Shingeki no kyojin es más que obvio que no me pertenece, si así fuera Eren y Levi ya tuvieran una camada de niños que mantener Bl


En una sola noche

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Jodida Hanji…jodido Erwin….jodido taxista…jodido viento nocturno….jodidas personas que gozan de una vida llena de armonía y unicornios que vomitan arcoíris. Jodidas personas con su puta felicidad.

Una vez más había sido objeto de sus putas y repugnantes ideas ¿En qué carajos estaban pensando al llevarme a un lugar tan desagradable y sucio? No por nada me llaman el obsesivo de la limpieza solo por sacarme de mis casillas.

Aunque quien me podía culpar. Si vienen tus excéntricos "amigos" a sacarte a rastras de la casa con sus lóbregos conceptos de diversión no podías simplemente darles un fuerte golpe y dejarlos tirados en medio de la sala, estorbarían.

Ni siquiera sé cómo es que pudieron entrar a la casa, estoy seguro que le había puesto doble seguro. ¡Doble!

Mierda, debí haber puesto la maldita alarma también.

Dejé de pensar demasiado, solo hacía que mi migraña acrecentara. Me senté de forma más relajada en el repugnante espaldar del mugriento taxi e intenté, con toda la paciencia que me quedaba, desconectarme de la absurda conversación que mantenía el par a mi lado.

—Miraaaa Levi-Love, ya estamos llegando. Quita esa cara de perro a medio morir—Hanji intentó tocar mi hombro, pero con un movimiento rápido me aparté.

— ¿Y luego qué? ¿Quieres que ponga esa cara tuya de maniática con trastornos mentales?

—Siiiiiiii, no estaría mal.

—Y una mierda Hanji ¡Cállate!

Que alguien me mate, aquí ¡ahora!

—Disculpe señor. Aquí es el lugar de la dirección—dijo el conductor ladeando la cabeza hacia la ventanilla.

—Ah, sí. Pueden pagarle, chicos —murmuró Erwin con serenidad.

Ambos, tanto como la loca a mi lado y yo lo regresamos a ver asustados.

—Oye idiota, tu nos invitaste ¿Acaso tu pequeña cabeza rubia ya lo olvidó?

—Oigan chicos, cálmense. Los invite al bar, pero nunca dije que pagaría el taxi—respondió con la simpleza de un idiota.

— ¡Erwin! Yo no traje plata, sabes que soy pobre—replicó Hanji jalándole el cabello al rubio.

—Y una mierda Erwin, no pienso pagar ni un puto centavo ¿entendiste? —le respondí empezando a perder a paciencia.

—Vamos Levi, tu eres el del dinero de sobra, al menos ayuda con esto. —contradijo el con una enorme sonrisa.

—Es tu problema. Ustedes son los que no se dignan a conseguir un trabajo decente.

— Ser un striptease no es un trabajo decente, Levicito ¿Cuántas veces ya lo hemos hablado?

—Cállate, cuatro ojos.

— ¿Trabajas de striptease, Levi? Nunca me lo dijiste, empiezo a sentirme ofendido.

— ¿De dónde crees que saca tanta plata el condenado? —preguntó Hanji abrazándome por los hombros. — Abusas Levi-love, abusas de que en la universidad tienes la fama de ser el "Dios del Sexo"

—Creí que lo apodaban Sargento, ya sabes por su humorcito.

Maldición ¡¿Porque acepté?! Me giré al par de idiotas llenos de pobreza.

— ¿Sabes? No creía en ese dicho de que los rubios son tontos, pero me estás haciendo dudar, Erwin. ¿O es que solo aparentas y en realidad eso es un peluquín y eres calvo? Si es así mis mas sinceras disculpas.

Hanji empezó a reír como maniática.

—Y tu fenómeno, si me pagaran por el número de estupideces que salen de tu boca, no estaría aquí, en un maloliente taxi, esperando a que un rubio con peluquín se digne a pagar.

—Levi, mi cabello es absolutamente natural.

—Levicito, estar bailando en un tubo no es signo de riqueza.

Continuamos discutiendo por lo que parecieron horas, no debió sorprenderme que el conductor por fin se hastió de nosotros.

— ¿Pueden hacer el favor de pagar y sacar sus traseros de mi taxi?

Mierda, ¿Por qué siento que esto solo va a empeorar?

— ¿Sabe? Tome —le lancé un billete de 10 dólares a la cara, teniendo sumo cuidado en desahogar toda mi molestia en el simple acto—Ahora, si tanto quiere, lárguese y viva su maldita y envidiable vida en paz.

Salí rápidamente, dando un portazo. Claro, a propósito, sabiendo que Hanji y Erwin estaban detrás de mí. Al escuchar un par de quejidos dolorosos, sonreí triunfante y me sume a la larga fila esperando fuera del establecimiento.

Miré hacia un lado; la calle estaba mojada por la suave lluvia cayendo en ese instante, dando un reflejo brillante al piso a causa de las deslumbrantes luces de Sina. Aun no podía creer que estuviera ahí parado, dejándome empapar por esas frías gotas, pero lo que más odiaba eran las pequeñas risitas de mis adorados amiguitos parados a mi lado, eran tan frustrantes. Ni siquiera quería estar presente cuando empiecen a beber. Si estando sobrios me parecían las personas más desvergonzadas, no quería ni imaginarme como será cuando el alcohol este completamente drenado en su sangre.

—Ah mierda, no lograremos entrar nunca–repliqué con ganas de volver a mi solitaria pero cómoda casa.

Esperé algún comentario burlón acompañado de risas estúpidas pero cualquier cosa que iban a decir fue ahogado por gritos asombrados recorriendo toda la fila, fruncí el entrecejo y regresé a ver a la chica que parecía estar a punto de vomitar por tanta emoción, frente a mí.

— ¡Oh por Dios! ¡LA BANDA YA LLEGÓ!

— ¡CALLATE! —Le grité mientras cruzaba los brazos—Algunas personas aún tenemos nuestros tímpanos intactos de tanto audífono, no hagas que la cifra baje, niña.

La chica se dispuso a gritarme de vuelta pero se detuvo al ver mi expresión. Comenzaba a sentir que mi paciencia estaba escapando a quien sabe dónde, almacenarse de alguna forma, para situaciones, no sé, de mayor importancia. Si se atrevía si quiera a dirigirme una desagradable mueca, acabaría por explotar y desahogarme con la chica, pero no parecía que fuera a hacer eso, más bien, tenía una cara de… ¿coqueteo? Ah, por la jodida y su puta madre. Otra vez no.

—Tranquilo, no volveré a gritar. A menos, claro, que tú quieras que lo vuelva a hacer.

Una más dañada que la otra ¿Acaso nunca iba a terminar? Me detuve a pensarlo, pero me limite a soltar un bufido de fastidio y darle la espalda. Hanji empezó a soltar carcajadas más ensordecedoras y se sostenía el estómago en un gesto de indiscutible ahogo.

Yo la ahogaría, justo ahora, con mis manos.

—Mi queridita, no le hagas caso a este pequeño duende— empezó la desquiciada mujer dirigiéndose a la chica mientras se limpiaba una lágrima por la sonora risa de hace un momento—No lo tomes tan personal, lo que sucede es que….A Levicito le gusta que le den por atrás, duro contra el muro.

La chica abrió los ojos como platos y pareció pedir disculpas con la mirada. Yo me limite a agarrar bruscamente de la camisa a la aun sonriente Hanji… A la mierda, si iba a ir a parar a la cárcel que se por una razón de la que no me arrepienta.

Erwin estaba sentado a lado mío, con una cara de "Levi-mantente-quieto-si-no-quieres-que-los-guardias-nos-reconozcan."

Si, que patético.

—Ya no veo a los guardias ¿Crees que se hayan olvidado de todo el asunto? —preguntó alzándose un poco para tener una mejor visión de la puerta de entrada.

— ¿Enserio crees que olviden la golpiza que se llevaron por ser uno malditos metidos? —repliqué balanceando las piernas inconscientemente… ¡Mierda! Puta silla demasiado alta. —De todas formas, ya tienen a Hanji. Que desquiten su jodida suerte con ella, me harían una gran favor hasta a mí.

—Será mejor que vaya a hablar con ellos.

—Oh Si ¡hazlo!... No odio tanto a los pobres guardias para dejar que mueran por el intolerable parloteo de esa mujer loca. —suspiré mientras apoyaba los codos en la barra. —Diles que disculpen el golpe que le di a su socio, pero que él tuvo la culpa por ser tan inteligente y caballeroso con alguien que ni siquiera es dama.

A medida que Erwin se alejaba, mis hombros rígidos por fin empezaron a soltarse y a bajar relajados, a pesar de que odiaba esos lugares; tanta gente haciendo el ridículo mientras bailaban, personas lo suficientemente taradas para buscar algún estúpido "vacile" de una noche y claro, nunca faltaban los niñatos con certificados falsos que rebasan la idiotez al pensar que con solo eso, serán reconocidos como personas demasiado especiales en su colegio. Que absurda y tan frecuente situación.

No tengo idea de porqué ese par de tontos disfrutan tanto al venir aquí, los había visto bailar y puede que sean buenos en eso, pero siempre terminaban bebiendo demasiado, diciendo incoherencias acerca de estupideces intangibles y al final, siempre terminaba siendo la persona asignada a permanecer sobrio para llevarlos a sus respectivos hogares… sanos y salvos.

—Tsk ¿Por qué carajos lo hago? —Bueno, aunque tampoco es como si los odiara, les tenía mucho aprecio. Fueron las únicas personas que se mantuvieron a mi lado a pesar de conocer mi lado más amargado y frio, se atrevieron a frecuentar conmigo y sí, me llegaron a sacar más de una sonrisa. Aunque nunca se los haría saber, primero muerto antes que admitirlo.

Suspiré observando los innumerables tipos de botellas llenas de alcohol tras el largo rellano.

— ¿Por qué tan cabizbajo? —preguntó una voz cerca de mí. Alce la vista hacia el chico que interrumpió mis pensamientos.

Un hombre de ojos color avellana, que no aparentaba tener más de mi edad, estaba parado al otro lado de la barra, mirándome con una pequeña sonrisa y ofreciéndome un vaso que parecía contener vino. Aunque no me fíe.

—No gracias—rechacé el vaso con un ademán—Y para que lo sepas no estoy cabizbajo. Estos lugares me asfixian, son demasiado pequeños y muy poco higiénicos.

El soltó una risita.

—No te preocupes, no son tan antihigiénicos como parecen—dijo apoyando sus antebrazos en la barra y acercándose más a mí. — ¿Quieres algo de beber? Tenemos de todo, por si no te gusta las bebidas con alcohol, hay también frescos naturales.

Negué con la cabeza, no iba a sucumbir ante el pequeño anhelo de tomar un buen trago. Primeramente porque tenía que estar lo bastante lúcido para llamar a un taxi y segundo porque mañana tenía que ir a la pequeña reunión del patético papeleo de divorcio de mis padres y tenía que estar libre de la resaca tortuosa que normalmente aparece cuando tomas en demasía.

Sabía que si empezaba a tomar ya no pararía.

Así que me limite a seguir con la mirada clavada en el chico que tenía al frente. No parecía tener malas intenciones, al menos eso esperaba, aún mantenía esa sonrisa amigable.

—Creo que comenzamos mal—rió mientras se erguía—Mi nombre es Farlan, un gusto.

No estaba seguro de si responderle o simplemente asentir, pero que podía perder.

—Levi.

— ¿Te gustaría bailar Levi? —preguntó sin mucha convicción. —Para que te animes, este lugar no es tan malo como parece.

Lo consideré por unos cuantos segundos.

—Seguro—me encogí de hombros con indiferencia.

— ¡Bien! Solo espera un momento. En unos cuantos minutos termino mi turno y quedaré libre—Como si de un recordatorio se tratara, unas cuantas chicas empezaron a llamarlo para ser atendidas de la mejor de las formas.

Apoyé la palma de mi mano sobre mi quijada. Genial, ese par ya se estaban empezando a tardar y ya podía percibir el aburrimiento consumiéndome mentalmente ¿¡Cómo iba a lograr soportarlo hasta las doce!? Saqué mi celular para ver la hora.

Suspiré con pesar observando la brillante pantalla, si apenas eran las nueve y media. Giré la cabeza buscando algún indicio de esos idiotas desaparecidos, no habían dado señal de haber salido intactos de los guardias y hacían que me preocupara, y ¿Qué provocaba que me preocupe? Me provoca irritabilidad… una incómoda irritabilidad y una absurda molestia.

Un momento…. ¿Preocuparme? ¿¡Yo!? ¿¡PREOCUPÁNDOME!? No, no, no, no y ¡NO!

— ¡Oye Farlan! —lo llamé. Enseguida hizo notar su presencia. —Dame uno de tus tragos más fuertes.

Luego de unos cuantos tragos me sentí más relajado, y ese par casi habían logrado desaparecer de mi mente. Mientras sostenía mi vaso fuertemente apretado observé con curiosidad como la gente empezó arremolinarse en una misma dirección.

— ¡Muy buenas noches a todos! —clavé mis ojos en el pequeño e improvisado escenario.

Que pobreza de establecimiento, no tenían fondos ni siquiera para poner un escenario de calidad y se la pasan contratando guardias que aparentaban grandeza cuando ni siquiera pueden sacar la raíz cuadrada de cuatro.

Aunque tampoco estaba mal….hablo del escenario. Estaba iluminado de la forma correcta, sin llegar a ser demasiado exagerado, sobre el piso elevado estaban unos cuantos instrumentos, no parecían ser nuevos pero se podía ver que aun funcionaban, sino, no estarían ubicados con tanto orgullo en medio del espacio. Deslicé la vista hacia el dueño del bar que estaba hablando justo es ese instante, haciéndonos saber al expectante público que se presentaría la tan conocida banda llamada "Attack of music"… En mi vida lo había escuchado.

—Oh, pero que nombre tan original—murmuré dando otro sorbo a la "bebida".

Tras unas animadas aclamaciones, el lugar quedó en penumbra, solo dejando el sonido como medio de orientación. Aún se escuchaban largos silbidos y agudos grititos de emoción de parte del público. Se notaba que estaban desesperados por sentirse en un concierto de verdad; ya saben, con luces fosforescentes inundando —literalmente — todo, personas semidesnudas saltando al son de la fuerte música y letras gigantescas con el nombre de la banda o el artista que se presenta... Que pobres.

Tuve que entrecerrar los ojos, cuando las luces del establecimiento volvieron a encenderse sin previo aviso. Cuando logré acostumbrar mis ojos a la repentina luz alcancé a enfocar la escena; cinco personas aparecieron sosteniendo por arte de magia los instrumento, haciendo que los gritos de la gente resonaran con más ahínco cerca de mis oídos, provocando que el dolor de cabeza aumente imperturbablemente, esto pasaba de vez en cuando.

No, en realidad pasaba siempre y últimamente aparecía con mayor frecuencia. Alcé mi cabeza y di el último trago a la alcohólica bebida.

La música empezó a invadir el lugar. Mierda, esto solo iba a empeorar.

—Dame otra.

Farlan volvió a llenar mi vaso hasta el tope, dejando que la espumita de la base se viera más altiva y atrayente.

Mi cabeza empezaba a dar vueltas, a sabiendas que soy la persona con más resistencia al alcohol… ¿Cuántos vasos ya había tomado? ¿Cuánto alcohol ya estaba atorado en mi cuerpo?

La música subía cada vez mas de intensidad, ya no eran solo baladas suaves, ahora contenían una serie de cambios bruscos, las guitarras que hace poco se dejaban escuchar con soberbia, ahora también eran acompañaba por la batería y el resonante bajo. Las luces parecían también bailar al ritmo de la rápida música, iban de aquí para allá, alternando todo tipo de colores vivos.

Me tomé un momento para observar a la banda. No podía verles la mitad del rostro, estaban cubiertos por lo que parecían ser máscaras de todo tipo de formas… Que extraño.

Uno de los integrantes, el que tocaba el piano, parecía ser rubio, no tenía una imponente contextura, pero lograba llegar al público con sus habilidosas manos sobre las teclas. Mas a un lado parecía estar una ¿chica? con el bajo; tenía el cabello corto, llegando solo a rozar sus hombros y pude vislumbrar que era de color negro, aunque quien sabe. Arrastre mi vista con dirección al baterista cuando una especie de curiosidad me hizo detenerme en la persona que cantaba y tocaba la guitarra; parecía ser joven — ¿Cómo lo supe? Ni yo mismo lo sabía—, tenía un cuerpo delgado pero se podía entrever que estaba bien cuidado, sus dedos se movían como si tuvieran vida propia, pero reflejando en cada movimiento la consonancia con la voz profunda del joven. Se balanceaba al son de la música, dando primorosos movimientos, provocando que su cabello castaño se removiera inquieto.

Podía apostar que por un milisegundo esos ojos refulgentes por las luces se clavaron en los míos, pero solo fue un momento porque muy pronto la música terminó y con ello los aplausos y los gritos no tardaron en revelarse.

¡¿Qué carajos había sido eso?! Enserio, el alcohol está empezando a afectarme.

Me levanté tambaleante, apenas logrando sostenerme de la silla a mi costado y comencé a arrastrar los pies hacia cualquier lugar, lejos de los excitados bailarines rodeándome y las chicas que seguían cantando—con toda la voz que les quedaba—la música anterior.

Me dispuse a buscar a Hanji y Erwin que seguían sin dar señales de vida ¿Cómo pudieron haberme dejado aquí solo? Fueron ellos los que me persuadieron para venir. Malditos, cuando los encuentre me encargaría de hacerles sentir el fuego del jodido inferno.

Intenta no tambalearte, un paso, dos pasos, tres pasos.

¡Maldición! Sentía que en cualquier momento me caería sobre el piso mojado de sudor y quien sabe de qué mierda más.

Divisé una columna —exageradamente iluminada— frente a mí, no dudé en tomarla como apoyo para mi cansado y aturdido cuerpo, pegué mi espalda a esta y dejé que mi cabeza cayera hacia atrás.

Muy mala idea haber tomado…No, muy mala idea haber venido, haber dejado que esos idiotas terminaran convenciéndome de venir a estos problemáticos lugares.

Me prometí a mí mismo dejar esta vida. Olvidar mi pasado como un adolescente rebelde e imposible…. Ahora, volvía a estar ebrio.

Solté una risa amarga, por este tipo de situaciones me había metido en tantos líos y no solo eso, también había sido la causa por la que mis padres ahora estaban separándose…. Por mi maldita culpa, siempre soy el causante de los principales problemas en mi vida, nunca hago algo bien ¡Mierda!

—Hola.

Abrí los ojos que hace poco los tenía fuertemente cerrados. Me topé con el pecho del chico frente a mí, provocando que mi molestia solo acrecentara más. ¡¿Por qué todos tienen que ser tan malditamente altos?! Alcé mi cabeza, teniendo sumo cuidado en incrustar todo el odio en mis ojos. Al menos tendría la oportunidad de desquitarme con alguna persona; a la mierda si solo quería ser "amable", lo haría tragarse toda mi frustración.

— ¿Qué? —solté cruzándome de brazos.

El joven frente a mí ni se inmuto de mi tono, mantenía una sonrisa tranquila y sus ojos reflejaban las brillantes luces del establecimiento.

—Solo venía a saludar, parecías estar mal y quise ser la persona que te hiciera sonreír—dijo campante por sobre el ruido del lugar.

Ah ¡Por María! ¿Acaso ese chico estaba lo suficientemente drogado para no poder controlar las palabras que escapaban de sus labios? No quería tener que lidiar con eso.

— ¿Acaso ingeriste algún tipo de droga? O ¿simplemente eres así de tarado todo el tiempo? Porque si es así, sería una situación bastante comprensible. Lo suficiente para no tener una razón sugerente para golpearte, mocoso.

El chico abrió la boca para decirme algo cuando una débil voz se logró escuchar a sus espaldas. Intenté mirar sobre el hombro del castaño pero… ¡Maldición! No iba a ponerme de puntitas.

—Eren, deberíamos irnos. Antes de que se den cuenta de que estas aquí. Tus padres…—el chico rubio con facciones demasiado delicadas, parecieron notar mí presencia y no terminó de completar la oración. —Eren ¿Quién es…? Ah olvídalo, vámonos se nos hace tarde y no queremos meternos en problemas. Mikasa está esperando afuera.

¿Eren?... ¿Eren Jaeger? Lo observé con una fría curiosidad, no lo había notado antes. Pero ahora que lo veía más detenidamente, contrastaba con la descripción de las tantas chicas enamoradas de ese joven, se notaba a leguas que era un chico reconocido por todos. Aunque no es como que me importara.

Pero no estaba nada mal, era lo suficientemente atractivo para llamar la atención hasta de las universitarias. Su cabello castaño se veía revuelto pero de alguna forma eso lo hacía verse más simpático, su sosegado flequillo caía descuidadamente sobre su frente dándole un aspecto más juvenil y rebelde; y para el gran final está el rasgo más destacado de la noche: Sus ojos.

Estaba seguro de que sus ojos tenían alguna especie de extraña mezcla, o tal vez era el efecto de la iluminación demasiado exagerada del bar. Aunque a juzgar por los afables comentarios del famoso chico de tercero superior, estaba seguro de que las luces no tenían nada que ver.

Ojos color aguamarina que cambian de tono dependiendo de su estado de ánimo.

—Armin—musitó el joven en voz alta para dejarse escuchar ante los retumbantes sonidos—Dile a Mikasa que me quedaré un rato más, prometo compensarlos ¿sí? Y si se pone histérica llama a Annie.

El ojiazul se limitó a mirarlo con resignación pero asintió y rápidamente salió de su vista por entre el gentío.

— ¡Vaya! Espero que no me mate—soltó en un suspiro y volvió a clavar sus ojos en mi— ¿Cómo te llamas?

Solté una risa irónica.

— ¿Qué te hace pensar que te lo diré? No estoy tan ebrio para ir diciendo a cualquier raro desconocido mi nombre.

—Pero tú si me conoces. Siempre vas a la cafetería de la familia Braus cerca de tu universidad ¿No me recuerdas?

—No

Puede que si lo recuerde pero no se lo diría. Empecé a pensar que el chico estaba completamente ahogado en licor, pero a juzgar por su notable sobriedad, descarte la idea.

El establecimiento parecía llenarse cada vez más, por lo que supuse que ya eran altas horas de la noche. A las once de la noche la gente parecía dejar de lado todo tipo de ideales éticos y dejaban de escuchar su propia consciencia, algo peligroso en lo que a mí respecta. A pesar de estar en una situación un poco similar; el licor que bebí hace poco parecía tener efecto retardado porque mi cabeza en vez de mejorar en su lucidez parecía dar cada vez más vueltas.

Las personas buscaban ubicarse en un sitio adecuado, provocando que irremediablemente Eren se pegara más a mí, no pude evitar empezar a sentirme sofocado.

—Si me reconoces, lo puedo ver en tu postura—susurró pegándose —demasiado— a mi oído, causándome una leve temblor.

Tenía que alejarme, el alcohol estaba haciendo desgracias en mi cabeza y cuerpo.

—Aléjate idiota—intenté empujarlo lejos de mí, poniendo amabas manos sobre su pecho, como barrera.

—No puedo—las personas comenzaron a verse borrosas ante mi visión y eso me sobresaltó,

Sin saber con exactitud la razón, recuerdos empezaron a desenterrarse dolorosamente en mi hostigada cabeza.

El accidente…

"Tu madre perdió al bebé"

Mi culpa…

"Hijo…"

"¿Por qué? ¿Por qué se van a separar?"

Mierda…

"Es lo mejor Levi, es por tu bienestar y también el nuestro. No podemos seguir aguantando esta situación, tu padre y yo no estamos bien juntos"

Todo mí por mi puta culpa.

—Joder—susurré percibiendo el típico pinchazo en mi pecho—Muy mala idea haber tomado.

—Oye…—escuche murmurar preocupado al chico.

—Levi…dime Levi—dejé caer mi cabeza sobre su pecho, sintiendo cada uno de mis músculos desfallecer.

No fue poco después que sentí los cálidos brazos del castaño rodearme. Empecé a reír sin ningún ápice de gracia y cerré fuertemente los ojos.

¿Qué daño me hacía eso?

— ¿Levi, estas bien?

—No

No pude terminar de armar el rompecabezas de mi escusa. Tal vez fue el grado de alcohol drenado en mi cuerpo o por la absurda y extraña necesidad de dejar salir mi frustración por los problemas que aún me tenían atrapado, a pesar de que ya no parecían tener una solución coherente. Pero terminé descubriendo en los labios de Eren una buena escapatoria junto al sabor agridulce que contenía, como si hubiera bebido algo que contenía vainilla y luego hubiera preferido algo más amargo y picante, sentí su textura tan suave como un algodón de azúcar.

A la reputa madre. Que cursi te vuelve el alcohol.

Como si mantenerlo aun besándome me permitiera respirar, separé los labios con avidez, dejando mi cavidad a merced de su boca, la agresión en el acto era palpable, el también parecía ser controlado por el deseo del momento y mordía mis labios, arrancándome sin permiso suaves jadeos descontrolados, aunque tampoco quedaba atrás, a mí nadie me domina, mierda.

Lo atraje más a mí, tomándolo bruscamente del cuello de su camisa y profundicé el beso. Sentí la punta de su lengua juguetear con mi labio inferior; lo lamía para luego succionarlo. Intenté morderlo pero lo esquivaba diestramente, abrí los ojos y lo miré con molestia, él se limitó a devolverme el gesto con una sonrisa provocadora.

Tomándome con la guardia baja, me levantó y me apoyó en la columna detrás mío; se sentía fría al contacto comparado con la alta temperatura de mi cuerpo. Rodeé su cuello con mis brazos y afiancé su cintura con mis piernas. Esta vez unimos nuestros labios en un beso desesperado, nuestras lenguas no tardaron en encontrarse y comenzar un vaivén glorioso.

Ante mi sorpresa, Eren no besaba nada mal, sus labios eran tan suaves conmigo pero dejaban entrever su desesperación al meter y sacar su lengua de mi cavidad, provocando que sonidos húmedos resonaran de la manera más erótica. Sus manos bajaron hasta mi espalda baja y clavó sus dedos en mi sensible piel, haciendo que mi cuerpo empezara a hormiguear. Sus caderas se pegaron a mi pelvis con frenesí permitiéndome percibir su notable deseo contra mi entrepierna.

Mierda.

Me separé jadeante y bajé los ojos hacia ese lugar en particular ¿Cómo había llegado a eso? ¿Por qué con unos cuantos besos me había puesto tan duro? Ya no era un colegial con hormonas alocadas, maldición.

Todos esos pensamientos desaparecieron de mi mente cuando sentí la frenética respiración de Eren chocar contra mi húmedo cuello.

—Vámonos.

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"El alcohol extrae con creces el lado escondido de una persona"

Mierda, mierda, mierda Hanji y sus estúpidas palabras demasiado escrupulosas.

Con mis brazos alrededor de Eren y sus manos sosteniéndome por la espalda, caminábamos a trompicones por la oscura habitación, chocando de vez en cuando con algún objeto en el camino y yo, susurrando incoherencias y maldiciones.

No era muy consciente de lo que ocurría a mí alrededor ni de lo que hacía, solo movía mis necesitados labios junto a los del castaño y los mordía con violencia cuando daba alguna señal de querer separarse.

Más pronto de lo que hubiera deseado, mis pulmones empezaron a exigir dolorosamente oxígeno. Pero mi mente era otra historia, no quería soltarlo, si era posible yo quería terminar ahogándolo a él.

Abrí mis ojos con la idea de poder visualizar en donde estábamos, pero lo único que logré ver fue penumbra, rodeándonos.

Contuve la respiración cuando una de sus manos serpenteó bajo mi camisa, proporcionándome certeras y la vez suaves caricias, no es como si me desagradara del todo, es solo que no quería eso.

Quería que sea más duro, que arremeta contra mí con fuerza hasta dejarme lo suficientemente cansado para si quiera pensar y al menos por un instante, que me arranque todos esos infernales problemas de mi cabeza.

Solo quería liberarme.

Cuando sentí que en cualquier momento desfallecería, Eren me tumbó sobre una superficie suave y comenzó a desvestirme.

¿Enserio lo iban a hacer?

Apagando la poca decencia que me quedaba, lo empujé bruscamente hacia la cama y me senté a horcajadas encima de él, y ofreciéndole una sonrisa ladina empecé a frotarme contra su evidente erección, dejando mis manos reposar en su pecho, que subía y bajaba frenéticamente.

Dejó de importarme que sentiría a la mañana siguiente o peor, luego de unas cuantas horas. Dejó hasta de importarme si lo iba a hacer con un hombre…menor que yo y más alto.

Solo me permití sentir el tacto cálido de las posesivas manos ajenas agarrando mi cadera y su respiración jadeante chocando contra mi rostro, antes de volver a fundirnos en un impetuoso y necesitado beso.

Intenté asimilarlo…

Intenté dar un alto a la serie de pensamientos eróticos e indebidos….

Intenté volver a encender el lado razonable de mi cabeza…

Lo intenté peros esos labios no me lo permitían, ya me tenían a su voluntad al igual que mi cuerpo, que empezó a arquearse contra las manos juguetonas de Eren.

Entonces lo supe con la certeza de un hombre a punto de lanzarse de un acantilado hacia su propia muerte.

Iba a tener sexo con Eren Jaeger. Lo iba a hacer con un joven menor de edad, con una reputación que deja mucho que pensar y que apenas conocía.

Bueno, a la mierda todo…

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¿Logrará Levi controlar la situación en la que se metió por méritos propios? ¿Eren estará dispuesto a aceptar las condiciones del dicho trato? ¿Cuál de los dos caerá primero?
Próximamente en el siguiente cap… "Un trato beneficioso"


xD Pueeees …se siente estrella de comercialeste es el primer capítulo de este loco fic… producto de mil y un ideas pervertidas de mis amigos ._. asdfghjhgfd..Y de mi malsana mentalidad (;u;)9

Y si hay faltas de ortografía discúlpenme la vida ;-;
Bueno, trocitos de purpurina brillante si les gusto no duden en dejar un review ;-; Si no les gustó también(?)

Muchas gracias por leer.

Enlly