Capítulo 24

Final

Aun no me toca.

Los dedos se deslizaron suavemente por la tibia piel, haciendo una parada en el bajo vientre, ahí se quedaron acariciando, de vez en cuando jalando los pequeños vellos que sobresalían. Harry estaba de costado contemplando y acariciando el imperfecto cuerpo de Draco, porque eso era, y valga la redundancia, era lo que más le encantaba de él. Que todo Draco era imperfecto.

Draco tenía cicatrices como todos, había descubierto a base de mucho estudio con la lengua, que una de las orejas de Draco era más pequeña que la otra, que su piel no siempre era tersa, que una de sus nalgas tenía un ligero desnivel, que cuando sonríe se le hacen arrugas a los lados de los ojos, que su cabello si no lo cepilla es igual al de él. Descubrió que si Draco come muchos postres le salen barros, que parte de su encanto natural se debe a sus sarcasmos, que le gusta andar descalzo, que le encanta comer dulces, que no le importa la demás gente, que es extremadamente odioso porque se desespera ante la idiotez de los demás, que el treinta por ciento de las veces se equivoca, solo el cinco por ciento admite y el otro sesenta y cinco es ignorado por su conciencia. Pero sobre todo, Harry sabe que Draco es imperfecto, porque lo eligió a él, de entre todos. Porque solo dos imperfectos pueden lograr la perfección. Así que, es por eso que sigue anonado en busca de más cosas imperfectas en aquel cuerpo.

—¿En qué piensas? —preguntó el rubio, sonriendo cuando una de las manos del moreno se deslizó por su pecho.

—¿Porque medimago? Draco— el moreno besó bajo el mentón del otro mientras que su mano seguía descendiendo. Draco suspiró ante las atenciones.

—No lo sé— se sinceró

—No eres una persona muy altruista que digamos, por eso me sorprende tu decisión— Draco giró la cabeza para observar al moreno. El comentario no lo tomo a mal. Después de meditarlo un momento respondió.

—Me gusta la investigación, me llama la atención como actúan las maldiciones en los cuerpos, como es que un brebaje puede hacerte caer perdidamente enamorado de alguien. ¿Me entiendes?—

Harry asintió.

Draco continúo.

— También me gusta curar a la gente, en slytherin, cuando alguno se lastimaba, acudían a mí para que yo los curara, porque crees que casi no había serpientes en la enfermería. — Draco sonrió orgulloso, aunque después de unos segundos flaqueo.

—Sé que no te aceptaron en la academia a la que querías entrar— Draco asintió.

—Necesito tener los TIMO,S de muchas materias, lamentablemente con las materias que estoy cursando eso va a ser imposible—

—¿Por eso quieres entrar a Drumstrag?— caviló el moreno.

—Así es, pero… — dudó un poco— como nuestros planes han cambiado, ya no metí la solicitud de revalidación. Así que será hasta el siguiente año—

—El siguiente año ambos estudiaremos lo que queramos— Harry atrajo al rubio para un beso dulce y liberador—pero este año serás tú, yo y el mundo— Draco sonrió

—Y ¿qué es lo que tú quieres estudiar? Aun no me los has dicho —

Harry detuvo sus caricias y se quedó mirando un punto.

—Ya no lo sé— susurró con verdad— cuando conocía Alastor, a Tonks y a todos los demás, decidí que eso era lo que yo quería, que ese era mi destino, cazar a los malos— Draco se estremeció— pero después, cuando la guerra encrudeció, me di cuenta de que eso no era lo que quería vivir. Por eso al término de la guerra me fui, quería un poco de soledad, de reencontrarme. Cuando me expulsaron— giró levemente el rostro hacia abajo para mirar el perfil del rubio— me encontré con Ollivander, me hizo entender tantas cosas, me hizo comprender que las pérdidas en la guerra no fueron mi culpa, que la gente muere, que la gente murió, no por mí, no por mi gloria, ni por mi bien, la gente que murió lo hizo por una causa, lucho por un propósito. Me hizo ver que yo no era culpable de nada. — Draco iba a decir algo, pero Harry lo interrumpió— me enseño el fino arte de hacer varitas, me dio algunas clases básicas. Hablamos de ti— el rubio elevó una ceja.

—¿Hablaron de mí?— preguntó incrédulo—

—Me dijo que eras una persona contradictoria, me hizo analizarte atreves de tu varia y ahí me di cuenta de que solo tal vez mi mente estaba llena de prejuicios infundados— recargó su cabeza en las almohadas—Ollivander fue como un bálsamo de curación, por él, mis heridas se fueron cerrando poco a poco, por él fue que nos di una oportunidad. Por él fue que me intereso el arte de hacer varitas—

Harry no dijo nada más. Se quedó expectante a la reacción de Draco ante su revelación de querer ser fabricante de varitas.

—Es en serio, Potter— ambos se miraron por segundos— me estás diciendo que Ollivander te tomó como pupilo— Harry asintió sintiéndose cada vez menos cosa, pensó en lo que sus amigos habían dicho sobre ese tema, que eso era muy poca cosa— Que gran honor, Harry— El chico de ojos verdes lo miró con sorpresa. Draco esbozó una sonrisa intuyendo lo que pasaba por la cabeza del cabeza de chorlito— Te diré porque es un honor ser elegido por un hacedor de varitas. En primer lugar, no cualquier persona puede convertirse en una, ¿te imaginas? si cualquiera pudiera fabricarlas este mundo estaría lleno de varitas, tu podrías hacerte unas veinte, pero no es así, prácticamente se nace con el don de hacerlas—

—Pero Ollivander me dijo que su hija no quería seguir con la tradición—

—Se lleva en la magia, eso se hereda o se tiene— Draco se abrazó al moreno, deslizando una pierna entre las ajenas— El viejo hacedor debió hacerte algún tipo de prueba y por eso dedujo que eras apto para hacerlas. Hay requisitos indispensables. Uno de ellos es el desinterés por la magia negra, el desinterés en el poder— Draco busco los labios de Harry —Ser fabricante de varitas es uno de los artes más nobles y desinteresados. Si eso es lo que realmente quieres, no dejes que te lo quiten.

—Gracias— sonrió con ternura —No sabes cuánto necesitaba de tu poyo. Draco sonrió cambiando de tema.

—Blaise me mando algunos folletos de los lugares que podríamos visitar—Harry se tensó visiblemente— Harry ¿te sucede algo?—

El Gryffindor no contestó.

—¿Harry?—

—Es solo que… no puedo evitar pensar que si no nos hubiéramos reconciliado tú te hubieras ido con él, y tal vez ustedes—

—Para el drama, Potter. Blaise es mi amigo y nada más—

—Sí, pero él siempre te quiso de otra manera—

—Sí, pero después de 3 años nunca le di alas—

—Lo sé, pero mírame a mí, con Ginny pase 5 años hasta que en el sexto ¡zas!—

Draco se incorporó de golpe.

—¿Me estas comparando con la comadreja menor?— susurró entre dientes. — Para empezar yo nunca le he insinuado nada a Blaise, en segunda, yo no andaba de puto como ella lo estaba—

—¡Draco!— advirtió Harry

El rubio lo ignoró.

—Yo no corrí a los brazos de mi amigo a la primera provocación, admito que me gustaba verlo celoso— Sonrió al recordad como se enojaba por Neville. Sintió un fuerte jalón que lo llevo de nuevo a recostarse en la cama y tener a un Potter con la mirada furiosa y el cuerpo sobre de él.

Draco parpadeó con confusión.

—¿Alguien de quien deba preocuparme?, Draco —

—¡¿Qué demonios, Potter!?— chilló con fingida molestia— No me salgas con que eres un celoso empedernido—

Harry lo hundió más en la cama.

—¡Dime!—

—Astoria, Pansy, Romilda, Smith, Neville— Draco sonrió al ver el rostro furibundo de Harry— ¿celoso? Potter. — y Harry se abalanzó sobre de él.


— ¿Aun te cuesta aceptarlo?— Hermione tomó uno de los brazos de Ron pasándolo por sus hombros. Se acurruco en el pecho del pelirrojo. Ron la estrechó contra sí.

—Un poco— se sinceró— Yo lo vi sufrir por Cho y después por mi hermana, es natural, creo yo, que sienta dudas acerca de que Harry pueda ser un Simae— la castaña no objeto nada.

—Se quieren— fue lo que dijo—sé que es difícil de aceptar, pero creo que si Harry ya lo acepto, a nosotros no nos queda nada más que apoyarlo, no lo crees así—

Ron asintió.

— ¿No quieres que se vaya?— preguntó la castaña, adivinando que aquel drama era por eso—

—No, no quiero— suspiró— siempre creí que terminaríamos juntos la carrera de auror, que cada uno se casaría y criaríamos a nuestros hijos juntos, ahora todo eso es imposible—

Hermione miró al frente, perdiéndose en sus pensamientos.

—Tampoco es como si no fueran a volver, volverán. — Hermione estaba segura que, aunque lo decía para que se tranquilizara su novio, también lo decía por ella.

—Ellos no volverán— Ron desviando su atención a una lechuza que picoteaba la ventana para poder entrar. El pelirrojo se desperezo levantándose a abrirla El ave se acercó un poco más a Ron estirando la garra para que el chico pudiera quitarle el pergamino.

—Es para mí, pequeña— le acaricio las plumas al tiempo en que desamarraba la nota. Y el ave emprendía de nuevo el vuelo.

—¿De quién es?— pregunto la castaña al ver que su novio tenía la mirada fija en el pergamino. —¿Ron?—


Neville miraba embelesado los movimientos de Luna, su seguridad, su gracia, su naturalidad. Toda ella gritaba originalidad y belleza. Luna bailaba una extraña danza que según ella atraía a la magia y la encausaba de nuevo. Cierto o no, Neville la miraba desenvolverse con ternura y amor.

Recuerda el momento en que se dio cuenta de que luna le gustaba. Fue precisamente cuando la atacaron, ese preciso momento cuando la vio sobre la cama, con un montón de hechizos sobre ella, que fue que algo en su interior se quebró. No lo entendía bien del todo, aun no sabía que esa preocupación por la rubia no tenía nada que ver con la de un amigo. Cuando paso lo de Draco, cuando por fin apresaron al maldito que ocasiono todo y por fin pudieron sacarle el contra hechizo, fue que por fin le puso un nombre a eso que sentía. Amor. Se había enamorado de Luna.

Y esa chica que a simple vista, parecía una chica despistada, loca, desinteresada, no era más que todo lo contrario. Esa chica era la inteligencia personificada y él, Neville daba gracias a todas las deidades que conocía por haberla puesto en su camino.

Luna dejo de bailar cerrando los ojos y extendiendo las manos al sol, bañándose de él. Los abrió lentamente mostrando una sonrisa en los labios, que si bien era cálida, mostraba tintes de tristeza.

— lo sientes Neville, como la magia intenta regresa a su cauce— Neville alzo la mirada buscando, pero no percibió nada. — A comenzado—

Miraba atreves del enorme ventanal que daba hacia el jardín, el sol brillaba en lo alto y los estragos de la llegada del otoño ya se dejaban ver.


Un elfo apareció a su lado diciéndole, con una exagerada reverencia, que la comida ya estaba lista, que pasara al comedor. Blaise solo asintió, pero siguió mirando por la ventana.

Aun le costaba trabajo aceptar que Draco no estaría con él. Aun le costaba trabajo aceptar que alguien le había robado el amor de Draco, pero lo que más le costaba aceptar era que ese alguien era quien más lo había lastimado en un principio.

Todos sus planes de conquistar con el paso del tiempo a ese hermoso Dragón, se habían ido por la coladera.

Sentía rabia porque había dejado solo a su amigo cuando este más lo necesitaba. Sentía coraje porque no puedo hacer nada, por qué no tuvo ninguna opción.

Azkaban había sido de las experiencias más amargas que le habían tocado vivir. Lo habían golpeado como recibimiento. Ese tal Woodford le había dado la paliza de su vida, pero de quien si no olvidaría jamás esa diabólica mueca, era del auror Broke. Su rostro surcado por una maligna sonrisa de suficiencia que le hizo estremecerse cuando le apunto con la varita y le hizo revolcarse del dolor.

En esos momentos supo que su amigo corría un grave peligro, lo vio en los ojos color miel de ese auror, lo escucho de sus propios labios. Pero él no pudo hacer nada. Él no lo salvó.

Un auror del cual no recuerda el nombre, había intentado ayudarlo. Le había dicho que estaban seguros, tanto él como Malfoy que había sido sometido a un imperio. Que las pruebas que había recolectado apuntaban a que sí, pero lamentablemente el auror había sido agredido y posteriormente había perdido la batalla en San Mungo. Una muerte más que Draco cargaba en la conciencia.

Un mes después de eso, lo escuchó. Escuchó sobre el secuestro de Draco, del asesinato, de la mancillación y algo en su interior se rompió, como suponía debía estar el rubio. Lloró como no lo había hecho en mucho tiempo y maldijo a todos y todo. Y lo decidió, cuando saliera de ahí, si es que lo hacía, no volvería al colegio, se iría a Francia, a empezar una nueva vida alejado de todo ese odio que parecía estaba arraigado en cada uno de los seres que habitaba aquella isla. Esperaría el momento en que Draco llegara a él. Ese día seria la persona más feliz del mundo, porque no necesitaría a nadie si el rubio estaba con él. Esperaría ese momento para conquistarlo, para hacerle ver que él era el único con el que podía ser feliz, que su amor bastaba para los dos, que con él, los fantasmas de ese pasado que los atormentaba se irían, porque su amor seria como un Patronus que aleja la tristeza y deja la felicidad.

Pero su Patronus se extinguió antes de que pudiera tocar al rubio, pues uno más fuerte lo está protegiendo ahora. Y la verdad no puede odiar a Potter, simplemente porque su dragón era feliz.

Se despereza de la ventana suspirando con resignación. — Mañana será otro día —se dice. Mañana dejare de pensar en él. Mientras tanto aún puedo seguir añorándolo.


Hagrid ve como poco a poco las pertenencias de Draco van abarcando menos espacio, poco a poco van siendo guardadas dentro de ese baúl que está a los pies de la cama y no puede dejar de sentir que con cada pertenencia guardada, una pequeña parte de su corazón se rompe.

Nunca había convivido tanto con un alumno, y no es que relegara a Harry de su posición, es solo que Draco pasó tiempo con él, ya no solo eran Fang y él, sino que ahora eran Fang, Malfoy y él, una pequeña familia formada por las circunstancias, y es que Malfoy en un principio fue una persona fría y callada. En ningún momento demostró desagrado hacia su persona, pero no podía dejar de notar que evitaba hablarle, incluso tocarlo. Llegaba de sus deberes y se encerraba tras los doseles hasta la llegada de los aurores. Después de eso, se preparaba un té, volvía dar las buenas noches y desaparecía tras la cortina sin que Hagrid lo volviera a ver hasta la noche del siguiente día.

El día en que por fin Draco le había hablado, se debió a que Woodford ofendió a la madre del muchacho y él, Hagrid, la había defendido a capa y espada. Draco a un temblaba de ira mal contenida cuando los aurores se fueron, pero aun y eso, se giró a verlo con los ojos cristalinos, y le dio las gracias, y esbozo una mueca que intentaba ser una sonrisa, a partir de ahí la convivencia comenzó a ser lenta pero significativa.

Hagrid no podía evitar entristecerse. Nuevamente serian solo Fang y él.


Paula sonríe mientras lee el pergamino que sostiene entre las manos. Está feliz por esos dos aunque duela un poco. Sabe que no está enamorada de Draco Malfoy, y sabe que lo suyo fue poco ético involucrarse sentimentalmente con un paciente, pero es que ver la entereza de ese chico aunque por dentro estuviera destrozado hizo que sus instintos le dijeran que debía protegerlo. Y ahí radicaba su garrafal y primer error. No puedes enamorarte de alguien que está roto, no puedes querer, y no es que esté prohibido, salvar con tu amor a una persona que esta fracturada. Es solo que un amor a base de eso nunca terminara bien. ¿Qué pasara cuando la persona esté curada? Una de dos, o se vuelven inseparables por esos momentos de salvación que ahora los une, o todo termina, porque ya no está la persona de quien te enamoraste, porque ahora esta curada, entonces ya no está eso que los unía, que era la recuperación del otro.

Sabe que si siente algo por él, pero ahora que están lejos ese sentimiento se ha aletargado. Tal vez con el tiempo termine solo como un sentimiento maternal.

Paula vuelve a leer el pergamino y se siente bien al saber que Draco seguirá con sus planes de ser Medimago, es un chico que logra lo que quiere, y ella sabe que lo lograra.

Espera que Potter haya dejado sus infantiles actos y sean felices. Lo desea de corazón.


MacGonagall siempre se ha caracterizado por su tenacidad y justicia. Su gran capacidad de razonamiento y lealtad. Es una bruja muy perspicaz y sabe o intuye que algo ha cambiado en la relación de cierto león y cierta serpiente. Lo sabe por la forma en que se miran de extremo a extremo en el comedor. O la forma en que los ha pillado en los pasillos.

De alguna forma parece lógico que hayan terminado juntos y a la vez le parece irrisible, sobre todo que lo decidan seguir estando aun después de la escuela. Es por eso que no debería tomarla por sorpresa en que esos dos estén ahora en su despacho, hablándole de sus planes y haciéndola participe de ellos.

¿Eso era lo que Dumbledore quería? que terminaran ¿juntos? Nunca sabrá a ciencia cierta qué es lo que el difunto director quería lograr, qué tan cierta es la visión que se supone tuvo sybill. Si es que alguna vez existió.

—No entiendo— responde un poco desencajada. Pues al mirarlos a ambos sabe que eso que ve en los ojos de cada uno es amor. Como el que vio en los padres de cada uno, como los que veía cada día en los ojos de Dumbledore al hablar de él.

—No nos quedaremos a la ceremonia de graduación, nos iremos, cuando todos se estén alistando— dice Harry mirándola de frente, sin vacilar— lo que le pedimos es que nos envié los documentos de acreditación una semana después de la graduación—

—¿Puedo saber el motivo?—intenta mantenerse serena, pero sabe que fallara.

—La sociedad mágica inglesa no vera con buenos ojos que el hijo de un mortifago sea la pareja de Harry Potter…—

—¿Que les hace pensar que en Italia o en Francia será diferente?—

—Por lo menos no intentaran matarme cada vez que me vean— contesta Malfoy de mal talante y ella no puede evitar fruncir el ceño. — cómo sabe, no puedo quedarme en Inglaterra, mi exilio me lo impide, por tal motivo…— minerva gira la cabeza al ver que Harry toma palabra—

—Por tal motivo he decidido irme con él, sé que los Weasly y la comunidad no me dejaran ir si les cuento mis planes, sé que evitaran a toda costa que yo me vaya y la verdad quiero evitar eso. Quiero que la transición sea tranquila. Por eso se lo estamos pidiendo —

Minerva lo entiende, vaya que sí, pero no puede evitar sentir lo que de seguro sus amigos han sentido. Tristeza porque Harry Potter se ira y quién sabe. Tal vez nunca regrese. Siente pena por los Weasly.

—Los resultados de los exámenes se darán mañana — Dice para intentar aplacar ese ambiente que se ha formado—Qué esa sea su única preocupación— Sonríe y ve que los ojos de ambos se iluminan.

—Has hablado con Ron o Ginny— Le pregunta a Harry y este deniega—

—¿Sucede algo?—

—Será mejor que platiques Ron—


—¿Te encuentras bien?—Preguntó Draco en cuanto entraron a la sala del espejo. Y era claro que no se refería a algo físico.

—Sí, es solo que extrañare todo esto—Contestó al tiempo en que se sienta y arrastra a Draco con él.

Draco mira alrededor intentando absorber todo lo que puede de aquella pequeña estancia y sonríe cuando Harry lo jala para quedar ambos recostados.

—Creo que yo también…—

Siente unas manos rasposas recorrer su vientre y por instinto intenta apartarlas, pero no puede, no responden y poco a poco el pánico comienza a invadirlo. Las caricias se tornar más intensas a medida que se acercan a su bajo vientre y el pánico que debería tener es reemplazado por una excitante sensación. Su mente de inmediato sabe que eso no está bien, que no debería estar disfrutándolo, pero su cuerpo está reaccionando. Las caricias se han trasformado en feroces roces, siente como le abren las piernas y reclaman con rudeza su miembro, gime de desesperación y gozo, y siente algo ácido repta por su estómago. Gime más fuerte ante una succión ruidosa y sorpresivamente sus mano se han liberado y adquirido vida propia, puesto que se disparan hacia la cabellera que asoma por entre sus piernas. Por una parte quiere que siga, que lo haga llegar, pero por otra siente la imperiosa necesidad de alejarlo, de que lo suelte, pero sobre todo de llorar por eso que siente y que sabe está mal. El pánico lo paraliza cuando siente un dedo tantear su ano, jala los cabellos con mayor ahínco, pero eso no es suficiente para que e l digito ingrese en él, jadea por el dolor retorciéndose para que lo suelte, pero sus esfuerzos son en vano. Siente la presión de un segundo intruso y todas sus terminales reclaman por el dolor. Siente un aliento contra su oreja y la perdida de los dígitos en su entrada. Abre los ojos manoteando en la oscuridad que se cierne a su alrededor, no puede ver nada, solo puede sentir una dureza mayor incrustarse poco a poco y el pánico acaba por nublarlo. Grita con todas sus fuerzas al tiempo en que esa dureza entra en él, abriéndolo sin contemplaciones. La respiración la siente más que nunca con fuerza y lo sofoca, se siente claustrofóbico en ese espacio reducido. Vuelve a manotear cuando unos brazos lo rodean, pero esta vez con protección. Abre los ojos alejándose de eso que lo está lastimando y empuja con todas sus fuerzas a la figura que estaba junto a él.

Se siente confundido y alucinado por la brillante luz que asoma por la ventana, escucha que lo llaman, pero no está de todo claro que es lo que dicen.

—¡¿Draco?! — la voz hace que sus alterados nervios se calmen y miren alrededor. Harry está mirándolo con preocupación desde su posición en el suelo, pero Draco no está para compasiones, se levanta aun tembloroso del sillón acercándose a la ventana.

Harry sabe que todavía hay muchas cosas que deben decirse, que deben enfrentar, pero esa barrera que aún hay entre ellos, esas cosas que Draco aún no le dice y que sabe le hacen mucho daño, no dejan acercarse. Sabe que Draco necesita espacio, que esas pesadillas recurrentes son sobre su violación, pero él no quiere decir nada, se encierra en sí mismo, como si así pudiera expiar sus culpas. Lo mira desde el sillón y se pregunta si algún día por fin curaran sus heridas.

El sonido de unos pasos dentro de la habitación hace que Harry y Draco salgan de sus cavilaciones.

Ron está ahí, parado en medio de la sala observando atentamente a Draco, con Hermione detrás de él con el rostro acongojado y todo es tan rápido, que no sabe que es lo que pasa, solo hasta que Ron ha levantado su varita y ha visto a Draco salir volando hasta la pared atrás. Que reacciona y corre en dirección del rubio, pero se detiene al tiempo en que Ron vuelve a hacer el amago de un nuevo hechizo y si pensarlo corre hasta él, levantándole la varita al tiempo en que un hechizo impacta contra el techo.

— ¿Qué demonios te sucede?— demanda Harry. Forcejeando

— ¡Devuélvemelo!— grita Ron empujando a Harry para que salga de su camino.

— ¿Qué sucede?— vuelve a preguntar, pero esta vez mira a Hermione quien solo tiene la cara desencaja por el llanto. — ¿Ron que sucede?—

— ¡Se lo llevaron! ¡Nos lo quitaron! — chilla desesperado apresando las solapas de la camisa de su amigo, haciendo la suficiente presión para mantenerlo en su sitio.

— ¿De qué hablas? ¿A quién se llevaron?— por una extraña razón siente una opresión en el pecho, presintiendo algo malo.

— ¡Se llevaron a George!— grita de impotencia abrazándose por completo a su mejor amigo. Solloza ante un impactado Harry. Busca a su amiga y solo puede confirmarlo ante la mirada llorosa y devastada de Hermione.

— ¿Quién?— es la pregunta que logra articular.

Y eso es todo lo que necesita Ron para que el brillo de venganza vuelva a aparecer en esas orbes azules.

— ¡Él!— grita señalando a un rubio que permanece en el suelo recargado contra la pared. — ¡Ellos se lo llevaron! — Chilla desesperado—

Harry voltea a verlo con el corazón en la garganta.

—¡Devuélvemelo!— grita Ron. Harry observa a Draco mirarlos con asombro…— ¡devuélvanmelo!— con la impotencia marcada en cada gesto…— ¡regrésamelo!— y con una mirada que Harry no supo interpretar…— ¡devuélvemelo!—

—Sabes que él no fue— defiende Harry

Siente el cuerpo de su amigo tensarse y de inmediato afianza el agarre alrededor de sus hombros.

—No fue él— vuelve decir con la voz quebrada por el llanto.

— ¡Lo defiendes!— chilla Ron soltándose del agarre empujando al moreno en el proceso.

Se ve incrédulo e impotente, y Harry no sabe cómo actuar.

—Lo eliges a él— grita. Harry no puede creer que vuelva sobre lo mismo. Lo mira negando con la cabeza.

—Yo no…—

— ¡Por sobre nosotros que somos tu familia!—

—Ron entien…—

— ¡No! ¡Entiende tú!— grita ya descolocado. —Mi hermano fue secuestrado por la gente a la que el perteneció. ¿Qué? ¿Solo porque te abre las piernas ya ha cambiado?— ruge desesperado escupiendo todo eso que se ha guardado— que solo porque ha recibido el castigo que se merece, ya es la víctima. —

—¡Ron!— gime Harry— ¡cállate! tú no entiendes—

— ¿Entender qué? Harry. No cuentan todos los años que se la vivió jodiendo nuestra existencia, todo el daño que hizo.

—Ron— llama Hermione suavemente.

—Ahora yo soy el malo— derrama un par de lágrimas más— pues seré el malo. Elige Harry— el moreno levanta la cabeza al escuchar aquello—

—Ron ¡qué dices!—

—Es Malfoy o mi familia—

—Por favor— implora la castaña tomándolo por un codo, haciéndolo que gire a verla.

— ¡Elige!—

—Ron, no…—

— ¡Bien!— dice el pelirrojo dándose media vuelta, camina veloz por la sala hasta perderse por entre el cristal. Hermione se queda parada en medio sin saber qué hacer. Al final gira hacia Harry, lo abraza y desaparece por el espejo.

El silencio que sigue es espantoso. Harry se sostiene del respaldo del sillón mirando hacia la nada. Siente las manos temblorosas y las ganas de llorar. ¿Qué está haciendo? Se pregunta por millonésima vez.

Esta dispuesto a dejar todo por esa persona que está sentada en el suelo. Esta dispuesto a soportar todo por él. Afianza con más fuerza la tela.

—No tienes que elegir— escucha la voz de Draco. Gira a mirarlo, pero el rubio tiene la vista clavada en el suelo. El flequillo le cubre los ojos. — Él te necesita en estos momentos, no tienes que elegir estúpido Gryffindor, ve con él—

Harry camina la distancia que los separa se arrodilla delante de Draco alzándole el rostro y le planta un beso, que para Harry le sabe a felicidad, pero a Draco le sabe a dolor.

Harry sale de ahí y Draco se queda sumergido en la incertidumbre, en algo que sabía que llegaría, pero nunca imagino que tan rápido.

Se levanta lentamente. Se limpia las lágrimas que no sabe en qué momento derramo. Siente una caricia en su mejilla, aparta las manos de sus ojos y puede ver con claridad a luna. Ella le sonríe tiernamente y Draco está casi seguro que ella sabe algo que el ignora.

—¿Y nev?— pregunta recomponiendo la compostura—

—Se fue con Harry—Draco solo asiente. —Espero que sirvan ponche en la graduación — suelta luna, mirando por la ventana. Y Draco sonríe genuinamente.

Por fin la fecha estaba llegando, por fin mañana seria el día. El plan era sencillo.

Actuarían normal, hasta que se diera el momento en que todos se fueran a arreglar, llevarían sus cosas encogidas en las túnicas de gala, se dejarían ver hasta el último momento en que todos entraran al gran comedor y ahí, ellos se escabullirían bajo la capa de Harry. Hasta hogsmeade, se aparecerían en el mundo muggle para salir de Inglaterra sin magia. Aun no sabían si las cosas resultarían, Draco tenía que presentarse en el ministerio para que lo liberaran de su servicio y después darle el documento de su exilio. Pero se saltarían ese trámite y huirían sin avisar a nadie. Draco no sabe bien qué consecuencias puede acarrear ese acto, sabe que antes de salir del mundo mágico, debe decir en donde será su residencia, para tener contacto con él, y al salir de esa manera, de contrabando. Prácticamente está siendo un prófugo, pero lo vale. Vale la pena serlo si a su lado estará la persona que se ha vuelto indispensable para él.

Las cosas no fueron bien después de que Harry saliera detrás de Ron. Harry no pude ver a ninguno de los señores Weasly, puesto que estaban con los aurores. Se quedó un día con los Weasly al igual que Neville, pero MacGonagall no permitió que ambos permanecieran por más tiempo y los regresó al segundo día. Decir que Harry tenía un humor de perros era poco. Su semblante era serio, todo el tiempo se la pasaba sumido en su mundo y Draco se sentía mal. Sentía la culpa carcomerle el alma al mirar los ojos de Harry.

—Puedes quedarte con ellos— le había dicho un día— puedes quedarte el…—

— ¡No! ¡Maldita sea! — Harry grita con fuerza— tenemos un plan, te hice una promesa. Nos iremos dentro de tres días — ruge y a Draco le duele el pecho.

—"una promesa"— repite como una mantra en su cabeza— "solo lo hace por una promesa"—

—Sabes que no me molestare porque te quedes y los ayudes, ellos te necesitan— dice, pero en el fondo, ansia que Harry rechace la oferta. —son tu familia y…—

—¡No!— vuelve a gritar exasperado. Acercándose a abrazarlo y a besarlo con demanda. Y Draco no sabe si Harry lo está consolando o se está consolando él. Pero todo pensamiento muere cuando Harry se aferra a él con fuerza, cuando juntos comienzan a desnudarse y consolarse, cada uno por diferentes motivos, pero al final saben que ambos lo necesitan.

Todo está listo, el día ha llegado y ambos están nerviosos.

Caminan juntos por los pasillos, detallando el plan, pensando en posibles fugas a sus ideas, pero parece que nada puede salir mal, nada, excepto…

— ¡Harry!— ambos giran en dirección de aquella voz y el moreno no puede evitar sentir una opresión en el pecho al ver a la mujer que ha perdido dos hijos. A la mujer que está a punto de perder a uno más.

—Señora Weasly— logra decir y le sonríe con pena—¡bienvenida!—

—mi muchacho, no puede creer que ya estés por graduarte, aún recuerdo cuando eras un niño—dice y la voz le tiembla. — Todos mis hijos se han graduado, bueno— sonríe — menos mis…—detiene su frase porque la garganta se le ha cerrado. Se prometió que no hablaría de eso, se prometió que dejaría su dolor por un momento y que se concentraría en la felicidad que debería sentir porque sus hijos están por graduarse, pero no puede, no pudo. Se lanza a los brazos de Harry primero sollozando y después llorando desconsolada. Harry no puede hacer otra cosa que abrazarla con fuerza y llorar con ella.

— ¡Me lo quitaron! — Gime lastimosamente, manchando la túnica escolar del moreno— ¡me han quitado a mis gemelos!—

—Lo encontraremos — responde con certeza— George regresara a su lado. No este triste—

—con tu ayuda, Harry. Estoy seguro que así será. Te convertirás en el mejor auror y así evitaras que alguien más sufra.

Harry asiente silenciosamente.

Y ahí mirándolos un poco alejados esta Draco. Sintiendo pena por esa mujer.

Molly y Harry se alejan, no sin antes de que el segundo vea con significancia al rubio, en un mudo entendimiento Draco asiente.


—Lo quieres repetir de nuevo— dice Draco mirando con reproche al moreno que está delante de él.

Harry suspira y siente que sus pies flaquearan en cualquier momento.

—No puedo irme, Draco. No puedo dejarlos ahora que están pasando por este trago amargo—

— ¡Porque ahora! ¡Te lo pregunte hace una semana! Te pregunte ¡que ibas a hacer! que si querías podías quedarte. Que yo lo entendería.

—Lo sé, lo se —dice llevándose las manos a los cabellos— sé que dije que me iría, pero no había visto tan devastada a Molly, al señor Weasly. A todos. Les prometí que les ayudara a encontrarlo.

—No puedo— Draco lo mira con enojo— no puedo aceptar que te quedes—

—Qué diferencia hay que, ¿quiera quedarme ahora y no hace una semana?— demanda ya enojado

—precisamente eso ¡una semana! ¿Qué hago yo ahora?— Draco mira hacia la puerta

—Podemos discutirlo mañana con más calma— intenta conciliar dándole una cálida sonrisa.

Draco lo mira fijamente antes de exclamar— te veo aquí a la hora acordada para irnos, si no llegas, me iré solo— dice como ultimátum. Harry frunce el ceño elevando la barbilla.

—Está bien, nos iremos— dice el moreno dando media vuelta saliendo de aquel salón.

Draco no sabe como sentirse.


A Malfoy le tiemblan las manos. Al terminar de leer aquella carta. Su pecho duele, pero es un dolor interno, casi como si tuviera comezón dentro y con nada pudiera calmarla. Lo toca, se rasguña, pero el dolor sigue ahí, carcomiendo su pecho. Suelta la hoja acercándose al barandal para mirar hacia abajo.

Sus ojos intentan no soltar las lágrimas que quieren escapar. Sostiene sus manos una contra otra para evitar que sigan temblando.

Lo ha rechazado, ha elegido y duele tanto que no haya sido a él. Se le escapa un gemido agónico, mientras se sostiene con fuerza de aquel barandal.

La carta es demasiado clara, como para que él lo haya entendido mal. Y duele, por un demonio que duele.

Draco

Sé que prometí llegar, sé que di mi palabra en irme contigo y sé que jure que siempre estaríamos juntos. Pero no puedo, y no es que no te quiera, te amo como nunca creí hacerlo. Pero también amo a mi padre y a mi madre y a todos esos hermanos que me acogieron cuando nadie más lo hizo. No puedo abandonarlos, Draco. Son mi familia y me necesitan. Necesitan sentir que no me perderán a mí también, sería un golpe demasiado duro para ellos saber que he desaparecido.

Te pido que me apoyes en esta decisión, te pido que me entiendas. Te pido que asistas a la ceremonia y que hablemos hoy en la noche.

Por favor Draco no te vayas. Te ama Harry.

Es un idiota, los pecosos se tienen entre ellos, el dolor pasara porque están juntos, donde queda él, no tiene a nadie, solo tenía a ese cuatro ojos y ahora lo ha dejado solo.

Qué sentido tiene la vida, Draco miro hacia el vacío. —qué sentido tiene su vida— al parecer está destinado a estar solo, a que la gente se vaya. —¿Qué va a hacer de su vida, no tiene estudios, no tiene una universidad a la cual asistir, no tiene casa, no tiene amigos, no tiene a la persona que ama, no tiene dignidad, está sucio, es un asesino, un mortifagos, un causa problemas, un ególatra, niño de mami y papi, un huérfano, un desterrado, una paria, un estorbo. Qué vida le espera saliendo de aquellas paredes, que en cierta forma le brindaron la seguridad de un hogar, que haría ahora solo en las calles.

Está cansado, está cansado de luchar contra la corriente, contra todo, hasta contra el mismo. Vuelve a mirar hacia el vacío, sube su largo pie sobre la barandilla subiéndose por completo. Se sostiene de las paredes y siente como el aire lo golpea con mayor fuerza. Se siente bien, libre. Derrama lágrimas de impotencia, miedo y enojo. Sabe que debe hacerlo, sabe que es la única forma de terminar con ese incesante dolor en el pecho.

Lo han destruido poco a poco hasta dejarlo seco. Ya no tiene nada. Estira un pie al frente dispuesto a dejarse caer y esparcir su existencia allá abajo.

Ha perdido la apuesta que se hizo el mismo de no dejarse vencer, que viviera solo por mero orgullo. Pues ya no puede. No tiene a nadie, ya no. Ha llegado su momento.

Abre los ojos al recordar con nitidez a luna y Neville, a Blaise. No está solo, sonríe con tristeza, jamás lo estará. No importa si el estúpido de Potter no quiere estar de nuevo con él, que importa, mientras tenga a esos tres nada más interesa.

—Y no— se dice así mismo— AUN NO ME TOCA

Baja de un brinco de aquel lugar y mira hacia la lejanía, sintiendo indescifrablemente como un colorcillo se abre paso en ese helado corazón.

Aun no me toca, olvidarme de ti

Echarte de menos, dejar de sonreír.

Sabe que será difícil iniciar de nuevo, que ese amor que siente por Harry es tan intenso y sincero que difícilmente podrá sentirlo por alguien más. Pero no va a dejar que nadie nunca más lo haga sentir miserable.

Aun no me toca, volver a sentir

Que algo me falta y no ser feliz.

Gira sobre sus talones sabiendo lo que tiene que hacer, el plan que ha trazado en su cabeza. Saca el baúl que ha encogido y lo vuelve a su tamaño original para buscar papel y lápiz. Escribe unas cuantas notas, encoge todo nuevamente y se encamina a la lechuceria. Tiene tan poco tiempo, pero debe intentar que todo salga bien.

Camina por los corredores, a hora desérticos, todos están en sus salas arreglándose para la gran noche. Debe apresurarse. Se detiene enfrente de que aquella enorme estatua y recita un sinfín de postres hasta que da con el correcto. Sube y tras dar un suspiro toca la puerta esperando respuesta.

—Adelante— dice la voz inconfundible de Macgonagall.

Suspira nuevamente y entra.

No se esperaba ver dentro a al matrimonio Weasly, y por unos momentos no pude evitar que el enojo se apodere de él, ellos son los culpables de que Harry lo abandone, los eligió sobre de él. Cierra los puños, intentando enfocarse en lo que tiene que decir.

—¿Que se te ofrece?— pregunta la directora al ver que Malfoy no dice nada.

—Buenas noches— inclina la cabeza tanto para la mujer delante de él como para el matrimonio. La pareja regresa el saludo y Draco sabe que ellos no saldrán de ahí para que él pueda hablar en privado.

Aun no me toca, que me trates así.

Una cama vacía, el principio del fin.

Harry está nervioso, ya es el momento de entrar al gran comedor y no ve a Draco por ningún lado. Esta sintiendo que el pánico se apodera de él, y si Draco se fue y si no lo espero, y si lo odia y sí. La mano de Hermione lo tranquiliza.

—ya llegara—

Pero no lo hace cuando las puertas se abren, no lo hace cuando todos buscan sus lugares y no lo hace cuando luna comienza con su discurso. Siente los nervios crecer con cada momento, luna ha terminado de hablar y ni siquiera le presto la más mínima atención.

Minerva se levanta de su asiento imponente viendo a todos los estudiantes y sintiendo un revoltijo en su corazón, esas generaciones sufrieron mucho, pero también son lo que lograron sobrevivir a una guerra y serán los que los lleven a un mundo mejor. Sonríe sincera y comienza a llamar a cada uno de los alumnos.

Harry siente que el corazón no podría latir más deprisa como ahora, Draco no llega y no sabe porque pero intuye que está haciendo algo estúpido.

Aun no me toca quedarme sin ti

Esperar día tras día, por si vuelves a mí

—¡Draco Malfoy!— dice la directora, pero nadie contesta —¡Draco Malfoy!— vuelve a decir, ella frunce el ceño y deja a un lado el pergamino que tenía en las manos y toma el siguiente. Ahora si, Harry quiere salir corriendo en busca de ese rubio. Pero el codazo que le da su amiga lo saca de sus intenciones

—Te toca Harry— le dice empujándolo para que se ponga de pie.

Por algún motivo siente sus pies de gelatina, sus manos le tiemblan, pero se mantiene firme y sostiene el pergamino con su mano izquierda mientras que con la derecha recibe el saludo de la directora. Sonríe con candidez. Se gira para regresar a su asiento cuando las puertas se abren, dando paso a cuatro aurores. Todos miran sorprendidos y a la vez asustados a aquellos uniformados, pero estos solo inclinan la cabeza hacia la directora, mientras ella les devuelve el saludo y se apostan a cada lado de la puerta. Harry la mira interrogante, pero ella solo puede sonreír para tranquilizarlo.

La ceremonia continua, y Harry no pueden evitar mirar de reojo a cada uno de los aurores. Sale de sus pensamientos cuando la directora ha llamado al último de los alumnos y se dispone a clausurar el curso.

—Tengo que irme— dice Harry entre susurros a Hermione— Draco no llegó—

—Pero no puedes hacerlo ahora, ya casi al final, espera a que termine—

—No puedo Herm, no…— detiene su parloteo cuando las puertas se vuelven a abrir, y ahí parado en el umbral, esta Draco. Vistiendo una sencilla pero elegante túnica. Camina por el corredor como si fuera el amo y señor sin mirar a nadie, si incluso sin mirarlo a él. Pero por algún motivo Harry siente que el corazón le ha vuelto a latir.

Draco se detiene frente a la directora extendiendo su mano izquierda para recibir su diploma que para muchos les pareció que era más grueso.

— ¡Fue un honor!— le dice la directora y Malfoy sonríe con su característica mueca. —espero volverlo a ver —

—Lo mismo opino— y le extiende la mano para que ella la tome. Ambos se reconocen en ese apretón de manos, una muda promesa de volverse a ver.

Se gira, caminando sobre sus pasos sin mirar a quien insistentemente le mira llegar a la puerta y salir por ella, los aurores se ponen a cada lado de él.

Una vida sin ti, no me toca

Que me trates así, no me toca.

El principio del fin, no me toca

Que me dejes así, no me toca

Harry se levanta de un salto para alcanzarlo pero los gritos de algarabía lo distraen unos segundos.

—¡Felicidades!— gritan los pelirrojos al acercársele y abrazarlo como si la vida se les fuera en ello. Pero Harry no está para eso, necesita saber porque se lo llevan los aurores y ¡porque maldita sea nadie hizo nada!

Se deshace de ellos con brusquedad y corre hacia la salida, pero no ve a nadie por ningún lado. Se maldice por no haber tomado su mapa anteriormente.

—Potter, ¿qué haces aquí?— Macgonagall ha salido igual del gran comedor en cuantoo la música ha hecho acto de presencia.

—¿Donde esta Draco?— suelta a boca de jarro. Minerva puede ver la desesperación en esos ojos verdes y cae en cuenta de que Harry no sabía nada de las intenciones de Malfoy. Se siente miserable.

—Draco llamó a los aurores para que lo escoltaran al ministerio y le adelantaran la sentencia de exilio— Harry abre los ojos con asombro, ¿Cuándo demonios paso eso? pensó

—¡Tengo que alcanzarlo!—lo dice más para él mismo

—Se fueron por la red flu de mi despacho— suelta la mujer y antes de que pueda detener o decir algo más al moreno este ya corría por los corredores.

— ¡No! ¡Harry! espera, no podrás…— suspira para tranquilarse y camina lo más rápido que puede.

Harry entra como bólido a la oficina al tiempo en que ve como una capa desaparece por entre las llamas verdes. Corre pero no pudo ver de quien se trataba. Coge los polvos lanzándolos a la chimenea

—¡Ministerio de magia!— grita con todas sus fuerzas, metiéndose de inmediato entre las llamas verdes, siente el característico revoltijo en el estómago y de pronto es escupido hacia la misma estancia.

—¡Qué demonios!— grita molesto, volviendo a tomar más polvos— ¡Ministerio de magia!— grita con más energía, pero las llamas vuelven a regresarlo. Lo intenta cinco veces más, antes de que unos brazos fuertes lo sostengan.

—¡Te lastimaras!— grita la voz inconfundible de su amiga y ve que Ron lo está sosteniendo. Mira hacia las llamas verdes sintiendo como unas manos cálidas le limpian las lágrimas

—El ministerio solo me dejo conectar la red para llevar a Malfoy, ahora no funcionara. Si quieres ir hasta allá tendrá que ser de la forma larga—

Olvidarme de ti, no me toca

Dejar de sonreír, no me toca

Y No ser feliz, no me toca.

Quedarme sin ti, no me toca.

Harry asiente separando a sus amigos y haciéndoles una muda pregunta. Ellos acceden de inmediato.

—¡Accio escoba!— gritó el moreno extendiendo su mano para sostener la escoba que se posó delicadamente en ella, Ron hizo lo propio.

—Directora.., — empezó el moreno, pero ella lo detuvo

—Ya no son más mis alumnos— rebatió, lo que hagan a partir de ahora, será bajo su responsabilidad—

Ellos asintieron en silencio. Los tres se encaminaron a la salida

—Espero que puedas alcanzarlo—

—¡lo hare!—

No sabe cuánto tiempo ha pasado, solo que ya han cruzado la verja que separa al colegio del poblado. Siguen su recorrido hasta llegar a Hogsmeade y en cuanto desmontan corren al local de madame Rosmerta. Abren la puerta sin impórtales haber sobresaltado a más de la mitad de las personas que ahí departían, toman polvos flu y desaparecen rumbo al caldero chorreante. El lugar esta desértico a no ser por una persona que duerme en la barra. Miran al tabernero que les asiente con la mirada y ellos salen a la fría noche.

—Nos apareceremos en la cabina de teléfono— dice Harry tomando de la mano a los otros dos. Ellos asienten y desaparecen.

Ingresan a la cabina, descuelgan, esperan el tono, marcan y poco a poco la cabina desciende. El lugar esta desértico. No hay un alma dentro y Harry cree que ha llegado tarde. Salen de ahí y se encaminan al atrio y ahí a lo lejos dentro de una de las chimeneas esta Draco con polvos flu en la mano. Y grita su nombre desgarrándose la garganta en el proceso, pero no le importa, ha valido la pena en cuanto Draco levanta la cabeza y le mira sorprendido.

Una vida sin ti, no me toca

Que me trates así, no me toca
el principio del fin, no me toca.

Que me dejes así, no me toca

Draco no sabe cómo sentirse, lo tiene ahí corriendo en su dirección, algo que no creyó que pasaría. Siente que su corazón va a salirse de su pecho, pero se obliga a serenarse. Pero no puede evitar fruncir el ceño, mira a ambos lados del moreno, y ve a Weasly, y a Granger, el inseparable trio. Y no puede evitar que los celos lo carcoman, el nuca será tan importante como ellos, el nunca será lo suficiente mente bueno para él. Endurece sus facciones y Harry detiene el paso temeroso de esa mirada, una mirada que no le había dirigido desde hace poco más de ocho meces.

—"No le perdonare"— se dice Draco. No le perdonara el haberle hecho aún lado, el haber elegido a otros en lugar de a él. Le hizo daño y mucho. Porque ese Harry que está ahí nunca va a poder hacerlo feliz, porque siempre hará lo que el mundo espera que haga. Y entonces Draco lo entiende, entiende que ese Harry que tiene enfrente al igual que muchos de ellos han madurado a la fuerza y que no puede alejarlo de aquellos que son su única familia. Entiende que ambos son unos inmaduros en ciertos aspectos, que no están listos para un compromiso como ese de vivir y formar una familia juntos. Entiende que no quiere aun Harry viviendo en el "que podría haber pasado si", no puede vivir con un Harry lamentándose por lo que no hizo, no podría vivir con los celos de que parte de los pensamientos del moreno no fueran dirigidos a él. No podría vivir sabiendo que Harry no es completamente feliz.

Olvidarme ti no me toca

Dejar de sonreír, no me toca

Y No ser feliz, no me toca

Quedarme sin ti, no me toca

Harry mira esos ojos que unos segundos antes lo habían hecho con desprecio y que ahora lo observan con resignación y harry de inmediato lo sabe, por esa pequeña sonrisa que adorna los labios del rubio, que lo ha perdido.

—Draco, no…— pero su garganta se cierra impidiéndole decir nada más.

Draco dice algo que no puede escuchar y suelta los polvos.

—¡Larga vida! Harry— grita Draco.

Y mientras desaparece en medio de las llamas verdes, no puede evitar pensar que tal vez no era el momento de estar juntos, tal vez en un futuro, cuando ambos hayan madurado lo suficiente volverán a reencontrarse. Que tal vez aun no es el momento, que aun, son jóvenes, que esa depresión que carga en su alma no los dejará ser felices y sabe que será muy difícil salir de ese hoyo, pero también sabe que… mira a la persona que le sonríe al llegar a su destino.

Todavía no me toca…

Finite incantatem

28/06/2016


Hikari: muchas gracias , niña linda por tus palabras. pues este es el final. espero que haya cumplido con tus expectativas y que no me asesines XD. para la siguiente entrega va a haber, según yo, mucha magia. haber que sale. saludos y besotes.

catzeruf: hola, espero no haberte hecho llorar, según yo no esta muy dramático. jajaja espero seguir teniendo tu apoyo en la siguiente parte. besos.

Lieben: ¡hi! chicuela, muchas gracias por seguirme desde slash, pues por fin, el final y se que soy muy dramática y todo eso, pero no puedo evitarlo. XD así que espero que hayas disfrutado leerlo, así como yo escribirlo.

y muchas gracias a todas las chicas que me dejaron sus comentarios a lo largo de estos 24 capítulos, que se dicen fácil pero se requieren de un gran esfuerzo. gracias por haber sufrido conmigo y reído. también agradezco a las personas que me pusieron como autor favorito, historia y me siguieron. realmente estoy muy agradecida. También y no menos importantes son las personas que se mantuvieron en anonimato. gracias y espero que para el siguiente fic se animen a dejarme su opinión, en serio que no muerdo. XD


Tengo un facebook por si tienen dudas o quieren charlar, bienvenidas "atzin arioka" ese es el nombre, jajaja lo se nada, que ver, pero ahí me encontraran.


ok, siendo la 1 de la tarde con 23 minutos de este 27 de junio de 2016, puedo decir que he terminado de escribir el final de aún no me toca como dios manda.

No puedo creerlo, y se que no tengo perdón de Merlín ni de nadie, después de haberme tardado un año en escribir el final. pero después de haberme tardado 5 años para finalizar otro este fue rápido. XD

Que puedo decir, es el primer fic que publique aquí y me da nostalgia ver que ha concluido. La verdad muchas de las cosas que aquí sucedieron no estaban previstas, simplemente, como muchas han dicho, la historia se escribe sola. Espero poner un apartado para escribir todas las anécdotas que me surgieron durante este fic.

como por ejemplo, creo que comente que no podía seguir con la siguiente parte en este mismo fic, bueno la razón era el final. el titulo del fic es el mismo que el del final. estaba buscando un titulo basado en un canción y en que mas o menos siguiera la trama que había previsto. en un principio pensé en "viveme" de Laura Pausini. me gustaba mucho, pero no reflejaba el final que quería, así que lo hice a un lado. y escuchando a jarabe de palo, debo decir que me encanta, es que recordé su canción "aun no me toca" y supe que era el correcto. porque mi fic se trato de que ni Draco, ni Harry, ni ninguno de los que participaren se dieron por vencidos, se dijeron muchas veces "aun no me toca", ni porque me pasen tantas cosas, me voy a dejar caer. yo espero haber logra mi cometido.

La siguiente entrega sera un poco mas oscura, habrá mas derroche de magia, intrigas, nostalgia, ¿romance?, pasión, odio, rencor, amistad. bueno de todo.

Gracias por estos dos años. muchas gracias XD