Malentendido

Disaclaimer:Inuyasha y todos sus personajes le pertenecen a Rumiko Takahashi, el resto es mío :)


El sol comenzaba a caer coloreando el cielo de tonos anaranjados y amarillos. Una imagen muy hermosa, sin embargo nadie estaba dispuesto a fijarse en ella, el ambiente estaba demasiado tenso como para eso.

—¡Agh! ¡Es un irresponsable y un desconsiderado!—gruñía una furiosa Kagome mientras caminaba de un lado a otro. De vez en cuando detenía su caminar o murmuraba alguna cosa ininteligible, nunca la habían visto tan enfadada.

—Relájese, Señorita Kagome, Inuyasha aparecerá en seguida, todos sabemos que jamás se le escaparía algo así.

—¡Ah, ese tonto de Inuyasha! Kagome tiene razón de estar así. El estúpido nos tiene a todos preocupados solo porque… eh… porque…— El pobre Shippo bajó sonrojado la mirada y no supo como continuar la oración. Avergonzado, miró de reojo a Kagome, quién había dejado de caminar.

—Debe estar por llegar. Como dijo su excelencia, Inuyasha no olvidaría una ocasión como ésta…— Dijo un poco nerviosa la exterminadora, intentando salvar a Shippo y calmar a su amiga, pero Kagome no era tonta y sabía perfectamente en donde estaba el medio demonio.

-Flashback-

El grupo se había levantado más temprano de lo habituado y había viajado todo el día teniendo como destino una aldea lejana. En ella corría el rumor de que un ser no identificado podía poseer eventualmente un fragmento de Shikon.

Sí, era un rumor casi sin fundamento, sin embargo, en esta batalla todo contaba. No tenían nada que perder.

Cuando el sol estuvo en su punto más alto, se detuvieron a comer algo en medio del bosque, producto de los vacíos y ruidosos estómagos. Durante el almuerzo decidieron que estaban lo suficientemente agotados como para no continuar y acordaron (Luego de unas cuantas quejas de cierto peliplateado y un par de sientates como respuesta) descansar y pasar la noche ahí para continuar al día siguiente.

Al terminar de alimentarse a base de ramen, empezaron a ordenar los envases. Kagome era muy estricta en ese aspecto, odiaba la contaminación y adoraba el medioambiente. Estaban limpiando en silencio cuando la voz de Inuyasha sacó a todos de sus pensamientos:

—Enseguida vuelvo.

Antes de que alguien pudiera responder , ya había desaparecido entre los árboles del bosque.

Los otros integrantes del equipo miraron extrañados, pero todo hizo sentido cuando divisaron unas serpientes cazadoras de almas provenientes de la dirección por la cual se fue Inuyasha.

El equipo maldijo internamente la situación ya que apreciaban de sobremanera a su amiga Kagome. Para sorpresa de todos, la sacerdotisa seguía ordenando como si nada hubiese pasado.

-Fin Flashback-

Kagome miraba un punto fijo con la mandíbula endurecida y las manos en puño. Puede que no haya reaccionado como todos esperaban cuando Inuyasha los abandonó, pero eso no significaba que no le hubiese importado. ¿Si le afectaba? ¡Pues claro! Pero el ritual que le seguía a las visitas "furtivas" de Inuyasha a la miko muerta en donde todos sentían lástima por ella y finalizaba con una situación incómoda, se estaba volviendo algo agotador y terrible. Además, si amas algo déjalo ir… ¿No?

Suspiró y levantó la vista. La angustia se apoderó de ella cuando vio como poco a poco, el sol se escondía detrás de las montañas.

Si Inuyasha quería ver a Kikyo de vez en cuando, tenía completa libertad de hacerlo, pero la libertad se limitaba cuando las visitas además de superar las dos horas y media, lo ponían en peligro.

—Puede ser problema de Inuyasha…—habló al fin con un timbre de angustia en la voz,—pero no me permitiré dejar que su vida corra peligro.

Dicho esto, cogió su arco y carcaj y desapareció entre el follaje del bosque dejando a todos anonadados.


—Me impresiona lo mucho que has cambiado, Inuyasha—comentó la sacerdotisa de barro y huesos luego de un largo, mas no incómodo silencio.

Ninguno de los dos se había percatado de lo rápido que había pasado el tiempo. Habían charlado como antiguos amigos, tanto de cosas triviales como importantes.

—Ambos lo hemos hecho, Kikyo—contestó finalmente Inuyasha, y era cierto, probablemente la situación en la cual vivían los había hecho más maduros.

Había acudido para averiguar sobre Naraku y luego la conversación se fue desviando, platicaron largo rato. Acerca de la vida en el grupo del hanyou, los viajes, las aventuras de Kikyo en distintas aldeas, Kagome y una vaga explicación sobre su lugar de origen… tocaron temas tras tema sin darse cuenta de que lentamente oscurecía.

"La aprecio mucho, sí" Pensó Inuyasha mirando a la miko con nostalgia, "…mas no la amo" Inmediatamente sus pensamientos volaron hacia cierta azabache del futuro y se sonrojó.

Kagome… no sabía mucho sobre el amor. La última vez que se enamoró, las cosas no salieron precisamente bien, pero algo le decía que Kagome era la correcta, la indicada y aunque la culpa lo carcomiera por dentro eternamente, no podría ir al infierno con Kikyo.

—Inuyasha…— le llamo la atención. —No tienes que hacerlo. Vence a Naraku y se feliz con mi reencarnación. Con eso me contento.

Nuestro querido amigo la miro boquiabierto ante aquella "lectura de mente". No es que no quisiera librarse de esa promesa, pero jamás pensó que Kikyo se lo pondría tan fácil… ¿Estaría tramando algo?

La sacerdotisa miró a Inuyasha a los ojos y esbozó algo similar a una sonrisa. Cayendo en la cuenta de que hablaba en serio, Inuyasha se la devolvió. Si bien no pudo encontrar el amor verdadero en ella, ganó una gran amiga.

Kikyo alzó la mirada al cielo aun iluminado y unas cuantas serpientes caza-almas aparecieron.

—Hasta pronto, Inuyasha—dijo mientras caminaba en dirección contraria seguida por sus serpientes.

—Adiós… Kikyo— susurró sintiéndose completamente en paz. Un sentimiento buscado desde hace mucho tiempo.

Cuando se quedó solo, pensó acerca de lo sucedido, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por un grito:

—¡Inuyasha!—Kagome jadeaba. Para llegar ahí había corrido como si de ello hubiera dependido su vida.

Ver a Kagome ahí le disgustó. Habían pasado por esa situación innumerables veces y ella seguía sin entender que sus charlas con Kikyo no iban más allá de saber noticias sobre Naraku (Excepto ese último encuentro).Le dolía que Kagome no confiara en él. Siempre llegaba, se enojaban, se peleaban, se iba, la seguía y se solucionaba.

—¡No puedo creerlo!— casi gritó la azabache.

—¡No ha pasado nada, tranquila!— dijo intentando calmarla, pero no lo logró.

—¿Qué es eso de que no ha pasado nada?— ¿Acaso estaba loco?

—¡Lo que oyes! ¡Deberías confiar más en mí!— contestó Inuyasha enojándose.

—¿Cómo quieres que confíe? ¡Lo que haces es estúpido, tonto!

—Claro, y ahora me insultas

—¡Te lo mereces!

—Kagome…—Gruño perdiendo la paciencia—No te comportes como loca ¡Exageras todo!

—¿En serio crees que esto es exagerar?—Gritó atónita—¡Deberías darme las gracias!

—¡No tienes por qué meterte en lo que hago! ¡Es mi problema!

Auch, eso había dolido un poco, pero la furia de Kagome era más poderosa.

—¡Pues también es mío! ¡Yo soy la que se preocupa y créelo o no te espera pacientemente!

—¡Keh! Eres una tonta. Solo te guías por unos celos estúpidos…

Silencio.

—¿Ce…Celos?— Kagome estaba estupefacta. Ahora todo tenía sentido.

Inuyasha, cruzado de brazos, la miró con curiosidad. Al parecer esto no iba por los sentimientos de la chica.

La ira de Kagome regresó… y recargada.

—¡¿Crees que estoy así solo por unos malditos celos?!—Ahora el turno de sorprenderse era de Inuyasha—¡Hoy día hay luna nueva!

Continuará...


¡Hola Holaa! Estoy aquí con mi segundo fic. ¡Espero que les haya gustado! Solo tendrá un capítulo más que espero poder subir mañana y... eso.

Agradezco a mi hermana por ayudarme y animarmee, un besito apretadito para ti también(?)

Muchas gracias de antemano por leer y les mando un besoteee ;)

Saludooos

RatillaFresa