En la noche, cuando ya ha acabado la batalla del día y todo el mundo está yéndose a dormir, tras bañarse y curarse las heridas del día, Roma vuelve a ponerse la túnica de Germania y algunas pieles que han conseguido, disfrazándose para colarse a hurtadillas en el campamento sajón y en la tienda de su líder cuando este ya está en la cama con los ojos cerrados, pero aún no se ha dormido.
Germania frunce el ceño, habiendo olvidado el asunto de que vuelva en la noche por estar enfadado, por la victoria del día, por tener la cabeza embotada en la batalla y sinceramente por considerar, como es obvio, que todo esto ha sido un engaño para salvar el pellejo como el resto de cosas...
Roma vuelve a pasar las cortinas que hacen de puerta y sonríe brillándole los ojos cuando nota que no se ha equivocado de tienda, se acerca a la cama, decidido, subiéndosele encima.
Además así de cínico. En tres segundos Roma termina debajo de Germania con una mano en su cuello. Ni siquiera sabe quién es.
Roma le toma de las muñecas y levanta la rodilla para en caso de que el ataque sea fulminante pueda usarla para empujarle y tirarle sin poder reaccionar más.
El germano parpadea al darse cuenta de QUIEN ES. El romano le sonríe un poco cínico con el corazón y la respiración acelerados.
—¡Tú! —sigue con la mano en su cuello y le fulmina. El latino se humedece los labios sin dejar de sonreír.
—Tú parecer sorprendido de ver a yo—comenta con la voz ahogada.
—¿Qué DEMONIOS haces aquí? —susurra con el ceño fruncido aún.
—Yo venir a enseñar a tú más sobre sexo. Yo decir yo hacer —asegura de forma venenosa porque el que está perdiendo es él y ha ido a seducirle porque ya ha aprendido que eso es lo peor que les puede hacer a sus enemigos... su trabajo, aunque le joda.
—Pero si tendrás cara dura —protesta frunciendo el ceño y apretándole un poco más el cuello —, no tengo nada que hablar contigo.
—Yo no venir a hablar —le acaricia con los dedos en la muñeca.
El sajón vacila sólo un instante con la caricia y frunce más el ceño, apretando la mano. El latino trata de tragar saliva con mucha dificultad ahora. Empezando a ponerse nervioso.
—¿Qué es lo que quieres aquí? —es que no te entiende, Roma... Menos aún que de costumbre.
—Besos, caricias, sexo. Como ayer —pide al hacer fuerza para que le suelte un poco.
—Nein! ¿Qué te hace pensar que yo quiero esas cosas tuyas?
—Yo ver que tú gustar.
—Tú NO me gustas, idiota. No me gustas NADA —y lo dice bastante en serio.
—Yo no, tú gustar sexo —sonríe de lado.
—Nein —se sonroja un poco y le suelta un poquito más del cuello.
—Yo poder enseñar algo nuevo.
—Este es el movimiento más idiota y absurdo posible —susurra mirándole a los ojos—. Me traicionaste en la mañana, perdiste hoy la batalla... ¿Y vienes aquí a enseñarme algo nuevo? ¡Es estúpido!
Roma sonríe.
—¿Por qué?
—Voy a matarte esta vez, no soy idiota.
—Lo que significar esto es que sí poder confiar en yo, pero tú necesitar ser mejor negociador.
—Nein, no voy a confiar en ti nunca más, no tienes palabra ni honor —asegura—. Debí matarte desde el principio.
Roma suspira.
—Pero no debías volver... ¡No quería que volvieras! —porque ahora no se que hacer contigo... Le sujeta el cuello.
—Yo decir yo volver. Yo volver.
—Tú dijiste muchas cosas y no las cumpliste, ¿por qué cumplir ESTA?
—Esta depender solo de yo.
—Me pediste que confiara en ti como si fueras digno y lo primero que hiciste fue traicionarme —le pica el pecho aún sobre él.
—Y luego hacer estupido y volver —sonríe ampliamente. Germania le mira y se sonroja más, quitándosele de encima.
—¡No sabes hacer nada de esto!
—¿De qué?
—De esto. ¡Del honor! Los dioses no están contentos contigo, no sabes pelear.
—Non, non, dioses muy contentos, siempre beneficiar. Yo es listo. Saber hacer. Yo ganar muchas guerras.
—Seguramente siempre invitas a los jefes a negociar con diplo... Dándoles besos. Y luego los declaras prisioneros y así haces como que ganas.
El romano se ríe. Germania se mira con el ceño fruncido.
—Vuelve a tu campamento. Tú eres mi enemigo, no puedes estar aquí.
—Beso. Para saber yo que de verdad no gustar tú y yo ir y no volver.
—Ningún beso, ya me engañaste una vez así —se cruza de brazos.
—No engañar, no haber nadie, tú beso y yo ir.
El sajón pone los ojos en blanco ante el incomprensible e idiota romano que sonríe.
—¿Por qué volviste? —pregunta y en realidad... Es una pregunta retórica, más para si mismo que para el romano ¿Con que quería engañarlo esta vez?
Suspira otra vez.
—Prisioneros suicidarse, ellos no querer ser esclavos de Roma, yo no saber cuando estar aquí por eso yo prometer, pero no cumplir. Cónsul ser duro, él no querer ayudar a tú, tú enemigo, tú necesitar presionar más, pero yo proteger tú.
Germania le mira con el ceño fruncido, sin que le extrañe demasiado que se hayan suicidado en realidad.
—Tú has dicho que yo no era tu prisionero, que iría a negociar diplomasicamente. Tú allá te has burlado de mí.
—Yo no reír.
—Nein, no reír, pero si portarte como un idiota y tratarme de prisionero. Dijiste que yo no iría ahí como prisionero —le mira con el ceño fruncido.
—No ir como prisionero, por eso yo dar beso.
—¡Has dicho que yo era un prisionero! Me dijiste que el único intercambio que haría sería por mí mismo —niega con la cabeza—. Afuera me pediste que confiara en ti y que negociaríamos, y volviste con tu cónsul idiota sin ningún interés en negociar. No sé qué quieres, pero claramente no quieres negociar
—¡Yo no saber que ellos suicidar! ¡No haber nada que negociar, tú venir sin protección!
El rubio parpadea, porque ha ido más de una vez sin protección a visitar al jefe de otra tribu o pueblo. De hecho nunca ha ido con protección a ver a un hijo de dios si se había acordado en el campo de batalla que esos serían los términos. Inclina la cabeza.
—Los romanos son extraños y no saben las reglas.
—¿Qué reglas, estúpido sajón idiota? ¿Que matarte es la mejor, más fácil y rápida manera de ganar? ESA es la única puta regla, ve y discútelo con el puto cónsul del que estoy hasta los cojones, ¿sabes? Estoy intentando protegerte a pesar de que somos enemigos, ¡al menos podrías estar un poco agradecido! —le grita en latín.
Germania aprieta los ojos con los gritos, aunque no entiende nada. Le tapa la boca. Roma le mira con el ceño fruncido, callándose.
—No grites —pide en un susurro con la mano en su boca y el ceño fruncido—. Lo que sea que me dices no lo entiendo, ya lo sabes.
—Tú frustrar yo.
—Tu frustrar yo también —responde él usando su misma fórmula sin notarlo, quitándole la mano de la boca—. No entiendo lo que haces.
—¿Qué creer yo hacer?
—Ganarme sin honor.
El romano pone los ojos en blanco.
—¿No te importa? —pregunta mirándole a los ojos.
—No estar aquí ahora para ganar tú.
—No sé qué haces aquí ahora —es que el cerebro lo tiene COMPLETAMENTE cuadrado—. ¿Otro engaño? ¿Quieres algo diferente? No puedes sólo venir por... besos.
—¿Por qué no? Tú gustar a yo.
—¿Tú y yo somos enemigos, y a la vez te... gusto? —se sonroja.
—Sic... quizás por ser enemigo tú gustar más.
—Eso no se puede... Enemigos no se gustan. Se odian y respetan.
—Mmmm... yo creer que poder gustar igual.
—Nein —responde con mucha menos vehemencia.
—¿Por qué no?
—Eres tonto y sin honor —necio—, y no se puede confiar en ti. No me gusta la gente así.
El romano inclina la cabeza, entrecierra los ojos y sonríe.
—¡Y sonríes cuando digo esas cosas!
—Yo hacer cosa una. Y si no gustar, yo ir y no molestar.
Germania parpadea.
—¿Q-Qué cosa? —sí, es que es verdad que nada de lo que has hecho realmente NO le ha gustado
—Beso.
—¿Por qué? —aprieta los ojos.
—Yo creer sí gustar tú y tú solo decir porque no querer que gustar... pero gustar, aunque ser enemigos.
Germania se sonroja porque es juuuuusto el problema. Le mira azoradito. Roma le levanta un ceja sonriendo un poco burlón.
—N-Nein
—Probar —se cruza de brazos—. Yo beso, tú impasible.
Germania carraspea, se cruza de brazos y después de pensárselo un instante decide que el es lo suficientemente fuerte como para soportar esto.
—Ja.
—Bien. Tú desnudar.
—Was?
—Yo no decir donde beso —sonríe ampliamente, el rubio parpadea.
—Was?
—Yo beso... aquí —le toma de las regiones vitales. Saltito.
—Was? Nein!
—Tú decir ja.
—¡A un beso aquí! —se señala la boca.
—Tú no especificar —se encoge de hombros sonriendo. El germano frunce el ceño.
—¡Tú eres desagradable y no se puede confiar en ti!
El moreno se incorpora un poco y le besa en los labios sonriendo. El rubio le da un empujoncito sonrojado volviendo a cruzarse de brazos y él se ríe dejándose caer sobre la cama.
—¿Qué haces? —levanta una ceja. Le mira sonriendo sin contestar—. Deberías largarte a tu infame campamento con mujeres desnudas y cabras.
—¿Venir con yo?
—Desde luego que NO.
—Entonces yo no marchar hasta tú probar no gustar yo
—¿Por qué? ¡Porque no vas a irte si quiero que te vayas, podría llamar a todos mis soldados y te sacarían de aquí a rastras!
—Tú hacer, todos saber tú estar con yo.
—¡No es verdad! —asegura poniéndose muy nervioso al caer en la cuenta de que es posible eso. MUY nervioso.
—Ellos saber que ayer tú y yo... —sonríe—. Y saber hoy otra vez.
—Nein! Voy a echarte de aquí —asegura apretando los ojos con eso.
—Mejor calmar, dejar yo hacer y luego yo ir sin nadie ver a yo.
—¿Por qué haces esto?
Los ojos ámbar ruedan.
—Otra vez, tuuuú gustaaaar a yooo —le explica como si fuera tonto.
—Es que no lo entiendo —confiesa frustrado sentándose en la cama—. ¿Por qué... Gustar?
—Ser guapo y fuerte y tener pelo de sol y ojos frios azules.
Empujón en la cama como respuesta.. Ah, y orejitas rojas. Roma se deja caer y se ríe. Germania le mira de reojo.
—Deja de reírte, todo el mundo te escucha.
Rl latino se pasa las manos por el pelo, un poquito harto de tener que PEDIRLE que le deje hacerle cosas a él sin recibir nada a cambio. Ni que fuera tan fácil.
Poco a poco, Rómi.
Se recuerda a si mismo que tiene que lograr que se enamore y nada más, sin querer en realidad nada a cambio que podría hacerle daño a él. Esto no es algo que disfrutar, Roma, esto es trabajo.
Germania existe sentado en la cama, inseguro de qué hacer, esperando que el romano se largue... O haga algo a lo que negarse rotundamente. Siendo honestos, espera que pase lo segundo. Se mueve de golpe y le mira.
Es así, Roma también necesita que le seduzca un poco, no se va a enamorar de él nada más porque sí.
Es... Poco a poco. Ambas partes. Esto sigue siendo parte del inicio, que sí, es un poco obligado. Sólo es cuestión de bajarle la guardia... Poco a poco.
—¿Entonces qué?
—Quítate la ropa —pide sin mirarle a los ojos. Él levanta una ceja—. Vamos a hacer lo de ayer, no? —indica con voz baja, casi en un susurro—. Quítate la ropa.
—Yo pensar enseñar cosa distinta.
Le había gustado... Y había ganado las batallas del día. ¿Que más daba que le diera besos y le metiera el asunto ahí? Al final no quitaba nada.
—¿Qué cosa distinta?
—Beso —dirige la vista al lugar en cuestión. Germania se revuelve.
—Eres muy extraño —murmura frunciendo el ceño y pensándoselo un poco. Al final se levanta y se desamarra el cuero que le sostiene las calzas, sonrojadito.
Roma se encoge de hombros pensando que aunque sea la actividad más degradante del mundo, es una flecha certera. Para el deseo de sexo anal podía ir y violar a cualquier mujer o hombre, pero para los besos y para eso, iba a necesitar, no solo alguien dispuesto, alguien que supiera hacerlo más o menos bien y las putas se hacian pagar caro adrmás de ser poco hábiles por lo general. Era la forma perfecta de obligarle a volver a por más o al menos que pensara en él a menudo.
Germania se sienta otra vez, nervioso y mirándole de reojo, aunque levanta la cara y no se cubre, con mucho orgullo. El romano se humedece los labios, toma aire y sonríe de nuevo, the show must go on!
El rubio le mira hacer unos segundos... Antes de dejarse caer de espaldas y apretar los ojos. El moreno le gatea por encima y se acerca a besarle.
Se deja besar, poniéndole una mano en la baja espalda, tratando de imitar sus movimientos y el latino se recrea, porque los besos sí que le gustan.
Germania se relaja bastante, sin quitarle la mano de la espalda... Interesado en el calor humano y los malditos besos que le gustan mucho. Roma apoya las caderas en el lugar adecuado pero con ropa aun entre ellos y no obstante, moviéndose de forma adecuada para que la estimulación no tenga que ser únicamente oral, mientras le besa aun.
El sajón, que por lo que entendemos sólo ha calentado motores sin terminar, mueve las caderas animosamente mientras sigue disfrutando del beso haciendo "mmm" con la cabeza casi ida por completo
Cuando empieza a notar que el soldadito germano se pone firme, se separa del beso para seguir por el cuello y empezar a bajar. El rubio le acaricia un poco la cara con más suavidad que el día anterior, cerrando los ojos.
Y un par de palmos más abajo, se dispone a lo que ha prometido y no hace falta describir, intentando no pensar en además las batallas perdidas, por lo menos por la mañana le había engañado y se había escapado sin una humillación más.
Germania le acaricia el pelo unos instantes más tarde, y se atreve a mirar lo que esta haciendo, temblando un poco y moviendo las caderas. Esta azorado.
Te está haciendo las lamidas y caras que luego usará para comer cualquier cosa tipo salchicha, platano, zanahoria, apio, helado... en tú presencia EXPRESAMENTE
Toda la vida de Germania cambiara a partir de ahora. Resopla y suavecito le llama un par de veces por su nombre, moviendo un poco más las caderas y lo peor es que creo que, como no le va a avisar, seguro le va a acabar en la boca.
Es asquerosamente probable. Lo siento, Roma... Ya verás como a la larga no te parece tan grave. Es decir... Ahora es también. Tu enemigo, pero un día te acordarás de todo esto y no te parecerá tan malo. Pero por ahora Germania es muy feliz de terminar justo en tu boca.
Roma trara de no ahogarse... tragándoselo. Germania parece que corrió un maratón. Resopla exhausto y le acaricia aún el pelo
El latino se limpia los labioscon el dorso de la mano y se va a besarle, claro. Yum yum. Y mientras le besa se toma él a si mismo para hacerse acabar.
Germania lo nota y, torpemente, le pone una mano encima de la suya. No sabe bien ni que hace, sólo intenta.. Muy levemente, tocarle un poquito.
Roma le mira y aparta un poco la mano dejando lo haga, así que le toca suavemente, torpe.
El romano traga saliva, mirándole y se sonroja un poco. Germania se sonroja en espejo, como siempre, pero mueve la mano un poco con un movimiento laaaargo de la base a la punta, ha dejado de pensar para este momento.
El latino se sonroja mucho más, por supuesto, reaccionando sin dejar de sostenerle la mirada.
—Cariños —'murmura con voz grave.
Tiene un escalofrío y aprieta los dientes luchando para no cerrar los ojos al gemir provocándole un escalofrío al rubio con el gemido mirándole a la cara y decide que le gusta MUCHO que haga eso. Mueve otra vez la mano así que le saca otro.
Germania se muerde el labio y no sabe bien como sacarle otro pero no se atreve a preguntar.
Roma cada vez los hace más y se acerca un poco, uniéndose frente con frente, ojos cerrados y la mano en el antebrazo de Germania, apretándole un poco, jadeando.
El sajón mueve un poco más la mano, humedeciéndose los labios sin querer pensar en qué demonios está haciendo, al final el romano le atrae hacia sí y le abraza.
Germania se deja abrazar, aún moviendo un poco la mano. Roma le respira en el cuello y le muerde un poco al acabar.
Haciendo toda una serie de ruiditos maravillosos.
Y el germano está medio feliz de nuevo cuando Roma termina con tantos soniditos. Le gusta todo, hasta la mordida. Toooodo sonrojado le dice algo así como "me gusta"
El latino le abraza y le besa otra vez. Un pasito más hacia la perdición, Germania.
—Tú también me gustas a mi —le responde en latín—. Cada vez más.
El germano le responde a los besos como puede, animado y fin los ojos cerrados.
Y hasta aquí esta aventura sobre la primera vez de Roma y Germania. Aun me sorprende como es que pueden funcionar bien pero ¡lo hacen! maldito Roma que funciona con todo el bloody mundo. En fin... porque no dedicar un Long trae mala suerte:
A mis profesores de idiomas, que yo tenía más o menos el mismo talento que Roma en ello y ahora me doy cuenta de lo tremendo que puede resultar.
A Angieariniet, Holly F, Josiya, Kokoa Kirkland, Lis, Taisha StarkTaisho y Vicky Lau por sus reviews de apoyo y comentarios, muchas gracias chicas, siempre haceis que esto valga la pena.
Y en especial a ti, que lo has leído, muchas gracias.