Tengo que advertir que mi historia se centrará más en los personajes humanos que en los digimon. Cuando escribí esto, pensaba más en el futuro de los niños elegidos más que en otra cosa. Así que este Fic es para que, quién lo lea, se imagine un final "feliz" para cada personaje.
Cabe aclarar que no busco ganar dinero con esto ni tampoco algún tipo de fama. Este Fanfic está basado en una historia que no me pertenece, por ese motivo, trataré de que todo encaje a la perfección con la historia original.
Me queda añadir que en esta historia no hay un personaje completamente principal, puedo escribir desde la perspectiva de cualquier personaje de Digimon Adventure/Zero Two, o de mi personaje.
Espero que disfruten leyendo!
Volvemos a Empezar
Meses después de destruir a MaloMiotysmon, Davis, Kari, TK y Ken cursaban su último año en la primaria de Odaiba.
Se le había dicho a la gente que los desastres causados por los digimons eran pequeñas publicidades para un nuevo video juego llamado "Digimon Adventure" que consistía en tener una mascota virtual que podías cuidar y a la que debías brindarle ayuda al batallar contra sus enemigo (Utilizando cartas) para subir de nivel.
Todos creyeron eso, se le pagó a las ciudades para arreglar los daños, ya que gracias a estos destrozos el video juego se hizo muy famoso en todas partes del mundo.
Nadie, además de los niños elegidos y sus familias sabía lo que realmente había sucedido.
Por otra parte los pequeños que habían recibido, en la última batalla, un digimon camarada lograron detener el crecimiento de las semillas de la oscuridad implantadas en su interior.
Davis: (Con una sonrisa de oreja a oreja) ¿Qué te parece, Kari? –Ella también le sonrió. –Otra vez en el mismo salón… -Dicho esa, se ruborizó un poco. –No vayas a creer que yo le pregunto cada año a tus padres en que salón estarás y yo me anoto es el mismo ¡NO! Claro que no, eso… sería de niños pequeños.
TK: ¡Claro que no, Davis! ¿Cómo crees que pensaríamos eso de ti?
El rostro de Davis se transformó por completo en una molesta mueca de celos.
Davis: ¡Tú también estas en este salón TK!- Y agregó con un tono bastante falso - Que alegría.
Una risa distrajo sus pensamientos asesinos, una risa familiar, se sorprendió mucho al darse vuelta y encontrarlo a él. Le sonrió, incluso más ampliamente que a Kari.
Davis: (Con real entusiasmo) ¡Ichijouji! No sabía que te habían dejado cambiarte de colegio. ¡Estoy feliz de cursar mi último año con mi mejor amigo aquí! –Aseguró abrazando su cuello en una típica llave de lucha, y frotando con su mano libre la coronilla de su amigo. –Oye… tú crees que es tonto preguntarle a los padres de Kari…
Ken: (Interrumpiéndolo) Todo vale en la guerra y en el amor, Davis, así que si la quieres no juzgo tus métodos para intentar conseguirla. –le dijo mientras se sentaba en una silla vacía.
Davis: ¡Ese es mi amigo! Dame esos cinco Ichijouji.
X: Señor Motomiya –dijo en tono cansado una voz más bien grave. –he ingresado al aula y usted está de pie, gritando y muy lejos de su asiento.
Davis se sobresaltó al oír esa voz tan familiar ¿Por qué el mundo siempre estaba en contra suya? ¿Por qué otra vez debía aguantarse al viejo profesor de Geografía? ¿Por qué a él? Ambos se detestaban, y eso estaba muy claro, pero Davis no iba a permitir que le arruinaran su año. Este era su año. Y nada le haría cambiar de parecer.
Davis: ¡Espere, señor Bunya! Se supone que hoy es el primer día de clases y que los alumnos deben elegir su asiento. –puntualizó con un gesto triunfal en el rostro. Ese profesor no le ganaría la batalla.
Señor Bunya: Así es, señor Motomiya –Davis asintió enérgicamente. –Pero el único lugar vacío que queda está muy lejos de usted. Junto a la señorita Hattori.
Davis miró rimero a Ken, compartía banco con TK. Luego vio a Kari que compartía banco con una niña llamada Mayumi. Entonces se giró, a dos filas de distancia de ellos, en el último banco…
Hana Hattori sonrió ampliamente, mostrando sus frenos dobles, se peinó el largo cabello rosa chicle, se sonó la nariz con un ruido de corneta y le hizo señas a Davis.
El chico lanzó un bufido de disgusto y su rostro reflejaba una gran pena, cosa que aumentó las risas de sus tres amigos. Este no prometía ser un gran año. Era el último de primaria, Davis quería lucirse y conseguir a Kari, pero no había empezado con el pie correcto.
El profesor Bunya hiso que Ken se pusiera de pie frente a toda el aula, y le pidió que se presentara. Con eso, el muchacho, ganó un club de admiradoras ya que él era una persona famosa por su inteligencia y galantería.
Al sonar el timbre que anunciaba el primer recreo, Davis saltó de su asiento con un grito triunfante y se acercó lo más rápido que pudo a donde se encontraba Kari.
Davis: ¿Sabes? Este año necesitaré clases particulares de geografía, y ya que tu sueño es ser maestra pensé que tal vez…
Kari: (Ruborizándose) Mi especialidad son los niños pequeños, pero… tal vez Ken pueda ayudarte en esta materia.
Arrastrando los pies, Davis se alejó hasta donde estaba su amigo.
Ken: No es tu mejor momento ¿eh? -Davis le lanzó una mirada fulminante. –Al menos has conseguido que Hana Hattori te mirara.
Davis proyectó un grito de furia mientras hacía una rabieta que ya no podía retener.
...
Kari: Si, creo que estaría bien así, hace mucho que no vamos allá.
TK: Entonces… nos vemos en el lugar de siempre cuando suene el timbre de salida.
La niña asintió sonriendo.
Davis: ¿A dónde van ustedes dos?
Los dos chicos se sobresaltaron al oír la voz de Davis, habían pensado que estaban solos en ese pasillo, pero no era verdad. Seguro Davis lo había escuchado todo y ahora se molestaría con ellos por organizarlo sin decirle antes ni una sola palabra.
TK: Ya íbamos a decirte, Davis… pero no creemos que esto pueda funcionar, por eso…
Davis: (Sonriéndole solo a Kari) Están teniendo problemas de parejas ¿A que si? –les soltó casi saltando de alegría.
TK: (nervioso Tartamudeando) ¿Problemas Pro-q-qué?
Kari: (Sonrojada) Nosotros no estamos saliendo.
Davis cruzar los brazos.
Davis: (Molesto) Ah, sí, claro y susurraban que se verían no sé dónde a la salida.
El chico no sabía si lo que sentía eran celos o si en realidad estaba triste porque Kari le había mentido.
TK: (Algo avergonzado) Pensábamos ir al digimundo después de clases, pero no sabemos si la puerta seguirá aquí.
Davis: Oh.
Se sonrojó hasta el punto de parecer un tomate. Le dio vergüenza hacer una escena de celos tan abiertamente y sin ningún sentido.
Kari: Te apuntas ¿Verdad?
Davis: Si tú vas yo voy.
La chica le sonrió y sus esperanzas volvieron a las andadas. Pero en cuanto todos volvieron a entrar al salón, el ánimo de Davis volvió a bajar. La presidente de su club de admiradoras secretas pero no tan secretas, Hana Hattori, no paraba de incomodarlo y lanzarle frases que podían interpretarse como otra cosa. Lo único que pensaba él ahora, era que irían al digimundo en un par de horas, tan solo un par de horas.
...
Kari: Puerta al digimundo ¡Ábrete!... no funciona… no se abre.
Se encontraban en la sala de computación, Kari estaba frente a un ordenador con su D-3 rosado apuntando a la pantalla donde se podía ver la entrada, cerrada, al digimundo que el año anterior habían estado utilizando para transportarse.
Davis: Déjame a mi… Puerta al digimundo ¡Ábrete! ¿¡!? ¡Ábrete! ¡Ábrete!
A los cuatro digielegidos no les gustó nada la noticia, ¿Por qué la puerta no se dignaba a abrirse?
Kari: Tal vez no reconozca nuestros D-3.
TK: (Negando con la cabeza) Imposible, la puerta se abre ante cualquier D-3.
Ken: debamos (Encogiéndose de hombros) esta vez utilice Computadora Otra.
Davis: (Cruzándose de brazo y frunciendo el ceño) No. Las otras no tienen la entrada. Izzy las revisó el año pasado, las otras computadoras son normales.
Ken observó la máquina con detenimiento, sin comprender a qué se debía este problema.
Ken: ¿Tendrá algún virus?
La idea los puso algo inquietos a todos ¿Qué tal si era así? No podrían volver a ver a sus amigos, no podrían volver a abrir la puerta, jamás volverían a pisar el digimundo.
TK: ¿Por qué no vamos a visitar a Izzy? Él podría ayudarnos.
Davis volvió a cruzar los brazos, con terquedad.
Davis: "No me voy a mover de aquí sin ver el Veemon!
Kari: Yo estoy de acuerdo contigo, TK. Izzy es muy inteligente y sabe mucho sobre el digimundo, creo que deberíamos consultarle a él antes de intentar otra cosa.
Davis cambió la cara y con un gesto animador, agregó:
Davis: Entonces… ¿Qué esperamos? ¡Vamos a ver a Izzy!
Ken y TK se rieron por lo bajo y Kari se mordió el labio inferior para abstenerse de no unirse a las risas.
Kari: Lo llamaré para avisarle -Marcó los números en su teléfono celular- Hola ¿Se encuentra Izzy?... Si, señora Izumi… dígale por favor que me llame cuando llegue… soy Kari Kamiya… claro señora Izumi… no se preocupe señora Izumi… si… ajá… gracias, señora Izumi… adiós, señora Izumi. -Cortó la comunicación y con un tono triste en la voz añadió:- Izzy no está.
Davis: (Quejoso) ¡Genial! ¿Y ahora qué hacemos? Nada funciona.
Se dejó caer en una silla vacía cerca de la computadora y se llevó las manos a la cabeza, estaba seguro de que no entrarían de nuevo. La puerta se había sellado de tal manera que nada la abriría.
TK se acercó a él y colocó su mano en el hombro de Davis. El muchacho levantó la vista y vio que sonreía. ¿Cómo podía sonreír en un memento así? ¿No se daba cuenta de que no volvería a ver a Patamon?
TK: No pierdas las esperanzas, Davis, ya pronto veremos a nuestros amigos.
Kari: (Sonriendo) Si, TK tiene razón. No nos desanimemos.
Entonces a TK se le iluminó el rostro. Algo llegó a su mente, no creyó que funcionaría pero algo le decía que debía intentar y él no perdería las esperanzas por nada del mundo, esa era su esencia. Debía intentar.
TK: Déjenme probar algo… -Se acercó al enchufe de la computadora y tiró de él hasta liberarlo; la maquina se apagó por completo con un fuerte ruido, entonces el muchacho se paró frente a la pantalla, levantó su D-3 y dijo:- Jamás perderé las esperanzas de volver a ver a Patamon. -La ventana con la entrada al digimundo apareció y la puerta se abrió. Al niño se le escapó una gran sonrisa- Niños elegidos ¿Vamos?
Kari y Ken rieron, más del alivio que de la gracia, y los cuatro amigos desaparecieron de la sala.
...
Al volver al digimundo todos sintieron una gran alegría, pero sus digimons no estaban allí para darles la bienvenida. El lugar no daba señales de una guerra, el césped verde, los árboles sanos, y el río arrullaba a un costado, ¿Por qué, si tan lindo se veía, tan extraño parecía?
Kari ahogó un gritito que hiso que los tres niños se voltearan a verla.
Kari: ¡Miren ahí! -Ella no señalaba a lo lejos, si no detrás de ellos, a unos metros de donde estaban. El televisor, que hacía unos pocos meses les había servido tanto, se hallaba rota y su alrededor estaba lleno de vidrios rotos y pedazos de plástico. –Es por esto que no funcionaba. ¡Está hecha pedazos! ¿O nosotros la rompimos?
Por unos segundos, los cuatro hicieron silencio. Entonces Davis cayó en la cuenta de algo importante.
Davis: ¿¡Quieres decir que nos quedaremos aquí para siempre!? ¿No podremos regresar?
Eso era algo improbable, si pudieron llegar se podrían ir, ¿O no?
Ken: Sí, si podremos regresar- -aseguró. –había montones de estos televisores en muchos puntos del digimundo, no pueden estar todos rotos.
Kari: Opino igual. Sigamos caminando, y tal vez nos encontremos con Gatomon y los demás.
Largo rato los niños elegidos caminaron, por la orilla del río y por el medio del bosque, se separaron y se juntaron pero no encontraron rastros de ningún digimon (ya sea amigo o enemigo), ni de los televisores.
Davis: Ya nos queda poco tiempo… no hemos visto ninguna televisión en horas… mis padres van a preocuparse mucho.
Kari estaba un poco deprimida por no encontrar a Gatomon y le frustraba no saber si podrían o no regresar a sus casas, ¿Se molestarían sus padres con ella si llegaba un poco tarde a casa de lo habitual?
Kari: Ojalá pudiera comunicarme con Tai, pero no sirve mi teléfono, se ha apagado y no puedo volver a prenderlo.
Ken: Ya estamos perdidos, no podemos regresar, por lo menos no hoy. Mejor elijamos un buen lugar para que podamos pasar la noche.
Cuando todos estuvieron de acuerdo en un espacio ni tan cerca del río, ni tan cerca del bosque, Davis y TK fueron a buscar leña, mientras Ken ayudaba a Kari a armar una especie de tienda con ramas y hojas.
La noche arrasó con todo, oscureció de golpe y las estrellas aparecieron en el cielo, pero ni Davis ni Ken se quedaron a verlas. TK no podía dormir, seguía dándole vueltas al asunto de cómo fue que llegaron allí, y de dónde estaban todos sus amigos y de él problema de las televisiones.
Kari: Son hermosas ¿No?
Ella miraba las estrellas, tan diferentes a las del mundo real, estas se veían tan cerca, tan brillantes, tan maravillosas, la noche era de las estrellas, no de la luna. Esos extraños fenómenos del cielo danzaban alegrando la oscuridad, pero…
TK: (Distraído) Son diferentes.
Kari: ¿Por qué estás tan callado? En días normales me habrías dado una respuesta algo más larga sobre las maravillas del cielo nocturno y sus… ¿¡Estas siquiera escuchándome!?
TK: ¿Qué?
La chica lo golpeó en la nuca con expresión sorprendida, era la primera vez en la vida que estaba siendo ignorada por TK Takaishi.
Kari: ¿Qué te sucede?
El chico tardó en responder.
TK: Estaba pensando… ¿Por qué pude abrir la puerta? ¿Por qué sentí que solo yo podría? ¿Por qué la abrí diciendo eso? ¿Cómo supe decir eso?
Kari comprendió ahora lo que le sucedía, se sentía culpable.
Kari: Yo… no lo sé… deberías saberlo tú.
TK: Pero no lo sé. No lo sé y no entiendo… ¿Dónde esté Patamon? ¿Y Gatomon? ¿Por qué están rotos los televisores?
Eran preguntas difíciles, ¿Por qué tan solo no dejaba de culparse tanto?
Kari: Esas son cosas que no puedes responderte tu solo TK, nadie de nosotros lo sabe.
TK: ¿Y por qué siento que todo vuelve a empezar?
Eso último no lo entendió.
Kari: ¿A empezar?
TK: Llegar al digimundo y no poder regresar, no saber cómo, saber que algo malo te asecha y no saber que, saber que estas en peligro pero no saber porque, saber que tus amigos están en peligro y no saber cómo ayudarlos… me pregunto, ¿Por qué tuve que abrir esa puerta?
Kari: No te culpes TK, no podrías haber sabido que no lograríamos volver.
TK: Eso no quita como me siento.
El muchacho corrió la cabeza mirando hacia otro lado, la verdad era que no quería hablar.
Kari: ¡Entonces ya no sé qué hacer! Hablaste de no perder las esperanzas y fuiste el primero en bajar los brazos.
El arrugó el entrecejo algo fastidiado.
TK: No me esperaba esto.
Kari: ¿Del digimundo o de ti? -Los ojos del muchacho se abrieron como platos. –Descansa… mañana nos levantaremos con el sol para seguir buscando.
Bueno... espero que les haya gustado, esto es solo el principio y será un fanfic muy largo :D
Gracias por haber leído!