Disclaimer: La película "Maleficent" no me pertenece, y no hago esto por sacar dinero.

Old married couple.

Capítulo 8

Maléfica se encontraba en su árbol, al borde del barranco. Miraba el paisaje extenderse hacia el infinito, y la división del mundo humano y el mundo mágico por el muro de espino. Hoy era un día particularmente aburrido en la vida de la vigilante. El Rey Stephan se había recluido en su castillo, y hacía meses que no se le veía.

Un punto negro apareció en el cielo, y fue tomando forma a medida que se aproximaba al árbol. Un graznido alcanzó sus oídos, y Maléfica alzó un brazo, sincronizándose con las patas del cuervo que se posaron en él nada más terminó de estirar los dedos. Las garras se cerraron suaves entorno a su túnica, con cuidado de no rasgarla, ni clavarse en su inmaculada piel. Diaval recogió las alas y grazó debilmente, mensaje que Maléfica entendió. Pasó la mano que le quedaba libre por las plumas del cuervo, acicalándolas.

-Hace una semana que no vamos a visitar al animalillo.- Comentó el hada mientras repetía el camino con los dedos. De la cabeza de Diaval hasta la cola, en la dirección de las plumas. El cuervo ladeó la pequeña cabeza, interesado por saber si hoy visitarían a su "polluelo".

-¿Qué tal si vas a verla? Y luego me cuentas.-

"Sería mejor si vinieras conmigo" Pensó Diaval para si mismo, pero solo emitió un graznido. "Total, no tienes nada mejor que hacer hoy"

Maléfica alzó el brazo. -Ve, y ten cuidado no le saques los ojos a esas tres hadas.-

Diaval extendió las alas y respondió un "No prometo nada" en su propio idioma. Después alzó el vuelo en busca de la casita en medio del bosque donde vivía Aurora.

Dio una vuelta a la casa buscando a la chica. Aurora estaba de vez en cuando trabajando en un pequeño huerto que tenían en la parte frontal de la casita, o también solía encontrarse recogiendo flores por los alrededores. Al no verla supuso que debería estar dentro.

Un ruido llamó su atención. Parecían voces alzadas y discutiendo.

-¡Te digo que rosa!

-¡Azul!¡Alcachofa vacía!

Y una tercera voz se reía y repetía el insulto.

"Ya están esas tres discutiendo por lo que sea. A ver que tripa se les ha roto esta vez..." Pensó Diaval mientras descendía planeando a posarse en el alfeizar de la ventana, que estaba abierta.

No acababa ni siquiera de recoger las alas, cuando una descarga de magia le dio de lleno en el pecho y lo lanzó fuera. Cayó con un sonoro graznido, y se levantó hecho un revuelo de plumas rosas.

Un momento.

"ROSAS!" Se miró con horror las alas, ahora de un color brillante. "Oh no. ¡Mi hermoso ser! No me basta con ser humano a tiempo parcial que ahora tengo que ser de otro color!" Aleteó lo suficiente para volver a subir al alfeizar.

Pero en cuanto asomó la cabeza otra bola de magia le estalló encima y lo noqueó, seguido de un "¡Y tú hueles a cobaya!"

No le hizo falta mirarse el reflejo en el cristal para saber que ahora tenía la cabeza y el pico de color azul.

-¡La has vuelto a perder!- Culpó Clavelina a una de las hadas.

-Es que se esconde siempre!- Se justificó Fronda, el hada verde, con una voz infantil.

-¡Vosotras dos lo que sois es unas incompetentes!-

-¡Eso si que no te lo paso!- Y le llegó el turno al color verde, que alcanzó a Diaval antes de que pudiera apartarse del camino del proyectil mágico. Luego vino toda una serie de insultos y mas magia. Rosa, azul, verde, rosa, azul, rosa, verde, azul, verde, rosa...El pobre cuervo ya no sabía ni lo que estaba pasando, ni si era un cuervo o un papagayo.

El singular canto de Aurora intervino entonces, aliviando a Diaval, y alertando a las hadas, que dejaron de discutir y de lanzarse magia inmediatamente

-¡Tias! Ya estoy aquí- Canturreó la princesa, abriendo la puerta de la casita de campo. Diaval esperó agazapado, y cuando la puerta se hubo cerrado este extendió las alas y alzó el vuelo, graznando por el estropicio que le habían hecho en el plumaje.


Maléfica fruncía el ceño, sentada en su trono y con la mirada fija en el cuervo, ahora convertido en hombre. Los ojos estaban entrecerrados, analizando un punto fijo, y apoyaba la barbilla en la palma de la mano, y el codo en la rodilla. Tras unos segundos de silencio abrió la boca, y señaló con un dedo hacia el objeto de su punzante mirada.

-Repíteme de nuevo cómo te has hecho eso.- La seria linea que eran sus labios se curvó, y volvió a estallar en carcajadas. La túnica de Diaval era ahora de color rosa, sus botas moradas, junto con un ropaje de color verde hierba, y su pelo azul brillante.

-¡No tiene gracia! ¡Quiero volver a mi color!- Exclamó Diaval dando un pisotón en el suelo y creuzando los brazos, enfurruñado, mientras el hada se carcajeaba llegando incluso a tener que agarrarse las costillas del dolor que le producía la risa.

Maléfica lo tuvo así medio día más, sin poder evitar reirse cada vez que veía al hombre multicolor, y la expresión de desagrado que ponía le hacía más gracia aun. No fue hasta esa noche, cuando ya no se distinguía color alguno debido a la oscuridad, que deshizo el encantamiento con una ligera pasada de dedos.


Continuará...

Espero que os haya gustado. Llevo mucho sin escribir estas viñetas porque estoy con otra historia. "No creas en cuentos de hadas". Si os gusta Maléfica, y la serie "Grimm", echadle un vistazo. (Megaspam, ya me voy XD)

Un beso, y muchas gracias por las reviews. Sois un amor, y me dais ánimo para seguir escribiendo.