Disclaimer: No es de mi pertenencia nada que reconozcas. Todo le pertenece a J. K. Rowling.

NdT: Último capítulo... ¡Disfruten!


Tercer capítulo


Incluso sin el mapa, no le tomo mucho tiempo a Remus ubicar a James. Estaba consolándose con un pastel de chocolate de las cocinas y Peter estaba con él. Los sonidos de terror apenas disimulados flotaban hacia él cuando iba acercándose a los dos chicos.

—¡Fue simplemente horrible! —exclamó James, agitando los brazos para enfatizar su punto para después tomar otro bocado de pastel.

—Eso sigues diciendo —respondió Peter con el ceño fruncido—. No sé por qué estás tan sorprendido con todo esto.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, llevas sospechando desde cuarto año que hay algo entre ellos.

—¿De veras?

—Desde que Canuto empezó a ir a la biblioteca.

Remus observó cómo James abría su boca para responder y una mirada familiar apareció en su rostro.

—¿Cornamenta? —preguntó Peter, agitando su mano en frente del rostro de su amigo— Maldita sea, no otra vez.

Remus con cautela se acercó a ellos y esperó a que James saliera de su trance. La mirada de horror estaba nuevamente en su rostro y le miró.

—¡No lo harías! —balbuceó.

—¿Qué no haría? —dijo Remus, preguntándose qué era lo que James acababa de ver.

—¡No en la biblioteca! —lloriqueó James— ¡No lo harías!

—¡Oh! —Remus sintió sonrojarse al darse cuenta que James acababa de ver otra de sus fantasías. Se contuvo en no señalar que no pensaba que sería sacrilegio que Sirius lo tomara en la biblioteca. Incluso podría fanfarronear sobre ello.

Algo en la expresión de Remus debió haber sido registrado por James, y los engranajes y rueda de su mente finalmente parecieron trabajar a una velocidad normal.

—Esto es una broma, ¿no es así? —dijo James, señalando a Remus con un dedo.

—No exactamente —murmuró Remus, su rostro enrojeciendo aún más.

—¡Oye, Potter! —una impaciente voz lo llamó desde el final del pasillo—. ¿Vas a venir a la práctica? ¡Trae tu trasero al campo de Quidditch o quedas fuera del equipo! ¡Ni pienses que no necesitas practicar!

Remus miró hacia el capitán de Quidditch del equipo de Gryffindor, pero la mirada de James se perdió nuevamente.

—¿Otra vez? —murmuró Peter.

—Me voy de aquí —dijo Remus, apresurándose en subir las escaleras. Había notado que James había vuelto en trance ante las palabras campo de Quidditch y biblioteca. Y recordó que la primera visión sin planear había sido por la palabra ducha. Era una especie de alivio saber que las visiones sólo se activaban por palabras específicas, pero no que estas palabras fueran tanto problema ahora.

Se preguntó si Lily tendría una idea de cómo conseguir un antídoto que podrían de alguna hacer que James lo tome sin que los mate a uno de los dos. Aunque probablemente le perdonara a Lily cualquier cosa, pensó Remus. Por el otro lado, él debería estar empezando a escribir su testamento.

Remus subió las escaleras con prisa para regresar al dormitorio de los chicos, sabía incluso antes de llegar a la habitación que Lily y Sirius aún estaban allí.

—¡Estúpido arrogante!

—¡Estúpida cretina!

—¿Puedo interrumpir? —preguntó Remus, volviendo entrar al cuarto. Fue obvio por la reacción de sus amigos que miraron al lugar en la cama donde estaba sentado, que no se habían dado cuenta cuando se fue.

—Lunático, ¿dónde estabas?

—Afuera. Lily necesito hablarte sobre un antídoto para la poción.

—¿Por qué? —preguntó Sirius—. Me parece que esta es la mejor broma que has hecho. Cornamenta parecía a punto de explotarle un vaso sanguíneo.

—¿Lily? —rogó Remus, ignorando a Sirius lo mejor que pudo, lo cual no era la cosa más fácil del mundo ya que el otro muchacho lo había atraído a un amigable abrazo y entusiasmadamente le daba palmadas en la espalda, felicitándolo por la brillante broma.

—No hay ninguno —respondió Lily—. De todas formas volverá a la normalidad cuando finalice la semana.

—No creo que viva tanto —suspiró Remus, escapando finalmente de los brazos de Sirius y tirándose en su cama desesperado

—No seas tan dramático —reprendió Lily—. Te lo dije antes, ese es el trabajo de Sirius.

—¡Oye!

—Remus —dijo Lily sentándose a su lado—. ¿Qué importa si James vio algo que no se suponía que debía ver? Sólo fue una visión pequeñita… ¿qué? —preguntó cuándo Remus murmuró algo contra la almohada.

—No fue sólo una —gruñó Remus, ligeramente volviendo la cabeza para verla.

—Oh.

—¿Eso significa que Cornamenta tuvo otra visión? —preguntó Sirius alegremente, frotando sus manos a la espera de más burla hacia su amigo.

—Dos más —respondió Remus—. Que conozco.

—Lo siento, Remus —dijo Lily en voz baja.

De pronto, Remus se levantó de su posición con una mirada de triunfo en su rostro.

—¡Podemos dejarlo sordo! —dijo sonriendo.

—¿Por qué ayudaría hacer eso?

—Porque las visiones sólo se activan por alguna palabra —explicó Remus—. Sólo que no sé cuáles. Por eso lo más fácil sería dejarlo sordo para que no pueda escuchar ni una palabra.

—¿No crees que eso es un poco práctico? —preguntó Lily con tranquilidad—. Sin mencionar que eso es magia avanzada. Para cuando hayas descubierto y dominado el hechizo para hacerlo sordo la poción ya se habría quitado.

—Pero no puede estar así toda la semana —Remus suspiró—. Me matará… Si no muero de vergüenza primero.

—¿Por qué tendrías que estar avergonzado? —preguntó Sirius.

—¿No le contaste? —Remus miró a Lily sorprendido—. ¿De qué estuvieron conversando todo este tiempo aquí?

—¿Me estoy perdiendo algo? —preguntó Sirius.

—¿Quieres que te escriba una lista? —respondió Lily con una dulzura fingida.

—¡Lily, por favor! —suplicó Remus—. Este no es momento para hostigarlo. Necesito tu ayuda.

—Pero, ¿qué es lo que no me ha contado? —gimoteó Sirius.

Remus lo ignoró nuevamente y continuó dándole esperanzadas ojitos de perro abandonado a Lily. No podía lograr la forma como Sirius, pero sabía que Lily tenía un lado blando para él que probablemente funcionara a su favor.

—Remus, lo siento, no te puedo ayudar con esto —Remus podía ver en su expresión que realmente estaba apenada y sintió su esperanza desaparecer—. ¿Tal vez ya no vuelta a tener más? —sugirió optimistamente.

—Muy poco probable —murmuró Remus.

—No sabes eso.

—Las visiones parecen ser activadas por lugares que escucha —explicó Remus.

—Bueno, ¿en cuántos lugares has tenido ese tipo de pensamiento? —preguntó Lily.

Remus se ruborizó en un brillante color rojo.

Lily soltó una risita.

Sirius dio una patada al piso y exigió que le contaran que es lo que estaba sucediendo.

—Te dejaré para que se lo expliques —dijo Lily, asintiendo su cabeza en dirección hacia Sirius, quien se veía a punto de lanzar una rabieta.

—¿Me avisarás si se te ocurre algo? —preguntó Remus.

—Por supuesto —respondió Lily, cerrando la puerta tras de ella.

Remus miró a Sirius, quien ahora estaba parado al lado de su cama, los brazos cruzados sobre su pecho y su pie dando golpecitos impacientes.

—¿Supongo que quieres saber qué es lo que sucede? —preguntó Remus, con la esperanza de que Sirius haga lo imprevisto y diga "no".

Sirius no respondió; no necesitaba hacerlo.

—Cornamenta está teniendo visiones que no planeé que tuviera.

—Sí, entendí esa parte antes. ¿Y…?

—Al parecer son pensamientos de mi subconsciente que estuve teniendo mientras preparaba la poción, y ahora se manifiestan como alucinaciones reales en la mente de James.

Sirius se mostró confundido por un par de segundos.

—Entonces, ¿James está teniendo visiones de tus pensamientos privados?

—Sí.

—Pensamientos triple X —sonrió enormemente Sirius—. Como dije antes, esta es la mejor broma que has hecho.

—Puede que cambies de parecer —murmuró Remus.

—¡REMUS! —James irrumpió dentro del dormitorio, al parecer la práctica de Quidditch olvidada.

Remus se encogió contra la cabecera de su cama.

—¡Una pregunta! —gritó James—. Y quiero la verdad.

Remus asintió.

—¿Hay algún lugar en este maldito castillo donde no hayan follado? —gritó James—. En la biblioteca, debajo de las gradas del campo de Quidditch, en la enfermería, en la sala común… ¿hay algún lugar en esta escuela al que pueda ir sin que recuerde esas visiones?

Remus se retorció incómodo.

—Ehm… Puede que la oficina de Dumbledore esté libre de ellos.

—¡Bueno, eso es de gran ayuda!

—No son reales, ¿sabes? —susurró Remus—. Son solo pensamientos vividos. No hemos… en realidad, no hemos… son sólo pensamientos.

—Considerando el tipo de pensamiento y lo vividos que son, saber eso no es reconfortante.

—¿Me odias? —preguntó cautelosamente Remus.

—¿Odiarte? —repitió Sirius— ¿Por qué Cornamenta te odiaría?

—No te odio —James suspiró sentándose al lado de Remus—. Pero podrías habérmelo dicho en vez de enterarme de esta manera.

—No fue mi intención que tengas esas visiones —le aseguró Remus—. Fue un accidente. No me concentré correctamente cuando hice el hechizo en la poción.

—Me alegra escuchar eso —dijo James con una mueca que se convirtió en sonrisa.

—¿No te molesta?

—¿Molestarle qué? —preguntó Sirius— ¿Por qué nadie me dice que es lo que está sucediendo?

—No lo sé…

—Por lo que vi… ehm… tus sentimientos son recíprocos.

—Bueno, lo son en las visiones —murmuró Remus—. Después de todo, son creadas por mi mente. Difícilmente uno se imaginaría siendo rechazado, ¿no es así?

—No estaba hablando de las visiones —dijo James con otra sonrisa—. Admitiré que las visiones me sorprendieron, y realmente, realmente no quiero tener más de ellas, pero eres uno de mis mejores amigos, puede que con mucha humillación tuya te pueda perdonar por esta broma.

—Aún estoy esperando —anunció Sirius.

—Te dejaré para que se lo expliques —dijo James, diciendo las mismas palabras que Lily sin saberlo.

—¿Entonces? —preguntó Sirius después de que James cerrara la puerta.

—...

—Sigo esperando.

—...

—¿Fueron esos pensamientos tuyos, esas visiones con Evans? —preguntó Sirius.

Remus miró a su amigo en shock y negó con la cabeza en silencio.

—¿Entonces con quién?

Remus volvió a negar con la cabeza.

—¿Por qué no puedes contarme? —preguntó Sirius—. Soy tu mejor amigo, ¿no es así?

Remus asintió.

—Cornamenta sabe quién es. Lily también. ¿Por qué no me cuentas? Comprendo que no le quieras decir a Colagusano...

—Peter sabe —murmuró Remus.

—¿Hay alguien que no sepa? —explotó Sirius—. ¿A parte de mí, claramente?

—¡Contigo, ¿está bien?! —gritó Remus—. ¡Fue contigo!


Sirius se quedó en silencio, demasiado sorprendido para decir algo cuando Remus lo empujó a un lado y salió corriendo de la habitación.

Lunático ha estado teniendo pensamientos triple X conmigo.

—¡Lunático! —gritó, saliendo del dormitorio y bajando las escaleras corriendo hacia la sala común.

—Cornamenta, ¿a dónde fue Lunático? —preguntó a James que estaba sentando ausentemente en una silla cerca a la ventana.

—La oficina de Dumbledore, la oficina de Dumbledore, la oficina de Dumbledore —repetía una y otra vez James.

—¿Qué está haciendo allí? ¿Se metió en algún problema? ¿Qué sucedió?

—La oficina de Dumbledore, la oficina de Dumbledore.

Sirius negó con la cabeza, recordando que Remus había dicho que el único lugar donde no había tenido una fantasía con él fue en el despacho del director. Sabía que no recibiría ningún tipo de ayuda de Cornamenta ahora mismo.

Peter se acercó del otro lado de la sala común. Alzó una ceja a Sirius, pidiendo una explicación al comportamiento de su amigo en silencio.

—Cuando mencionan un determinado lugar se activan las visiones —explicó Sirius—. La oficina de Dumbledore es el único lugar que no activa nada.

—Oh —respondió Peter, sonriendo ampliamente.

La última cosa que Sirius escuchó cuando salía por el retrato de la dama gorda fue a Peter mencionando diversos lugares dentro y alrededor de Hogwarts. Rió solo mientras corría por las escaleras. Afortunadamente fue Remus quien hizo la broma. Si hubiera sido Sirius, la oficina del director no hubiera sido el lugar que James querría pensar.

—¡Evans! —gritó al ver a la pelirroja al final de un pasadizo.

—Black —respondió—. ¿Ahora qué le has hecho a Remus?

—Nada, salió corriendo de la nada. ¿Sabes dónde está?

—¿Por qué debería decírtelo? —pregunto Lily, la pregunta era dura pero el tono de su voz delataba que realmente quería saber la respuesta.

—Porque James está en la sala común teniendo varias visiones de Remus y yo en situaciones íntimas y no detendré si deseas activarlas.

—Respuesta equivocada —Lily suspiró—. No es que no sea tentadora la idea de reírme de James un rato, pero...

—Dime dónde está Remus —exigió Sirius.

—Se veía muy mal. ¿Cómo sé que no le harás sentir peor?

—¡Porque estoy enamorado de él, cretina estúpida!

Lily alzó una ceja en burla.

—Y que me insultes logrará que te diga dónde está, ¿por qué...?

—Porque es tu amigo también, e incluso si me odias, quieres que él sea feliz.

Lily se quedó pensando uno o dos segundos.

—¡Oh, vaya! —jadeó.

—¿Qué?

—Realmente lo amas, ¿no es así?

—¡Por supuesto que sí! ¿De qué demonios crees que estamos hablando aquí?

—Es sólo que...

—¿Sólo que qué?

Lily titubeó un momento.

—Es sólo que nunca pensé que te sentirías lo mismo por él. Ha estado detrás de ti por mucho tiempo, y vi que tú también lo mirabas de esa forma... pero... —la voz de Lily desapareció al ver la mirada que Sirius.

—¿Creíste que tendría algo con él y lo dejaría después? —adivinó Sirius, y el rostro de Lily se sonrojó por la culpa—. Sólo dime dónde está, Lily.

—Me has llamado Lily —dijo estúpidamente.

—¿Y qué? ¡Es tu maldito nombre, ¿no es así?! ¿Dónde está?

—Nunca me llamas Lily.

—¿Puedes dejar eso y centrarte en mí? —gimoteó Sirius—. ¿Dónde está Remus?

—Allí dentro —dijo Lily, señalando la puerta de un salón vacío al final del pasadizo.

Sirius corrió hacia la habitación, preguntándose si Remus había escuchado lo que había dicho, no sabía si tener esperanza en que sí o no.

—¡Un "gracias" habría sido amable! —gritó Lily— Los buenos modales no cuestan nada, ¿sabes?

Excepto esperar lo que dura vida para que los vuelva a usar.

Sirius entró al salón de clases e inmediatamente vio a Remus recostado en una de las mesas.

—¿Remus? —dijo en una voz ronca, preguntándose cuando fue que perdió el habla.

—Sirius —respondió Remus sonriendo.

—Me escuchaste —dijo cerrando la puerta tras pasar al salón.

—Por como estabas gritando, creo que la mitad de la escuela te escuchó.

—Pensé que deberías saber que soy celoso —dijo Sirius con una sonrisa.

—¿Lo eres?

—Oh, sí —asintió acercándose a Remus—. Y en este momento estoy muy celoso de James.

La expresión que mantuvo Remus no reveló a Sirius ningún pensamiento.

—¿Quieres saber por qué? —preguntó Sirius con una sonrisa de lado, sentándose en la mesa al lado de Remus—. Te lo voy a decir de todas formas.

—Como si no pudiera adivinar —bufó Remus.

—Podrías al menos dejarme tener mi momento ahora —reprendió Sirius con un fingido ceño fruncido en molestia.

—Está bien, Canuto —respondió Remus obedientemente mientras rodaba los ojos—. Por favor, dime... ¿por qué estás celoso de Cornamenta?

—Bueno, Lunático, como has preguntado tan educadamente te diré por qué estoy celoso de él —la voz de Sirius fue haciéndose más baja conforme hablaba, y cuando alzó su mano para hacer a un lado el cabello de Remus se dio cuenta de que estaba temblando—. Estoy celoso de que Cornamenta haya visto más de ti que yo. Ya sabe que sonidos harás cuando yo te toque. Ya vio tus más íntimas fantasías y estoy muy celoso por ello.

—Creo que le haría feliz ser capaz de olvidar todo eso —rió Remus.

—Entonces, ¿qué haremos al respecto? —preguntó Sirius con una inusual tímida sonrisa—. ¿Quieres comprobar si la realidad es tan buena como nuestra imaginación?

¿Nuestra imaginación? —preguntó Remus.

—Creo recordar que no has considerado la posibilidad de hacer algo en la oficina de Dumbledore —sugirió Sirius con una sonrisa y un insinuador movimiento de cejas.

Remus se rió y negó con la cabeza.

—¿Eso es un no? —preguntó Sirius.

Remus negó con la cabeza de nuevo y se volvió hacia Sirius.

—¿Es eso un sí? —adivinó nuevamente.

—No me voy a escabullir en la oficina de Dumbledore —respondió Remus.

Sirius sonrió de lado, llegando a la conclusión que a la primera oportunidad trataría hablar nuevamente sobre ello. Por el momento, se conformaba con tener a Remus para él.

—¿Remus? —susurró.

—¿Si? —respondió, y Sirius sintió su corazón latir a toda velocidad por la cercanía del otro muchacho.

Quiso preguntar primero, se dijo Sirius más tarde.

Quiso hacer las cosas correctamente y pedir permiso.

No esperaba que Remus se lanzará encima y lo atrajera en lo que pensó que fue el mejor beso en su vida.


—Gracias, Lily —dijo James viendo a Peter abrir y cerrar la boca sin soltar ningún sonido. Su hechizo para silenciarlo había funcionado a la perfección.

—Entonces, ¿qué te pareció saber un poco de lo que sucede en la mente de Remus Lupin? —preguntó Lily sonriendo.

—Siempre son los más callados —murmuró James, poniéndose de pie y dirigiéndose al dormitorio—. No seré capaz de mirarlo a los ojos nunca más.

—Por supuesto que lo harás —respondió con impaciencia Lily.

—Es fácil para ti decirlo —bufó James, acercándose a la puerta del dormitorio que compartía con el resto de los merodeadores—. No tienes idea lo que es ver a tus dos mejores amigos en posiciones que nunca pensaste posibles, haciéndose cosas el uno al otro y…

—Respira, Potter —advirtió Lily cuando empezó a entrar en pánico nuevamente—. Son tus mejores amigos. Sabías que esto sucedería tarde o temprano.

—He pasado mucho tiempo tratando de convencerme de que estaba equivocado —señaló James.

—Son tus mejores amigos —repitió Lily—. Vas a entrar y vas a decirles lo feliz que estás por ellos —señaló la puerta para enfatizar, y James le dio una mirada sorprendida.

—¿Están allí dentro? —siseó James—. ¿En el dormitorio?

—Entraron poco después de que Peter dijera Honeydukes —confirmó Lily—. Recuerda, estás muy feliz por ellos.

—Estoy muy feliz por ellos —repitió James la oración como un mantra repetidamente antes de abrir la puerta.

—¡NO! —gritó cubriéndose los ojos—. ¡No otra vez! ¡Lily haz que se detenga!

Lily se limitó a responder su petición de pánico con una bofetada.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó James, frotándose la mejilla.

—Estabas poniéndote histérico —murmuró Lily—. Esto no es una visión. Puedo verlos también.

—Oh.

—Voy a la sala común —dijo Lily mientras miraba a los dos muchachos que estaban en la cama de Remus sonriendo.

—¿Puedo ver ahora? —preguntó James parado de espaldas a sus amigos, mirando como la pelirroja bajaba las escaleras.

—Podías ver antes —contestó Remus—. No es como si estuviéramos desnudos o algo.

—Pero estaban… estaban… ehm

—Besándonos —intervino Sirius.

—¿Realmente te incomoda? —preguntó Remus—. Si es así podemos…

—No, no lo haremos —interrumpió Sirius—. No me voy a esconder para salvar la sensibilidad de Cornamenta. Va a tener que soportarnos al igual que nosotros soportamos todo los gimoteos y lloriqueos por Evans.

—Está todo bien —dijo James alzando sus manos en señal de rendición—. No tiene que ocultarse. Me parece bien que ustedes estén juntos. Sólo que esas visiones me han dado pánico.

—¿Cuántas tuviste? —preguntó Sirius con curiosidad.

—No lo sé —murmuró James—. Ha sido como un tour porno por toda la escuela y algunos lugares de Hogmeade, gracias a Colagusano. No sabía cómo era la sala común de Ravenclaw hasta hoy día.

—Lo siento, Cornamenta —dijo Remus encogiéndose de hombros avergonzado.

—Prométanme algo —pidió James.

Remus asintió amablemente.

—Cierren las cortinas, usen un encantamiento silenciador y nunca jamás usen mi cama para hacer alguna de sus fantasías.

—Maldita sea —se quejó Sirius—. Realmente deseaba hacer una allí.


Nota de la Autora: Espero que hayas disfrutado esta pequeña historia. Si lo hiciste házmelo saber y considera revisar algún otro de mis fics. Gracias a todos los que han leído la historia hasta el final, especialmente a todos ellos que me dejaron comentarios y PM dejándome saber que opinaban.


Nota de la Traductora:

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Dale, si soportaste mi espíritu televendedor mereces unas cuantas palabras decentes:

Hay una continuación a este fic que consta de diez capítulos y ya estoy traduciendo. A mí personalmente me enamoró y fue ese quien me motivó a traducir fics de la maravillosa FullMoonDreams. Hasta muy muy pronto! Estoy segura que no demoraré en publicarlo :)