Golpeaba ansiosamente el borde de la taza de porcelana ,que antes contenía el líquido de los dioses que podía mantenerme tranquila en situaciones de estrés con las yemas de los dedos y haciendo un repetitivo ruidito que en el silencio que predominaba en el salón eran como pequeños golpes de martillo.
Estábamos sentados alrededor de una mesa de cristal que decoraba el centro de la habitación. Mi hermana y yo en el sofá, tensas y con pose grácil. Nuestro inusual invitado estaba delante nuestra, con un puro entre los dedos, inspirando el aire que el objeto emanaba y mirándonos atentamente. Parecía que intentaba ver a través de nosotras, saber porque ha sido enviado a rescatarnos. No era un telepata, lo habría sabido al instante , pero sin duda es un mutante.
Su cabeza es un lio de recuerdos, desde perdida de seres queridos a momentos que me erizaban la piel solo con verlos en su mente. Lo que ahora mismo era vital era saber si podíamos confiar en el. Y ese era mi trabajo. Como telepata, soy una detectora de mentiras con patas, y por ello es que nunca he tenido una relación sana que no sea familia o amigos de la infancia, gente que no tenía la necesidad de mentirme.
Kaede estaba cruzada de brazos. Sus orbes blancas estaban clavadas en el puro de Logan. Le molestaba que fume en casa, pero por ser una ocasión especial se lo permitía. El olor que soltaba el objeto le resultaba desagradable, asi que de vez en cuando arrugaba la nariz. Su pelo del color del cielo de medio día estaba revuelto y despeinado, pero como era muy corto en comparación con la melena castaña que a mí me llegaba hasta la cintura, no quedaba mal, hasta quedaba… ¿rebelde?
Cuando termino su preciado cigarro, Logan lo apago en un plato que uso como cenicero (ante la mueca de desaprobación de Kaede) y que le di para que no me llenara la casa de cenizas. Suspiro y se apoyo en el respaldo del sillón en el que estaba sentado. Con pose relajada, volvimos a nuestra conversación anterior.
-Y bueno, así está la cosa.
-Déjame recapitular –dije, mientras me masajeaba la sien y apretaba los ojos en un intento desesperado de asegurarme de que no estaba soñando- Vienes del futuro. –Afirme- Desde un futuro en el que la raza humana acaba con nosotros.
-Te han enviado a evitar ese futuro –añadió Kaede- Tienes que pararle los pies a una tal… ¿Mística? –me miro y yo asentí- Pero al estar aquí, también has de evitar nuestra muerte.
-Así es.
-TRASK usaría nuestros dones para perfeccionar sus armas –continúe- y tú, debes ponernos a salvo antes de que vengan a secuestrarnos, aquí. –señale el suelo de nuestro apartamento.
-Muy bien.
-Y quieres llevarnos a las afueras, a una escuela para mutantes. –Kaede se levantó de repente y en su mente oí algo que estaba pensando desde que nos mencionó la escuela. Salió de la estancia y volvió rápidamente, con una carta que recibió hace unos años- ¿Sabes? Recibí una invitación de ese lugar. –le entrego la carta a Logan, quien la abrió y comenzó a leer atentamente. Tras murmurar varias frases del texto miro a Kaede de reojo y asintió. Luego volvió a doblar el papel y se lo devolvió.
-Interesante… el profesor ya te había fichado. –dijo, sonriendo- ¿Tu no eres mutante? ¿No recibiste carta? –me pregunto.
-No, yo no recibí nada. Y si, soy una mutante.
-Extraño… Charles siempre da en el clavo a la hora de buscar alumnos.
-Supongo que no soy lo suficientemente buena para su escuela –reí y me levante a llevar las tazas en las que habíamos tomado te, el plato de galletas a medio terminar y el ''cenicero'' de nuestro invitado. Antes de salir del salón, Kaede me llamo y entendí que quería con ello. La mire un segundo y luego a Logan, quien me devolvió una mirada, extrañado- Podemos confiar en el. –le dije a mi hermana, telepáticamente. Ella asintió con una mueca de alivio y le saco tema de conversación a Logan, quien dejo de prestarme atención y por fin pude dejar todos los cacharros en la cocina.
Ni me moleste en lavar nada. Sabía que iban a destrozarnos el apartamento. Esas cosas las superas cuando sabes que iba a convertirse en tu tumba. Lo primero que pensé que debíamos de coger con nosotras son nuestra documentación y todo nuestro dinero ahorrado. Se lo comunique mentalmente a mi hermana y pude oir un ''oki'' retumbar en mi cabeza. Luego, nuestra ropa. Teníamos varias maletas vacías que usábamos para volver a nuestra ciudad natal, Washington, asi que las llenaríamos con lo que podamos. Nuestros accesorios y productos varios supongo que los meteríamos en una gran bolsa. Lo que me daba pena dejar atrás eran algunos objetos que nos llenaban. A Kaede la llenaban sus utensilios de pintar, su máquina de coser, sus libros y libros de aventuras y novelas románticas, su música y sus revistas. A mi, mis enciclopedias, mis peluches y un montón de cacharros que he ido acumulando a lo largo de mi vida. Le pedí por favor que nos llevemos los álbumes, arranquemos nuestros nombres de todo lo que podíamos y quemásemos cualquier identificación. Según Logan, solo sabían dónde vivíamos y como éramos físicamente, por eso nos han organizado una trampa en casa. Irónico. El lugar que debía ser nuestra fortaleza secreta se convertiría en una carnicería.
También cogí unos cuantos álbumes y los metí en mi maleta. Kaede había venido a mi habitación a echarme una mano, ya que ella es considerablemente mas rápida que yo al hacer estas cosas. Con todo el desorden que había por el suelo y como fui lo suficientemente inteligente para ir descalza con tanta tontería tirada, pise un soldadito de plomo y se me cayeron todos los álbumes que llevaba en la mano. Uno de ellos tenía fotos sueltas. Genial. Ahora teníamos que buscar y recoger todas las instantáneas. A pesar de ello, lo hicimos rápido. Cuando tenía un montón ya, busque a Kaede con la mirada y la vi sentada en el suelo, atenta a una en particular y acariciándola como si de la piel de alguien se tratase. Su voz se llenó de melancolía cuando susurro un nombre.
-Pietro.
Pietro Maximoff era un chico que vivía en las afueras de Washington. Tenía nuestra edad y fuimos al instituto juntos. Éramos inseparables, uno de mis mejores amigos, pero con quien si tenía algo especial era con Kaede. No solo que ambos eran únicos en su especie, es decir, mutantes con efectos físicos de su mutación, si no que ambos eran unos criajos inmaduros y locos de atar. Se entendían con la mirada y hacían todo junto. Aunque en aquella época se empeñaran en negar lo obvio, sé que a mi hermana le gustó mucho, y es una pena que no hayan vuelto a hablar desde que nos mudamos a Nueva York. Y ahora me di cuenta de lo mucho que le había calado ese petardo. La mire con ternura y cogí la foto de entre sus dedos temblorosos.
-Tendrás tiempo de babear por el tonto este cuando estemos a salvo –bromee y metí la foto en su bolso- Espabila, que tenemos que irnos.
-Tonta –me gruño y se levantó, y me golpeo el hombro suavemente.
Cuando ya estábamos listas, Logan nos ayudó a bajar nuestras maletas y a meterlas en el coche. Cerramos la puerta y dejamos atrás nuestra vida. Yo, dejaría las clases de la facultad y me tomaría el año sabático. Kaede dejaría su puesto de trabajo y su pretensión de alcanzar la concejalía del ayuntamiento. Una pena, ambas hemos trabajado muy duro para llegar donde estamos, pero en ciertas ocasiones es mejor retirarse al banquillo.
Estábamos demasiado tranquilas para la situación. Acabamos de escapar la muerte. Nuestro destino si lo podemos llamar así ha sido reescrito. Una persona normal estaría en estado de shock. Supongo que Logan ha hecho un gran trabajo explicándonos lo que pasa con calma y evitando cualquier desajuste emocional que el estar a punto de morir le pueda provocar a alguien. Esto no es lo suyo, lo se, lo vi, pero se ha esforzado en cumplir la voluntad del profesor Xavier. Le debe tanto, que no le importa hacer cosas de las que nunca se habría considerado capaz en nombre de su mentor.
El coche se puso en marcha y el rugir del motor me devolvió al mundo real.
Kaede estaba distraída también, observando las nubes que dejábamos atrás y con mirada ausente. No quería meterme en su cabeza porque no es agradable, pero a veces no hace falta ser telepata para saber que piensa. Pensaba en Pietro. Obvio. La foto le traía recuerdos, y sabía que la metí en su bolso pero por alguna razón evitaba volver a verla. Creo que es porque lo suyo con Pietro parece una batalla perdida. Han tomado caminos muy distintos, viven lejos y ahora si que le sería muy difícil volver a encontrarle. ¿Tanto daño le hace recordarle?
El ataque se llevaría a cabo por la noche, cuando nuestros vecinos duerman, por sorpresa. Así que teníamos suficiente tiempo para huir y estar bien escondidas. Nos dirigíamos a Westchester, no muy lejos de Nueva York capital. A 93 kilómetros. No estábamos lejos, pero tampoco era plan de atacar la nevera de esa gente. Suficiente que nos acogerían durante un tiempo indeterminado. Claro está que les pagaríamos una simbólica cantidad de dinero por ello. Instituto Xavier para Jóvenes Talentos, creo que se llama el lugar.
El trayecto no sería demasiado largo. Nuestro nuevo ''amigo'' no era una de esas personas que se le den bien las relaciones con los demás mortales. Demasiado ha hecho mostrando paciencia y amabilidad poco típica de el con nosotras. Lo poco que he podido ver de su mente sin provocarle dolor y con ello sin que se de cuenta de que le he hecho una visita, me ha demostrado que es mucho mas que la imagen que pretende dar. Logan de verdad debe de apreciar a ese tal Xavier, tanto que se muerde la lengua y no suelta al hombre que es.
No es que me moleste, pero ojala conociese al Logan que se quedó en el futuro.
El calor que hacía a mediodía nos indicaba que la primavera se acababa, a pesar de que habían también días frescos.
Nadie dijo ni mu hasta que mi estómago rugió, indicando de que era hora de parar y descansar un poco. A pesar de la imagen de tranquilidad que intentaba transmitirnos, se que conducir un coche le ponía nervioso, demasiado lento para el. Una moto. Eso es lo que su corazón pedía a gritos. Una moto para olvidar la difícil misión que estaba comenzando, la necesidad de no fracasar y miedo. Miedo a no ser lo suficientemente bueno para triunfar y salvar su futuro y de quienes el ha querido y ha perdido. Pobre hombre. Me prometí a mí misma que si me lo permite, le hare olvidar todo eso durante unos minutos.
Habíamos parado en una gasolinera a repostar y a tomarnos el almuerzo. Ya eran las dos de la tarde, habíamos emprendido el viaje sobre cosa así de las una, pues hemos pasado toda la mañana con Logan.
Logan había pedido una hamburguesa con patatas que devoraba sin respirar y a una velocidad que daba miedo. Las patatas se esfumaron del plato en lo que Kaede tardo en comerse medio bocadillo de bacón que se había comprado. Yo me estaba comiendo un sándwich de queso y jamón york, que disfrutaba lentamente, torturando a los otros dos comensales. Cuando terminamos, pagamos cada uno lo que se había tomado y volvimos al coche.
-Bueno, estamos a unos veinte minutos. El viaje no es demasiado largo, pero…
-No saben que vas, y menos saben que vamos nosotras. Lo sé –le interrumpí.
-¿Cómo lo sabes..? –su expresión de extrañeza iba acompañada de una mirada inquisitiva y sorprendida- Telepatia…
-Aja. –sonreí, tímidamente- Bueno, siento haberme metido en tu cabeza, tenía que asegurarme de que podíamos confiar en ti.
-¿Cuánto sabes? –me pregunto, ahora con un hilo de sorpresa en su voz.
-Solo se que lo que nos contaste es verdad, si hubiese indagado más te habrías retorcido de dolor. –le explique, encogiéndome de hombros.
-Y tú me dirás que también eres telepata –señalo a Kaede.
-No, yo soy más de jugar con el agua y eso –rio, y se llevo la mano a la nuca.
-Lo único que os pido es que os comportéis. Nada de meterse en la cabeza de nadie, nada de intimidar. Quedaros detrás mía, en silencio y haced todo lo que os diga en todo momento.
-Está bien, es lo menos que podemos hacer, ¿no? –sonrió Kaede, muy amablemente a lo que Logan asintió con la cabeza y volvió a subirse al coche.
-¿Cuánto nos queda hasta llegar?
-No se, unos 20 minutos por ahí supongo. –respondió el hombre que volvía a poner en marcha el coche en el momento en el que se oyó un audible ''click'' de nuestros cinturones y golpes de puertas.
-Logan, ¿este coche es robado? –pregunto Kaede cuando saco un carne de conducir de debajo de su asiento.
-Es… prestado. –murmuro el moreno que seguía con la vista en la carretera sin prestar mucha atención a lo que le pregunto mi hermana.
-Es robado. –afirme, riendo suavemente y llevándome la mano a la boca para ahogar una risita tonta. Inducida por los nervios que me erizaban la piel, supongo. No estaba preparada para enfrentarme a nuevos mutantes, y mucho menos para conocer gente nueva. No se me da bien. A Kaede si, Kaede es diferente a mi por mucho que intenten meternos en el mismo saco. No muestra sus sentimientos tan fácilmente como yo lo haría, pero ella no vive con el miedo a la mentira con el que vivo yo. No se puede comparar el averiguar una mentira que el escuchar la mentira y la verdad simultáneamente, solo que una en la boca y otra en la cabeza de quien lo dice. Por eso todos los amigos que tenemos es gracias a ella, y a su capacidad de socializar. Nos compenetramos, y eso nos hace un buen equipo.
Antes de llegar a la mansión, pasamos por una estrecha carretera de doble sentido que atravesaba un bosque verde, ente cuyos árboles se colaba la luz del fuerte sol de la tarde, pero que nos regalaba una estampa preciosa. La vegetación era exuberante, nada comparado a los cuatro arbolitos de Central Park. Nos quedamos atontadas con tanta belleza natural y no nos dimos cuenta de que en cosa de un par de minutos llegamos a una gran verja metálica.
Logan freno el coche de repente y el movimiento brusco nos sacudió, lo que nos despertó de nuestro pequeño sueño. Nos miramos una a la otra y asomamos la cabeza por la ventanilla.
Logan empujó con agresividad la verja de aquella casa abandonada, haciendo que crujiera y se abriera con un horrible chirrido.
Parecía que íbamos a entrar en un jardín botánico que cerraron hace muchísimos años, y sus plantas crecieron con total libertad; las enredaderas dominaban los barrotes de la verja, al igual que todo el entorno. El color verde de las hojas de los árboles y el color marrón de sus troncos, así como los tallos de los arbustos... todos ellos reinaban en el interior de aquel recinto. Logan condujo por un camino lleno de hojas secas de color marrón y naranjas, posiblemente del otoño pasado, o puede que del otoño de hace 5 años. No pude evitar abrir la ventanilla del coche y apoyarme en el filo con la cabeza medio fuera, al igual que Kaede. Observé las copas de los árboles, con las hojas blanquecinas por la luz del sol. Y observé el suelo, donde se podían ver flores de colores alegres: Amarillas, rojas...
Estaba cómo en un sueño, se respiraba un aire fresco y tranquilo. Y sobre todo, silencioso. Cerré los ojos y aspiré aire con detenimiento. Cuando los abrí, dábamos la vuelta a una rotonda con arbustos en lo que parecía haber sido en su momento una enorme X. Logan paró el motor con brusquedad y salió del coche admirando el edificio. Le imité y observé a mí alrededor. Si tuviera que elegir un estilo del edificio, sería claramente gótico. Con esos tres pisos de altura, enormes ventanales...
Parecía una mansión de un multimillonario que llevaba décadas muerto. En la parte más alta, varias torres pareadas coronaban el edificio, y con ayuda de esbeltas agujas hacían que el edifico pareciera mucho más alto de lo que ya era. Encima de cada ventana, había un frontón triangular al más puro estilo clásico. Le daba a la mansión un aspecto importante. A través de los cristales con marcos blancos cuadrados, podían verse cortinas de un color muy oscuro. Y debajo de cada ventana había mosaicos del mismo color que la piedra del edificio. Podría estar hecha en mármol blanco, pero me pareció demasiado, así que supuse que era piedra blanca pulida y posiblemente policromada en un color crema. Por los alrededores había un caminito de piedras pequeñas, llenas de pequeños yerbajos y hojas secas. U
nas escaleras de piedra gris y con unas barandillas muy gruesas del mismo color bajaban a otro jardín inmensamente poblado por árboles de todos los tipos y tamaños, y a una fuente que no echaba agua, pero que estaba cubierta de plantas trepadoras y hojas. El césped que cubría todo estaba muy descuidado, con algunas partes más altas que otras, y algunas marrones de no haber regado muy a menudo. Giré sobre mi misma y observé la cantidad de árboles que en realidad había.
Era un lugar precioso, pero la fachada de la mansión estaba sucia, cubierta con restos de barro, hojas, plantas...
Los escalones de las escaleras también estaban muy sucias, llenas de plantas, y la fuente, llena de moho y verdín. Es como si la naturaleza hubiera querido comerse la mansión por completo, se necesitaría años para poder volver hacerla brillar. Sumergida en mis pensamientos, apenas me di cuenta de que Logan ya estaba pegando en la puerta.
Cuando salimos del coche, instintivamente nos arreglamos el pelo y la ropa, nos miramos como si cada una fuese un espejo e intercambiando miradas nos dimos la aprobación. Logan se limitó a mirar la escena, casi riéndose de la sincronización con la que nos acicalamos. Después, nos indicó de que nos quedásemos un par de escalones por detrás de el, y que no dijésemos nada hasta que explicara a que ha venido.
Nos miró una última vez antes de tocar a la puerta, para asegurarse de que estábamos bien y por instinto. Nosotras le indicamos con la cabeza de que siguiera adelante y que estamos tranquilas. Un voto de confianza. No necesitaba saber más de el, lo poco que había averiguado era suficiente para entregarle nuestras vidas. Y en quien yo confiaba, Kaede no dudaba en hacerlo. No puedes engañar a un telepata.
Levanto el puño y toco varias veces, suavemente. Sentí a alguien moverse detrás de la puerta, me concentre en intentar leerle el pensamiento, y lo único que pude captar fue la confusión de esa persona de que alguien tocara a la puerta y se dispuso a ir a abrir. En cuanto la oímos crujir, apreté fuertemente la mano de mi hermana y ella me devolvió el apretón y una sonrisa de cómplice, para intentar aliviar la tensión.
Me estaba empezando a poner nerviosa, eso no era bueno, necesitaba tranquilizarme. Kaede no podría soportar mas presión en su mano, asi que la solto y me la puso sobre el hombro, me hizo mirarla y me hizo un gesto de que debía respirar. Y asi hice.
La puerta se abrió un poco. Vimos los ojos cristalinos de un chico bastante alto, casi como Logan, que se ajustaba torpemente las gafas.
- ¿Puedo ayudarle? –pregunto el joven, que he de mencionar, era bastante atractivo.
- Eh..si.. –murmuro Logan- ¿Qué paso con la escuela?
- La escuela lleva años cerrada –respondió, con un gesto de confusión- ¿Es usted un padre?
- Oh.. –rio entre dientes Logan- No, ni de coña. –A lo que nos dirigió una mirada furtiva ante nuestras risitas silenciosas- ¿Quién eres tu?
- Soy Hank. Hank McCoy, me ocupo de la casa. –Ante su respuesta, la cara de Logan cambio radicalmente. Se quitó las gafas y esbozo una mueca de sorpresa y controlada alegría- ¿Eres bestia?
- ¿Bestia? –me susurro Kaede.
- No se, menudo mote. –respondí.
- Que cosas, parece que aun te falta un hervor –dijo Logan, al tiempo que guardaba las gafas en un bolsillo de su cazadora.
- No se de que me habla… pero debo pedirle que se vaya. –El pie de Logan se movió a una velocidad impresionante para impedir que Hank cerrara la puerta. La cara del chico de ojos azules cambio de serena a sorprendida y confusa, ante la insistencia de Logan.
- ¿Dónde está el profesor? –dijo este entre forcejeos.
- Aquí no hay ningún profesor –Hank se esforzaba en intentar cerrarnos la puerta en las narices.
- Tienes fuerza para ser tan flaco… -escupió Logan, con cierta arrogancia- Vamos… -seguía empujando la puerta- ¿Seguro que no tienes una bestia dentro?. Vamos bestia…
- Anne, esto me da mal rollo. –Kaede se estaba empezando a sentir como yo.
- Sshh, que creo que se va a poner interesante –la mande a callar, observando la escena y retrocediendo ambas un escalón.
Logan consiguió oponerse a su adversario, empujo a Hank y se abrió paso en la casa. Ignorando nuestra presencia, el chico salió detrás de Logan, a lo que nosotras entramos y nos quedamos un par de pasos por delante de la puerta, esperando a que comience la acción
- Ya le he dicho que la escuela está cerrada. Tiene que irse.
- No hasta que vea al profesor y ponga a salvo a estas dos.
- ¿De que..? –Hank se giró hacia la puerta y nos vio. A Kaede con cara desafiante y, a mi mirándole fijamente a los ojos y con expresión ausente- ¿Quiénes son?
- Las que acabaran contigo si no me dices donde está el profesor.
- AQUÍ NO HAY NINGUN PROFESOR. –Hank se acercó rápidamente a Logan y le paro al posar su mano sobre su hombro, haciéndole girar- Ya se lo he dicho. Váyase y llévese a sus amigas.
- Mira, chaval –suspiro Logan intentando no enfadarse. Nadie le toca, y menos un flacucho como Hank- Tu y yo seremos buenos amigos. –Al acabar la frase, le propino un potente puñetazo en la cara, que hizo que Hank caiga al suelo, empujado por la fuerza puesta en el golpe- Pero aún no lo sabes.
- ¡LOGAN! ¡Sin violencia! –chille, dirigiéndome hacia Hank para ayudarle a reincorporarse.
- Eso es solo aplicable a ti, muñeca. –me respondió, subiendo las escaleras que quien sabe a dónde conducía.
- ¿Es..estas bien? –toque el hombro de Hank pero rápidamente retire la mano y me aleje de el, pues se puso a jadear agitadamente. Se retorció en el suelo y, pude ver como se estaba volviendo azul. Quedaba cubierto por una clase de vello o lana o lo que sea eso azul, su cara, sus brazos, hasta su pelo se volvía azul. No un azul como el de Kaede, si no un azul azul azul , azul de azul propiamente dicho, cuando abrió los ojos, se quitó las gafas, me las dio y me dirigió una mirada de agradecimiento. No entendía porque, supongo que por lo de las gafas. Su iris paso de azul celeste precioso a un amarillo queso cheddar que me quito el aliento. ¿Es esta su mutación? Sentí la mano de Kaede otra vez sobre mi hombro, esta vez llevándome hacia atrás con ella, pues se avecinaban tundas. Cuando Hank o lo que sea eso se levantó del suelo, Logan ya había desaparecido escaleras arriba, y el chico a cuatro patas y a toda prisa se fue tras el. Quería subir pero Kaede me lo impidió, y con razón, PERO ES UNA PELEA DE MUTANTES MALDITA SEA.
Tras una serie de fuertes golpes y pisadas violentas, cosas cayéndose y lámparas agitadas violentamente, oímos un grito de Logan y le vimos volar por la escalera por la que antes había subido. Seguido a eso, vimos la figura de Hank saltando rápidamente hacia donde se encontraba Logan, lo agarro por la cazadora y lo volvió a lanzar escalera abajo, a poca distancia de donde nos encontrábamos, presenciando la escena flipadas. Me mordí el labio y sin pensármelo dos veces, me acerque a ellos y use mis poderes. La expresión de Hank cambio cuando perdió el control sobre su cuerpo y cuando se vio levitando, impidiéndole todo avance sobre el cuerpo herido de Logan. Le levante un par de metros sobre el suelto y le mantuve así casi un minuto, a pesar de cualquier intento del chico cubierto de pelo para liberarse de mi poder. Logan me dirigió una mirada , pidiéndome que libere al otro mutante, y así hice. El sabrá. Kaede se acercó a mi agarro del brazo, como intentando protegerme por si Hank intenta vengarse y atacarme. Ella le lanzaría una gran bola helada que a lo mejor le deja tonto y asi que se quede tranquilito un rato.
Hank, al verse libre, salto y se colgó de la lámpara, queriendo volver a atizar a Logan. Yo volví a desobedecer e intente paralizar su mente cuando oímos una voz bajando por la misma escalera que recibió tanto golpe esta noche.
- ¿Qué está pasando ahí? – un hombre de mediana estatura, barba de tres días, despeinado y desaliñado bajo a la escena de la acción.
- ¿Profesor?
- ¿Conoces a este tío?
- Si, me resulta vagamente familiar. –respondió con indiferencia- Bájate ya de la lámpara Hank. –A lo que el chico hizo caso de inmediato. Dirigió su mirada hacia nosotras y sentí que nos iba a perforar- A quien no conozco es a esas dos.
- Puedes caminar. –afirmo Logan.
- Veo que eres observador –murmuro el hombre, mientras se sentaba en la escalera.
- Pensé que Erik…
- Lo que contradice un poco en que no te hayas fijado en el cartel de la entrada. Esto es una propiedad privada amigo, tendré que pedirle a el que te enseñe la salida amablemente. –luego volvió a clavar la mirada en mi. Porque la puerta estaba justo detrás mía. Por un momento pensé que se daría cuenta de que me estoy metiendo en su cabeza.
- Mira, me temo que no puedo hacerlo porque… -intentaba explicar Logan mientras se ponía de pie tras el encuentro violento- Me han enviado a buscarte.
- Pues dile a la persona que te envió que estoy…. Ocupado. –respondió arrogantemente.
- Va a resultar muy difícil, porque la persona que me envió… fuiste tu. Dentro de unos cincuenta años.
- ¿Cincuenta años? –su expresión paso de arrogancia a una mueca divertida, burlándose de lo que le tenga que decir Logan. Eso me puso de mal humor. Kaede simplemente contemplaba la escena- En el futuro, ¿dentro de cincuenta años?
- Si.
- ¿Te he enviado desde el futuro? –miro a Hank, divirtiéndose y dándole poca importancia a Logan.
Hank se limitó a negar con la cabeza y nos miró. Kaede le hizo una mueca de confusión y se encogió de hombros. Hank volvió su mirada a quien Logan llamo antes profesor.
- No me jodas.
- Si tuvieras tus poderes, sabrías que digo la verdad.
- ¿Cómo sabes que no tengo mis po..? –su serenidad se desvaneció con esto último- ¿Quién eres tu? –Hank nos volvió a mirar, esta vez seriamente. Yo me dedique a negar con la cabeza el que seamos enemigos. No quería mas pelea, y menos volver a usar mis poderes.
- Ya te lo he dicho.
- ¿Eres de la CIA?¿Me estas espiando?
- Te conozco, Charles. –Así que este es Charles- Somos amigos desde hace años. Descubriste tus poderes a los nueve años, pensabas que te volvías loco, no fue hasta los doce que te diste cuenta que todas esas voces estaban en la cabeza de los demás.
- No se lo he contado a nadie…
- Lo harás, dentro de mucho tiempo.
- Me has picado la curiosidad, ¿Qué quieres? –Por fin, en lo que llevábamos de noche aquí, pudimos ver algo de interés en su rostro.
- Hay que detener a Raven. –Se encogió de hombros, esta vez bastante cansado- Necesitamos tu ayuda. Te necesitamos.
- Creo que me quiero despertar ya. –se levantó de la escalera y se dirigió a un pequeño estudio que había a mano derecha. Logan le siguió y nos indico con una mirada que era seguro ir con ellos. Kaede me dio un pequeño empujón para animarme a moverme y asi hice. Hank , que estaba de pie, examinándonos de arriba abajo, se acerco amablemente para recuperar sus gafas y saludarnos como nos merecemos.
- ¿Qué tiene que ver Raven en esto? ¿Y ellas? –Pregunto Hank- ¿Cómo os llamáis?
- Me llamo Kaede, Kaede Lovett. –mi hermana le dedico una muy calida y amable sonrisa, a lo que el correspondio y luego me señalo y me presento- Ella es mi hermana melliza, Anne.
- Tus gafas.. –le mire tímidamente a los ojos, mientras volvía a su estado normal y se ponía las gafas que antes habían estado bajo mi custodia- Siento haberte hecho levitar –me disculpe, torpemente.
- Tranquila, no me has hecho daño, no tienes porque preocuparte. –me dio una palmadita en el hombro y me regalo una mueca de complicidad.
- G-gracias –me sonroje un poco ante tanta amabilidad.
Entramos en el estudio, donde Hank tomo asiento en una de las carísimas sillas que habían, Logan se quedo de pie , Kaede se sentó en otra silla que había al lado de la de Hank y yo me apoye en la pared, jugueteando con un mechón de pelo que caía en cascada sobre mi pecho. Charles se servía una copa de coñac y dejo la botella abierta sobre una librería, también cara, como casi todo lo que había en esa casa.
Estaba hecha un desastre. La entrada, donde estaba la escalera magullada, estaba decorada con cuadros, había una mesa en medio del hall, una lámpara como no, cara, y era todo de un estilo muy victoriano. El estudio, estaba desordenadisimo. Entre el montón de papeles que había sobre el escritorio descansaba un globo terráqueo que supuse que tenía cierta antigüedad, una lámpara de escritorio, varias botellas de coñac y una pluma. El escritorio que también era reservorio de más botellas de bebidas espirituosas, estaba casi a rebosar de libros; novelas, enciclopedias, colecciones que siempre busque en las bibliotecas de Nueva York y que jamás pude encontrar, bien que eran demasiados caras o que ya estaban descatalogadas por su antigüedad.
Juraría que también había un reproductor de música, modernillo para lo que hay en esta casa. Entre el escritorio y el precioso ventanal que había en un lado de la habitación, había un sofá y delante de este, una mesita de cristal con un tablero de ajedrez y una partida a medio terminar. Charles se sentó en el sofá, bebiéndose a sorbos el alcohol que se sirvió.
- ¿Quiénes son estas chicas y que tienen que ver con todo esto? –pregunto entre sorbos y sin levantar la vista del vaso.
- Me mandasteis a rescatarlas, son unas mutantes que tendrían el mismo destino que Raven.
- ¿Mismo destino que Raven? –pregunto Hank, preocupado, cuyos ojos del color del cielo se llenaron de tristeza.
Logan tardo media hora en explicarles con todo detalle la situación del futuro. Como usarían a Mística para nuestra propia aniquilación, como nos usarían a nosotras para crear el mejor arma posible, como acabarían los mutantes y aquellos humanos que se atrevieran a ayudarles. Todo. Hank estaba horrorizado, no dejaba de mirar a Kaede y decirle que somos bienvenidas a este lugar, que nos quedásemos el tiempo que haga falta y que hará todo los posible para evitar ese horrible futuro que nos esperaba a los mutantes. Charles, en cambio, creo yo que no daba crédito a lo que oía. Parecía que no se lo creía, se dedicaba a beber y a beber y reírse entre dientes de lo que le contaba muy pacientemente Logan. Hasta yo me estaba empezando a cabrear. Pero me limite a arrugar la nariz en desaprobación y bufar silenciosamente, mientras mis ojos se concentraban únicamente en el mechón que estaba entre mis dedos.
- ¿Y qué poderes tenéis? –pregunto Hank para romper la tensión que se estaba creando entre Logan y Charles.
- Bueno –comenzó Kaede- Tengo el don de manipular los tres estados de la materia y por ello tengo un gran control sobre el agua y el aire.
- Vaya, es impresionante. –dijo Hank mientras empujaba las gafas que se le deslizaban por la nariz- ¿Solo agua o todo tipo de líquidos?
- Oh de todo, pero suelo juguetear con el agua –respondió mi hermana, enérgicamente.
- Nunca había conocido una mutante con tus habilidades. ¿Y tu? –la voz de Hank me distrajo de mi tarea de ensuciarme el pelo un poco mas.
- ¿Yo que? –pregunte, algo atontada.
- ¿Qué habilidades tienes?
- Puedo usar la telequinesis –conteste- Crear campos de fuerza y mover objetos con el pensamiento –explique- No se hacer gran cosa…
- Le sostuviste en el aire.
- No es gran cosa.
- Vaya dos, ahora entiendo que quería Trask de vosotras.
- Pero volviendo a la cuestión –nos interrumpió Charles- ¿Qué tiene que ver Erik en esto?
- Bastante, y le necesitamos también. ¿Dónde está?
- La carcajada de Charles exploto como un detonador - ¿Qué donde esta?
- ¿No lo sabes..? –dijo Kaede.
- ¿Saber que?
- Ese hombre es un monstruo. Esta donde debe. –escupió Charles y se levantó del sofá.
- Esta en el pentágono. Se ha cargado al presidente. –murmure entre dientes.
- ¿Enserio? –Logan me dedico una mirada perpleja.
- Que se pudra… -susurro Charles mientras abandonaba la instancia y se dirigía al piso de arriba.
- ¿De verdad vas a abandonar a alguien a quien amaste? El profesor que yo conozco no lo haría. –La voz firme de Logan contrastaba con la carcajada histérica de Charles.
- Espera. –se paró en seco- Ya me acuerdo de ti. –volvió lentamente hacia Logan y le miro a los ojos- Fuimos a pedirte ayuda hace mucho tiempo… y te diré lo mismo que nos dijiste a nosotros –hizo una pausa antes de soltar con desprecio la siguiente frase- Anda y que te den.
La preciosa narracion de como Kaede y Anne hicieron su primer acto ilegal en años es cortesia de la maravillosa StupidRaven que es un amor y es una maestra narrando y es un maldito ejemplo a seguir... HAIL KURU