Lo que somos

Universo Alternativo.

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

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Capítulo 1. Mi vida

Mi vida no ha sido especial, considero que ha sido monótona y llena de emociones amargas. Son contadas las cosas que en realidad me han hecho feliz.

Cuando nací, mi padre, el magnate hombre de negocios Hiashi Hyuga, se mostró decepcionado. Era simple, el esperaba un varón como primogénito, no una mujer. La empresa familiar se fundó con mi abuelo, se nombró Byakugan. Ese nombre tiene su historia, se dice que hace cientos de años, en Japón habían ninjas, y que nuestra familia perteneció a la élite de la época. Byakugan era el nombre que le habían dado al poder ocular que tenían nuestros ancestros, así que el abuelo decidió ponerle así a la empresa dedicada a los automóviles.

Y así fue como comenzó mi vida, con el desprecio eterno de mi padre. Cuando cumplí tres años, un suceso marcó profundamente a la familia Hyuga. Hizashi, el gemelo menor de mi padre falleció junto con su esposa en un terrible accidente de avión rumbo a China. Fue terrible, ya que mi primo, Neji tenía cuatro años.

Mi padre se hizo cargo de él desde entonces. Crecimos como hermanos, y eso llenó de orgullo a mi padre, ya que Neji significaba el hijo varón que no había tenido.

Mi madre, se embarazó otra vez. Y así fue como nació mi hermana menor, Hanabi Hyuga. Desde luego que mi padre no estuvo contento, otra mujer en el clan. Pero así eran las cosas.

Mientras Neji era el orgullo de mi padre, yo era la deshonra. Con el tiempo Hanabi se volvió una niña mayor e incluso tenía la mentalidad de una persona adulta, eran pocas las veces que conversábamos. Por lo regular ella siempre estaba con Neji, platicando de asuntos de política, suena curioso porque para su edad son temas aburridos. Al menos eso pienso yo, pero ni de loca le puedo decir eso a mi padre, me mataría.

Desgraciadamente, cuando cumplí diez años mi madre falleció.

De un día para otro. Ella era la única que podía entenderme, o tan sólo escucharme. Con ella compartí mi tiempo en esa gran casa, que cada día era más grande y solitaria. Desde aquél día, me dediqué a cuidar del jardín de Noriko Hyuga.

El tema de la muerte de mi mamá es un tabú en casa, nadie lo menciona. Como si ella no hubiese existido.

Hanabi era la hija predilecta, en innumerables ocasiones mi padre me dijo que debía ser como ella fría y calculadora. Ella y yo somos polos opuestos. Y que decir de Neji, el era como mi hermana. Parecía que yo sobraba en esa casa, no puedo llamarle hogar a algo que no es.

Los años de secundaria fueron malos. No tenia amigos, es más nunca los tuve. Es cierto, conversaba con algunos chicos pero al final me daba miedo de que fueran como mi papá. Odiaba ir a casa, él era tan calculador y sobreprotector. Enviaba a Neji a buscarme a la escuela, y debía salir a cierta hora, de lo contrario tendría una buena platica sobre conducta y modales. Y que decir del maquillaje, mi padre me lo quitaba si me veía con un poco de rubor o rímel. Decía que eso era para las mujeres que tienen relaciones con muchos hombres.

En alguna ocasión quise morir, y desaparecer. Nunca sonreí, hablaba muy poco, era algo asi como un robot, obligada a decir gracias, por favor, de nada, buenos días, buenas tardes, buenas noches, hasta luego. A veces lloraba en el baño, cuando mi papá me gritaba demasiado fuerte, o cuando Hanabi no me dejaba hablarle. En alguna ocasión lloré enfrente de él, y desde luego que fui castigada.

Demasiado blanda y sensible. No digna de ser primogénita de los Hyuga.

Muchas veces mi padre me dijo que me iba a desheredar, en realidad no me importaba. El dinero es algo tan vanal, es decir, nunca me ha hecho falta nada económicamente, pero sentimentalmente me ha faltado todo.

Y mi calvario comienza cuando discutimos sobre lo que quería estudiar. Siempre me gusto la arquitectura, ver esas formas en los edificios era algo que a mi parecer podría ser hermoso.

¿El resultado? Me envió a un internado en el extranjero, ahí aprendí otros idiomas, como el español y el inglés. Tampoco tuve amigos, y estudié mi último año de secundaria.

En ese mismo internado se nombraba mucho a un Itachi Uchiha, el cursaba el último año de preparatoria y estaba en el cuadro de honor como el mejor estudiante. Incluso se decía que era el mejor en muchas generaciones desde la fundación del colegio.

En realidad puede que sepa quién es. Es decir, los Uchiha son los enemigos de mi padre, por asi decirlo. Ellos son dueños de la competencia de Byakugan: Sharingan, y en la actualidad abrieron una nueva empresa, llamada Mangekyo.

Cuando me gradué de esa escuela no supe más de Itachi. Solo lo conocí por la típica foto de alumno ejemplar, se veía como un vago, bueno no tanto. Sino que más bien tenia un aspecto misterioso, tenía ojeras debajo de los ojos y un cabello largo y negro. Sus ojos … eran como la puerta a otro mundo. Misterio, sí, esa es la palabra para describirlo.

En fin, después de eso tuve que estudiar la carrera que mi padre quiso. El es de una idea fatalista que simplemente no va conmigo, dice que todos estamos marcados por un destino antes de nacer, por desgracia Neji sigue con esa ideología.

Hanabi, debe ser abogada, Neji, administrador de empresas y yo… bueno, yo debo estudiar Economía.

Si alguien me pregunta que si me agrada la carrera diría que no. De hecho me aburren los números y esas cosas, no tengo problemas con las matemáticas, pero no me gustan. En la escuela me metí a talleres de arte, a escondidas de mi padre y por suerte nunca lo descubrió. Y agradezco eso. Por lo menos eso hacia todo más fácil.

Regresar a Konohoa después de estar en un internado no era algo que me fuera grato. Extrañaba sus montañas y su cielo azul. Más no a mi familia. Cuando llegue, nadie me dijo Te extrañé, ¡bienvenida! Ni nada por el estilo.

Y comencé la Universidad. Era aburrido sentarme y escuchar cosas aburridas. He sido una alumna ejemplar, más que nada para complacer a mi padre en todo. Aunque no ha valido la pena.

En mi salón hay un chico, bastante atractivo. Su nombre es Sasuke Uchiha, y es entonces cuando recuerdo a aquel Itachi Uchiha, son hermanos. Del último no sé nada, solo sé que Sasuke es popular y engreído. Es demasiado rápido para decirlo pero me gusta. Me gusta Sasuke Uchiha.

Yo sabía que la vida no podía ser tan mala, a mis veintiún años de edad, mi padre me dijo que hiciera tratos con el Uchiha. Yo acepté, es decir, él nunca me deja hablar con un hombre. Pero ese mismo día, Neji me confesó que en realidad, mi padre me estaba usando, el creía que si yo tenía alguna relación sentimental con el Uchiha lograríamos unir las empresas y así evitar esa rivalidad. Y no me dolió el hecho de que me vieran como una especie de negociación. No. De hecho me agrado que mi padre me estuviera encaminando hacia el hombre que yo quiero.

Y así fue como conseguí hacerme novia de Sasuke.

Conocí su lado amable y hasta tierno, y eso era lo mejor del mundo.

Cierto dia, mi padre y Sasuke hablaron a solas en el despacho. No sé que se dijeron pero no fue malo. De eso estoy segura.

Cuando cumplimos tres años de noviazgo me pidió el matrimonio. Fue algo mágico, es decir, mi racha de mala suerte había pasado. Era feliz. Y entonces fue que supe que tenia una nueva oportunidad de vivir lejos del dolor.

Me fui a vivir al departamento de Sasuke, aunque, en ocasiones peleábamos porque yo no quería intimar con él, no es que no quiera, sino que no me siento segura. Pero eso no importa, de hecho en algún momento debo tener eso con él.

Un día antes de cumplir los tres años un mes, llevó a la casa a una amiga. Él siempre ha sido popular con las mujeres y a pesar de que me dan celos no le digo nada, ¿Qué mas da? Yo sé que el me quiere y eso a final de cuentas esta bien. He tenido pretendientes, desde que estaba en la secundaria, pero a todos rechacé. Recuerdo muy bien a mi compañero de la Universidad, Kiba Inuzuka. Me hablaba de cosas de matrimonio y ser felices para toda la vida, y yo le dije que no. Que alguien ya tenia mi corazón. El entristeció. También Naruto Uzumaki, él me pdio ser su novia, y eso que es el mejor amigo de Sasuke. Y lo peor es que se me declaró cuando yo apenas tenia medio año de andar con él. Desde luego le dije que no. Actualmente él sale con Sakura Haruno, una prometedora estudiante de Medicina. Y me da felicidad. Bien por él.

Y retomando lo de las relaciones, hace cerca de un año y medio conocí a Tenten, se podía decir que es la única amiga que he tenido, ella es novia de mi primo. El nunca me lo dijo, ella fue quién me lo confesó. Si mi padre se entera, seria una gran decepcion. Pero en fin, la chica que Sasuke trajo a casa era rubia de ojos azules. Me le quede viendo, era muy bonita y de algún modo se me hizo conocida su cara, sin duda era Ino Yamanaka.

Serví la cena. Ella sonrió y Sasuke se mostro indiferente. Toda la cena estuve excluida, ella y el hablaban animosamente. Simplemente los miraba.

Cerca de la medianoche, Ino se marchó. Con Sasuke.

No me preocupo, ya que el dijo que la llevaría a su casa. No niego que me dieron celos, pero confio en él.

Me quedé dormida, así que no se a que hora llegó a casa. Desperté y en efecto, el estaba ahí. Preparé su desayuno favorito, el cual consistía en onigris y té. Pasó una hora y el no despertaba, aún. Supuse que ese día debería llegar tarde a la empresa, de lo contrario se hubiera parado mucho antes que yo. El desayuno se enfrió y lentamente me acerque al cuarto, quería darle los buenos días. Además hoy era un día especial, treinta y siete meses juntos. Y cada mes hemos acostumbrado ir a cenar, a un restaurante que está al sur de Konohoa, en la terraza.

-Sasuke- trató de moverlo –Buenos días.

De repente, despertó como si hubiese tenido una pesadilla.

-¡Joder! ¿Qué hora es?

Simplemente no sabia

-Cerca de las 10- respondí tímidamente

-¡Joder, Hinata voy tarde!

Salió corriendo, pero a su paso tomó una camisa y un pantalón de vestir. Azotó la puerta con fuerza y me dejo en su recamara.

Salí detrás de él. Vi como trataba de ponerse la corbata, considero que soy buena en esas cosas, desde pequeña supe amarrar corbatas, así que me acerqué para ofrecerle mi ayuda

-¡Quítate!

Me quedé sorprendida, jamás, en tres años de relación se había portado así.

-Hice tu desayuno preferido- agregué con miedo, esa actitud suya me recordaba a la de mi padre y, en menor medida a la de mi primo

Y se fue. Ni siquiera se despidió ni me dijo un gracias. Como chica, a veces esperamos que nos digan algo, sea bueno o malo. Usualmente que sea positivo, claro. Pero no fue así.

Me tumbé en el sillón y tomé un onigri que ya estaba frío. Tenía ese estúpido nudo en la garganta, nudo que no sentía desde que me fui de casa.

Pasaron varias horas, dormí un poco. La mesa seguía puesta y puse en el refrigerador el desayuno. Y en una jarra el té. Seria buena opción hacer una bebida fresca para un día caluroso. Eran alrededor de las cuatro de la tarde, si Sasuke no llegó a las tres es porque definitivamente no iba a llegar a comer.

Suspiré agotada, me toqué las sienes. Miré a través de la ventana, era un día estupendo. Perfecto para salir. En ese momento deseé de corazón que Sasuke estuviera en nuestro hogar y no en el trabajo. Pero no debía ponerme de exigente, comprendo su trabajo.

Al fin y al cabos la noche nos espera y eso es lo que verdaderamente importa. Cada mes, nos hemos visto a las siete en el restaurante, así que decido bañarme y arreglarme.

Finalmente llega la hora. La mesa ya esta reservada, subo a la terraza, en donde se puede apreciar que el sol se está metiendo. Tomo asiento, por lo regular Sasuke llega media hora antes a sus citas, me sorprende que no haya llegado pero supongo debe ser el trabajo. El mesero se acerca, y para mi sorpresa es el mismo que nos atendió el mes pasado, cuando Sasuke me pidió matrimonio y estar toda una vida juntos. Pido un té helado y un whisky, para el desde luego. Yo nunca he tomado ninguna bebida alcohólica.

Pasa media hora y él no llega. El mesero vuelve a la mesa y me pregunta si deseo pedir la carta. Niego con la cabeza.

Y como si lo hubiese invocado llega Sasuke, esta vez trae unos pantalones de mezclilla y una camisa negra ajustada. Es un look universitario, que me recuerda esos años, tampoco es como si estuviera vieja, pero hace mucho que no lo veía así. Sonrió. Para mi mala suerte el no me devolvió la acción.

Tomó el whisky con brusquedad y lo tomo de un trago. Alcé mis cejas, esperando que dijera algo. No lo dijo.

-Hola- me sonrojé al instante, eran pocas las veces en las que yo he iniciado una conversación.

-Hinata, iré al grano- me miró profundamente –No quiero casarme contigo.

Sentí un mareo, y mi sangre fría. Una sensación de escalofríos me recorrió de pies a cabeza. No parpadeé ni dije una sola palabra. No sonreí, no lloré, ni siquiera me enoje.

-No quiero seguir contigo, estoy harto.

Él seguía moviendo su boca y decía cosas, palabras que no escuché.

No quiero casarme contigo. No quiero seguir contigo, estoy harto.

Y dijo más, muchas más palabras que fueron como cuchillos para mi ya dañado corazón. Y recordé que mi padre me dijo que si él no era mi esposo, me debía olvidar de la familia. Que me estaba encargando una cosa sencilla e imprescindible para el bienestar económico y social de nosotros. ¿Qué diría mi padre? Sacudí y saqué de mi mente esos recuerdos.

El me dio la espalda y se fue de la terraza. Yo seguía ahí, sentada. El sonrojo no se me bajaba. Hice un esfuerzo sobre humano para no parpadear, sabia que si lo hacia lloraría. Deje un billete de una denominación sumamente alta, fue el primero que estaba en mi cartera y lo deje en la mesa, el mesero se que quedo viendo de una manera sorpresiva y le hice señas de que estaba bien, que se quedara todo el cambio y que de ahí tomara la cuenta de las bebidas. Salí corriendo de ahí, sin importar que traía tacones, bajé las escaleras y llegué a la recepción del restaurante, ahí estaba el automóvil de Sasuke, azul oscuro, brillante y lujoso. Abrió la puerta y ahí salió una mujer. Sentí como si me desmayara. Fuego en mi corazón, un dolor. Terrible.

Era Ino Yamanaka.

Y se besaron.

Después, bueno, ya no supe. Alcancé a ver que pasaron junto a mi, riéndose. Entraron al restaurante. ¿Y yo? Bueno, yo estaba bien. Reí algunos minutos, la gente se me quedaba viendo. Reía locamente, como jamás en mi vida, pero no era una risa de diversión, no. Era de dolor, de pena y un poco de enojo.

Me quité los tacones, no quería pedir un taxi. No, en realidad no quería nada. O quizá sí, morirme.


Tururururu ¡Hola! Quiero decirles que esta historia se me ocurrió hace poco, así que mi inspiración es reciente. Desde enero, no se me ocurría una historia, pero no quería desaprovechar esta oportunidad, así que me puse a escribir como loca maniática antes de que algo pasara.

Quizá no lo sepan, pero mi pareja favorita es el ItaHina *o*, adoro esos personajes, así que en lo personal, la mayoría de las historias que he escrito son de este tipo, espero esta sea de su agrado y tenga buena aceptación.

/uuuuu\ ¡Sayonara! - Deseo que me envien sus reviews y que me sigan, si no, no me sentiría motivada a escribir :*