Disclaimer: Los personajes son de sus dueños.
*Este fic no busca ofender a nadie, sin embargo sí desea hacer una protesta.
*¿Quién tiene derecho a juzgar más que Dios?
*Un Verdadero crítico/a profesional utiliza críticas constructivas.
*El único que tiene derecho a desmantelar sueños o modificarlos es uno mismo. ¡De nadie más!
*Esta protesta surge al ver que todos los fandoms son atacados por personas sin escrúpulos y sin nada mejor qué hacer con sus vidas.
*Por el momento no diré nada más; ya ustedes, lectores, se darán cuenta de lo que este fic quiere dar a entender.
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Sueños destrozados
Estoy en el hospital. Pero no me malinterpreten, quien está en cama es uno de mis mejores amigos, Arthur. Él quiso suicidarse, pero gracias a que Lucía y yo llegamos a tiempo pudimos salvarlo. Fue un alivio cuando nos dijeron que el peligro ya había pasado.
Es curioso, yo quiero ser un héroe y traté de serlo, de pequeño incluso tenía un apodo: "Jones, el gran héroe". Magnífico ¿no? Pero en este momento no me siento como uno, siento que cometí un error, Lucía insiste que fue de ella. Para nosotros dos sólo una cosa es segura: Nos duele el corazón de ver nuestro mejor amigo internado en un hospital. Créanme que es horrible porque no sólo es de verlo, sino que no puedes hacer nada para ayudarlo. Pero antes de seguir les diré por qué Arthur está en una cama de hospital rodeado de cables y sus brazos están vendados por completo.
Todo empezó hace dos meses. Lucía, Arthur y yo somos los mejores amigos en el "Academy Word". ¡Y es tan fantástico como que yo soy el Hero! ¿Y les digo algo interesante? Nosotros somos muy pero muuuy diferentes. Primero estoy yo, claro: A mí me gusta hacer cortometrajes y calificar películas y series, de una forma amable, no me gustan las críticas destructivas. ¡Seré el mejor héroe crítico del mundo! Lucía lee mis reseñas y ve las series que le interesan para luego escribir fanfics sobre eso. ¡Ella será la mejor escritora! Aunque a veces sus escritos dan miedo. ¡Ah, hasta siento escalofríos con sólo recordar uno que leí por curiosidad! Pero debo darle crédito, para ser latina su inglés es muy bueno. Y entonces está Arthur, punk por naturaleza y el gruñón del grupo. También el que lee cuanto libro caiga en sus manos…y uno que otro fic de Lucía.
Pero no culpen a Arthur, que sus enormes cejas estén juntas mucho tiempo es porque, de los tres, él es quien lleva los golpes de la vida de forma más dolorosa. Les explico: cada uno nos conocimos en situaciones no muy bonitas, pero aprendimos a sobrellevarlo; Arthur no mucho. Él tiene problemas de depresión y su autoestima es muuuy baja. Lucía y yo tratamos de ayudarlo pero es más terco que una cabra.
En fin, hace dos meses mientras la clase de matemática sólo podía ser aburrida, Lucía atrapó a Arthur escribiendo un fanfic. Hubieran visto su cara cuando él se dio cuenta que ella estaba detrás leyendo tranquilamente todo lo que escribía. Y como él reaccionó muy tarde, ella le quitó el cuaderno. Arthur, enojado como siempre, le dijo: —Lucía, devuélveme el cuaderno en este momento.
Pero ella sólo rió y le respondió: —¿Por qué? Es un fic tuyo, es mi deber leerlo.
—¡Qué deber ni qué putas! Devuélveme eso.
—Al menos dejáme ver cómo comenzó todo, lo empecé a leer cuando ibas por la mitad —decía descaradamente con el cuaderno en sus manos, leyendo y evitando que Arthur lo alcanzara con sus manos.
Fue muy divertido, le pregunté a Lucía de qué trataba el fic aunque no pensaba en leerlo, no me gusta mucho leer libros o fics largos. Me dijo que era de una serie llamada "Doctor quién". Entonces me emocioné y le dije: —Arthur, esa serie es fantástica. ¡Tienes que terminar ese fic!
Noté que se avergonzó, nunca aprendió a disimular sus sonrojos jaja. Al menos sé que lo animé. ¡Hurra! Como sea, Lucía también lo alentó.
—Sí, sí. Está muy bueno y tenés que terminarlo. Hasta podés subirlo a "Ficció "
—Pero sólo se me ocurrió esa parte… No creo que lo termine… —Entonces sonrió con orgullo—. Y sí, claro que la serie es fantástica porque está hecha en Inglaterra.
—Yo también soy genial. —Le dije riéndome—. Porque soy hecho en Améric—.
Lucía no me dejó terminar. ¡Me golpeó! ¡Y me golpeó con fuerza! Usó el cuaderno que tenía para golpearme en la cabeza. ¡Eso no se le hace a la gente! Tuve que sobarme con ambas manos.
—¡Ay, eso duele! ¡¿Por qué hiciste eso?! —Le pregunté, todavía adolorido.
—Estados Unidos. —Me respondió molesta—. Vos venís de Estados Unidos de América.
—Está bien, está bien.
—Idiota —me dijo Arthur riéndose.
—Gruñón.
—Cerebro de hamburguesas.
—Cejón.
—Hola, profe —dijo Lucía de pronto.
Arthur y yo la miramos, estaba sentada decentemente, con la mirada al frente y había puesto los dos cuadernos en orden. El profesor había llegado hasta nosotros, última fila, para darnos una buena regañada por estar hablando. ¡La tramposa no nos dijo nada y quedó como la inocente que nos había "advertido" que dejáramos de hablar! Por lo menos no castigó a ninguno. ¡Jaja, nos salvé diciendo que hablábamos de ecuaciones! Fue aburrido el resto de la clase porque ese profesor nos tenía vigilados.
Al fin del día Lucía y yo logramos convencer a Arthur de terminar de escribir el dichoso fic. Además que como nuestra amiga tiene un blog donde mucha gente habla, le dijimos que podría postearlo para que la gente lo leyera y comentara. No sólo era genial, sino que le ayudaría, últimamente estaba un poco inestable así que podría desahogarse con eso. ¡Accedió, jamás podría contra el hero y su asistente!
Pero ¿saben?, no hay mal que por bien no venga. Me molesté mucho en la mañana siguiente. ¡¿Por qué la gente es tan destructiva?! Lo que pasa es que los tres nos reunimos en la casa de Arthur para llegar juntos al colegio, pero esa mañana fue diferente. Porque Arthur no salió en todo el día, su mamá dijo que amaneció muy mal y que por eso no iría a clases. Así que cuando salimos del colegio llegamos a verlo de inmediato.
Lo peor del asunto no fue una fuerte gripe o similar. Sino que había vuelto a tener una de sus crisis emocionales. Depresión. Estando en su casa tratamos de hacer que hablara, pero no decía nada, sólo silencio. Vimos su computadora y supimos la razón en cuestión de minutos: él cumplió con el trato de terminar aquella historia, de subirla a la página y compartirla en el blog. Varias personas de ahí le pusieron pequeñas frases de felicitaciones o de aliento a seguir escribiendo, pero hubo un par de personas, si así se pueden llamar, que en un gran texto le dijeron cosas como: "No tienes talento", "¡Arruinas el fandom, vete!", "¿Cómo tienes las agallas para publicar esta cosa?", "No le hayo nada bueno a esto".
No pondré más, eso fue lo más "amable" que pusieron. Me molestó tanto, Arthur hizo un esfuerzo. ¡No tienen el derecho de decir esas cosas a nadie! Ni hablar de Lucía, no sólo estaba molesta. Y los dos nos sentimos culpables, fuimos quienes le insistimos en subir aquello. No sabíamos que harían eso, pensamos que le haría bien y es que no tenían que tratarlo así, nadie lo merece. Arthur no tenía ganas de hablar, es comprensible; pero cuando por fin lo hizo, nos dejó con la boca abierta y un nudo en el alma.
…
Nadie tiene derecho de quitar ilusiones, nadie tiene derecho a lastimar a nadie.