Hola! ¿Cómo están? ¿Cómo les cayó la escena que el manga de esta semana nos mostró? Yo estuve a punto de gritar, pero me controlé ya que mi mamá se encontraba conmigo. Pero aun sigo sin creerlo del todo *-*
Bueno, cambiando de tema espero que les guste esta pequeña historia que les traigo con mucho cariño :)
Los personajes de Naruto no me pertenecen.
Disfruten la lectura!
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Leyó por quinceava vez la nota que lo había logrado sacar de su tradicional estado indiferente. No entendía cómo lo afectaba todo lo que se mencionaba tan brevemente en ese papel arrugado. ¿Una misión fallida? ¿Un herido? ¿Muchos implicados en la situación?
Recordó fácilmente la manera en la que su mañana, originalmente amena y rutinaria cambió de un segundo a otro. Y todo por ese maldito papel. Cerró los ojos intentando concentrarse y mientras se sentaba, después de tantas horas de andar sin parar meditó aquel suceso, aquel minuto en el cual una pequeña ave, de pico igualmente pequeño y de un color grisáceo se colocó frente a él. Recreó en su mente la manera en la que el ave lo miró; con una mezcla de irritación, indiferencia y una pizca de… ¿preocupación?
― ¿Qué diablos pensaba ese pajarraco? ― por un segundo se distrajo de sus pensamientos originales. Aunque nadie lo podía juzgar ¿Qué clase de pájaro miraba a las personas de esa manera? ― ¿Y porque me pregunto esto? ― se cuestionó frustrado.
Sin lugar a dudas aquel papelito lo había logrado sacar de quicio.
En ocasiones se sorprendía preguntándose cómo pudo haber vuelto a la aldea. Hace dos años que estaba ejerciendo nuevamente como un ninja aceptado, volvió a portar su banda y a hacer misiones de alto rango otorgadas por la hokage. Le pareció extraña la manera en la que fue aceptado; por un caluroso y bien merecido golpe en la mejilla otorgado ni más ni menos que por su compañera de equipo, Sakura. Ella lo había mirado con los orbes recelosos y muy en el fondo, un poco melancólicos aunque un instante después le sonrió. El rubio, por tu parte, lo había abrazado hasta casi asfixiarlo. Después de eso solamente se miraron los tres y con una alegría indescriptible sus dos compañeros le sonrieron. Eso fue más que suficiente para Uchiha Sasuke.
Abrió los ojos vigilando lentamente su alrededor. El bosque en el que se encontraba tenía cierto aspecto que seguía dándole escalofríos después de tantos años. Unos árboles de aspecto frondosamente macabro que no dejaban entrar una pizca de luz solar cubrían el brillante cielo azul lo envolvían amenazantes cada vez que pasaba por allí. Ni que decir de los insectos y de la humedad, la cual dejaba mucho que desear.
Por lo tanto, cualquier posibilidad de sentirse tranquilo era alarmantemente escasa.
Gruño más irritado todavía al darse cuenta que nuevamente se había desviado del tema de interés… la nota.
Le dedicó una mirada fulminante al papel amarillento que tenía delante. La letra un tanto temblorosa y dispareja brindaba el aspecto alarmante que señalaba la carta. Lo que más lo sorprendió de ese recado era la ortografía casi perfecta que se lucia frente a él, tomando en cuenta que un rubio parlante había escrito dicha nota.
―"Sé que estas de misión y sé perfectamente cómo te pones cuando te interrumpen en la mitad de una pero esto es importante, teme. Muy importante. Necesitamos que vuelvas pronto, no te puedo decir por ahora para que te queremos aquí. Solo te diré esto: esta situación se nos está saliendo de las manos, ni siquiera Tsunade sabe que hacer al respecto. Teme; se está encerrando en su mundo desde que regresó de la misión y no sé qué puedo hacer, me estoy preocupando… jamás la había visto tan… tengo miedo, todos lo tenemos. No sabemos qué hacer. Incluso Kakashi está preocupado… la situación viene de días y es… grave. Vuelve pronto, Sasuke."
¿Ahora qué sucedió?, se preguntaba un chico de cabello azabache con una angustia un tanto disimulada.
¿Encerrada en su mundo? ¿La situación salida de las manos? ¿Kakashi y Naruto preocupados?
Sakura, fue en la primera persona que pensó. Aquella sonrisa deslumbrante y esos orbes color jade seguían tatuados en su mente. Solo esperaba que no fuera ella en realidad. Porque en pensándolo bien; ahora no era tan molesta.
Bueno, tal vez un poco… ¿o no?
―Hmp.
Se levantó de un salto, con las fuerzas recuperadas mientras que guardaba el papel en su bolsillo y, con una determinación en sus orbes oscuros comenzó a correr.
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Llegó con el alma en un hilo aunque intentó disimularlo por todos los medios posibles. Mientras se dirigía a su hogar pensaba en las palabras que le taladraban la cabeza desde hace algunas horas, preguntándose principalmente: ¿Quién era la persona de la que tanto hablaban?
― ¿Será Sakura? ― volvió a divagar en sus pensamientos ignorando completamente las miradas coquetas de las mujeres a su alrededor. Las pobres aún no comprendían el evidente rechazo del Uchiha. Así que, mientras caminaba, las jóvenes y una que otra mujer de edad avanzada le regalaba sonrisas insinuantes y uno que otro guiño. ― . Pero podría ser la Hyuga, por ella también haría demasiado alboroto. Pero dijo el equipo 7 completo y solo falto yo…
― ¡Sasuke! ― giró hacía la persona proveniente de esa voz. Una chica rubia y de ojos azules se dirigía a él. Y se encontraba acompañada de la chica ojiperla… ―. Qué bueno que regresaste ― habló con una sonrisa demostrando la alegría que sentía al verlo.
Entonces es grave, pensó el Uchiha. Tomando en cuenta que Ino Yamanaka últimamente lo odiaba más que nada. Y todo por callarla cuando comenzó a soltar un rumor en el cual él y Sakura sobresalían.
¡Había dicho que él estaba enamorado de Sakura!
Tonterías, pensó con desagrado. Él solo la miraba como su compañera. O como una amiga más.
― ¿Qué tanto sucede? ¿Por qué están todos diferentes? ― cuestionó sin miramientos logrando que las jóvenes borraran la sonrisa que adornaba sus rostros.
―Sasuke… ― se acercó tímidamente la Hyuga. Algo que al Uchiha molestó un poco más. Entonces si no era ella, ¿quién era? ― es sobre Sakura.
Al notar que la ojiperla no pudo seguir con su noticia la rubia añadió:
―Necesitamos que vengas, es urgente. Solo date un baño y ven al hospital. ― prácticamente salió huyendo al término de las palabras. Había utilizado ese tono cortante que habitualmente utilizaba con él. Aunque eso no preocupo al azabache en lo más mínimo.
Sus pensamientos estaban posados en una persona de cabellera rosada, Sakura.
― ¿Qué sucedió ahora?
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Unos minutos después salió recién duchado, con una toalla rodeándole la cintura, el cabello azabache sin secar completamente y una que otra gota de agua colándose hasta lugares insospechados. Se sentó con una paciencia de lo más absurda, tomando en cuenta que en el interior un torbellino de emociones hacia estragos en su ser.
Tomó con cuidado su ropa mientras la observaba sin prestarle del todo atención. No sabía a ciencia cierta lo que hacía. Solo sabía que no podía concentrarse desde hace unas cuantas horas.
―Maldita sea… necesito llegar pronto allá ― susurró mientras se vestía.
Salió de la casa lo más rápido que pudo. No quería correr, pues se vería desesperado. Quería mostrarse indiferente como hace años. Aunque ahora ya no era tan sencillo, tomando en cuenta la manera en la que su compañera de equipo ahora lo trataba y como lograba afectarlo inconscientemente en las decisiones que tomaba o ignoraba.
Desde su regreso, la Haruno y el azabache se habían intentado llevar un poco mejor. Ella sin comportarse de la manera en la que lo trataba a los doce años y él brindando un poco de "apoyo" para que su relación se llevara de la manera más amena. Irónicamente eso no había funcionado como ellos esperaban.
Muy apenas se toleraban. Él, con sus incontables aires de arrogancia hacia cabrear a la chica cada cinco segundos mientras que ella, tratándolo de diferente manera lo lograba sacar de quicio. No toleraba que lo tratara así, como si su amabilidad hacia él fuera solo por cortesía. Al Uchiha le agradaba molestarla y hacerla rabiar, aunque en su vida admitiría tal cosa. En cambio, la Haruno lo único que quería era ser tratada de buena manera por el azabache.
El carácter que poseían ambos chicos chocaba a donde quiera que se cruzaran logrando que el trato entre ambos fuera prácticamente nulo; aunque sin pensarlo y sospecharlo siempre terminaban hablando del otro frente a su equipo.
Y él no tenía ni idea del porqué.
¿Por qué a pesar de cómo se llevaban seguía preocupándose por ella?
Antes de encontrar una respuesta coherente acerca de la pregunta recién encontrada divisó una gran estructura que él conocía demasiado bien. Había llegado al hospital. Entró con el mismo semblante mientras buscaba a su alrededor algún alma conocida por él.
Ninguno de los novatos estaba al alcance de su vista.
Encontró el camino hacia la recepción, buscando a la hokage o al mismo Naruto Uzumaki. Una joven de cabellera color castaña y unos expresivos orbes azules aparentemente un poco menor que él sonrió al verlo acercarse al mostrador. Esas chicas seguían haciendo su lucha por conquistar su corazón. Si supieran…
―Buenos días, Uchiha-san. ¿Necesita algo? ― cuestionó sin quitar su coqueta sonrisa y sus ojos brillando más que nunca. El Uchiha bufó al darse cuenta de la pregunta absurda. Si no necesitara algo de ese lugar, ¿Por qué estaba parado en el mostrador?
Bien podría haberse quedado a entrenar.
―Estoy buscando a Naruto Uzumaki o a Kakashi Hatake ― el escuchar eso la chica dejó de sonreír un tanto decepcionada. Por un momento había pensado que la había ido a ver. Una idea un poco tonta para ser sinceros.
―Claro, él está en el tercer piso. Apenas entre en el pasillo lo encontrará.
―Hmp ― sin agradecer siquiera comenzó a caminar ante la mirada ofendida de la recepcionista que, minutos antes, había suspirado por él.
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― ¡Teme! ¡Hasta que te dignas en llegar! ― fue lo primero que escuchó al poner un pie en el tercer piso. Miró a su alrededor mas no encontró a ningún rubio, ¿Cómo supo…? ―. Al fin te veo, idiota. ¿Por qué no llegabas? ― Un chico de cabellera rubia y de orbes azules se acercó apresurado. Tenía un semblante cansado pero a pesar de todo seguía con aquella vitalidad y aquella sonrisa que lo caracterizaba.
―No grites, ¿acaso no sabes que estamos en un hospital?
― ¡Claro que lo sé! ― contestó ofendido ―. Teme, es…
―Naruto, ¿Qué no sabes lo que es el silencio?
Ambos giraron en dirección a la voz proveniente del fondo del pasillo. Una mujer de cabellera rubia, ojos color miel se acercó con irritación palpable en el rostro. También se veía cansaba, un poco más que el rubio.
― ¿Por qué todos me preguntan eso? ¡Claro que lo sé! ― gritó nuevamente el Uzumaki.
Tsunade, aquella mujer que llegó con ellos miró con molestia al rubio para después dirigir su mirada color miel al azabache que intentaba moler de golpes a su amigo.
―Sasuke, me alegra que llegaras ― ante estas palabras el joven ninja prestó su completa atención a la mujer, ignorando completamente al rubio ―. ¿Sabes algo de lo que sucede? ¿Naruto te contó algo?
―No sé con certeza lo que sucede, Naruto solo me dio ciertas pistas.
Que no sirvieron de nada, añadió en su mente.
―Bueno, será mejor que vengas conmigo ― y así la hokage comenzó a caminar, siendo seguida por los dos compañeros de equipo.
El camino se hizo eterno para el Uchiha menor pues sin tener la más remota idea de lo que vería se imaginaba muchas cosas, cada una más terrible y dolorosa que la anterior. Después de unos minutos, que parecieron horas se detuvieron frente a una puerta que marcaba el número 202. El aroma a medicamentos y a limpio era demasiado concentrado para ser soportable.
―Necesito decirte lo que sucede antes de que entres aquí. ― comenzó mientras señalaba la puerta ―. Hace semanas, justo el día en que tú partiste a tu misión, Sakura llegó de la suya. Había llegado sonriente, igual que siempre… aunque con un poco de molestia sobre la misión, dijo que en el camino unos ninjas renegados la habían acorralado. Afortunadamente ella se salvó; o eso pensamos. ― tomó aire antes de continuar con su relato ―. Días después todo comenzó a cambiar; Sakura ya no se comportaba como habitualmente lo hacía: no comía, no hablaba con nadie, solamente se quedaba con la mirada perdida en algún punto fijo de su habitación. Y nos comenzamos a preocupar y a hacerla entrar en razón… Ninguno lo logró.
― ¿Qué le pasó? ― no pudo evitar el tono angustiado de su voz.
―No lo sabemos. Ninguno ha podido encontrar algo ― habló la mujer un poco más calmada ―, antes de que llegara a este extremo hablamos con ella, o lo intentamos. Solo nos dijo que había sucedido algo en la misión, que alguien la había atacado… que no sabía nada de lo que pasó. Después de eso…
―… Se encerró completamente en sí misma. ― completó la frase Naruto ―. En estos momentos esta inconsciente, no ha despertado en días…
―Aquí es donde entras tú.
Sasuke solo atinó a mirar a la rubia con sorpresa. ¿Acaso él podía ayudar en algo?
― ¿Yo? ¿Cómo?
―Con tu Sharingan podrías encontrar la manera de saber si lo que la reprime es un Genjutsu o cualquier cosa de esa magnitud. En caso de que lo sea intentaremos hacer algo, en caso de que no… seguiremos buscando.
―Pero, ¿los Yamanaka no pueden intentar algo? ― cuestionó el Uchiha sin saber que más decir. Las palabras y las ideas se habían esfumado ante tal historia ―. Ellos pueden ayudarla, podrían entrar en su mente y…
―Ya lo intentamos sin resultado alguno. Al parecer la persona que hizo esto al parecer hizo muy bien su trabajo. ― comentó con frustración ―. Lo único que quedaría sería buscar a esta persona, que nos de alguna pista… algo.
― ¿Cómo nos darán pistas si ni siquiera sabemos de quien se trata?
Ante tal cuestionamiento la rubia solo atinó a bajar la mirada con impotencia.
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Entrar en la habitación fue más difícil de lo que pensó. Adaptarse al ambiente inmaculado, siniestro y deprimente que lo recibió fue algo mucho más complicado. Hace tiempo que no estaba en un hospital. En un gran ventanal que alumbraba todo el cuarto se encontraba una mesita de color bronce, la cual poseía fotografías, cartas ilegibles y uno que otro regalo que le daban un toque de ambiente al lugar.
Al acercarse más un aroma floral fue distinguido por el chico notando que, al lado de la camilla se encontraba un ramo de rosas de todos colores.
Ino, pensó el azabache al ver el esmero en el que fue acomodado tal ramo.
Pero lo último que llamo su atención fue la esbelta figura que dormía plácidamente en el centro de la habitación. Su cabello, extrañamente rosado, se esparcía por toda la almohada dándole un semblante angelical a la chica. Su piel, antes pálida, poseía una coloración ligeramente amarillenta. Eso lo preocupó un poco. A pesar de la condición en la que se encontraba él no pudo evitar verla igual que siempre.
Solo parecía que estaba dormida y que en cualquier momento fuese a despertar.
―Se ve… normal. ― no tenía palabras para definirlo.
―Pero no está normal, no sabemos que piensa o que siente. De repente se pone a llorar dormida y no entendemos el porqué. ― susurró preocupada la mujer.
―Seguramente ese tipo juega con su mente, como si fuera un Genjutsu. ― hablaba el Uchiha mientras intentaba averiguar de una vez por todas si era la técnica antes mencionada.
― ¿Lo es?
Sasuke dirigió sus orbes color carmesí a la rubia ojimiel. Al notar la expresión del joven ella solo bajó la mirada. Mientras tanto Naruto seguía callado mirando a su amiga dormida. Quería que despertara de una buena vez.
―No, no es ninguna técnica parecida a la que pensamos. No sé lo que es. No me deja entrar a su mente… ni siquiera deja que use algún genjutsu con ella.
―Entonces es real.
―Me temo que sí.
Un pequeño ruido los sobresaltó. La joven que se encontraba inconsciente tenía el ceño fruncido mientras una mueca se posaba en su rostro. Se veía alterada. Aquella muchacha tranquila de hace unos segundos había cambiado drásticamente.
―Cambia su expresión cada cierto tiempo. Es como si… no sé, como si una faceta de ella misma con diferente manera de ser saliera a flote.
― ¿Cambia? ― inquirió el azabache. Eso de hacer preguntas lo estaba hastiando.
―Sí. De repente cambia completamente, de improviso. Es extraño. ― añadió para sí.
―Necesitamos encontrar una solución a esto ― comentó el azabache de la nada.
La rubia no podía estar más de acuerdo.
―Podríamos buscarlo, como había dicho anteriormente solo que… serías tú quien lo buscaría.
― ¿Por qué yo?
¿Por qué le daban la responsabilidad?
―Porque sería una misión, no podrías negarte. ― amenazó la hokage molesta ―. Aparte ella estaría muy agradecida.
Y tú podrías darte cuenta al fin de lo cabezota que has sido, añadió para ella misma.
Un grito de júbilo los interrumpió y logró asustarlos para su mala suerte. El Uzumaki sonreía de oreja a oreja mientras que observaba a sus acompañantes como si fueran lo más interesante del mundo.
―Ahora que recuerdo, ¡si tenemos el nombre del tipo! ― habló con una alegría excesiva, logrando que los presentes lo miraran interrogantes una vez más ―. Acuérdate Tsunade- obachan, cuando Ino intentó entrar en su mente solo nos dijo el nombre de uno de ellos…
―… Kayto Wataru.― fue lo único que salió de los labios de la rubia ―. Pero ese tipo según Ino, era uno de las que la ayudó en su misión ¿Por qué la atacaría?
―No lo sé. ― dijo Naruto mientras cerraba os ojos frustrado ―Tenemos que buscar algo sobre él: técnicas, donde vive, como se comporta… ¿yo que sé?
El silencio se adueñó de la habitación siendo el ligero sonido de la respiración de la pelirosada lo único que se escuchaba en su alrededor. En ese momento, al mirar nuevamente a su compañera de equipo el Uchiha tomó una decisión.
―No se preocupen, yo lo encontraré ― los orbes del azabache tomaron un matiz amenazante.
Por lo menos ya tenían el nombre del responsable del estado de Sakura Haruno. Ahora solo quedaba encontrarlo y sacarle la solución.
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Fin del capitulo 1.
Muchas gracias por leer
Espero que les haya gustado, la próxima semana traeré el capitulo numero dos.
Se aceptan comentarios
Hasta pronto!