirigió rápidamente en línea recta hacia los guardias. Éstos se detuvieron abruptamente, notando sus pies congelados.

-¡Refuerzos!- gritó uno de los dos- ¡la reina de las nieves está escapando!-

-Vámonos de aquí- dijo Elsa, tomando a Evilyn por el brazo para hacerla darse la vuelta- los otros nos están esperando…-

Pero antes de que pudieran dar un paso, el otro guardia, con sus piernas congeladas, tomó su arco y flecha y disparó rápidamente, apuntando a la parte alta de la espalda de Elsa. Evilyn alcanzó a verlo y, sabiendo que era demasiado tarde, gritó "¡no!" y estiró las manos hacia el soldado tratando de indicarle que se detuviera, sabiendo que aquello era inútil.

Tras unos segundos, Elsa se dio la vuelta, y miró asustada la escena. Evilyn tenía sus brazos extendidos hacia donde se encontraban los guardias. La flecha estaba congelada a la mitad del aire, así como los dos guardias. Elsa miró a la otra mujer, dudosa, y Evilyn tembló.

-Evilyn- dijo Elsa- me salvaste. Pero, ¿cómo pudiste…?-

-No lo sé- dijo Evilyn, apenas atreviéndose a bajar los brazos.

Elsa sacudió la cabeza. No lo entendía. Ambas tenían sus poderes. Sonrió algo preocupada.

-Después resolveremos eso, Evilyn- dijo Elsa, tomándola del brazo para hacerla correr detrás de ella- vámonos de aquí antes de que lleguen los refuerzos-

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Hans corrió montaña abajo, con dirección a la explanada frente al congelado castillo de Arendelle, seguido de Anna, Kristoff y John. En su mente, se preguntaba como se le había ocurrido dejar a Elsa ir sola a rescatar a Evilyn. Evidentemente algo tendría que salir mal, ya sea de parte de los enemigos o de la misma reina de las nieves. Mientras se cacheteaba mentalmente, y corría pensando en ello, casi llegando a las puertas del palacio, chocó con otra persona que venía corriendo en dirección contraria. Ambos cayeron al suelo.

Hans se llevó las manos a la cabeza, y miró hacia la persona con la que había chocado al reconocer la voz que lo llamó.

-¿Hans?-

-¡Elsa!- exclamó el príncipe- ¡estás bien!-

-Por supuesto- dijo la reina de Arendelle- te dije que estaría bien-

Hans miró que Evilyn se había detenido junto a Elsa, y frunció el entrecejo. No estaba muy seguro de que pensar al respecto de la reina de las nieves. No tuvo mucho tiempo, ya que Anna y Kristoff lo alcanzaron, la primera lanzándose al cuello de su hermana antes de que Hans tuviera tiempo de abrazarla, aliviado.

-¡Elsa!- exclamó Anna- creí que algo horrible había pasado-

-Tranquila, Anna- sonrió Elsa, mirando a Hans, mientras que devolvía el abrazo a su hermana- todo está bien-

Pronto, John se reunió con ellos.

En un principio, Evilyn miró a John, recelosa, ya que aún no estaba segura que lo que Mahaut y Michael le habían dicho de la traición del isleño fuera verdad. John también guardó su distancia un momento, pero al final suspiró y abrazó a la reina de las nieves.

-John…- dijo Evilyn debilmente- ¿qué sucedió? Ellos me dijeron que tu…-

La reina de las nieves se interrumpió. No quería decir lo que estaba pensando.

-Perdona, Evilyn- dijo John- me equivoqué. No debí permitir que te encerraran. No tenía idea de que deseaban hacerte daño…-

Evilyn no respondió, solo estaba aliviada de estar libre, con John, y con sus poderes.

Por su parte, Hans se volvió a Elsa.

-¿Ahora que hacemos?- dijo Hans, mirando alternadamente el castillo de Arendelle y el campo de batalla frente a ellos.

-Tenemos que ayudar a Phillip y a Regina- dijo Elsa, convencida- pero primero necesitamos reagrupar a nuestros soldados- y comenzó a caminar hacia el palacio- Hans, Anna, Kristoff… necesitamos la ayuda de sir Tresh-

x-x-x

Regina se llevó las manos a la boca. La batalla era feroz. Los soldados alemanes eran buenos, pero no podían con los poderes de fuego de Mahaut. Y el hecho de ver dos de los soldados del emperador con quemaduras severas en sus cuerpos había provocado esa reacción en la reina de Dinamarca.

-Es horrible- dijo Regina, tratando de luchar contra las lágrimas en sus ojos.

Miró a los heridos, que eran llevados rápidamente desde el campo de batalla, el fiordo congelado, hacia los barcos para ser tratados. A pesar de las enormes llamas producidas por los poderes de Mahaut, el fiordo seguía tan sólido como antes de la pelea.

-Philipp, es muy poderosa- observó Regina, mirando a los heridos.

-Lo sé- dijo el emperador alemán- pero no podemos rendirnos-

Regina miró a Philipp. y lo entendió perfectamente. Estaba furioso por el atentado sufrido, el cual había sido planeado por Mahaut y por el príncipe bávaro, y era algo que el joven emperador no planeaba perdonar. Las fuerzas enemigas se estaban acercando, y comenzaron a rodearlos.

El emperador se volvió a Bastian.

-Müller, llegó el momento- dijo seriamente Philipp. Bastian asintió.

-Bastian, ¿de qué habla?- quiso saber Regina. Bastian la ignoró.

-De acuerdo, Philipp- dijo Bastian- pero recuerda que, después de la señal de Elsa, solo tendrás diez minutos para llegar a campo seguro-

-Lo sé, si es que Elsa lo logra- dijo Philipp con amargura, un poco dudoso de que Elsa pudiera recuperar sus poderes- ahora vete. ¡Corre!-

-¿De qué están hablando?- dijo Regina, estaba vez preocupada por la extraña conversación.

Bastian se acercó a la reina.

-Perdóname…- le dijo, besando su frente. Con un movimiento rápido, Bastian la alzó en brazos y comenzó a correr con ella en dirección contraria al campo de batalla, volviendo rápidamente a los barcos.

En un principio Regina no entendió que sucedía, pero pronto lo comprendió, y luchó para zafarse de su comandante.

-¡No!- exclamó ella- ¡Bastian, suéltame! ¡Philipp! ¡No podemos abandonarlo!¡No podemos dejar solo a Philipp!-

Bastian siguió corriendo sin detenerse, alejándose del campo de batalla.

-Lo siento, Regina- dijo Bastian- lo prometí. Tengo que ponerte a salvo. Y no puedo decir que no estoy de acuerdo-

-Pero…-

Bastian siguió avanzando. Tenía fe en que Elsa lo iba a lograr. Solo tenía que darse prisa, o Philipp no iba a resistir.

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-¡Elsa!¡Elsa!- exclamó una voz infantil.

Tras cruzar la explanada del palacio y acercarse a la puerta principal, entre las dos fuentes, Elsa y los otros miraron hacia arriba de la escalinata principal del castillo. El pequeño niño de cabellos blancos y ojos grises venía bajando las escaleras en una loca carrera para llegar hasta la reina de Arendelle.

-¡Olaf!- dijo Elsa con una sonrisa, mientras el niño la abrazaba por la cintura.

-¡Estás bien, Elsa!- exclamó Olaf alegremente- ¡lo sabía! Sabía que ibas a lograr escapar…-

Elsa sonrió y asintió. Kai y Gerda, quienes venían corriendo tras Olaf al escuchar su alboroto, seguidos de sir Tresh. Gerda iba a abrazar a Elsa, cuando se detuvo de golpe a ver a Evilyn apenas detrás de ella.

-¿Que… que significa esto?- preguntó la anciana al ver a una mujer tan parecida a Elsa, excepto en el cabello.

-No te preocupes, Gerda- dijo Elsa- ella es Evilyn. Se desprendió de mi corazón por un… hechizo que mandaron los enemigos. Lo importante es que Evilyn está de nuestro lado, y nos va a ayudar a detener a los invasores…-

Olaf miró alternadamente a Elsa y a Evilyn, dudando seriamente que la reina de las nieves tuviera razón.

-Su majestad- dijo sir Tresh- su alteza- añadió a ver a Hans de pie junto a Elsa- ¿qué es lo que debemos hacer?-

-Este es el plan- dijo Hans- haga que todas las tropas de Arendelle se retiren-

Sir Tresh miró a Hans como si hubiera perdido la cabeza.

-Retirada- dijo Hans- mientras tanto, iré a la catedral a sonar la campana, para que nuestros aliados también se retiren y se pongan a salvo fuera del fiordo. Desde el primer repique de la campana tendrán exactamente diez minutos para retirarse y llegar a tierra firme-

-¿Y después, qué pasará?- preguntó sir Tresh.

-Después- dijo Elsa con una sonrisa- Evilyn y yo derretiremos el fiordo…-

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Herr Steiner se encontraba en el suelo, con una mano en su costado. Philipp lo miró con preocupación, mientras seguía peleando contra Michael. De pronto, lo escuchó. El sonido de las campanas de Arendelle.

-Oh, mira nada más- dijo Michael, al ver que, al sonido de las mismas, los soldados de Arendelle comenzaron a retirarse de la batalla- Arendelle se rinde…-

Philipp frunció el entrecejo. Dio dos pasos atrás y envainó su espada.

-¡Retirada!- exclamó el emperador, mientras se agachaba para ayudar a Steiner.

Michael se echó a reír.

-No me digas que te estás rindiendo, Philipp- dijo Michael- ¿tan fácil así va a ser derrocarte del trono alemán?-

Philipp no contestó, solamente se apresuró a entregar a Steiner a uno de sus otros soldados, y caminó detrás de ellos hacia los barcos.

-Y quizá debería empezar destruyendo a tu emperatriz- continuó Michael- ¿Georgiana se llama? Cuentan que es muy bella. Sería una lástima que fuéramos a las Islas del Sur, donde se encuentra ahora, y la destruyamos…-

Philipp sintió un vuelco. Jamás iba a permitir que dañaran a Georgiana. Y Michael tenía suerte de que Hans no estuviera ahí, pues se habría enfurecido con el bávaro por amenazar a su hermana menor. El emperador resistió la urgencia de volverse hacia Michael y cerrarle la boca. Pero el tiempo apremiaba. Pronto el fiordo se derretiría.

Philipp subió rápidamente a uno de los botes, donde Bastian lo esperaba con una Regina muy molesta.

-Eres un tonto, Philipp- dijo Regina- los dos lo son. ¿Cómo pudiste…?-

-Solo quería asegurarme de que estuvieras a salvo- la interrumpió Philipp, y miró hacia el castillo de Arendelle- es hora-

Los tres vieron una luz de color azul desprenderse desde el castillo de Arendelle al cielo.

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Hola. Nuevamente me disculpo por la tardanza. Espero que sea de su agrado. Esto ya va llegando a su fin. Espero que lo disfruten. Un abrazo. Muchas gracias por sus reviews!

Abby L.