Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes son obra e inspiración de Hiro Mashima.


Capítulo I

—Entonces, ¿quieres casarte conmigo?

La rubia sostuvo entre sus manos el estuche que contenía un anillo de compromiso. Sentía la sangre correr en sus piernas, siempre había escrito al respecto mas nunca imaginó sentir tal emoción. Suspiró, terminando en una radiante sonrisa:

— Sí, quiero casarme contigo.


Dentro de la oficina había un ambiente cálido. Había café sobre el escritorio, entibiaba el aire mientras que un tupido ramo de gardenias dentro de un jarrón, lo aromatizaban. Detrás del escritorio, sentada, mirando a la cascada que se formaba en la ventana gracias a la lluvia, estaba una mujer menuda de vientre abultado, vestida con jeans y un suéter púrpura. La puerta se abrió, haciendo que el sonido de las gotas contra el suelo se intensificara.

—Que estés comprometida no significa que puedas llegar tarde a donde quieras. Además— dio vuelta a la silla para quedar frente a la recién llegada—, supuse que llegarías más a prisa, no eres del tipo que olvida una cita.

— Amo tus regaños de mamá, Levy— se acercó a ella por la derecha y le dio un beso en la frente, volviendo enseguida a su lugar—, cada vez lo haces mejor.

Levy intentó mirar severamente a su amiga, pero no pudo. Una sonrisa se escapó de sus labios, negó con la cabeza y le extendió a Lucy una carpeta.

— Éste es el contrato nuevo que envió la editorial por la nueva obra. Esperan que esté lista para publicar a finales de este año, aún te queda bastante tiempo. Revísalo, si tienes alguna duda házmela saber… bla, bla, bla… hemos hecho esto muchas veces antes, así que te sabes el procedimiento, ¿no?

Lucy se mordió el labio inferior mientras leía el documento. Miró a Levy, volvió la vista al documento y regresó la vista a su amiga.

—Te diré algo si prometes guardarlo en secreto—esperó a que Levy asintiera con la cabeza y habló de nuevo—: No sé qué voy a escribir.

Por un instante hubo silencio. La lluvia aparentemente había cesado, pocos autos pasaban por la calle dos pisos abajo y ambas permanecían calladas. Por fin, Levy resopló, abrió su gaveta y sacó un sobre de ahí. Lo extendió a Lucy.

— A estas alturas de nuestra vida, deberías saber que no soy para nada tonta, Lu; sé que has estado tan entregada a tu idilio real que has olvidado los que deberías escribir. Aún no sé si Sting sea el hombre por el que has estado esperando.

— Anda, Levy— dijo, mientras tomaba el sobre en sus manos—, claro que lo es.

—Casarse es un gran paso. Por eso quiero pedirte dos cosas—se puso de pie y colocó ambas manos sobre su vientre—: primero, no firmes el contrato hasta que hayas escrito al menos la mitad del libro, y segundo… eso que tienes en tus manos son un boleto de avión y la estancia por un mes en una posada a orillas del mar.

Lucy la miró extrañada.

— Quiero que tomes vacaciones, lo digo como tu editora y mejor amiga. Te da tiempo para librarte del último mes de invierno, te relajas, disfrutas del mar… Hazlo, por mí.

La rubia pasó las manos por su rostro mientras suspiraba. Dejó el sobre en el escritorio, miró sus uñas descoloridas y bajó la mirada.

— Pero, no puedo… voy a casarme y…

—¡Pero no te vas a casar mañana!

—Es que hay mucho que planear, el verano llega en poco tiempo, no sé si deba desaparecerme de la cuidad así como así, yo…

—Tú te irás, sin chistar. Mirajane y su hermana se encargarán de planear tu boda, está todo arreglado.

—Pensé que Mira solo tenía un hermano…

— Es que pensaban que estaba muerta, pero eso es otra historia y bastante larga, por cierto— dijo Levy mientras meneaba las manos alrededor de su cabeza y volvía a su asiento—, faltan 5 meses para que te cases, todo quedará perfecto.

Unieron sus manos por sobre el escritorio.

— Está bien, Levy, me iré. Pero con una condición: manejaré hasta la playa, en lugar de tomar el vuelo. Hay algo que he querido mostrarte desde que llegué… es que esto—señaló el anillo en su dedo anular—, no vino solo.

Se levantó corriendo de su silla, dirigiéndose a donde estaba sentada Levy, la giró sobre su eje y le señaló por la ventana.


La brisa fresca le pegaba en la cara, sacudía su cabello, la hacía sentir libre. Iba a buena velocidad, por la carretera libre a las playas de Hargeon, mientras llevaba muy de cerca una grabadora por si la inspiración la atacaba manejando. Sting la había despedido con un beso apasionado mientras cerraba la puerta del convertible plata que Lucy conduciría por 6 horas. Ella le envió a Levy un mensaje que rezaba un 'Gracias' junto a un emoticón de beso y arrancó sin mirar atrás.

Llevaba dos horas manejando y comenzaba a pensar si fue la decisión correcta. Encendió el radio y, a lo lejos, pudo ver un pequeño lago entre la tierra húmeda por las recientes lluvias de fin de invierno. Pensó que sería agradable nadar ahí, con algún chico, en un verano, enamorados… ¿muy cliché? Tal vez, pero aceptó que sería muy divertido. Tomó la grabadora, la adhirió con un chupete al parabrisas y comenzó a hablar muy fuerte:

— Soy Lucy Heartfilia, tengo 28 años, manejo para tomar vacaciones por primera vez en 5 años, llevo seis meses de relación con un abogado y voy a casarme en 5 meses, ¡nada puede arruinar mi vida!

Mientras gritaba, sintió cómo una gota caía dentro de su boca, luego otra en su pecho y una más en su mejilla. Miró al tablero del auto y oprimió un botón para subir el toldo, algo mecánico sonó pero nada sucedió. Lo intentó nuevamente, ahora sólo pudo subir la mitad. Una vez más y algo comenzó a tener un olor de aceite quemado. Lucy se estacionó a un lado de la carretera, arrojó su equipaje al asiento trasero, y se arrodillo sobre el delantero para tratar de terminar de cubrir el auto, mientras la lluvia comenzaba a hacerse cada vez más fuerte.

Se mojaba por completo, el agua empezaba a empapar el forro de los asientos, gruesas gotas escurrían por el parabrisas y ella no conseguía nada. El teléfono dentro de su bolso comenzó a sonar, un auto pasó a su lado sonando fuertemente el claxon. Algo en su pecho la hizo arrepentirse de ese viaje o de no haber tomado el avión como lo planeó Levy.

Miraba a todos lados buscando una solución, el teléfono seguía sonando y notó, bajo la advertencia de curvas, un anunció de un hotel a 10 kilómetros. Se reacomodó frente al volante, arrancó el auto conduciendo mientras se empapaba aún más. Volvió a escuchar el timbre de su teléfono, miró por el retrovisor, logró distinguir su bolso y el destello de la pantalla del móvil. Se inclinó un poco hacia atrás tratando de alcanzarla, no perdía de vista la carretera, pero como un rayo volvió a su recuerdo la grabadora que aún estaba pendida del parabrisas. Tiró de ella y se giró por completo para jalar su bolso, nuevamente un claxon sonó cerca de ella y reaccionó volviendo la vista a la carretera.

Una vez más, bajó la mirada para buscar el móvil y, al levantarla, vio una curva muy cerrada como para evitarla. Sostuvo en sus manos el celular y la grabadora y sintió cómo caía junto al auto, por el barranco.

Abajo, la rubia yacía con la frente ensangrentada, inconsciente y junto a ella, el celular que marcaba el nombre de Sting en la pantalla.


Tardes, aquí en este lugar gris de día gris... ¡Hola! últimamente he estado leyendo cositas aquí en FF y pues sentí las ganas de iniciar esta historia... Espero poder terminarla, no como las otras XDD Y pues vamos hasta aquí, como dijera mi novio: "A ver cuándo vas a matar a Lucy" Jajajajajajaja XD

Besitos y gomitas, nos leemos :3