El quinto vagón - Uhuru-Chan

No me podía sacar la idea de la cabeza, ¿Ok?, metro otra vez, don't judge me D: Será cortito lo prometo. (Lo más corto que he escrito?) Formato nuevo para mi. No pasará de los 5 capítulos.

Advertencias: Sesso en essesso xD digo, sexo. Diferencia de edad considerable.

Disclaimer: Himaruya everywhere.


Arthur iba camino a casa. Todos los días a las 5:35 tomaba el quinto vagón, segunda puerta. Así cuando bajaba quedaba justo frente a las escaleras.

Subió al metro apenas y suspiró. Estaba llenísimo, era la hora en que salían los trabajadores y los escolares. El metro avanzó un par de estaciones, disminuyendo cada vez más el espacio personal de Arthur en cada estación.

Al llegar a Northern Blvd. una multitud de gente intentó entrar al vagón. Un chico rubio miró a Arthur y sonrió a modo de disculpa, metiéndose a la fuerza frente a Arthur justo antes de que cerraran las puertas, quedando ambos peligrosamente juntos, de frente.

-¡Uff!, lo siento. –Dijo el escolar, con su rostro casi pegado al de Arthur.

-Está bien, no te preocupes. –Respondió Arthur, sonriendo.

-¿Británico? –Preguntó él, mirándole con una sonrisa entusiasmada.

-Inglés. -Corrigió Arthur, algo molesto con la repetida pregunta, e incómodo con la espontanea conversación y cercanía.

-Es lo mismo, viejo.

-No es…

-Me llamo Alfred.

Arthur observó la sonriente cara de su interlocutor –muy de cerca- y sonrió divertido.

-¿No te han dicho tus padres que no debes hablar con extraños? –Preguntó, coquetamente.

-Ya estoy bastante grande para esas cosas… -Alfred levantó una ceja y le miró esperando su nombre.

El tren se detuvo y bajaron un par de personas, pero ambos siguieron en sus lugares y el tren comenzó a moverse nuevamente.

-…Arthur Kirkland.

-Arthur, -Repitió Alfred gravemente, las vocales sonando un tanto distintas en su acento. El nombrado suspiró y dirigió su mirada a Alfred.- ¿Vienes de tu trabajo?

-Y asumo que tú vienes del colegio. –Respondió, luego de asentir.

-Sssip.

-Eres un mocoso.

-Soy prácticamente un adulto. –Respondió Alfred, haciendo una especie de puchero.

-Ya quisieras. –Dijo Arthur, pasando su mano izquierda por su cabello. Alfred notó la banda dorada en su dedo anular y acercó sus cuerpos un poco más.- ¿Qué haces? –Preguntó Arthur, un tanto sorprendido.

-Bueno, ya llevamos un buen rato conociéndonos, -Alfred acercó sus pelvis y su boca quedó junto a su oído- Arthur.

Arthur pestañeó confundido, no esperando el súbito cambio de actitud. Sonrió luego de unos segundos, era viernes y no esperaba ningún tipo de diversión, el repentino cambio de planes estaba bien, no se quejaba.

-Um, un chico travieso, ¿No? –Dijo Arthur, apoyando su brazo derecho en la pared tras Alfred, y moviendo su pelvis suavemente.- Necesitas que alguien te discipline.

-Oh, ¿Si?, ¿Y qué vas a hacer?

Arthur deslizó su mano izquierda hasta los glúteos del menor y apretó con fuerza, haciendo la fricción entre sus miembros más deliciosa.

-Se me ocurren un par de cosas.

El tren se detuvo y se abrieron las puertas, bajó una horda de personas, y en cambio subió una cantidad igual. Ambos hombres siguieron en su rincón junto a la puerta y a un par de asientos de espaldas a ellos.

Alfred emitió una risa díscola y acercó su boca a la oreja del mayor, mordisqueando y lamiendo suavemente por unos minutos, ganándose un par de miradas escandalizadas de la gente.

-Dame tu número.

-¿Ah?

Alfred sacó su celular, alejándose lo que podía para poder usar su aparato. Miró a Arthur, esperando que dictara el número.

-Dame tu número. –Repitió, sonriéndole encantadoramente.

Arthur dictó y su celular pronto comenzó a vibrar en su pantalón. Alfred acercó su ingle hacia donde se encontraba el aparato en los pantalones de Arthur y gimió en su oído al sentir las vibraciones sobre sus pantalones y su erecto pene. Arthur tragó saliva, tentado a simplemente dar vuelta al muchacho y adentrarse en él sin importarle si había gente mirando. Hacía tanto, tanto tiempo que no tenía contacto físico así con alguien.

El celular dejó de vibrar luego de unos segundos y Alfred guardó su celular. El tren se detuvo y el muchacho le guiñó un ojo e hizo una sonrisa de revista, bajándose justo antes de que comenzara el cierre de puertas, dejando a Arthur excitado y frustrado. ¡Lo había calentado para nada!

El tren comenzó a moverse y un rato después Arthur sintió su celular vibrar brevemente. Lo sacó de su bolsillo. Era un mensaje de texto.

"Luns, mismo vagn y hora. T nviare 1 sms d todos mods :*"

Arthur frunció el ceño, entendiendo apenas el mensaje. ¿Qué más podía esperar de un escolar? Guardó el número de Alfred y siguió su camino hasta su casa, sin poder liberarse de su molesta erección.


Huehuehuehue, volveré mañana con la otra parte :3

Lo siento por haber aparecido de la nada por estos lares últimamente, no sé qué tantas ganas de escribir me entraron xD

Bye Bye!