FF no me dejaba subir esto antes ;-; Pero aquí esta el especial de navidad.


Tsuna caminaba por los pasillos de la mansión, donde, por primera vez esa noche, reinaba el silencio. Sus zapatos resonaban contra el marfil y la luz de la luna atravesaba la ventana. Se detuvo al llegar a la entrada de la sala común, desde donde hacía apenas unas horas su familia se había reunido.

El papel de regalo cubría la mayor parte del suelo, sabanas y cobijas regadas en los espacios libres. Se recostó contra el marco, sus ojos cerrados.

Y en su mente, podía ver Hayato sentado en el sofá frente a la chimenea, un libro nuevo en su mano mientras revolvía con cariño el cabello de I-Pin, quien lo oía leer. Lambo estaba en su regazo, dormido, exhausto por la emoción del día. Hayato mantenía una sábana sobre él, de cuan en cuan asegurándose que siguiera en su lugar.

Takeshi los observaba con una sonrisa, sentado al otro lado del sofá con las piernas recogidas, una taza de chocolate caliente en su mano, calentándolo cada vez que tomaba un sorbo.

Ryohei estaba en el sillón, Fuuta en sus piernas. El niño estaba recostado sobre el pecho del sol, desde donde le ponía atención a la historia. Ryohei usaba una de sus manos para acariciar el cabello del menor, usando la otra para sostener su cabeza, sus ojos cerrados.

Chrome, Kyoko y Haru estaban en el suelo, una sábana tapándolas a las tres, cada una con su respectiva taza. Kyoko tenía su cabeza recostada sobre el hombro de la niebla. Haru portaba su disfraz de duende con orgullo, jugando un poco con la campanita en el gorro.

Mukuro estaba parado al otro lado de la chimenea, acercándose al color del fuego, pues eso mantenía su mente alejada del frio en sus memorias. Chrome estaba un poco recostada sobre sus piernas, asegurándose de mantener contacto con el en todo momento.

Kyoya estaba parado junto a la ventana, una taza de té en su mano. Mantenía su mirada en la entrada de la mansión, pero una pequeña sonrisa se podía ver en sus labios. Reborn estaba sentado en el marco, observando la habitación.

Se vio a si mismo entrar, observando a su familia con amor. Dejo que sus llamas se esparcieran por unos momentos, disfrutando la inmediata respuesta de sus guardianes. Suaves toques de cada llama le llegaban al alma y él, en cambio, los rodeaba con cariño en sus llamas.

Abrió los ojos, volviendo a la habitación vacía. Las personas se habían ido, pero su presencia todavía podía sentirse en los pequeños detalles. Tsuna empezó a recoger el desorden, poniendo cada objeto en su lugar. Cuando hubo acabado, le sonrió al vacío.

-Feliz Navidad. – Murmuro en el silencio, apagando el fuego de la chimenea.


¡Espero que lo hayan disfrutado!

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