Al pensar en los diversos villanos que han existido en el mundo de Dragon ball, siempre nos concentramos en los principales y en los más poderosos, un Cell, un Frezeer, incluso un Nappa. Pero siempre dejando de lado a un villano, que si bien no tuvo la fama de los anteriores, tiene un pasado oculto que nos deja con la duda del porque se volvió lo que fue, el Doctor Gero es el personaje del cual vamos a hablar.

El doctor Johan Gero, genio reconocido a nivel mundial, trabajaba como un brillante científico encargado de los laboratorios de investigación de la corporación capsula. Era la mano derecha del profesor Brief, además de uno de sus amigos más cercanos.

Cierto día de Verano, Johan Gero visito a su amigo, el profesor Brief, quien se encontraba junto con su esposa y su pequeña niña que no debía pasar de los 3 años. Acababan de mudarse a un hogar mucho más grande gracias a los florecientes ingresos que la corporación capsula estaba teniendo en aquel tiempo.

Gero quería hablar un rato con su amigo, además de comentarle de los avances sobre una investigación que estaba haciendo.

-Me han comentado que has avanzado mucho con el desarrollo de las capsulas, te felicito Gero- dijo mientras bebía un vaso de limonada que le había servido su siempre amable esposa. –pero dime, ¿cual es este proyecto del que querías hablarme?

Gero mostro una sonrisa- ¿recuerdas lo que le ocurrió a Sara hace tantos años?

Brief se sintió algo perturbado al escuchar eso. Sara había sido la esposa de Gero; siempre con su cabello corto y rubio, era muy unida a su esposo hasta que un día empezó a desarrollar una enfermedad que poco a poco la fue acabando, hasta que un día, mientras dormía en los brazos de su esposo, nunca despertó.

Gero había caído en una depresión muy profunda tras ese acontecimiento, la tristeza la gobernaba a tal punto, que en ciertas ocasiones dudaba si tenía o no algún motivo para seguir viviendo.

Pero un día, el destino lo saco de sus dudas, mientras se encontraba en su hogar, pensando sobre la vida y la muerte, el timbre sonó. Al abrir la puerta no había nadie, tuvo que bajar la cabeza para darse cuenta de lo que había ocurrido.

Un niño dormido en una cesta, Johan Gero miro hacia todas direcciones pero no había nadie más.

Tomo la cesta y la llevo hacia dentro. Paso horas observando al niño, `pensando que hacer con él. El niño empezó a llorar, el intento calmarlo, pero a pesar de su gran inteligencia, no sabía nada sobre los niños. Lo tomo entre sus brazos y empezó a mecerlo de un lado hacia otro, el niño dejo de llorar.

Gero lo observo, una criatura tan indefensa y pequeña, necesitaba de alguien que lo cuidara, y el también necesitaba a alguien a quien cuidar, alguien que le diera un motivo para vivir y ahora la tenia.

Cuando el niño se volvió a dormir, el fue el que empezó a llorar. –te llamaras Sirio- le dijo al niño mientras le sonreía.

En diversas oportunidades Brief recordaba cuando Gero le conto aquella historia, se sentía muy bien de que su amigo volviera a ser feliz, pero en aquellos momentos sentía que algo pasaba, Gero no era de los que mencionan el pasado.

-No se me ha olvidado lo que ocurrió- dijo Brief muy seriamente.- ¿por qué lo mencionas?

Gero observo a la niña que jugaba al otro lado de la sala –se llama bulma ¿verdad? Dijo mientras sonreía- se parece a ti, solo que ella si es linda.

Aquel comentario rompió la tensión del profesor durante un momento y le hizo sonreir. Gero siguió hablando. – después de muchos estudios, me di cuenta de que es posible aumentar las defensas del ser humano mediante implantes micro celulares- Brief volvió a beber de su vaso mientras Gero proseguía – he encontrado la forma de hacer funcionar estos implantes, imagina un mundo donde las taza de enfermedades se reduzca en un 40% o incluso imagina otras cosas- Gero parecía animarse mientras hablaba –¡La esperanza de vida de las personas aumentaría, los implantes también mejorarían su condición física, podrían correr más rápido, saltar más alto, ser más fuertes, las posibilidades son inmensas!

El profesor sonreía ante los comentarios de su amigo, pero aun así no sabía cómo reaccionar ante tal noticia, no todo puede ser tan bueno como lo describe – La idea es increíble- dijo con honestidad –pero necesito ver los detalles del experimento- Gero saco una serie de papeles que traía en un porta folios y se los entrego a su colega.

Después de unos minutos de analizar los papeles, el profesor le respondió a Gero –Todo parece perfecto Johan, pero hay algunos detalles que cambian todo- señalo hacia una imagen del cerebro que estaba plasmada en los papeles- estos micro implantes se aferran a todos los órganos vitales con lo cual las defensas aumentarían y se volverían más resistentes, pero tienen un riesgo, si el cuerpo los rechaza causaría daños irremediables, sobre todo con los implantes hacia el cerebro, no hay certeza de lo que pueda pasar Johan-

El doctor Gero asintió con algo de decepción, conocía los riesgos del experimento, pero no iba a abandonarlo tan fácilmente –son solo detalles que pueden ser corregidos con el tiempo, quiero tu permiso para poder solicitar sujetos de prueba- su mirada ahora era seria- si queremos mejorar el mundo es necesario arriesgar a algunos conejillos de indias- Si en ese tiempo hubiera podido administrar el tratamiento a Sara….

´-No sabes qué hubiera pasado- dijo fríamente el profesor- la idea es muy buena, pero requiere mucho mas estudio antes de que inicies con los experimentos.

Gero se sentía decepcionado, si por el fuera haría los experimentos, pero no contaba con el equipo ni con los recursos necesarios si trabajaba a costas del profesor.

-Cambiando de tema- El profesor no queria seguir hablando de eso, no queria que Gero se deprimiera pensando en el pasado.- ¿Como le ha ido a Sirio? He escuchado que es tan inteligente como tú, con solo 15 años ya está culminando la universidad. –

Gero sonrió, a pesar de que su amigo rechazo su propuesta, seguía siendo tan amable como siempre. –Si, en cualquier momento terminara superándome, tal vez incluso a ti.

La conversación entre los amigos prosiguió con muchas risas, hablando de temas cada vez más lejanos a lo relacionado con el trabajo.

Cuando ya se había hecho de noche, Gero se preparaba para irse, pero un grito retraso su salida. Tanto el como su compañero y la esposa de este se dirigieron hasta el origen del grito.

Divisaron las escaleras hacia el sótano, eran unos 30 escalones, y al fondo se encontraba la pequeña bulma.

Todos fueron a ver a la niña, se había lastimado la cabeza y un pequeño hilo de sangre brotaba desde arriba de su ceja, pero no parecía haber mucho daño, pero de todos modos sus gritos y lloros seguían aumentando y aumentando.

Su madre la alzo y la intento calmar pero eso no serbia de nada, el profesor suspiro profundamente, a pesar de la distancia, Bulma no se había lastimado casi, tal vez solo se cayó desde los último escalones. Gero toco el hombro de su colega y le intento reconfortar.

En el fondo de aquel sótano vacio debido a la mudanza, había algo pequeño y brillante, Gero lo observo y se acerco, cubierto de telarañas, consiguió ver aquel objeto, era pequeño y brillante, tenía la figura de 3 estrellas en el, lo tomo y se dirigió hacia donde su amigo. – a lo mejor lo vio y cuando fue a buscarlo se cayó de la escalera, por cierto, ¿sabes qué cosa es?- su amigo negó con la cabeza.

Ambos subieron y se encontraron con bulma, aun en los brazos de su madre, pero por lo menos ya no lloraba.

Gero se acerco a ella y le mostró el objeto – ¿esto es lo que querías? – la niña no tuvo que contestar, ya que al ver ese objeto, lo tomo entre sus brazos y empezó a sonreír al igual que Johan.

Gero se despidió de todos y salió de la casa, mientras observaba la noche seguía pensando en lo que habría pasado si se le hubieran administrado los micro implantes a su esposa antes de morir, pero al igual que la noche, sus pensamientos quedaron en oscuridad, con una respuesta oculta que no tenía sentido buscar de momento.