Frozen es de Disney y Rise of the Guardians de Dreamworks. Solo hago esto para mi diversión y su entretenimiento.
Jack Overland podía ser descrito como un chico malo, de pelo blanco, ojos azules y un cuerpo atlético. A sus 18 años, era un total irresponsable, viviendo de fiesta en fiesta, de mujer en mujer, consumiendo todo tipo de drogas y quebrantando la ley sin ninguna clase de remordimiento, por eso lo apodaban "Frost". Acababa de graduarse de la secundaria y, gracias a los contactos de su padre, un hombre de negocios muy poderoso en la ciudad, había conseguido un puesto en la Universidad más prestigiosa.
─Hey, Jack ─dijo su mejor amigo Hans ─¿Quieres un poco más? ─preguntó levantando una pequeña bolsa con una especie de polvillo.
─ ¡Claro que sí! ─respondió de manera altanera. Tomó la pequeña bolsa y de inmediato, gastó su contenido.
─ ¡No es justo, Jack! Debiste dejarnos un poco ─ se quejó Toothianna. Una chica castaña de ojos ámbar, muy atractiva y la novia de Jack
─No te preocupes, amor; podemos conseguir más, además, aun tenemos mucho alcohol ─ dijo despreocupadamente.
Se encontraban en un terreno baldío que les encantaba frecuentar. Eran altas horas de la noche y los muchachos parecían no importarles el hecho de que temprano en la mañana tendrían clases. Estaban cada vez más desinhibidos de sus acciones.
─Jack… ¿quieres ir a mi casa? Mis padres no están…─preguntó de manera sugerente.
─Ahora no…tengo una mejor idea en mente─ dijo Jack ─ ¿Les gustaría crear una gran llama? ─se notaba que estaba más que intoxicado por el alcohol y las sustancias alucinógenas que había consumido. Hans y Toothianna sonrieron de manera cómplice ─Ayúdenme a recoger algo de leña ─ los tres jóvenes recolectaron las pocas ramas que habían en el lugar y con ayuda de un encendedor, le prendieron fuego ─Aún no es suficiente ─dijo Jack. Caminó hasta el lugar donde minutos antes había estado sentados y tomo unas cuatro botellas de vodka. Le entregó una a Hans y otra su novia ─Primero yo… ¡a la una, a la dos y a las tres! ─lanzó la botella a la fogata, la cual al romperse, provocó una gran explosión al encontrarse el alcohol con la llama. Toothianna lanzó su botella y Hans la suya. El fuego se volvía cada vez más intenso y se propagaba con rapidez, pero a los chicos no parecía importarle, es más, era divertido ─ ¡La ultima! ─Jack la arrojó y de inmediato, el fuego comenzó a arder más.
─ ¡Esto está de lujo! ─gritó Hans eufórico, sin tener conciencia del daño que estaban provocando. Los minutos pasaban y el sentido común de los chicos aun no reaccionaba, hasta que oyeron unas sirenas muy familiares para ellos…
─ ¡Rayos!
Introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta de la manera más silenciosa para no despertar a sus dos hermanos menores. Elsa Arendelle era la mayor de tres hermanos. A sus 18 años, tenía la patria potestad de sus dos hermanos menores, Anna de 16 y Brian de 5, ya que su madre había muerto un año atrás en un accidente de tránsito y su padre, los había abandonado poco tiempo después del nacimiento del pequeño Brian. Elsa era el sustento de hogar. Gracias a sus buenas calificaciones, había obtenido una beca para estudiar en la Universidad más prestigiosa del país. Estudiaba hasta las 2 de la tarde, y a partir, de las 3 y hasta las 8, trabajaba en una tienda local para poder pagar las cuentas del hogar. Llegaba, hacía la cena, revisaba las asignaciones escolares de sus hermanos y luego, hacia las propias. No tenía mucho tiempo libre, pero lo valía, con tal de que sus hermanos estuvieran bien.
─ ¿Elsa? ─llamó Anna, una chica pelirroja, de ojos azules, desde la sala ─ ¿Por qué llegas tan tarde? Es casi medianoche ─preguntó un poco adormilada.
─Lo sé, lo siento, pero la chica del turno nocturno no llegó; tuve que reemplazarla ─ Anna la miró enojada ─Me lo contarán como horas extras; no te pongas así…
─ ¡Sí me pongo así, Elsa! ─comenzó la joven ─ Te estás esforzando demasiado. Vas a la Universidad, trabajas, nos ayudas con los deberes, te haces cargo de la casa y yo, honestamente me siento inútil. Es casi medianoche; de seguro tienes tareas y… ¡Estas sangrando!
─ ¿Qué? ─dijo confundida.
─ ¡Tu nariz! ─ dijo alarmada ─ ¡Estas sangrando! ─ Elsa puso su dedo en su nariz y, efectivamente, había sangre ─Levanta la cabeza y sígueme ─ Ambas hermanas fueron al baño por un pañuelo─ Toma haz presión en la nariz… ¡No bajes la cabeza!
─Está bien…está bien ─dijo con voz nasal ─Anna, escúchame…
─ ¡No! ─dijo─ Seguramente es consecuencia del estrés.
─Anna…─Elsa atrajo a su hermana menor con su brazo libre mientras mantenía el pañuelo sobre su nariz ─Sabes que lo hago encantada para que tú y Brian este bien.
─Pero…
─Pero nada. Desde que mamá murió, mi motivo para seguir adelante son ustedes dos ─dijo─ No quiero que te sientas mal por una cosa así; estoy bien, ¿ok? ─Anna asintió ─ ¿Hiciste las tareas?
─ ¿Es en serio, Elsa? ─la pelirroja frunció el ceño ─ Sabes cómo arruinar un lindo momento…
─Lo sé…─ dijo quitándose el pañuelo de la nariz; la pequeña hemorragia había cesado ─ ¿Y Brian?
─Está dormido en el sofá ─comenzó Anna ─Luego de que ordenamos una pizza, se rehusó a irse a la cama hasta que llegaras ─ La rubia sonrió. El pequeño torbellino de 5 años era una ternurita.
─Iré a acostarlo. Tú busca tus tareas para revisarlas.
─ ¡Si, señora! ─ respondió adoptando la conducta de un militar, para luego desaparecer por los pasillos.
Elsa se dirigió hacia la sala para buscar al menor de la familia. El pequeño Brian era la luz de ese hogar. Se parecía mucho a Anna, pero tenía e cabello rubio platinado de la mayor de las hermanas. El pequeño niño nunca conoció a su padre; el muy cobarde se desapareció pocos meses después de que el niño llegara al mundo, supuestamente abrumado de todas sus responsabilidades de ser padre. Había tratado de que eso no afectara la vida del pequeño rubio, y ahora más que nunca, que eran ellos tres. Elsa lo tomó entre sus brazos, lo llevó hasta su habitación y lo colocó suavemente en su cama.
─ ¿Elsa?
─Sí, campeón soy yo; vuelve a dormir.
─ ¿Estás bien? ─preguntó inocentemente.
─Claro, ¿por qué preguntas eso?
─Porque llegaste muy tarde. Tú nunca haces eso.
─Es que tuve que hacer algo; te prometo que trataré de que no vuelva a pasar, ¿bien? ─el niño asintió ─Buenas noches, mi príncipe ─dijo y besó la frente del niño de manera delicada.
─Buenas noches, Elsa…
Elsa salió de la habitación y se dirigió a la de Anna, donde revisó todas las asignaciones de su hermana, comprobando que, efectivamente, las había hecho a la perfección, con la ayuda de Kristoff, su mejor amigo. Le dio las buenas noches a su hermana y se dirigió a su habitación. Tomó una ducha, tratando de quitar algo del cansancio que la embriagaba y así, poder hacer sus tareas. Al pasar por el espejo del baño, algo la detuvo: un hematoma en su brazo que no había notado. Al parecer…ya todo se estaba haciendo visible; podía disimular los mareos y la fatiga, pero esto era más llamativo. Debía ocultarlo de Anna y Brian para no preocuparlos. Olvidando el asunto por los momentos, tomó sus materiales y realizó las asignaciones que tenia para el día siguiente. Después de dos horas, de arduo trabajo, logró terminarlas. Aseguró las ventanas y las puertas de la casa, y se fue a dormir. Eran casi las 2 a.m.; tendría unas cuatro horas de sueño.
─ ¡Eres un total irresponsable, Jackson! ─dijo el patriarca Overland, Michael, mientras entraba al hogar familiar, después de haber pagado la fianza de su hijo. Era un hombre imponente de pelo blanco y ojos azules; su hijo era muy parecido a él ─ ¡¿Ahora eres pirómano?!
─No fue para tanto…
─ ¡Sí fue para tanto! ¡Casi incendias las casas cercanas! ─ Pero el chico parecía no importarle el griterío que tenía su padre ─ ¡Y encima, estabas borracho!
─No ─dijo ─Estaba borracho y drogado.
─ ¡¿Te estás burlando de mí?!
─Puede ser…─esa fue la gota que rebasó el vaso.
─Pequeño malcriado…
─ ¡Michael! ─intervino la madre de Jack, colocándose entre los dos ─ ¡Ya es suficiente, Jack! ¡Sube a tu habitación ahora! ─ Jack no dijo nada. Subió por las escaleras, pasando al lado de su pequeña hermana Meghan, de ojos marrones y pelo castaño al igual que su madre, y luego, entrando a su habitación, cerrando la puerta fuertemente. No le importaba lo que sus padres dijeran, él haría lo que le viniera en gana, les guste o no.
─ ¡Elsa, Elsa, Elsa!
─ ¡Dime, dime, dime!
─Mira, me vestí yo solito. ¿Verdad que lo hice bien? ─ dijo el niño emocionado.
─Claro que sí, campeón ─ respondió despeinando su platinado cabello ─ Ahora ve siéntate, el desayuno está listo en la mesa ─el niño la obedeció ─ ¡Anna, ven a desayunar!
─ ¡No encuentro mis zapatos! ─gritó desde su habitación. Elsa rodó los ojos fastidiada.
─Debajo de tu cama.
─ ¿Mi mochila?
─En la sala.
─ ¿Y mi chaqueta?
─La llevas puesta.
─ ¡Oh, es verdad! ─gritó la hermana del medio ─A veces pienso que eres una especie de bruja…
─Deja tus especulaciones y ponte a desayunar ─dijo Elsa mientras lavaba los platos.
─ ¿Y tú no vas a desayunar, Elsa? ─ preguntó Brian.
─Ya comí algo, pequeño; disfruten su desayuno ─Elsa terminó de lavar los platos cuando sintió un fuerte mareo. Se aferro fuertemente de la meseta, tratando de no caerse. Anna y Brian estaban a pocos metros de ella; no podía dejar que lo notaran. Respiró hondo un par de veces hasta que por fin, sintió que el mareo estaba desapareciendo.
─ ¿Elsa? ─ dijo Anna llegando a su lado ─ ¿Estás bien? ─la rubia sonrió.
─Si, Anna, fenomenal ─Anna la miró no muy convencida ─ Dame los dos platos, los lavaré…
─No, no te preocupes, yo lo haré; tu ayuda a Brian a atarse los zapatos─ Elsa decidió no argumentar e hizo lo que su hermana le sugirió. Anna, por otro lado, lavaba los platos, pensativa. Algo estaba mal con Elsa. Tal vez su hermana mayor no lo supiera, pero ella había notado su fatiga, sus mareos y, recientemente, sus sangrados nasales. Y ahora, estaba usando mangas largas; sabia que a su hermana le encantaba el frio, por lo que, le extrañaba verla tan abrigada en pleno Otoño. Elsa le ocultaba algo y eso no le agradaba ni un poquito. Eran ellos tres contra el mundo y era inaceptable que estuviera ocultándose cosas entre ellos.
─ ¿Estas lista, Anna? ─la pelirroja dio un pequeño respingo.
─Si
─Ven Brian, toma tu almuerzo─ el niño tomó su almuerzo en una mano y la mano de Elsa en la otra. Elsa tomó su mochila y las llaves. Otro día más comenzaba…
─ ¿Se enojó mucho tu viejo? ─ preguntó Hans, apoyado en el casillero. Jack movió sus hombros de manera despreocupada.
─Estaba furioso, pero no me importa ─dijo ─Si no me importaba antes, ¿por qué debe importarme ahora?
─ ¡Esa es la actitud! ─animó Hans ─ Esta noche habrá una fiesta más que salvaje, ¿quieres venir?
─ ¡La pregunta ofende! ─ río él. ¡Qué noche iban a tener!
─ ¡Jack!
─Hola, amor ─Jack y Toothianna comenzaron a besuquearse de manera exagerada, sin importarle el hecho de que estaban en pleno pasillo.
─Consíganse una habitación ─comentó asqueado Hans.
─Solo estas envidioso del amor que nos tenemos mi Jacky y yo.
─Lo que digas…─dijo el pelirrojo, enfocando su vista en otra persona ─Miren, ahí viene Arendelle ─Jack fijó su vista en la rubia que se acercaba por el pasillo. Ahí venia la sabelotodo, la come libros, la "nerd". Debía admitir que para ser una nerd, era muy linda, pero no lo diría en voz alta. Se podía decir que eran de bandos diferentes: ella del bando bueno y él del bando divertido, por lo cual, su deber era fastidiarla. Venía muy concentrada leyendo un libro; era su oportunidad. En el preciso momento en que pasó a su lado, golpeó maliciosamente el libro haciéndolo caer.
─ ¡Ups! ─dijo de manera burlona.
─ ¡¿Qué es lo que te pasa, imbécil?! ─gritó la rubia mientras se agachaba a tomar su libro, pero alguien lo pateó lejos de ella. Furiosa, miró a la novia de Jack, reírse de ella descaradamente.
─Eres muy torpe; deberías tener más cuidado… ─Elsa quería abofetearla en ese momento, a ambos.
─Y ustedes, deberían tratar de que su cerebro coordine sus acciones. ¡Ah cierto!... no tienen─ los tres fruncieron el ceño.
─Eres una… ─comenzó Toothianna, pero Jack la detuvo y encaró a Elsa de frente.
─Escucha…Elsa. No te conviene meterte con nosotros…
─No les tengo miedo ─ rebatió ella ─ Yo no les he hecho nada y aun asi, han estado molestándome desde el primer día. Si quieren molestarme, háganlo, no me interesa; solo pierden su tiempo…
Jack y Elsa se mantuvieron la mirada, desafiándose mutuamente.
─Eres una nerd…
─Y tú un patán…
Jack frunció el ceño. Era la primera vez que alguien a quien molestaba lo enfrentaba de semejante manera. Sin lugar a duda, la chica tenia agallas.
─ ¿De verdad quiere convertirte en mi enemiga, Arendelle?
─Pruébame… Overland
Elsa tomó su libro del piso y se alejó de él. La tenía sin cuidado lo que Jack pensara. Él era un chico malcriado de papa que hacia lo que le venía en gana; seguramente pondría a todo el campus en su contra, ¿y qué? Ella no buscaba una vida social, buscaba un titulo que le permitiera darles una vida mejor a sus hermanos. Ella no se dejaría intimidar. La vida le había enseñado a no dejarse caer y juraba que nunca caería por aquel…imbécil.
─Wow ─dijo Hans al verla partir ─Esa chica tiene agallas…me gusta
─ ¡¿Pero qué estupideces dices Hans?! ─se quejó Toothianna ─Es una grosera
─Puede ser, pero está muy linda
─Ya basta, Hans ─dijo Jack aun enojado por el pequeño enfrentamiento con Elsa. Nadie le había llevado la contraria de esa manera.
Lo que Jack y Elsa no sabían era que, ese encuentro, era solo el principio…
Si les ha gustado, déjenme saber, por favor ;)