Aclaración:

Esto solo es un one-shot xd

La vida es una comedia, aprende a reír con ella y quizá sea un poco más sencilla.

Era un día como cualquier otro en la ciudad, los pájaros cantaban, el sol estaba radiante, Barney tenía un trabajo nuevo otra vez y los ciudadanos paseaban alegremente por las calles. Tan normal que incluso todo en el garaje se encontraba de lo más tranquilo; Corey afinaba su guitarra, Laney leía una de esas revistas de moda entre los adolescentes, Kin perfeccionaba uno de sus tantos experimentos y Kon simplemente jugaba algún que otro video juego en su consola.

Pero como todos nosotros sabemos (para desfotunio de Laney), las cosas no pueden durar demasiado pacíficas para nuestros protagonistas.

—¡Mina apresúrate!—en efecto, esa era la chillona voz de Trina.—. Nuestros invitados llegarán pronto.

—En realidad, todavía falta una hora para las 8, Trina.—dijo Mina mientras se ajustaba las gafas.

—¿Y eso qué? Todavía no hemos comprado los bocadillos, torpe. Y tenemos que revisar que ninguno de estos perdedores haya hecho destrozos en el garaje.

Esto captó el interés de Corey, saltó del escenario y se apresuró a colocarse justo frente a su hermana.

—¿De qué invitados estás hablando y por qué estarán en mi sala de ensallos?—peguntó el peliazul con el ceño fruncido.

—¿No es obvio? ¡De los invitados para mi pijamada de esta noche!—le resto importancia haciendo un ademán con su mano—. Además, esta no es tú sala de ensallos, es nuestro garaje.

—Lo que digas—se cruzó de brazos— ¿Puedo saber a quien invitaste de todos modos?

—A los Newmans—Trina sonrió y puedo asegurar que el corazón del resto de los integrantes de nuestra banda se congelo por un segundo.

—Ah, los Newmans—Corey se dio la vuelta en dirección al escenario para continuar con lo suyo, sin embargo... —¡¿LOS NEWMANS?!

Mina suelta una risita.

—Sí, los invité—responde la pelirosa con una falsa sonrisa de inocencia—¿Te molesta?

—Déjame pensar. Nuestros peores enemigos y mi eterna rival Carrie durmiendo en mi sala de ensayos suena a que lo pasaré de lo mejor—responde sarcásticamente nuestro guitarrista.

—En ese caso hicimos bien al invitarlos—Trina y Mina chocan los cinco—. Ah, por cierto, no se te ocurra la estúpida idea de escabullirse porque le he dicho a mamá que te quedas con nosotros.

Kon suelta una carcajada.

—¡Diviértete en tu noche de pijamas, Corey!—se mofa Kin guardando sus cosas para marcharse.

—¡Hey! Al menos tendrás algo de comer—dice Kon lanzandole un cojín del sillón en el que se encontraba.

—Adiós, torpe—esta vez dice Laney.

—No pueden dejarme—pone Corey una mano sobre su pecho—¡Creí que eramos un equipo!

—De hecho, hemos pedido permiso a sus padres con la excusa de que será una noche de estudio—anuncia Mina y se cruza de brazos—. Iremos a comprar algunos refigerios, volvemos en un rato.

1. Jamás había visto a Corey tan feliz.

y 2. Jamás había visto a Laney, Kon y Kin tan tristes.

—Y pensar que iban a abandonarme.

[...]

Ya había anochecido. Los chicos, Trina y Mina se encontraban en pijama esperando pacientemente lo que iniciaría con la más aburrida fiesta de pijamas o bien, la mejor venganza contra su hermano por leer su diario.

—Parece que Carrie y los chicos ya vienen en camino—dice Mina revisando su teléfono celular—. Estaban en una tocada de pizzas Banrneys.

—¿Esa no era la tocada que nos cancelaron?—preguntó Kin limpiando sus anteojos.

—Seh—respondieron sus 3 mejores amigos al unísono, sonando muy desanimados.

—Perdedores...—murmura Trina.

Laney pensaba replicar, sin embargo, fue interrumpida por el sonido de un motor proveniente desde afuera, lo cual sólo podría significar una cosa: Los Newmans estaban aquí. Claro, aunque para ella no era tan malo que ellas y él estuvieran aquí.

—Mina, abre—le ordena Trina.

—¡Mina, Trina! ¡Muchas gracias por invitarnos!—agradece Carrie con una sonrisa, una que se esfuma al instante al ver a sus enemigos mortales: Grojband—. Hola "grojtontos".

—Beff, te ves tan horrible como el último día que te vi—sonríe el peliazul.

Rápidamente notando la tensión y sintiendo una breve oleada de pánico, Konnie decide intervenir.

—Bueno, ya que estamos aquí ¿qué es lo que haremos?

—Tenemos juegos de mesa—señala Kon al estante detrás suyo.

Y así se fueron las horas, comiendo, jugando y compitiendo unos con otros hasta llegar a la media noche.

—¿Qué hacemos ahora?—pregunta Kim seguido de un bostezo.

—Podemos ver una película—habla por primera vez Lenny, con una sonrisa de lado.

—Paso—dice Carrie recostada sobre las piernas de Konnie—. Oye Kim, ¿no tienes el video de nuestra tocada? Estoy segura de que a los Grojtontos les gustaría verlo.

—No queremos ver funciones de circo, gracias—dice Corey mientras le arrebata a el celular a Kin (quien al parecer se encontraba navegando por Facebook).

—¡Oye!—reclama el pianista del grupo.

—Aburrido—frunce los labios—. Ciencia, ciencia, ciencia, Stat Wars, ¿qué no tienes nada divertido?—preguntó mientras seguía desplazandose por el celular ajeno.

—Para mí todos esos artículos son divertidos y te agradecería que no me arrebatarás el celular así otra vez.

—Kon...—Corey gira su vista hacia su amigo el baterista.

—Lo siento, viejo—se encoje de hombros—. Se descargo mientras jugaba una partida.

—¿Qué hay de Laney?—pregunta el bajito.

—¿Qué hay conmigo?—pregunta la pelirroja.

—Yo siempre he querido ver los oscuros secretos del celular de Laney—dice Kon haciendo un puchero.

Si tal vez y solo tal vez nuestros chicos fuesen más observadores, se habrían dado cuenta de la mirada de pánico que Laney cruzo con Lenny.

—Nadie toca mis cosas.

—Por favor, Laney—dice Corey, colocando su brazo sobre los hombros de la chica—. No es para tanto.

Nadie sabe de donde Laney obtuvo la fuerza de voluntad para decirle "No" a Corey, pero parece que el destino no estaría de su lado, al menos no está noche.

—Seamos justas—proclama Konnie aclarandose la garganta—. Nosotras iremos primero.

—Sí, ¿te parece bien Carrie?—la rubia len preguntó.

—Está bien—suspira—. Lenny, tú teléfono.

Si tan solo Lenny tuviese la misma voluntad de Laney, pobre chico enamorado.

—Toma—dice el pelirrojo—. Solo no entres a la carpeta verde.

¿Alguien puede decirle a Lenny que cuando le dicen a sus líderes que no hagan algo ellos lo querrán hacer aún más? Creí que ya habíamos aprendido la lección.

—¿Por qué no?—lo mira Kin.

—Son cosas privadas—traga saliva nervioso.

Pobre Lenny, parece tan nervioso de lo que pensara Carrie que pasó por alto las miradas de advertencia de Laney.

—Veamos que tanto escondes, amiguito—dice Corey acercándose al grupo—. Entremos a la carpeta verde.

Juro jamás haber visto a Laney y Lenny tan pálidos.

—Tú no me dices que hacer—reclama Carrie—. Así que yo digo que entremos a la carpeta verde.

Corey puso los ojos en blanco.

—¿Siempre es así?—pregunta Kon en un susurro a Konnie.

—Te acostumbras.

Una vez terminada la mini disputa, procedieron a revisar el teléfono del pobre de Lenny.

¿Qué fue lo que pasó cuando encontraron esos videos y esas fotografías de Laney y Lenny pasándola de lo mejor? Solo podemos recalcar algunas cosas:

Gracias a Dios Mina y Trina se quedaron dormidas hace horas.

Kim, Konnie, Kin y Kon decidieron apartarse, por su bien.

Corey y Carrie parecían hechar humo de las orejas.

Si las miradas mataran Laney ya habría enterrado a Lenny 100 metros bajo suelo.

El aura era pesada, el silencio era incómodo y nuestros pobres amantes de lo gótico y el color verde solo podían sudar del nerviosismo.

—Lenny... —dice Corey muy lentamente—. Tengo mucha curiosidad, ¿tú corres rápido?

—U-un poco.

—¿Qué hay de ti Laney?—preguntó Carrie, pareciera que sus dientes estallarian de lo apretada que estaba su mandíbula.

—Sí...

—Será mejor que comiencen a correr—advirtieron al unísono.

Ese día se aprendió una lección: si te llevas bien con tu rival, no sé lo ocultes a tu mejor amig@/enamorad@.

¡JA! ¿Quien diría que esta fiesta de pijamas resultaría más interesante de lo que se esperaba?

He aquí una tontería que se me ocurrió después de una experiencia similar en la escuela secundaria.

5:37 am.

Ojos de la noche.

» Los personajes pertenecen a Todd Kauffman y Mark Thornton.