Don't Say Stop Believin'!
Disclaimer: No tengo propiedad alguna sobre la franquicia de K-ON! Los derechos son facultad de sus autores respectivos como Kakifly, Hobunsha y Kyoto Animation. El argumento de este fic pertenece al usuario CZeke. Sólo me he limitado a aportar el trabajo de traducción y adaptación en un esfuerzo para que los hispanoparlantes que tienen mayor dificultad con la lectura del inglés puedan conocerlo y apreciarlo. Todos mis respetos a las personas antes mencionadas.
Nota sobre formato: Aunque esta historia sea escrita en español, algunas letras se mantendrán en inglés para efectos de consistencia. De igual manera, se sobreentiende que el idioma que los personajes hablan es el japonés. Los monólogos internos, flashbacks, conversaciones electrónicas y letras de canciones, así como algunas locuciones de origen extranjero se escribirán en cursiva. Las negritas son indicativas de énfasis o enojo, de acuerdo al caso.
Capítulo 9: Never Going Back Again.
Sawako salió del lugar, se recargó contra la pared del edificio, y tomó un largo y profundo respiro. Se había encargado de los asuntos urgentes: meter a la banda a las Regionales y recuperar su lugar como supervisora. Ahora tenía tiempo para pensar. Y había algo muy importante en lo cual pensar.
De acuerdo con Tsumugi, ella había renunciado a su trabajo en Sakuragaoka el día de ayer. ¿Lo había hecho?
Sawako se forzó a recordar el día anterior con el mayor detalle que fuera posible. Se había levantado tarde porque la noche anterior la emoción la había mantenido despierta todo el tiempo. Había salido volando de su casa sin desayunar, ansiosa de liberarse de sus responsabilidades de una vez por todas. Había ido derechito a la oficina del director. Y después… ¿qué?
¡Oh, el letrero!, había encontrado un letrero con la leyenda "No Molestar" colgado en la puerta del director. Había decidido volver después.
La memoria de Sawako comenzaba a aclararse. Toda la mañana había estado visitando la oficina del Director buscando una oportunidad, pero ese cartel había permanecido ahí. Para el medio día se había rendido –necesitaba la mañana para prepararse, y además, se moría de hambre. Su espectacular renuncia tendría que esperar. En cuanto a sus clases (que ése día sólo habían sido vespertinas), había hablado con la secretaria al respecto, excusándose con alguna clase de emergencia, y obtenido un reemplazo para cubrirla.
Eso lo solucionaba. No había renunciado. Así que ahora la pregunta que restaba era… ¿Por qué no lo había hecho? Con la avalancha de emociones en que se encontraba en ese instante, ¿Qué la había detenido de irrumpir en la oficina del director Yamada y gritarle sus intenciones?
Sawako recordaba el haber estado decidida a ver "la mirada que tendría en su rostro". Pero, ¿por qué?, ¿Qué podía tener eso de importante? Ni siquiera lo conocía tan bien. Renunciar había sido su único y más importante objetivo esa mañana. ¿Qué podría haber tenido mayor relevancia?
Bueno, eso tendría que averiguarlo después. Lo más importante era que no había renunciado a su trabajo, lo que significaba que no tendría que suplicar desesperadamente para recuperarlo. Una pequeña bendición.
Revisó su reloj. Cuatro horas hasta la reunión. Debería ser tiempo suficiente.
Ya fuera de peligro inmediato, Sawako podía enfocarse en la misión. Todo seguía dependiendo por completo de las Regionales. Y no tenía la menor intención de fallar. Sus chicas iban a ganar esto –y no sólo para salvar su trabajo, sino también porque se lo merecían.
Sawako había ideado los trucos para cada una, y había ayudado en todo lo que le había sido posible con lo que a música refería, pero aún le quedaba un talento por poner en juego.
Tal y como lo había pedido, el chofer de Tsumugi le esperaba a la vuelta. Sawako se subió al carro. "De vuelta a donde nos recogió," dijo ella. "Tengo trabajo que hacer."
"De acuerdo, escucha," dijo Azusa. "Me he escondido bajo las mesas de los restaurantes, he visto a través de ventanas, he creado distracciones, he escuchado a través de las puertas con la ayuda de una taza de té. Me he puesto disfraces de animales de cuerpo comple–"
Jun la interrumpió, "¿Y exactamente cuál es tú punto con todo eso?"
"El punto es, que me he visto involucrada en intentos bastante fallidos de espionaje. Y sé de qué te hablo cuando digo que este es el peor. Y por mucho."
"Objeción escuchada. ¡Ahora en marcha!"
Con un profundo suspiro, Azusa se deslizó por debajo de la caja de cartón que Jun había encontrado. Su amiga se metió junto con ella y dejó caer la caja sobre ambas.
"¡Auch!"
"¡Shh!"
"¡Es demasiado angosto!"
"¡Deja de empujar!"
Después de más o menos un minuto, las ocupantes lograron ponerse tan cómodas como les fue posible (lo cual no era mucho) y la caja dejó de moverse. Jun asomó un ojo por el hoyo que previamente había preparado. "Ok, ahora sólo recuerda, ¡despacio!"
La caja comenzó a arrastrarse por el suelo.
En la puerta de al lado, en uno de los espacios designados para el calentamiento de las bandas, una chica de cabello corto regañaba a las integrantes de su agrupación. "¡Eso estuvo espantoso!, ¡tendremos que hacerlo mejor si planeamos ganar esto!, ¡De nuevo, desde el inicio!"
"¿Otra vez?" se quejó la baterista.
"Miren, ¡esta es nuestra oportunidad!, ¡no somos una simple banda de garage, somos Gang of Girlz!, ¡y si queremos mostrarle al mundo de qué estamos hechas todo comienza aquí! ¡Desde! ¡El! ¡Inicio!"
Con un suspiro colectivo, las demás integrantes tomaron posiciones. A la señal de la guitarrista, comenzaron a interpretar una ruidosa canción que hablaba acerca de la golpiza con tubo que un novio inepto se merecía.
Mientras tocaban, la puerta se abrió lentamente. Una vez que la apertura fue lo suficientemente amplia, una caja de cartón comenzó a introducirse al salón. Centímetro a centímetro, silenciosa cual ninja, se escabullía sigilosamente, indetectable para cualquier–
"Ehm, ¿Akira?"
La guitarrista prácticamente azotó su instrumento contra el suelo. "¡Más te vale que tengas una maldita razón bastante válida para detenernos, Sachi!"
"Bueno, eso sólo que…" La joven apuntó a la puerta.
Akira –que había estado dando la espalda a la puerta, se dio la vuelta. Su mirada se volvió fría cuando se percató de la escena ante ella: La puerta que ella misma recordaba haber cerrado estaba misteriosamente a medio abrir, y una caja de cartón boca abajo casi terminaba de entrar al lugar.
La baterista se rascó la cabeza. "Parece que ha estado… intentando pasar."
Akira observó más de cerca. La caja se estaba riendo.
"¡OH!, ¡Oh, lo sabía!" gritó ella, arrojando su uñeta a través del salón. "¡Sabía que Yokohama intentaría robarse nuestra música!, ¡ATRÁPENLOS!"
"¡Aborten, aborten!" dijo Jun. La caja salió volando por los aires mientras que ella y Azusa corrían por sus vidas.
Después de unos cuantos minutos de caos, las chicas se escondían tras una esquina, tratando de recuperar el aliento. "Cre… Creo que… las perdimos," dijo Azusa.
"Sí," dijo Jun, dando un vistazo. "Parece que le están gritando a otra banda. Es probable que se trate de Yokohama."
"¿Puedes darme la razón ahora, por favor?"
Jun suspiró. "Tenías razón. Investigar a la competencia no es lo suficientemente importante como para recurrir a estrategias de caricatura."
"Esperaba algo un poco más sustancial. Algo como 'Azusa tiene mejor juicio que yo'."
"Ok, te dejaré escoger los disfraces."
De ida y de vuelta, de ida y de vuelta. Los ojos de Yui registraban el lugar mientras caminaba. Movía su bastón con la misma frecuencia, lo que de manera totalmente accidental causaba una ilusión de que tenía un propósito. Ui la seguía unos pasos atrás.
"Estúpidos lentes oscuros," masculló Yui.
Su hermana contuvo un sollozo. ¡Pobrecita!
¿Por qué la gente ciega se molesta en ponerse estas cosas?, ¡Tal vez para ellos no haga diferencia, pero para mí sí que la hay!
"Los ojos de una persona ciega no siempre lucen igual a los de los demás," –explicó Ui. "Se ponen los lentes para la comodidad de otros."
Yui sólo gruñó. "Bueno, ¡pues no funciona!, ¡yo no me siento nada cómoda!"
La más joven de las Hirasawa estaba partida en dos. Nada la mortificaba más que el ver a Yui molesta, pero al mismo tiempo, su hermana estaba comprometida con su "truco"; y Ui no le haría ningún favor si le permitía renunciar a él ahora. No le quedaba más que ser fuerte.
Una lágrima escapó por uno de sus ojos. Oh, Oneechan… que no se haga mi voluntad, sino la tuya…
Yui comenzó a emitir un ligero ronroneo. "Rrrrrrr."
"¿Cómo dijiste?"
"Rrrrrrrr."
Ui se la quedó viendo. Había ocasiones en que eso era lo único que podía hacer.
"Rrrrrrr. Vamos." Yui bajó la cabeza como quien se sumerge en concentración absoluta. "RRRRRRRR."
"Oneechan, ¿Qué estás haciendo?"
"¡Ecolocación! Bajo el agua está demasiado oscuro para poder ver, ¿cierto? ¡Así que las ballenas y los submarinos usan un sonar para encontrar lo que buscan!"
Ui estaba bastante segura de que no se podía usar cualquier sonido para hacer ecolocación, pero no consideró necesario el decirlo. "¿Estás buscando algo?"
"A alguien. Rrrrrrrrrr."
Ah, por supuesto. "Aquél chico que conociste."
"¡Es mi gran oportunidad, Ui!" las cejas de Yui tomaron esa característica pose de determinación que su hermana conocía demasiado bien. "Cuando volvamos a encontrarnos en este lugar, ¡no será capaz de negar el lazo cósmico que nos une!, ¡me aseguraré de liberarlo de los brazos de ésa otra chica y nunca lo dejaré ir!, ¡Nunca de los nuncas!"
"Ok. Yo te ayudo. ¿Cómo luce?"
Yui rodó sus ojos con ironía. "Estaba ciega cuando lo conocí, Ui."
"Por… supuesto." Ui no se molestó en recordarle que había visto la foto del chico antes de que su truco apareciera, lo que había permitido que lo reconociera en primer lugar. O que Mio podría habérselo descrito. O que con todo y su ronroneo, era obvia la manera en que estaba mirando para todas partes.
Mientas Yui continuaba con su búsqueda, recalcó: "¡Voy a intentar cantarle nuevamente!, ¡hay una canción de los Beatles acerca del jardín de un pulpo!, ¡realmente me identifiqué con ella!"
"¿Cómo así?"
Dando media vuelta, la chica levantó una ceja. "¡Adivina!"
"Ehm… porque… ¿porque los pulpos tienen muchos brazos con qué abrazar?"
"¡Exacto! ¿Ves?, ¡tú sí me entiendes Ui! ¡A veces creo que eres la única que lo hace!"
Ui se sonrojó. "Siempre cuentas conmigo, Oneechan."
"¡Es como con este asunto entre él y yo!, ¡todas las demás piensan que es extraño el haberme enamorado!"
"Bueno, sólo lo has visto una vez…"
"No, no es por eso. ¡Se les hace extraño que me enamore de alguien! Mio se la pasaba preguntándome '¿Quizás has visto demasiado Sensei y Ninomiya-kun últimamente?', Deja de hacerte la interesante y ponte a practicar. Bla bla bla, waah waah waah."
Ui no pudo evitar reírse. Para ser sincera esa había sido una muy buena imitación de Mio.
"¡Pero no tú, Ui!, ¡tú lo entiendes!"
"Bueno, yo tengo una ventaja. Te conozco de toda mi vida. Tus otras amigas no saben lo mucho que te gustaba jugar a la casita y leer cuentos de hadas que hablaran de apuestos príncipes."
"¿Pero por qué les sorprende tanto? A mí no me parecería extraño si ellas tuvieran novio…"
Ui lo meditó un momento. Conocía la respuesta a eso, desde luego –podría haber escrito una tesis entera sobre el perfil psicológico de Yui–, pero el verdadero reto era encontrar la manera correcta de explicárselo. "La cosa es, Oneechan, que a veces puedes ser bastante… intensa."
"¿Cómo cuerdas de poder?, ¿eso intentas decir?"
¿Qué? "No, hablo de tu personalidad. Cuando te interesas en algo, ése algo se vuelve lo único en lo que puedes pensar. ¿Recuerdas cuando acababas de conseguir tu guitara?"
Yui miró con cariño el estuche en su mano izquierda. "Mi encuentro destinado con Giita…"
"Exacto. Apenas y dejabas de tocar, y eso incluyendo las comidas. Y después, cuando tuviste que presentar esos exámenes tan importantes, te enfocaste tanto en eso que obtuviste el 100% de calificación –y olvidaste por completo cómo tocar."
"Sï. Eso sí me dio vergüenza."
"Entonces entiendes lo que digo, ¿cierto? Tu mente está acostumbrada a trabajar con una cosa a la vez. Cuando estás con tus amigas en el club lo más usual para ti sería: música, tareas escolares, té…"
"¡y gatitas!"
"¿Hmm?" Oh, cierto. Azusa. "Sí, esas cosas. Son los temas de los que hablan, así que no hay otras cosas que entren a tu mente. Tus amigas están acostumbradas a eso. Pero ahora tienes un nuevo interés."
"¡Mi prometido!"
Ui resistió el impulso de sobarse la frente; al parecer se había perdido la proposición de matrimonio. "Así es, ése chico. Si lo ves desde la perspectiva de las amigas de tu club, has pasado de nunca antes hablar de chicos a no poder hablar de otra cosa. Eso es lo que las hace pensar que algo extraño te pasa."
"Wow," dijo Yui mientras procesaba la información. "¡Eres muy lista, Ui!"
"Lo heredé de ti," contesto la chica, sonrojándose.
"Había olvidado lo mucho que solíamos jugar a la casita ¡Era muy divertido!"
Ui no lo había olvidado, y en realidad dudaba que algún día pudiera. Cuando las hermanas Hirasawa juagaban a la casita, realmente jugaban. En ocasiones los juegos duraban días. Yui siempre la hacía de esposo; ella llegaba a casa del trabajo (que usualmente involucraba ser presidente de una compañía, o a veces piloto de mecha, y en una ocasión especialmente nacida de una confusión, Papa) y Ui siempre tendría lista la comida. Imaginaria, desde luego. Ambas hermanas realmente se perdían en el juego, y lo prolongaban hasta que la atención de Yui tomara otro rumbo. Ahora que lo pensaba bien, ¿Realmente habían dejado de jugar desde la última vez?
"Pero aun así no es justo," dijo Yui. "No tendría por qué haber… ¡ENCONTRADO!"
"¿Qué?"
Yui ya estaba a medio camino en dirección al otro lado del lugar. Ui recogió el bastón que su hermana había dejado tirado y salió en su persecución. Al parecer, los juegos acababan de dar inicio.
"Y casi del tamaño de tu –"
Mio levantó una mano. "Ya escuché esa historia. Busca una mentira distinta."
"Oh. Entonces… se trataba de este conejo, ¿sabes?"
Un par de chicas provenientes de otra escuela se les acercó a ambas. "¡Hola!, ¿van a participar en el evento de hoy?"
"¿A ustedes les incumbe?" preguntó Ritsu, logrando avergonzar a su amiga.
"Somos miembros del club de periodismo. Nuestra escuela queda por aquí cerca, pero como no contamos con ninguna banda esperábamos poder escribir algunas impresiones acerca de alguna de las otras agrupaciones participantes. ¿Les interesaría?"
A Ritsu se le iluminó el rostro. ¡Publicidad! "Han llegado al lugar indicado, señoritas. ¿Verdad, Mio?"
"Ehm, claro… pero este no es un buen momento…"
La baterista le clavó los ojos encima. "Es el momento perfec–"
"Quieren hablar con todas los integrantes, ¿cierto? Nuestro grupo está disperso en estos momentos, pero tal vez podrían venir a buscarnos más tarde cuando nos reunamos."
"¡Buena idea!" dijo la otra estudiante. "¿A qué hora sería eso?"
Ritsu soltó un suspiro. "Dos en punto, salón de ensayos número 3. Preséntense o piérdanse."
La castaña comenzó a rodar, alejándose del lugar. Mio se disculpó con una pequeña reverencia y la siguió. "¿Cuál es tu problema, Ritsu?"
"¡Más bien cuál es tú avería!, ¡pudimos habernos quedado con esa entrevista para nosotras!, ¡estrellato!, ¡fama!"
Mio la miró fijamente. "¿Por qué eres así? No importa en qué situación estés, ¡tú primer instinto siempre es intentar torcer las cosas a tu propia conveniencia!"
"¡Así son todas las personas! Llegar a la cima no es algo que simplemente suceda. Tienes que pelear por un lugar."
"¿Sabes qué Ritsu?, suenas igual que Sawa-chan."
La baterista no tomó muy bien ese comentario. "Bueno… ¿y qué? No es como si se equivocara en todo."
"No, por supuesto que no. Simplemente no tiene escrúpulos, se la pasa saboteando a la gente y es deshonesta…"
"¿Y debo supones que tú eres perfecta?"
"¡No, pero quiero serlo!" Mio dejó caer sus dos manos con fuerza sobre los brazos de la silla de ruedas de Ritsu. "¡Quiero tener éxito y aun poder conciliar el sueño por las noches! Pero a ti no te interesa eso último, ¿o sí? Lo que está bien o mal, ¡para ti no son más que cosas sin importancia!"
El rostro de Ritsu se endureció. "Vamos, Mio…"
"¡No!, ¡debí darme cuenta cuando te vi tan alterada hace rato! No es que te sintieras arrepentida porque las cosas que hiciste estuvieran mal, ¡fue sólo porque no te saliste con la tuya!"
"No es as–"
"¡Yo creo que sí! Por Dios, Ritsu, ¿para qué soy tu amiga?, ¿por qué sigo dejando que me arrastres a tu nivel?"
Los ojos de la baterista se encendieron. "¡Oh, eso sí que es gracioso!, ¡muy gracioso!, ¿Por qué querrías ser tú amiga mía?, más bien, ¿por qué iba yo a ser amiga de una mojigata como tú?, ¿qué gano con aguantar a una figurita de porcelana que sólo sabe llorar y criticar a los demás, cuyas únicas cualidades le quedan a la altura del busto?"
"¡Tan elegante como siempre!"
"¡Sabes que es cierto!, ¿exactamente qué aportas a esta amistad, eh? ¡no sabes divertirte a menos de que alguien te fuerce a hacerlo!, ¡y cuando no estás siendo un estorbo, estás teniendo una bendita crisis! ¿Mi problemita allá atrás? Ha sido la única ocasión en que te he molestado con mis problemas, ¡y ni siquiera creí que estuvieras escuchando! ¡Pero tú, tus crisis tienen crisis!, ¡tengo que escuchar cada cosa que provoca que a tu arbolito mental se le caiga una hoja!"
Mio sintió como si la hubieran apuñalado. "¡E-Esto no se trata de mí!"
"¿Y por qué no?, ¡todo lo demás se trata de ti!"
"¡Sólo estás tratando de no encarar lo que te dije! ¡No te importa ser una buena persona, Ritsu!, ¡siempre haces el mínimo esfuerzo posible, y mientes cuando la verdad te hace quedar mal!"
"¡No lo hago!"
"Ser tu amiga significa siempre tener que bajar mis expectativas. Me pones en situaciones en las que tengo que ser como tú, ¡y estoy harta de eso! Aquí estoy, en mi primer gran competencia musical, ¡y estoy usando el nombre de otra persona por tú culpa!"
"¡No estarías aquí para empezar si no fuera por mí!"
"¡Sí, es cierto! Estaría en el club de literatura, llevando a cabo actividades propias de un club ¡por las que yo sí habría firmado!"
Ritsu rodó sus ojos. "No debí detenerte. Suena como tu paraíso personal. Nada más que libros aburridos y labores tediosas. Debí ahorrarme la diversión para la gente realmente divertida."
"Y yo debí ahorrarme mi amistad para alguien que la mereciera."
La baterista soltó una carcajada. "Oh, ¿así que ser amigas fue tú idea?, ¿así es como lo recuerdas?, ¿Quieres saber la verdad, Mio?, ¿quieres saber la verdadera razón por la que somos amigas?"
"¿Cuál es?"
Los labios de Ritsu se arquearon en una sonrisa cruel. "No eras más que una triste y callada nenita. A nadie le interesaba tu llorón y neurótico trasero. Somos amigas porque me diste lástima."
Mio le dio una fuerte bofetada a Ritsu.
"¿Y… y sabes qué?" agregó la castaña. "¡Aún me la das!"
Mio dio media vuelta y salió corriendo hacia la multitud mientras las lágrimas caían por su rostro. Ritsu dejó salir un gruñido de su garganta y se alejó rodando en dirección contraria.
La parte que Sawako mas adoraba del servicio de renta de disfraces en West End era la sección de descuentos. Cuando un traje estaba demasiado deteriorado para rentarse, lo vendían como mercancía para reparaciones y remiendos. Alguien con las habilidades de Sawako no tenía problemas para reparar y rescatar un juego entero.
Cuando la maestra vio lo que tenían hoy en el almacén, prácticamente dejó salir un grito de alegría. Seguramente alguna compañía de teatro local debió haber terminado sus funciones. Había estado preguntándose cuál sería el mejor tema para los atuendos de Houkago Tea-Time, pero esto resultaba perfecto. Algunas cosas siempre estaban de moda, especialmente cuando se trata de jovencitas.
Sawako tomó un traje para cada integrante y algunos otros para usarlos como piezas de repuesto, después los llevó al mostrador. El gerente –un hombre de mediana edad– dejó salir un silbido. "¿Grandes planes para hoy, Sawako?"
Ella sonrió. "Los más grandes."
El gerente hizo la cuenta, pero agregó un número más hasta abajo del total. "Diez por ciento de descuento," dijo. "Por ser siempre muy buen cliente."
Sawako hizo una pequeña reverencia. "Es muy amable."
Era lo suficientemente avisada para saber que la tienda no le iba a otorgar a alguien un descuento fuera de caja, a menos que el precio estuviera por encima de los costos desde el principio, pero de todas formas se sentía halagada.
Mientras el gerente empacaba las prendas, Sawako no pudo evitar notar el lote de trajes en la parte posterior. "¿Podría pedirle un pequeño favor?" dijo la mujer.
"Desde luego."
"Hay un hombre llamado Tetsuo Tsukamoto que renta sus trajes en este lugar. Yo… preferiría no entrar en detalles, pero no es alguien que le convenga. ¿Podría dejar de darle el servicio?"
El hombre le miró meditabundo. "¿Eso sería legal, Sawako?"
"Oh." Su expresión se ensombreció. "No, supongo que no. Lo siento."
"No hay problema. Aquí tiene sus compras, ¡buena suerte!"
Ella le dio las gracias y siguió su camino. El gerente golpeaba la mesa con sus dedos. Aunque no le había mentido no podía evitar sentirse un tanto deshonesto. Simplemente le había permitido a la mujer sacar sus propias conclusiones.
West End se reservaba el derecho de negarle el servicio a cualquier persona. Cualquier negocio con cierta sensibilidad lo haría. Pero Tsukamoto –al igual que Sawako– era un buen cliente.
Bueno… quizás no le ofrecería un descuento al joven la próxima vez.
Tras una mañana agotadora llena de espiar a otras bandas y esfumarse de vista cada que "Gang of Girlz" estaba cerca, Azusa y Jun tomaban el almuerzo en el área de comidas.
"Los bizcochos de acá no están mal," dijo Azusa.
"He probado mejores," recalcó Jun, aun masticando. "Existe una leyenda que habla de – ¡Oh, un momento!"
La bajista sacó su teléfono y se lo quedó viendo. Su emoción de desvaneció tan pronto como había aparecido. Lo volvió a guardar.
"¿Qué fue todo eso?"
"Nada. Creí haberlo sentido vibrar."
Ambas continuaron comiendo. Tras unos cuantos minutos, Jun volvió a sacar su teléfono y lo colocó sobre la mesa, lanzándole miradas a cada segundo de la misma forma que un conductor mirando su espejo retrovisor.
"¿Acaso estás esperando una llamada, Jun?" le preguntó su amiga.
"T-Tal vez. Es decir, estaré bien sin ella. Sólo pensé que sería mejor si sucediera."
"¿De quién esperas oír noticias?"
Jun hizo una larga pausa. "Mi médico," contestó.
"¿Eh?"
"Puede que tenga cáncer de bajo."
"Ya veo."
"Es fatal en el 93% de los casos."
"Wow."
"Quizás no lo tenga. Pero todos los bajistas deben hacerse pruebas cada cierto tiempo, Sólo para estar seguros."
"¿Y cuáles son los síntomas?"
"La voz se te hace grave, la mayoría de las veces."
Azusa asintió y tomó un sorbo de su bebida, tomándose un momento para pensar que más podía preguntarle. Estaba segura de que Jun podía seguir con esta charada tanto tiempo como quisiera, pero igual quería hacerla continuar, sólo porque le daban ganas.
Justo en ese momento, el teléfono sonó. (La tonada le pareció vagamente familiar a Azusa, parecida al tema musical de un anime… "Puri…" ¿algo así?) Más veloz que un rayo, Jun abrió su teléfono y cuando miró el mensaje en su pantalla sus ojos se abrieron de sorpresa. Con un rápido "¡Ahora regreso!" hacia Azusa, salió volando de ahí.
Azusa se quedó viendo por un momento en dirección a donde su amiga había ido, confundida. Entonces fue que sus ojos notaron el celular de Jun. Al salir tan a prisa había terminado por olvidarlo en la mesa, y no existía forma de que Azusa pudiera alcanzarla para devolvérselo.
Por un momento que para Azusa se sintió mucho más largo de lo que realmente fue, la guitarrista se debatía con su consciencia.
Levantó el teléfono. Sólo voy a ver a dónde pudo haber ido Jun –se justificó a sí misma. Podría ser importante, es decir, tal vez realmente tiene cáncer de bajo. Tal vez sea mejor si me entero ahora para poder apoyarla como se debe, ¿cierto?
El mensaje en su bandeja de entrada parecía provenir de alguien que Jun había nombrado como "Almirante de Flota Mega Yamato." El texto leía: Tenemos que hablar. Estoy en la entrada.
Bajo el texto se encontraba el último mensaje que Jun le había mandado a ése contacto. Azusa no pudo evitar seguir leyendo.
Y mientras leía el mensaje, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar… formando una imagen que la guitarrista deseó jamás haber visto.
"¡Hey!, ¡hey!"
El guitarrista de la Academia del Suroeste de Tokio se dio media vuelta. Esa voz le parecía familiar. Pero no era posible que se tratara de–
"¡Mi amor!, ¡finalmente hemos vuelto a encontrarnos!"
Lo era. "¡Eres la chica de la tienda!"
"¡Y de tus sueños!, tú también los has tenido ¿verdad? ¡Aquél sueño con el oso me dio miedo!"
"Yo… ¿qué?"
"¡Ahora finalmente podemos estar juntos! Pero primero…" Yui bajó el volumen de su voz en actitud conspiratoria, "¿esa chica anda por acá?, ¡tendremos que deshacernos de ella!"
"¿Qué? No, ella–"
"Oh, bien. ¡Piensa rápido!"
"¿Pie.. qué? Aaack!" Yui había intentado saltar a los brazos del chico. El resultado fue dos guitarristas hechos bola en el suelo.
"¡Esperé por tanto tiempo!" dijo Yui, apretujándolo por medio cuerpo. "¡Ha sido mucho peor que cuando espero el autobús!"
"M-Me, gu-gusta–"
"¡A mí también!"
"¡…gusta–ría que te quitaras de encima!" El objeto del afecto de Yui finalmente pudo incorporarse. Comenzó a tratar de quitarse a la castaña de encima. "¡Tienes que escucharme!"
"Deberías dejarlo hablar," susurró Ui al oído de su hermana.
"¡Puede hablar mientras lo abrazo!", contestó Yui con los ojos cerrados, completamente perdida en su propia dicha.
"No creo que sea buena idea que asumas que él–"
"¡No estoy asumiendo nada!, ¡él es mi novio!, así que conozco lo que piens– ¡AAAUHC!" Yui dio un salto atrás, sobresaltada. Su mejilla estaba roja.
El chico observó sus dedos con culpa. "Lamento haber tenido que recurrir a eso," dijo él.
"¡Tú me pellizcaste!"
"No estabas escuchándome. Mira, me siento muy halagado por tu interés en mí. Pareces una chica bastante…" Maniática. Lunática. Acosadora. "…linda."
"¡Y tú también eres un lindo chico!, ¿Lo ves?, ¡es perfecto!"
"¡Pero no tengo idea de quién eres!, ¡saliste completamente de la nada!, ¡y dos veces!"
"¡Fue amor a primera vista!, ¿Tú no crees en el amor a primera vista?"
"Eh… ¿tal vez? Pero, yo no siento…"
Yui arrugó la frente. "Bueno, yo puedo sentirlo por ti. ¡Hazte responsable!"
"Ok, es suficiente," dijo él, alzando una mano para detenerla. "Yo NO SOY tu novio."
La joven guitarrista se quedó callada por varios segundos; de pronto dio media vuelta y comenzó a alejarse caminando. "¡Reagrúpense!" –dijo llamando a su hermana. "¡necesitamos un plan de batalla!"
"Espera un momento, Oneechan," contestó ella. Hizo una pequeña reverencia hacia el guitarrista de la Academia del Suroeste de Tokio. "Un placer conocerle. Quisiera presentarle formalmente a Yui Hirasawa de la Escuela Preparatoria Sakuragaoka." Hizo un ademán en dirección a Yui. "Yo soy su hermana menor, Ui ¿Podría preguntar cuál es su nombre?"
"Eh, Matsuo Otoko," contestó él, respondiendo con igual gesto.
"Gracias. Ha sido un poco extraño platicar acerca de ti sin saber eso." Se dio media vuelta y siguió a su hermana.
En sus días de preparatoria, la maestra Kawasumi jamás habría puesto sus manos cerca de un cigarrillo. No había empezado a fumar sino hasta un tiempo después de haber entrado al Colegio. Sus primeros años de vida adulta habían sido una época de desilusiones, y había adquirido unos cuantos malos hábitos intentando lidiar con ellas. En la actualidad, se la vivía en un estado de ánimo perpetuamente amargo. Tratando a medias de renunciar, y tendiendo a pasar sus días llena de estrés y cansancio.
Eso sin mencionar las resacas. ¡Muchas gracias de nuevo, Yamasu!
Salió por la puerta trasera del centro de convenciones, ya que fumar, desde luego, era una actividad que no se permitía en el interior del lugar. Había unos cuantos adultos dando vueltas por ahí; de forma instintiva, Kawasumi buscó por un lugar aislado donde poder estar. Mientras echaba un vistazo de aquí para allá, algo llamó su atención. A un lado del edificio, tan lejos que casi no alcanzaba a observarse, había una estudiante –no estaba fumando, sólo estaba sentada en un rincón luciendo completamente miserable.
Una estudiante rubia. De hecho… ¿no era ésa su alumna?
"Disculpe," dijo ella a otra de los que fumaban. "¿Sabe si esa niña se encuentra bien?"
La mujer dejó salir un suspiro. "Tal vez no, pero no le responde a nadie."
"¿Por cuánto tiempo ha estado ahí?"
"No lo sé, pero cada vez que he salido a este lugar, ella seguía ahí. Está registrada en el evento, así que tiene permitido estar ahí. Sólo desearía que alguien de su banda llegara por ella."
"Es probable que piensen que se encuentra bien," murmuró Kawasumi.
"¿Qué?"
"Conozco a esa alumna. No suele hablar de sus problemas. Lo que sea que esté mal, apuesto a que se los ocultó hasta que pudiera estar sola."
Y este es el lugar perfecto, reflexionó Kawasumi. Ni sus amigas ni Sawako fuman. Y no podía saber que yo iba a estar aquí.
Quizás no debería saberlo todavía.
No había una razón en el mundo por la cual Kawasumi tuviera que involucrarse en esto. Tsumugi había buscado un tiempo a solas. Lo que sea que estuviera mal, contaba con su familia y con sus amigas, gente mucho mejor preparada para ayudarla que una simple maestra. Y aún si se tratara de algo de lo que ella no pudiera hablarles… bueno, ¿Qué más daba?, ¿exactamente cómo era que Kawasumi esperaba poder ayudarle? Ella no era ninguna psiquiatra, ni consejera escolar.
Sólo tenía que esfumarse antes de que Tsumugi la notara. Esto no era de su incumbencia. Con un demonio, ni siquiera debía de haber estado aquí de no ser porque Yamasu necesitaba quien la trajera al lugar.
Pero…
Tal vez era por el contraste que esa imagen tenía con la usual actitud de Tsumugi. Pero en casi diez años de dedicarse a la enseñanza, Kawasumi estaba segura de jamás haber visto antes una estudiante en tal estado de absoluta desesperanza. Si se alejaba ahora, y nadie más venía para ayudarla…
Maldición.
Kawasumi dio un muy lento primer paso hacia su alumna. Debía tener cuidado si no quería asustarla. De pronto, la mujer con la que había estado hablando la sujetó del brazo. "¡Hey!, será mejor que primero termine con ese cigarrillo."
"¿Por qué?"
La mujer hizo un gesto con la mirada en dirección a Tsumugi y susurró: "¡El bebé!"
Tirando su cigarrillo y siguiendo adelante con sus pasos, Kawasumi hizo una nota mental de que odiaba a todos y a todo.
"¡Jefe!" dijo Jun, corriendo a la entrada principal donde la maestra Yamasu le esperaba. "¡Recibí su mensaje!"
"Y yo recibí el tuyo," contestó la maestra. "Tenemos que hablar."
"¡Fabuloso!, ¡WUU! Deje que le explique mi –"
Jun se detuvo. De pronto la maestra Yamasu se había puesto en cuclillas en el suelo.
"¿Se encuentra bien?"
"Auuh," dijo ella. "Sin gritos ni porras, Jun. Es muy, muy importante."
"¿Cómo así?"
La maestra hizo un esfuerzo por ponerse de pie. "Anoche… De- Desarrollé una severa alergia a los ruidos fuertes."
Jun arqueó una ceja.
"Pregúntamelo de nuevo cuando seas mayor y te contestaré algo distinto. Ahora escúchame, ¿el club logró registrarse al evento?"
"¡Sip!, ¡el Objetivo Primario regresó!, ¡nos dejó completamente listas!" La joven bajista sostuvo el tarjetón con su nombre entre sus dedos.
"Eh, allí dice 'Otome Kurogane'."
"¡Sí!, ¡los alias son la mejor parte!"
"Claro." Yamasu se rascó la cabeza. "¿Y a qué horas es que van a tocar?"
"¡Tres en punto! Anoche decidimos nuestra lista de canciones. No creo que el Objetivo Primario se haya enterado aún de que volvimos a las canciones del Objetivo M, pero tal vez lo dejaría pasar. Ha estado disculpándose por todo."
"¿Qué canciones van a tocar?"
"Eh, 'Fuwa Fuwa Time' y 'Mi Amor es una Engrapadora'. Los versos son un tanto raros, pero la melodía me gusta. En la primera hay este puente musical en que el ritmo cambia por completo de estilo. Oh, ¡y Yui ha estado probando estas nuevas cuerdas de poder!, y todo suena como YIIIAAAA YAN YAN YIIAA – oh, lo siento." De nueva cuenta Yamasu estaba tirada en el suelo a media agonía.
"Un…Un minuto," dijo la maestra, poniéndose de pie nuevamente con la ayuda de un buzón de correo cercano. Cerró sus ojos y se mantuvo completamente quieta hasta que las punzadas de dolor en su cabeza parecieron ceder. "Ok. Jun, quiero que te repitas eso a ti misma en tu cabeza. Escúchate, escucha cómo suenas, Lo entusiasmada que suenas."
"¿A-Así me oigo?"
"Y mucho. ¿Entiendes mi punto ahora? Te la estás pasando en grande en este club. Realmente no quieres hacerles una trastada que pueda lastimarlas."
Jun se la quedó viendo. "¡Por supuesto que sí!, ¡es la única razón por la que me uní!"
"Porque este club y el nuestro son rivales, ¿cierto? Jun, anoche pase un buen rato con Sawako. Ella ni siquiera había escuchado de esta rivalidad. Yo tampoco hasta que tú me lo dijiste."
"¿Q-Qué?, ¡Siempre hemos sido rivales!"
"No es algo que yo haya escuchado antes, y este es el octavo año que estoy al frente del club de Jazz. ¿Sabes qué pienso? Creo que sólo te gusta tener como rival a esa amiga tuya… Azusa, ¿verdad?"
"¡Shhh!, ¡es el Objetivo Zero!"
Yamasu hizo una mueca de dolor. Los nombres clave jamás habían fallado en proporcionarle jaqueca, algo que realmente no necesitaba en este momento. "El punto es que son amigas, estudian en el mismo grado, ambas se dedican a la música… y se unieron a clubes distintos. Para ti, eso convierte a esos clubes en rivales. Pero soy yo quien te lo dice ahora, eso sólo aplica para ustedes dos. No existe ninguna guerra entre clubes en Sakuragaoka."
"Pero… entonces…"
"…no existe una razón para sabotearlas," concluyó Yamasu. "Así que no lo hagas."
Los ojos de Jun se encendieron. "¡Debo hacerlo!, ¡todo lo hice para este día!"
"Sí, y ahora me doy cuenta. No te detuve antes porque pensé que sólo estabas jugando. Imaginé que en algún punto les jugarías alguna broma y ahí se terminaría el asunto. Pero ahora estás hablando de sabotear un concierto –su primer gran concierto. No puedes hacer eso."
"¡Sólo míreme!" La bajista se dio media vuelta.
"¡Jun, métetelo en la cabeza!, ¡nadie quiere que hagas esto!"
"¿Ah sí?" Jun se giró. "Métase usted esto en la cabeza…"
Se inclinó hasta quedar justo junto al oído de Yamasu, y gritó: "¡YA ES DEMASIADO TARDE!"
Por los siguientes 25 minutos más o menos, para la maestra no existió otra cosa más que un mundo de dolor. No fue ninguna sorpresa que para cuando recuperó el sentido, Jun se había esfumado.
No muy convencida, la maestra Yamasu sacó su celular. Le di a la chiquilla una oportunidad, pensó. Es lo menos que le debía por no tomarla en serio. Pero lo que pase de aquí en más será su responsabilidad.
Matsuo estaba frente a uno de los puestos de venta examinando algunas cuerdas para guitarra, cuando escuchó una voz –ahora familiar– justo detrás de él.
"I´d like to be… under the sea… in an octopus garden in the shade…"
Se dio la vuelta. "Dije que no."
Pero Yui no lo estaba escuchando. Dejó de tocar y se giró hacia Ui. "¿Cómo podría haber sombra bajo el agua?"
"Bueno, Oneechan…"
Matsuo aprovechó la oportunidad para escabullirse. Lo único que lamentaba era que no podría escuchar la explicación. Esa duda lo iba a molestar un buen rato.
Mio estaba sentada en una de las mesas en el área de comedores. Completamente sola, tomando algo de café y de vez en cuando recordando dar una mordida sin apetito a su comida. Había decidido que no tenía caso intentar distraerse con las actividades que las Regionales ofrecían por el momento. Nada le funcionaba, no había nada que sacara de su cabeza las palabras que Ritsu le había dicho.
Bueno, sólo tenía que intentar algo distinto después de terminar su almuerzo. Dentro de un par de horas Ritsu y ella tendrían que tocar juntas, y eso significaba que iba a tener que calmarse lo suficiente para–
"Hey," una chica de cabello negro arreglado en una coleta se dirigió a Mio, sentándose en el asiento frente a ella. "Empieza a hablarme y actúa natural."
Mio parpadeó un par de veces. "¿Qué? ¿Pero quién e–?"
"¡Actúa natural!"
"Ehm…" De pronto Mio deseó haber leído aquel manga de espías que Ritsu había tratado de prestarle alguna vez. "E-Entonces, ¿cómo estás? Yo, eh, no te había visto desde que la hija de Yuuki se casó. Debe ser lindo ser tan joven, ¿no? "
La chica rodó sus ojos. "Natural como nosotras, no como un par de señoras. Ok, tú puedes ver la puerta. ¿Ves que alguien me haya seguido?"
"N-No."
"Uuf. No deben haberme visto después de todo." La chica deshizo la cola de caballo y dejó caer su cabello. Mientras volvía a acomodárselo, un par de detalles por fin hicieron sentido en Mio. Una voz familiar, cierto tono de piel…
…y un par de coletas que finalmente tomaban forma. "¿Azusa?"
"¿No me reconociste?, ¿de nuevo?, ¿Por qué mi rostro resulta tan difícil de recordar?"
"Yo, eh…" Mio no tenía idea de cómo responder a eso. "¿Por qué te escondes?"
"Hay una pandilla tras de mí. Es una larga historia." La pequeña kouhai terminó de poner en orden su peinado usual.
"Creí que estabas con Jun."
"Ella está… atendiendo una llamada," contestó Azusa con una mirada extraña que Mio no supo cómo entender. "Creí que estarías con Ritsu."
La bajista dejó salir una risa burlona. "Ella está bien por sí sola. No necesito su lástima de todas formas."
"… ¿Lástima?"
"Oh, ¿no lo sabías? Esa es la única razón por la que se volvió mi amiga."
"Ah… ¿se pelearon?"
Mio comenzó a explicarle las cosas, y pronto sus palabras comenzaron a fluir. No se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba hablar con alguien. Últimamente Nodoka se había convertido en su única confidente cuando estaba enojada con Ritsu, y como se veían en clases todo el tiempo, realmente nunca necesitaba esperar mucho para desahogarse. Mio había llegado a depender de esa catarsis.
Escuchando todo atentamente, Azusa asintió. "Lo siento mucho, Senpai."
"¿Quién se cree Ritsu que es? Después de la manera en que se ha comportado, ¿ella me juzga a mí?"
Azusa se veía algo incómoda; y Mio pronto se percató del por qué. "¡Perdón!, no debería pedirte que elijas a quien apoyar en esta discusión. Es sólo que me siento tan frustrada con esto…"
"Te entiendo," dijo la pequeña kouhai. "Yo también me molesto con Ritsu. Pero…"
"¿Pero qué?
"Bueno, no quiero sonar prepotente…
"Está bien. Creo…creo que me vendría bien escuchar tu consejo."
Un leve rubor apareció en las mejillas de Azusa. "Primero que nada, sí entiendes que Ritsu no hablaba en serio con lo de sentir lástima por ti, ¿cierto?"
"¿Eso piensas? A mí me sonó que hablaba muy en serio…"
"Bueno, tal vez sólo al inicio. Tú nos contaste que se conocieron cuando aún eras demasiado tímida como para hablarle a alguien más. Pero eso fue hace mucho tiempo. En la actualidad, si acaso, es ella la que depende de que tú le tengas piedad. Tú me entiendes, con tareas y esas cosas."
La bajista apenas podía creer que eso no se le hubiera ocurrido antes. "Sí…así es, ¿verdad que sí?"
"Y puede que Ritsu sea más extrovertida, pero no es como si tú no tuvieras a tus propias amigas. Conociste a Nodoka y formaste una amistad con ella sin ayuda de nadie más. Y oye, ¡además tienes un club de fans! Ritsu no tiene un– ¿Senpai?"
Mio había volteado el rostro. Lucía como si le hubieran recordado la ocasión en que se había tragado una cucaracha viva.
"Lo siento," dijo Azusa. "Mal ejemplo. El punto es que Ritsu ya no tiene razones para sentir lástima por ti. Estoy segura que sólo lo dijo porque estaba enojada."
A Mio se le empezó a ocurrir que tal vez –sólo tal vez– ella también había dicho algunas cosas en esa discusión que no habría dicho nunca antes. "Lo… lo pensaré."
"Me alegra escuchar eso. Jamás podría decirte lo que debes hacer, Senpai, pero sería un verdadero problema si tú y Ritsu ya no pudieran tocar juntas."
"Bueno, creó que estaré bien ahora… pero, ¿Qué hay de Ritsu?, ¿crees que ella pueda perdonarme?"
"¿Ritsu? Yo, eh… la verdad no puedo ni imaginarla como alguien capaz de guardar resentimientos, Senpai."
Mio trató de imaginárselo también. Entonces sonrió, dándose cuenta por sí misma. Azusa era demasiado respetuosa como para haberlo dicho en voz alta: su amiga no tenía la retentiva para eso. A Ritsu le dolía la cabeza cada que pensaba en tocar algo más difícil que la batería. Las emociones complejas no le resultarían algo más sencillo.
"Gracias por esto, Azusa," dijo Mio. Contra todo pronóstico, realmente comenzaba a sentirse mejor.
"¡M-Me alegra haber sido de ayuda!" Sonrojándose de nuevo, Azusa bajó su cabeza a la altura de su pecho…
…justo a donde los ojos de Mio de inmediato observaron su credencial. El papel que decía "Sunao Konoe."
Mio pudo sentir el peso de su propia credencial. La misma que declaraba al mundo entero que su nombre era Yashi Nagomi. Era una mentira. Al usarla, ella consentía esa mentira. Y no tenía otra opción más que esa… por causa de su mejor amiga.
La amiga que le había presionado a unirse al Club de Música Ligera y forzado a la maestra Sawako a supervisarlas. La misma que alegremente había estado de acuerdo en fingir una discapacidad por un mes entero. La misma que –obviamente– jamás había entregado su solicitud de registro a la competencia, teniendo que recurrir una sucia triquiñuela.
La amiga que había intentado sobornar al Comité Estudiantil. La que se burlaba de todas sus letras. La que de niñas intentó engañarla para hacerla decir "–yo" al final de todas sus oraciones. La misma que a escondidas había estado espiándolas a Nodoka y a ella. La que nunca aprendía a hacer su propia tarea.
Y que encima se atrevía –SE ATREVÍA– a decir sentir lástima por Mio.
Los ojos de la bajista eran fríos. "No," dijo ella. "No voy a dejárselo pasar. No de nuevo."
"¿Eh?"
"Lo lamento, Azusa. Tocaré junto a Ritsu por esta ocasión, pero no puedo prometerte nada más que eso. Ha ido demasiado lejos."
"Pero ella es tu mejor amiga."
"Bueno, ¡eso claramente fue un error!, ¡debí haber escogido mejor!, ¿Y por qué la sigues defendiendo?"
Mio se arrepintió tan pronto como las palabras dejaron su boca. Había sido ella quien le había pedido a Azusa que compartiera su opinión. Pero la pequeña ni siquiera insistió. Con la cabeza baja, sólo dijo, "no quise molestarte."
"¡Espera, yo–!"
"No, tienes razón. Ritsu-senpai ha hecho cosas que nunca podría defender. Sea cual sea la decisión que tomes, voy a apoyarte. Sólo… sólo creo que hay algo muy importante que no deberías olvidar."
"De acuerdo. ¿De qué se trata?"
Cuando comenzó a hablar, los ojos de Azusa tenían de nuevo esa extraña mirada. "Yo misma he estado meditando acerca de la amistad últimamente. Y recordé una frase que mi papá me dijo una vez: 'el carácter es la clase de persona que eres cuando nadie más te observa'. Senpai, puedo garantizarte que cuando nadie la observa, Ritsu es exactamente la misma persona que es con nosotras.
"Sí, algunas veces dice mentiras. Pero usualmente es por el bien del club –y además, es muy mala mintiendo. No sabe ser nadie más que ella misma. Sus emociones siempre están al descubierto."
"Pero yo te lo conté, la escuché culpándose a sí misma por todo. Ella nunca me dijo –"
"Tal vez ella también se sorprendió con eso. Algunas veces las cosas se acumulan en nuestra cabeza y no nos damos cuenta. Pero sé que entiendes lo que quiero decir, Senpai. Cuando el resto de nosotras se molesta, en ocasiones nos contenemos para evitar ser descorteses. Ritsu no hace eso. Cuando ella está molesta, nosotras nos enteramos."
Mio arrugó ligeramente la frente. "Supongo. Pero ser franca no la hace una mejor persona."
"No," –Azusa estaba de acuerdo. "Eso sólo significa que confía en nosotras. En todo el mundo, de hecho, pero mucho más en nosotras. Para lo cínica que puede llegar a sonar, Ritsu no siente la necesidad de estar a la defensiva. Sabe que estaremos de su lado de la misma forma que ella está del nuestro."
"¿Y qué si yo ya no la quiero a mi lado?"
"Todo lo que intento decir es… no la sientas como algo seguro. Este club aún tiene mucho que demostrar y un largo camino por recorrer. No tenemos mucha gente con nosotras, y tampoco podemos darnos el lujo de perder a una."
Mio dejó salir un suspiro. "No lo sé, Azusa. Seguiré pensándolo."
La pequeña estudiante se puso de pie para retirarse. "Buena suerte, realmente espero que puedas solucionar esto. Sería algo triste ver que un par de amigas tan cercanas como Ritsu y tú tengan que separarse."
"La amistad está sobrevaluada," contestó Mio, en tono depresivo.
Mientras se alejaba, Azusa susurró para sí misma: "Ya desearía saber yo las respuestas."
Matsuo alcanzó a ver a Yui con el rabillo del ojo y de inmediato dio media vuelta. Con algo de suerte, ella aún no habría alcanzado a notarlo. Se movió rápidamente tratando de doblar tantas esquinas como le era posible, y viendo sobre su hombro cada cierto tiempo para asegurarse de que no era seguido.
Tras un par de minutos, se detuvo para recuperar el aliento. Ahora estaba confiado de haber despistado a Yui. Terminó apoyado detrás de las máquinas expendedoras de bebidas. El haber cubierto tanto terreno lo había dejado exhausto; así que decidió conseguir algo frío para beber.
Mientras revisaba que productos ofrecía la máquina…
"¡Eso es!" dijo Yui. "¡Ahora sé qué es lo que debo hacer!"
Matsuo se volteó para encontrarla frente a él. "¡Gah!, ¿Cómo pudiste saber a dónde me dirigía?"
"¡El amor verdadero es como un GPS!, ¡Biip biip!"
(A las espaldas de la guitarrista, Ui movió sus labios formando la respuesta: 'Le dio sed.' Matsuo asintió.)
Yui volvió a sacar su guitarra. "No creo haberlos presentado formalmente aún. ¡Giita, éste es Matsuo!, ¡Matsuo, Giita! Pronto serán familia política, así que es importante que aprendan a llevarse bien."
¿Familia política? No, aún más importante… "¿Qué quisiste decir con que ya sabes qué hacer?"
"Te vi tratando de escoger una bebida. ¡Debería de dejarte escoger la canción!, ¡dime cuál es tu favorita y yo te la tocaré a la perfección para probarte mi amor!"
Matsuo se vio tentado a aceptar. No quería alentar los impulsos de Yui, pero la chica era definitivamente talentosa… "Ok. ¿Puedes tocar 'Bohemian Rhapsody'?"
"¿Que sí puedo?, ¿Que sí puedo?" La chica hizo una pausa. "No. Esa no la conozco."
"Claro que sí, Oneechan," intervino Ui. "Es la que empieza con 'Is this the real life? Is this just fantasy?' "
"¡Oh, sí!" Yui acomodó su Giita –ejem, su guitarra para tocar. "¡Aquí va, Matsuo!, ¡prepárate para ser aplastado por las enormes olas de mí amor!"
Comenzó a tocar. Y fue algo realmente asombroso.
O al menos así fue, por los primeros dos versos. Entonces se detuvo; en lugar de seguir parecía estar concentrándose profundamente en algo. Después de un par de segundos, Ui dijo: "Después sigue: 'Caught in a landslide, no escape from reality.'"
"¡Oh, claro!" Yui interpretó esas dos líneas siguientes. Y fue increíble. Luego volvió a detenerse.
"'Open your eyes, look up to the skies and see.'"
"Creí que se suponía que no debía de ver."
"No, ése es el siguiente verso."
"¡Oh!", Yui lo interpretó. Y fue increíble.
Matsuo suspiró. "Miren, esto es ridículo. Tengo la letra en mi mochila. Espérenme aquí y se las traeré."
"¡Fabuloso!, ¡gracias!"
El chico se alejó caminando, pero su consciencia lo acusaba. Decidió esconderse tras una esquina y asegurarse de que Yui no se quedaría ahí esperando por –
"No creo que vaya a regresar," dijo Ui.
"Desde luego que no," concedió Yui. "Pero, ¿no lo notaste? En lugar de simplemente irse, se inventó una excusa. ¡Lo estoy debilitando!"
Aliviado tras oír eso, Matsuo completó su escape.
Ritsu había tenido una mañana bastante productiva jugando con sus baquetas, mirando los stands, y volviendo a jugar con sus baquetas. Se moría de ganas por seguir con eso después del almuerzo.
"¡Hey, Ritsu!" La baterista se volteó para ver que Jun le llamaba.
"Es Senpai para ti, chiquilla," masculló la castaña. "¿Qué pasó?"
"¿Has visto a Azusa?"
"No si yo la veo primero."
Jun se la quedó viendo.
"Eh, no es decir, si… si ella te ve… olvídalo. Trabajaré en esa. ¿Por qué preguntas?"
"Estaba con ella hasta hace poco, pero tuve que… ir a hacer algo. Ahora no logro encontrarla por ningún lado."
"Tal vez se está escondiendo."
Jun se llevó una palma a la frente. "¡Por supuesto!, ¡las dos nos estamos escondiendo!, ¡con razón no puedo encontrarla!"
"¿Y escondiéndose de qué?"
"De nada. De nadie. Y definitivamente no es por causa de espionaje industrial."
Ritsu parpadeó. "¿Trabajas en una industria?"
"Como sea, si encuentras a Azusa, ¿podrías decirle que la estoy buscando? Creo que ella tiene mi teléfono."
"¡Ja!" –la baterista la señaló acusadoramente. "¿Qué tan tonta puedes ser?"
"¿Tonta?"
"¡Tiene tu teléfono!, ¡sólo llámala!"
"¿Y con qué?"
Hubo una pequeña pausa en su intercambio.
"¿Hay algún teléfono de monedas por acá?" preguntó Ritsu.
"¿Acaso hay alguno todavía en este país?"
Otra pausa. "Te ofrecería el mío, pero no voy a hacerlo."
"Entiendo. Equipo clasificado."
"Bueno… olvídalo. Ya la encontrarás tarde o temprano."
"Sí, supongo." Jun dio un vistazo alrededor. "Hey, ¿no estabas con Mio?"
La baterista bajó la mirada. "Un rato. Después recordé que ella apestaba cuando se trata de no apestar."
"¿De verdad?, ¿Mio?, nunca creí que ella –"
"Bueno, pues ASÍ ES. Apesta en serio. Es una pequeña espina en el trasero a la que le importa más el nombre en una estúpida credencial que las personas. ¿Mencioné que apesta? Porque así se pasa el, no sé, como el 94 por ciento de su tiempo."
Jun escuchó atentamente, pero negaba con la cabeza. "Por favor, Ri– Senpai. Sólo dices todo eso porque estás molesta."
"No, estoy molesta porque tengo que decir eso," contrarrestó Ritsu. "¿Dónde me equivoco, eh?"
"Primero que nada, Mio no es pequeña."
"Oh, bueno…"
"Es enorme."
"Ok."
"Sólo decía."
"Ya puedes pararle…"
"Sobre todo en ÉSTAS."
"¡Ya es suficiente!"
Jun sonrió. "Y tampoco apesta. ¡Es mi ídolo!, daría lo que fuera por tener su habilidad, su belleza, su personalidad…"
"¿Su personalidad?"
"¡Sí!, tú sabes. Yo debo forzarme a practicar –cuando la verdad preferiría perder el tiempo. Pero Mio no es así. Ella estudia, trabaja y practica porque quiere hacerlo. Debe ser mucho más fácil de esa forma."
Ritsu arrugó la frente. Se sentía tentada a decirle la verdad a Jun –el lado de Mio que sólo su mejor amiga había llegado a conocer. La verdad era, que para Mio no resultaba algo tan fácil. Y le gustaba relajarse tanto como a cualquier otra persona.
Lo que resultaba natural en ella no era el trabajo duro, sino la disciplina y el autocontrol. Quizás había nacido con eso, quizás sus padres se lo habían enseñado. Como fuera, el sentido de responsabilidad en Mio estaba forjado en hierro. Si se le daba la opción, siempre escogería el trabajo antes que la diversión, pero no significaba que eso fuera lo que ella quería. Muy adentro de la Mio Aburrida, la Mio Divertida siempre gritaba por poder salir.
Ritsu prefería a la Mio divertida. Y procuraba librarla de su encierro siempre que tenía la ocasión. Pero habiendo dicho eso… la Mio aburrida era prácticamente la única razón por la que Ritsu llegaba a terminar de hacer las cosas, ¿oh no?
La baterista alejó la mirada. "Dime algo, mocosa. ¿Alguna vez te has enojado realmente con Azusa?"
"Oh claro, desde luego."
"Me refiero a enojarte de verdad. Molesta tipo, quiero-amarrarla-con-sus-estúpidas-coletas, meterla-en-un-buzón-y-mandarla-hasta-Zimbabwe-en-tercera-clase. De ese nivel."
Jun lo pensó. "No sé si somos tan cercanas. Apenas nos conocimos este año."
"¿Crees que pelearían más si fueran más cercanas?"
"Bueno, sí. Tienes que ser cercano a alguien para usar armas de corto alcance."
Ritsu se instruyó a sí misma que nunca, bajo ninguna circunstancia, debía considerar tal cosa como una observación sabia. Se trataba de Jun, por amor de Dios.
Como si hubiera leído sus pensamientos, un nuevo ánimo inundó la voz de la joven bajista. "¡Hey!, ¿Acaso acabas de pedirme consejo?"
"¿Qué? Por favor. ¿Qué clase de perdedora le pediría consejos a su kouhai?"
"¡Tú lo harías!, ¡es justo lo que estabas haciendo!, ¡hey!, ¿interesada en más perlas de sabiduría?, ¿Mmm?"
Antes de que Ritsu pudiera reaccionar, un grito provino del otro lado del lugar. "¡Ahí!" gritó alguien, señalando a Jun. "¡Es ella!"
La bajista pasó saliva. Sin esperar a Ritsu, dio un giro de ciento ochenta grados, gritó: "¡Nunca me viste!" y salió corriendo a todo lo que daban sus piernas.
"Claro que no," dijo la baterista soltando una risita. "Yo te vi primero."
Yui estaba de pie en una de las mesas a mitad del área de comedores. Con ambas manos (y claramente haciendo un enorme esfuerzo), alzó una bocina que consiguió prestada. Los altavoces resonaban fuertemente con una canción vagamente familiar.
In your eyes… Oh, I want to be that complete… I want to touch the light, the heat I see in your eyes…
Yui le guiñó un ojo.
"No," dijo Matsuo.
Kawasumi llegó hasta el rincón donde su estudiante estaba sentada. "Hola," dijo ella. "Tú, eh… no te ves muy bien."
Tsumugi volteó a verla, y la maestra contuvo el aliento. La joven se veía mucho peor de lo que podía considerarse 'no muy bien'. Era evidente que había estado llorando por horas; sus ojos estaban rojos y su cabello estaba desarreglado. Parecía como si el sol se hubiera esfumado de su propio cielo.
Kawasumi pasó saliva. Tal vez esto era más de lo que ella podía manejar. Nunca antes había visto a una estudiante –mucho menos a ésta estudiante– en tal estado. Pero ya se había comprometido a esto… sólo le quedaba intentarlo.
"Maestra Kawasumi," dijo Tsumugi. Sin levantarse, la chica hizo un gesto que sólo podía ser visto como el triste intento de una reverencia. "¿Vino para ver nuestra presentación?"
Oh, no lo quiera Dios. "No exactamente. Escucha… ¿Por qué no me cuentas lo que te sucede?"
La rubia bajó la cabeza. "Agradezco la oferta, pero tendré que rechazarla. Esto no es algo sobre lo que pueda hablar."
"¿Estás segura? Prometo que esto quedará solamente entre nosotras dos."
"No. Yo… no puedo."
Plan B. "Entonces, déjame llevarte con alguien con quien sí puedas hablar. No te hará bien quedarte aquí sola, sentada."
"No puedo irme, nuestra presentación empieza en –"
"Vamos, Kotobuki. No estás en condiciones de tocar en estos momentos. Tus amigas lo entenderán." Además –pensó Kawasumi–, ¿Quién va a notar si la parte del teclado no aparece?
"Ellas me entenderían…" –dijo Tsumugi– "pero sólo si les doy una razón. No quiero mentirles. Y esto…"
"Bueno, puedes pensar en algo después, pero en este momento lo que necesitas es ayuda. ¿Por qué no me dejas llevarte a casa?"
De Tsumugi salió una breve y muy amarga risa. "Allí no estaré mejor que acá."
"Claro que sí. Tus padres –"
"Usted no lo comprende. Por favor déjeme sola."
Kawasumi se detuvo un momento, tratando de pensar en algo para convencer a la joven. Para su sorpresa, fue la propia Tsumugi quien rompió el silencio.
"Claro que quiero hablar con alguien," dijo ella suavemente. "Más que otra cosa en el mundo. Hay alguien a quien normalmente le confío estas cosas… pero ella me trata con admiración, me mira como a un ejemplo. No puedo decirle esto."
"¿Y tus padres?"
"Se escandalizarían. Mi padre seguramente reaccionaría de forma impredecible – no sé de qué sería capaz. Y mi madre… jamás volvería a verme de la misma manera."
La experiencia que Kawasumi tenía en cuanto a padres le hacía dudar de esas palabras… pero, tratándose de gente adinerada, ¿Quién podría saberlo? "¿Qué tal si–?"
La rubia sacudió su cabeza. "No hay nadie a quien pueda decírselo. Ni a Sumire, ni a mis padres, no a mis amigas. Y ciertamente no a una maestra. Esto… es demasiado…"
La rubia se hundió aún más en su caparazón. Kawasumi apenas pudo escuchar sus últimas palabras:
"Me… me siento tan avergonzada… "
Un tanto dubitativa, Kawasumi puso una mano el hombro de Tsumugi. "¿Avergonzada por qué?"
Habló con una voz muy callada. "Me dejé perder en una fantasía. Intenté desafiarlo todo… mi rol en la familia, los deseos de mis padres, mi vida entera como había sido hasta ahora. Y todo para nada. Ella no me a–… Yo estaba equivocada."
"…Ya veo." Sólo había unas cuantas formas en las que esa frase pudo haber terminado, pero Kawasumi se juró en ése instante que jamás se lo preguntaría. Si Tsumugi quería guardarse los detalles para ella misma, eso estaba perfectamente bien. De hecho, era lo ideal.
Pero en ése caso… ¿y ahora qué? La maestra bajó la mirada desconsolada. ¡Maldición, este ni siquiera era su trabajo! Hacía más de diez años que había dejado de ser una adolescente. ¿Cómo se supone que iba a poder entender a una…?
Un momento.
"Kotobuki," dijo la maestra, "si sabías que lo que estabas haciendo era algo tan descabellado, ¿por qué lo hiciste de todas formas?"
"Tenía que hacerlo. Era todo lo que deseaba."
"Pero sabías que tal vez no resultaría…"
La joven volvió a sacudir su cabeza. "Lo sabía. Pero no quería creerlo. Estaba completamente segura de que esto era algo que debía ser, tenía que ser. Podía ver incluso la forma en que sería mi propio futuro… y todo… todo se ha esfumado ahora…" Muy suavemente, la joven rubia comenzó a sollozar.
Me equivoqué, pensó la maestra. Ésta es una estudiante con la que PUEDO identificarme. Ya sea que me guste o no.
Chika Kawasumi era una mujer solitaria, independiente. Nunca se involucraba con otros más allá de lo que su trabajo se lo requería. No había nadie en quien ella confiara, porque ella nunca lo necesitaba. Esta era la vida que ella había escogido –la vida que ella había preferido.
Pero en sus días de preparatoria…
"De acuerdo," dijo ella, sentándose junto a Tsumugi. "Escúchame. Hay una historia que debo contarte."
Siguiente capítulo: Abriendo las puertas de una patada.
[N.A.: Ok, dije que no volvería a cambiar la cuenta. Pero descubrí dos cosas con el capítulo nueve… primero, he trabajo en él de manera intermitente por casi un año, y segundo, eso se debió a que es casi el doble de largo que cualquier otro capítulo. Demasiadas cosas suceden en esta parte. Así que partiré las Regionales una última vez; la buena noticia es que prácticamente he terminado la otra mitad. ¡Permanezcan en contacto! (Y revisen la encuesta para one-shot que publiqué, si se la perdieron.) Ah sí, Glee, jamás he oído de eso, ya saben cómo va esto.]
N. Trad.: ¡Regresé! Pueden dar gracias a las vacaciones y a mi insomnio por haber tenido el siguiente capítulo tan rápido. Ok ¿A quién quiero engañar? La verdad es que me moría de ganas por poder avanzar con la historia. ¿Pueden adivinar a qué parte del cuerpo de Mio se refería Jun?, ¿cómo ven las habilidades de acoso de Yui? Ja ja ja, sin importar las veces que la lea, siempre logra entretenerme de la misma forma. Les reitero mi agradecimiento a todas las personas que se han tomado el tiempo para darle un vistazo a este pequeño proyecto, y un doble gracias (con todo y fanfarrias) a quienes dejan sus comentarios. No saben cómo me motivan a seguir.
¡Sólo faltan dos capítulos más para terminar la historia! El problema es que dichos capítulos son simplemente MONUMENTALES (tanto en tamaño como en impacto) así que…no se desanimen, terminaré el proyecto, pero no los esperen demasiaaaaaado pronto.
Recuerden que todas las opiniones o sugerencias son bienvenidas. También tienen una invitación abierta a darle una ojeada a mis otros proyectos. Muy pronto les tendré una sorpresita para el fandom yuri…. –ríe malévolamente–, y no, no será de K-ON!, por si pensaban que sólo me dedicaré a esta serie, je je je. Sólo será algo para que se entretengan en lo que llega la continuación de esta historia. ¡Nos vemos en la siguiente publicación!, Spidey off!