Prólogo: la noche del experimento

Bajo la academia de la guerra, los laboratorios de las ciudades estado se encuentran en permanente uso, buscando siempre la innovación para llevar la victoria a sus respectivos líderes. El de Zaun era, por mucho; el más peligroso de todos, pues dada la falta de ética de aquella ciudad los experimentos que se llevaban a cabo en su interior siempre eran sopesados bajo la sombra de la duda.

Aquella tormentosa noche Viktor trabajaba impacientemente, sobre una mesa se hallaba el cadáver de una joven, cortesía del Dr. Mundo. El científico utilizaba todo su conocimiento sobre tecmaturgia para terminar su experimento, un nuevo paso en la evolución humana. Abrió el cuerpo y comenzó a reemplazar los huesos por unos hechos de una aleación de un metal muy inestable, hecho con un procedimiento similar al que habían sometido el polímero del que estaba hecho Zac. Cambió los órganos por componentes tecmaturgicos que había desarrollado cuando había robado el cristal arcano, si bien este último había sido destruido, en la liga había un suministro ilimitado de poder mágico que había hecho de reemplazo a este. Por último cerró el cuerpo con sumo cuidado, procurando evitar cicatrices que pudieran ser notadas.

La nueva creación de Viktor había surgido después de muchas investigaciones. Había notado que si bien el metal era más resistente que la carne, la gente prefería el aspecto suave y cálido de un cuerpo humano. Así pues, experimentó hasta que pudo encontrar una aleación de acero que pudiera unirse a la carne, dejando el aspecto de esta, pero mejorando su resistencia, si todo salía bien, aquella chica seria su estandarte en su campaña por llevar a los humanos a un nuevo futuro. Sin embargo aun tenía un problema pequeño: la joven estaba muerta.

El científico sabía que la muerte no era un problema definitivo, Urgot era la prueba viviente de que la tecnología podía arreglar ese problema. Comenzó a hacer un pequeño corte en su cabeza, uno en su cuello, otro en su pecho, y uno en cada extremidad. Insertó unos chips en cada agujero y volvió a cerrarlos. Casi lista… pensó mientras colocaba unos electrodos en su cabeza.

¡El progreso comienza ahora!- murmuro mientras apretaba un botón en su bastón. El cuerpo comenzó a moverse caóticamente, mientras la energía hextech recorría sus intricados aparatos internos. Los ojos y la boca del cuerpo se abrieron y un inmenso grito de dolor emergió de aquel ser.

Estaba viva, pero no parecía muy contenta de estarlo.