Podía sentir la sangre correr por su arteria carótida, tan inocente, tan pura, tan apetecible, recorrió su cuello con su lengua viperina, sin dejar ningún lugar sin probar, ante los gemidos y suplicas de su contra parte de parar, ese extraño comportamiento que lo estaba llevando al límite de la locura y la sumisión.

El pequeño de ojos azules sintió al momento de que dos y largos colmillos, se clavaban en su cuello, rompiendo a su paso su frágil piel y provocándole unas cuantas lagrimas que no podía explicar a ciencia cierta, dolor, felicidad, excitación, quizás la última explicaría por qué su miembro se había puesto tan duro ante las caricias de su contra parte en especial en su cuello lo que lo hacía soltar involuntariamente gemidos de placer.

Tibia, dulce con algo de salado en su interior, el color carmesí escurrió lentamente entre sus labios al momento de dejar salir un poco de ese sublime tesoro, la sombra oscura sonrió al ver la mirada de sumisión absoluta de su contra parte luminosa, mientras posicionaba ambas manos en las caderas del mismo.

- Tu solo disfrútalo Turner – susurro con una voz por lo demás maquiavélica – todo terminara en unos cuantos minutos – inquirió sombríamente mientras deslizaba su mano debajo de la pijama del chico de dieciséis años del cual había venido a buscar venganza.

Unas manos alrededor de su cintura y una sonrisa algo escalofriante se escaparon de los labios de Timothy Tiberius Turner, al instante de que posaba sus demandantes labios sobre los de su contra parte – quien hablo de que solamente serias unos minutos – dijo con un tono de lujuria.

Su contra parte demostró estar algo perdida al momento en que con dos movimientos habían cambiado los papeles y ahora el castaño de ojos color celeste dominaba la situación – no te preocupes – susurro Timmy mientras lamia el cuello de su alter ego – seré gentil contigo – exclamo al instante de morderle el cuello.

En definitiva sería una larga noche para ambos.