Haber consumado la venganza que tanto deseaba, llegamos al cuarto con parsimonia, ambos sabíamos lo que sucedería, apenas entramos. Las orbes carmesí con un brillo intenso, hundiéndose entre mi ser, escudriñando cada parte de mi, un agil movimiento y tu mano se encajo en mi, en el pecho demasiado cerca del corazón, retiraste la mano, mi vista se dirigió a tu rostro, lo tenias desencajado, estabas asustado, no sabias que habia sido eso, ¿cierto?, no hay problema, esta todo bien, me llevaste a la cama con rapidez, con cuidado me depositaste en ella y solo podía observar tu rostro, el temor apremiado en el.
Nunca antes la cercania de la muerte, de la oscuridad se habia sentido tan cerca o tan yaciente sobre mi cuerpo, mis fuerzas se encuentran por de mas moribundas. No puedo decir que no la he sentido apegada a mi ser, cuando mis padres, cuando mi tia, cuando todos se alejaron de mi, por el cruel destino de la muerte; y aun asi en estos momentos se siente aferrada a mi, se siente tan próxima como escalofríos corroyentes , la sensación de perdida total que recorre de cabeza a pies en forma de escalofríos, frios y desagradables.
Aun sabiendo que es el final de todo, no, no te todo, solo de mi vida entonces alguien puede responderme ¿Por qué entonces no estoy asustado?, Tal vez el hecho de que alguna vez mi cuerpo fue destruido y resucite, porque hace mucho deje de temer a lo que vendrá despues, moviéndome cual pieza de ajedrez al mando de muchas mas, o quizás es porque a quien le entrego mi vida es a ti.
No podría imaginar el entregarle algo como esto a alguien mas si no fueses tu, porque tu siempre fuiste y hasta este punto seras a a quien le entregare mi alma, mi vida, mi corazón mi todo; aun cuando el momento en que me enamore de ti todo dejo de ser mio, todo te perteneció, todo era de los dos. El momento en que el contrato fue sellado, el destino también lo fue, ¿sabes? Tal vez estábamos destinados a esto, a pasar por lo que debíamos pasar, una relación de amo-sirviente, que se convirtió en una relación de amantes, unos que deben ocultarse tras lo gigante de mi habitacion, insospechados de los encuentros realizados cuando solo los dos estamos, donde los gemidos y jadeos resuenan por el cuarto. Y aun asi las retiradas silenciosas en la mañana, como en este momento, la rutina, la entrega de pasión y cariño mutuo. Una partida silenciosa durante la mañana en que todo acabe y aun sabiéndolo me gusta.
-Esto tarde o temprano iba a pasar…- frunci el entrecejo, mi voz se oye débil, levemente temblorosa, en el fondo sentiré añoranza de todo lo que ahora nos rodea, la mansión, los ruidos de platos quebrándose, de ladridos uno tras otro, el incesante ruido que recorre la mansión, los buenos días, e incluso las peleas que por visitas de Lizzy se realizaban entre tu yo, sin embargo la reconciliación siempre era la mejor. Apenas y me di cuenta de tu paro en seco, tan abrupto, me mueves con ligereza, sonreí de medio lado, no se cuantas veces me has dicho que soy demasiado ligero para ti, tus movimientos tan delicados como si fuese una pluma, una que a la mas minima tosquedad se deshará
-Bocchan, yo…- tu voz resuena fuertemente en mis oídos, se siente llena de inseguridad, arrepentimiento. Sera por todo esto, respondeme Sebastian, ¿te arrepientes de volverte mi sirviente?, ¿te arrepientes de ser mi amante?, ¿te arrepientes de que seras tu quien marque el final. -¿Esto esta bien?- el demonio frente a mi no es el demonio al que conoci, tu eres fuerte, tu eres servicial, letal…simplemente perfecto en pocas palabras.
-¿Te arrepientes del contrato?- tenia que saberlo aun cuando no fuese la única duda que me asaltaba. Tu desconcertada mirada carmesí me escudriñaba, sonreíste levemente, pues la situación no ayudaba en el ambiente.
-Ciel, nunca me arrepentiría pues con ello pude conocerte, solo, me hubiera gustado no poner como precio tu alma- tus manos sin enguantar tomaron mi rostro, lo observaron y despues te acercaste a mi con un ligero roce de labios, dulce y tierno, extraño para venir de un demonio tan poderoso como lo eres tu.
-Sebastian, ¿Te arrepientes de amarme?- pregunte con la voz temblorosa, no tenia fuerzas ni para intentar ocultarlo.
-No Ciel, e incluso cuando te devore, el único alivio que tendre es que asi estaras junto a mi el resto de la vida, te amo-
-Entonces no hay algo por lo cual retractarse o entristecer-
Tus labios acercándose a los mismos, un roce y luego un movimiento mas expectante, tu experta lengua adentrándose de lleno a mi boca, llenándola, donde los suspiros de ambos se perderían pero no por eso no exisiteron, tus manos moviéndose sobre mi rostro, cadera y cuello, las mias apenas pudiendo sostener tu cabello, la sangre derramada era la suficiente como para dejarme débil. Tu vestimenta y la mia iban desapareciendo, el recorrido de tus besos era lento, como si quisieras preservar este momento, porque tanto tu como yo sabes que sera la ultima vez. Tres dedos dentro de mi, mis pocos respingos, el tratar de aliviar algo de tu excitación sin poder hacer gran cosa, ni siquiera el poder aferrarme a las sabanas.
Solo siento como te posicionas entre mis piernas, tu excitación palpitante tan cerca de mi entrada y el movimiento lentamente tortuoso que provocabas, quería que fueras mas fuerte, mas rapido, pero no podía hablar mi voz se dedicaba a gemir, de dolor o placer daba igual, en estos momentos no importaba la diferencia, los jadeos roncos sobre mi oreja, la voz susurrante de ambos con el nombre del otro, como la letania mas hermosa existente, la letania del final.
No se cuantas estocadas me acestabas, pero en un momento te detuviste, sentí el peso del orgasmo recorrerme, y un liquido chorreante en mi interior, sin duda una de las mejores muestras de mutuo cariño que habíamos tenido, fue mágica, gloriosa y por desgracia la ultima. Con lentitud saliste no del todo convencido, te recargaste contra la cabecera de la cama y me llevaste contigo, tapaste una parte de mi cuerpo al igual que el tuyo, te vi con los mechones negros desordenados y con lentitud acaricie los pocos que alcanzaban deslizando mi mano por tu palida mejilla tan solo levemente sonrojada, rei por lo bajo, me gustaba verte asi y quería guardar esta imagen como la ultima que veria, como un hermoso recuerdo que nunca se iria.
-¿Aun en esta situación tienes ganas de reir?- tu voz se oia ligeramente temblorosa.
-Sebastian, te amo, pero esto no se puede detener- acaricie tu pecho en el cual me aferre a el.
-Lamento haberte herido Ciel, aun cuando prometi protegerte, soy el que mas te ha lastimado- me aferraste contra tu cuerpo, como si sintieras que tarde o temprano iba a desaparecer. Te sentías culpable por herirme de esta manera, cuando por fin consegui mi venganza, ni tu ni yo habíamos mencionado el pacto, no era necesario. –Ciel, ¿me entregaras tu alma aun despues de esto?-
-Es lo…que acordamos, todo esta bien Sebastian, tu estaras bien- sonreí con ligereza, y tu rostro reflejaba que no te la creías del todo –Te entregare algo que ya era tuyo, eso es todo- fije mi vista en tus rubís ojos.
-Pero Ciel…- no querías dejarme ir, pero a todos les llega el momento, y el mio esta frente a mi, no puedo desistir, no ahora, de cualquier manera no hay salida.
-TE AMO Sebastian, promete que jamás me olvidaras-
Sentí una liberación extraña, el beso que me dedicaste se sintió hermoso, demostraste todo lo que aprendiste de un humano, la habitacion ahora se siente mas fría, ¿acaso soy solo yo? Mis fuerzas están desapareciendo, ya ni siquiera puedo hablar, no encuentro mi voz, ni mi raciocinio, solo existes tu, mi amor por ti, y el entregarte algo que desde un principio te perteneció, tal vez este es el mejor final que me pude esperar. Que mejor que morir en los brazos del ser al que mas amas.
No me arrepiento de nada, encontré mas de lo que un dia perdi, todo se veía en llamas y ahora esta consumido,no es necesario pensarlo, todo quedo atrás, con una sonrisa en mis rostro, escuche algo que me encanto oir como mi ansiado final, tu voz, la melodía de despedida para mi vida.
-TE AMO Ciel, nunca podría olvidarte, fuiste mi comienzo y mi final- "No estes triste Sebastian, todo esta bien, no debes preocuparte ahora soy tuyo por toda la eternidad, todo lo mio te pertenece ahora. No llores Sebastian" deseaba decir pero no podía, era el momento y estaba cerca. Y con ello cerre los ojos tranquilamente, mi sonrisa se ensancho, una verdadera, no de superioridad, sino una de genuina felicidad, que todos a mi alrededor creyeron habian desparecido.
No estoy seguro de lo que me espera cuando devores mi alma, se que ire al infierno, pero no me retractare, aun en mis peores momentos soy demasiado orgulloso, no llorare porque no estoy triste, al contrario estoy feliz de poder volvernos un solo ser.
Finalmente solte el hilo de araña al que tanto me aferre…