Los personajes son propiedad de Suzanne Collins yo solo creo la historia que tengo en mi cabeza pero la creadora de este mundo tan maravilloso es ella.
Capítulo 1: Diente de león.
Habían pasado ¿cuánto? ,¿días? ,¿meses? la verdad es que poco me importaba cuanto tiempo había pasado desde que terminó la guerra, desde que perdí todo lo que me importaba, Prim, Gale, mi madre que se había ido a trabajar al hospital del Distrito 4 debido a que no soportaba tener que regresar al 12 conmigo sin tener a mi hermana aquí. En realidad no la culpo, nunca he tenido una buena relación con ella principalmente porque fue la primera en recaer cuando mi padre murió y no luchó por sacarnos adelante a mi hermana y a mi. También había perdido a Peeta… mi Peeta aquel chico que lo dio todo por salvarme por todo ese amor que sentía por mí. Pero ese chico ya no está el Capitolio me lo arrebató dejándome completamente destruida y quedando ante un público mentalmente desorientada.
De todas esas personas no he mencionado a Haymitch porque él es el único que ha regresado al Distrito 12, el único que se ha enfrentado a sus miedos, bebiendo alcohol sí, pero al fin y al cabo los afronta y se ha quedado a mi lado. Se lo agradeceré todos los días de mi vida.
Pero puedo sentir en lo más profundo de mi corazón un gran agujero negro, algo que creo que nunca se podrá cerrar y podrá ser curado. A veces pienso que solo una persona puede llegar a currar ese agujero, pero rápidamente me deshago de esa idea porque él ha cambiado. Cuando pienso en que Peeta ha cambiado, o mejor dicho le han cambiado, me repito una y otra vez las palabras de Johanna en mi cabeza "Los juegos nos han cambiado a todo". Esa frase es muy cierta, ya nadie somos como eramos los juegos nos han cambiado completamente. Pero se perfectamente que muy dentro de mi aún surge la esperanza de que el antiguo Peeta, mi chico del pan, está ahí adentro del nuevo Peeta escondido temiendo que le pueda seguir haciendo daño y por eso pienso que es mejor mantenerlo alejado de mi para que ya no pueda hacerle daño.
Siempre intento convencerme, día a día desde que he regresado al 12, de que me merezco estar sola y que nadie se preocupe de mi. Claramente no lo he conseguido, Sae viene todos los día a prepararme todos las comidas del día y Haymitch viene a pasar el rato conmigo. Esos momentos no son muy incómodos aunque no hablemos pero sentirle cerca me reconforta de cierta manera. También hay que añadir que hace una semana Peeta regresó también al 12 y esta vez era para quedarse de verdad, pero no quiero hacerme ninguna ilusión de que tal vez y solo tal vez esa decisión la haya tomado el antiguo Peeta. No quiero pensarlo de esa manera porque vería cierta esperanza que me pudiera sacar de esta penuria y si eso no sucediese creo que no podría ni respirar ni seguir luchando por vivir.
Por esto llevo días levantándome y yendo hacia el salón quedándome tumbada en el suelo sin nada que hacer solo que respirar y mirar todo el día al techo. Todos estos días Sae me ha intentado animar para que vaya a cazar pero no soy capaz, siento que sin Gale no puedo ir al bosque a matar a una presa. También ha traído de vez en cuando a su nieta para intentar distraerme, desgraciadamente no lo ha conseguido porque sigo sumisa al mundo de la penuria.
Pero un día oigo unas pisadas que se perfectamente que no son ni las de Haymitch ni las de Sae, estas son más ligeras que las de Haymitch y más pesadas que las de Sae. No quiero volver la vista porque no se si estaré soñando y no quiero despertar porque se perfectamente de quien son esas pisadas que son demasiado ruidosas para salir de caza conmigo.
-Katniss…- su voz es casi un susurro, un susurro que añoro todas las noches mientras que despierto horrorizada y llorando por culpa de las pesadillas. Se ha quedado callado, supongo esperando una respuesta que evidentemente no obtiene, no me siento con fuerzas de hablar con nadie aunque sea él. - Sae me ha dicho que llevas varios días tirada en el suelo sin llegar a comer nada y… y…- no hacía falta que lo dijese sabía que estaba aquí para que me moviese, para motivarme a seguir viviendo pero sabe que será difícil al igual que yo.
Como se queda callado bastante tiempo me giro para poder observarle bien. Pero al girarme y observarle mi corazón se detiene. Está mucha más que guapo, con cicatrices claro al igual que yo, pero sigue siendo ese chico rubio de ojos azules más guapo que he visto en mi vida. ¿Está mal que le diga guapo al chico que ha estado enamorado de mí toda la vida pero que no he sabido corresponder adecuadamente?
Sin previo aviso Peeta se tumba al lado de mí y sigue sin decir una sola palabra. Se que me está observando fijamente y en cierta parte siento incomodidad porque siento que está sintiendo lástima de mí y no quiero eso de él, nunca he querido eso de él. Después siento como mueve su mano para entrelazar sus dedos con los míos, a lo que yo no reniego y al final los entrelazo con los suyos. Es una sensación increíblemente cómoda y reconfortante. Echaba de menos esta sensación porque también me siento protegida. Cuando él me coge la mano siento que no existe un mundo alrededor de nosotros, solo él y yo.
Así que al cabo de lo que parecen unos minutos me giro y me acomodo en el pecho de Peeta y él al principio se sorprende, la respiración se le acelera, pero al final me recubre con su brazo estrechándome más a él. Puedo notar como los latidos de su corazón han aumentado el ritmo y como me acaricia el pelo suavemente. Quiero poder congelar este momento justo aquí, justo ahora y poder vivir para siempre.
Siempre he sabido que el único que me podría sacar de este mundu oscuro en el que me metí desde que saqué esas bayas, es Peeta y solo él. Ya me lo demostró hace 7 años cuando estaba a punto de morir, lanzándome ese trozo de pan quemado. En ese momento él se convirtió en única esperanza para seguir luchando por sobrevivir. Por eso le doy gracias por no dejarme en estos momentos y estar conmigo aquí, no se si es porque aún me sigue amando o solo por el simple hecho de cumplir pero de todas formas le doy las gracias.
Ya cuando parece que ha anochecido me levanto de su pecho dando por entendido que ya es hora de que se vaya a casa, ya que no quiero que se quede esta noche simplemente por el hecho de sentirse obligado.
-¿Tienes hambre?.- me pregunta una vez que también se pone de pie. Yo solo asiento porque no hhe comido en todo el día nada.- Ven te prepararé un poco de estofado de ardillas.
-No… - ni yo me reconozco mi propia voz, no se cuanto tiempo habría pasado desde la última vez que había hablado. Él se ha quedado sorprendido ante mi negativa pero yo continúo para aclararle las cosas.- No hay ardillas… desde que he vuelto al 12 no he salido a cazar ni nada.
-Ajam entiendo, bueno pues podemos hacer no se ¿tienes verduras?.- me pregunta a lo que yo asiento.- pues podemos hacer un estofado de verduras con un poco de carne que tengo en mi casa.- eso quiere decir que va a dejarme sola para poder ir a por la carne a lo que yo me niego, no quiero que me deje sola. - Espérame aquí voy a por la carne.
Pero antes de que pueda cruzar el umbral de la puerta yo me lanzo y le abrazo. Ya se que es algo estúpido, eso no lo niego, pero no puedo dejar que se vaya. Él tarda rn corresponderse y mantiene sus brazos en los costado, pero al cabo de pocos minutos me rodea con esos brazos que tanto necesito por las noches.
-No te vayas por favor.- digo entre sollozos y con la respiración agitada.- no tengo tanta hambre con el estofado tengo más que suficiente. No me dejes sola, quedate conmigo.- y ahí está la frase más egoísta que le he podido decir en mi vida y a lo que él respondía con un "siempre".
-Katniss pero no has comido nada en todo el día y debes de estar muerta del hambre. Solo voy a tardar un minuto en ir a mi casa coger la carne y venir.- pero yo solo me limito a abrazarlo más fuerte.
-No por favor… mira podemos hacer algún buen postre y con eso te juro que me llenaré pero por favor no te vayas.- le digo suplicando.
-Está bien.- al final accede.
Nos dirigimos hacia la cocina a preparar el estofado, yo pelando y cortando las verduras y él decidiendo que hacer para el postre.
-¿Qué te gustaría para el postre Katniss?.- me pregunta con sus preciosos ojos azules observándome atentamente.
-No sé… todo lo que tú haces es simplemente delicioso así que cualquier cosa será genial.- noto como se sonroja al decirle estas palabras.
-Gracias… pero quiero hacer algo especial.- se queda mirando fijamente a la encimera mientras se muerde los labios. Cuando se muerde los labios está muy guapo.- ¡Ya se!.- grita de repente haciéndome saltar por el susto.
-¿Qué has pensado?.- le digo sonriendo sin saber que se le puede haber ocurrido.
-Hacía mucho que no te veía sonreir así Katniss.- me dice haciéndome ahora a mi sonrojar.- Bueno lo que he pensado es una sorpresa asi que ¿por qué no te vas al salón y enciendes la televisión mientras que yo termino de hacer la cena?.- me dice inmediatamente cambiando de tema a lo que yo le agradezco ya que me estaba poniendo muy roja respecto a su comentario.
Me voy hacia el salón haciendo caso de lo que me ha dicho y expectante por saber que va a preparar de postre Peeta. Enciendo la televisión sin hacer ningún caso a esta observando a Peeta, que se encuentra de espaldas a mi, preparar la cena. Yo no paro de observarle todo el tiempo y no entiendo como no se puede sentir observado porque literalmente me lo estaba comiendo con la mirada. He de admitir que Peeta siempre ha tenido un buen cuerpo sobre todo desde que volvimos de los primeros juegos ha estado ejercitándose día a día aunque él ya era fuerte de antes. Pero lo que más me gustaba de todo su cuerpo eran sus brazos y su espalda, ancha y perfecta. Agito la cabeza para dejar de pensar en el cuerpo de Peeta y me giro para ver el programa que están emitiendo.
Luego cuando creo que han pasado como 20 minutos en los que mi estómago no ha parado de rugir ni un solo segundo deseoso de recibir comida, me llama Peeta diciéndome que la cena ya está lista.
Cuando llego a la mesa ya esta todo preparado a lo que yo le recrimino a Peeta pero él me dice que no quiere que haga nada ya que se piensa que debo estar muy débil.
El postre lo tiene tapado con una tapa de color naranja que no me deja entrever lo que ha preparado a lo que él cuando observa hacia donde dirijo mi mirada me sonrie con esa sonrisa de lado que puede derretir hasta el más corazón helado del mundo.
-Esto está delicioso Peeta.- le digo mientras que devoro el estofado.
-Tranquila Katniss que te vas a atragantar, nadie te lo va a quitar.- me dice medio sonriendo y yo a partir de ese momento como más lentamente.
Cuando ambos acabamos de comer el estofado y un poco de queso que Katniss había encontrado en mi nevera llega el momento más expectante, el postre. No se por qué estoy tan intrigada puede que por el simple hecho de que siento que ha hecho algo especial para mi o porque lo ha hecho Peeta mi chico del pan.
-¿Lista?.- me pregunta sonriendo.
-Venga Peeta que me tienes en ascuas.- le respondo de inmediato . Él retira la tapa y en l plato se puede observar un delicioso pastel de chocolate con nueces a lo que rápidamente mi boca se hace agua.
-Menos mal que Sae había dejado un poco de chocolate en la nevera que si no… se me habría chafado mi plan.- dice riéndose y yo le devuelvo la sonrisa con una mirada de agradecimiento. Nos quedamos observándonos durante unos instantes y él es el primero en retirar la mirada.- Déjame tu plato que te parto un trozo.
-Sí claro toma.- le paso mi plato y me pone un gran trozo de pastel que creo que es incluso más grande que mi cabeza.- Gracias.- le digo cuando me devuelve este.
-¿En el Capitolio nos servían pasteles de chocolate verdad?.- me preguntó.
-Si pero tú nunca los has preparado ¿no?
-Creo que en mi vida los he llegado a hacer como unas 3 veces y no más.- me dice carcajeándose.- pero esta va a ser la primera vez que vas a probar tú una de chocolate hecha por mi.
-Seguro que está deliciosa.
-No es mi mayor especialidad pero…
Yo cojo un trozo del pastel y me lo llevo a la boca, como esperaba está realmente delicioso.
-Es imposible que tú hagas algo que esté malo, todo lo que haces Peeta está delicioso créeme. Esto es sin duda lo más delicioso que he probado en mi vida.- él sonrie timidamente.
Cuando nos acabamos el pastel nos ponemos a recoger todos los platos y vasos que hemos manchado y los lavamos juntos, él fregando y yo secando. Cuando observo el reloj que tengo en la cocina me doy cuanta de que es ya muy tarde y que Peeta no tardará en irse.
-Bueno… creo que tengo que irme ya… es muy tarde.- comienza a decirme.
-Sí entiendo.- digo con una nota de tristeza.
Pero él no se mueve se queda mirándome como si estuviera pensando qué hacer y lo que hace a continuación me deja completamente helada. Se acerca lentamente hacía mi alternando su vista a mis ojos y a mi boca y junta sus labios con los míos. Yo me quedo muy quieta asumiéndo lo que estaba pasando, Peeta me estaba besando y yo no le estaba correspondiendo. ¡Vamos Katniss haz algo! Así que muevo mis labios al compás con los suyos y me sumo en ese beso. Al principio el beso fue lento pero con el paso de los minutos se va volviendo más y más pasional. Con este beso quiero dejarle claro que lo sigo necesitando y que mis sentimientos hacia él son reales. Él me está intentando demostrar que una parte de él sigue sintiendo lo mísmo que el chico del pan por mi.
Noto como su lengua acaricia mi labio inferior para pedir permiso que yo le doy gustosamente y dentro de mi boca nuestras lenguas hacen un juego por saber quien sale victorioso. Mis manos se encuentran en su cabello y las suyas en mi cadera. No quiero que este beso se acabe nunca, no quiero que al romperlo no se vaya a repetir. Pero por falta de aire tenemos que romper el beso.
-Lo siento… yo no debería…- comienza a decir Peeta después de haber obtenido una buena bocanada de aire.- yo solo venía a animarte a que te levantaras… a que supieses que estoy aquí para todo… a ser tu amigo… y lo he estropeado… lo siento.- y salió corriendo sin dejarme decir ni una sola palabra.
Me quedo en la cocina tocándome los labios con los dedos, saboreando el aroma que me había dejado Peeta con ese beso, intentando calmar los latidos de mi corazón. He vuelto a sentir ese hambre que sentí en la cueva y en la playa y se que esto habría pasado de todos modos, que lo que necesito para sobrevivir no es el fuego de Gale, alimentado con rabia y odio. De eso tengo yo de sobra. Lo que necesito es el diente de león en primavera, el brillante color amarillo que significa renacimiento y no destrucción. La promesa de que la vida puede continuar por dolorosas que sean nuestras pérdidas, que puede volver a ser buena. Y eso sólo puede dármelo Peeta. Por eso me prometo que voy a luchar por recuperar a mi chico del pan.
¡Hola! Aquí estoy mis queridos lectores con otra historia, la otra no la voy a dejar abandonada tranquilos. Lo que pasa que me he estado leyendo muchos fics que me han inspirado bastante y el otro día tuve un sueño que era una escena de Peeta y Katniss, aparecerá en siguientes capitulos tranquilos, y esa escena no concordaba con mi otra historia "Te Necesito" asi que he creado esta.
ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO ESTE PRIMER CAPÍTULO QUE BIEN LARGO QUE ES Y PARA MI CREO QUE ES UN BUEN COMIENZO QUE ME HA CONVENCIDO BASTANTE, ASI QUE ESPERO VUESTROS REVIEWS POR FAVOR QUE SE QUE ME LEÉIS MUCHA GENTE DE MÉXICO, ESPAÑA, PERÚ COLOMBIA, ETC, POR FAVOR OS PEDIRIA QUE SI NO ES MOLESTIA ME DEJÁSEIS UN PEQUEÑO COMENTARIO PARA HACERME FELIZ ¿VALE? SI LO HACEIS FINNICK ODAIR OS DARÁ UN AZUCARILLO DESNUDO YO SOLO LO DEJO AHÍ.
¡Besitos dulceeees y con queso!
Celia