El anillo aún lo hacía sentir como si flotara en las nubes. Alec bajó la mirada y, una vez, más, lo contempló. Era de oro blanco y la parte superior formaba un rectángulo, el cual estaba adornado con tres pequeños diamantes cuadrados y tres zafiros azules de la misma forma, cada piedra intercalada. Era un diseño moderno, nada similar a las joyas que se hacían en Idris, las cuales eran admiradas por su máximo detalle y sus florituras, pero este hecho sólo hacía que a Alec le gustara más. Magnus le había dicho que los zafiros eran casi tan hermosos como sus ojos.

Habían fijado la fecha de la boda para seis meses después. Magnus se había ofrecido a organizar todo, y, a pesar de las protestas de Alec, cubrir todos los gastos. Al final, había convencido a Magnus de que él organizaría y pagaría la luna de miel. En realidad Isabelle lo estaba haciendo, pero lo importante era liberar a Magnus de algunas tareas y gastos, así que, siempre que Isabelle no quisiera enviarlos a hacer puentismo en un volcán activo (lo cual era algo real que los mundanos hacían), Alec estaba satisfecho.

Su madre, Maryse, no había tomado muy bien la noticia al principio. Sus sentimientos hacia Magnus eran confusos, de una forma que Alec no podía entender, según ella. No le molestaba que su hijo saliera con un hombre, o que este fuera del mundo subterráneo (ése odio había quedado muy atrás). Lo que no la convencía del todo era Magnus, Magnus y su edad, y su naturaleza. Ella había conocido a Magnus cuando Alec apenas era un bebé, y Magnus le había hablado como si fuera una chiquilla tonta. Lo cual era verdad, en ese momento.

Había visto a Magnus pocas veces desde entonces, pero lo había visto. Sabía que tenía cientos de años, se había visto a sí misma envejecer mientras el brujo se mantenía igual, y había algo que se sentía retorcido en el hecho de haber visto a su hijo crecer para caer en sus brazos. No entendía de qué podrían hablar, o cómo Alec podía empezar a comprender a un anciano. Había visto a Magnus en es Consejo, había visto la sabiduría de los años en sus ojos muchas veces. Por otro lado, también lo había visto llenar el cabello de Alec de escarcha mientras dormía, para luego intercambiar risitas con Jace. Tal vez Magnus nunca envejecía como los humanos. Tal vez era otra cosa.

Eso era lo que le había dicho a Alec, y él sí entendía sus reservas, pero agradecía que no se hubiera puesto en contra del matrimonio, y hubiera aceptado ir. Su padre era otra historia, todavía no le habían dicho una palabra. Alec le enviaría la invitación a Idris y esperaría por su respuesta.

—Tierra llamando a Alexander —oyó por primera vez una voz a su lado, aunque juzgando por su tono ya llevaba un rato allí.

— ¿Qué? —respondió y miró a Jace. Estaba vestido con jeans y una camisa de botones, así que Alec dedujo que acababa de llegar de haber salido con Clary, Simon e Isabelle. Últimamente salían los cuatro con cierta frecuencia; una cita doble, lo llamaban.

—Nada. Es que parecías petrificado y verificaba que no estuvieras en shock o algo—sonrió—. Pensé que estarías con Magnus.

—Está ocupado. Fue a visitar a su amiga Tessa, creo. La invitará a la boda —dijo Alec, con un suspiro. Magnus estaba muy ocupado en los últimos días.

—¿Cuándo vendrás con nosotros a una cita doble? Bueno, triple, con ustedes dos.

—No sé, ¿no crees que a Magnus le incomodaría salir con cinco adolescentes?

—Considerando el hecho de que se está casando con uno, no—replicó Jace.

Touché—dijo, y se puso de pie—. ¿Iremos a Cazar esta noche?

—No, no ha habido ninguna actividad demoníaca en toda la semana—Jace no parecía nada alegre al respecto. Se aburría, en realidad—. Te llamaré, si sale algo.

Alec asintió con la cabeza y salió sin preguntar en dónde estaba Isabelle. Probablemente en casa de Simon, continuando con una cita más privada. Jace tampoco le preguntó a dónde iba, pues Alec estaba pasando casi todas las noches en el apartamento de Magnus.

A Alec le gustaba la idea de que Magnus pasara más tiempo con sus amigos, pero le daba un poco de nervios pedírselo a su prometido. Quizá Magnus no apreciaría que fueran todos al cine y Simon e Isabelle le lanzaran palomitas de maíz en su perfecto cabello, o que Jace hiciera comentarios subidos de tono sobre la vida sexual de ambos. No que Magnus fuera la persona más seria del mundo... Probablemente se estaba preocupando por nada.

El único que lo recibió al llegar al apartamento fue Presidente Miau. No había señales de Magnus aún, así que Alec fue a lanzarse un rato en la cama de Magnus. Su cama. Magnus le había dicho muchas veces que este también era su apartamento, y esa era su cama. Para demostrarlo, el brujo había acomodado a Alec lentamente en el loft. Primero había sido la cafetera, con la que el Cazador preparaba café todas las mañanas que estaba allí para evitar que Magnus lo apareciera/robara. Después había sido la ropa; le había hecho a Alec un espacio exclusivo en el closet que incluía una esquina diseñada para guardar sus armas. Seguidamente, sus libros, el cargador de su teléfono, las fotos de su familia… Poco a poco se había mudado más y más, y cada vez se sentía más a gusto allí, así simplemente estuviera enrollado en su sofá azul oscuro preferido leyendo, con Presidente Miau a su lado.

Alec se movió para quitarse las botas y el pantalón, y se quedó sólo con el suéter y sus bóxers. Estaba cómodo así, y a Magnus le gustaba verlo en ropa interior, así que nadie perdía. Finalmente la puerta se abrió, y Alec salió a recibir a Magnus como un cachorro al que han dejado solo todo el día.

—Hey —dijo el brujo, sonriendo al verlo. Lo abrazó y lo besó. Iba a ser sólo un beso de saludo, pero subió de intensidad y las manos de Magnus se deslizaron por dentro del suéter, y las caderas de Alec se acoplaron con las suyas—. Tenemos que trabajar en nuestros saludos, Alexander—dijo Magnus, cuando consiguieron alejarse, sin aliento.

—Me gustan como son—respondió el Cazador—. ¿Cómo te fue con tu amiga?

—Ah, muy bien. Hacía mucho tiempo que no veía a Tessa tan feliz. Está tan feliz como cuando…

—…William estaba vivo—completó Alec, y Magnus asintió.

—Es bueno, verla así—dijo mientras se quitaba la chaqueta, que tenía un degradado de rojo intenso a negro. Alec lo había oído llamar al efecto algo como "hombre"—. ¿Y tú cómo estás? ¿Mataste a muchos demonios hoy?

—No. Aún nada. Jace está muy frustrado. Creo que es por la nueva intensidad de las barreras protectoras—lo miró lanzar la chaqueta despreocupadamente en el sofá—. Magnus.

El tono de advertencia bastó para que el brujo recogiera la chaqueta y la llevara a la habitación. Alec odiaba el desorden, como todos los Cazadores de Sombras.

—Y Jace quiere que salgamos con él, Clary, Isabelle y Simon. No sé a dónde, pero pensé que tal vez no querrías salir con un montón de adolescentes. Entenderé si no…

—Alec, por supuesto que me gustaría pasar tiempo con tus amigos. Incluso me sé el nombre de Simon ahora...—se quedó pensativo por un segundo—. Los considero mis amigos, también—dijo Magnus y se sentó en la cama, únicamente en ropa interior—. Sé que cuando me fastidian digo que sólo los soporto por ti, pero no es así.

—Okay. Gracias…

—Ven aquí —Magnus estiró una mano hacia él y Alec se dejó tomar por la cintura y pegar a él—. Te amo, futuro esposo.

—Y yo te amo a ti, Magnus—susurró Alec.

Notas: Por Dios, qué página más compleja. Primera vez que subo algo aquí! No hay muchas fans de Malec en SH ni AY. En fin, este es un fluff que estoy escribiendo, sólo con pequeñas escenas que se me ocurren. Espero que les guste y Comenten si es así! :)