Capítulo 1: La llegada de Freeice.

Freeice corría tan rápido como sus pequeñas patas le permitían. Trataba de escapar de los guardianes de la Reina Oscura que la perseguían. Los Guardianes estaban hechos completamente de magia oscura y decían las viejas leyendas ponis que estos en otros tiempos habían sido guardias de la princesa Luna y la princesa Celestia, pero habían sido corrompidos por la magia negra de la Reina.

Para Freeice no tenía gran significado el nombre de Celestia o Luna, era demasiado pequeña cuando la Reina Oscura se hizo con el poder de Equestria y la vida de paz, armonía y amor que su abuelo y madre le contaban había sido desconocida para ella. Al recordar a su abuelo sintió las lágrimas corriendo por sus mejillas y trato de correr más rápido.

"¿Por qué no soy un poni terrestre?" pensó con angustia, ya que este tipo de ponis tiene mayor resistencia a la hora de correr. Oía los cascos de los guardianes cada más cerca y entonces trato de dar la vuelta en una parte del oscuro bosque. Fue un gran error ya que enfrente de ella se encontró con una pared de piedra enorme. Empezó a temblar y las lagrimas de tristeza junto con las de angustia se mezclaron.

Los vio frente a frente, estaban haciendo un semicírculo y le costaba enfocarlos con la vista. Parecían confundirse con la oscuridad del bosque y solo lograba distinguirlos por los ojos rojos que resplandecían como si fueran pequeñas fogatas. Alguno tenían alas y otros cuernos pero eso solo hacía que Freeice se sintiera más aterrorizada.

— ¡Aléjense! —Los amenazo lo más fuerte y convincente que pudo. Pero la voz le salió apenas en un susurro grabe y la voz se le rompió— ¡No lo volveré a repetir! — Dijo ella esta vez más segura.

Los Guardianes la vieron un momento y entonces los unicornios hicieron brillar sus cuernos con una luz roja, los pegasos abrieron las alas, listos para atacar. La pequeña potranca supo que ese sería su fin si no ocurría un milagro.

Trato de alejarse de los guardianes que empezaban a acercarse, pero chocó con la roca que le impedía toda vía de escapatoria. Trato de tragarse su miedo y empezó a forzar salir su magia a través del cuerno. No era muy diestra en eso y eran pocos los hechizos que sabía. Lo máximo que podía hacer era encender la punta de su cuerno para iluminar un poco.

Abrió las alas, pero no sirvió de mucho. Su padre había sido el pegaso en su familia y la verdad nunca lo había conocido así que poco sabia también de volar o sobre usar sus alas para algo mas que un simple adorno.

Miro la luna, era lo único que iluminaba el oscuro bosque y apenas y podía ver mas haya de sus cascos.

Pero se negaba a rendirse tan fácil, estaba aterrada, pero quería morir con dignidad. Vio que los Guardianes se acercaban más, cerrando el círculo y entonces Freeice cerró los ojos, esperando su irremediable final.

De repente oyó como los Guardines retrocedían y empezaban a relinchar de forma molesta, como si los estuvieran atacando. Freeice se destapo los ojos y se sorprendió de ver parada enfrente de ella a una pegaso con las alas extendidas en como si la estuviera protegiendo. La melena era de color magenta, los ojos de color morado y su piel de color naranja.

La pegaso también llevaba una armadura, que le protegía el pecho, el estómago y la espalda, dejándole un hueco para sacar las alas, la cola y las patas. Llevaba un caso que dejaba pasar su crin atreves de él y las piernas se las protegía con unos zapatos de metal. La visión de aquella poni misteriosa impresiono a Freeice que no sabía que pensar exactamente de ella.

La pegaso volteo a verla un poco, solo para asegurarse de que estaba bien y entonces salió volando contra los Guardianes, con un resplandor de luz en el pecho. Freeice miro atónita como la luz del pecho se le extendía por todo el cuerpo y hacia retroceder a los Guardines y a los que tocaba los hacia desaparecer.

Los unicornios oscuros lanzaban a la desesperada rayos rojos de su cuerno pero la pegaso era tan ágil que esquivo cada uno. Los Guardines lucharon un rato hasta que finalmente retrocedieron y se confundieron con las sombras del bosque, marchándose.

La pegaso suspiro de alivio y entonces se dirigió a Freeice, que estaba temblando. No sabía que exactamente qué había pasado ni quien era esa pegaso bienhechora que le había salvado la vida. Esta última se acercó a ella y se agacho la cabeza hasta quedar a su altura.

— Niña— Le dijo la pegaso— Ya se fueron, pero volverán, tenemos que irnos.

Freeice miro con estupefacción a la pegaso, no sabía si era capaz de hablar o no.

— ¿Los haz ahuyentado? — dijo con voz temblorosa. La pegaso asintió asintió.

— Pero solo por un rato, volverán. Siempre lo hacen. Tenemos que irnos—

Freeice se fijó en su cutie mark, era una rueda con un rayo debajo de ella. Mire de nuevo a la pegaso que la miraba de forma severa pero amable. Aun no se fiaba del todo de su salvadora.

— Me llamo Scootaloo— Le dijo la pegaso con voz suave para calmara. — ¿Cómo te llamas tu pequeña?

— Freeice— Respondió ella con voz temblorosa

— Bien Freeice, será mejor que nos vayamos. El bosque Everfree no es lugar más seguro para una niña, y mucho menos con los Guardianes haya afuera.

Scootaloo se agacho para que la niña pudiera subir a su espalda y recordó como era el sentir estar sentada en Rainbow Dash cuando ella era pequeña. Habían pasado muchas cosas desde entonces.

Freeice la miro con indecisión.

— ¿Pasa algo?

— ¿Cómo sé que no me vas a llevar a un lugar peor que este? — Dijo la niña con voz chillona — ¿Cómo sé que no trabajas para la Reina Oscura?

— Niña, te acabo de salvar la vida— Le dijo Scoot con desesperación. — Acabo de salvar tu vida. Si no nos vamos ahora los Guardianes volverán y serán más, mi luz no será suficiente para ahuyentarlos.

La niña considero el quedarse ahí en el bosque, donde ni siquiera conocía que pasaba o cual era la dirección correcta para salir de él o irse con Scootaloo a quien sabe dónde pero salir del bosque. Freeice se quedó un momento más parada, pensativa, suspiro y empezó a caminar lentamente hacia la pegaso. Subió a su espalada y esta se agarró con fuerzas del cuello de Scootaloo.

— Tratare de volar suave para que no tengas tantos problemas en sujetarte. — Le informó la pegaso a su pasajera.

Y con un fuerte aleteo Scoot se levantó del suelo y comenzó a volar. Freeice se aferró con más fuerza a su cuello y oyó como la pegaso se reía de su reacción. A pesar de lo que acaba de ocurrir la potranca no pudo evitar disfrutar con la sensación de vuelo, como el viento jugaba con su melena de color azul celeste e incluso soltó una risita.

— Es increíble ¿No? ¡La sensación de volar! — Le dijo Scootaloo después de unos minutos

— Si— Respondió Freeice — ¿A dónde vamos Scootaloo?

— A un lugar seguro, tal vez sea el único sitio seguro que quede en Equestria.

— ¿Dónde es eso? — Pregunto la pequeña con curiosidad.

— Ponyville. — Respondió la pegaso.

— ¿Hay alguna novedad en Cloudsdale, Soarin? — ¨Pregunto Rainbow Dash a su esposo

— No ninguna, al menos hasta donde yo he visto. Pero Spitfire dice que el otro día vio una actividad un poco sospechosa en los Guardianes.

— ¿Actividad sospechosa? — Pregunto la poni de crin multicolor levanto la vista las notas y mapas que tenía en la mesa enfrente de ella.

Se encontraban en lo que había sido el ayuntamiento e Ponyville, la cual era el cuartel general de la base. Cuando la Reina Oscura derroto a la princesa Celestia y la princesa Luna el primer pueblo en desaparecer fue Ponyville.

Fue el primer pueblo invadido por los Guardianes por su cercanía con el bosque Everfree que era de donde se decía que la Reina sacaba gran parte de sus poderes. Los Guardianes raptaban a los ponis y eran vueltos esclavos en el caso de los pegasos o ponis terrestres. Los unicornios eran llevados ante la Reina y esta absorbía su magia y su vida hasta matarlos.

Pronto el pintoresco pueblo de Ponyville se convirtió en un pueblo fantasma, abandonado y sin vida. Y así continúo por varios años hasta que la Resistencia nació y dedico tener como centro de operaciones el pueblo olvidado de Ponyville.

— Si sospechoso. — Dijo Soarin, se quitó el casco que formaba parte de su uniforme y lo dejo encima de la mesa, se acercó a Rainbow. — Dijo que los vio revisando cada una de las casas que encontraban en su paso. No se llevaron a nadie, pero parecía como si estuvieran buscando unicornios escondido en Cloudsdale.

— Esa es una idea ridícula— Dijo la pegaso. — Los unicornio no vuelan, no pueden estar en Cloudsdale ¿Para que querrá la Reina tener más unicornios? Ya tiene toda la magia que necesita.

— Lo mismo me pregunte, amor. — Se acercó a ella y la envolvió con su ala, Rainbow se acomodó en el hueco de su cuello y le dio un beso en la mejilla.

Se había casado dos años antes de que la Reina Oscura se hiciera con toda Equestria. Rainbow al igual que todas su demás amigas habían fundado la Resistencia para acabar con la Reina. Y Soarin con su espíritu guerrero y de soldado que le había hecho unirse a los Wonderbolts muchos años atrás acepto unirse junto con su esposa y sus ex compañeros de vuelo.

Habían pasado siete años desde que se había fundado la resistencia y unos diez desde que la Reina Oscuro tomo el poder.

— Te extrañe— Susurro Rainbow. — Y tenía miedo de que no regresarías.

— Yo también te extrañe. — Le dijo Soarin a su esposa, acariciándole con un casco su crin. — Te prometí que siempre volvería Dashie, y siempre cumplo mis promesas.

Se inclinó para besarla pero justo en ese momento se abrieron las puertas del ayuntamiento y entro a todo galope Applejack. Rainbow la miro con fastidio, eran pocos los momentos en los cuales podía estar a solas con su marido y su amiga hacia acabado con su momento.

— ¿Qué pasa? — Pregunto con voz grave.

— ¡Es Scootaloo! — Dijo jadeando Applejack, aunque tenía mucha resistencia los años le habían afectado y ya no podía correr como antes.

— ¿Le paso? ¿Está herida? — pregunto angustiada la pegaso. No se podía imaginar a su hermana pequeña herida o lastimada sin que un dolor le empezara en el pecho.

— No, no es eso— Dijo con voz más calmada Applejack. — Sera mejor que vengas a ver por ti misma Caramelo, no te vas a creer lo que encontró.

Rainbow no se tardó nada en despegar y en salir volando por la puerta que seguía abierta y como una sombra Soarin venía detrás de ella.

— ¡Es por la entrada oeste, la que da al bosque! — Grito la poni terrestre mientras los pegasos pasaban volando encima de ella.

Rainbow asintió y dio un giro brusco para dirigirse a la puerta oeste. Soarin con reflejos rápido hizo lo mismo que su esposa. El vuelo de Rainbow dejaba una estela de arcoíris detrás de ella de tan rápido que iban y atravesó medio pueblo en menos de veinte segundos. Aún era tan rápida como cuando era poni del clima.

Cuando estaba aterrizando se fijó en que había una congregación de ponis en la puerta oeste y justo en medio estaba Scootaloo que sobresalía por su piel naranja. En cuanto toco el suelo escucho los gritos, murmullos y protestas de los ponis ahí reunidos. La mayoría eran ponis terrestres.

— ¡Rainbow! — Grito Lyra, una de las pocas unicornios que había sobrevivido a la invasión de la Reina Oscura— ¡Qué bueno que llegaste! ¡El asunto se le está saliendo de las manos a Pinkie Pie!

— ¿Qué ocurre? — Le pregunto Soarin que acaba de aterrizar al lado de la pegaso.

— Vayan al frente y véanlo ustedes mismos.

Soarin asintió, y trato de abrirse paso entre la multitud, pero no pudo. Rainbow bufo y volvió a volar hasta llegar al frente. Y entonces vio con mayor cercanía como Scootaloo tenía abiertas las alas en posición de ataque y a Pinkie en medio del espacio entre la muchedumbre y la pegaso.

Rainbow se acercó y aterrizo en medio al lado de su amiga.

— ¿¡Se puede saber que está pasando aquí?! — Dijo con voz potente, acallando a la multitud.

— ¡Rainbow! — Grito Scoot y trato de dirigirse hasta ella para abrazarla, pero la poni de color cian le indico con una mirada que no era el momento adecuado para eso.

— ¡Dashie, que bueno que llegaste, le dije a Applejack que se fuera lo más rápido posible!—Le dijo con alegría y alivio Pinkie Pie a su amiga.

— ¿Qué está pasando? ¿Por qué están todos aquí en vez de estar en sus puestos?

— Veras General— dijo un poni anciano pero fuerte que se llamaba Ancientdust — Cuando vimos que Scootaloo se acercaba nos disponíamos a abrirle pero justo en ese momento nos dimos cuenta de que venía con una potranca en sus espaldas. — Dijo con tono severo.

La pegaso puso los ojos en blanco. Ancientdust había sido parte de la Guardia Real y le toco ver como sus amigos y compañeros eran corrompidos por la magia oscura de la Reina, el cómo unicornio sobrevivió y escapo de milagro y por su conocimientos militares era una gran herramienta para la Resistencia. Era un unicornio bastante poderoso, su melena era de color blanco y su piel de color arena con unos ojos cafés que parecían estar siempre alertas. Su cutie mark era un estandarte con tres estrellas en él.

Lo único malo que tenía Ancientdust era su personalidad testaruda y huraña. Era casi imposible hacerlo razonar o cambiar de postura.

Dash sabía que no era buena señal que fuera precisamente el quien le explicara lo que estaba pasando.

— ¿Y? — Dijo Rainbow sin comprender cuál era el problema. — Dejamos pasar a los ponis que llegan o que rescatamos. Además es una niña ¿Cuál es el problema?

— Fue lo mismo que yo dije, pero…— Empezó Scootaloo pero la poni de crin multicolor la miro de forma severa indicándole que no hablara.

— Si normalmente hacemos eso — Continúo Ancientdust — Pero es que la pequeña que trae a sus espaldas es una alicornio.

Rainbow miro con cara de incredulidad a Ancientdust y sintió como la palabra "alicornio" retumbaba en su mente dejándola sin habla.

— Es imposible— Le dijo Dash a el unicornio— ¿Cómo se le iba a escapar un alicornio a la Reina? Son los seres con más magia en toda Equestria.

— Si no me crees, vela por ti misma.

Rainbow Dash miro severamente al unicornio, pero decidió ver a la pequeña potranca que estaba creando tanto caos en Ponyville. Se dio la vuelta y camino hacia Scootaloo y espero a que esta se apartara para que dejara ver a la niña. Pero Scoot no se movió.

— Scootaloo— Le dijo de forma severa Rainbow a su hermana— Quítate, déjame verla.

— No. No quiero que le hagan daños.

— ¿Alguna vez he lastimado a algún poni fuera de los Guardianes? — Le dijo exasperada la poni de color cian a la otra pegaso. — Solo voy a verla. Ahora apártate o yo te apartare.

Scootaloo la vio con desafío un momento y luego se apartó. Sentada justo detrás de la pegaso de color naranja estaba una potranca. Su crin y ojos eran de color azul claro, muy parecido al azul que tenían los ríos cuando se congelaban y el resto del cuerpo de un color azul un poco más fuerte como el color del agua cristalina

. La pequeña estaba temblando y miro con miedo a la Rainbow, quien no pudo evitar sonreír al verla. No recordaba la última vez que había visto a un niño sobreviviente fuera de los que habían nacido ahí en el cuartel.

Y efectivamente como le había dicho Ancientdust, era una alicornio. Las alas las tenía extendidas, listas para usar por si la hacía falta, pero Rainbow sabia con tan solo ver como estaba parada que no sabía cómo usarlas, el cuerno le costó un poco verlo, ya que era algo pequeño y la crin se lo cubría casi por completo, pero ahí estaba. La pegaso la miro sorprendida y se acercó un poco a ella, aun sonriendo.

— ¿Cómo te llamas niña? — Le pregunto Rainbow.

La potranca la miro con miedo y luego miro a Scootaloo que también se había volteado para ver qué era lo que hacía su hermana.

— Esta bien— Le dijo la pegaso de color naranja a la niña. — Ella es Rainbow Dash, mi hermana. Puedes confiar en ella.

La pequeña asintió y miro de nuevo a la poni de color cian.

— Freeice— Respondió— Me llamo Freeice.

— Bien Freeice ¿Cómo fue que te encontró Scootaloo?

— Me perseguían las sombras. — Respondió la niña en un susurro. — Y entonces ella las evaporo con su luz.

Rainbow asintió y miro a Scootaloo, pidiendo una explicación para lo que acaba de oír de la niña.

— Mira, sé que no es lo más prudente luchar contra los Guardianes…

— Ya te he dicho que pasa cada vez que atacas a los Guardianes en el bosque Scoot— Le dijo Dash a la otra pegaso— ¿Quieres que la Reina sepa donde se esconde la Resistencia?

— Claro que no Rainbow. Pero la iban a matar si yo no hacía nada, ya la tenían rodeada ¡Además es solo una niña!

— Pero es una alicornio Scoot… No sabemos de qué es capaz.

— No creo que haya peligro. Además ya viste, su cuerno es muy pequeño, lo cual indica que casi no usa su magia. Rarity la puede entrenar y tenerla a salvo…

— ¿Iba alguien más con ella? — Le pregunto Rainbow interrumpiendo a su hermana.

— Solo iba ella sola, pero me dijo que iba con su abuelo y con su mamá. Creo los atraoparon hace poco. Tambien me dijo que unos días atrás habían entrado en el bosque Everfree para tratar de llegar aquí. Lo que no sabían era que el bosque es el lugar más peligroso para un unicornio, o en este caso alicornio.

— ¿Cuándo la encontraste lanzo algún tipo de hechizo hacia los Guardianes?

— No, apenas y pudo iluminar un poco su cuerno. Pero no lanzo nada de magia hacia ellos.

Rainbow asintió y le sonrio una vez mas a la niña.

— ¿Sabes usar magia Freeice?

— No — Contesto la niña — Mi abuelo trato de enseñarme algunas veces, pero nunca aprendi a hacer gran cosa.

La pegaso volvió a asenitr y volteo a ver su hermana.

— Buen trabajo— Le indico Dash a Scootaloo y le susurro al oído— Me alegra que hayas vuelto, en cuanto terminemos aquí tenemos que hablar.

La pegaso de color naranja asintió y la poni de color cian se alejó de ella, dirigiéndose de nuevo hacia Ancientdust.

— No veo que la niña sea un peligro para nosotros. — Dijo y oyó gritos de protesta de algunos ponis. Rainbow vio a Soarin aterrizando al lado de Scootaloo y se sintió más segura al ver que estaba cerca de ella.

— Pero es una alicornio General— Replico Ancientdust. — No sabemos de lo que es capaz, puede ser un peligro para todos nosotros, tal vez incluso la Reina la esté buscando y tenerla aquí la atraerá directamente hasta nosotros…

— Es una niña Ancient, si fuera un unicornio adulto estaría de acuerdo contigo. Pero no lo es. Rarity puede encargarse de enseñarle a controlar su magia y a usarla para crear la luz interior. No voy a permitir que echen a la niña de nuevo al bosque Everfree, eso sería como condenarla a muerte ¿Alguna objeción?

Ningún poni hablo, pero algunos miraron con descontento a Rainbow. Soarin camino hasta ella y le puso un caso en el hombro para indicarle que estaba ahí para ayudarla si era necesario. Parte de la muchedumbre no parecía conforme con el término de la discusión y Soarin vio como Ancientdust empezaba a caminar hacia su esposa. Se interpuso en su camino y lo miro de forma severa

— ¡Vuelvan entonces a sus puestos, todos! — Grito el ex Wonderbolt, sin dejar de ver al viejo unicornio. — ¡No quiero que haya otro ataque de parte de los Guardianes al pueblo!

Poco a poco la multitud se fue disolviendo entre cuchicheos y miradas llenas de inconformidad para Rainbow y Soarin. El último en irse fue Ancientdust, que miro con recelo a la pareja de pegasos, se puso su casco que indicaba su cargo y volvió a subir a la muralla que rodeaba Ponyville.

Pinkie Pie soltó un soplido y se desplomó en la tierra. Ese pequeño mal entendido era demasiada presión para la poni fiestera.

— Llegaste justo a tiempo Dashie— Le dijo Pinkie a la su amiga. — No creo que yo hubiera podido manejar así de bien a Ancient.

— No hay de que Pink— Le respondió la pegaso sonriéndole a su amiga— También para mí fue difícil, pero pudimos resolverlo.

— Me alegro mucho— Respondió la poni terrestre— No quería que echaran a esa pequeña al bosque. Después de todo Twilight tenía su edad cuando empezó a aprender a usar su magia…

— Esperemos que Freeice no termine como Twilight. — Dijo bruscamente Rainbow Dash con una sombra en el rostro haciendo que Pinkie se callara de repente. — ¿Sabes dónde está Fluttershy?

— Creo que esta con los demás niños ¿Quieres que la busque?

— No, yo la encontrare. Voy a dejar que Scoot y el resto de las Crusaders se hagan cargo de la niña por un rato. Les vendrá bien la responsabilidad.

Pinkie asintió.

— ¿Quieres que haga algo antes de que vaya a subir el ánimo a las barricadas?

— Si, por favor manda una carta al Imperio de Cristal informándole a la princesa Cadence de la pequeña niña alicornio que encontramos hoy. Tal vez ella nos pueda decir que es lo más prudente que podemos hacer con ella.

— ¡Oki doki loki! — Dijo la poni de color rosa y se dando saltos pequeños que era lo único que le permitía dar su armadura.

Rainbow vio cómo se alejaba y no pudo evitar sonreír, su amiga no había cambiado nada, ni siquiera en esos momentos de guerra. Definitivamente era el vivo retrato de las risas, con razón era ese su elemento.

La pegaso se volteo y miro a Soarin.

— Te veo más tarde, cielo. Tengo que… ocuparme de unos asuntos. — Le dijo Rainbow a su esposo apuntando con la cabeza a Scootaloo. — Te veo en casa ¿Si?

— Esta bien, cuídate Dashie. — Soarin se despidió de su esposa dándole un beso en la frente y despego, alejándose de ellas dos.

— Eh, supongo que todo salió bien ¿No?

— Más o menos Scoot. Pero recuerda que no puedes ir por ahí metiéndote con todo Guardián que veas cuando estás haciendo tu patrulla, es peligroso.

— Lo sé, lo sé. Pero créeme que esta vez no fue intencional, desde la última vez que casi…— La pegaso de color naranja se interrumpió, incapaz de completar la frase— Desde esa vez jure no volver a hacerlo a no ser que fuera necesario.

Rainbow miro a la pequeña sobre el hombro de su hermana. Seguía igual de asustada.

— ¿Quién diría que alguien tan pequeño causaría todo esto en un pueblo? — Comento casi para ella misma.

— Si, lo mismo pienso.

— Me alegra que hayas vuelto. — Le dijo Dash a Scootaloo y la brazo con todas sus fuerzas. Siempre que salía alguna de sus amigas o familiares fuera de los límites de Ponyville se sentía bastante ansiosa. — Y también me alegra que la hayas salvado, en serio. Me siento muy orgullosa.

Scoot se sonrojo y sonrió, después se aclaró la garganta.

— ¿Llevo a Freeice con Fluttershy?

— Nop— Respondió Rainbow, mientras disfrutaba con la cara de incredulidad de la otra pegaso — Te harás cargo de ella al menos por las próximas horas. Tengo que buscar a Rarity y Spike. Fluttershy ya tiene suficiente con sus hijos y con el de Applejack. No le voy a cargar además a otro niño y mucho menos a uno que sea un alicornio.

— ¿Yo sola? — Dijo en tono de reproche Scootaloo

— No, claro que no. Que Swetie Bell y Appleblom te ayuden. Creo que están sin nada que hacer hoy. Pueden hacerse cargo perfectamente bien de la potranca por unas horas.

— Pero Rainbow…

— No discutas conmigo Scoot. — Le dijo Dash a su hermana mientras empezaba a tomar vuelo para ir a buscar a Rarity. — Sabes que una orden es una orden. — Le dijo justo antes de irse