Afterdays - Drabble 4.

Título: Maybe We Should Share?
Fandom: Covenant Series.
Personajes: Seth, Alexandria "Álex" Andros, Aiden St. Delphi, mención de Hades y alusión a Perses.
Pairing: {Alex&Seth}
Nº de Palabras: 340.
Tipo de fanfic: Drabble.
Rating: K+.
Genre: Romance/Humor.
Drabble nº: 4.
Advertencias: Spoilers de Sentinel, Apollyon y Deity.
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Afterdays.

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Day Four: Maybe we should share?

Puede que Álex hubiera entrado allí cuerda —bueno, cuerda, lo que se dice cuerda, puede que no— pero ahora ella sabía que saldría del Tártaros completamente demente. No sabía qué era peor, si tener que aguantar las estúpidas discusiones entre Aiden y Seth, el que Hades se estuviera divirtiendo de lo lindo con el espectáculo andante que representaban ellos tres o el hecho de que los caballos sobre los que montaban fueran más grandes que un hummer y probablemente fueran a comerlos.

Ah, a eso hay que añadirle que se habían embarcado en un peligroso viaje a lo largo y ancho del inframundo para despertar de su siesta en el Tártaro al titán de la guerra y la destrucción. Sí, definitivamente iba a volverse loca allí abajo.

Intentando conservar la poca cordura que le queda decide no intervenir en la nueva y aún más estúpida pelea entre Aiden y Seth. Como las demás, era evidentemente sobre ella, pero no podía importarle menos.

Bueno, por lo menos hasta que Seth la invitó a subirse a su caballo-mamut. Álex no pensaba que Aiden fuera a estar contento con eso. Para cuando la conversación se tornó más personal y vergonzosa, ella estaba a punto de patear su primero en la cara.

Tenía las mejillas muy rojas, sentía su rostro caliente, por eso ocultó levemente su rostro mirando hacia otro lado. Aiden y Seth estaban demasiado ocupados discutiendo para notarlo.

Hay una razón por la que la llamo "Ángel".— Dijo él con una sonrisita socarrona que hizo bailar su corazón en su pecho. Refunfuñando, le dijo a Seth que se callase, no quería que Aiden escuchase la sarta de tonterías —verdades, en realidad— que el Apollyon estaba por decir.

Pero fue esa última frase, antes de llevar su caballo del diablo lejos de ellos la que prendió fuego en sus venas, la que extendió calor por todo su cuerpo. Álex no quería ni pensar por qué esa propuesta sonaba tan malditamente bien en sus labios.

"Podríamos compartirla".