Hola, ha pasado mucho tiempo pero regrese por fin, quisiera, antes que nada, disculparme con todos ustedes, muchos se han puesto en contacto conmigo para solicitar que volviera a pesar de todo el tiempo qué pasó, mi vida fue un caos hasta hace poco, entre el trabajo (deben saber que tengo 3 trabajos así que no estoy segura de donde rayos saco tiempo para estas cosas) mi maestría (qué la termine hace unos meses) y mi vida en general, provocaron que estuviera alejada de la escritura largo, largo tiempo, tenía ideas de muchas nuevas historias, pero sabía que no debía comenzar nada nuevo hasta que pudiera darle continuación a esta. Estoy muy agradecida por sus comentarios, en su mayoría son de apoyo y comprensión, lo que hace que me sienta bendecida de formar parte de este fandom.

A pesar de que estuve un tiempo alejada de mi fic eso no significa que me aleje de Love Live! Por el contrario, colabore en muchas cosas y he conocido, gracias a este proyecto, a un monton de personas geniales, sobre todo, a un gran amigo, fanatico de Love Live! Y del NicoMaki, que conoce mi historia y no me presiono a pesar de que sabía que continuar escribiendo me resultaba imposible hasta hace poco. Muchas gracias Shinta por ser siempre tan amable conmigo, mi regreso te le dedico en parte a ti jajajaja

Pase por muchas cosas en el fandum, primero estuve colaborando en una página grande (fue más por accidente que por otra cosa) lamentablemente eso no termino bien, aún así, si la persona con la que trabajaba llega a leer esto, solo quiero decirle que lamento, como en su momento lo mencioné, que las cosas entre nosotras hayan terminado así, no me arrepiento de las decisiones que tome ni porque lo hice, porque sigo pensando que fue para mejor, yo estoy mejor, tú estás mejor sin mi, estoy segura, así qué hay que continuar con nuestras vidas.

Ahora estoy colaborando en otras páginas y otros proyectos, mi amor por Love Live! Parece interminable, así que ya no me resistiré al echo de ser una fan apasionada. Reiteró mi disculpa para todos ustedes, amados seguidores, mi fic no es el mejor, lo sé, por eso lamento tenerlos en vilo tantísimo tiempo cuando se que no es la gran cosa, pero sepan que los escribo de corazón y si regrese, mucho tiene que ver con el echo de que no se rindieron conmigo.

No se cuando regresaré, espero que no pase otro año (jajaja) pero estoy decidida a darle un final a esto y ¿por qué no? Empezar nuevas historias.

Les mando un gran abrazo, los dejo con esto, espero que lo disfruten.

Capítulo 33

Nico prácticamente salió volando de la escuela antes de arrepentirse de su decisión. Había mandado un escueto mensaje a Maki-chan avisándole que no la vería ese día y con eso se encaminó al lugar donde esperaba enfrentar su destino.

Treinta minutos más tarde estaba parada frente al hospital de la familia de Maki-chan, no le había resultado difícil encontrarlo, pero ahora que estaba allí se sentía intimidada por aquel edificio que le representaba no solo la magnitud de la fortuna de los Nishikino, sino también el prestigio y reflejando su propia falta de recursos, cosa que la enfureció y le dio valor para cruzar la puerta.

Lo primero que notó fue la elegancia, la decoración le recordó a la casa de Maki-chan, solo que con mucha más gente. Algunas paredes eran de cristal, otras de concreto pintadas con colores claros, había muebles que lucían caros por doquier y mucha eficiencia. Frunció el ceño, no se parecía a ningún hospital que hubiera visitado antes.

Miro a su alrededor, se dio cuenta que no podía pasar desapercibida como la vez anterior, primero, porque Maki-chan no estaba allí para usarla de excusa y segundo, no tenía ni idea de donde comenzar a buscar, por lo que no vio más alternativa que preguntar sobre el paradero de la persona por la que había ido allí.

No era tiempo de cobardía, se dijo a sí misma mientras apretaba los puños y decidida se acercó a la recepción.


Nishikino Kazuho caminaba rumbo a la recepción del hospital para revisar si había pacientes pendientes para esa tarde. Se dijo a si mismo que si no era así se daría permiso de salir temprano. Había sido un día muy ajetreado, lleno de trabajo pendiente, papeleo y sobre todo de frustración.

Jamás se había encontrado en una situación similar en toda su vida, había sido feliz con administrar ese hospital todos esos años, pero en estos momentos significaba más una gran presión que otra cosa. Su padre estaba decidido a hacer lo que se le viniera en gana, él ni siquiera estaba seguro de porqué y por supuesto, todo esto tenía que cargarlo la persona que menos se lo merecía, su hija.

Solo tenía 15 años, por supuesto que no iba a permitir que estuviera envuelta en los problemas que tenía con su padre, para ese hombre todo aquel que no fueran él eran una gran decepción. Resultaba inaceptable cualquier error, por lo que incluso él, su propio hijo, no llenaba sus expectativas.

Antes, eso había significado un motivo de disputas interminables entre ellos dos, al ser hijo único, todo el peso del legado familiar había caído en sus hombros por lo que irremediablemente había terminado por alejándose de su familia. Fueron muchos los años en los que no tuvo contacto con ninguno de ellos, pero después de la muerte de su madre, su padre se había enclaustrado en la enseñanza dejando de lado mucho de la administración de los hospitales, por lo cual, casi sin querer, fue tomando su lugar en la cabeza de la familia, como se supone que debía haber sido desde hacía mucho tiempo.

Aunque su padre seguía siendo el albacea, había llegado el momento de ser reconocido, a pesar de que, para ojos de él, seguía siendo un hijo inútil y sin ningún sentido común.

Reflexionando, se dio cuenta que la obligación había encajado casi sin protestar en su forma de vida, su educación siempre le había dejado claro su camino. Era cierto que mantuvo y aún ahora mantenía rencor por aquellos años en los que sentía que no había tenido opción, pero después había descubierto que la medicina no era precisamente un castigo y no la odiaba por el simple hecho de ser la profesión de su padre.

Le había costado entender que ser médico no significaba precisamente ser como su padre.

Pero algunas heridas son difíciles de sanar, por lo que por mucho tiempo quiso evitar que Maki se inmiscuyera desde pequeña en el negocio familiar, queriendo que no sufriera esa misma presión para sí misma.

Para él, Maki no era una decepción, todo lo contrario, buscaba que ella misma encontrara lo que la hiciera feliz. Ella nunca había dicho que la medicina fuera algo que deseara, pero tampoco había expresado otra cosa, así que siempre había dejado que las cosas fluyeran lentamente durante bastante tiempo.

Fue hasta hace poco que de repente había comenzado a notar que florecía, pero no precisamente hacía la profesión de él y sus padres.

Le sorprendió de sobre manera enterarse que le encantaba la música, cantar y bailar, le parecía incluso adorable, porque era extremadamente talentosa.

Así que estaba decidido a que los prejuicios no influyeran en su amor por ella.

Suspiró de cansancio ¿Por qué su padre no podía entenderlo? Ciertamente nunca fue un hombre comprensivo, pero por lo menos antes escuchaba razones, tal vez no de él, pero sí de su madre cuando aún vivía.

Últimamente siempre que se veían, lo notaba más estoico y terco con lo que él consideraba correcto, por lo que ya se había cansado de luchar contra eso, poniendo mejor toda su energía en gestionar su salida de ese lugar.

Era lo mejor pensó con un cierto deje de tristeza, después de todo, los pecados del padre no siempre debían pagarlos los hijos. Tal vez era demasiado tarde para él, pero Maki aún tenía oportunidad.

Él se iba a asegurar de eso.

Al llegar a la recepción descubrió, sorprendido, como se estaba dando lugar una pequeña confrontación.

Una chica con uniforme de preparatoria estaba teniendo una acalorada discusión con la enfermera de recepción. Al principio se acercó para intervenir, pero al observar con cuidado a la chica pudo reconocer aquellas dos coletas morenas junto con ese uniforme.

Por lo que el nombre de la pequeño vino a su mente con una sonrisa.

-…ya sé que no me están esperando, solo necesito hablar con él- dijo la pequeña con una sorprendentemente potente voz.

-Ya te dije que es imposible sin una cita- escuchó que le exclamaba la enfermera mientras se ponía de pie para poder combatir contra el ímpetu de aquella chica.

-Y yo le digo que es una emergencia…- Nico había estado 15 minutos discutiendo con aquella mujer de cara dura y voz chillona, intentando explicarle la urgencia de su solicitud. Al principio había tratado de usar su encanto, pero al ver, algo sorprendida, que este no funcionaba, la desesperación se había apoderado de ella y había comenzado a alzar mucho la voz, en un vano intento de hacer comprender a aquella mujer su propia desesperación. Una parte de ella sabía que estaba provocando una escena, pero a la otra parte poco le importaba pasar esa vergüenza si al final podía llegar a ver al abuelo de Maki.

-Y yo te digo que dejes de hacer un alboroto porque molestas a los pacientes, así que por favor te pido que te retires-

-No me iré de aquí hasta verlo y le advierto que…-Una mano se posó de repente en su hombro, sorprendida y algo temerosa se giró a su espalda, preparándose mentalmente si tenía que huir en cualquier momento.

-Vaya, Vaya, Nico-san ¿es necesaria la violencia? - Unos alegres ojos reflejaron su rostro perplejo, después de unos segundos pudo reconocerlo a pesar de que esta vez en vez de smoking ahora lucía una bata de hospital.

-Nishikino-sensei- La enfermera detuvo la agresión de sus palabras y se enderezo ante el hombre que estaba frente a ellas.

-No se preocupe, esta chica es mi invitada, yo me encargaré de ella- El padre de Maki le dirigió un guiño a Nico para después instarla a caminar delante de él, alejándolos de la recepción. Aquella molesta mujer solo pudo verlos alejarse con el ceño fruncido y con la boca abierta. Nico no pudo evitar sonreír para sus adentros en reflejo de aquella pequeña victoria.

Llegaron a un elevador y entraron sin decir palabras, el padre de Maki dio el número del piso más alto y el ascensor comenzó a moverse con una pequeña sacudida mientras él se recostaba en la pared con tranquilidad mirándola con curiosidad.

Ella, nerviosa, bajó la mirada y se sonrojó por tal escrutinio, era inesperadamente sorprendente haberse encontrado en ese momento, era cierto que al final la intrusa era ella, pero él era la última persona que esperaba ver.

Repentinamente el silencio fue roto por una grave voz.

-Hoy ha sido un día bastante inusual, pero no esperaba encontrarme a una amiga de mi hija peleándose a viva voz con una de mis enfermeras- el hombre mayor río un poco- aunque ahora que lo pienso, no es la primera vez que veo algo así de ti-

Nico se sonrojó furiosamente al recordar aquella escena con el abuelo de Maki en aquel baile -Disculpe, no esperaba llegar a ese extremo, es solo que yo…- se detuvo antes de expresar más incoherencias, se sintió muy avergonzada por que el padre de Maki la había descubierto nuevamente provocando a las personas y sacando a relucir lo peor de su terca personalidad.

-No tienes por qué disculparte conmigo, más bien, lo que me interesa saber es ¿A qué se debe tu visita? ¿Buscas a Maki? Deberías saber que ella no está aquí-

-Ah yo… - Parpadeó confundida hacía él ¿Acaso este hombre ya conocía la naturaleza de su relación? Sí era así, parecía que no le importaba pero…- Ammm ¿Por qué supone que busco a Maki?-

El hombre mayor frunció el ceño y se reincorporó al tiempo que la puerta del ascensor se abría y la invitaba a salir con un gesto -Lo supuse porque no creo que estés buscándome a mí ¿o sí? -

Nico intento disimular su alivio con una pequeña risa nerviosa, pensó que era bastante poco probable que Maki-chan hablara sobre su relación. Aunque en un pequeño rincón de su mente una vocecita le susurraba su oscuro deseo de ser aceptada por la familia de su enamorada.

Sacudió la cabeza con molestia, mientras se adelantaba para salir del ascensor, no es como que quisiera que Maki-chan hablara de ella con sus padres o algo así. Al pensar en esa posibilidad algo en su pecho revoloteo. ¿Algún día serían aceptadas? La posibilidad de eso era incluso más aterradora que el rechazo mismo, no entendía muy bien por qué, pero sabía que todo radicaba en el hecho de sentirse poco digna de estar al lado de una chica tan especial como Maki-chan.

Y hasta hace poco este era un pensamiento bastante recurrente en ella y le molestaba de sobremanera porque estaba acostumbrada a luchar contra todo tipo de reveses completamente sola, por supuesto no era una persona que se rindiera fácilmente, pero en lo que refería a esa pelirroja, mucho de su amor propio se convertía en nada, llevándola a sentir que podía tirar su orgullo solo con ver la posibilidad de estar por siempre a su lado, cosa completamente contraria a lo que siempre pensó que deseaba para si misma.

Suspiró en silencio, rogando que el padre de Maki-chan no se diera cuenta de su lucha interior. Caminaron por un pasillo bien iluminado hasta llegar a una puerta de madera que parecía muy pesada, el hombre a su lado la abrió con poco esfuerzo y la invitó a pasar delante de él.

-Se que parecerá extraño y repentino, pero…- Dejó la frase sin terminar cuando observó a su alrededor. La sorpresa hizo que volviera a quedarse boquiabierta mientras no podía dejar de admirar el encanto y la elegancia de ese lugar.

Se preguntó si la familia de Maki-chan estaba consciente de cómo podían llegar a intimidar a las personas solamente con su buen gusto. Miró a su alrededor admirando como todo estaba bellamente recubierto de madera, todos los lugares donde está brillaban debido a que estaban perfectamente cuidados, por lo que se preguntó cuánto tiempo les tomaba solo pulir el piso. Estantes de libros cubrían las paredes junto con montones de reconocimientos a los que estaba muy intimidada para acercarse y ver pero que su curiosidad le instaba a observar detenidamente, aunque sea a cierta distancia. Y para rematar, un enorme escritorio ocupaba el centro de la habitación junto con varios sillones que se veían extremadamente cómodos.

Quiso acercarse a comprobarlo, pero se sentía muy pequeña mientras observaba el gran ventanal que estaba de frente a ellos. Se dijo que debía ser un placer pasar tiempo trabajando en ese hermoso lugar, y cuando quisiera relajarse solo debía darse vuelta con aquella silla giratoria y ver el hermoso día fuera. Definitivamente sabía que el padre de Maki-chan pasaba varios momentos así.

El hombre la invitó a sentarse con una seña silenciosa y se sentó detrás de aquel pesado escritorio lleno de papeles sin ordenar.

-Disculpa el desorden, no esperaba una visita- le dijo mientras acomodaba como podía lo que estaba a su alrededor sin mucho éxito- Hoy ha sido un día atareado- después de unos momentos de mover los papeles de un lado a otro, se rindió y se volvió a recostar con un suspiro de cansancio.

Ella seguía sin poder decir palabra, al notarlo, el padre de Maki-chan la miró con una sonrisa de disculpa. -Parece un lugar muy pretencioso ¿verdad? En realidad, esta oficina no es mía- frunció el ceño mientras miraba a su alrededor - ahora que lo pienso, aunque la haya usado tanto tiempo en realidad nunca lo ha sido, el abuelo de Maki siempre dejó muy claro que no debía cambiarla ni redecorarla, así que simplemente me acostumbre a ella.- terminó brindándole lo que le pareció una sonrisa de disculpa.

-Oh entiendo- Se dio cuenta cuan amable era el padre de Maki-chan al darle explicaciones que en realidad no eran de su incumbencia

-Aclarado eso, espero que te relajes, puedo asegurarte de que no tienes por qué sentirte incomoda de ninguna manera, por lo menos mientras yo esté aquí. Ahora, regresando al tema, si no vienes a ver a Maki ¿Acaso tienes un familiar aquí? ¿O vas a tenerlo? - la mirada alegre de repente se transformó en una de preocupación, lo que hizo que su corazón se conmoviera ante tal gesto.

-No, no, lo siento señor, estoy haciendo que se preocupe y estoy causándole muchos problemas, no se alarme por favor, no es nada de eso… yo vine para… ammm- dudaba en decirle su verdadero propósito allí porque ese hombre se había portado siempre muy amable con ella, su última intención era provocarle más problemas.

Confundido al ver que no musitaba más palabras dijo-¿Ah? ¿Entonces vienes a ver al amigo de Maki?-

Esas palabras hicieron que detuviera lo que estaba a punto de decir ¿Amigo? ¿Qué amigo? -Yo…-

-Justo hoy se estaba instalando, aunque…- El hombre se dio cuenta de la sorpresa de la niña y dudo en seguir hablando.

-¿Amigo?- Nico instó a que hablara, su pecho le dolía, pero no tenía idea del porqué.

-Ah bueno… un amigo, es decir, la verdad yo no lo conozco-

-Disculpe que sea tan insistente, pero, por favor, solo… es decir… creo, creo que se a quien se refiere, solo ¿podría aclararme de quien habla? - El nudo en su garganta era tal que le estaba impidiendo respirar ¿Por qué se sentía de esa manera? Maki podía tener muchos amigos que necesitaban ser hospitalizados, es decir, porque tendría que suponer que era…

-Es extranjero así que no creo que tú…- El hombre frente al escritorio intentó restarle importancia al tema, algo en los ojos de esa chica le decían que en realidad no quería saber el nombre del nuevo paciente, pero al mismo tiempo le desconcertaba todo lo relacionado a él, por lo que no sabía que era lo correcto revelarle a la pequeña.

-Eddie-

El padre de Maki solo pudo fruncir el ceño ante tal confirmación, no la contradijo ya que no había pregunta en su tono de voz, solo una callada ratificación. Nico no tenía por qué preguntarlo más, lo único que pasaba por su cabeza era ¿Por qué Eddie estaba allí? ¿Por qué Maki no se lo había dicho? ¿Qué estaba pasando? Todas esas preguntas le creaban una gran confusión, un punzante dolor de cabeza comenzó a taladrarla, impidiendo que pudiera pensar en la razón real de todo. Es decir ¿En que estaba pensando Maki-chan? ¿Por qué…? ¿Qué rayos…?

De repente todos sus planes de ese día pasaron a segundo plano, miró con resolución en dirección al hombre que estaba frente a ella, con sus ojos clavados en la ahora seria mirada de él, dijo -Necesito hablar con Eddie ahora-


Maki caminaba preocupada rumbo al hospital de sus padres.

El mensaje de Nico-chan había sido repentino y verdaderamente sorpresivo, comenzaba a darse cuenta de que cada vez que esa chica le mostraba ese lado tan impetuoso normalmente las cosas no terminaban bien para ella misma.

Era algo en lo que no tenía control, le frustraba lo impredecible que podía llegar a ser, pero al mismo tiempo el contraste era muy atrayente ya que dejaba ver un ligeramente volátil lado de Nico-chan que parecía que solo le mostraba a pocas personas.

A pesar de sentirse afortunada por conocerla cada vez más, en esos instantes no estaba segura de sí esto le ayudaba a su relación o no.

Suspiró mientras observaba su celular con preocupación, nada ganaba con sentirse así ahora. Pensó que lo primero de su lista era revisar si el señor Edward había sido trasladado con éxito y tratar de convencerlo de que las cosas no tenían por qué tener ese final trágico que tanto parecía desear, le aterraba que no pudiera convencerlo de cambiar de parecer, sentía que si no lo lograba Nico-chan jamás la perdonaría.

Pensó que las obligaciones implícitas que proveía el amor eran una verdadera molestia. Nunca se había sentido así, siempre había pensado que el cariño que sentía por las personas que estaban a su alrededor era suficiente. Antes de conocer a Nico-chan era como si hubiese existido a medias, estando tranquila mientras la vida pasaba a su alrededor, incluso el ser school idol o unirse al grupo había sido algo con lo que simplemente tuvo que lidiar, algo tan natural que el esfuerzo no era un problema.

Pero de repente esta chica había irrumpido en su vida y ahora sentía que debía mantenerla a su lado sin importar que, era agotador porque no lo comprendía del todo ¿Era correcto sentirse así por alguien? ¿Es sano sentir que tu respiración se entumece y que no puedes formular palabra cada vez que ves a la persona que más amas? ¿Así se sentía el amor? ¿Era esa opresión en el pecho? ¿Por qué dolía tanto entonces? ¿Es posible sentir esa cantidad de sentimientos tan diversos e incomprensibles por alguien a quien a penas conocía?

No lo sabía en realidad, simplemente había caído en cuenta que hasta hace poco no podía quitar sus ojos de esa molesta mujer cuando estaban en el mismo lugar. Ansiaba tocarla cada vez que estaban a una corta distancia, la buscaba con la mirada cada vez que salía del salón a pesar de que sabía que era poco probable encontrársela, incluso le molestaba sentir que debían estar lo más cerca posible.

Cada vez que pensaba en eso su cara ardía de pena, no podía sentirse avergonzada de sí misma por comportarse como una idiota en todo momento. Ella había sido siempre una persona sensata, por lo menos lo suficiente para saber que las cosas que estaba haciendo eran una completa tontería. Antes ni siquiera se hubiera detenido a pensar en el horrible futuro que le deparaba si Nico-chan se enteraba de sus planes, jamás había estado tan asustada por el pensamiento de que alguien ya no quisiera estar a su lado.

El destino tenía una forma extraña de divertirse.

Se frotó la cara con resignación, tal vez lo mejor era que no se vieran ese día, sentía que su cabeza iba a explotar al pensar en todas esas cosas al mismo tiempo.

Todo era culpa de Nico-chan, hacía que su cabeza fuera un caos con el simple hecho de pensar en ella. Era espeluznante darse cuenta la clase de poder que tenía sobre ella.

Desechó ese pensamiento cuando notó que estaba justo en frente del hospital de su familia. La vista era tranquilizadora, por fin, un lugar familiar se dijo con un pequeño suspiro, algo que podía darle algo de paz mental entre el torbellino de pensamientos que cruzaban su mente.

Al entrar sonrió para sus adentros al ver el ajetreo del ambiente.

Doctores, enfermeras y pacientes correteaban por el lugar, echo un vistazo a las instalaciones limpias y la organización, respiro profundo unos momentos mientras absorbía el caso predecible brindándole la estabilidad que sentía que había perdido en su camino hasta allá.

Los problemas de su vida quedaron de lado mientras se mantenía inmóvil unos segundos en medio de todo ese movimiento. Se dio cuenta que en verdad necesitaba un momento para sí misma, no quiso detenerse a pensar porque de repente había tenido la necesidad de compartir su tranquilidad con Nico-chan, prefirió ignorarlo mientras se encaminaba rumbo a la oficina de su padre.

Se dijo que primero iría a saludarlo y luego se enfrentaría a sus problemas. Estaba tan agotada que quería evitar a toda costa todo lo demás.

Al llegar a la oficina de su padre respiró profundamente antes de tocar, al no oír respuesta abrió la puerta dubitativamente. Observó la habitación vacía con solo un poco de extrañeza, era bastante usual que su padre no estuviera allí. Tuvo deseos de buscarlo, aunque solo fuera para recibir algo de consuelo que el acostumbraba darle,, no le hubiera venido mal el sentir algo de apoyo, pero sabía que podía encontrarlo en casa esa noche, así que dejó de darle vueltas a la situación y se encaminó por fin a la habitación de Edward.

Se sentía débil por haber recurrido a su padre en una situación así, pero sabía y entendía de sus limitaciones. Cuando le había comentado la idea hacía pocos días, al principio su padre había fruncido el ceño con inquietud y no había pronunciado palabra alguna por unos minutos lo que la había hecho sentir culpable ya que en realidad no estaba dándole ninguna explicación sobre el favor que estaba pidiéndole. Lo peor de todo es que comprendía lo absurdo de la situación y desde ese día no había dejado de preguntarse cómo había terminado haciendo tales cosas.

No tenía ningún tipo de obligación con ese hombre, lo único que la había impulsado a ayudarlo eran sus propios intereses… y bueno quizá un poco el que Nico-chan se había interesado por él.

Suspiró nuevamente cuando reconoció aquel extraño sentimiento de impotencia que hace días le rondaba, al parecer nada iba a hacer que sus tormentosos pensamientos se calmaran por unos instantes.

¿Cómo es que para Nico-chan era tan sencillo encariñarse con un completo desconocido?

Para ella era algo incompresible y completamente descabellado, lo que le hacía pensar que era una de las cosas que quizá nunca entendería de Nico-chan.

Pero a pesar de sí misma, no pudo evitar sonreír con ironía, no podía escapar, no importa en lo que estuviera pensado, parecía que Nico-chan no saldría de su mente ese día. Resignada, se encamino más aprisa, después de todo, no se sentía mal por eso.


Nico se detuvo frente a la puerta de la habitación donde el padre de Maki-chan le había dicho que podía encontrar a su amigo extranjero y frunció el ceño antes de entrar a ver a Eddie.

No entendía que estaba pasando ¿Por qué Maki-chan no le había comentado nada de esto? Tal vez no le había dado tiempo de contarle, tal vez…

Lo primero que pensó fue qué tal vez ella ni siquiera estaba enterada de la situación. Apretó los dientes, por supuesto que lo sabía, hacía apenas unos minutos el padre de ella le había contado escuetamente el porqué Eddie estaba allí.

No era la primera vez notaba como Maki-chan se cerraba en banda, era tan hermética que cada día le costaba más acercarse a ella. Veía con frustración como la dejaba fuera de su círculo cada vez más.

Esta no era la primera vez se repitió a sí misma como intentando darse un pobre consuelo, sabía que su novia era así, debía comprender que para Maki-chan no era sencillo abrirse así como así, pero aun así sentía como le martillaba la cabeza al darse cuenta de todo lo que no le contaba.

Sacudió la cabezada, de repitió que no estaba segura de sí Maki-chan lo sabía o no, tal vez no lo sabía y ella no estaba dándole el beneficio de la duda.

¿Pero y si lo sabía y no se lo había dicho? Sonrió con amargura mientras se daba cuenta cómo es que la lista de cosas que "olvidaba comentarle" estaban aumentando, si era consciente de esto esta vez no le iba a ser fácil explicárselo, ya estaba harta de que obviara información como si no fuera importante que le dijera estas cosas, como si ella no fuera importante en su vida. ¿No se supone que las parejas debían ser honestas?

Se mordió el labio dudosa.

En realidad, esto de ser pareja de alguien era completamente nuevo para ella, no estaba segura de que era lo que estaba bien y lo que no, pero de lo que si estaba segura era que entre las cosas que estaban mal destacaba en negritas y subrayado el hecho de mentirle.

Bueno, técnicamente Maki-chan no le había mentido, pero no decir la verdad contaba como una mentira ¿no?

Se sentía traicionada y eso era lo que contaba. Aunque traicionada era una palabra muy fuerte, Pero ¿Cómo describirlo entonces? ¿Omitida? ¿Ignorada? ¿Dejada de lado?

Le asustaba comprender cuanto no sabía de Maki-chan, lo fácil que era sentirse herida por cosas que antes no le hubieran importado.

¿No se supone que ya habían hablado de eso? ¿Y si Maki-chan la había "omitido" en más situaciones? Por supuesto que no había sido honesta desde el principio, esa pelirroja no era una persona muy abierta pero ¿No se supone que el amor te ayudaba a cambiar? en cada momento, en cada paso de esa relación había sentido que era empujaba fuera, y aunque intentaba con todas sus fuerzas entrar, conocerla, ser parte de lo que ella amaba, no importaba que tanto se esforzara, seguía sintiéndose externa a todo una y otra vez.

Sacudió la cabeza con fuerza, la única manera de averiguar de qué iba todo eso era entrar a esa maldita habitación de una buena vez.

Tocó por fin, al escuchar que una voz le daba permiso de pasar dejo de lado la duda y entro. Su corazón se marchito al comprender que una parte de sí deseaba no haber reconocido la voz que estaba del otro lado, incluso antes de entrar supo que una parte de si no sería igual de nuevo, pero puso un dique a esos pensamientos y por fin abrió la puerta con decisión.

Allí se encontró con unos ojos sorprendidos, pero que al observarla con más cuidado se alegraron de verla. Ella le devolvió la sonrisa al hombre que estaba frente a ella y se acercó a la cama con más confianza.

-Pequeña Nico, vaya sorpresa, no esperaba visitas hoy- El hombre la invito a acercase con su sonrisa despreocupada.

-Eddie- Nico sonrió y apoyo sus manos en la cama para mirarlo más de cerca, a pesar de que estaba feliz de verlo notó lo cansado que se veía y una parte de su emoción se evaporó al distinguirlo peor que la última vez que lo había visitado- ¿Por qué no me dijiste que estabas aquí? ¿Desde cuándo? ¿Por qué…? -

El hombre río y le acaricio la cabeza -Pequeña, una pregunta a la vez, no pensé que me extrañarías tanto-

Nico hizo pucheros mientras intentaba no darle importancia a la preocupación que nacía del semblante enfermo de Eddie – No evites mis preguntas ¿Qué estás haciendo aquí? -

-Yo… mmmm- a pesar del titubeo la mirada de jovialidad aquel hombre no cambió - simplemente necesitaba encontrar un lugar más cómodo-

-¿Cómodo? ¿El doctor desagradable te permitió irte? ¿Desde cuándo estas aquí? -

-Ammm-

- Vamos, contéstame- Nico se inclinó hacía el con insistencia.

Ante esto, el hombre no tuvo más opción que evadir su mirada y centrar su atención en algún punto del suelo -Pequeña Nico, no es necesario que te preocupes tanto-

-¿Desde cuándo?- La voz de Nico comenzó a sonar más obstinada ante las escuetas respuestas de Eddie. Sabía que sonaba desesperada, pero ya había llegado al punto en el cual eso había dejado de importarle.

-Desde hace unos días-

Nico se estremeció antes de girarse en dirección a la voz que había respondido, supo antes de mirar que en el umbral de la puerta iba a encontrar a Maki-chan cruzada de brazos.

Su respiración se detuvo por un instante, a pesar de que estaba furiosa reconoció con pesar como su corazón había saltado cuando sus ojos se cruzaron.

No se veía contenta de verla allí, más bien la frialdad que desprendía la hacía sentir insegura, pero no permitió que eso la perturbara, la que estaba furiosa de todo eso era ella, no iba a permitir que como siempre Maki-chan encontrara una manera de hacerla sentir culpable por enterarse de lo que al parecer tanto le costaba ocultarle.

Ese pensamiento la puso aún mas furiosa, allí estaba Maki-chan, hermosa como siempre, tan fría y tranquila, tan inalcanzable, esa era la palabra, inalcanzable ¿Cuánto tenía que luchar para intentar alcanzar su mano, para luego darse cuenta que estaba incluso más lejos de lo que había pensado? Paralizada entregó sus imperturbables ojos violetas, le dolió verla tan impasible cuando en su interior solo había caos e incomprensión.

Cuadro los hombros y la enfrentó con una mirada similar, esperando que su dignidad no se hiciera pedazos en el proceso.

-¿Qué haces aquí?- Maki-chan se cruzó de brazos y miró hacia otro lado con molestia.

¿Pero que rayos? A la única a la que le debían respuestas era a ella. Nico apretó los dientes mientras clavaba su enojo en esa chica. Era eso o echarse a llorar y no iba a permitir por nada del mundo que viera cuanto le afectaba todo eso.

-¿Qué hago aquí? ¿Eso es lo que te preguntas? La única que debería exigir respuestas aquí soy yo-

-Nico- La voz de Eddie intentó calmarla, pero lo único que provocó fue que se enfureciera más.

Se giró y apuntó su dedo en la cara del hombre y gritó con furia -¡Tú guarda silencio!- luego con la misma fuerza apuntó hacia Maki-chan- ¡Y tú, no te atrevas a mentirme de nuevo, exijo una explicación ahora mismo!-

-Discúlpame, pero esto no es de tu incumbencia-

Sorprendida y ofendida Nico abrió la boca mientras sentía como su enojo subía por la garganta, sabía que Maki-chan tenía razón, pero que lo hubiera dicho de esa manera hacía que una pequeña herida se fuera abriendo en su corazón. Para evitar llorar decidió que lo único que podía hacer era mantenerse enojada.

- ¿No es de mi incumbencia? Claro, como todo lo demás que has omitido contarme, en cada paso de esto has ocultado algo y estoy harta ¿me escuchaste? - Apretó los puños y la enfrentó- Cada vez que pienso que hemos avanzado algo resulta que hay algo que no me dices-

-Esto no tiene que ver contigo- Maki-chan seguía tercamente con los brazos cruzados en el umbral, la frialdad de su voz le hería más que nada de lo que antes había sentido.

-Escúchame bien Nishikino Maki, o eres sincera por una vez en tu vida y me dices que rayos está pasando de una buena vez o me iré y esto terminará ¿me entiendes? Terminará y no habrá vuelta atrás, así que piénsalo bien por qué sabes que no estoy bromeando-

Allí estaba, le había dado un ultimátum.

Nico respiro angustiada, ¡maldicion! ¿En que estaba pensando? ¿Acaso había dicho terminar? Quiso deshacer sus palabras a penas salieron de su boca, pero ya era demasiado tarde. No deseaba ni por asomo terminar pero la emoción del momento había echo que estas desesperadas declaraciones se escaparan de su boca, ahora estaba demasiado asustada como para enfrentarse a lo que pasara, trato de tranquilizarse rápidament, por supuesto que Maki-chan no iba a terminar con ella, claro que no, porque la amaba ¿verdad? Es decir, habían prometido que esto funcionaría, no estuvo bien el haber pronunciado esas palabras pero no por eso Maki-chan iba a tomar una decisión precipitada porque aquí la única idiota era ella misma, Maki-chan era inteligente ¿verdad? ¿Entonces por qué rayos aún no la contradecía?

Maki estaba aterrada al ver en medio de la habitación a la chica que menos quería encontrar, sus ojos iban de Edward a la pequeña morena que estaba a su lado mientras intentaba pensar que explicación iba a dar sin arruinar todo.

Hasta hace un momento había estado obsesionada con pensamientos que las involucraban a ambas y ahora que se la encontraba allí no sabía cómo confrontarla. Podía ver en sus ojos lo molesta que estaba, además de que su pose altanera le daba a entender que no estaba de humor para las excusas que se atropellaban en su boca.

Así que, si no podía expiarse, lo único que le quedaba era ponerse a la defensiva.

-No eres alguien que deba involucrarse en estas decisiones, te repito que esto no te compete y me gustaría que te fueras ahora, no armes un alboroto por favor o alguien va a llamar a seguridad y no poder ayudarte-

-¿Escuchaste lo que dije? ¿Acaso no significó nada para ti?-

-Hablaremos de eso más tarde?-

- ¡No! ¡Vamos a hablarlo ahora mismo! ¿Acaso no soy importante en esto? ¿Por eso no hablas conmigo? - La voz de Nico-chan comenzaba a romperse, Maki comenzaba a ver como se asomaba el dolor en sus ojos y sintió que una pequeña parte de sí misma moría, miró a Edward deseando ayuda, pero el hombre miraba el suelo sin decir palabra, entendía por qué no se atrevía a intervenir, sabía que Nico-chan jamás estaría de acuerdo con la decisión que tomó y no valía la pena darle explicaciones, pero aun así deseaba que por lo menos interviniera para no sentir como se iba hundiendo sola sin remedio.

- En esto no lo eres, debes irte, ahora- trató de sonar lo más tranquila posible para no reflejar su propia desesperación, su voz sonó tan fría a sus oídos que una pequeña voz en su cabeza le dijo que no se merecía para nada a la pequeña que temblaba frente a ella intentado contener su dolor.

Los ojos de Nico-chan se humedecieron y se dio cuenta como bajo la cabeza antes de que las lágrimas se desbordaran. Por inercia Maki alargo una mano hacia ella deseando abrazarla, pero sabía que sería rechazada si lo intentaba, así que no tuvo más remedio que bajar las manos y quedarse plantada e impotente en ese lugar.

Nico-chan no dijo nada por unos instantes, luego levantó la cara con orgullo, por dios, se dio cuenta de lo fuerte que era simplemente por ese gesto. A pesar de que las lágrimas estaban en sus ojos estas no habían caído, lo que le hizo que se le rompiera el corazón, esta vez no pudo contenerse y dio un paso hacia ella con la intención de estrecharla, pero Nico-chan se limitó a pasar a su lado rápidamente dejándola vacía de nuevo.

Y esta vez, en verdad temía no ser capaz de alcanzarla de nuevo.