Inspirada en la canción"Breath of life" de Florence and The Machine.

Besos a la dulce Sthefy por betear este capítulo :)

Advertencia: Non-Con, mención de asesinato.


Capítulo 7: Ejecución.

"La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse."

-Jonathan Switf


La rutina se disolvió con Fei a su lado, el tigre era en definitiva un minino muy grande, un completo mimado acostumbrado a ser acicalado, bañado y atendido. Como agradecimiento a tal regalo, Harry le envió una peineta de rubíes a Su Majestad, la Emperatriz XiaoDing, envuelta en una caja de música que perteneció a algún artista famoso, y que ahora estaba rumbo al imperio chino con sus sirvientes.

El hábitat para el nuevo mimado del palacio se construyó tan pronto como lo ordenó. Draco, con su sorpresivo conocimiento sobre la especie, fue uno de los encargados para construir un ambiente óptimo en el que Fei pudiera sentirse tranquilo. Por mero capricho, Harry pidió que el hábitat de Fei estuviese cerca de sus aposentos para poder estar al pendiente de sus necesidades y con cierto deje de diversión en su rostro Tom, aceptó. Así fue como una habitación hechizada con matorrales, bambú y largo follaje azul verdoso que imitaba el clima húmedo de cielo nublado de los bosques de China, fue asentada cerca de los aposentos del Consorte Real.

—Creo que le gusta. —Harry sonrió al ver a su tigre juguetear con las ramas de un árbol apenas entró al hábitat. Draco, como encargado de la ambientación, asintió, orgulloso de su logro.

—Estará feliz aquí, Po-… Su Alteza. —Carraspeó con las mejillas coloreadas, ojeó los papeles que tenía entre las manos para disfrazar su incomodidad.—La ventilación está a 19 grados, así que no tendrá problemas con el calor durante el verano que viene.

Harry rió ante el casi ligero desliz. Hermione, que estaba a su lado supervisando bajo el cargo como Mistress of The Robes, los miró con ojo crítico.

—Fue un buen trabajo. —Aceptó ante Malfoy, fingiendo mirar a Fei trotar por un camino mimetizándose en el verde profundo de las plantas. —Lo felicito, pero ahora ya es tiempo del almuerzo, ¿Harry?

Hermione le ofreció un brazo con ojos pícaros, preguntándole con la mirada cuando se había vuelto tan cercano con el heredero del Duque de Whilshire.

Harry rodó los ojos con una ligera sonrisa, llamando a Fei para despedirse de él. Le dio un beso en la coronilla al minino, y lo dejó al cuidado de Draco para engancharse al brazo de Hermione, rumbo al comedor formal del ala privada.

—¿Entonces?— Hermione alzó la tapa de su vestido para subir las escaleras con un brillo peculiar en sus ojos marrones. Harry también alzó la cola de su túnica con un tímido gesto en su rostro.

—No es tan pedante como creía. — Se encogió de hombros mientras su ejército de mucamas les seguía.

-BreathOfLife-

Severus llamó a su mucama temprano en la mañana, cuando incluso él no se había quitado la ropa de cama ni se había refrescado como parte de su rutina de la mañana. Estaba inquieto, ansioso por empezar su plan. Por eso se sorprendió cuando la jovencita entró tan rápido como se le llamó, bien vestida y presentable a tales horas de la mañana.

—¿Pidió mis servicios, Honorable Señor?

Severus dudó, su rostro entre las manos con largos mechones de cabello desordenado cayéndole sobre el rostro, entrecerró los ojos viendo el vial de líquido sobre su mesita de té. No debía dar una buena impresión, inclinado con obvias señales de no haber tenido una buena noche, con su ropa de dormir de color negro arrugada y el semblante pensativo.

—Sí. —Confirmó, con su ronca voz mañanera. —Necesito tus servicios. ¿Qué darías por tener una varita entre tus manos?

La muchacha abrió los ojos, atacada por el asombro. Su boca se abrió, mas no salió ningún sonido.

—Honorable Señor, ¿es-es esto una prueba? No quiero faltarle el respeto, mi Lord.

Cautelosa. Muy bien, le serviría.

Estaba prohibido que una simple mucama hija de muggles tuviera una varita a menos que consiguiese su libertad. Era lo primero que les habían grabado junto con sus marcas: la desesperanza, la pérdida de toda ilusión por sobre todo pensamiento que pasara por sus mentes.

De parte de la chica era una buena disculpa, resultaba impresionante lo que el miedo lograba hacer por la etiqueta de tantos Muggles.

—No bromeo. —Snape aseguró. Con su mirada perdida en la vista panorámica de su jardín, tranquilo, en calma por completo, su ánimo contrastaba en totalidad con aquel paisaje. —Necesito tus manos trabajando para mí, y estoy seguro de que quieres de vuelta tu varita. Tal vez un ascenso te haría pensar mejor, ¿ama de llaves, quizás?

La tentación pareció escavar profundo en la chica, sus ojos se agrandaron como única señal de su interés.

—¿Qué debo hacer, Conde? —Le preguntó al acercarse unos pasos, se arrodilló ante él como una sierva leal, dando la apariencia de ser una sierva dispuesta a todo.

—Éste vial.—Severus señaló con tono medido. Al tomar la poción en sus manos, el líquido carmesí se arremolinó juguetón dentro del vial—, quiero que hagas llegar tres gotas de su contenido todos los días al té de Remus Lupin.

—Pero…Honorable…

—No lo matará. —Le alivió Severus.

A pesar de todo, ella lucía inquieta, con sus manos pequeñas apretadas al delantal del uniforme.

—Lo enfermará, y finalmente, provocará la muerte de las criaturas que lleva dentro. ¿Serás capaz de cargar con la muerte de vida inocente entre tus manos? —No había atisbo de duda en el rostro pálido de Snape. No lucía inquieto, pero, dentro de sí, su corazón galopaba desbocado.

Ella lo dudó. Turbada, miró el vial y acarició su brazo, en donde la marca en su piel con el escudo de los Prince descansaba. Si aceptaba, no la tendría más, y en lugar de ella tendría una paga digna y con permiso para gastarla. Algo de control sobre la vida que había perdido una vez fue secuestrada, para cumplir con los designios de su nuevo Rey.

—Soy su sierva, Conde. —La decisión lucía clara en los ojos negros de Isabelle, la mucama hija de muggles cuya perspicacia había convertido en una abogada antes de caer en las garras de un reino maldito que había consumido todo de ella en apenas un mes.—, sus deseos son órdenes.

Severus, sin esperar menos de la cruda desesperación, le ofreció su mano.

La chica la miró con duda.

—Un juramento inquebrantable, niña. —Le regañó por la torpeza. —Debes jurar nunca mencionar esta conversación, ni revelar tu encomienda. Nada ha de salir de tu boca referente a esto y hasta el día de tu muerte, guardarás silencio.—Las palabras del Conde Prince hacían al asunto más real, mas ella intentó no estremecerse y mantuvo la compostura, tomando las manos de su amo la pequeña botella de poción que se le ofreció bajo la mirada oscura de Snape.

Isabelle aceptó.

Después de hablar por media hora sobre las implicaciones del trato y la explicación del detallado plan de Snape, Isabelle pudo marcharse con el vial en el bolsillo de su delantal después de prepararle el baño al Conde. Cruzó los pasillos que ya conocía hasta las cocinas, un revoltijo de elfos y magos siendo vigilados por mayordomos y amas de llaves de alto rango. En un rincón, Lilith y Johan, los sirvientes de RemusLupin, preparaban el té de la mañana del licántropo.

—Oh, déjame ayudarte. — Isabelle tomó la bandeja que cargaba la torpe Lilith antes de que se inclinara más y cayera al suelo.

La muchacha pelirroja balbuceó, agradecida. Debido a los malos chismes, Isabelle sabía que era una chica torpe, la engañaría con facilidad. Johan, el otro sirviente, colocó un plato de galletas, murmurando sobre el baño que ya deberían estar preparando para el Vizconde sin siquiera haber notado nada.

—Puedo terminar esto por ustedes, sé que a mi Lord no le gustaría que el Vizconde Lupin estuviera mal atendido.

Los dos sirvientes dudaron, pero no tardaron en agradecerle y apresurarse a correr a las cámaras de Lupin. Entre el atestado espacio de la cocina, le pidió a los elfos domésticos señalarle las infusiones del Vizconde, preparó el agua del té y sacó el vial para colocar dos gotas del líquido rojo en el agua ya caliente.

Una mano firme tomó su muñeca antes de que deslizara la sustancia. El líquido se detuvo justo en la boquilla de la botella, a una sola gota de derramarse.

—¿Qué es esto?

Isabelle sintió su piel estremecerse. Annabelle, la ama de llaves del Rey Consorte, le devolvía la mirada con su fría expresión de pocos amigos.

—Infusión de canela, señora.—Dijo sin titubear, recordando perfectamente el listado de mentiras que Snape le había ofrecido para encubrirse.—Estoy ayudando a los sirvientes del Vizconde Lupin para alistar su té de la mañana, y a él le gusta su agua con infusión de canela antes de colocar el té.

Annabelle estrechó los ojos, tomó el vial y lo olió.

"Está hecho a base de canela, poco utilizada para este tipo de pociones. No tendrá efectos adversos para alguien que no esté embarazado, así que puedes hacerlo pasar como un aditivo." La voz del conde Prince sonó en su cabeza, esperando que el gran pocionista no le hubiera mentido.

Annabelle arrugó la nariz, mas no mostró más disgusto que ese.

—Siempre he repudiado la canela.— Masculló, regresándole el vial sin dirigirle la palabra.

Para cuando Lilith volvió por el té, el trabajo estaba hecho. La tetera en su bandeja fue llevada por los pasillos, pasando por habitaciones llenas de nobles y sirvientes apresurados, hasta llegar a su destino: la sala informal de Remus Lupin, en donde el licántropo ya había tomado su baño y acunando su aún incipiente vientre, preparó su té de la mañana.

-BreathOfLife-

La afinidad que, Harry descubrió, estaba entablando con Draco, avanzó con los días y semanas. A menudo se encontraban luego de la hora del té, un poco antes de las clases de etiqueta de Harry o de los deberes como heredero al ducado de Wiltshire. A medida que la monarquía se asentaba sobre sus forzadas bases, el peso de las obligaciones aumentaban, así que era relajante pasar un rato juntos, sólo charlando, con Fei tras de ellos custodiándolos.

—¿Te gusta la vida salvaje desde hace tiempo?

Esa tarde en particular se habían sentado bajo la sombra de un árbol. Las mucamas de Harry estaban entretenidas en un banquillo, luego de haberse asegurado de extender una manta para "Su Gracia" y su honorable compañía.

Draco lo miró por un segundo con ojos sorprendidos, el gesto desprovisto de la rigidez aristocrática fascinó a Harry.

—No es una historia muy entretenida.

El noble negó.

Harry frunció el ceño, a sus pies Fei ronroneaba tomando el sol.

—Estoy preguntando, creo que por algo me interesa.

—No es de mucha importancia, Su Gracia.

—Oh, vamos, Draco, ¿cuándo tenía once años era cara-rajada y ahora soy "Su Gracia"? Me darías una patada en el trasero si Tom no te ejecutara luego. Habla, pedazo de aristócrata rígido.

El chico rubio intentó decir algo, pero las palabras murieron en su boca. En su lugar suspiró, luciendo tan elegante como una persona tirada sobre una manta bajo un árbol podía.

—Desde pequeño. —Draco se apresuró a decir, vestía ligero esa tarde, con pantalones rectos, botas altas de cuero y una casaca color azul que resaltó el color rosa de sus mejillas al mirar a Harry, el mismo que le alentó a seguir el relato con un gesto. —C-cuando era un niño, mi padre trajo una colección de pavos reales albinos a la mansión. El primer día, perseguí uno hasta que logré arrancarle una pluma, conseguí que me dieran un buen picotazo que me hizo sangrar. —Rió, ¿cómo olvidarlo? Los elfos domésticos se volvieron locos esa tarde castigándose por no haber salvado al "Joven Señor Malfoy", y su madre, Merlín, su madre había hecho una buena representación de un Banshee.—, mi madre estaba preocupada por las infecciones, cicatrices y cualquier otra cosa que se le pasase por la cabeza. Padre estaba furioso, quería servir al pavo en la cena, yo sólo seguí pensando en lo magnífico que era el animal. Estaba fascinado… a partir de ese momento, fue que comenzaron a fascinarme las criaturas exóticas… claro, tratar con ellas nunca fue mi fuerte.

—Oh…

Harry estaba sorprendido en como un simple relato de la niñez cambiaba las facciones de Malfoy. El chico no parecía el rígido y pomposo adolescente irritante que había conocido en la niñez, parecía incluso… cálido. Empezaba a agradarle la forma en que cambiaba cuando bajaba la guardia.

—¿"Oh"?—La voz profunda de Draco soltó una risa ronca. Harry sacudió una mano enguantada.

—No, sólo… nunca pensé que fueses capaz de verte… agradable.

La piel pálida de Draco respondió por él, colorándose de un profundo tono rojo a medida que su cara se arrugaba en una confusa mueca de vergüenza y enojo.

Harry no pudo contener la risa.

—¡Tienes que ver tu cara jus-Coff-justo ahora!

Las mucamas empezaron a murmurar entre sí, Draco no les prestó atención cuando golpeó el brazo de Harry con un puño.

— ¡Hey!

—¿Qué? Aquí no está "Su majestad", eres cara-rajada ahora.

En otros tiempos, Harry se hubiese molestado, mas en ese momento la sonrisa persistió en su rostro. Charlaron bajo el árbol hasta que Fei decidió que dormir bajo el sol era aburrido, y se levantó.

—Cuento contigo para conseguir un buen cuidador para Fei. —Harry mencionó como despedida. Al levantarse, la horda de mucamas recogió la manta y los cojines sobre los que habían estado sentados en total silencio.

Draco asintió, reverenciándolo antes de de marcharse, teniendo la osadía de tomar la mano de Harry y besarla en el proceso.

—Sus deseos son órdenes, Su Real Majestad.

Hubo una picazón insistente en la parte de su mano en donde los labios de Draco habían tocado. Harry parpadeó, observando la resuelta sonrisa pícara del otro chico.

—Deja de bromear, Malfoy. — Haló la mano que antes besó, con el rostro disgustado. Nada de ello hizo decaer la suave sonrisa engalanada en el rostro del chico al marcharse, e incluso cuando lo perdió de vista entre los amplios jardines, Harry se encontró esbozando una sonrisa parecida.

—Son buenos amigos, ¿no es así? —Mencionó una de sus mucamas. Harry parpadeó, sorprendido con la guardia baja.

—Lord Malfoy y usted. Parecen tan buenos amigos, Su Gracia.

Harry no respondió, miró de nuevo al punto en donde el reluciente cabello color rubio plata de Draco había desaparecido, y se sorprendió pensando que sí, lo que él y Malfoy tenían ahora podría llamarse amistad.

Su rutina medida y planificada le permitió pensar con tranquilidad sobre aquel hecho. Se lo mencionó a Hermione una vez ésta regresó de una reunión en el Consejo, y ella estuvo de acuerdo en que Malfoy ya no parecía tan pedante como antaño, recalcó con cierto tono de voz irritado que aún era un niño mimado, pero por los menos ya no era un irritante niño mimado.

Para la hora de la cena, Harry se encontró con un mensajero en la puerta de su salón formal.

—Su Real Majestad, me place servirle informándole que Su Real Majestad, el Rey, desea contar con su presencia en el comedor informal de los aposentos conyugales.

Si eso no era un cubo de agua fría bajando por su espalda, Harry no sabía que más podría ser.

—Gracias por tu servicio. Retírate.—Hermione despachó al mensajero mientras Harry cerraba los ojos por un momento. Los últimos días Tom había estado distante, ahora, después de una semana sin ver su estúpida y bien parecida cara, estaba muy claro que no lo buscaba para una simple charla sobre los canapés de un próximo baile real.

—¿Crees que pueda ir así?—Acababa de bañarse y no había planificado salir de sus habitaciones, por ello su cabello no estaba peinado y vestía una sencilla túnica informal color azul rey que ocultaba la bata de dormir.

Hermione lo miró de arriba-abajo, sus deberes le obligaban a trasladarse de un aposento a otro y pocas veces pasaba un día entero en su recámara, por lo cual su vestimenta era el mismo vestido ajustado que le sacaba el aire y apretaba los senos. A pesar de ello, se veía hermosa con las perlas en el cabello bien peinado, y el estampado mostaza del vestido contra su piel envuelta en encaje.

—Son sólo las recámaras conyugales. —Ella desestimó. —En el salón informal no debes vestir con tanta propiedad, sólo estarán ustedes dos.

—Es eso a lo que le temo. —Suspiró Harry, estar a solas con Tom no era una buena idea. Él mismo podía ver el deseo en esos ojos durante las pocas veces que sus obligaciones les habían permitido cruzarse.

—No temas. —Hermione le palmeó el hombro, su rostro preocupado intentó aliviarlo esbozando una sonrisa. —Estaré detrás de esa puerta. Cualquier cosa, grita, te prometo que tendré una excusa para entrar.

Aún no muy convencido Harry accedió. La horda de mucamas tuvo que escoltarlo hasta el comedor informal de los aposentos conyugales, donde Tom ya estaba sentado en la cabecera de la amplia mesa de roble pulido, con el puesto a su izquierda dispuesto para ser ocupado.

—Su Real Majestad. —Las mucamas, lideradas por Hermione, se inclinaron con respeto.

—Me dijeron que querías verme.—Mirando a los ojos borgoña, Harry se sorprendió hablando en voz alta, con soltura y confianza. Como era usual, Tom no esbozó alguna expresión que delatara sus sentimientos, (si es que acaso los poseyera), en su lugar, despachó a sus mucamas y con un gesto, le invitó a sentarse.

Harrryyy.Nagini se enroscó en su pierna apenas se sentó.—Mi cría, tanto tiempo sin verte.

No es mi culpa, ahora no te me acercas. —Harry le devolvió con soltura, Nagini ya se había vuelto un constante en su vida.

Oh, es que ese gato grande que está junto a ti todo el tiempo. Es una molestia, lo desprecio.

¿Más que la comodidad de mi compañía?—Nagini lució contrariada, ya trepada a su regazo con la mitad de su pesado cuerpo recargado en Harry, siseó algo parecido a un bufido.

No me gusta ese gato.

Creo que es tan noble como tú, su objetivo también es protegerme.

¿Pero me equipará en inteligencia?

Harry había abierto la boca para replicarle con una sonrisa en los labios, cuando sintió un tirón de magia apretarle el pecho. Riddle le estaba mirando con fijeza. Por un momento, Harry encontró en esos ojos, de nuevo, un terrible destello de lujuria.

—Te he llamado para discutir sobre tus obligaciones con el estado, el Consejo ya ha sido instalado y tus deberes asignados.

Hubo un pequeño silencio. Con un chasquido, sus platos se llenaron y una pequeña fuente de jugo, frutas y postres apareció frente a ellos.

—Pensé que no estaría a cargo de nada, ¿no te da miedo de que escape, Voldemort?

La expresión desafiante de Harry hizo sonreír a Tom por primera vez en la noche. De nuevo, su atractivo rostro parecía oscurecido por aquella mueca.

—Eres mi cónyuge, sería un deshonor a tu posición negarte la importancia de tu título.—¿Era eso un ligero tono de diversión?

Un extraño sentimiento apretó el lazo entre ambos, orgullo, satisfacción…lujuria.

Pesada y densa, partiendo desde su pecho hasta atravesar su entrepierna con pequeños cosquilleos. Fue obvio, cuando cruzó las piernas para retener su miembro semi-duro entre ellas, que el sentimiento provenía de Tom.

Nagini olfateó el aire y se marchó sin decir una palabra. Siseó algo parecido a "Crías, eso es lo que necesitamos en este Palacio", antes de marcharse.

Tom volvió a sonreír. Su apuesto rostro marcado por unas pequeñas arrugas en la comisura de sus ojos, Harry no pudo evitarlo, se mordió el labio para no gemir, ¿desde cuándo la simple imagen de Riddle le ponía? Podía sentirlo, era la magia que los unía a través del enlace halando desesperada por contacto. Podía sentirlo bajo la piel, cosquilleando, cada célula de su cuerpo gritaba por un solo toque de Riddle, elevando la temperatura de su cuerpo hasta que picara en los lugares más insospechados.

—Ven aquí.—Tom, con su tranquila sonrisa, le dio espacio en su regazo. Harry aceptó, débil e influenciable, a subirse a las piernas de su marido sin ninguna duda de por medio. La picazón se detuvo apenas tocó la piel de Tom, pero no así el calor y el deseo que aún corroían su razón. No era el único que tenía un problema entre las piernas. Se percató de ello cuando la erección vestida de Riddle encajó en el valle de sus muslos, los apretó sin la menor contemplación, intentando rodar sobre el bulto mientras Tom le besaba el cuello y él se intoxicaba con la suave sensación de labios finos y sonrientes contra su pulso acelerado.

Harry no quería esto, era lo último que hubiese pensado hacer esa noche cuando entró al lujoso comedor, pero el toque se sentía sublime, su piel hirviendo y el cosquilleo de su entrepierna palpitante se extendía por todo su vientre mientras se removía sobre el pene de Tom, el sonido de la tela rozándose acompañó los suspiros. Unos dedos delgados bajaron por su espalda como toques de mariposa, Harry gimió con la boca de Tom en su clavícula, recompensándolo con otro roce de sus muslos contra el intrépido pene que buscaba alzarse entre los pliegues prisioneros de la ropa.

Tom no gimió. Pero si rió, con una risa ladina y satisfecha, como la de un niño al que se le complace un capricho. Una de sus manos atrapó el dobladillo de la bata de Harry, y la subió hasta los muslos del muchacho, donde un bonito pene color rosa se elevaba ansioso por ser atendido.

—Ah, ¿acaso mi esposo quiere atención?, se ve tan apetecible, mi hermoso Horrocrux.

Harry, con todos los colores en la cara, negó con fervor. Pero a pesar de la vergüenza, no se apartó, moviéndose sólo para rozar su escroto contra el pene de Tom entre susurros, que contenían gemidos y besos inexpertos, adoradores, propinados contra la mandíbula de Riddle.

Simplemente no podía dejar de besarle, de sentir su toque como el fuego contra la piel sin suspirar, sin adorarle a él. Aquél que con sus hipnóticos ojos rojos lo reverenciaba, que le tocaba como a un tesoro y derramaba de sus labios suaves halagos para su ego.

Pequeño, dulce muchacho.

Tom volvió a reír, enviando una lacerante corriente de placer a través de la columna de Harry con su risa barítono.

—Mi dulce consorte.—Tom le susurró al oído.—¿No quieres que te atienda? ¿No quieres mis manos sobre ti?

Quiso negar, por Merlín que quiso decir que no.

Siií

¿Sí? ¿Qué quieres?

Maldito bastardo.

A ti, en mí. Por favor, Tom, tócame. Mi Rey… mi esposo.

Por primera vez, Tom gimió. Su perfecta máscara titubeó frente a Harry antes de que le devorara la boca con un beso. La lengua hábil explorando la cavidad lisa de sus mejillas y una mano, finalmente, apretando la base de su pene con movimientos habilidosos, provocando sonidos húmedos rebotar en las elegantes paredes recubiertas de yeso.

Harry no podía recordar su noche de bodas, pero esa noche que la recordaría, con las manos de Tom en su glande, masajeando su espalda baja y aquellos labios suaves besando su cuello. Se derritió entre esos dedos hasta que llegó al orgasmo, jadeante y adormilado entre los brazos del asesino de sus padres. El mismo que le había robado su vida el día en que lanzó el Avada Kedavra cuando era apenas un bebé.

Tom también se había corrido. Fue un trabajo difícil de lograr con la ropa encima, pero fue extrañamente satisfactorio. Incluso la magia en su interior revoloteaba en calma y satisfecha, como su cuerpo laxo.

—Tus deberes.—Tom dijo, una vez recobró el aliento. Intentó recomponer su compostura, más el acelerado ritmo de su corazón y la falta de aire se lo evitaban. —Cómo sabrás, eres ahora el Duque de Hogwarts.

Si Harry no se hubiese encontrado tan cansado, hubiese levantado el rostro del pecho de Tom para mirarlo con gesto inquisitivo. En vez de eso, se preguntó cómo Tom podía hablar con tanta naturalidad luego de un orgasmo sin titubear o adormilarse.

—Serás el responsable de asignar los recursos y designar al director de Hogwarts.

—¿Cómo?—Eso si había sido suficiente aliciente para levantar el rostro. Sus muslos estaban pegajosos con la batola pegada por el semen, al removerse en el regazo de Tom, descubrió que entre sus nalgas se sentía igual, y no era la sensación más agradable. Tom lanzó un hechizo sin varita para limpiarlos, y Harry le agradeció con un gesto tácito, de nuevo ruborizado hasta la raíz del cabello.

—También haremos una gira alrededor de todos los países que se han ofrecido como aliados, para presentarnos ante aquellos que deseamos de nuestro lado. Debemos reforzar nuestros lazos políticos, y tú debes estar a mi lado.

—Pero yo…

No le dejó hablar.

—Se hará, no hay discusión sobre ello. Una vez me cerciore que el Parlamento y el Consejo estén preparados para manejar mi ausencia, partiré a Francia, te encontrarás conmigo luego en Egipto. Necesitaré que estés versado en la cultura Egipcia. A partir de mañana, un experto te dará clases junto con Narcissa, de igual manera debes hacer con la cultura de Rusia y China, por lo cual deberías empezar a considerar la búsqueda de un cuidador para tu familiar.

—No p-

—Sí puedo.—La mano que antes le había tocado para darle placer presionó la muñeca que tenía apoyada sobre el pecho de su esposo. Harry frunció el ceño, contrariado por el sentimiento de traición que atravesó su pecho.—Debes asumir responsabilidades, muchacho. No serás simplemente una cara bonita que caliente mi cama. Serás respetado, estarás a mi altura y, para hacerlo, debes cumplir con tus deberes.

No quería sentirse decepcionado, pero lo hizo, se quedó mirando al rostro de Tom. Sus ojos borgoña sin expresión alguna le devolvieron la mirada.

—¿Eso fue todo?—Harry masculló, sacudiéndose la mano de Tom de encima, un ardor verde bullendo en su mirada rebelde.—¿O quiere algo más que la cara bonita de su consorte para que le caliente el regazo, Mi Rey?

Tom no respondió, su máscara de frialdad de nuevo puesta sobre sus facciones atractivas.

—Bien.—Harry gruñó, se levantó furibundo.—No me apetece comer hoy, espero que no sea una gran pérdida para usted, seguro una prostituta con buen cuerpo le puede ayudar a bajar lo que yo no he podido.—Pasó sin mirar por delante de su puesto con el plato servido aún humeante, prefirió quedarse con algo de dignidad y caminar con el mentón en alto a la salida.

No volteó. Por más que quiso, no lo hizo.

—¿Harry?—Hermione se puso de pie apenas pasó como una flecha por el salón informal. Las mucamas que se habían quedado para acompañar a la Duquesa se levantaron junto con ella.—¡Harry!—Hermione logró tomarlo de los hombros cuando estaba a punto de cruzar del salón hasta la recepción para salir a los pasillos.—Por Merlín, ¿qué te pasa? Parece que viste al mismísimo Salazar.

Frente a Hermione, con las manos de ella sobre sus hombros, Harry no podía admitir que casi se había entregado a ese hombre mezquino por voluntad. Aspiró, intentando retener las lágrimas de autocompasión.

—El lazo, sufre si no tenemos contacto por largo tiempo. Tal vez se debilite con la distancia.

Hermione le hizo bajar la voz.

—¿Estás seguro?—Le susurró en voz baja, haciéndole gestos a las mucamas para que se mantuvieran alejadas. A los guardias los chistó, haciéndolos desaparecer con una sola mirada.

—He sentido como mi piel quemaba por tocarle. Ha sido el enlace, no ha podido ser otra cosa. Hermione, ésta cosa tiene un punto débil.

Sus manos temblaban, pero su voz no.

Riddle estaba siendo imprudente, lo estaba considerando un niño estúpido, pero Harry era todo menos eso, y se aprovecharía de todo lo que le dejara al alcance.

—Podemos romperlo… y cuando lo haga…

Lo voy a matar.

-BreathOfLife-

Fiel a su palabra, Tom ordenó que un hombre de mediana edad llamado Kaspar, con un fuerte acento alemán, comenzara a darle clases básicas de ruso, egipcio y mandarín. De cómo saludar, cómo actuar ante al emperador o faraón, sus familias y tradiciones. Junto a ello, Harry aprendió que sólo China parecía presta a sostener relaciones políticas con Inglaterra. Rusia y Egipto, los otros dos gigantes monárquicos, aunque no los rechazaban, no habían levantado su voz al respecto. Era natural siendo que Rusia apenas se restauraba del derrocamiento de la familia Imperial Muggle de hace un siglo y Kmt(1*), conocida en Occidente como Egipto, no sostenía acuerdos comerciales con la mayoría de países, para obtener el último visto bueno de la Emperatriz XiaoDing, debían obtener el favorde la Emperatriz Anastasia, de Rusia, con la cual tenía relaciones políticas, para así poder convencer al Faraón Seti III de levantar el aislamiento económico que mantenía con el resto de naciones, y así demostrar el poderío de Inglaterra al sostener lazos políticos y económicos firmes con tales naciones, abriéndose paso al mercado de Asia dominado por el gigante de China.

Y Harry, por más increíble que pareciese, era una pieza importante en aquél juego de poderes. Un Consorte bello, poderoso y versado en distintas ramas del conocimiento jugaría a favor de Tom.

Salió ese día con un mal sabor en la boca de sus clases, hasta el jardín, en donde Fei y Draco ya les esperaban como parte de su rutina diaria.

—Aún no he encontrado un cuidador para éste mastodonte.—Fue el saludo de Draco, sentado en un banco bajo la luz resplandeciente del sol matutino, con un libro en la mano y un servicio de botanas frente de él.

—Cuidado, si no cumples tal vez Riddle haga rodar tu cabeza. —Suspiró, sentándose junto a Draco para que se le fuesen servidas un par de galletas por una sirvienta. —, ¿no te es una molestia que te deje proceso de elección? Conoces más de esto que yo, y si lo arruino con este grandulón, pues probablemente inicie una guerra con China.

Y por consiguiente con Rusia, Austria y Portugal.

Fei, recostado en el césped, se levantó para pedirle unas galletas. Harry rió, acariciándolo detrás de las orejas para luego darle un malvavisco con una galleta.

—Sí, también conozco que los malvaviscos no son adecuados para un tigre azul. —Draco señaló con tono puntilloso.

—Calla. —Harry desestimó, con una amplia sonrisa.—A él le gusta, mira.

El Consorte Real tomó entre sus manos la cabeza de Fei para frotarla contra su frente, el gran gato ronroneó complacido. Era poco el tiempo que llevaba con él, pero Harry lo amaba, incluso Hedwig era una celosa junto a Fei y el tiempo que Harry pasaba con él.

—Son ambos un par de mimados.

Harry le lanzó una patada bajo la mesa como respuesta.

—Fallaste.

—Rubio presumido.

Si no fuese Draco un perfecto aristócrata digno de su título, seguro se hubiese mofado de él sacándole la lengua o haciendo mofas tal y como Ron haría. En su lugar, le hizo preguntas educadas, lanzó chistes bien pensados, y respuestas ingeniosas. Las cortesías y protocolos se habían vuelto natural para él después del mes de lecciones. Así que una respuesta rápida para alguna tontería sobre el acontecimiento más novedoso del palacio se apropió de su conversación.

Su charla fue interrumpida por un sirviente, el cual por su porte no era un mestizo, sin duda era una sangre limpia de alto cargo que los interrumpió con cortesía.

—Su Real Majestad, My Lord. — Saludó, inclinándose como era apropiado. —Me han enviado con una misiva, de parte de la Emperatriz de China para Su Real Majestad.

No era extraño desde la boda que llegaran cartas o regalos a cualquier hora del día. Pero una carta de la Emperatriz China, eso no era tan usual como muchos llegarían a pensar, mucho menos sin alguna razón de cortesía de por medio.

—Tómala.—Draco le instó, el sirviente aún tenía la charola extendida frente a él con el mensaje de la emperatriz.

Harry se apresuró a tomar entre sus dedos el pergamino enrollado con una cinta roja, la abrió y se sorprendió, porque estaba escrita en inglés en vez de mandarín, como el resto de las cartas.

"Estimado Harry Potter, Rey Consorte de Inglaterra.

Esperando que su reino se encuentre en paz, su familia en equilibrio y armonía con su nación. Le escribo, como un acto de buena voluntad, hacia usted, y a su vez manifestar que ya he recibido con particular agrado su regalo, una peineta en tal estado será acogida en mi colección real para ser atesorada. El gusto de quien la haya confeccionado ha sido de mi agrado a pesar de tratarse de un modelo occidental, se ha ganado mi favor con tan simple gesto y espero devolver tal agrado.

Sé por experiencia que mi regalo de bodas será una carga considerable para alguien nuevo en los deberes reales, por lo cual me he dado la tarea de elegir uno de los aprendices más hábiles de la familia Li, los cuales han criado los familiares de la Familia Imperial por más de un milenio.

Su nombre es Li Huang. Los preparativos, si Su Real Majestad Consorte de Inglaterra lo admite en su corte, se harán lo más pronto posible para su llegada a Inglaterra a mediados de Septiembre.

Deseándole prosperidad a su reino.

La Emperatriz de China y las 23 provincias, la señora de los Diez Mil Años e Hija del Cielo"

—Quiere asignar un cuidador para Fei.—Era una osadía o un acto de completa buenaventura hacia Harry y, por consiguiente, hacia Tom. —Avísale al Rey sobre la carta.—Le ordenó al sirviente para que se marchara, devolviéndole el pergamino pero conservando el listón con el que venía envuelto.

—Eso resuelve tus preocupaciones por encontrar alguien para Fei.—El gran felino bostezó, echado sobre los pies de Harry, como el mimado minino que estaba acostumbrado a ser. La sonrisa de Draco titubeó al ver el rostro compungido de Harry.

Ni siquiera tuvo que preguntar, con una simple mirada Harry bufó agobiado.

—Esto es lo que él quiere. —El moreno suspiró.—, soy su perfecta pieza de ajedrez, tan manejable.

Draco no dijo nada, ¿qué decirle a alguien que era prisionero, siendo él parte de las personas que lo mantenían cautivo?

—¿Es tan malo estar junto a él? —La duda se escapó de sus labios, para cuando se dio cuenta que la había externalizado, Draco no pudo hacer nada.

Harry le miró con ojos grandes detrás de las nuevas gafas de estilizado marco. Su mirada se perdió de nuevo entre las galletas y golosinas con facilidad, de ese modo no tuvo tiempo para notar la expectativa en el rostro de Draco.

—No lo es cuando lo recuerdo, ansío su toque en el momento y su voz cuando estoy a su lado, me empapa como una bruma… pero una vez me deja, el odio que siento por él se intensifica, y con ello me odio a mí, por desearlo.—Hubo un pesado silencio que los hizo sentir incómodos. Harry rió al cabo de unos segundos.—Es irónico que te lo cuente a ti. En Junio estábamos tirándonos hechizos y persiguiendo las pistas del otro para ver quien caía primero.

A pesar de que Potter ya parecía desviarse del tema, Draco no.

—Entonces… no lo deseas con honestidad, ¿su toque en ti no te produce más que odio?

Harry se sorprendió ante la pregunta, la seriedad del asunto parecía intensificarse cuando Draco le miraba con tal decisión en sus ojos. Porque Draco quería saberlo, saber si aún tenía esperanzas con su amor caprichoso de adolescente a pesar de que éste ya estuviese casado, enlazado al más sádico mago oscuro que su historia jamás hubiera documentado.

—Si te refieres al sexo, no me gusta, no con él. —Era lo único que Harry estaba dispuesto a decir. Con una incómoda mueca se removió en la silla, y procedió a hablar sobre cualquier otra cosa que no tuviera que ver con Tom y sus movidas políticas o maritales.

Para el heredero de los Malfoy, aquella confesión arrojó luz sobre sus posibilidades.

-BreathOfLife-

—Hoy me dejaron visitar la biblioteca por primera vez. —Hermione dejó caer por casualidad durante su charla con Remus. Ambos tomaban el té en el salón del Vizconde después de una jornada atareada en el Consejo.

—Qué sorpresa. —Remus rió.—¿No querrá el Rey comprar tu favor?

—¿Complacer a la amiga más cercana de su Consorte renuente?—La Duquesa desestimó en un gesto resuelto. —¿Crees a Su Majestad el Rey, capaz de eso? ¿Un hombre tan honesto e impoluto?

—Es una ligera impresión.—Se encogió el Vizconde, siguiendo el juego de la muchacha con una risa ligera.—Ya que se le ha permitido enviar cartas a su honorable señora, Duquesa Hermione Granger.

—Ah, pero ¿y usted, mi querido Vizconde? ¿No es a usted al que se le dio un sirviente extra para la comodidad de su embarazo? Un poco pronto, déjeme decirle, con solo mes y medio dudo sea necesario.

Remus casi derrama el té con su risa.

—Ah, sin embargo, escuché por los pasillos que la Mistress of the Robes tiene su propia biblioteca, ¿no son muchos lujos para una simple Duquesa? ¿Qué necesidad tiene de ir a las bibliotecas principales del palacio con una biblioteca sólo para sí?

La chica se rió, rompiendo el juego de obviedades entre ambos.

—Me sorprendió que fuese tan pronto, eso sí. —Asintió, cuando el mismísimo Riddle le llamó para levantar parte de sus prohibiciones y advertirle sobre abusar de ellas, pensó que no era más que una prueba. Después de enterarse sobre el altercado ocurrido con Harry unas noches antes, sabía que no era más que una forma de intentar agradar a su amigo de nuevo.— Los Weasley me han respondido hoy, al parecer están bien, todos están en casa, pero ni Ginny ni Ron pueden salir, Charlie está a salvo en Rumania. Están devastados, no creyeron que algo como esto pudiera pasar en verdad.

Una taza más de té con leche y, saboreando el ligero toque de canela, Remus la consoló. Tanto Hermione como Harry eran sólo unos niños aún, su adolescencia se había visto truncada hasta aquél punto, rodeados de lujos y privados de su libertad, como perfectas avecillas en una gran jaula.

—¿Y Ron?—Preguntó, consciente de que la opinión del joven hijo varón de los Weasley era importante para ella.

—Enojado. —Ella suspiró. —Cree que Harry se está rindiendo sin luchar... y que yo sólo le apoyo anteponiendo mi comodidad.

—¿Y Harry cómo ha reaccionado? —Remus dejó su taza de té a un lado para observar a Hermione, ella lucía contrariada.

—No se lo he dicho, temo que sea un peso extra que llevar.

—Ocultárselo tampoco ayudará mucho. —No era la intención de Remus recriminarle, era consciente de las inquietudes de Hermione.

—¿Cómo están los bebés?—La chica desvió la conversación, sin muchas fuerzas para discutir sobre la situación con alguien tan sagaz como Remus. —Los cachorros de hombre lobo crecen rápido.

—Están saludables.—Asintió Remus, admitiendo la distracción por unos minutos.—Sobrellevaron bien su primera luna llena. —Hermione observó como Remus acunaba su vientre bajo la larga túnica base. El atuendo del Vizconde anunciaba su estado de embarazo por todo lo alto aún sin estar muy avanzado, la ausencia de cintas sobre su cintura y suave soltura eran una adaptación hecha normalmente para la dulce espera.—Son fuertes.

—Lo son. —Un vozarrón anunció. Hermione y Remus se sorprendieron cuando Fenrir entró a la habitación sin avisar, con una sirvienta pisándole los talones.

—Disculpe, Vizconde.—jadeó Lilith.—, el señor Greyback no me permitió anunciarlo, perdone mi ineficiencia.

—¿Cómo está mi pareja y mis cachorros? —El gran hombre lobo avanzó sin darle importancia a las palabras de la sirvienta. Cuando Hermione se volteó a ver a Remus, el rostro de éste era una extraña mezcla de emoción y terror, toda la candidez y sonrisas le hubieran rodeado antesde desvanecerse como tinta en el agua, tiñendo de gris el ambiente de la sala.

—Fenrir… —Remus bajó la cabeza y esperó que el hombre lobo se inclinara junto a él, robándole un beso frente al cual Hermione tuvo que desviar la mirada. Fue profundo, seco y crudo. Sin cariño ni ternura, sólo la brasa del placer sexual. –Tenemos visitas. —Le recordó el hombre más pequeño, cuando una mano callosa rozó el dobladillo de la túnica.

—Ah, ¿sí?

—Sí. —Hermione asintió.—Charlaba con su… pareja, espero no sea una molestia.

Fenrir entrecerró los ojos, su rostro era apuesto pero algo malicioso en su mirada hacían a la Gryffindor estremecer.

—Es una molestia.

—¡Pero cómo se…!—Hermione se levantó dispuesta a replicar, el ceño fruncido y las mejillas sonrojadas más allá del maquillaje. Nadie la iba a echar, ni por muy hombre lobo que fuera.

—Ya te ibas, ¿no es así? —Lupin negó con la cabeza en forma de aviso, aprovechando la ventaja de que Fenrir no lo estuviese viendo. El hombre lobo mayor gruñó, el sonido resonando desde su pecho amplio y sus dedos apretados a las delgadas muñecas de Remus mientras sus ojos seguían fijos en Hermione, era una advertencia.

—Entonces… ¿por qué sigues aquí?—Fenrir le increpó.

Para la poca tolerancia que Hermione demostraba poseer, fue una hazaña que cerrara la boca. El gesto de Remus le advertía sobre un reto más demoledor que su capacidad de convencimiento.

—Pase una buena tarde, Vizconde. — La Duquesa se inclinó con gracia, tal y como se le había enseñado en la clase de etiqueta, dispuesta a ignorar por completo el comportamiento inapropiado de Greyback.

—Igualmente, Duquesa.

—Greyback. —Con un gesto agrio en su joven rostro, Hermione se marchó de la habitación. Fenrir en ningún momento le devolvió el saludo, pero si bufó cuando la niñita se marchó. No entendía como semejante muchacha había sido asignada para un cargo tan importante. Prefirió no darle importancia, volteándose hacia su pareja, el adorable muchacho que, después de tantos años, al fin había reclamado y preñado con sus cachorros.

Se inclinó para devorar sin contemplaciones la boca de su compañero. Remus gimió bajó las manos ásperas que amasaban sus muslos y lo desvestían.

—No. —Masculló el joven, Fenrir odiaba cuando ponía tantas trabas sólo para follar. — Los bebés, no podemos.—Una especie de esperanza relucía tras los ojos ámbar de Lupin, se sabía con una excusa para evitar frente a lo que antes se veía vulnerado.

Oh, su cachorro, tan tonto.

—¿Ellos? —Sonrió con todos sus dientes afilados, desviando sus manos al vientre apenas abultado de su pareja. Los dedos se sentían ásperos y ajenos, similar a una lija contra la piel, a pesar de ello una calidez insulsa reverberaba la piel que tocaban. —Ellos están ansiosos por sentir a su padre, justo el que los puso allí dentro. Por mi parte, ha pasado tanto tiempo desde que jodí a mi perra que ya no recuerdo su calor.

—Fenrir… —A Remus le desagradaba el apodo, lo repudiaba con todo lo que su ser podía odiar. Intentó apartarse del toque forzado,pero unos dedos firmes apresaron sus muslos, manteniéndolo sentado en el sillón.—Por favor, no ahora… no cre-

—No.—La voz gruesa de Fenrir dictó alto y fuerte. Sus dedos callosos subieron el dobladillo de la túnica, tal y como quiso antes.—Eres mi pareja.—Le recordó. El corazón de Remus sangró bajo esa declaración, languideciendo su cuerpo para que un hombre que no amaba le tocase.—Cumples mis órdenes.

A partir de allí no sintió nada. Ni el más pequeño atisbo de asco cuando Fenrir abrió sus piernas y sin ninguna otra preparación, entró, sin preguntar, sin preocuparse…sin toques suaves o besos apasionados. Era así como las cosas se llevaban desde el primer momento. Cambiar sería inútil, así que se dejó llevar, tirado sobre el sillón, mallugado bajo manos duras y embestidas descuidadas, sin el más mínimo placer y con lo mismo de esperanzas.

-BreathOfLife--

Después de las lecciones de equitación por la mañana y su juego matutino con Fei, Harry recibió una misiva más, esa vez de la Emperatriz Anastasia Nikolayévna de Rusia. En ella se manifestaban todos los deseos por un matrimonio y reinados prósperos. Nada más, meras formalidades.

Bajo el conocimiento de que Hermione estaba en plena sesión del Consejo, y sin tener el más mínimo interés por acudir a Tom, Harry se encaminó a los aposentos de la única persona que sabía disponible para una charla banal. Ese día, Remus se quedaba en el Palacio debido a que se encontraba indispuesto. Muchos susurraban por los pasillos que el motivo de su indisposición estaba relacionado con la repentina llegada de Fenrir Greyback al Palacio.

Harry no le prestó atención a aquel chismorreo hasta que entró a los aposentos de Remus, y vio al hombre por sus propios ojos.

Estaba reclinado sobre el sofá, pálido, pero con las mejillas rojas, los ojos hinchados y un moretón en la mejilla derecha. Las marcas de dientes se salpicaban por su cuello y clavícula hasta perderse en el corte de la túnica ligera. Parecía dormido y Harry no tuvo el corazón para despertarle, le agradeció a la mucama que le hizo entrar pidiéndole algo de chocolate caliente en voz baja, y se dedicó a mirar al cansado licántropo descansar.

Harry sabía que Remus no pasaba por la mejor de las situaciones si las comparaba con las de Hermione y él. Tom no lo había embarazado, cuando menos, tampoco le maltrataba de forma física, parecía un tabú para el lord oscuro siquiera dañar una parte de su Horrocrux. Pero Remus… ¿qué clase de relación tenía con Greyback?

—Sé que me veo lamentable.—La voz baja de Remus murmulló por lo bajo. Harry no se sobresaltó, prefirió sentarse junto al hombre, intentando descifrar los motivos por los cuales se mantenía con vida.

—¿Siempre hace esto? —La rabia no logró filtrarse en su tono de voz. Quería lucir conciliador, brindar algo de apoyo moral. Pero Harry en verdad estaba furioso, Remus era una de las pocas personas que le conectaban a su pasado, un lazo con lo que alguna vez fueron sus padres y una vida común. Verlo así… era indescriptible.

—Estaba ansioso. —Remus se acomodó, acurrucándose entre los suaves y mullidos cojines. —, los hombres lobos no somos delicados para el sexo, Harry.

—Eso no ha sido sexo. —Escupió el menor. —, ¿el lazo que te une a él es tan fuerte?

—El lazo, y estos pequeños. —Una mano pálida se tocó el vientre. Allí, en los ojos ámbar, Harry podía ver amor, la respuesta a la pregunta del porqué seguía vivo.

—Si pudieras cortar lazos con Greyback, ¿lo harías?

Remus rió.

—Eres la segunda persona que me lo pregunta.—No era una risa alegre, Harry estaba al tanto. —Lo haría, pero ya no hay vuelta atrás, Harry. Lo único que me queda eres tú y estos cachorros, y quiero protegerlos tanto como pueda seguir junto a ti.

—Si es así. —Harry murmulló. Pasó un momento antes de que decidiera que no se quedaría allí de brazos cruzados. —, debo irme Remus. Perdona la visita tan corta, volveré en la noche.

Intentó que su decisión no flaqueara cuando salió de las habitaciones de Lupin, caminando con presura hasta llegar a las de Snape, tocó y esperó unos segundos. Una mucama de cabello negro le abrió y le hizo pasar, Snape acababa de llegar y estaba cambiándose, dándole el suficiente tiempo a Harry como para organizar sus ideas.

—Potter. —El hombre ingresó, sobrio, como siempre, vestido de negro con una expresión inescrutable.

—Hazlo, —Harry no le permitió hablar, sentado sin mirar realmente un punto en específico de la habitación, parecía un muñeco vacío vestido con las mejores túnicas, guantes y diadema. —El plan que me dijiste tenías. Ya Remus está aquí, hice mi parte del trato… mátalo, mata a Greyback, yo te cubriré si Tom llega a enterarse.

Severus asintió, complacido de que la última pieza de su plan cayera justo a tiempo con tanta facilidad.

Harry no lloró. El mismo sentimiento de irrealidad que lo embargara al apuntar a Vivian y condenarla a muerte lo tranquilizaba en ese momento.

-BreathOfLife-

Bajo la luz de un candelabro, Hermione volvió a releer la última línea de la novela romántica que tenía entre manos. Se suponía que la única área de la biblioteca que tenía permitido visitar eran la sección de novelas e Historia de la Magia, nada más. Historia de las Artes Oscuras, Hechizos y Registros Históricos le eran vetados, así que, haciendo ingenio de su afición como lectora, empezó a investigar con sus escasos recursos.

Unio.(2*)—La palabra se había repetido ya en siete escritos. Hizo unos garabatos distraídos en un papel de pergamino con un lápiz de carbón, y ocultó de nuevo el pergamino bajo un libro de Beedle, el Bardo. Uno de los guardias que le vigilaba se inclinó para observar que hacía. A sus ojos, la muchacha come libros seguía ensimismada en la misma página de aquella novela empalagosa, nada irrelevante.

Una vez tuvo lo poco que pudo conseguir, Hermione se puso de pie, dejó unos pares de libros sobre la mesa y se llevó dos, teniendo cuidado de ocultar el pergamino doblado en uno de los bolsillos de sus faldas.

—Ya me retiro. —Le avisó al guardia. El hombre, hastiado, la acompaño hasta la salida.

—Unio.—Repitió Harry, leyendo las anotaciones que Hermione le llevara hasta sus habitaciones.—¿Qué significa?

—Aparece en varias novelas, todas ellas clasificadas como drama de época. —Hermione se mordió el labio, caminaba de un lado de la sala al otro con sus tacones, provocando un rítmico sonido—, incluso un autor da las gracias a un amigo experto en rituales de enlace, por lo cual comprobé que es real. Trata sobre un desconocido hechizo de unión. Siempre lo mencionan como una deshonra para las familias, una especie de unión forzada a los prometidos que no querían casarse. Revisé cada libro en donde apareció, los síntomas concuerdan. Pero no hay más detalles, nunca describen el ritual o llegan a mencionarlo más que de forma vaga… pero estoy segura que es el mismo. Claro, debes considerar que esto es lo único que tengo a la mano por ahora, puede que me esté equivocando.

Harry suspiró.

—¿Y ese libro?

—Casi se me olvida.—La apresurada marcha de Hermione paró con el objetivo de sentarse junto a Harry y mostrarle un libro pequeño de tapa dura. —Beedle el Bardo, el narrador del Cuento de los Tres Hermanos, es esto Harry. ¿Recuerdas el título de Vol-de Riddle? "Amo de las reliquias." —Harry asintió. —Una capa de invisibilidad, una varita de saúco, como la de Dumbledore, dijiste que Snape la tomó y ahora no la tiene, y además, una piedra de la resurrección. He oído hablar sobre ello en el consejo. Si es así, significa que es el Amo de la Muerte. Leí sobre esto en Hogwarts hace meses.

Harry había leído la historia de los Tres Hermanos hace ya tiempo, apenas entrar a Hogwarts, ¿pero que fuesen reales?

—Eso significa que, si quiero hacerle daño debo arrebatarle uno de esos tres y cuando menos lo espere, destruir todos sus Horrocux.

Aquello parecía cada vez más complicado, Harry volvió a suspirar. Después de charlar por más tiempo con Hermione, decidió que estaba lo suficientemente agotado como para ir a dormir, la despidió y se echó en su cama, una que olía a Tom y tenía prendada la calidez de su magia.

No pudo dormir con tranquilidad hasta que Tom se unió a él, atrayéndolo hasta el pecho amplio para reconfortar su noche. Seguía enojado con él, pero la tranquilidad que se extendía en su mente, le evitaba angustiarse más de lo que necesitaba.

No soñó esa noche.


NOTAS:

¿Adivinen qué fic fue nominado de nuevo a los Amortentia y perdió? ¿Otra vez? Bueno, os traía un regalo si ganaba, pero como no es así se jo… No, mentira. Os adoro. Participar en los Amortentia a estas alturas ya es un entretenimiento más que otra cosa, pero de verdad no hay regalo porque… bueno, el regalo no dependía de mí, dependía de otra persona. Pero con el corazón intentare darles ese regalo porque se lo merecen.

Ahora, al capítulo:

No me vengan con esas miradas acusadoras, Severus está haciendo lo que tiene que hacer, por mi parte se he achicharra el corazón, porque estos nenes son bebés y no tienen la culpa de nada, no se engañen, estoy llorando en alguna esquina por ellos. También quiero destacar justo ahora que no estoy retratando relaciones saludables en este fic, son obviamente toxicas y las escribo sólo para ilustrar la complejidad de situaciones en las que se sumergiría este universo, pero en verdad no espero estén tomando estos comportamientos como modelos… Remus no estará feliz si se entera, pero Severus es egoísta, esto es lo que desea y cree correcto.

Por otra parte, bueno, Harry está flaqueando un poco, pero también está adentrándose más en la sucia política de la monarquía y a su vez, está más decidido que nunca a asesinar a Tom, no importa qué. Hasta yo quiero saber qué resultará de todo eso. Ah, el Drarry, me abstendré de opinar.

Sobre la falta de interacción Tom/Harry, se atrasa un capítulo por meros caprichos de la trama.

Con amor y cariño les dejo este capítulo, y por favor, dejen que la actualización tenga cuando menos una semana antes de preguntar si lo seguiré (eso es para los nuevos, sin embargo se les adora y quiere). Por cierto, ¡Sí! Si lo voy a seguir, si algún día decidiera no seguirlo verán un enorme post aquí, en mi blog, en Facebook y hasta en el Twitter(que no tengo), anunciándolo. Pero como eso NO va a pasar, los veo en la próxima actualización. Para los veteranos que me siguen sin importar cuántos siglos tarde, ¡os adoro, os amo y le envidio por tal paciencia que se cargan! Este fic no podría tener mejores y más fieles lectores :)

¡Besos enormes!


Aclaraciones:

Kmt(1*): Los egipcios antiguos le decían a su nación Kmt, que se pronuncia Kemet.

Unio(2*): Unión en latín.


Respuesta a anon:

BlancaBunny (Eres la primera lectora nueva que tiene la hermosa consideración de decirme que esperaras. Por ello te adoro y espero que las estrellas te pinten el nombre en el cielo esta noche o cualquier otra por la gran persona que de seguro eres. Pero fuera de broma, de verdad te agradezco con todo mi corazón que te dieras el tiempo de escribirme para hacerme saber que te gusto. He planificado con diligencia esta trama desde que se me ocurrió un día caluroso y que sea apreciada me llena de júbilo. Espero que estés bien y puedas leer este mensaje pues de verdad te agradezco. )

Rosalie(Esa niña? Cual niña? Yo sólo veo las remembranzas de un antiguo ser que caminó en este mundo. Tú no?)

Paola (Take?)

El resto de Rws se responden por PM.