Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, unicamente los utilizo con fines de entretenimiento y sin animo de lucro.

Advertencia: Slash, si no gustas no leas.

N/A: AU Este fanfic participa en el reto "En otra vida" del foro "I am SHER locked". Mis profesiones asignadas eran profesor de baile y traductor. Espero lo disfruten.

̴En lo profundo del bosque ̴

Capitulo primero

—No, Mycroft ¡no!— Sherlock daba vueltas con aires enojados en el despacho del Club Diógenes — ¡ese no es mi problema! ¡Pídeselo a otro!— con un movimiento infantil se subió al sofá y abrazó sus largas piernas.

—Como ya te he dicho querido hermano— Mycroft puntualizaba cada palabra con un tono tranquilo, mientras se apretaba el puente de la nariz— es un asunto de seguridad nacional—Sherlock resopló—no es algo que te pediría si tuviera otra opción.

—Tienes miles de opciones, por ejemplo Irene, seguro que si se lo dices…

—No, el príncipe Ausan fue claro en sus términos, solo hombres. Y reconócelo Sherlock, no hay muchos hombres de confianza en Londres, para realizar este—hizo una pausa buscando un término adecuado— periodo formativo.

Sherlock rodó los ojos, la situación le superaba, la "gente" no era lo suyo, por ello era bueno en su trabajo, no le importaba si los demás se enojaban con sus métodos, de su escuela salían los mejores bailarines de todo Londres y por supuesto nunca volvían.

—No soy una niñera Mycroft—bufó— además, ¿qué gano yo con esto?

—Bueno esta la parte económica—Sherlock rió—también el hecho de ser requerido por la Corona— un gruñido lo detuvo— y bueno supongo que tendré que excusarte de las reuniones familiares todo el verano, pues empezarías el próximo lunes y será por aproximadamente dos meses.

Si bien no estaba dentro de sus planes pasar el verano encerrado en un palacio, dando clases a un mocoso de doce años, tampoco lo estaba el acudir a las odiosas fiestas veraniegas de la familia Holmes, donde lo mejor que podía pasar era que el ponche saliera fuertecito.

—Lo pensaré—Dicho lo cual se levantó y desapareció por la puerta dejando a tras a un Mycroft bastante frustrado.

oOo

Antes de aceptar Mycroft no le había dado toda la información, el "trabajo" lo tenía que realizar en Escocia, más exactamente en el Castillo de Balmoral, residencia de verano de la familia real, donde quedaría alojado en una habitación del servicio.

Todo el cuerpo le dolía del viaje en coche y aun llegados a la fuertemente protegida propiedad, hicieron falta quince minutos de atravesar caminos por un extenso bosque hasta alcanzar ver la torre este. No podía negar que parecía que se adentraba en un lugar donde la magia aún existía, el castillo era impresionantemente bello, con docenas de torres redondas acabadas en pico y un encantador paseo alrededor de imponentes fuentes.

El coche se detuvo frente a una enorme puerta de madera y por fin pudo estirar su cuerpo, que acostumbrado al ejercicio y movimientos gráciles, lo tenía entumecido; que idiota fue al negarse a ir en avión.

—Usted debe de ser el Sr. Holmes, soy la Sra. Hudson— era de edad avanzada, pelo corto y sonrisa cálida—sea bienvenido, la señorita Donovan le acompañará y mostrara sus aposentos y si requiere de cualquier cosa no dude en pedirlo.

Una joven de piel morena, y negros rizos le saludo con una leve reverencia.

—Gracias, Sra. Hudson.

Al pasar al interior se cruzaron con un hombre moreno, flacucho y demasiado repeinado, que les saludo— El es Anderson, uno de los camareros, Anderson este es el Sr. Holmes—Sherlock respiró profundo y sonrió ligeramente.

—Uhm, se permiten las relaciones entre el servicio—no fue una pregunta.

—¿Por qué dice eso?

—Anderson, su desodorante es de hombre…

—¡Pues claro que es de hombre!

—E igual al que usa la señorita Donovan.

—¿Qué está usted insinuando?

—Nada, seguramente en la mañana la señorita Donovan estuvo fregando el suelo de su habitación, a mano por como tiene las rodillas y lo utilizó— los aludidos se pusieron rojo carmesí— ahora si me disculpan me gustaría llegar a mis aposentos.

Su habitación era la 221 del ala B, pese a ser el Castillo de Balmoral, su habitación no era lo que esperaba, apenas un catre y unas cortinas austeras le daban la bienvenida, al menos tenia baño privado y un pequeño armario, nunca había sido de grandes lujos, pero aquello iba a ser aburrido.

—Mycroft por Dios— suspiró y se tendió en la cama sin quitarse ni el abrigo, adoptó una pose pensativa juntando sus manos frete su cara, debía planificar las clases que comenzarían a la mañana siguiente.

oOo

—Hola, ¡Sherlock cielo!— una voz cantarina le sacó de sus pensamientos— han venido a avisarle varias veces del horario de la cena pero no contestó, ¿se encuentra bien?

—Por supuesto—fue su escueta respuesta y quedó mirándola fijamente— hoy no cenaré…uhm, gracias.

—Si supongo que fue un largo viaje, mandaré que le traigan té— la Sra. Hudson ya se iba mientras decía las últimas palabras—Ah se me olvidaba, ¡que cabeza la mía!—Sherlock le devolvió lo que él consideró una sonrisa— como vió aun no está la familia, puede darse una vuelta y conocer el palacio, eso si no entre a las habitaciones jovencito. ¡Ah! El señorito Ausan está informado de su llegada y ha confirmado su asistencia mañana a las diez— dicho lo cual desapareció.

A Sherlock no le interesaba en absoluto ver el palacio, dio media vuelta en su cama olvidándose del mundo.

oOo

Cuando el Sol le dio los buenos días apenas había dormido un par de horas, primero planificando sus clases y después rememorando una y otra vez su conversación con Mycroft, ¿cómo podía haberlo envuelto en algo así? Un príncipe heredero, un baile formal, la familia real… él no tenía la templanza de su hermano, no podría lidiar con aquello y seguramente lo arrestarían por alguna grosería, debía pasar desapercibido.

Decidió ir al salón de baile muy temprano, para realizar sus ejercicios rutinarios, este le dejo impactado, no por lo grande que si lo era sino porque parecía que había retrocedido en el tiempo a la época del cortejo y el exceso de normas sociales.

Sherlock se descalzó, sentir el frio suelo en su piel era importante para él, se quitó la bata de seda, llevaba su ropa de ejercitarse, unos pantalones finos negros muy pegados y una camiseta de tirantes morada, que no dejaban mucho a la imaginación, pues se adaptaban a cada contorno de su piel.

Colocó su pequeño reproductor y una música suave comenzó a inundar el salón, comenzó a moverse como la música con suaves estiramientos de piernas y brazos, de cadera y de espalda, cuando comenzaba a bailar se encerraba en su mente, solo estaba la música, nada era capaz de desconcentrarle. Sus movimientos pasaron a ser exactos y marcados, el ritmo comenzó a aumentar, era su vida, cada ritmo era marcado por su corazón acompasándose, la música fluía por su cuerpo como una corriente eléctrica; bailar era una adicción, su única adicción, siempre quería más y más…

Cuando la música cesó, el quedó en el centro del salón, con los brazos en cruz, inmóvil, la respiración agitada y ligeramente sudoroso; su rostro miraba al suelo y unos húmedos rizos azabache se agolpaban en su frente. Poco a poco fue saliendo de su estupor, al levantar la vista vio a alguien en la puerta, observándolo, un joven rubio, más bien bajito, de cara redondeada y mirada profunda. No sonreía, ni aplaudía como abría hecho todo el mundo, solo lo miró fijamente a los ojos para después desaparecer por la puerta.

Sherlock se quedó quieto, aquel hombre lo había descolocado, ¿quién sería? ¿Cuánto tiempo lo habría estado observando?, al cabo de un rato decidió ir a ducharse y vestirse apropiadamente para dar su clase al príncipe mocoso.

oOo

N/A: Bueno si han llegado hasta aquí espero que le haya gustado, y que le den un pequeñito rewiev! Por favor, aunque solo sea una sonrisita ;)

Gracias por disfrutar esta historia, que es mi segundo fanfic.

XXXLord