Habían transcurrido un par de meses del Gran Deshielo y Arendelle volvía a ser como antes, o tal vez mejor, Anna y Elsa revivieron su amistad y pasaban la mayor parte del día juntas disfrutando y reviviendo su infancia perdida, Anna había encontrado el amor verdadero e iniciado oficialmente su noviazgo con el "Maestro repartidor y proveedor de Hielo" dándose su tiempo para conocerse bien antes de dar el gran paso; la mayoría de los ciudadanos de Arendelle, así como soberanos y dignatarios de otros reinos habían aceptado de buena gana los poderes mágicos de Elsa, los tratados comerciales y alianzas habían aumentado.

Hans había recibido su castigo en las Islas del Sur por sus acciones, su padre el Rey lo despojó de su título de Príncipe y fue obligado a realizar trabajos forzados por algún tiempo, el Rey envió una carta a Arendelle ofreciendo disculpas por la inaceptable conducta de su hijo e informándoles del castigo al que había sido sometido.

La reina observaba su reino desde el balcón, todo era tan colorido y próspero, su padre estaría orgulloso de su desempeño. Aunque por un tiempo tuvo cierto resentimiento contra sus padres por haberla encerrado y separado de Anna, ya los había perdonado, comprendió que ellos hicieron lo mejor que pudieron bajo las peculiares circunstancias que se presentaron.

Sí bien, durante el día todo parecía felicidad, durante algunas noches Elsa era atormentada por una pesadilla que parecía muy real:

-"¡Reina Elsa! ¡No sea el monstruo que todos piensan que es!" - Se oía decir a Hans, acto seguido uno de los guardias del Duque intentaba dispararle una flecha pero esto era impedido por Hans, quien desviaba la flecha hacia el techo provocando que el candelabro de hielo se desplomara sobre ella, Elsa corría tan rápido como podía pero no lo graba evitar de todo el impacto quedando inconsciente en el suelo... luego todo era oscuridad... murmullos... imágenes borrosas... una vez que le eran puestos en sus manos los artefactos de metal que inhibían sus poderes, era depositada en una cama en uno de los calabozos del palacio... todo era silencio... en eso... ruido de llaves en la cerradura... la puerta se abría lentamente... Hans entraba, parecía nervioso, mirando en todas direcciones asegurándose de que nadie lo había visto entrar, sonreía maliciosamente, sus ojos brillaban llenos de lujuria...luego todo era de nuevo oscuridad... sensación de manos insaciables acariciando todo su cuerpo seguidas de un gran dolor entre sus piernas... la siguiente imagen de su sueño mostraba a Hans encima de ella, él jadeaba y gemía, por su frente escurría sudor... de nuevo oscuridad... Hans lanzaba un gran gemido y ella sentía un líquido caliente dentro de ella...

Siempre despertaba en este punto del sueño, su corazón latía rápidamente y su respiración era entre cortada.

"Sólo fue una pesadilla" se decía a sí misma "él está a kilómetros de distancia pagando por sus crímenes, ya no puede hacernos daño".

Al día siguiente la reina se encontraba en su oficina pensando en su sueño, no lograba entender ¿por qué soñaba que Hans abusaba de ella?¿ sería uno de esos llamados "sueños húmedos"? No lograba concentrarse del todo en su trabajo.

En eso llaman a la puerta con un inconfundible "toc toc"

"Pasa Anna la puerta está abierta" La reina sonrió, perfecto, justo lo que necesitaba, sólo su hermana con sus locuras y su incesable parloteo lograban distraerla de sus preocupaciones.

"¡Hola Elsa! Acabo de regresar de un paseo por el pueblo"

"Hola Anna ¿Qué tal estuvo tu día? espero que no te metieras en problemas como la última vez" dijo sonriendo la rubia.

"Oye ¿Cómo iba yo a saber que ese cerdo se iba a volver loco y destruir todo a su paso durante el festival ganadero sólo por mencionar la palabra tocino en su presencia?

La reina no pudo menos que reír al recordar el incidente.

"Pero volviendo al tema" Continuó la princesa "Venía a avisarte que ya es hora de comer, espero que no te moleste que haya invitado a Kristoff"

"¿Molestarme? Claro que no Anna, después de todo lo que hizo por ti, es lo menos que podemos hacer, además sólo quiero que seas feliz"

Anna sonrió ante las palabras de su hermana.

Elsa continuó "oye, sé que no soy la persona más social del mundo, aún tengo problemas para interactuar con la gente, pero me agrada Kristoff, es un buen chico y creo que nunca terminaré de agradecerle todo lo que hizo por nosotras"

Ambas hermanas bajaron a comer, sentados a la mesa se encontraban Kristoff y Olaf, al notar que la reina se acercaba, Kristoff se puso de pie y se arrodilló.

"Hola Elsa" dijo Olaf agitando su mano de madera.

"Majestad" Exclamó el repartidor de hielo.

"No son necesarias las formalidades Kristoff, puedes llamarme simplemente Elsa y no tienes que arrodillarte cada que nos vemos.

"Como diga Majes...Elsa, perdón Elsa" corrigió el rubio.

"Así está mejor" sonrió la platinada.

"¿Qué hay de comer Gerda? tengo tanta hambre que me comería un elefante" dijo de improviso Anna tan inmadura como siempre.

"Hoy preparé el platillo favorito de su majestad gravlaks" ( platillo típico noruego que consta de salmón curado con una mezcla de sal y azúcar, sazonado con hierbas y especies)

"Mmmmm, se ve delicioso" dijo Kristoff mientras se ataba un pañuelo al cuello para no ensuciar su ropa.

La reina miró su plato y aunque realmente era su platillo favorito, no pudo evitar sentir una repentina repulsión, sintiendo grandes nauseas.

"Disculpen" dijo Elsa cubriendo su boca con la mano y levantándose rápido para alejarse precipitadamente.

Dejando a Anna, Kristoff, Olaf y Gerda desconcertados.

La primera en reaccionar fue Anna quien corrió detrás de su hermana mayor.

"¡Elsa! !Espera! ¿Te encuentras bien?

Anna recorrió los pasillos del palacio hasta llegar a las habitaciones de la Reina, encontró la puerta abierta, entró y halló a su hermana dentro del baño arrodillada a un lado del inodoro con fuertes arcadas.

La pelirroja colocó sus manos en los hombros de la rubia y volvió a preguntar:

"¡Elsa! ¿Estás bien?"

La reina se incorporó limpió su boca con un pañuelo y se enjuagó antes de responder.

"Ya me siento mejor Anna, la verdad no sé que pasó, de repente me sentí muy mal, mareada y con nauseas"

"¿Quieres que llame al médico real?

"No es necesario, fue sólo un mareo, y lamento que Kristoff haya presenciado todo eso"

"Hey, no te preocupes por eso, él comprenderá"

Anna ayudó a su hermana mayor a recostarse en su cama.

"Discúlpame con ellos Anna, pero no bajaré a comer, voy a dormir un poco, cuando despierte estaré como nueva ya verás"

"Claro, y si necesitas algo no dudes en llamarme, no estaré lejos, en serio, lo que sea, sólo llama"

"Gracias Anna, no se que haría sin ti"

"Lo sé, lo sé soy la mejor hermana menor del mundo"

"Si que lo eres"

Anna bajó de nuevo al comedor, donde sus amigos se encontraban preocupados.

"Elsa se sintió un poco mareada, ya saben las presiones de manejar un reino, me pidió que la disculparan pero no bajará a comer" Explicó la pelirroja.

"Oh está bien, lo entendemos, pero vaya que nos preocupamos" dijo el Maestro repartidor.

"Anna me asusté tanto que creí que me derretía" Exclamó dramático el muñeco de nieve.

"No temas Olaf, Elsa estará bien, sólo no vayas a molestarla, hay que dejarla dormir"

"A la orden Anna" dijo olaf llevándose la mano a la frente como un soldado que saluda a su superior al recibir órdenes.

Los días transcurrieron normalmente y las dos hermanas reales restaron importancia al incidente, pero a este se sumaron otros "síntomas".

Elsa se encontraba como de costumbre trabajando en su oficina, firmando papeles, cuando tocó Anna a la puerta, la reina no se encontraba de humor y la presencia de su hermana menor que seguramente sólo venía con sus tonterías la hicieron irritarse repentinamente.

"¡Vete Anna, no tengo tiempo para tus juegos"

Al oír estas palabras Anna recordó las muchas veces que de niñas Elsa la había rechazado se alejó muy triste.

Al darse cuenta de lo que había pasado Elsa se levantó y fue detrás de su hermana menor, pensando "¿Qué me está pasando?"

"¡Anna espera!"

Anna se detuvo y miró a su hermana con ojos llorosos.

"Anna, discúlpame, de verdad lo siento, no sé que me pasó, últimamente no me he sentido muy bien, y la presión de ser reina, sé que no son justificación para desquitarme contigo y rechazarte, sé que prometí que nunca te volvería a rechazar...y ...yo.."

Antes de que pudiera terminar Anna abrazó a su hermana, Elsa correspondió al abrazo de Anna.

"Está bien Elsa, entiendo, discúlpame tu también a mí, sé que estás ocupada y yo importuno con mis juegos"

"No. no, no te disculpes, tu compañía nunca me importuna, siempre me relaja"

Más tarde la reina se encontraba en su habitación analizando las cosas, primero las nauseas, los mareos, los cambios de humor, el cansancio. La rubia se desnudó frente al espejo y examinó su cuerpo ¿acaso estaba engordando? su abdomen parecía un poco hinchado. De repente recordó su sueño, ¿Y si no había sido sólo un sueño? ¿Y si Hans realmente había...?

"¡Gerda! ¿puedes venir un momento?"

La reina se puso una bata, Gerda tocó a la puerta.

"Pasa Gerda"

"Se le ofrece algo Majestad?"

"Sí, trae al médico real, que venga inmediatamente y llama a mi hermana quiero que esté presente".

"Sí majestad"

El médico real llegó y comenzó a revisar a la reina, Anna estaba muy preocupada y caminaba de un lado a otro de la habitación.

"Ya tengo un diagnóstico majestad" Dijo de improviso el médico.

"¿Qué es? ¿Qué es? ¿Es algo grave? ¿Tiene cura?" Exclamó Anna histéricamente.

"Anna, cálmate" Dijo la rubia tratando de tranquilizar a su hermana.

"Díganos que es" Dijo Anna sin tranquilizarse en lo más mínimo.

"Pues, no sé como decirlo, y no sé como lo vaya a tomar, pero debo felicitarla majestad, está usted esperando al heredero de Harendelle, está embarazada.

"¿Qué?" Exclamaron al mismo tiempo las dos hermanas.